Partida Rol por web

Secretum Laviana

Introductio - De espadas, alambiques y lazos de sangre

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02/10/2016, 01:23
Tiago

-Zagal. Acercarvos. -hizo gesto con la mano indicando que se aproximara. -Aqueste noble joven -señaló al alcantarino -est Don Pelayo de Arango, vuestro amo et senyor.

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02/10/2016, 01:27
Criado

El criado, a todas luces nervioso, se dobló exageradamente hincando rodilla en el suelo: -Mi senyor. Es un honor conocervos. -su rostro se tornó en rubor y comenzó entonces, como súbitamente, a sudar copiosamente -¿puedo servirvos en algo? -nada más atinó decir, que no fue poco.

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02/10/2016, 01:30
Tiago

Tiago sonrió tristemente: -¡Vamos vamos! ¡traed algo para que el vuestro senyor llene la panza e aplaque su sed! pues intuyo que largo viaje ha tenido que acometer, en como veo, buena compaña.

Con premura y sin más palabras se encaminó el criado a acometer lo mandado al tiempo que Tiago se acomodaba pesadamente en el sillón.

Un breve silencio se hizo.

-Imagino que, de alguna manera, estades al tanto de los infortunios que acaescen a aquesta nuestra familia. -se llevó ambas manos a la cabeza mientras su vista se clavaba en el suelo. Parecía avergonzado, como si se sintiera defraudado de si mismo. -He hecho cuando he podido mi buen Pelayo. Más poco puede fazer un bastardo contra la ambición et codicia de poderosas e influyentes familias. -suspiró. -Non sé nin por donde comenzar a contarvos...

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02/10/2016, 12:38
Pelayo de Arango

-Tiago, amigo!- me fundo en un abrazo con mi viejo mentor. Servicial hombre de las huestes de mi padre. -Pasemos, pasemos, a casa- Me da un vuelco el corazón cuando veo el hogar de mi familia en tan deplorable aspecto. Casi no voy escuchando las palabras de Tiago y solo voy fijándome en el estado de las paredes y el mobiliario. 

-Muchas nuevas han acontecido desde vuestra partida, mi amado Pelayo, más temo que terriblemente funestas aquestas son. -

-Ya veo que la desgracias se ha ensañado en nuestra familia y nuestra casa- mientras con un leve gesto hago referencia al estado de la casa. -Debía de haber sido informado de que estabais pasando penalidades. Cómo habrán sufrido mi madre y mi hermana viviendo en estas condiciones!!

 

-Mi senyor. Es un honor conocervos.

Veo entrar al muchacho famélico que se humilla ante mi como muestra de servidumbre. Le poso la mano en la cabeza para que se levante y veo como Tiago le ordena que se marche para traernos un refrigerio. Luego preguntare por su nombre. Me gusta conocer a la gente que trabaja para mi familia, mas ya habrá tiempo, ahora priman otros menesteres 

-Imagino que, de alguna manera, estades al tanto de los infortunios que acaescen a aquesta nuestra familia.-se llevó ambas manos a la cabeza mientras su vista se clavaba en el suelo. Parecía avergonzado, como si se sintiera defraudado de si mismo. -He hecho cuando he podido mi buen Pelayo. Más poco puede fazer un bastardo contra la ambición et codicia de poderosas e influyentes familias. -suspiró. -Non sé nin por donde comenzar a contarvos...

No Tiago , amigo. De ninguna forma tenia yo conocimiento de que tal infortunio estaba ocurriendo en mi hogar. He venido presto al recibir una carta de mi hermana donde me narraba que iba a tomar una decisión errónea y me advertia del fragil estado de salud de madre. Por cierto, donde esta? esta en cama? Querría ir a verla cuanto antes...... mas, antes debes contarme todo lo que ha pasado. Esta claro que mi madre y mi hermana se han guardado para si todo lo mal que han sufrido tras la muerte de padre y me han mantenido al margen para no enturbiar mi mente y mi futuro, mas esto se ha acabado. No se puede demorar mas la enmienda de estos entuertos. Habla, por Dios Tiago. De que familias fablais? Que sabes de mi hermana? 

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03/10/2016, 01:06
Sixto de Salamanca

Nada pude decir al entrar a aquel hogar noble, donde no sería tratado sino en calidad de vasallo de aquel al que acompañaba. En verdad, agradecí no ser presentado como sabio, pues tal hubiere podido despertar esperanzas en que mi saber podría rescatar de la muerte al ser que yacía emponzoñado entre aquellas paredes. Nada más lejos de la realidad, pues no era yo ducho en la ciencia de la medicina, ni parecía, por aquel hedor terrible, que hubiere forma en que ciencia alguna pudiere revertir ya la muerte que allí se gestaba.

Permanecí en silencio, escuchando noticias ajenas con la lástima de saber que era don Pelayo quién las recibía, entristecido ante la oscuridad de aquel hogar que sin duda otrora había gozado de esplendor. Así sucede hasta en las mejores familias: cuando el infortunio se ceba, no hay modo en que este puede ser frenado ni apaciguado.

Notas de juego

Breve reflexión. Dejo el protagonismo a don Pelayo ;).

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03/10/2016, 12:49
Tiago

Apresadumbradamente asintió. -Vuestra madre quizo, tanto que non cesó fasta que me lo fizo de jurar por el Altísimo, que non vos fueran llevadas las malas nuevas que acontescían acá en el hogar. La senyora non quería que tales asuntos nublaran vuestra mente e juicio, pues vuestra vida et labores hallábanse agora a disposición de un fin mayor del cual non habríais de apartaos o dudar.

Sabed que vuestra madre hállase arriba, Pelayo, en la su estancia. -dijo posando fraternalmente su mano de gruesos dedos en el hombro del alcantarino -sed fuerte, hermano, pues habréisla de contemplar encamada et con el juicio perdido. La tristeza cebóse con ella cuando vuestro padre murió, et aquesta non la quizo de dejar. Non hubo médico nin sanador, yerba o rezo, que sacárala de tal melancolía.

He fecho cuanto he podido, vos lo juro -repitió. -más témome que vuestro padre dejó deudas que, tras su muerte, nadie fue capaz de afrentar. Las propiedades que había vuestra familia allende Oviedo fueron vendidas, et aqueste caserón, agora hállase malamente pignorado al usurero judío Ezequiel ben Leví. Además del haber de varios pagarés pendientes de abonar al nuestro vecino et enemigo de toda la vida, Ordoño Sánchez de Vargas, ese fideputa cicatero e resabiado que nin afila la espada por non gastar la piedra de amolar. ¡Mal rayo lo parta!.

Por un momento Pelayó sintió como si el mundo se tambaleara a su alrededor. Un sudor frío bajo por su nuca hasta el final de su espalda haciendo que cada pelo de su cuerpo se erizara. Aquellas funestas noticias parecían no tener fin y, lo peor de todo, no había escuchado nada aún sobre su hermana. Temió que la peor de las noticias fuera dejada para el final, más la información de la ésta última desgracia no se hizo de esperar.

Vuestra hermana. -continuó. -Por imposición de vuestra madre en viendo el negro futuro que se cernía sobre la casa de Arango, encomendóse al monasterio benedictino de San Pelayo. 

Tal decisión nunca fue aceptada por Doña Adriana, pues bien la conocedes et ya sabedes del su temperamento, ansí que supongo que al saber del su encomendamiento al Altísimo vos fabréis sorprendido tanto como lo fize yo en su día. 

Entonces el criado volvió a la estancia disponiendo unas escasas viandas con las que llenar boca y algo de vino para mojar la garganta. Nada excesivo, desde luego. Algo sin duda acorde a la nueva situación de la familia de Arango. Y aprovechando la interrupción de éste, Tiago se levantó y se dirigió a un pequeño escritorio ubicado en una de las esquinas de la estancia.

De uno de sus cajones acosado por la carcoma sacó una carta que sin rodeos entregó al alcantarino. -Aquesta misiva húbome llegado hace pocos días. Fue remitida por la Priora del convento, con la noticia, además, del su absoluto descontento para con la familia de Arango. Pues dezía que vuestra hermana habíase dejado al pecado e abandonado los hábitos en repentina huída.

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03/10/2016, 13:49
Narrator

La carta rezaba así:

 


Todo está preparado para la vuestra fuga, mi queridísima Adriana.
Mañana a maitines, espero encontrarvos en la puerta del jardín.
He conseguido la clave, et en pocas horas vos hallaréis en lugar seguro.
Non dejéis que equívocos escrúpulos vos induzcan a rechazar aqueste medio
de salvaros vos et la inocente criatura que alimentáis en el vuestro seno.
Recordad que prometisteis ser mía mucho antes de ingresar en la iglesia;
que vuestro estado haráse muy pronto evidente ante los ojos observadores de vuesas compañeras,
et que la huida es el único medio de evitar los efectos de su malévolo resentimiento.
¡Adiós, Adriana mía!, ¡mi querida e destinada esposa! ¡Non dejéis de estar en la puerta del jardín a matines!


 

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03/10/2016, 13:53
Tiago

Tras la lectura de aquella invitación a la huida, al amor y a la locura, Tiago añadió: -Nunca supe de la identidad del desconoscido amante, et por mucho que insistíle, tampoco quizo recibirme la priora tras los muros del convento.

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03/10/2016, 14:08
Pelayo de Arango

Mi cabeza hundida en el pecho no tiene fuerzas para levantarse subyugada por el peso de las nuevas que llegan. La pena, la ira, el desprecio, la vergüenza. No se cual de esos sentimientos me aturde con mayor fuerza. Me levanto, pues las tripas se me retuercen con la llegada de las malas nuevas. Allí se agarran los nervios viendo como todo mi mundo se derrumba. Tantos frentes que combatir y ninguno para el que me he preparado. Tantos años luchando, estudiando las sagradas escrituras para luchar contra el infiel y la maldad que viene del exterior, y me encuentro que mis peores enemigos surgen aquí mismo en mi hogar.

Debo dar unos pasos o puede que me derrumbe -pienso mientras me levanto dando zancadas de un lado a otro de la estancia 

-Nada os reprocho Tiago. Se que sois vos hombre bueno de corazón y se que habedes fecho todo lo que has podido y habedes sufrido lo que en yusticia me tendría que haber tocado penar a mi. Debo recapacitar. Primero iré a ver a madre, que por lo que me cuentas puede que no me queden muchas oportunidades de verla. Después, realizaremos los preparativos para encontrar a mi hermana y enmendar lo que pueda ser enmendado-

En ese momento doyme cuenta de que Sixto ha presenciado toda esta escena y apenas si ha sido presentado como se merece

-Perdóname, Sixto amigo, pero la situación me ha hecho perder cualquier resquicio de educación. Tiago, este hombre que me acompaña es Sixto de Salamanca, que ha tenido la amabilidad de acompañarme en el viaje para servirme de ayuda. Desafortunadamente puede que su primer cometido sea el de servirme como pañuelo de lagrimas, pues muchas son las desgracias que me he encontrado en mi llegada. Sixto, poneros cómodo y descansad del viaje. Iré a visitar a mi madre y en cuanto baje prepararemos lo necesario para ir en busca de mi hermana. No se cuando partiremos mas no me gustaría demorar en demasía la salida, pues cuanto antes encontremos a mi hermana y al culpable de sus desatinos antes podremos darle solución-

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04/10/2016, 13:25
Tiago

Es un plascer conocervos, Don Sixto. -dijo al tiempo que estrechaba el brazo del salamantino. -perdonad también mis modales, pues aqueste efusivo reencuento ha privádome dellos.

Y tras aquella breve presentación quedóse el alquimista abajo disfrutando éste de las escasas viandas y de la compañía de Tiago mientras Don Pelayo se encaminaba al reencuentro de su madre escaleras arriba. 

Notas de juego

Os separáis. De momento marcad los mensajes Sólo para el Director.

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04/10/2016, 13:37
Señora de Arango

La madera se lamentó bajo los pies del alcantarino al cruzar éste el corredor que le hubo de llevar a las escaleras. Lujosos tapices adornaban las paredes. Alfombras raídas que otrora fueron de excelente manufactura, seguramente traídas de oriente, abrigaban el suelo mientras candelabros de oro ennegrecido brindaban una tenue luz a la casa de tu familia. Entonces llegó. La puerta estaba entreabierta y una mortecina luz escapaba de su interior. Sin pensarlo dos veces entró. La estancia era amplia, tenía un gran ventanal que permanecía entornado a pesar de que el ambiente dentro era caluroso. Madre estaba tumbada en la cama. Estaba despierta, y a juzgar por su aspecto, ella debía de ser la materia en descomposición que emitía el rancio olor que se percibía. Tenía un rostro macilento de cadáver, y unos labios finos y morados que acentuaban su aspecto insalubre. El pelo le colgaba lacio, blanco y revuelto, hasta las cejas, que casi ocultaban unos ojos pequeños de color almendrado.

-¿Federico, sodes vos? -su voz gutural, casi de ultratumba, mentaba a tu padre muerto.

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04/10/2016, 14:20
Pelayo de Arango
Sólo para el director

Me acerco hacia el lecho y tomo la mano de aquel cuerpo otrora fuerte y sano. Ahora no era mas que un reflejo de lo que había sido ella, lozana y alegre. Al final la parca acaba alcanzándonos a todos y es solo el Señor el que decide cuanto tiempo debéremos estar sobre la faz de la tierra

-Soy vuestro hijo, madre. Soy Pelayo. Non temas nada- le digo acariciando la pergaminosa piel de sus manos. Observo la innumerable cantidad de manchas que el tiempo ha ido impregnando en su piel - He venido a verte y a rezar contigo por vuestra alma, madre- le digo mientras paso la mano por su mejilla

Una leve lagrima se asoma por la comisura de mi ojo mas, hago un esfuerzo y me contengo. No es digno de un caballero verse poseido por la nostalgia. Ademas, es con el Señor con quien va, nada debe temer. Solo se acercará a su luz como haremos todos cuando Él lo decida

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05/10/2016, 12:26
Sixto de Salamanca

Hice un gesto a don Pelayo, indicándole que no había razón para tales disculpas.

- Comprendo vuestro dolor, mi señor, et non osaría yo sentirme ofendido por vuestras tribulaciones, que son sin duda de gran importancia.

Nada más añadí, pues no debía distraer al caballero, que muchos asuntos había de atender, empezando por visitar a su enferma madre. Luego estreché la mano de aquel Tiago, quién se presentaba.

- Non habedes de tener preocupación, en lo que a mi concierne.

Notas de juego

Dejo un breve post para despedir a Pelayo.

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05/10/2016, 12:28
Sixto de Salamanca
Sólo para el director

Quedé a solas en aquella casa enferma, contemplando el desgaste de las paredes y los daños del tiempo y las pestes que azotan al hombre. No me cupo duda de que en otro tiempo aquel lugar debió gozar de alegría y salud, mas las enfermedades acometen con fuerza, y arrancan a los hogares la dicha de la juventud. Sentí lástima, al tiempo que los quejidos de mi propio cuerpo me recordaban ese implacable paso del tiempo, el cuál transcurre para todos por igual, y ha de llevarnos inevitablemente a la tumba.

O tal vez no, pues si lo que cuentan los sabios es cierto, hay remedios para la enfermedad de la vejez que sólo la alquimia conoce. Secretos que unos pocos han domeñado, y que se hallan ocultos en las propiedades de los minerales y las plantas. Secretos que quizá un día habría de dominar, mas que en ese momento me eran desconocidos, inalcanzables, misteriosos. No fue la primera vez que pensé en aquella piedra filosofal de la que hablaban sólo los más osados, aquella sabiduría que, con sólo mentarla, habría de conducir al hombre más docto a la hoguera. Suspiré, agradecido de haber topado en mi camino con buenos cristianos, hombres cultos capaces de distinguir la brujería de la ciencia.

Notas de juego

Pues dejo unas reflexiones más, y espero a que Pelayo concluya con su visita (salvo que me indiques algo más).
 

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05/10/2016, 15:29
Señora de Arango

Los ojos de madre se abrieron repentinamente. -¡A buena hora queredes dar rezo! ¡maldito seas, Federico! -intentó furiosa incorporarse, más un acceso de tos se lo impidió, dejándola tumbada y exhausta nuevamente.

Pero antes de que el alcantarino, hijo pródigo, pudiera calmarla, ésta acometió de nuevo: -¡Pedid por la redención de la vuestra alma desgraciado, que bien lo necesitades! ¡et dejadme en paz!. -entonces comenzó a sollozar, rendida. -Como pudiste faze tal dispendio a vuesetra esposa... Amancebaros con esa perra andrajosa en aqueste nuestro lecho.

Marchad, et dejadme en soledad. -dijo a su hijo, a quien ponía el rostro de su muerto marido, antes de caer dormida causa del cansancio al que se había sometido.

Había perdido todo resquicio de cordura y lucidez la otrora digna y noble señora de Arango. Poco más podía hacer allí Don Pelayo, más darle bendición y despedirse de ella, pues quien sabía si esa sería la última vez que viera a su madre...

Notas de juego

Cuando quieras volver abajo, postea directamente añadiendo a Sixto como destinatario. Cuando bajes encontrarás a Sixto sólo, sin Tiago.

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05/10/2016, 15:44
Tiago

Allí quedó el alquimista en compaía de Tiago, cuyo porte y rasgos transmitían confianza y serenidad. Una de esas caras tostadas por el sol del campo que, con sus muchas cicatrices de experiencia, reflejan una mente clara acompañada de un noble corazón. Cansado se encontraba el anciano salamantino tras el viaje y aún más se halló tras escuchar la ingente cantidad de malas nuevas que allí se contaron, así que agradecido se mostró su cuerpo ante el descanso que aquel gastado sillón le ofrecía mientras disfrutaba de las escasas pero ricas viandas servidas momentos ha. Empero tal pasajera sensación de sosiego se vio súbitamente interrumpida por una voz elevada de tono que se mostraba turbada y contrariada. Imposible se hacía la tarea de discernir lo que decía, pero era evidente que aquella mujer que hablaba escaleras arriba era la madre de Pelayo. Más tal suposición no tardó en ser confirmada por Tiago:

-Tristemente, la senyora de Arango ha perdido el juicio. Tantas desgracias han nublado su sesera, más non la culpo, pues bien ha aguantado e otro tanto sufrido la muxer. -su rostro se mostraba azorado. -Dios la guarde, et tenga piedad de acogerla en su seno et darle la tranquilidad que ansía su ser.

Entonces aquel hombre de confianza, último protector de la ahora caída en desgracia casa de Arango, se acercó al sabio salamantino para ponerle, como en confidencia, al corriente de un último asunto.

-Muchos amigos son de los que gozo en Oviedo et, aunque aquestos non han habido de servirne para velar por aquesta familia et casa, credo que si lo han fecho para beneficio de Doña Adriana...

Y así comenzó a relatar como sus muchos amigos; ojos y oídos en Oviedo, le habían dado aviso de que alguien de identidad desconocida de quien sólo se intuía que debía de ser noble, poderoso y sobre todo pudiente, había dispuesto un pequeño grupo de mercenarios que habrían de partir en pos de la hermana de Pelayo. Tal compaña era formada por gente de la peor ralea, gente sin escrúpulos bien pagados que, sin importar los medios o las formas, debían volver con la joven con la mayor brevedad posible.

Ninguna hipótesis albergaba Tiago sobre quien podía ser aquel extraño contratante, y menos aún que interés podía tener en aquella muchacha, pero lo cierto es que aquel asunto pintaba muy mal: con la marcha de Pelayo de su hogar, la muerte de su padre y el encamamiento de la madre, se antojaba la joven Doña Adriana como la última de las piezas a batir en el tablero de un juego de poder que, como todo parecía apuntar, acabaría más pronto que tarde en desgracia para los de Arango.

Tiago conocía la identidad de uno de los miembros que formaría parte de aquella compaña. Era un viejo soldado que ahora se dedicaba más a luchar con los vasos y el vino, que contra el moro allende la frontera. El mentor de Pelayo estaba decidido a, esa misma noche, acabar con aquel beodo y retirado soldado para así suplantarle y al alba partir junto a la compaña.

-Sabed, amigo, que la joven Adriana est como mi sangre. Bajaría hasta el mesmo averno si fuere menester por salvar la su alma. Empero tal tarea ha de ser acometida por quien su verdadero hermano est.

Entonces se levantó y posó su mano sobre el fatigado hombro del alquimista. -se que puedo conviar en vos. -dijo. -Marchó a dar con el soldado, pues he de asegurarme que non se apresente aqueste mañana junto a la compaña. Informad vos a Pelayo de cuando vos he contado. Decidle que marche el, pues su brazo es joven et fuerte aún, más su espíritu valeroso. Es él a quien su hermana necesita. Habra de unirse a la compaña mañana, decidle. Cuando despunte el alba en la Puerta de Gascona. Yo velaré aquí por su madre esperando que él retorne.

Estiró el brazo, esperando que Sixto de Salamanca lo estrechara antes de partir.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tendrás que esperar a que Pelayo baje para ponerle al día, a menos que quieras subir ya mismo a buscarlo.

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07/10/2016, 09:15
Sixto de Salamanca

Tan amargas confesiones llenaron mi espíritu de lástima y congoja, pues aquel Tiago, en verdad, debíase de haber desvivido por darle a la familia de Arango la dignidad que la enfermedad y la muerte se empeñaban en arrebatarle. Era, sin duda alguna, el último colear de un linaje otrora grandioso, y ya caído en desgracia a merced de sus enemigos. El veterano ovetense era un ejemplo de la lealtad que algunos siervos tienen para con sus señores, una lealtad que yo nunca habría de experimentar, pues, aunque acompañaba a don Pelayo y con debida dignidad le trataba, no debía yo nada a nadie, sino a la sabiduría, y, en última instancia, a Dios, creador del mundo, y hacedor de las leyes que lo regían, en cuyo estudio obsesionaba mis horas muertas.

- Id tranquilo, Tiago, et non dudades de que daré recado al vostro senyor, don Pelayo, de cuanto habéisme contado. Et que habiéndole acompañado hasta aquí, será de razón que siga con él en aquesta lid, et ayúdevos a traer de vuelta a doña Adriana, et ponerla a salvo de tales malhechores et conspiradores, ya sea mediante la mano izquierda, o la diestra.

Estreché el brazo de Tiago, sellando así un pacto que no era acostumbrado para mi, y que hízome sentir, en cierto modo, que tornaba de vuelta a los tiempos de mi juventud, donde todo se juraba por la amistad, y el ímpetu arrastraba mis actos, en lugar del intelecto.

- Id con Dios, et que pronto volvamos a vernos, en mejores circunstancias.

Notas de juego

Pues nada, espero a que me reúnas de vuelta con Pelayo, y le doy razón de todo lo que ha ocurrido.

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07/10/2016, 16:07
Pelayo de Arango

Vuelvo escaleras abajo algo afectado por el estado en que he encontrado a mi madre. -Ha perdido la razon, la pobre mujer. Confundiome con el mio padre y hasta locuras andaba diciendo. Pobre madre mia. Dispondremos hoy todo lo necesario para partir mañana al alba hacia el convento donde estaba mi hermana. Preguntare a Tiago los detalles para que nos indique como llegar allí. Esta noche pasaremosla aqui para descansar por uni dia en lecho y bajo techo. Espero que os parezca bien, Sixto

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08/10/2016, 01:40
Narrator

Tiago se había marchado, quedando así el alquimista en la única compañía que aquellas desconchadas paredes ofrecían. Tan amargas confesiones y desesperanzadoras noticias hicieron mella en el espíritu ahora entristecido del salamantino. Éste caminó en circulos aquella estancia, pensativo a la espera de que Don Pelayo concluyera la visita a su madre y tornara nuevamente a aquel deslustrado salón. Y mientras esperaba, su cansada vista tubo a bien posarse sobre un viejo y grueso libro que reposaba en el roído escritorio del cual Tiago había cogido la carta que momentos antes hubo de entregar a Don Pelayo.

Los doctos dedos del alquimista no pudieron evitar la imperiosa necesidad de posarse sobre aquel libro que, firmado por un tal Aulo Cornelio Celso, se titulaba "De Medicina". Apenas tuvo tiempo de ojear las primeras páginas cuando los pasos de Pelayo escalera abajo, anunciaron el retorno del caballero alcantarino.

Y llegó éste con el rostro pálido y torcido, descolocado por lo vivido...

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08/10/2016, 01:55
Narrator

El libro parecía ser la transcripción de un libro original escrito por el romano Aulo Cornelio. Versaba sobre Medicina, y se te antojaba más que interesante lectura para las horas muertas en aquellos caminos que aún estaban por recorrer. Sería un desafío, eso si, desentrañar sus lecciones escritas en latín.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Si te llevas el libro, puedes anotarlo en tus posesiones de la siguiente manera:

De Medicina
Autor: Aulo Cornelio Celso.
Idioma: Latín.
Enseñar: 40%.
La lectura de este libro proporciona únicamente 15 PAp para aumentar Medicina.

Nota: En lugar de hacer una tirada por semana de estudio como dice el manual, puedes hacer una tirada por día (siempre que pases la mayor parte del tiempo de ese día dedicado al estudio del libro).