Partida Rol por web

No podía estar más contenta. El que Yukino hubiera demostrado tal superioridad tranquilizaba finalmente a Fukiyose, que ya veía a salvo su club de tenis en el futuro. No habría mejor capitana que Kazehaya Yukino. Levantó la mano de Yukino en el aire, mirando a las gradas, sonriendo contenta. La primera y la segunda dándose un baño de masas.

Kuroko no parecía muy feliz por su tercer puesto pero lo cierto es que en esos momentos no era por el puesto por lo que deseaba salir de escena. Fukiyose llegó hasta ella, mirándola de frente y haciendo sonrojar más a Kuroko que le apartó la vista un poco. Fukiyose le extendió la mano para chocársela de forma amistosa y la pelirroja, sonriendo ligeramente, se la estrechó.

Aoi estaba agobiada con su traje. Tuvo que quedarse atrás para que se lo cortaran mientras las tres chicas iban a los vestuarios para darse una ducha. Los vestuarios estaban libres y gracias a eso, Fukiyose pudo dejar de aspirar la sangre de la nariz.

Sakura:- ¡¡Oi, Yu-chan!! ¡No seas salida!

Fukiyose:- ¡Gomé! No puedo evitarlo...

Empezaron a coger las toallas y el jabón para entrar en las duchas.

Fukiyose:- Menudo repaso nos has dado, Kazehaya... no has tenido compasión.

Sakura:- Ni tú tampoco...

Fukiyose:- Era una competición...

Sakura:- ¡¡Oi!! ¡Deja de sangrar!

Fukiyose:- ¡Pues quítate el traje!

Le había entrado la risa floja desde que viera cómo le cortaban el traje a Aoi, posiblemente porque se sentía liberada y feliz, pero lo cierto es que la conversación de Kuroko y Fukiyose, aquella forma de hablarse entre sí tan típica suya, no ayudaba a calmar su risa.

- Es que mi capitana me enseñó a ser la mejor, debe ser triste para ella ver como la alumna ha superado a la maestra.

Le sacó la lengua a Fukiyose antes de lanzarle una toalla a la cabeza y meterse en la ducha. Era agradable volver a sentirse relajada de nuevo.

Aprovechó la toalla que le había lanzado Yukino para terminar de limpiarse la sangre que le quedaría al tiempo que Sakura parecía tener bastantes problemas para quitarse el ajustado traje de maid. Mientras Yukino se duchaba, podía observar, por un leve resquicio entre las cortinas, la escena que tenía lugar fuera entre las dos chicas.

Fukiyose:- Trae, deja que te ayude.- el tono de Fukiyose era de una amabilidad y dulzura que nunca antes Yukino había podido escuchar.

Sakura:- Puedo sola.

Fukiyose:- ¡No seas boba! La competición ya ha acabado. Y como no te ayude me sangrará de nuevo la nariz.

Finalmente Sakura le ofreció la espalda a Fukiyose para que le ayudara y cuando ésta terminó de desatarle el nudo, le dio un beso en la mejilla y se fue a la ducha sin más dilación mientras Sakura le daba las gracias. ¡Si en el fondo eran adorables y todo!

Fukiyose:- ¡Ne, Yukino! Ya sé por qué has ganado. ¿Cuántos zumos energéticos te ha dado el chico del club de ciencias? ¡DOPAJE!- comentó desde su ducha.

Se estaba duchando con la misma sonrisa boba en la cara, contenta de haber ganado y feliz de ser testigo de la ternura y el cariño de las dos capitanas. En momentos así se daba cuenta de las ganas locas que tenía de ver a Tezuka. En realidad, sin contar su fiesta de cumpleaños, hacía muchísimo que no tenían un buen rato juntos. Quizás sería momento de tener otra cita, podría pedírselo ella misma.

- ¿Huh? Por suerte para mi estómago ninguno más, igual por eso has perdido tú, ¿eh? Se te está poniendo en las caderas.

Aunque nadie pudiera verla, Fukiyose se puso a observar sus caderas, preocupada, para darse cuenta de que...

Fukiyose:- ¡Es mentira! Sakura... se está metiendo con mi fabuloso cuerpo...

Sakura:- Sakura no escucha nada de nada.

Fukiyose:- ¡Complot! Bueno, pues seré la primera en ducharme. ¡JA!

Dos segundos después ya estaba fuera de la ducha, peinándose con una toalla alrededor del cuerpo. Cuando Sakura salió le enseñó los dedos en uve y una sonrisa victoriosa. Ante tal tontuna Sakura podía haber puesto los ojos en blanco, pero no pudo evitar reír divertida.

Sakura:- Vamos, Kazehaya-san. La primera no puede llegar última al podium.

La verdad es que entre el agua calentita y la gran carrera que se había pegado le estaba entrando un poco de modorra así que se había permitido tomarse la ducha con calma y tranquilidad, disfrutando de la sensación y eliminando hasta el último rastro del sudor de su cuerpo, a pesar de que en cuanto saliera el calor ambiental volvería a atacarla con fuerza.

- Haaaaiiii - dijo saliendo de la ducha con el cuerpo envuelto en una toalla -. Me he quedado nueva - comentó con una sonrisa mientras se pasaba los dedos por el pelo para peinárselo -. Y ahora...Kuroko-sempai, sabes lo que toca, ¿no? - le dirigió una mirada fija, sin pestañear, conteniendo la sonrisa -. ¡Tápale los ojos mientras me cambio!

En realidad no le importaba demasiado que la vieran desnuda pero Fukiyose era una pervertida y no quería comentarios al respecto.

Fukiyose:- ¡EH!

El grito ofendido de Fukiyose no sirvió para que la dejaran tranquila. 

Una vez que se hubieron cambiado nuevamente, salieron a la zona de podium, donde todo el público seguía esperándolas. La gente empezó a rugir nuevamente con fuerza al verlas aparecer. El nombre que más se pronunciaba era el de Yukino.

Primero nombaron a Sakura que se colocó en el nivel tres, el más bajo de los tres, saludando a su gente y recibiendo una medalla de bronce que claramente le supo a poco.

Comentarista:- Kuroko-san ha ganado vales de descuento para diferentes tiendas en el centro comercial para toda su clase.

Un sector del público aplaudió con fuerza, orgulloso de su representante. A continuación llamaron a Fukiyose que subió al escalón número dos entre aplausos y gritos de "¡Fukiyose! ¡Fukiyose!". Le colocaron la medalla de plata que también le supo a poco, pero visto lo que había sufrido durante las pruebas, estaba conforme.

Comentarista:- Fukiyose-taicho ha logrado liberar a su clase de tareas de limpieza por todo lo que resta de curso.

El sector del público seguidor de Fukiyose estalló en rugidos de victoria.

Al fin llamaron a Yukino que al colocarse en la zona más alta del podium casi logra que las gradas se vinieran abajo con tanto aplauso, salto y grito. Le colocaron la pesada medalla de oro y el comentarista habló sobre su premio:

Comentarista:- Kazehaya-sama ha logrado varios premios: el primero de ellos es que su clase tendrá acceso a la piscina del colegio varias tardes a la semana, el segundo es que se librarán todo tipo de tareas y el tercero pero no menos importante, ¡contarán con comida especial en el comedor!

¡¡Vivirían como reyes!!  

Una cosa había sido correr y hacer locuras con cientos de personas mirando, en ese momento ni siquiera había pensado que aquello pudiera molestarla, pero estar de pie en el podio, elevada por encima de sus dos compañeras y esperando que la premiaran era una de esas cosas que la cohibía. Aún así no se permitió demostrarlo, esforzándose por cuadrar los hombros y mantener la sonrisa mientras les daban las medallas y los premios a sus amigas.

Escuchó con interés las ventajas que les otorgaban aunque se sentía un poco decepcionada al escuchar que todos eran a compartir. Es decir, vale, eran en representación de toda la clase pero ¡quien se lo había currado eran ellas! Al menos podrían añadir algo sólo para las tres mejores.

Por supuesto eso no hizo que recibiera su premio con menor agrado, pues sabía que sus compañeros de clase estarían agradecidos y además, ¡tenía una medalla! Bien pensado, aquel era un gran premio. Llevó la mano al pesado colgante dorado que ahora reposaba sobre su pecho, rebosante de orgullo al saber que al margen de cualquier cosa que le hubieran podido dar, sería un recuerdo de por vida.

Agradeció la medalla y el regalo, sonriendo de oreja a oreja mientras chocaba manos con Sakura y Fukiyose.

- Está genial, ¿eh? - les comentó mientra seguía observando con una mirada orgullosa su medalla de oro, captando los reflejos de los rayos del sol en la superficie dorada del disco metálico.

- El año pasado nos regalaron una bici y un ordenador portátil para nosotras solas.

Aún comentando, aplaudieron también al público en forma de agradecimiento y después finalmente se bajaron, cerrando el festival deportivo de aquel año. Algunos amigos cercanos se les acercaron para felicitarlas personalmente y mientras Otota, Mei, Hayane y el resto lo hacían, Yukino pudo observar a Tezuka apoyado en un árbol del fondo, masticando una ramita y vestido aún con el traje de Hyotei mirando en su dirección:

- Pues se lo podrían haber currado más - había musitado sin perder la sonrisa ni apenas mover los labios ante el comentario que le hicieron.

La verdad es que comprendía que aquel año el presupuesto era menor, más habiendo llevado el año pasado a una clase al completo a Alemania, seguía sin entender cómo aquel colegio llegaba a fin de mes cuando obviamente no controlaba para nada sus gastos.

No tuvo tiempo de seguir divagando al respecto pues pronto se vio envuelta entre sus amigos, que la felicitaban con una gran sonrisa mientras le daban palmaditas en la espalda.

- Me conformaré con un masaje de agradecimiento - bromeó justo cuando sus ojos dieron con Tezuka, apoyado en un árbol sin importarle al parecer mancharse el uniforme. Su corazón se aceleró inmediatamente como producto de la euforia puesto que hacía dos semanas enteras que no se veían. Sí, le había echado de menos. A rabiar -. Disculpad, voy a...

No concluyó su frase, ni apartó la mirada de Tezuka, simplemente empezó a caminar en su dirección como en un sueño. No era consciente de la amplia sonrisa estampada en su rostro ni del pelo mojado humedeciéndole la camiseta mientras una gota perezosa se deslizaba por su cuello hasta perderse en la clavícula.

- ¿Has visto la competición? - preguntó como si tal cosa con ademán desenfadado, nada más llegar hasta donde estaba él.

Era vagamente consciente de que tendría que haberle saludado, de que deseaba abrazarle y darle un beso, de que quería pedirle que le explicara con más detenimiento cómo le había ido en el Hyotei. Preguntarle por qué seguía vistiendo aquel uniforme. Pero su mente bullía con tanta emoción y había sido incapaz de decir nada mejor.

Inconscientemente se apartó del árbol donde estaba apoyado y dejó de masticar la ramita que había cogido. Luego a medio camino entre ir a besarla y abrazarla, recordó que Yukino era una vergonzosa y que debían guardar las distancias. Más aún cuando aquel día era el centro de atención de todo un colegio.

- Sí y debo decir que solo pienso competir contigo en videojuegos.- bromeó antes de decicarle una leve sonrisa. No sabía si era por estar pletórica o porque hacía semanas que no la veía, pero le parecía que estaba realmente guapa- Aunque debo decir que los premios han sido basura este año para los ganadores.

¿Se lo propongo ya? ¿O pensará que no sé esperar? ¿Se enfadará conmigo?

Cambió el peso del cuerpo ligeramente hacia los talones de sus pies.

- Oi, Yukino. Esta noche duermo solo en casa.

Le dio un suave puñetazo en el hombro cuando dijo que sólo pensaba competir con ella en videojuegos, riendo divertida por la broma y el cumplido indirecto, aunque su segunda frase sólo recibió por respuesta un leve encogimiento de hombros. ¿A quién le importaban en aquel momento los premios? A ella desde luego que no.

De todas formas había abierto la boca para restarle importancia al asunto cuando la duda que había estado percibiendo en él se verbalizó en forma de insinuación. Se ruborizó inmediatamente y bajó la mirada. ¿Aquella noche? Era muy imprevisto..., pero también hacía mucho tiempo que buscaban la oportunidad así que no estaba mal, ¿no? Golpeó un poco el suelo con un pie, apartando una piedrecita invisible.

- ¿Qué intentas proponerme, Kunimitsu-sempai? - preguntó cuando subió la mirada, y a pesar de que estaba visiblemente nerviosa se notaba que le estaba quitando hierro al asunto al fingirse escandalizada -. ¿A qué hora quieres que... - carraspeó un poco, pues la voz se le había salido un poco quebradiza en algunas palabras al adoptar un tono más serio -...vaya?

Había temido que se enfadara y se largara de allí haciendo notar que la había ofendido de alguna manera, pero se sintió mucho más tranquilo cuando reaccionó de manera totalmente contraria. No pudo evitar soltar el aire que había mantenido en sus pulmones con alivio.

- Te invito a cenar. Cocinaré yo. ¿Vale? Es el mínimo premio que puedo darte por ganar.

¿Por qué estaba de nuevo nervioso?

Experimentó su parte de alivio al notar el nerviosismo que emanaba de él, forzándose a relajarse un poco ella misma esbozando una sonrisa que pretendía ser relajada.

- Me parece bien - aceptó con los ojos brillantes mientras por dentro pensaba y repensaba en todo lo que tenía que hacer hasta la hora de la cena.

Ojalá pudiera hablar de todo eso con Mei, era la única chica que había tenido novio (novio, que no novia) con la que tenía suficiente confianza para hablar de aquel tema pero era la hermana de Tezuka así que no podía. Iba a asegurarse de que iba bien depilada pero, ¿qué más? ¿Debería ponerse ropa interior sexy? ¿¡Acaso tenía siquiera!? Quizás debía comprar... ¿Pero no sería demasiado atrevido? ¿Y si estaba pensando demasiado en todo eso y no pasaba nada?

De alguna manera la sonrisa de Yukino le tranquilizaba. ¿Cómo podía estar tan tranquila? Vale que seguramente estaba pensando en ir a cenar, dormir y ya está. Pasar un rato juntos y listo y probablemente eso mismo estaba pensando también Tezuka - o intentaba convencerse de ello- pero aún así el pleno hecho de que fuera a estar a solas con una chica le tensaba. Ya había dormido con Mashima pero había sido distinto porque habían decidido que nada ocurriría. ¿Acaso habían decidido lo mismo Yukino y él? ¡NO! Para nada y eso era lo que le tenía en ascuas y nervioso.

- Bien. Entonces te espero.- ¿Notaría Yukino su nerviosismo? No quería parecer el inseguro de la relación.- Te dejo celebrarlo con tus amigos entonces. Nos vemos luego, novata.

Seguramente iba a explotar como un volcán al entrar en erupción si seguía pensando en eso pero ahora que Tezuka la había invitado sus palabras habían actuado como detonante y su mente insistía en dar vueltas una y otra vez sobre el mismo tema mientras ella se debatía entre la emoción, el miedo, la expectación y la vergüenza.

- Hai..., y cámbiate, no te queda bien el uniforme del Hyotei - le sacó la lengua ante tal flagrante mentira. Estaba tan o más guapo que siempre, quizás porque hacía dos semanas que no se veían, pero no le gustaba lo que evocaba aquel uniforme.

Se llevó dos dedos a la sien antes de hacer un gesto con ellos a modo de despedida, alejándose hacia donde había dejado a sus amigos, totalmente acalorada.

- Lo siento, ya he vuelto. Entonces, ¿quién decís que se encarga de mi masaje?

Todos con una sonrisa pícara y una ceja levantada, cruzados de brazos y respondiendo a la pregunta de Yukino sin tener que abrir la boca. 

Mei:- Bueno, que hacer recuento de lo del viaje. Nos vemos el lunes.

Otoya:- Y yo tengo que instar a mis seguidores a que voten por mi canción para entrar en el concurso. Soñar es gratis, ¿no?

Hayane:- ¡Quiero helado!

Haruka:- Yo también...

Entre unas cosas y otras al final todos se fueron a sus quehaceres. ¿Cuánto quedaba para las nueve? ¡Solo dos horas!

Entrecerró los ojos en lo que pretendía ser una mirada fulminante como toda respuesta al presunto atrevimiento de sus amigos pero fue todo un fracaso pues seguía pensando en la cena de aquella noche. Casi antes de darse cuenta estaba sola y nerviosa pensando en lo que se suponía que debería hacer con lo cuál se decidió por ir a comprar una muda de ropa interior pero al encontrarse frente a la tienda más cercana ni siquiera se atrevió a entrar.

Es decir, ¿qué pensaría Tezuka si le veía según que ropa interior? ¿Que siempre iba así? ¿Que se la había puesto para él? Contra más pensaba en eso, con las pupilas de sus ojos convertidas en un espiral sin fin, menos se decidía por hacerlo así que acabó por dirigirse a casa, ruborizada y registrando su cajón en busca de ropa interior que por lo menos no fuera infantil.

Durante los siguientes quince minutos Yukino protagonizó para sí misma un desfile de moda de ropa interior, poniendo posturitas ante el espejo para acabar avergonzada. Al final se decidió por un conjunto azul oscuro sencillo y rematado con un poco de encaje que esperaba que le diera un toque adulto si es que llegaba a quedar al descubierto. ¿Quería que quedara al descubierto? Esperaba que alguien lo supiera porque ella desde luego que no.

Lo siguiente fue un examen minucioso de sus pelos pero como se había depilado con motivo del festival deportivo tampoco hubo mucho que hacer así que acabó por darse un tratamiento de belleza entero a base de cremas hidratantes, mascarillas y pepinillos en los ojos incluidos al más puro estilo diva norteamericana, aunque éstos últimos le duraron menos de dos minutos antes de que se cansara.

Haciendo esa estupidez había consumido ya más de una hora así que el tiempo que le quedaba lo empleó para escoger modelito, que tuvo que cambiar dos veces cuando ya lo creía escogido. Si llevaba minifalda lo tomaría por una insinuación y con sus vestidos despedía una indudable aura de ingenuidad así que había acabado por ponerse unos shorts negros y una camiseta con cuello de barco con rallas blancas y rojas tipo Wally.

Veinte minutos y tendría que irse. Y eso que había pensado que le sobraba el tiempo. ¿Qué se llevaría? Zapatillas...tenían el dibujo de un oso pero suponía que no importaba demasiado. Pijama...era una suerte que el de verano fuera más decente que el de invierno, aunque fuera unos simples pantalones cortos y una camiseta de tirantes, todo en azul pálido, por suerte sin ningún dibujo. Cepillo de dientes, ¿pasta?, no, seguro que Tezuka le dejaría la suya. ¿Necesitaría una toalla? No estaría de más tampoco, lo mismo que su champú, el peine y una goma de pelo. Y otra muda de ropa en general.

Cinco minutos. Su abuela le había regalado maquillaje pero ella apenas lo había usado así que quizás sería lo que el faltaba para aquel día. Hacerse la ralla de los ojos, un poco de pintalabios..., suficiente. Tenía que irse.

No tuvo que esperar mucho tras llamar para que Tezuka, vestido con vaqueros y una camiseta de manga larga negra remangada, le abriera. El aroma de la cena preparada llegó hasta la puerta abierta.

- Qué puntual.- Sabiéndose solos, se acercó y la besó. Quizás fue un beso algo más corto de lo debido, pero estaba nervioso y no quería transmitir una idea equivocada (o no) con un beso apasionado.- Pasa. ¿Tienes hambre?

Espero que ella sí...

Había sido una suerte que su padre no estuviera en casa, así sólo había tenido que dejarle una nota diciendo "Duermo en casa de Mei y Hayane", sin tener que verse con explicaciones acerca de la ausencia de sus amigas. De todos modos no se podía decir que experimentara un alivio real puesto que los nervios la había atacado de nuevo de camino a casa de Tezuka, acelerando sus pasos en determinados momentos y haciendo que arrastrara los pies en otros.

Pero con nervios o sin ellos llegó, y Tezuka salió a recibirla seguido del delicioso aroma a comida y un beso que le supo a poco y no era para menos pues llevaban por lo menos desde el día de su cumpleaños sin besarse. Le sonrió con timidez, ocultando como podía su nerviosismo.

- Gracias, sí - lo cierto es que los nervios, más que cerrarle el apetito se lo habían abierto o quizás fuera la cantidad de ejercicio realizado hacía apenas unas horas. A decir verdad, había estado tan ocupada con sus preparativos que ni siquiera había comido nada -. Con permiso... - dijo nada más pasar la puerta, como acto reflejo, recordando de forma inmediata que no había nadie y volviendo a sonreírle a Tezuka, momento en que alzó la bolsa que llevaba-. ¿Dónde la dejo?