Partida Rol por web

Scripta Barchinone I: Rumbo a Amposta

01. Un camino interminable

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26/10/2011, 10:56
Director

Corona de Aragón, Agosto de 1422.

Ya había amanecido. El sol brillaba con intensidad, no había nube que cubriese el cielo, y pese a que aún era muy temprano a juzgar por la posición del sol, ya hacía un calor considerable. No es que las perspectivas de un caluroso día soleado, de un típico día veraniego, fuesen desagradables, pero la verdad es que para estar trotando por esos caminos perdidos de la mano de Dios, casi era preferible que hubiese amanecido algo más nublado y fresquito.

En jornadas anteriores ya habíais recorrido buena parte del camino que os conducía a Amposta. Los estragos de la peste en donde vivíais antes habían hecho estragos en la población, aniquilando a amigos, familiares, rivales... Fue una buena idea partir... Y mejor idea habría sido el haberlo hecho antes para ahorrarse el presenciar la crueldad y virulencia con la que la peste atacaba a ricos y pobres, honrados y bribones. Pero eso ya no podía remediarse, y al menos habíais salido con vida.

Inicialmente, cada uno de vosotros partió en solitario. Mara había sido la primera en partir, cargada con un gran saco que parecía pesar más que ella. Era conocida en Tortosa como "la Barata", y llevaba dedicándose al oficio más antiguo desde que era bien pequeña. Gonzalo, el segundo en partir, la vio a lo lejos. Gonzalo era un bribonzuelo de poca monta de la ciudad, quien conocía de vista a Mara. También cargaba con un buen saco. Al principio no se atrevió a acercarse a Mara. A fin de cuentas, la idea era partir lo más sigilosamente posible hacia Amposta, huyendo de la peste, no pararse a hacer amigos. No obstante, al cabo de un par de horas de tedioso viaje, vio a Mara hacer una pausa sentándose en una roca, y decidió aproximarse a entablar un poco de conversación. Mara pareció agradecer la compañía.

Hallábanse los dos descansando, charlando animadamente, cuando otro viajero más tardío les dio alcance. Era Agustí Blanch, otro bribonzuelo de Tortosa quien también parecía haberse echado todas sus pertenencias al hombro. Al verlos apostados a un lado del camino, se aproximó a ellos. Los conocía de vista, incluso había coincidido en ocasiones con Gonzalo en la taberna, y no creyó mal gozar de unos minutos de compañía en tan pesado viaje.

Además de algunos temas completamente intrascendentes, el reunido grupo conversó sobre el motivo del viaje. No era de extrañar que el objetivo del trío fuera común: huir hacia Amposta escapando de la plaga. A fin de cuentas, era el único lugar del que aún no habían recibido noticias sobre la peste, lo cual era una magnífica noticia, teniendo en cuenta la situación presente en Tortosa y las aldeas circundantes.

Quizás fuese por compañía, quizás por seguridad, pero los tres pensaron para sí cuan interesante sería el formar un grupo de viaje en vez de viajar en solitario. Así pues, de la forma más sencilla posible aunque sin planear nada al respecto, los tres siguieron viajando en grupo.

Ya no quedaba mucho para llegar a Amposta. Una jornada o dos a lo sumo. Acababa de amanecer y hacía un día maravilloso. Hasta el momento el viaje había sido tedioso, eso sí, pero totalmente exento de peligros. De vez en cuando os habíais tenido que apartar del camino a toda velocidad para no ser aplastados por algún que otro carruaje proveniente de Tortosa. Algún que otro adinerado burgués que huía de la peste rumbo a Amposta, seguro.

Habíais pernoctado tras unos matorrales altos que evitaban que pudierais ser vistos desde el camino. El camino serpenteante que se abría ante vosotros estaba lleno de barro muy seco, y no era muy amplio, lo justo más o menos para que pasase un carruaje. El camino estaba rodeado de bosques, y grandes árboles bordeaban el camino, lo cual proporcionaba a ratos una agradable sombra.

Era hora de comer un poco de pan, duro como el solo por el paso de los días, beber un trago de agua, y ponerse en camino.

 

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30/10/2011, 16:46
Gonzalo "el rata"

Nunca había imaginado que el camino hacia Amposta lo acabaría realizando en compañía. El hecho de huir con presteza de Tortosa por el manto oscuro de la peste, no le había dejado tiempo a pensar en buscar compañía de camino. Y había sido una buena opción, conociendo los peligros de ser asaltado por los caminos. Siempre era mejor viajar en grupo que no en solitario.

En algún momento del viaje, Gonzalo pensó en “meter mano” en las posesiones de Mara y Agustí para obtener algo de provecho de la compañía de ambos. Pero frenó su instinto de ladrón, sabiendo que los tres se encontraban en similar situación. Que podría conseguir de una fulana y un bandido? Solo más problemas, y ya había tenido demasiado en su vida.
Además, no sabía porqué, estar en compañía de aquella pareja, le hacía sentir bien. Era parte de la huida de su maltrecho pasado y su dudosa reputación.

Fue durante el trayecto, en las conversaciones de camino, cuando Gonzalo fue consciente de la gravedad de la situación de sus ciudad natal. Tanto Mara como Agustí, explicaron sus historias y motivaciones de viaje, y todas tenían el mismo denominador común: huir de la peste.

Pero Gonzalo sabía que debía dejar aquella vida atrás y comenzar un nuevo día en Amposta. Era como tener una nueva oportunidad. Pero... qué podría hacer un simple ladrón sin apenas pertenencias en aquella nueva ciudad? … Ya lo pensaría al llegar a Amposta, de momento no era importante.

Aprovechando un parón en el camino para poder descansar, Gonzalo buscó algo más de información sobre su destino o las intenciones de sus compañeros.

-Conocéis Amposta? Nunca he estado allí y no conozco a nadie en aquella ciudad. Y, ya se sabe: si conoces a alguien, tu destino puede tener mejor cara.

Notas de juego

UUUUUUUUEEEEEEEE!!!!!!! Ya hemos comenzadoooooooooo!!!!

 

Saludos y suerte!

nanuk

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31/10/2011, 14:03
Agustí Blanch

Apoyado contra el tronco de un gran olmo engullo el trozo de queso rancio que tenía en las manos y me las restriego en los pantalones. Había huído en dirección a Amposta solo pero el estar ahora acompañado no me resulta ningún problema; con más de dos metros de altura no soy alguien que pase desapercibido facilmente y tener compañía, aunque fueran dos personas de dudosa reputación era algo que sabía agradecer.

-Yo estuve en Amposta- Respondo a Gonzalo con mi voz profunda. -Pero era todavía muy jóven y no recuerdo demasiado. tenía allí un familiar con el que viajé a Italia y después regresé sin él, por lo que no creo que lo pueda encontrar allí. Solo puedo deciros que es el último pueblo del río y que a partir de allí solo hay cienagas, pantanos y mosquitos.

 

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01/11/2011, 18:41
Mara "la barata"

Caminaba sola bajo el sol y cargando con aquel pesado fardo cuando decidí que era hora de tomar un descanso. Me senté a un lado del camino, sobre una roca, y secaba el sudor de mi frente cuando vi aparecer por el camino a un joven. Al principio no le reconocí, pero poco después me percaté de que era un vecino de mi misma ciudad. Solo le conocía de vista, ni siquiera sabía su nombre. Y era extraño en verdad, ya que si algo conocía bien de Tortosa gracias a mi oficio era a todos los hombres que allí vivían. Debe ser el único que no he tenido como cliente... ¿Un muchacho muy enamorado de su joven esposa, quizá? Aunque viéndole, nadie lo diría... Mientras el muchacho se acercaba, decidí que era momento de intentar ganarse unas monedas, de modo que peiné mis rojos cabellos, me erguí en la roca para que la luz del sol iluminase bien mis pechos, y crucé las piernas de forma que mi vestido dejase entrever uno de mis blancos muslos. Bueno, ¡hay que vender la mercancía! Pero para mi desgracia, no parecía interesado en comprar mis servicios. ¿Un hombre que solo quiere hablar? ¡Vaya, es la primera vez que me pasa! Bueno, tal vez no sea mala idea tener un compañero de viaje y, además, siempre puedo convencerle en el trayecto para sacarle un poco de dinero.

La verdad es que el chico me caía bien. Era un briboncete, pero me divertía. Mientras hablábamos, otro hombre, de mejor aspecto, llegó. También vivía en Tortosa, aparentemente, aunque no le conocía. Yo seguía con mi pose, a ver si este otro mostraba interés, pero por el momento parecía que me había topado con los dos únicos hombres del mundo que solo querían la compañía de una ramera para hablar. Claro que, bien mirado, yo lo que quería era cambiar de vida. ¿No podría ser este un  primer paso? Sí, podría serlo, pero también era cierto que no tenía apenas dinero y tan solo podía ofrecer una cosa para ganarlo...

Mientras almorzábamos, los hombres conversaban educadamente y yo, como corresponde a mi género, callaba hasta que alguien se dirigiese a mí. Mi madre me había enseñado de pequeña que una mujer no debe intervenir en una conversación entre hombres salvo que éstos le hablase primero a ella. El joven, que se decía llamar Gonzalo, preguntó y yo esperé a que el tal Agustí terminase de hablar.

Al igual que vos, Gonzalo, yo tampoco he estado nunca en Amposta y, a decir verdad, nunca me habría planteado ir de no ser por la desgracia que ha asolado Tortosa. No conozco a nadie en ese lugar y creo que será muy duro abrirse paso al llegar, pero peor habría sido permanecer en mi hogar rodeada de tanta muerte y desolación. Era increíble, por primera vez en mi vida hablaba con dos hombres sin intentar que mi voz sonase sensual. Cuando me di cuenta, me había relajado en la roca y mi pose sensual había quedado reducida a una simple mujer sentada en una roca, cómoda y tranquila, como aquella que borda una manta a la puerta de su casa. Es tranquilizador saber que usted, señor Blanch, ya ha estado allí. Aunque haya sido hace mucho tiempo, resultará de gran ayuda llegar con alguien que no sea un nómada en tierras extrañas.

Sonreí a los dos caballeros. ¿Creen que tardaremos mucho en llegar a Amposta? Cargar con este pesado fardo me está dejando al límite de mis fuerzas.

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01/11/2011, 23:30
Gonzalo "el rata"

Tras descansar unos minutos e intercambiar algunas palabras, Gonzalo supo que tendría que olvidarse en aprovechar la amistad de alguno de sus improvisados compañeros para comenzar una nueva vida en Amposta.

Desde que salio de Tortosa, había imaginado que al llegar a su nueva ciudad, podría aprender un oficio, ganarse unas monedas y llevar una vida más llevadera que la que había vivido hasta entonces. Su vida entre miseria, hambre y palizas, habían hecho de él un auténtico ladrón. Y, aunque  su intención era la de abandonar aquella reputación... veía que aquel objetivo sería más difícil de lo que esperaba.

Tanto Agustí, como Mara, estaban en la misma situación que Gonzalo: no conocían a nadie en Amposta. Aunque Agustí había estado anteriormente. Así pues, la única opción que se le ocurría era la de continuar en compañía de los dos y ya valoraría su siguiente paso al llegar a la ciudad.

Debían continuar el camino, pero Mara se sentía cansada al llevar aquel fardo que parecía pesar bastante. Algo en como había hablado la prostituta de su huida de Tortosa, hizo que Gonzalo la notara más cercana de lo que nunca había sentido por una de aquellas mujeres que se vendían por 4 monedas. Puede que la coincidencia sobre la mala vida que habían llevado, puede que el hecho de huir de la peste, provocó que el muchacho se adelantara y hablara con Mara.

-Si quieres, puedo llevarte el fardo un trecho del camino. Para que puedas descansar un rato.

Notas de juego

No sé si debería esperar al posteo del master, pero las ganas me pueden. Espero que no se tome a mal...

 

Saludos

Nanuk

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02/11/2011, 11:45
Director

No hacía falta hablar de las razones exactas que habían hecho que varias personas, no solamente el grupo en el que estábais, hubiesen abandonado Tortosa el mismo día en que lo habíais hecho vosotros.

Todos teníais en mente aquellas espantosas imágenes del último día que pasasteis en la ciudad. La gente, enloquecida y aterrorizada por los estragos de la peste, había comenzado a quemar las viviendas de cualquiera que pensaran que pudiera estar infectado... Fuera cierto o no. Quemar las viviendas ya era suficientemente grave, pero además lo hacían con la gente dentro. Familias completas muriendo abrasadas por el temor de la gente. Familias SANAS quemadas vivas a causa de la histeria colectiva.

No resultaba extraño que varias personas sanas decidieran partir en las 24 horas posteriores al inicio de la barbarie.

Ahora, tres personas aparentemente sanas habían decidido guiar sus pasos en grupo hacia la vecina Amposta. Apenas conocían nada de la zona, salvo Agustí, que ya había estado allí mucho tiempo atrás.

Durante el trayecto, Mara comenzó a fatigarse, y Gonzalo se ofreció amablemente a llevarle el pesado saco. Aunque bien mirado, que todas tus posesiones materiales cupieran en un saco resultaba deprimente, amén de un símbolo del ínfimo nivel social de cada uno de los integrantes del grupito.

Nuevamente, se veía venir un día aburridísimo de largo caminar sin variar la rutina. Tanta monotonía hacía deseable cualquier suceso que pudiera alterarla.

Notas de juego

Vamos a estrenarnos con las tiradas. Os pido ahora una tirada de OTEAR.

Si tenéis la competencia, debéis sacar lo que tenéis en OTEAR o menos, lanzando 1d100.

Si no tenéis la competencia, la puntuación base en dicha habilidad es lo que tengáis en la característica Percepción. También debéis lanzar 1d100 y sacar esa puntuación o menos.

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02/11/2011, 14:10
Agustí Blanch
- Tiradas (1)

Motivo: Oteo

Tirada: 1d100

Dificultad: 56-

Resultado: 11 (Exito)

Notas de juego

Toma ya.

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02/11/2011, 15:36
Mara "la barata"

No había dicho lo del fardo con la intención de que alguien se ocupase de llevarlo. Lo cierto era que no estaba acostumbrada a los gestos de amabilidad por parte de un caballero... ni por parte de una dama. A decir verdad, aquello casi hasta me incomodaba un poco, puesto que era algo nuevo para mí. Y, ciertamente, hubiera esperado más ese gesto del caballero con mejor aspecto que de el otro joven. Va a ser cierto aquello que decía mi madre de que, cuando menos te lo esperas, siempre hay alguien que te sorprende. Pensé en aceptar su oferta, pero aún no me fiaba plenamente de la honradez de mis acompañantes. ¿Y quién podría confiar ciegamente en un hombre después de ser tratada por ellos como yo lo he sido? En el fondo no creía que ninguno de ellos fuese capaz de hacer daño a una mosca, pero si algo me había enseñado la vida era a no confiar demasiado deprisa en los demás. No obstante, agradecía enormemente el primer gesto de bondad hacia mi persona que había visto en mucho tiempo. Cuando me dispuse a responder a su ofrecimiento, una amplia sonrisa brotó de mis labios y las palabras que salieron, para mi sorpresa, no eran las que esperaba:

Sois muy amable, buen hombre. Os agradezco mucho vuestro ofrecimiento. No quisiera causaros ninguna molestia, pero si llevaseis mi saco un rato, me sería de gran ayuda. No estoy acostumbrada a cargar con pesos ni a caminar mucho, y lo cierto es que la espalda comenzaba a dolerme un poco. No tardará en pasarse el dolor, y en seguida os liberaré de la carga.

¿Por qué me resultaba tan fácil hablar con aquellos hombres? Bien era cierto que estaba acostumbrada a tratar con "caballeros", pero nunca para hablar salvo de deseos y placeres carnales, pero con sus nuevos acompañantes era diferente.

Hace un día espléndido... Cerré los ojos un instante y dejé que el calor del sol acariciase mi rostro. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan relajada. Luego los abrí de nuevo y me dirigí al señor Blanch, que parecía ser el más callado de los tres: ¿Puede decirnos algo acerca de Amposta? ¿Qué recuerda de ese lugar?

 

- Tiradas (1)

Motivo: Otear

Tirada: 1d100

Dificultad: -28-

Resultado: 92

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02/11/2011, 21:30
Gonzalo "el rata"
- Tiradas (1)

Motivo: Otear

Tirada: 1d100

Dificultad: 15-

Resultado: 48 (Fracaso)

Notas de juego

Normal... teniendo la vista más corta que un cegato.... ya me dirás! jejeje

Saludos

nanuk

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03/11/2011, 18:55
Agustí Blanch

La amabilidad con la que la mujer se dirige a mi me hace esbozar una sonrisa; No estoy acostumbrado a tanta educación y menos viniendo de una de esas chicas tan abundantes en Tortosa*.

-Casi no recuerdo nada de Amposta. Yo era muy niño cuando estuve allí. recuerdo que decían que en ese punto el río era tan profundo como el mar cuando alcanza el horizonte y que en la zona de lagunas y pantanos del sur habitaban las "marfantas"** como almas en pena de los que ya no estaban entre nosotros. Pero lo unico real que recuerdo es que nos comían los mosquitos todas las noches.

Notas de juego

* En efecto, Tortosa en esta época era la capital mundial de la prostitución.

** Esto lo he puesto para adornar. Las marfantas comenzaron a aparecer mucho después en el tiempo, pasada la guerra civil.

Si estos comentarios os parecen fuera de lugar decidmelo, por favor.

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06/11/2011, 15:29
Director

Los tres ibais distraídos en vuestro periplo. Tanto Mara como Gonzalo iban lo suficientemente despistados como para no percibir que, a lo lejos, sentado sobre una roca, parecía haber una persona. Su sexo era algo imposible de detectar desde donde os encontrabais, ya que el sujeto llevaba una especie de capa con capucha que lo cubría prácticamente por completo.

Lo que sí se veía bien es que estaba sentado en una gran piedra del camino, aparentemente descansando o incluso durmiendo. En su mano derecha sujetaba una larga vara que mantenía apoyada en el suelo. Quizás fuese una persona mayor que se ayudase con ella para caminar, o quizás la llevaba meramente para defenderse de los bandidos del camino.

El hombre o la mujer, cuya figura no parecía muy robusta, se encontraba aproximadamente a unos 100 metros, quizás un poco más. No daba muestra alguna de haberos sentido aún.

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06/11/2011, 15:45
Agustí Blanch

De pronto me detengo en el camino y levanto una mano para que Mara y Gonzalo hagan lo mismo y después señalo hacia adelante, a una figura cubierta con un sayo negro de la cabeza a los pies que está sentada un centenar de metros delante de nosotros.

-Aguardad, hay alguien allí y por su aspecto no parece un viajero común. No distingo si se trata de hombre o mujer y aunque no me parece peligroso debemos avanzar con cuidado.

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08/11/2011, 14:37
Mara "la barata"

Escuchaba con atención el relato de Agustí Blanch cuando de repente nos hizo un gesto para que nos detuviésemos y nos alertó de un extraño viajero que teníamos frente a nosotros. Lentamente retrocedí un par de pasos, poniéndome detrás de los hombres. Si hay problemas, mejor que sean ellos quienes se ocupen de solucionarlos.

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09/11/2011, 10:30
Director

Ahora por fin los tres veíais la figura que aguardaba en el camino. Era un hombre o una mujer que vestía una especie de túnica con capucha. Imposible determinar su sexo a un centenar de metros de distancia. Estaba sentado en una gran piedra del camino, posiblemente dormido ya que no se movía. Estaba apoyado contra una gran vara de madera que sostenía con ambas manos mientras la mantenía apoyada en el suelo.

Seguía sin percatarse de vuestra existencia.

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10/11/2011, 12:32
Mara "la barata"

Miré con desconfianza a aquel extraño. Como no estaba acostumbrada a viajar (de hecho era la primera vez que lo hacía) no sabía qué se hacía cuando uno se encuentra con alguien extraño en el camino. De modo que acudí a mis"fuertes y valeroros" compañeros. Para algo están los hombres, ¿no?

¿Qué les parece, muchachos? ¿Continuamos por este sendero o cambiamos de rumbo?

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10/11/2011, 21:52
Gonzalo "el rata"

Gonzalo parecía sentir cierta tensión tanto el Agustí como en Mara. Al igual que ellos, eran muchos los viajeros que iban y venían de una ciudad a otra. Es más, sabiendo que Amposta era una urbe libre, o eso parecía, del terrible abrazo de la muerte provocado por la peste, era sencillo encontrar más viajeros en el camino.

Cierto que por la vestimenta, no era un caminante usual... puede que fuera un monje o alguien del clero. Pero Gonzalo no conocía tanto el mundo eclesiástico como saber a qué orden pertenecía.

Pero... y si fuera una trampa...

-No creo que debamos alertarnos sobremanera. Puede que solo sea un viajero descansando de la caminata. Pero tengamos los ojos bien abiertos, no vaya a ser una emboscada de un grupo de bandidos y ese hombre sea el anzuelo. Continuemos por el camino sin prestarle atención, pero alerta por si la cosa se complica.

- Tiradas (1)

Motivo: Escuchar

Tirada: 1d100

Dificultad: 30-

Resultado: 35 (Fracaso)

Notas de juego

Hago tirada por escuchar el estornudo del bandido que está escondido en la tercera rama del cuarto roble de la derecha, el que está al lado de la roca, y que seguro que se está preparando para lanzarnos una piedra en todo el cabezón.

"Pues te vas a quedar con las ganas, chavalín!"... Pues nop, no oiga ni estornudo, ni rama, ni roble, ni roca, ni piedra, ni cabezón... marditasea!

 

Saludos

nanuk

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11/11/2011, 00:57
Mara "la barata"

Como digáis, buen Gonzalo. Yo iré entre los dos, por si acaso.

Dije exhibiendo mi mejor sonrisa. Tal vez fuese por la falta de costumbre o por la incertidumbre de la primera aventura que vivía en mi vida, pero todo aquello comenzaba a proporcionarme cierto grado de excitación. Tanto, que los alardes de valor y protección de mis acompañantes estaban empezando a hacer que los encontrase un poco más atractivos. ¿O quizás solo era la llamada del trabajo, que me alertaba de que llevaba mucho tiempo sin dedicarme a lo mío? No sabría decir, pero en mi voz podía percibirse un deje de sensualidad latente que tantas veces había utilizado para llamar la atención de los viandantes. A fin de cuentas, soy lo que soy, y no puedo evitar ciertos impulsos, pensaba para mis adentros. Y mi vacío bolsillo ansiaba a las monedas como el pájaro ansía el volar. No era el mejor momento para pensar en el trabajo o el placer, pero no me vendría mal, de vez en cuando, dejar ver la calidad de lo que ofrezco por si más tarde alguno siente que el dinero le pesa en la bolsa... Cuando por fin recobré la serenidad, me di cuenta de un detalle importante en caso de que el extraño de delante supusiese un peligro:

Gonzalo, sería mejor que me devolviéseis mi fardo, puesto que si ese extraño de ahí delante significa problemas, mis pertenencias no harían más que estorbaros. Gracias por ofreceros a cargarlas, pero ahora yo las llevaré. Si algo ocurriese, el señor Agustí necesitaría que un joven valiente le eche una mano, ¿no es así, Agustí? Era un hombre muy callado, pero si algo se me daba bien, era dar conversación a los hombres.

Notas de juego

Ya sé que había posteado hoy, pero como no sé si el sábado podré postear, pues pongo hoy uno de más por si acaso.

No sé si me paso en los comentarios que hacen referencia a darle alegría al cuerpo y al curro de las prostis, pero como es la primera vez que llevo una chica (y además este tipo de chica...), pues aún estoy intentando pillarle el truco. Así que si tengo que cambiar algo, me lo decís, ¿vale?

Cargando editor
11/11/2011, 06:52
Agustí Blanch

La jovialidad de mara al dirigirse a mi me hizo sonreir una vez más. Era evidente que la mujer no había tenido una vida fácil ni cómoda incluso comparada con la dura vida en el campo que había llevado yo, pero a pesar de eso tenía un toque de alegría mas propia de una adolescente que acaba de descubrir la vida.

-No creo que sea necesario tomar tantas precauciones, pero por si acaso no nos acerquemos demasiado por si se trata de un apestado. -Digo en voz baja mientra snos acercamos a la zona donde está sentada la figura.

Aprovechando mi gran envergadura y la intimidación que suelo causar a los extraños, saludo a la figura desde la distancia.

-Saludos, viajero. ¿Sabría decirnos si queda mucho para llegar a Amposta?

Le pregunto a pesar de ya conocer la respuesta solo para ver si averiguo de quien se trata.

Notas de juego

Que conste que guardo una distancia d evarios metros por si está enfermo y que estoy alerta por si ataca alguien por la espalda o algo raro.

Cargando editor
14/11/2011, 10:25
Director

El viajero parece despertar por fin de su letargo. En verdad que estaba durmiendo como un tronco, y hasta que Agustí no lo despertó con sus palabras, habría seguido en brazos de Morfeo.

Al percatarse de vuestra aproximación no parece alarmarse en absoluto ni consideraros una amenaza. Se limita a seguir mirando hacia abajo, lo que hace que no podáis verle el rostro, y extiende su mano izquierda -la que no sujeta la vara de madera- hacia vosotros mientras emite estas palabras:

-Una ayuda, amables viajeros. Compartí un poco de vuestra comía con este pobre vieyo que no tien ná.

Al pillaros por sorpresa su petición, vuelve a solicitar una ayuda con voz lastimera:

-Un poco de comía, una monea, lo que cuadre pa este pobre hombre que no tien na.

Notas de juego

Vamos a hacer un par de tiradas. Una de Psicología y otra de Otear.

  • En la tirada de Psicología, tenéis que sacar lo que tenéis en dicha competencia o menos para que se considere éxito. De no poseer la competencia, el porcentaje básico es lo que tenéis en la característica Percepción.
  • Lo mismo para Otear: lo que tenéis en la competencia o menos, y de no tenerla, el porcentaje básico también es el de Percepción.
Cargando editor
15/11/2011, 12:26
Mara "la barata"

El hombre me daba escalofríos envuelto en esa capa y sin permitirnos verle el rostro. No quería acercarme a él, ya que alguien que ocultase su apariencia, en aquel momento, probablemente lo hacía porque tenía LA enfermedad. Pero, al mismo tiempo, sentí lástima. Muchas veces estuve al borde de acabar en su misma situación, mendigando a los viajeros. Por suerte, siempre había logrado salir del paso. No obstante, por pena que me diese, no tenía apenas monedas que ofrecerle. Prudentemente, esperé a ver qué hacían los dons hombres, sobre todo Agustí, que fue el que se dirigió a él. Sea como fuere, aquel encapuchado no parecía un bandido, por lo que mi miedo a sufrir una amboscada desapareció.

 

- Tiradas (2)

Motivo: Otear

Tirada: 1d100

Dificultad: -28-

Resultado: 63

Motivo: Psicología

Tirada: 1d100

Dificultad: -42-

Resultado: 9