Partida Rol por web

Mandrin asiente ante las palabras del sacerdote. Siempre le ha parecido el más sensato del grupo, y confía en él casi ciegamente. Deja que se adelante un poco y, tras mirar a los guardias disimuladamente, lo sigue con los cinco sentidos alerta.

No me resultaría difícil entrar, si fuera necesario...

Me apoyo en la esquina y observo con aparente despreocupación lo que ocurre. Pero estoy presto a intervenir en el caso que sea necesario.

Toma, Mandrin- Priest le entrega los papeles del Sea Castle a su amigo- Esperar por aquí escondidos, y si la cosa sale mal y esos guardias intentan atraparme, intentaré alejarlos para que puedas ir al templo y entregar los papeles a Dirdo. Diles a los sacerdotes de la entrada que tienes que hablar urgentemente con Dirdo, y solo con el, de parte de Priest.

Jordel, coges tu cuchillo de comida y te dedicas a darle forma mas adecuada para utilizarlo como muleta

Mandrin asiente casi imperceptiblemente mientras recoge los papeles que le tiende el sacerdote. Es un momento delicado y no hay que arriesgar en absoluto.

Por si acaso, el pequeño elfo echa un vistazo a su arco, que descansa en su espalda dispuesto a ser disparado en caso de peligro extremo.

Chaks tras la partida de sus tres compañeros busca un sitio para acomodarse limpiar su arma y ver las entradas al recinto, mientras Gorad hecho una cabezada y Jordel trata de adecuar el palo de madera que le dio el troll. Por otro lado el pato revisa su ballesta, pues nunca se sabe cuando hay que usarla de nuevo.
Al cabo de un rato con el aumento de rayos solares comienza a salir gente de las casas cercanas, muchos no se percatan de vosotros, pero otros si que os miran con cara de intriga. Ninguno os dice nada.

- Aquí no nos podemos quedar... espero que tarden poco.

Chakos oculta todo lo que puede sus rasgos mientras busca ser lo menos visible posible.

Priest dirige sus pasos hacia la plaza. Intenta caminar con naturalidad, pues piensa que es el mejor modo de no llamar la atención. Ninguno de los guardias conoce su cara, por lo que no debería de haber problema si actúa de forma normal. Tan solo sería un sacerdote que echa un vistazo a los puestos del mercado, y conversa amigablemente con un niño.

Con esa idea en la cabeza, Priest da una vuelta por los puestos, en vez de ir directamente a hablar con los niños. Tranquilamente mira la mercancía y charla amistosamente con los tenderos. Al de un rato, y cuando cree que los guardias no están fijándose en el, sino que le ven como un transeúnte más, saca una moneda, que enseña a uno de los niños, y con una sonrisa en la boca le hace un gesto para que se acerque…

Un de los niños que juagaban con una especie de pelota, el que parece más mayor, se dirige hacia Priest y dice:

Hola señor!!!

Hola, amigo- le dice Priest, colocándola la mano en la cabeza y revolviéndole el pelo de forma amistosa- ¿Te gustaría ganarte unos peniques de forma muy fácil? Es una especie de juego…- Priest guiña un ojo al niño, intentando ganarse su confianza- Tan solo tendrías que entregar una nota. Pero como he dicho, es un juego, y tendrías que hacerlo bien, con unas normas. ¿Qué dices? ¿Crees que serás capaz?

El niño mira extrañado, pero curioso a Priest

Mmmmmm, creo que si.

Luego mira hacia los puestos y dice

Tendré que preguntar a mi madre

Vaya…- Priest agacha la cabeza, y niega levemente- Entonces creo que no va a poder ser… Esa es una de las normas del juego. No debe de enterarse nadie. Tienes que conseguir que sea una especie de secreto. Ya sabes, sino no sería un juego interesante- Priest vuelve a guiñar el ojo al niño-. No tendrías que alejarte, pues la nota la tendrías que entregar en el templo, que está aquí a la vista. Así que es como si siguieses jugando en la plaza.

Pero bueno, si no puedes hacerlo sin decírselo a tu madre, tendré que buscar a otro que quiera ganarse 6 peniques…

El niño duda unos instantes y dice con voz cavizbaja

De acuerdo....que tengo que hacer?

Jordel se percata igual que Chakos de que la gente de fuera los ve y se levanta como puede, prueba la muleta y se esconde mejor para no ser visto desde fuera.

Muy bien- Priest saca la nota que había escrito para Dirdo, y la coloca en las manos del niño, junto a tres peniques-. Tienes que entregar esta nota a Dirdo Dautero, sumo sacerdote del templo. Y ahora vienen las normas de las que te hable, para que puedas superar la prueba, y ganar las otras tres monedas.

Como te he dicho, tienes que conseguir que sea un secreto. No llames la atención, y que aquellos guardias de ahí no se den cuenta. Incluso los sacerdotes del templo no tienen que saber que llevas una nota. Esa es la parte divertida del juego.

Y la otra norma, es que le tienes que entregar la nota a Dirdo en persona, y solo a el. ¿Entendido? Para que te dejen verlo, di que vas de parte de Priest. Seguro que entonces Dirdo te recibirá. Pero no menciones nada de la nota hasta estar con el.

Seguro que lo haces muy bien- Priest sonríe al niño-. Si Dirdo te da otra nota, deberás traérmela. Estaré por ahí- comenta señalando disimuladamente con la cabeza fuera de la plaza, entre las casas donde se encuentran Mandrin y Taanu-. Cuando consigas superar el juego, te daré las monedas que faltan.

El niño agarra las monedas y la nota y sale corriendo al templo, pero los dos sacerdotes de la entrada le impiden el paso. El les dice algo y uno de los sacerdotes entra. Tras varios minutos el sacerdote vuelve a salir y deja entrar al niño mientras mira de un lado a otro de la plaza