Partida Rol por web

Levanto la trampilla y ordeno. -Levy. ¡Granada!

En cuanto el pequeño explosivo detona [1] comienzo a descender iluminando mi camino con la pesada linterna. El cristal de la foto destellea ocasionalmente al encontrarse con el haz luminoso y casi parece que estuviera descendiendo por el interior de una tormenta.

Cole actuó con celeridad. Sin perder tiempo ordenó a uno de sus soldados que creara una distracción para dirigirnos al único sitio posible en aquel lugar: la trampilla.

Después de que él iniciara el descenso, me lancé yo a seguirlo. -Vamos Rach! es la única salida!- sabía que estábamos siendo conducidos hacia una trampa, pero no quedaba otra. Ya había quedado patente que no podríamos volver sobre nuestros pasos.

Están en las últimas y solo existe ese camino para poder salir de esa habitación, de ese lugar iluminado. Sabe que están jugando con ellos y que es posible que esas escaleras bajen hacia un punto sin retorno, pero es la única forma de salir de allí, de acabar con ese maldito juego mortal que se ha llevado a tantas vidas por delante... seguramente, muchos otros han muerto antes que los de nuestro grupo... lo ponía en los historiales de aquel despacho.

Sigue a sus dos compañeros.

La trampilla se abre con facilidad, al parecer ha sido engrasado con regularidad, el ruido de la metralla, de la pequeña explosión y de los gritos de los enloquecidos paseantes se convierten en una cacofonía terrible. Pero conseguís llegar al interior de una especie de cueva y cerráis la tapa detrás vuestro. Solo hay un camino, aunque esta tan lleno de trastos infantiles que casi parece el trastero de una jugueteria, la mayoría es de niña, muñecas, casas, vestiditos, cocinitas... Al fondo se escucha el murmullo de la música de los pitufos.

-Gracias soldado. -Musito recordando a Tomas y preguntándome si estará bien.

Me retraso un poco al recordar los planes para crear una familia que Sara y yo tantas veces hemos aplazado. -Si salgo de esta buscare un trabajo en el medio oeste y tendremos hijos. -Me prometo a mi mismo.

Compruebo con cuidado los rincones con el luminoso haz mientras me apresuro para alcanzar a las chicas.

La trampilla se cerró por encima de nuestras cabezas y el ruido proveniente de la superficie se apagó. El silencio que debía invadirnos fue reemplazado por una musiquita insidiosa, propia de alguna película infantil o serie de dibujos animados de esos que estaban de moda y que no conocía pues no tenía niños. Comenzamos a caminar y a nuestro alrededor parecía haber una juguetería abandonada. ¿Qué clase de monstruo albergaba aquel lugar? ¿Qué es lo que había hecho y por qué?

Avanzáis entre siniestros recuerdos de infancia todos con los ojos abiertos que parecen escrutar vuestro paseo por sus dominios llenos de polvo y mugre, algunos de los muñecos y juguetes aparecen desgarrados, mordidos y despiezados mientras que otros tienen apariencia aseada y brillante, como si alguien hubiese estado cuidándolos hasta el extremo. Solo unos 20 metros os separan hasta el origen del sonido, una risotada siniestra suena cuando la música de los pitufos resuena por alguna gracieta de la serie. 

Seguimos avanzando en medio de aquella juguetería macabra, sin poder hacer nada más. El camino era único, nuestro destino estaba señalado desde el momento en que habíamos puesto los pies en aquel pueblo maldito y no había vuelta atrás. Adelante, siempre adelante. De una forma u otra, aquello estaba por alcanzar su final.

Escuché la risa espeluznante de nuestro enemigo y me estremecí. Qué clase de monstruo nos aguardaba allí, al final del pasillo? No quedaba mucho para averiguarlo, pero la sangre se me había helado. Sin pronunciar palabra, mirando hacia todos lados, pero especialmente a mis compañeros, continué con el avance temblando de miedo. Por primera vez en todo aquel lío comenzaba a sentir que tal vez no pudiera salir viva de allí.

Aquel lugar... nada bueno puede haber en ese lugar. Reina un caos que solo puede ser creado por un ser inestable mentalmente y es lo que piensa que es el creador de todo ese macabro juego. Intenta no mirar hacia los juguetes destrozados o a los que están relucientes, rayando la obsesión.

La risotada que se escucha no muy lejos de ahí parece confirmar que todo eso es obra de un monstruo loco y su compinche, el doctor... aunque sea un compinche fortuito. Todo le recuerda a una niña y a un médico... el libro de cuentos, la foto, la muñeca, el bisturí... el despacho donde encontraron la foto...

Alguna relación tiene que haber.

Algo hay mal en las sombras del lugar, sobretodo en una en particular y escucháís el sonido del metálico de algo que se esta acercando al borde de uno de los rincones llenos de objetos, parece que hay alguien acechando un poco más adelante. Parece que hay alguna sorpresa desagradable antes de encontraros cara a cara con el monstruo que gobierna el lugar.

Me acerco a las chicas y les susurro. -Pase lo que pase no pareis

-Enfoco el haz de luz de la linterna hacia el inquietante sonido y me preparo para enfrentarme a una nueva abominación.

Cuando ya creía que el desenlace estaba a la vuelta de la esquina, un inquietante sonido me hizo girar. Era de esperarse. El muy maldito que nos había metido en aquel juego absurdo y macabro no nos iba a hacer las cosas fáciles. Es más, el muy cobarde seguía sin mostrar su rostro, enviándonos trampas y peligros uno tras otro sin ensuciarse sus propias manos para acabar con nuestras vidas. Pues bien, lo tendría difícil. Habíamos llegado hasta allí y yo no pensaba vender barato mi pellejo.

-Ok Cole- me coloqué a la derecha de Rachel, sin dejar de mirar hacia donde enfocaba el poli con la linterna, intentando penetrar aquellas sombras extrañas, ajenas a la propia oscuridad. De reojo, miré a mi alrededor. Tal vez, entre aquel cementerio de juguetes olvidados encontrara algo que pudiera servirme para defenderme en caso de tener que pelear cara a cara con aquello que nos estaba acechando.

Al ver que se ponen en guardia, coge más fuerte el arma. No sabe que han visto, pero si están nerviosos es que no puede ser nada bueno. ¿Es que todo eso no se acabará nunca? ¿Tanto rencor tiene hacia los humanos el monstruo ese? ¿Qué le han hecho: encerrarlo para toda la eternidad?

Seguro que tiene que tener un cupo de almas desgraciadas para romper algún tipo de sello y ser libre para hacer sucumbir al mundo en la oscuridad o algo así porque sino no entiende su obsesión por matar a todos los humanos que se acerquen al pueblo, ya sea en nombre del doctor o por su propia cuenta.

Un hombre sale a la luz de la linterna, lo reconocéis por un solo momento como el tipo que habíais tirado del coche,  aunque debería estar más que muerto por sus heridas y por la forma extraña que se mueve su cuello ha conseguido levantarse y coger una pistola al parecer, con la que dispara a bocajarro a la despistada Tiffany acertándola en el hombro, una herida de la que empieza a brotar sangre. El hombre le dice:- No voy a dejar que lleguéis, la vida del pueblo... es...- Cae al suelo, sangre negruzca sale de su boca y sus ojos pierden todo brillo.

Rapidamente aplasto la muñeca del cadaver con mi bota y le arrebato el arma. Por un segundo considero vaciar el cargador en el maldito lacayo. Pero los gemidos de Rachel me obligan a conformarme con patearle la cabeza.

Sin dejar de vigilar al zombi pregunto a la pelirroja. -Tiffany estas bien?

-En la caja de herramientas hay cinta americana. Tendremos que conformarnos con eso.
-Rach vigilas o parcheas? -Pregunto indicando la pequeña caja que custodia desde que huimos de la Trailduster.

-Ahhhhrrrrgggggggg- el impacto de la bala me tomó por sorpresa. Nunca había recibido nada parecido y el shock inicial hizo que en un principio no notara cuanto dolía realmente. Pero apenas unos segundos después, mi cuerpo acusaba con creces lo que estaba sintiendo mi hombro.

-Maldita, maldita sea!!!- grité con impotencia. -Duele como los mil demonios- respondí a Cole -pero puedo seguir. Vamos. Rachel, ayúdame con la cinta, no podemos perder tiempo.- No solo teníamos que acabar con ese engendro. También debíamos terminar con todo ello cuanto antes porque sentía que si no iba a un hospital pronto, me iba a desangrar.

El disparo, a pesar de estar mas o menos atenta, la pilla desprevenida y da un pequeño bote, como asustada... aunque más por el ruido que por otra cosa. Se gira al escuchar el grito de Tiffany y coge la cinta adhesiva que tiene Cole. Con un trozo de tela hace una especie de cojinete para apretar sobre él y no sobre la herida directamente y coloca la cinta de forma que apriete e intente parar la hemorragia.

-Quiero que esto acabe pronto... a ver si no nos encontramos nada más...

 Rachel hace un pequeño arreglo para que no se desangre Tiffany, al principio piensa que va a ser en vano, pero la sangre se detiene, ahora ya no mana aunque cubre de color rojo la tela que ha utilizado para presionarla. Algo se mueve  en la habitación contigua, sus pasos pesados retumban en la cueva, sea lo que sea debe ser enorme y pesado, se escucha un gran golpe contra la pared, parece que acaba de lanzar algo contra ella, tras un momento una voz grave de tono visceral, proclama:- Maldita sea, ya os he oído, me habéis sacado de mi programa favorito, y habéis hecho lo que os ha venido en gana en mi pueblo- Con un tono mal calmado, aunque más fúnebre dice:- Venir, terminemos esto de una vez.- En tanto os parece escuchar que alguien abre la escotilla, puede que los vecinos hayan rebasado a los soldados ...