Partida Rol por web

Cuando os empezáis a mover un balón de fútbol impacta a Breil por detrás en la cabeza tumbándolo al suelo.

Podéis escuchar risitas lejanas de niños que desparece poco a poco.

Al daros la vuelta el balón aún está en el suelo terminando de moverse debido a la inercia. El silencio es lo único que hay en el patio de recreo con una ligera brisa que os mueve tenuemente las ropas.

Uno de los columpios se mueve un poco debido al viento y se para.

... otra vez...

Sin perder tiempo, James sale como un relámpago tras la pelota para recogerla.

¡Esta vez no te desvanecerás! - dice mientras la agarra con fuerza con los dos brazos.

- ¡Ouch! - el impacto del balón le hace caer de bruces al suelo. - ¡Ay, ay! - se duele por el impacto, aunque no le ha dejado inconsciente. Breil se va reincorporando muy poco a poco, maldiciendo para si dentro.

¡Qué capullos! (...) Un momento, ..., si sólo estamos James, Victor y yo, ¿quién ha chutado la pelota?

 James tiene la pelota en sus manos, por ahora parece bastante real.

Me acerco a los otros dos chicos con la pelota y les digo en voz baja:

Tengo una idea... Quedaros pegados a mí. Quiero conservar la pelota y enseñársela a Sara. A ver si ella encuentra una explicación para esto...

Cuando sus amigos estén a su lado, James empieza a andar en busca de la tutora.

Aún dolorido por el golpe, Breil se dirige a James.

- "Jota", me has convencido; aquí pasa algo raro. - Breil se descubre ante lo que creía que eran delirios de su amigo. - Pero, ¿estás seguro que es buena idea llamar a la "sargento"? Seguro que nos responde que nos lo hemos inventado, y después ya no nos dejará marcharnos con nuestros padres. - Breil muestra su inquietud por su principal motivación.

James no está loco, pero, ¿qué explicación hay? ¿Chicos invisibles?

Y decían que el colegio estaba vacío. Victor se pone a mirar en todas direcciones. Que bien, niños invisibles que nos pegan con balones. Seguro que lo siguiente será que nos hagan la zancadilla o nos aten los cordones de los zapatos.

Con los brazos en jarras Víctor se queda mirando a sus compañeros. Chicos, ésto me está sacando de mis casillas.

¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Es que no quieren que nos vayamos a nuestra casa? Echo de menos las comidas de mi madre...

¡Venga chicos! Creo que aquí nos están ocultando algo y Sara lo sabe. ¡Si le enseñamos la pelota no podrá negarlo!

James insiste en llevar el balón a Sara.

Sara no está muy lejos, está en el patio mirando a otro lugar fumando un cigarrito.

Se os queda mirándoos al acercaros con curiosidad.

El chico llega hasta dónde está la Sara con el balón en las manos y le dice excitado:

¡Srta. Sara, Srta. Sara! ¡¿Qué está ocurriendo aquí?! ¡Nos están pasando cosas muy extrañas a los tres!

James se detiene y coge un poco de aliento:

¡Srta. Sara, esta mañana he escuchado voces de niños en el edificio! ¡Más tarde alguien me ha tirado un avión de papel en clase que luego ha desaparecido! ¡Y ahora le han lanzado esta pelota a Breil tirándolo por el suelo! - le dice mientras le enseña el balón - ¡Y todo esto está ocurriendo justo el día en que aparece ese señor haciendo todas esas preguntas! ¡Aquí hay más niños pero no los podemos ver! ¡¿Qué está ocurriendo?!

Aunque no está muy convencido del plan de James, Breil no va a dejarle con el "culo al aire".

- Señorita, no es ninguna broma de James, alguien me ha lanzado la pelota y me ha dado en toda la cocorota. Y le juro que James y Victor estaban a mi lado. - se explica ante la posible sorpresa de la profesora.

Si nos la cargamos, nos la cargamos todo el equipo, como los Mosqueteros.

Sí profesora, además, sabe que por lo menos a mí el fútbol no me gusta y hace mucho que no jugamos al balón por aquí...

Víctor solía pasar los recreos jugando al baloncesto o paseando cerca de la verja de la institución para ver si veía al entrañable vagabundo. Había jugado al fútbol una o dos veces en esa institución y nunca se le dio bien.

No hemos caido en si ha sido el vagabundo el que nos ha pegado el balonazo, pero se oían risas de niños cuando Breil cayó al suelo...

La mujer parece no saber como reaccionar, aunque muestra una extraña faceta entre alegría y satisfacción.

¿¡Por que no habéis dicho nada antes!? Es lo que esperaba Benneck! - Muestra una ancha sonrisa.

Luego baja un poco  la cabeza para estar mas cercana a vosotros.

La pelota es de los demás niños James. Sois niños autistas y hasta el momento los habíais ignorado siempre ... pero eso demuestra que os estáis empezando a abrir al mundo.

Se yergue de nuevo y parece que tiene intención de irse.

Voy a avisar a Benneck enseguida. - Luego se va por los pasillos con prisas y el sonido de sus tacones persiguiéndola.

James se queda mirando como se va Sara con cara de desconfianza:

Nos había mentido. Nos había dicho que ya no había más niños. Ya no se si confiar en la Srta. Tancredi...

El chico se gira hacia sus compañeros para ver su reacción:

¿Vosotros qué pensáis? A mí no me gusta el señor desconocido. Chicos, solo confío en vosotros.

- Ya te lo dije, James. Decírselo a la "sargento" no era un buen plan. - siente en el alma, reprender así a su amigo. - Y el "perillas" tampoco me agrada. - Breil remata.

- Pero no nos quedemos de brazos cruzados; vayamos al lugar dónde me han chutado. - Breil propone un punto de partida para resolver este misterio.

- Es más; James, Victor, cuando el hombre desconocido nos pregunte, propongo que digamos que nos lo hemos inventado para fastidiar a la profesora. - a Breil se le ocurre eso, para escurrir el bulto. - Si no, seguro que no volvemos a ver a nuestros padres. - sigue en tono apesadumbrado.

A ver, ¿chicos invisibles? No me lo creo. Vayamos al punto de origen del chut, y observemos el entorno. Si de verdad hay alguien, alguna pisada habrá. Si no la hay, es que me han chutado desde fuera. ¿No será ...?

- Chicos, decidme el punto de origen, que el que recibí el balonazo fui yo, jejejeje! - bromea con sus amigos para quitarle hierro a los comentarios un poco serios de antes. 

El lugar del incidente sigue sin muchos cambios ... a ser sinceros, la tierra no parece pisada ni que los columpios hayan sido usados en tiempo. 

Es difícil llegar a creer que hay alguien aquí.

Breil observa detenidamente el entorno para que no se le pase ningún detalle.

James se queda mirando abstraído como su compañero rebusca atentamente en los alrededores para encontrar algún indicio. Aunque sus ojos se posan en lo qué hace Breil, su mente está lejos de allí.

...quizá sea la única forma de saberlo...

James siempre se había preguntado qué le pasaba. Él no hacía nada malo o distinto que los otros niños, pero parecía como si el mundo que había a su alrededor le rechazara. Al principio era algo que solo le repercutía a él mismo, pero al final esa situación se hizo tan notoria para todo el mundo que incluso sus padres habían respondido de una manera que nunca había llegado a comprender.

James solo sabía que en algo era distinto. No sabía en qué ni porqué, pero en ese mundo eso era malo.

Más tarde conoció a sus dos compañeros y conectó con ellos porqué le hacían sentir que no estaba solo en su "anomalía", pero la sensación de exclusión persistía y sin ninguna razón aparente. Hasta ahora.

Como ya había dicho, el Señor Desconocido no le gustaba, pero de alguna manera había estado hablando de su problema con la Srta. Tancredi y seguro que sabía más. Después de lo ocurrido en el patio con Breil y la pelota y la reacción de Sara, James empezaba a comprender que aunque no tuviera buenos presentimientos con ese camino, era el único que podía empezar a recorrer para saber más acerca de lo que le sucedía.

Chicos... Sé que os parecerá extraño, pero... estoy pensando que quizás... hablar de lo que nos ha sucedido con el señor de esta mañana nos pueda llevar a alguna explicación de lo que nos ocurre - James tampoco parece muy seguro de lo que dice - Sé que te mueres de ganas de ver a tus padres, Breil, como todos, y que esto te parecerá justo lo contrario de lo que se espera de nosotros para que nos dejen volver con ellos, pero la verdad, no estoy seguro de qué esperan de nosotros... Si al menos nos explican algo y podemos empezar a comprender qué nos ocurre, estoy seguro de que estaremos más cerca de volver con nuestra familia.

¿Autistas? Nunca me he considerado autista, introvertido y solitario sí, pero...¿autista? No me gusta nada que piensen eso de mí.

Mientras la profesora se marcha y sus dos amigos se mueven hacia el punto en el que la pelota golpeó a Breil. Víctor comienza a darle vueltas a lo mísmo, ¿autistas? ¿qué disparatada excusa es esa para tenerlo encerrados en un colegio en el que no hay ni un alma? Si hubiera más niños los habrían notado y si no quisieran relacionarse con ellos habrían sido insultados o algo peor.

En ese momento habla James con lo de contar la verdad aunque tengan la posibilidad de que su vuelta a casa se retrase...

Chicos ¿en todo éste tiempo que hemos estado aquí nos hemos tropezado con cosas que nos parecían invisibles? Sería la única explicación de que fueramos autistas de verdad, y yo eso no me lo creo...

No lo sé, Victor... En estos momentos todo me parece muy extraño y ya no se qué creer - le responde su amigo con algo de desánimo - Lo único que sé es que el señor que nos ha visitado antes sabe algo y no tenemos otra alternativa para averiguar qué nos ocurre.

Cada instante que pasa estoy más seguro de que tenemos que ir a hablar con él... Aunque no sé si es para bien o para mal...