Partida Rol por web

Gala, la hija de Yuri Baranova, conde regente de la ciudad de Sillermay, ha desaparecido. Ha pasado casi una semana y nadie sabe nada de ella. Tampoco ha habido petición de rescate.

Tras la desaparición, Yuri pidió ayuda al rey Elías Vale, señor de Dalaborn, pero parece que este no se encuentra especialmente interesado en atender problemas de señores menores. Su señor de armas, Louis Calabrielle, no está en absoluto implicado en resolver la desaparición y se ha limitado a crear una partida de mercenarios para que aclaren lo ocurrido hasta el momento y traten de resolver este misterio.

El conde os ha contratado a ambos para que seais sus ojos y veleis por su hija en esta operación. Él se ha encargado personalmente de incluiros en el grupo creado para la resolución de la desaparición. Nadie sabe de estos vínculos contractuales que os unen con el conde, y así deberá ser. Si Elías o Louis descubriesen que sois espías al servicio del conde, este lo negará todo y estareis solos ante las consecuencias de vuestra falta de sutileza. Seguramente el resto de vuestros compañeros sean mercenarios sin capa, pero los informadores del conde, indican que uno de los mercenarios, es un fiel servidor de Elías y podría delataros.

El conde solicita que informeis de cada descubrimiento que hagais, y para ello os hace entrega de material para escritura, lacre púrpura y un sello real de mercaderes. El sello, el cual tiene una abeja como emblema, es el utilizado por los señores de Elías, pero el lacre púrpura es el usado para enviar datos de mercancías entre señores y sus terratenientes. Enviad palomas con lo ocurrido fingiendo que sois señores que informais al conde de los vaivenes del mercado en la zona.

Tras tu contratación te enviaron a Eron. El señor de armas del rey Elías estaba preparando la comitiva oficial para la operación de búsqueda de Gala y tu papel ahora era aparentar. Por suerte, al conde le debían un par de favores antiguos señores a los que había ayudado durante la depresión tras la "batalla de los mil truenos" y no tenías más que aparecer al alba del día siguiente de las pruebas en las caballerizas.

El camino hasta Eron lo haces como mero peregrino a caballo desde Rakvara junto a tu nuevo compañero y confidente, pues es la única persona que se encuentra en tus mismas circunstancias, unidos por un propósito común. Tardareis un día entero en llegar a la gran capital, tiempo de sobra como para poder conoceros mejor.

A Draek no le ha resultado nada fácil aceptar este trabajo. Él no sabe nada de trabajos de mercenarios ni de problemas de palacio. Pero la fortuna o los Kamis habían tenido a bien hacer que el Conde viera al joven mientras entrenaba tras la oración a las afueras de la ciudad.

El conde, por supuesto, no tenía ningún interés en saber de qué religión era monje el sujeto, más aún, no quería saberlo bajo ningún concepto. La inquisición podía ser más o menos permisiva con las religiones orientales pero el Conde prefería mantenerse al margen. Lo que si le interesaba era lo que vio a las afueras de su ciudad. Un portentoso y enorme joven con claras dotes para las artes marciales y con una conversación amable y preocupado por hacer el bien.

En una situación que Draek consideró desesperada (aunque nada sabe de las verdaderas intenciones del Conde) este contrató a un completo desconocido para que velara por la seguridad de su hija, algo a lo que el joven monje trato de decir que no hasta que se quedó sin argumentos.

Así pues, se encuentran los dos viajando con el resto del grupo de mercenarios de vuelta a la ciudad de Sillermay. Draek muestra interés en su compañero de secretos:

- Casi no hemos tenido ni tiempo de presentarnos. Mi nombre es Asagiri Draek. Provengo de Phaion Eien Seimon, donde fui Consagrado Monje de Goruden Raisu en Boo Qing Sei. -se toca el rostro completamente cubierto por una máscara- Disculpa la máscara. No se nos permite mostrar el rostro.

Mientras caminais en silencio, os vais haciendo una composición mental de la situación.

Al parecer el rey Elías no presta gran atención al secuestro de Gala. Louis, Jefe de armas del rey Elías, va a crear una pequeña unidad de investigación y rescate conformada por mercenarios y soldados de fortuna dispuestos a llegar hasta el final de este asunto.

Al conde Baranova le molesta la idea de que este escuadrón no esté conformado por guardias experimentados o personal cualificado a la altura de la tarea, y para asegurarse de que se actúa mirando por el bien de su hija, ha buscado a dos individuos que actuen dentro del grupo velando por los intereses del conde. Para una persona de su posición es relativamente sencillo conseguir que formeis parte de ese escudrón sin que levanteis muchas sospechas durante el proceso de selección de personal. Dinero, favores, chantaje...

Vuestro papel dentro del grupo de rescate debe ser discreto, ya que sería una situación embarazosa si se descubriese el cuestionamiento y la falta de confianza que el conde muestra ante la manera de resolver el problema por parte del rey, y podría resultar en un desagradable conflicto diplomático. Por ello se os advirtió de que estaríais solos si alguien descubría a quien servíais y cual es vuestra función.

A medida que avanzais con paso tranquilo hacia Eron, os dais cuenta que quizás, es obvio el motivo que os ha unido en esta trama. Ambos sois extranjeros en una tierra extranjera. Dos completos desconocidos que encajan perfectamente en esta historia tanto para bien como para mal, pues nadie os relacionaría jamás con vuestro cometido, y pareceis dos soldados de fortuna en busca de aventuras.

- Saludos, monje Draek - Elyviel dirige una amplia sonrisa al enmascarado -. No he entendido ni una palabra de lo que has dicho, pero suena importante - pone su mano derecha en el pecho y hace una leve reverencia -. Yo soy Elyviel. Provengo de las tierras de Varja, concretamente de la provincia de Lannet. ¿La conoces?

Elyviel vestía con su indumentaria habitual: una cota de cuero y una capa verde oscura. Llevaba la capucha puesta, pero su pelo rubio y fino salía hasta la altura del pecho. A la espalda llevaba su gwerh y su arco, y a cada lado de la cintura, una espada.

No le intersaba lo más mínimo la hija del conde, pero necesitaba el dinero para continuar con su búsqueda: "Shun'Ylaara, espero que en este viaje a Dalaborn encuentre lo que necesito...".

Draek mira con escepticismo al joven con el pelo rubio como cascadas doradas. "Ryuan* no es, eso está claro... ¿Estará diciendo la verdad o me miente?". El joven monje decide hablar a Elyvien en Yamato, para ver si es cierto que viene de Varja:

- Lannetarra zarela esaten al duzu? Itxuraz behintzat mendebaldeko lurraldeetakoa dirudizu.** ***

- Itxurak ez dira dena, lagun * - sonríe amigablemente, aunque Draek se percata por su acento que el Yamato no es su primera lengua -. Pero prefiero no llamar la atención, no todo el mundo es tan amable como tú - dice mientras se recoloca la capucha.

Draek vuelve al latín, satisfecho con las palabras de Elyviel. El hombre parece decir la verdad sobre su procedencia, pero como había supuesto el monje hay algo más sobre su pasado proveniente de otros lugares.

- Lamento si mis primeras palabras no han sido amables, Elyviel -dice Draek con amabilidad en su voz- Pero si me hubieran preguntado hubiera dicho que eras de cualquier lugar antes que de Varja jajaja. -golpea su bastón contra el suelo, haciendo que los aros en la punta de este tintineen, y se pone a mirar hacia el horizonte como nostálgico- Como bien sabes Phaion y Lannet son medio hermanos, yo mismo, pese a encontrarme lejos de la isla donde nacieron los Kamis, soy un monje Shukyokamita. Nuestro monasterio, Boo Qing Sei, está dedicado a Goruden Raisu, un Kami local que trae fertilidad a los campos de arroz. Nuestro Kami patrón encuentra ligado a Taiyonohikari, la encarnación del Sol y la Luz. -por un momento se da cuenta de que está hablando demasiado de religión, que por si fuera poco el aburrir a su acompañante no lo está haciendo nada menos que en el corazón del Imperio, donde consideran a los Kamis herejía- Disculpa mi soliloquio, hace tiempo que no me encontraba con alguien de procedencia oriental. ¿Que te trae por estas tierras, Elyviel? ¿Son la espada y el laúd tus únicos compañeros de viaje?

Elyviel escucha con mucha atención el monólogo del monje sobre su religión. Los Ylun le habían enseñado algo sobre los Kamis y la religión local, pero nunca la había practicado y sólo sabía lo básico.

- No te preocupes, me gusta hablar sobre otras religiones. Algún día, en un lugar más discreto, te podré contar todo sobre la mía - dice en bajo antes de recuperar el tono de voz normal -. Y sí... con mi gwerh a la espalda decidí salir del bosque donde me había criado para descubrir el mundo. Por cierto, ¿por qué no se os permite enseñar la cara?

Draek hace un pequeño sonido como si fuera una sonrisa tras la máscara:

- Aun no puedo responderos a esa pregunta, Elyviel de Varja. Tal vez otro día, en ese lugar discreto del que hablas donde me contarás sobre tu extraña religión proveniente de Lannet te contaré yo el porqué de mi máscara -mira alrededor fijándose en los hombres y mujeres con los que viajan- pero eso deberá ser cuando ojos curiosos no estén cerca para vernos... -dice en un pequeño susurro.

El monje no se había preocupado hasta ahora de sus acompañantes, pero tras conocer a Elyviel, se empezaba a dar cuenta que tal vez en algún momento iban a tener que ponerse entre la joven desaparecida y estos matones.

El camino hasta Eron no se hace pesado gracias a la compañía y a la agradable temperatura tras los últimos meses de Invierno. Os encontrais con múltiples transeuntes durante vuestro viaje, sobre todo campesinos, comerciantes y varias patrullas de guardias que vigilan las rutas comerciales. En especial notais un considerable aumento de estas al pasar cerca de una gran llanura que queda a vuestra izquierda. En esta misma llanura, en uo de los laterales parece haberse instalado el cementerio de Eron y alrededor del mismo se han instalado varios pabellones militares, con un constante devenir de guardias.

Al llegar a la ciudad os dirigís a una de las dos grandes tabernas con alojamiento. Vuestro lugar de hospedaje se llama "Mil truenos". Ambos poseeis humildes habitaciones individuales para no levantar sospecha, y ambas están pagadas, al igual que vuestra comida hasta que acabeis vuestro cometido en la ciudad.

Llegais casi al anochecer y la mayoría de tiendas están recogiendo sus aperos y carteles. Amarrais los caballos al poste y le dais unas monedas al mozo de cuadras para que se encarge de ellos como es debido. Entrais en el recinto y os golpea una agradable bocanada de aire cálido. El olor es una mezcla de humo, carne asada y cerveza. Quizás aún es un poco te prano para cenar, pues veis a un señor de gran tamaño removiendo una marmita al fondo tras la barra.

Encontrais un par de butacones desocupados cerca de la chimenea. No hay mucho bullicio, pero aún es horario de trabajo en la ciudad.

El proceso de selección de reclutamiento no será hasta dentro de un par de días, lo que os da algo de tiempo para poder pasear por la ciudad, aprovisionaros y recuperar fuerzas  antes de vuestra nueva tarea.

Draek y Elyviel se encuentran sentados en los butacones más alejados de la puerta y la barra. Conociendo que ambos han sido contratados por el Conde para defender sus intereses Draek quiere conocer un poco más a Elyviel para saber qué hacer en caso de que la defensa de la joven Gala requiera que se enfrenten al grupo.

Tras haber hablado de cosas intrascendentes hasta haber quedado solos, el monje por fin arranca:

- Parece que aquí podremos charlas sin que oídos curiosos se entrometa. Estoy seguro de que el Conde te contrató por alguna razón. Me gustaría saber cuales son esas habilidades, puede ser importante si se da el caso de que tengamos que defender a la joven Gala de los mercenarios.

Yo, como ya te he dicho, soy un monje Shukyokamita. Pero nuestro templo no solo se dedica al estudio y la oración. Somos monjes guerreros. Aprendemos todo tipo de Artes Marciales para defender nuestro hogar de ladrones y malhechores. Si bien es cierto que esto no ha ocurrido hace mucho tiempo, la tradición de aprender Artes Marciales sigue siendo una parte importante de nuestro día a día. -echándose ahora hacia delante en el asiento, para acercarse a Elyviel y decirle en susurros- ¿Te parece este un lugar suficientemente discreto para contarme sobre tu religión? me produjo una enorme curiosidad.

Durante su corto viaje hacia Eron, ambos orientales intercambian varias conversaciones, las suficientes como para que Elyviel se sienta cómodo al lado del monje. Al oir a Draek preguntarle sobre su religión, Elyviel se pone muy contento y empieza a narrar su historia:

- Shun'Ylaara, Draek-mel. Para conocer mi religión debes saber un poco más sobre mí. Crecí en una pequeña aldea en el Bosque Sellado, al este de Lannet, donde conviví con los Melmara, unos Daimah locales. Somos una tribu del bosque, por eso supongo que nuestras deidades son distintan. A los Melmara les protegen cuatro deidades: Eguviel, Dios del Sol; Yts'ara, Diosa del Mar; Luhriel, Dios de la Tierra; e Ylaara, Diosa de la Luna. Cada Melmara debe completar un ritual al hacerse adulto para elegir a qué deidad alabar durante el resto de su vida. Los Argwynn y las Sacerdotisas rezan a Eguviel, los pescadores a Yts'ara y los cultivadores a Luhriel. Las respectivas deidades ayudan a sus feligreses cada día, y éstos en cambio deben rezar en su nombre: Shun'Eguviel, Shun'Yts'ara, Shun'Luhriel... - se calla durante un par de segundos, como si se hubiera dado cuenta de algo - y Shun'Ylaara.

Elyviel se queda un rato pensativo: "Mierda... ¿me he dejado llevar demasiado? No sé si debería de contarle todo a Draek-mel. Podría ayudarme... pero aún no le conozco lo suficiente...".

Draek se muestra enormemente sorprendido por lo que Elyviel acaba de contar. ¿Acaso no se da cuenta de lo peligroso que es hablar de las razas sobrenaturales, más aún estando en tierras del Sacro Santo Imperio? Es más ¿Son ciertas todas esas historias que Draek leía entusiasmado en su juventud? ¿Será verdad que aun quedan otras razas en Gaïa además de los humanos?

El monje quiere saber más. Mira de nuevo hacia el local vacío para asegurarse de que así sigue y vuelve a preguntar:

- ¿Has vivido con Daimah? ¿Cómo es posible? -susurrando aún más si es posible- ¿Acaso tu también eres un Daimah? -y sigue preguntando, visiblemente emocionado por lo que Elyviel está contando- ¿Y tú? ¿A qué Dios te has consagrado?

En cuanto Draek pregunta a Elyviel sobre su raza, se fija en sus pupilas. Los ojos verdes de Elyviel contienen unas pupilas levemente elípticas con los extremos puntiagudos, como los felinos. Algo casi inapreciable, pero al mismo tiempo evidente una vez percatado.

- No, yo no soy un Daimah. Ellos son más bajitos que yo y tienen las orejas muy largas y peludas - Draek también se fija en las orejas de Elyviel, pero éste las lleva tapadas con su pelo rubio -. Mis padres reales me abandonaron en el bosque cuando era un bebé y los Melmara me encontraron y me criaron - "¿Debería contar con su ayuda para mi misión? Acabo de conocerle, pero llevo más de un año dando palos de ciego y, ahora que he encontrado una posible pista, necesito toda la ayuda posible para completar mi tarea" -. Respecto a mi Deidad, me vi obligado a consagrarme a Ylaara, Diosa de la Luna. Sólo los elegidos por el Ylun pueden rezar a Ylaara - Elyviel se ve algo dubitativo, pero continúa al ver que la taberna sigue en horas bajas -. Verás, Draek-mel, no salí del Bosque Sellado por mi propia voluntad. Tengo un cometido, una misión encargada por el Ylun, pero es una información muy delicada y primero necesito saber si puedo confiar en ti. ¿Podrías al menos enseñarme tu rosto, o explicarme por qué no puedes quitarte la máscara? Saber más de ti me reconfortaría - termina con una leve sonrisa, más para quitar pero a la pregunta que otra cosa.

Al notar los ojos felinos de Draek este inmediatamente se da cuenta de que, aunque Elyviel no sea un Daimah, hay algo claramente reminiscente de una raza sobrenatural en el. Parece que se ha encontrado con alguien con quien compartir su viaje, alguien que pueda entenderlo sin juzgarle, igual que lo hicieron los monjes. O al menos eso espera...

- Me parece una petición justa. -dice Draek mientras vuelve a mirar a su alrededor. Todo lo que se está hablando en esta esquina podría llevarlos a las horcas de la Inquisición, deben andar con cuidado- La máscara que llevo cubriéndome el rostro nada tiene que ver con los Kamis ni las normas de mi templo... Es por otra cosa... -Tras una nueva revisión visual del bar Draek mete una mano bajo la manga y retira ligeramente uno de los guantes revelando su piel. Es una piel verde, llena de escamas duras y voluminosas, como si se tratase de un lagarto. Al ver que Elyviel ha visto su piel Draek vuelve a cubrirla rápidamente- Desde que nací tenía escamas en la piel. Al nacimiento no eran tan voluminosas... ni tan numerosas... Tampoco mi piel era verde cuando nací. Pero al ir creciendo las escamas fueron creciendo conmigo y me fui transformando más y más en un hombre con piel de reptil. Es algo de familia, algo que está en nuestra sangre. Mi madre, Norna, también tenía escamas en la espalda. Pero nadie más que mi padre las pudo ver, por supuesto. -El monje baja la cabeza, pensativo, rememorando su infancia y primeros años- Me quisieron y me criaron lo mejor que pudieron, pero nuestra comunidad no era capaz de aceptar a un niño lagarto. Mis padres, temiendo que alguien avisara a la inquisición, decidieron llevarme a Boo Qing Sei. Por suerte los monjes fueron más pragmáticos y me aceptaron por ser grande y fuerte, bueno en las Artes Marciales y para trabajos pesados. Y poco a poco también los novicios y los monjes de mi edad fueron aceptándome. Tengo la suerte de decir que mis padres me aman y vienen a visitarme siempre que pueden y Boo Qing Sei es para mi un verdadero hogar. Muchos otros con mi condición nacidos en otros lugares... no hubieran tenido tanta suerte...

Draek vuelve a levantar la cabeza y a mirar directamente a los ojos de Elyviel.

- Creo que mi secreto estará seguro contigo. Estate seguro de que el tuyo estará también a salvo conmigo. Taiyonohikari, el Kami encarnación del Sol y Ylaara, la Diosa de la Luna, han destinado este encuentro Elyviel-san.

La sorpresa de Elyviel al ver la piel escamada de Draek es notablemente visible. Al melmara se le hace un nudo en la garganta e incluso su rostro se torna algo pálido, pero sigue escuhando con atención al monje. Al oir la historia de Draek, se siente mucho más cercano a él y decide contarle su cometido:

- Por supuesto, Draek-mel, tu secreto está a salvo conmigo, Shun'Ylaara - Elyviel se santigua, pero no de forma convencional. Cierra su puño dejando el pulgar fuera, y con éste recorre su frente haciendo la forma de una medialuna -. Tal y como te decía antes, el Ylun me encargó una misión, pero para entender qué es el Ylun debes saber algo más de los Melmara. Las tribus Daimah aprecian y cuidan del bosque, y la mayoría de ellas tienen un gran árbol al que adoran y rezan. En el caso de los Melmara, nuestro árbol se llama Zuhl'daril. Es un gran árbol en la cima de un monte, de hojas doradas y un brillo inigualable - a Elyviel se le saltan las lágrimas al hablar del tema -. Pero Zuh'daril está enfermo, se está muriendo... y, si no lo evitamos, con él morirán los Melmara. Sus almas están unidas a ese arbol. El Ylun fue creado por los Argwynn para tratar de evitarlo, pero los Melmara no saben de la enfermedad de Zuhl'daril, así que tampoco saben lo que hacen los Ylun. Nosotros trabajamos desde las sombras para encontrar cualquier remedio que cure nuestro querido árbol. Cualquier remedio, incluso actos que ningun melmara aceptaría por sus principios. Por eso el Ylun elige a sus candidatos con mucha precaución para que recen a Ylaara el dia del ritual - Elyviel se moja el gaznate con un trago de hidromiel -. En mi caso, me escogieron principalmente por mi físico. Parezco prácticamente humano, lo que me permite viajar por Gaïa con bastante facilidad, así que el Ylun me encomendó la misión de encontrar una cura para Zuhl'daril. Y no volveré hasta que la encuentre... - se recuesta, apoyando sus codos en la mesa para dar énfasis a su siguiente frase - La buena noticia es que he encontrado una posible pista. Hace unas semanas, un ermitaño herbolario me habló sobre una planta con propiedades mágicas llamada "Cielo nocturno", que se ha usado en víctimas de licantropía y otras enfermedades con resultado positivo. Mi problema es completamente distinto, pero merece la pena recabar más información sobre esta planta y conocer a herboristas que sepan usarla, ya que podrían darme más detalles sobre otras plantas que puedan curar a Zuhl'daril - Elyviel esta tan concentrado en su monólogo que parece estar pensando en alto, sin darse cuenta de que Draek está a su lado. De repente vuelve en sí y le pregunta -. Por cierto, no quiero faltarte al respeto pero, ¿estás buscando una cura para tu condición? Si es así, puede que esta planta curativa tenga alguna propiedad que pueda solucionarlo.

Elyviel está embarcado en una misión muy noble, la de salvar a toda su comunidad. El hecho de que queden Daimahs en Varja es completamente inesperado para Draek, pero que estos estén en peligro estén en peligro apena sobremanera al monje. Draek está más que dispuesto a ayudar al muchacho en todo lo que pueda. Pero al escuchar a Elyviel decir que su "condición" puede tener cura apena aún más al monje lagarto. Por supuesto, ninguna de sus expresiones faciales son visibles para Elyviel. La máscara hace más que esconder su escamoso rostro.

- No tengo ninguna condición Elyviel-san -dice el monje calmadamente- Este es quien soy. Me acepté a mi mismo hace mucho y también lo hizo mi familia, tanto la de sangre como la monacal. Quien requiere cura es este mundo que tacha al diferente de demonio y quien no es capaz de aceptar que lo sobrenatural reinó y sigue reinando bajo esta superficie mundana. Los Kamis de Varja son tan reales como estas cuatro paredes -dice señalando en todas direcciones del local- del mismo modo que lo son tus deidades. También los daimah son reales, pero si asomaran por aquí los quemarían llamándolos demonios. -suspira un momento, calmándose a sí mismo para no enfadarse con este mundo cruel- Por lo que me contó mi madre, nuestros antepasados hicieron un pacto de sangre con las Grandes Sierpes del Norte. No sé la razón por la lo hicieron ni que obtuvieron a cambio, pero sabemos que así fue. Y en nuestra sangre aún se conserva ese pacto. Ningún otro en mi familia cercana ha tenido tantas... modificaciones como yo. Pero este es quien soy -dice mirando nuevamente al frente, a los ojos de Elyviel- y estoy orgulloso de serlo.