Partida Rol por web

-No, claro que no. Pero el motivo de venir aquí es para que Ichigo encuentre a su madre. Decís que no está aquí y él afirma que sí pero no colabora nada, en ningún sentido, para aclarar por qué piensa eso.- me encojo de hombros.- Quedarnos más tiempo solo traerá problemas, le conozco y en algún momento se saltará alguna norma para hacer lo que le de la gana. No hay necesidad de que eso ocurra.

-Este lugar parece agradable, pero soy capitana y tengo obligaciones en el Gotei 13. Si debo ausentarme, bien, pero sin motivos prefiero no hacerlo.

- Como quieras pensar. Pero no me iré de aquí.- al parecer lo que pasa es que piensa que no servirá de nada indagar delante de todos si el mandamás acaba de decir que no sabe nada.- ¿No te gustaba la comida, Reena-san?

Echizen sonríe complacido.

Los demás vuelven a comer.

Echizen:- Entonces terminemos esta agradable comida y volvamos a nuestros quehaceres. ¿No os parece? Cuando estéis satisfechos, Tezuka y Kikumaru os enseñarán las habitaciones, ¿de acuerdo?

Tezuka asiente mientras que Kikumaru deja el tenedor y mira a Echizen con algo de mosqueo. Pero pronto, ante la cara divertida de Echizen, el del parche vuelve a recoger el tenedor y ataca al postre.

Durante el resto de la comida me concentro en el reiatsu de cada uno de ellos, en como es...que marca deja.

Cuando nos guíen a nuestras habitaciones, llamo a Ichigo a la mía.

-Dime todo lo que sepas de tu madre. Como era, como olía, que talla de ropa tenía, que sensación notabas cerca de ella. Todo.

No es una petición, es una orden.

Los reiatsus son bastante variados y excepto al de Echizen, puedes sentirlos a todos. Durante el resto de la cena te fijas en todo lo referido a los reiatsus, almacenando la información de cada uno de ellos.

Al único que no te hace falta investigar ahora mismo es a Fuji, pues ya analizaste su reiatsu y lo extraño de su aura negra que contrasta bastante con su personalidad soñadora, sensible, elegante.

Momoshiro presenta una energía espirtual algo más clara, como grisácea. Parece un hombre atormentado por la vida, por sus pensamientos y por su situación; y aún así exteriormente se expone como alguien dicharachero, simpático y ligón. Amante, como Fuji, de las mujeres.

Kaidoh es el más violento de todos. Su expresión de mala leche exterioriza su interior. Es un hombre sediento de sangre, efusivo y muy fácil de enfadar. No le gusta que le hablen, que le toquen o que simplemente se dirijan a él. Un alma solitaria. Ajena a todos por puro placer.

Oishi, el moreno de cara sonriente parece alguien despistado pero su gran energía espiritual, controlada de manera magistral, es apabullante. Su aura es clara, quizás la que más de todos. Sonríe como un bobo cada dos por tres y las bromas son su mejor método para sobrevivir.

Finalmente Kikumaru, que presenta un aura algo extraña. Parece ser que es el que menos poder presenta, o, quizás, el que más. Le rodea un aura de delicadeza y sus gestos la acompañan. Son dulces y a veces algo afeminados para tratarse de un hombre. No sonríe en ningún momento. No habla.

Cuando llamas a Ichigo a tu habitación, se echa en la cama y comienza a hablarte.

- Ya te dije que no recuerdo mucho de ella. Siempre estaba sonriendo, era dulce, amable y buena. Me protegía. Físicamente ya sabes cómo era. Mi padre la tenía en la cocina.

- ¿Su olor? No era muy característico. Supongo que olía a alguna colonia que se echaría, como todo el mundo. Pero no lo recuerdo.

-Baka...Podrías colaborar más.

Me siento en el suelo y me concentro un buen rato,aislando todo lo que siento y sé lo que es y de quién proviene. Respiro. Voy a hacer algo bastante peculiar. No voy a utilizar un kidoh normal, sino a modificar uno que ya existe.

-"Corazón del sur, ojo del norte, dedo del oeste, pie del este, alma superior, mente inferior: llegad con el viento y partid con la lluvia, encontrad lo invisible y conoced lo desconocido."-

Mientras he ido hablando me he mordido el pulgar y realizado un dibujo en el suelo con mi sangre. Un circulo dividido en seis partes exactas con un caracter especial en cada una de ellas.

-Kakushitsuijaku ou.-

Normalmente se usa para encontrar una fuente de reiatsu conocida. Ahora lo estoy usando para encontrarlas todas, conocidas o desconocidas, y averiguar la localización de cada una de ellas.

- Solo estoy teniendo paciencia y no voy contando mis cosas a desconocidos, baka. Como hiciste tú.

Al ver que te pones a hacer ese kidô, extrañado, se incorpora un poco en la cama y te mira, atento.

¿Qué ves? ¿Qué notas? ¿Eres consciente de que descubrirán que estás investigando de esa manera?

Los mismos reiatsus que antes. Momoshiro, Kikumaru, Fuji, Oishi, Kaidoh... y además esos de los sirvientes. Extraño... todos presentan un pequeño foco de reiatsu. El mismo y mínimo. Y...

La imagen de ese Kikumaru se presenta en tu cabeza cuando notas algo extraño. Delicadeza, fortaleza, decisión, inteligencia, ¿amabilidad? ¿nerviosismo? y... ¡¡Es una mujer!!

Me cruzo de brazos tras abrir los ojos.

-mmm curioso. Aunque no lo termino de entender. Los he localizado a todos menos a Echizen, su reiatsu está en todas partes hasta el punto de no ser capaz de notarlo. Todos los sirvientes tienen algo de reiatsu, pero tratando de concentrarme en lo que me has explicado de tu madre...me lleva a Kikumaru. Que resulta que es una mujer y hay alguna similitud entre ellas. ¿Parentesco quizás?

Te mira serio unos instantes, sin decir absolutamente nada.

Y sin decir ni una palabra se levanta tranquilamente de la cama y se dirige a la puerta para salir de la habitación. Su expresión de la cara da mucho en qué pensar.

¿A dónde irá? ¿En qué está pensando? ¿Qué hará?

Más no puedo hacer sin quebrantar las normas, si es que no lo he hecho ya. Así que me quedo ahí sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared y mis zanpakutoh apoyadasen mis hombros, después de haber limpiado la sangre.

Espero. A que sea él el que las rompa y la líe, lo hará antes o después...mejor que no me pille dormida.

No tenemos ni una posibilidad contra todos esos si se da el caso...quizá contra uno o dos...

Aunque no tengo muchas esperanzas en ello. Lo que sé es que no me dejaré vencer.

Diez..... nueve..... ocho.....siete......seis......cinco.....cuatro.....tres.....dos......uno......

Un fuerte grito.

Y la alarma empieza a sonar. Un sonido francamente molesto que te destroza los oídos. El movimiento empieza por la casa. Gente corriendo, los sirvientes por todas partes.

Parece mentira. No hace ni 5 horas que habéis llegado y ya la habéis liado bien liada.

Suspiro y me levanto. Me coloco bien las zanpakutoh, con calma. Y me dirgo hacia allí.

Qué habrá hecho....

El ruido y los pasos precipitados te llevan hasta la que es la habitación de Kikumaru. Pero allí, ahora mismo, no ves ni rastro de ella. En cambio ahí están todos los demás que llevan el mismo traje que ella, mirando hacia el suelo, al lado de Ichigo que está en el centro de la habitación mirando también ahí, mientras con una mano sostiene su zampakûto y en la otra el parche de Kikumaru.

En el suelo, la ropa de Kikumaru junto a lo que era su pelo. Pero ni rastro de él.

Ichigo parece muy sorprendido.

En ese momento, antes de que puedas decir o hacer nada, el sonido de alarma cesa y escucháis perfectamente los pasos tranquilos de Echizen. Eres la primera que lo ve venir. Serio y al parecer algo molesto.

Observa el suelo y se da cuenta de lo que pasa. Kikumaru era un espía. ¿Cuántos más de los presentes lo serán?

No puedo fiarme de nadie. Hay que averiguar esto cuanto antes.

Mira a los demás.

- Al parecer nuestros huéspedes no han hecho caso de mis advertencias. Llevadlos abajo, a las mazmorras.

Y sin más se da la vuelta. Los demás dudan unos segundos, milisegundos, porque saben que son sus subordinados, así que hayan van, a apresaros y a llevaros abajo.

-Ichigo, no te resistas hasta que yo te diga que lo hagas.- lo digo lo bastante alto para que lo escuche cualquiera. -Somos sus invitados y hemos roto las reglas. Aunque eso haya descubierto a un infiltrado. Bueno, una. Sentí que era una mujer.

No ofrezco resistencia, eso sí, no dejo que me quiten mis zanpakutoh.

- Vamos, Shihöin taicho. No te resistas. Yo guardaré las zampakûtos e intentaré que Echizen-sama os perdone. Al final vuestra llegada está resolviendo ciertos problemas que está habiendo aquí... Si te resistes te las quitaremos por la fuerza, y créeme que será mucho peor.

Se dirige a ti con amabilidad y esperando que seas razonable.

-Lo siento poero no puedo hacer eso. Ban-kai. Como ves, no puedo quitarme los guantes. Y si lo intentas, te vas a quemar. Are, llévanos a esas mazmorras.

Le hago gestos de que vaya delante.

- Shihöin taicho. No nos lo ponga más dificil. Deshaga el bankai y no sufrirás ningún daño. Entréganos la zampakûto.

Parece que Fuji ya no bromea.

-No puedo hacer eso. Un capitán jamás debe rendir su arma al enemigo si no es por orden de un superior....es decir, del sotaicho. Por lo que sé cualquiera de vosotros podría ser un espía como la del parche. Así que aunque técnicamente vuestro rango es al menos igual que el del sotaicho....hasta que se aclare la situación me es imposible hacerlo ya que es posible que seáis el enemigo.

-No quiero crear problemas, tienen mi palabra de que no nos iremos de la prisión mientras no haya ninguna razón de peso. Pero mi zanpakutoh se queda conmigo.

Me muestro firme en mis palabras y mi decisión.

Todos miran a Tezuka que al final es quien va a tener la última palabra. Tezuka te mira a ti y tu cara de decisión. Suspira porque sabe que solo traerás problemas.

- Está bien.

Momoshiro: - ¡Pero Tezuka! Echizen-sama ha dicho...

- Ha dicho que los llevemos a las mazmorras. No que les quitemos las zampakûtos. Bajadlos. Han dado su palabra de que no se irán de ahí.

Y sin más discusión os bajan. Recorréis metros y más metros de escaleras hasta llegar a unas de caracol que dan inmediatamente a las mazmorras. Un lugar frío y oscuro, lleno de ratas. Os meten a los dos en la misma celda solitaria y Tezuka te pide que vigiles a Ichigo si no queréis más problemas.

Sin más, se marchan.

Cuando me pide que lo vigile, asiento.

-Sí intenta irse le coloco un Kuyō Shibari. No os preocupéis.

Cuando se van, me siento contra la pared, cruzando los brazos.

-Más te vale estarte quieto Ichigo. Veamos que ocurre. Sé que no se te da bien...Rukia me contó que eres un inepto total en lo que se refiere a sentir reiatsus. Pero intentalo.

Me concentro de nuevo, para sentirlos...las emociones se reflejan en el reiatsu. Quizá pueda averiguar algo, por poco que sea.

- Era ella, Reena... sus ojos... el ojo tapado... era... el suyo.- esta serio.No le ves la cara oculta entre las sombras hasta que la levanta. Tiene cara de asustado. Parece como si aún fuese un adolescente.