Partida Rol por web

A través de un camino vecinal que atraviesa los campos, llegáis a un puente de unos tres metros de longitud. Al otro lado, y a orillas del lago Ness, descansan las ruinas del castillo de Urquart, destruído en el siglo XVII para que no pudieran utilizarlo los jacobitas. Durante el trayecto, una espesa niebla ha hecho aparición (novedad!) dificultando la visibilidad en gran medida.
Ya en los alrededores del castillo, Kevin alarga su mano dirigiéndose a Bruce y Patrick.

- Los aposentos de Sarah están protegidos por un halo de energía maligna y es imprescindible realizar una breve ceremonia con la cruz... y una gota de sangre de alguien del clan Munro.

Bruce reacciona algo alarmado ante las palabras de MacDougall. No sabe si debería fiarse de él, pero tampoco parece que les queden muchas opciones. Aún le parece increíble que pueda vivir alguien en estas rocas. Resignándose al destino que les empuja a confiar en este misterioso monje, se encoge de hombros y añade aparentando una tranquilidad que no tiene.

Si que lo tenía usted complicado para visitar a la dama sin la daga y sin Dingwall, señor MacDougall. Porque yo no creo que tenga sangre de los Munro en mis venas, e imagino que habrá menos aún en los compañeros del continente dice Bruce abriendo su chaqueta al invernal, gélido y cortante aire de las montañas.

Bien, acabemos cuanto antes. Saca la daga y mira hacia Dingwall confiando en que no sea hemofóbico. Una gota no más.

Mientras sólo sea una gota... murmura Patrick subiéndose la manga de la camisa.

De rodillas y con la cruz en alto, Kevin musita unas frases en un idioma que Gary logra reconocer como hebreo. En su rostro, gruesos goterones de sudor perlan su frente. Las venas de su cuello parecen a punto de reventar. Con la gota de sangre depositada, Kevin cierra los ojos y murmura de nuevo en hebreo. Al momento, una ligera brisa de aire hace aparición, provocando el suave movimiento de la vegetación. A lo lejos, un ave nocturna ulula mortecinamente y echa a volar. Tras unos segundos de trance, un relámpago cae de los cielos abriendo un agujero considerable en la tierra. Huele a ozono y a tierra quemada. Unos escalones, construidos en un material semejante al hielo, pero que no resbala, conducen a los aposentos de Sarah Urquart, tal y como indica Kevin.

- Yo me encargaré de Sarah. Vosotros estad atentos y tened cuidado, quién sabe lo que nos espera ahí abajo.- dice Kevin guardándose la cruz.

Las escaleras os conducen directamente a lo que quinientos años antes pudo ser una especie de salón. La estancia tiene forma de cruz; según se entra hay dos (1 y 2) puertas, una a izquierda y otra a la derecha. La estancia continúa y se bifurca, conduciendo a otras dos puertas (3 y 4). Finalmente, el salón sigue y aparecen otras dos puertas (5 y 6). Huele a humedad, pero el lugar no está en unas condiciones tan pésimas como pudiera esperarse.

Gabriel algo achispado, estaba en la cola de la comitiva, a pesar de la prisa del resto, tuvo tiempo para peinarse antes de la gran cita. Observo el ritual y escucho con atencion lo que Kevin decia.
"Como era... Mi ebreo esta un poco oxidado pero tal vez repasando... calla y escucha estupido."

Sorprendido por lo que sudecio instantes despues, continuo a sus compañeros sin demasiado entusiasmo, el no tenia super poderes o una daga bendita para protegerse, que se supone que estaba haciendo alli, ademas a donde se habia marchado Ana.
-Bueno...-Dijo cortando el frio silencio.-Supongo que todos sabemos que Ana WOLF, es una mujer lobo, ¿No teneis la mala sensacion de que puede venir a por nuestros corazones en cualquier momento?-Pregunto antes de observar aquellas puertas.
"Tal vez no debi de beber tanto, ahora me estoy meando, joder. que oportuno Gary."

Ya que usted se encargará de Sarah, no veo que realmente nos necesite. ¿atentos a qué? ¿a la decapitación de la dama? cruento espectáculo nos propone usted, señor. contesta Bruce irónicamente mientras flipa un poquillo cuando el tio se guarda la daga. Iba a protestar, pero, quizás afortunadamente, Bautista interrumpe y comenta algo de sumo interés.

¿Wolf una LOBA? no me sorprendería demasiado. ¿Qué opina usted, padre Bellini? ¿Y si hubiera sido la propia Sarah en forma lupina la que apareció en la taberna?
Una loba que no va a por vuestros corazones sino a por los sacerdotales testículos del comparsa este.

dice Bruce mientras busca una linterna para iluminar el lugar en su mochila e intentando mantener un sentido del humor para no sobrecogerse ante esta situación. Humor contra el miedo a lo desconocido.

Bellini llega al suelo a trompicones y con arena de tierra hasta en las orejas, cuando escupe para expulsar la que se le había metido por la boca.

- Estoy más con su opinión Douglas. Me atrevería a apostar que efectivamente era Sarah aquella especie de lupus caninus... - en su rostro se dibuja una mueca de incredulidad y mira por el rabillo del ojo al elegido. - Cree usted lo mismo MacDougall ?

Kevin sonrie con el comentario afinado de Douglas y vuelve a sacar la daga manteniéndola firmemente con su mano derecha. No parece mirar a nadie en particular, aunque contesta de buena gana mientras escudriña los pasillos, aunque se piensa dos veces el abrir ninguna puerta.

- Lo más probable es que fuera Sarah, Ann Wolf debió ser apresada por ella; recemos porque aún siga con vida. - dice en tono sombrío.

A todo esto, el padre Bellini se santigua repetidas veces mientras murmura palabras en susurros...

El relámpago que cae hace maldecir a Patrick y casi tirarle al suelo. Sujeta con fuerza la escopeta como si se tratase de un salvavidas, mientras goterones de sudor le resbalan por el rostro a pesar del frío...

Cuando la humareda se despeja aparece en lo que antes era el suelo a una irreal escalinata que se adentra en las entrañas de la milenaria tierra.
Es hora de bajar al cubil de Sarah. No hay más remedio. Es demasiado tarde para echarse atrás ahora, ¿verdad?
El expoli espera que lo que suceda a continuación de sentido a toda la locura de la última semana, aunque sabe muy bien que este lugar podría convertirse en su tumba y en la de sus compañeros.

Encendiendo una linterna de mano ilumina con el haz de luz las diferentes salidas de la estancia. ¿Y ahora?

MacDougall... Usted conoce este lugar ¿alguna idea de la dirección a tomar?

En silencio y algo nervioso, Kevin atraviesa uno de los pasillos hacia la izquierda para llegar a un oscuro pasillo ancho en el que puede escucharse el corretear de las ratas. Al parecer no tiene salida, pero Kevin golpetea con la suela de sus botas sobre las baldosas del suelo y podéis escuchar un sonido hueco, evidentemente hay algo bajo el suelo que estáis pisando.

Kevin parece buscar algo entre aquel silencio, hasta que mueve uno de los adoquines y, tras él, puede verse un resorte sobre el que únicamente hay que presionar. Una vez hecho esto, un sonido similar al de vapor a presión invade la oscura estancia.

Ignacio, que se encuentra en el extremo del pasillo, es sorprendido ya que la losa que pisaba se acaba de abrir dejando paso a unas escalinatas de piedra que conducen a la estancia inferior.

Ya podía haberse caído el cura de los cojones.

Por fortuna el escritor hace acopio de sus buenos reflejos y, trastabilleando hacia atrás, consigue ponerse de rodillas e impedir una caída que podría haber acabado en tragedia.

Según entráis en la gigantesca habitación, situado a la izquierda puede observarse un gran mausoleo de curiosa forma. De piedra y muy oscura, se trata de un bloque rectangular abierto en el centro como si le faltara una gran tapa. En el interior de este hueco, puede verse un ataúd lleno de tierra. En la base del mausoleo hay un bajorrelieve con la forma de la cruz que actualmente porta Kevin MacDougall. Junto a esta forma, hay una inscripción en gaélico escocés:

" Seo Breige
Mòrag Urchudan "

Junto al mausoleo, y apartada unos pocos metros, hay una gran losa de la misma piedra, en la que aparece tallado el escudo del clan Urquart; una mujer desnuda sujetando en la mano izquierda un árbol, y en la derecha una espada. Bajo el escudo, puede leerse en el mismo idioma que el anterior:

" Mean Do, & Speak Weill "

En el lado derecho hay un altar sobre el que descansa una cruz... Repartidos por la habitación, hay baúles y cajones, todos ellos llenos de ropa y enseres de viaje.

En silencio, Kevin parece contemplar, desde la habitación, algo en la entrada por lal que habéis bajado. Un rápido vistazo hasta ahí os revelan dos lucecillas verdes, aunque en otros momentos parecenrojas. De pronto, desaparecen.

Sin tiempo apenas para preguntaros qué diablos, escucháis como una voz en la lejanía, apenas audible, aunque fácilmente descifrable. Se trata de Ann Wolf, pidiendo ayuda... Acompañando a los gritos, el aullido imponente de un lobo os provoca un ligero temblor en el estómago.

- Piensan quedarse ahí parados ? - replica Kevin, con claras inteciones de subir y llegar hasta el lugar de origen de los gritos.

Bruce andaba ensimismado en sus pensamientos, pero el dormitorio de la dama no le hace sino omnibularse aún mas. Mientras piensa morbosas obscenidades que nunca antes se le habían pasado por la cabeza, mira con curiosidad su tétrica cama y curiosea con la mirada entre las prendas de la ¿anciana de 800 años? mujer.

Suena un grito y un aullido. El MacDougall, rapidísimo de reflejos, recrimina algo al resto del grupo sobre si pensamos quedarnos parados, antes de que el resto podamos reacionar. El carácter hiperactivo y rudo del escocés está comenzando a ponerle de los nervios.

Una vez mas le viene una flema británica educadísima aunque no por ello plagada de ironía cuando responde:

¿Y usted, señor Mac Dougall? comience a subir, por favor. Solo usted va adecuadamente armado, y sería un suicidio ir delante y no detrás suyo.

Y ni de coña te voy a dar la espalda. Tras ver las cruces que tiene la tipa esta aquí y la réplica de la cruz-daga en el mausoleo, no puedo evitar pensar que realmente Mac Dougall puede ser el enemigo, y no la Urquhart. ¿Por qué tendría grabado en el bajo relieve el arma que la puede aniquilar? ¿Una vampira rodeada de cruces? Claro, que el palurdo montañés tiene otra réplica en su pendiente. No me fio, no me fio. Las balas no le matarán, pero le distraerán mientras le quito la daga

Bruce desenfunda y se dispone a seguir al norteño.

Gabriel se sorprendio al ver aquella ¿Trampa? Y la facilidad con la que llegaron hasta la supuesta habitación de la vampiro que les habia dado dolores de cabeza esta ultima semana. Sin entender que eran esos dibujos su mirada se centro en aquellas letras, sobre todo la segunda frase, tal vez sus años de espeologo le habian servido de algo.
"No puedo creer lo que estoy viendo, de verdad es asi de facil, ahora solo abrir y clavar, igual que el final de Dracula aunque, ¿Donde esta el grito final?"

Un grito confirmo sus sospechas a la vez que su mirada se dirigía a aquella cruz sobre el altar.-Ir delante yo les seguiré, en cuanto me haga con esa otra cruz, algo me dice que... tambien funcionara.-Dijo antes de caminar con pies ligeros hasta el altar he intentar recoger aquella cruz con cuidado de no cogerla por las esquinas.
"Perfecto, algo me dice que esta kriptonita sirve para nuestro amigo si se pone tonto, espero no ser le unico desconfiado".

Una sonrisa amistosa y aguda se dibuja en el rostro del divino.

- Voy a empezar a pensar que tienen ustedes miedo...