Partida Rol por web

Después de unos sonoros golpes el candado se parte y cae al suelo. Empujáis la puerta, pero os cuesta un poco hasta que conseguís abrirla del todo debido a la corrosión y al tiempo.

Os encontráis en un lateral de la escuela, en el patio, a vuestra derecha se va hacia el patio central, a 2 metros de vosotros está la pared del edificio que flanquea al colegio y a la izquierda se va hacia las partes traseras de la escuela, donde hay los cubos de basura y puertas de almacenes del edificio, y donde se accede al callejón trasero por donde vienen las furgonetas de suministro.

Justo por la derecha saca la cabeza uno de los guardas que os estaba buscando, alertado por el ruido del candado.

En lugar de correr ciegamente, los primeros instantes los dedica ha hablar por un comunicador mientras se sostiene un pinganillo.

Los he encontrado, están saliendo por las escaleras de emergencia de la derecha.

Breil ha desechado su idea inicial de dirigirse dónde encontraron por última vez al mendigo. Está realmente asustado por el giro de acontecimientos de todo el día y lo único que le motiva es huir. No quiere ni oír la posibilidad de hacerse el gallito.

- ¡James, corre tío, para el callejón! - le grita nervioso.

¿Por qué nos persiguen? Somos unos niños. Nos van a pillar, seguro.

Victor observa la situación con miedo pero con algo de frialdad.

Usemos los cubos de basura para saltar la tapia hacia el otro lado. Así por lo menos podremos salir de aquí. A menos que la tapia sea muy alta.

Corre junto a sus amigos echando leves vistazos hacia atrás para ver si el "monitor" les persigue.

Corréis hacia la parte trasera del callejón, llevando apenas unos pasos de distancia de ventaja con el guarda.

La valla es bastante alta para vuestra estatura y aunque el cubo os pueda medio ayudar ... las prisas de que el guarda os alcance os ponen bajo presión.

¡Mierda! ¡Nos han pillado!

James se adelanta al resto en la carrera hacia la parte posterior de la escuela. Previendo que la pared va a ser algo difícil de escalar para sus compañeros, se pega a los cubos de basura y entrelaza los dedos de sus manos para ofrecer una superficie de apoyo en el salto de sus amigos.

¡Venga, chicos! ¡Yo os impulso!

Presa del pánico y de la angustia, por verse perseguido tan de cerca por el guarda, Breil no puede pensar en ninguna otra cosa que intentar trepar.

Aunque el fuerte de Breil no es su condición física, lo intenta como solución definitiva.

Hacía mucho tiempo que Víctor no corría de esa manera, y algo en su interior le decía que no era la primera vez que se había visto en situaciones así.

Y en momentos de gran estrés no podía dar todo de sí. Cuando trata de subir por el cubo sus fuerzas no le sostienen y le hacen tropezar.

Victor se tropieza con James y ambos caen por el suelo en medio de los cubos de basura, causando un gran ruido en el proceso.

Breil termina de pasar la valla y se encuentra al otro lado viendo a sus compañeros postrados y el guardia a escasos pasos de ellos con una sonrisa en el rostro.

¡Auch!

James se levanta deprisa del suelo mientras mete la mano en su bolsillo.

¡Victor, arriba!

El chico carga su brazo mientras apunta y lanza una piedra a la cabeza del tipo que les persigue.

Víctor tiembla ahora con la impresión de haberla cagado y mucho, James se levanta rápido y hace lo más lógico, tratar de refrenar al guardia un poco para darle tiempo de volver a intentarlo.

Se levanta rápidamente y lo vuelve a intentar.

Las fuerzas y el nerviosismo hacen que Víctor siga sin conseguirlo.

Unas lágrimas de frustración se asoman en sus ojos ante la espectativa de no conseguir subir la valla.

Mientras Victor intenta desesperadamente cruzar la valla, James consigue impactar con el pedrusco en la cara del guarda que queda momentáneamente aturdido.

Por el final del callejón (es decir, de donde venís vosotros y el guardia) aparecen mas guardias a la carrera alertados por el primero ... pero lo que mas os impacta es la ultima figura.

Una mujer, atractiva y de ropas totalmente blancas, aparece corriendo detrás de ellos ... sus ropas son tan limpias que refulgen con el sol y le dan un aire casi angelical.

Durante apenas una fracción de segundo os quedáis embobados mirando a la figura corriendo con inusual gracia por la entrada del callejón hasta que finalmente recibís un tremendo impacto en vuestra psique al reconocer a Lydia.

Un terrible dolor os impacta en todo el espinazo y vuestro cerebro ... el ver a vuestra antigua compañera de expedición os desbloquea totalmente los recuerdos y estos, como una imparable maquina de tren, os arrolla vuestra consciencia dejándoos casi aturdidos al suelo (quedáis todos tumbados).