Partida Rol por web

Soi Fong se acercó.

- Tengo mis conjeturas. Comprobemos si tengo razón.- mientras, la capitana del segundo escuadrón comenzó a curar la pierna de Reena, diciéndole que era algo provisional. Que debería ir al cuarto escuadrón pronto. Yoruichi comenzó a quitarle la ropa a la parte de arriba que tenía sujeta, claramente buscando algo- En cuanto a la ropa... no dejaría que Byakuya te ordenase a hacer nada de esas cosas. Una Shihöin como nosotras no hace eso. Lo que hacemos es luchar como bien has hecho tú. Estoy orgullosa de ti y me encargaré de que se sepa lo que has hecho. Soi Fong me ayudará. ¡Ajá!

Os enseñó el cuerpo del shinigami y pudisteis observar que tenía un hueco como los de un hollow y alrededor de este había hueso, como el de las máscaras de los hollows.

- Lo que sospechaba. Enhorabuena, has sido la primera en enfrentarte y vencer a un arrancar.

Agradecí lo de la pierna.

-Estoy bajo las órdenes del capitán Kuchiki. Hará lo que el quiera...y la verdad preferiría que no le mosqueaseis...- me corté -¿Un arrancar? No sé que es eso...- miré a la capitana soi Fong a ver si ella sabía algo. -Parece un Hollow...más o menos...

Soi Fong presentaba una expresión de desconcierto. Tampoco entendía a lo que se refería su admirada mentora.

- Veréis, ¿recordáis que os hablé de que no somos enemigos y que habrá un complot? Pues...

Pero paró instantáneamente. Tú también lo sientes. La pelea entre tu capitán y Kurosaki ha terminado, el de Byakuya está débil por lo que deduces que está muy herido, pero eso no es lo que más os alarma. Sentís un reiatsu conocido. Muy conocido... sin duda alguna es el de Aizen Sousuke.

Yoruichi se levanta apartando el cuerpo a un lado y quitándose la dos vendas de los brazos.

- Reena. Si puedes continuar. ¡Síguenos! No tenemos tiempo que perder o Rukia morirá y no será la única.

-Os seguiré como pueda.

¿¿El capitán Aizen??

Si pretendía seguirlas tendría que hacer shunpo. Lo cual sería malo para la pierna...y ni de lejos podría ir a la misma velocidad que antes, que ya era más lenta que la de ellas dos de por sí.

-No me esperéis..ya llegaré.

Lista para cualquier cosa...empecé a correr tras ellas.

Para cuando llegas te encuentras a Aizen engatillado por Soi Fong, Yoruichi tapando con las vendas su zampakûto, Rangiku Matsumoto, la teniente de la 10 engatillando a Ichimaru y Komamura, muy herido a Tousen. Los demás capitanes Kyoraku, Ukitake y Yamamoto también están.

Además, Byakuya está muy herido sujeto por Rukia como puede.

Aizen sonríe después de que le llamen traidor. La Hoyuku, una piedra que un tal Kisuke Urahara había escondido en el cuerpo de la shinigami, está en su mano. El pelirrojo, Ichigo y Renji, ambos heridos a más no poder, observan la situación con desesperación.

Al parecer todo había sido un plan llevado a cabo por Aizen para conseguir la Hoyoku, con la que conseguiría hacerse tan poderoso y crearía tales criaturas, los llamados arrancar a partir de Hollows, que destruría todo.

Aizen: Me temo que ha sido divertido, pero debemos irnos.

Una brecha se abrió en el cielo, encima de ellos y los ojos de una criatura enorme aparecieron. Inmediatamente escuchas a Yoruichi gritar "¡Apártate, Soi Fong!"

Se separan a tiempo. Antes de quedar dentro de un haz de luz que comienza a llevarse a Tousen, Ichimaru y Aizen, que se quita las gafas terminando desintegradas y se echa el pelo hacia atrás.

Aizen: Sayonara. Nos volveremos a ver.

Inmediatamente aparece la ryoka pelirroja acompañada por la teniente de la 11 y los otros dos compañeros, pasa de todos y se pone a curar tanto a Ichigo, como a Renji y, para sorpresa de todos, también a tu capitán, a quien echan en el suelo.

Cojeo acercándome a mi capitán. Por si quiere algo. Aunque no le hablo...símplemente dejo que me vea.

¿Qué habrá pasado?

No me considero con rango, ni con poder suficiente como para desafiar al rango, como para hablar, así que permanezco callada.

Momentos después, me siento/dejo caer. El peso es demasiado para mi pierna tras la carrera...mejor esperar sentada.

En cuanto te sientas, ves que la misma luz que cubre a tu capitán y que lo está curando a gran velocidad, te envuelve. A tu lado está esa chica pelirroja ryoka de grandes pechos que te sonríe dulcemente aunque se la nota claramente agotada.

El capitán Yamamoto da órdenes:

Yamamoto: ¡¡Curad a los heridos!! Tengo entendido que el capitán Hitsugaya, la teniente Hinamori, Hisagi, Komamura y unos cuantos más están siendo atendidos ya por la capitana Unohana. En dos días tendremos una reunión. Quiero que vuelva el orden al Seireitei ya.

Tras aquello se marchó y Yoruichi se acercó hasta ti poniendo su mano sobre tu cabeza con ternura, mientras te sonríe.

- Estos días estaré en el cuartel del segundo escuadrón. Ven a verme cuando tengas tiempo. ¿De acuerdo?

Miré a esa chica, a punto de neegarme a que me curara...no me gustaría que por curarme se desmayara o algo así. Pero...se sentía tan bien y cálido...le devolví, un poco, la sonrisa.

Me tensé ante ese contacto...¿Ternura? Aparté su mano tratando de no ser demasiado brusca. No recibía trato así desde...nunca. Y no me hacía gracia ahora, de una desconocida.

-Si tengo tiempo iré.

Lo cual dependía de mi capitán y no de mi.

Pasó bastante tiempo desde que empezaron a curarle hasta que se pudo mover, totalmente recuperado incluído el reiatsu. Una habilidad totalmente asombrosa. Reena había experimentado la misma sensación y ahora se encontraba como si no hubiera recibido daño alguno y pudiese enfrentarse a cualquiera.

Una vez que le permitieron irse a su fabulosa casa. Kuchiki Byakuya te llamó.

- Acompaña a Rukia a sus aposentos. Que nadie se la lleve, ¿me oyes? Y consíguete otro traje. Alguien de mi división no puede ir con esas pintas. Yo tengo que reunirme de inmediato con el capitán. Por lo demás, haz lo que quieras, pero no ridiculices al escuadrón.

Estaba comenzando a anochecer y quizás cuando dejases de escoltar a Rukia, terminase por anochecer. Pero la buena noticia es que tenías el resto del tiempo libre. ¿Qué habría sido de Rikichi? ¿Habría despertado ya?

Ya, claro...tiempo libre...¿Cómo se supone que voy a impedir que nadie se la lleve si no estoy con ella? Tsk...

-Si, señor.

Me acerqué hasta Rukia.

-Debo escoltarla, subcapitana. A sus aposentos en la casa Kuchiki.

si me encontraba a Rikichi por el camino quizá podría mandarlo a por un uniforme para mí...

Rukia asintió y comenzó a caminar tras despedirse de Ichigo que pasaría la noche, seguramente, en el cuarto escuadrón.

- Gracias.

Caminó largo rato en silencio.

- Al final las cosas han acabado bien.- habló tras un largo rato de mudez. Se encontraba feliz.- Aunque Aizen haya escapado... todos estamos bien... Ichigo está bien. Inoue también...Chad... Ishida... - suspiró.

-¿Se ha hablado su ejecución, señora? ¿Será evitada?

Caminaba un paso tras ella.

Rukia paró justo cuando llegaban a sus aposentos. Miró al cielo nocturno. Flores de cerezo surcaban el aire, rodeándoles. La brisa movía vuestras ropas y vuestro cabello. Cerró los ojos, y te miró, con lágrimas en los ojos y sonriendo:

- Revocada.

Se acercó a ella. Sabía que pertenecía a la familia Shihöin, tan o más importante que los Kuchiki. Y aún no hablaban en igualdad.

- Gracias por ayudarme a llegar. Me retiraré. Ha sido un día largo cargado de emociones y, necesito descansar.

Sin más se volvió, entró en sus aposentos y cerró el biombo.

La luna en cuarto creciente estaba en lo alto y las estrellas iluminaban también el jardín de la casa. Se escuchaba el correr del agua. Era como si allí dentro nada hubiera sucedido y permaneciese en calma.

Pese a que el biombo estaba cerrado, le hablé.

-Si escapáis...tendré que perseguiros.- "ordenes del capitán" no lo dije, pero era obvio.

Me marché, camino al barracón de la sexta división, donde dormíamos los shinigamis sin casa a la que ir. Me cambiaría de uniforma e iría al Rukongai en busca de Dango. Hoy me lo merecía.

En la taberna del distrito del Rukongai donde mejor se hace el Dango, te llenas varios platos de él.

Está bastante animada, como si no hubiera ocurrido nada o ellos no lo supieran mejor dicho.

Allí hay gente que conoces, Matsumoto está trincándose una botella de sake a un par de mesas de la tuya. Parece muy borracha. Ikaku está peleándose con el teniente de Komamura por quien se ha acabado su botella de sake.

-¡Oe! ¡Baka! ¡Cállate de una vez Madarame!

Ese tipo me caía bien en realidad.

-O llévatelo fuera.

Comí más dango.

La taberna quedó en silencio. Ikaku puso cara de fulminarte con la mirada y centésimas de segundos después lo tenías con la frente pegada a la tuya:

- ¿¡Qué dijiste?! - habló tan alto y estaba tan borracho que escupió al hablar y te llenó de babas no solo el dango, sino también la cara.

Apreté mi frente contra la suya subiendo un pie a la mesa.

-B·A·A·A·K·A·A·A. ¡Y ahora me debes una ración de dango por echar babas!

Ikkaku aprieta más la frente contra ti, con cara de muy mala leche, la pintura roja de sus ojos se le está corriendo. Y cuando dices lo del Dango, mira el que tienes en la mano y le pega tal muerdo que se lo come entero.

- ¿Qué te parece? ¡Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

-Para ti todos, pero me vas a comprar más, Madarame.

Le cojo del cuello y comienzo a frotar los nudillos de la otra mano en su cabeza.

Siempre era divertido tratar con ese tipo.

-¿Conseguiré sacar fuego?