Partida Rol por web

La estrategia de combate es simple: fundir al bicho a disparos desde mi posición.

Apuntas con el arma mientrás que la cosa se aproxima y le descerrajas 3 tiros con tu pistola retumbando en la sala, 2 de los tiros impactan reventando parte del "pecho" de la figura y con una de las garras quedando sujeta solo por un hilillo de hueso y carne, el otro impacta en el techo pues los nervios y la propia fuerza del arma de fuego hace que sea algo más complicado acertar. La figura gime horriblemente sin nínguna boca que saque ese sonido y se lanza hacía tí intentando tirarte al suelo.

Recogeis a todo correr los utensilios que veis más utiles en el pequeño cubiculo y os alejais hacia las escaleras a todo correr, mientrás que en la pequeña sala os llega una voz infantil:- Un misisippi, dos misisipis...- En tanto que oyes disparos algo silenciados por las paredes protegidas de piso de arriba, Cole tuerce el gesto y Rachel grita conmocionada:- Esa loca al final a disparado... - A pesar de la queja sigue al hombre quizás agarrandose a la única esperanza de estar junto a él para sobrevivir a esta debacle.

La cosa se lanza encima tuyo tirandote al suelo y haciendo que tu arma se aleje unos cuantos metros suelo a traves. El olor acre de la criatura te embarga, y los gemidos horrendos de la criatura se amplifican como si estuviese disfrutando de la situación, una de sus garras te toca el pelo delicadamente, mientrás que las otras intentan agarrarte los brazos fuertemente...

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-Me cago hasta en la puta!!

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-Dijo la que ha improvisado un machete pienso mientras cargo con todo mi peso contra la en teoría endeble puerta que nos separa del tercer miembro de nuestro peculiar grupo.

-Te juro por dios que como no tengas un buen motivo... -Mascullo entre dientes incluso antes de que la puerta se abra.

La criatura esta pesadamente sobre tí, y aunque intentas levantarte para coger la pistola, solo puedes alargar la mano, pero es imposible que la cojas, mientrás que la criatura parece disfrutar de la frustrante situación en la que te encuentras, y sujetandote de las dos manos, con su otro par, empieza a destrozar tu   cazadora vaquera que levas y escuchas como gime... el único sonido que provoca y como su olor te llega a las fosas nasales...

Cuando de repente escuchas como la puerta se abre y vienen Cole y Rachel armados con un paraguas de acero y Rachel con una especie de machete, están a unos pasos de la pistola, pero desde su posición no la ven.

Abrís de un golpe la puerta que lleva al pequeño museo, mientrás que escuchais el último misisippi y un "listos o no alla vamos... " casi musical pero igualmente malicioso. Pero la escena que os espera tampoco os separa del horror, en el museo la lúgubre luz apenas ilumina unas vitrinas, mientrás que el hilo donde debían de dar explicaciones solo se escucha un monotono tono de voz grave apenas audible y casi que mejor, pues no parece del todo humano. Trás mirar a los dos lados todavia nerviosos, escuchais un gemido, como de dos amantes dandose placer... más lo único que veis es una silueta humanoide recubierta de piel y que de su tronco sale otra figura igual de indefinible... como si fueran dos amantes copulando pero que estuvieran unidos por la cintura... están encima de Alicia que intenta resistirse, pero agarrada firmemente por un par de garras, mientrás que el otro par está destrozando la ropa, a saber con que intenciones...

-Esto no debiera excitarme -Pienso incomodo durante un segundo antes de que los años de experencia tomen el control de mis acciones.

-Busca la pistola! -Ordeno a Rachel mientras golpeo infructuosamente a la criatura en intentando liberar a Alicia de su Garra. Mientras intento mantenerme alejado de las garras que no la están sujetando [1].

-¡Allí, allí! ¡Pásame el arma!- Grito colérica a Rachel con una de mis peores caras y le señalo la ubicación de esta, mientras intento liberarme de la abominación que tengo encima.

Rachel se queda en la puerta, mira a su alrededor en busca de algo que pueda servir de parapeto para que nadie (ni nada) entre.  Corta el cable del altavoz, aunque este sigue funcionando con sus ruidos grotescos, aunque estais en problemas mayores para fijaros en ese detalle, en tanto Rachel con el cable cortado hace un nudo en el pomo y un radiador.

En tanto Cole se acerca a la cosa que está encima de Alicia que intenta desesperadamente sacarsela de encima, hasta que consigue apoyo y con una fuerte patada la lanza contra una de las vitrinas que revienta al contacto de la masa bicefala que gime, aunque por el tono no sabeis si de placer o frustración. Cole aprovecha y con el paraguas con la punta de acero se lanza a trinchar a la criatura, pero no está tan atontada como parece y se aparta del golpe.

Con Alicia ya liberada, se lanza a por la pistola, pero la criatura parece notar que está en desventaja y se aleja por las vitrinas hacia la oscuridad, desapareciendo como si fuera una sombra más... Ahora estais solos en el museo, con la puerta cerrada por Rachel, que parece satisfecha del bloqueo y que os mira con la cara desencajada de horror, a pesar de la pequeña sonrisa que muestra. El volumen de los altavoces decrece hasta dejar todo en silencio a excepción de unos pasos que suben por las escaleras.

-Estas bien? -Pregunto a Alicia mientras examino superficialmente sus heridas y agradezco que no tenga nada que pueda solucionar temporalmente con mi pañuelo de campaña color caqui. -Con esto servira hasta que lleguemos a la Trail. -Añado mas tranquilo de lo que debería.

-Rachel. Bien hecho, pero alejate de la puerta.
Alicia. ¿Que ha pasado? -Pregunto mientras le ayudo a incorporarse y comienzo a buscar otra salida o algo que nos resulte mas útil como arma.

Las heridas de Alicia son simples rasguños provocados por las garras mientrás que intentaban arrancarle la ropa, por lo que trás unas pequeñas comprobaciones y que no parece estar infectadas las dejas estar. Alicia esta en shock y no responde a tus preguntas solo masculla para ella misma y mira hacía donde la criatura ha desaparecido, no parece acordarse ni de que su arma todavia sigue a unos metros de ella, y se ha quedado a mitad de camino de recogerla.

Rachel se aleja de la puerta rapidamente, sin que tuvieras que pedirselo y al ver el arma en el suelo la recoge, aunque por las maneras de cogerla no parece haber tenido una en sus manos en la vida y se la da a Cole, comentando:- Yo no se de estas cosas... además no parece que Alicia este para estos trotes. Aunque casi la comprendo, la presión...- Mira a Cole con ojos implorantes:- Cole, ahora estamos todos... por favor, te lo pido salgamos de aqui ¡ya!- La mirada de Rachel esta algo desquiciada y con la guillotina en sus manos casi resulta igual de inquietante que el silencio que ha surgido al desparecer la criatura. No podeis escuchar nada de afuera, pero estais seguros de que los niños, esos niños mutantes, están esperandoos dispuestos a cazaros para su diversión.

Al fijaros con calma en la habitación os dais cuenta de que ha demás de las estanterias con cachivaches y libros y las luces debiles que lo iluminan, no hay nínguna mala puerta a la vista excepto la que está cerrada con el hilo del altavoz.

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Con movimientos automáticos saco el cargador y compruebo la recamara para asegurarme de la munición [2] y el estado del arma mexicana. La dejo segura en uno de los amplios bolsillos del pantalón antes de aprovechar el respiro.

-Bien, no hay otra salida que esa -Indico vagamente la puerta. -y este no es un lugar acogedor.

Alicia! escuchame tienes que tranquilizarte [3], tenemos que salir de aquí.
Rachel ayudala. Pase lo que pase haz todo lo posible por no herir a los niños, si no os ponen en peligro inmediato a ti o a Alicia limitate a correr hacia la escalera de incendios.

Rachel coge del brazo a Alicia para levantarla lo que le supone un gruñido, pues Alicia es bastante pesada, además de que Rachel intenta no hacer ningún comentario sobre la higiene de la motera. Rachel comenta:- Cole, no creo que esas cosas sean niños, quizás lo fueron pero, pero- La bella mujer tiembla sumida en sus pensamientos para después volver a hablar con algo más de seguridad:-Cuando dimos la vuelta al edificio había ventanas tambien por la parte de arriba.-Se mueve alejandose de la puerta bloqueada:- Veamos donde esta la puerta de emergencia... Tiene que haber una por aquí- Aunque lo dice sin demasiada convicción. En tanto Alicia sigue sin actuar, parece que el shock le sigue durando, pero al menos avanza mientrás la lleva Rachel.

Cole prepara el arma para que no sea un peligro, ya tienen suficientes preocupaciones en la cabeza para andar con un arma que se puede disparar mientrás andan corriendo. Y acompaña a las dos mujeres, en tanto escuchais como la manilla de la puerta intenta abrirse sin resultado, la habitación insonorizada provoca que no escucheis lo que comentan afuera, pero casi que es peor pues vuestra imaginación os hace pensar en cosas horribles dichas por voces infantiles. Trás un momento lo que os temiais, un golpe seco hace que la puerta cruja...

Adentrarme entre los expositores con esa cosa por hay no me parecía el mejor plan. Pero lo cierto era que nos evitaría el enfrentamiento con los niños.

-Y no pienso volver a verme en una situación así. -Me digo a mi mismo mientras el olor a salitre y el sabor metálico de la sangre ajena acuden a mi memoria.

Ademas en un museo de pueblo como este no nos debiera ser difícil encontrar algo mejor con lo que completar nuestro arsenal. -O el maldito motivo por el que el doctor nos envió aquí.

Me hallo cerca de la entrada, junto a las figuras de mis compañeros que habían llegado al lugar en una favorable intervención. Poco a poco voy recuperando mi presencia de ánimo.

Lo que veo es confuso, las siluetas de Cole y Rachel, así como todos los objetos de esta lúgubre, oscura y funesta estancia parecen duplicarse y mostrarse superpuestos y traslucidos, mezclándose como si yo me hubiese bebido todo el vino del condado. Las voces de mis colegas llegan a mis oídos como distantes, como murmullos.

Poco a poco me recupero de ese estado, semejante al del soldado que le explota una granada a varios metros de distancia.

Me palpo, para atestiguar que todo mi cuerpo sigue en su sitio. Me doy cuenta de que mi chaqueta está rota, pero poco me importa en comparación con todos los extraños sucesos vividos desde que llegué a este maldito pueblo.

Saco de la mochila la botella de vino, y doy un gran trago, tras ello la guardo. Luego hablo con los demás:

-Yo...- Mi voz suena ronca y entrecortada en un primer momento, a pesar de haber suavizado mi garganta con el licor de uva -Esto ya me está superando, son demasiadas cosas que tengo que compartir con vosotros, no solo este suceso. Pensaba que eran imaginaciones mías, pero está visto que no.- Comento, tocándome la chaqueta como ademán -No se lo que sucede, se escapa a mi entendimiento.....-

Doy unos pasos hacia la puerta. -¿Por qué está esto cerrado?- Digo antes de comenzar a quitar el cable, pero detengo mi acción al escuchar la manilla y el gran golpe, que hace que de un respingo y retroceda lentamente hasta la posición de Cole. -Por favor, dime que no hay otro de esos seres allí afuera.-

Ante el miedo de la nueva amenaza busco mi pistola en el morral, pero recuerdo que se me calló al suelo en la escaramuza anterior.  ¡Joder, donde este mi arma coño!-

Comienzo a buscarla por la estancia, así como otro lugar por el que salir de allí, como por ejemplo, una rendija de ventilación.

-Alicia tranquila -comienzo alejándole firme pero amablemente de la puerta. -Hay al menos otras dos criaturas fuera. Por eso necesitamos que nos ayudes a buscar, y nos cuentes esas “cosas que necesitas compartir” -De hecho tendríamos que haber empezado por ahí so borregos -apostillo mentalmente mientras esquivo cuidadosamente el tema del arma.

-Cuando se tranquilice, y deje la botella, ya se la devolveré.

Los golpes atronadores a la puerta que solo se sujeta por un hilo enrollado de cobre empiezan a ser preocupantes, pues no sabeis cuanto tiempo aguantara una puerta de madera ante esas embestidas. Vuestra busqueda de cualquier sitio para escapar os lleva a buscar las zonas de ventilación, pero estás son demasiado pequeñas, para que quepa nadie. Cuando ya dais todo por perdido y estais rozando la idea de dar una última resistencia en el interior de la sala,  mientrás estais desplazandoos por la habitación siguiendo el pequeño laberinto de estanterias, finalmente Cole consigue  ver una pequeña puerta  para casos de emergencia, todos no podeis dejar de pensar que nunca habría un momento más apropiado que este, para utilizar esta puerta. La luz del pequeño cartelito de emergencia está apagada y oculta entre las sombras por lo que no es de extrañar que en la penumbra apenas fuera visible. Utilizais la manilla, pero al solo roce de la mano de Cole, la manilla se cae al suelo con cierto estrepito, mientrás que al otro lado ois como cruje la puerta principal y una voz infantil os comenta:- Listos o no alla vamos...- Con cierto tono musical que acentua la burla en sus palabras.