Partida Rol por web

Shadow-huntrunner

Prólogo - Joseph

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07/11/2016, 17:23
Director

21 de Marzo, 2015

Austria se movía con una puntualidad casi obsesiva. Lo había notado nada más bajarse del tren, cuya organizacion dictaba mucho de los abarrotados túneles de París. Era cierto que París era bonita, ilustre y con un paisaje que ni en cuadros, pero aquella región de Europa estaba a otro nivel. Uno podía sentirlo, verlo con tan solo un vistazo a través de la ventanilla: el color otoñal de los montes que la rodeaban, el amplio cielo todavía azul, las calles empedradas y la rigidez de cada edificio que guardaba cientos de pequeños detalles.

Joseph habría dicho que la estación de tren, Wien Hauptbahnhof por nombre, no hacía justicia a su ciudad. Era una estructura moderna en un área en construcción que no terminaba de encajar con el espírtu de la ciudad. Pero ahora que la veía desde el taxi, era otra cosa. Así se había imaginado, más o menos, cómo debería haber sido el Londres victoriano, a diferencia de que el sol de Marzo arrojaba una preciosa luz dorada que hacía brillar las barandas de los refinados balcones. Era una ciudad bonita y elegante que ni en sueños podría haber imaginado.

Tenía una dirección que le había dado al conductor tras un breve intercambio de palabras que quedaban lejos de poder llamarse 'conversación'. Por suerte el hombre sabía lo suficiente de Inglés como para entender que debía llevarle a dicha plaza, donde al parecer le esperaba Herja, una valquiria cuyo nombre le había supuesto un verdadero reto fonético. No tenía descripción, pero no esperaba tener muchos problemas para reconocerla.

-Bonita estatua. Atena -enunció el conductor señalando por la ventanilla con un terrible acento-. Casi estamos en su destino.

Notas de juego

La estátua - https://theaeoneye.files.wordpress.com/2013/08/athena_pallas_austrian_parliament.jpg

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10/11/2016, 19:27
Joseph Whetler

Para Joseph aquello era como si le hubieran arrancado de la realidad para soltarle en alguna especie de mundo mágico. No hacía tanto que se había pasado algunas noches en los salones de la mansión del Bibliotecario, sentado frente a la chimenea encendida junto a Vega, que le contaba anécdotas de su etapa como cazadora, sobre Catherine y sobre Faerie, su Zona natal. Austria debía parecerse un poco a ese lugar, tan enormemente bella e irreal pero a la vez estricta, ordenada hasta el hastío y con algo que la hacía totalmente diferente de París y ya ni hablar de cualquier ciudad de los Estados Unidos.

Herja. Joder, cómo le costaba pronunciar ese puto nombre. Tuvo que contener una risa mordaz que le invadió la garganta al pensar en cuál era su suerte: se había separado de una valquiria para acudir ante otra, aunque por lo que Mist le había contado ambas eran bastante diferentes no sólo en apariencia, si no también en personalidad. Trató de imaginarse a una valquiria que no le llamase hijo de puta, que no le deseara cada dos por tres que le jodieran y que no le amenazase con darle una buena dosis de puñetazos por sus comentarios, pero no fue capaz: había pasado demasiado tiempo con Mist como para no tener su visión de ellas distorsionada. La despedida entre ambos había sido algo fría, como la de dos compañeros de trabajo que se separan tras terminar la jornada laboral, pero la relación que habían tenido si es que podía llamarse así estaba por encima de esas cosas.

- Zorra hija de puta. La voy a echar de menos. - tuvo que reconocer para sus adentros

- Sí, muy bonita. - respondió en su alemán de segunda categoría, aunque le lanzó a la estatua una mirada desinteresada los breves segundos que la tuvo al alcance de la vista por la ventanilla: la diosa de la guerra, la justicia, la estrategia... era muy apropiada para aquella situación y Joseph no pudo dejar de pensar lo que quedó de trayecto en lo posible que sería que Atena existiera y que fuese en realidad una valquiria.

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13/11/2016, 11:17
Director

La estatua se fue haciendo más pequeña y al girar en un semáforo desapareció de su vista. Valquiria o no, habría honrado a sus hermanas.

Dos minutos más tarde el taxista, que había intentado decir un par de frases más en un terrible inglés pseudo-británico, se detuvo en una parada de taxis y le miró a través del espejo con una afable sonrisa en su cara rechoncha y bigotuda. Dijo un nombre, y a Joseph le costó varios segundos reconocer que era el nombre de la plaza donde se supone que le esperaba su destino. Después de pagar y recoger su equipaje, pisó por fin tierra vienesa. El cielo estaba claro y la temperatura demasiado baja para ser Marzo, y aquel lugar era demasiado grande como para encontrar nada.

Era una plaza rodeada por dos espléndidos edificios de una arquitectura cuyo nombre desconocía, pero que se parecía mucho a un templo romano. Dedujo que eran museos, o quizá edificios gubernamentales. Pero después la plaza se mezclaba con una pequeña arboleda cuyas aceras se perdían entre la vegetación. Pudo distinguir una fuente, y más allá una estructura hexagonal techada con una baranda de forja muy elegante. También tenía la sensación de que iba a terminar por desgastar los adjetivo bonito, elegante y rígido como no empezase a ser más creativo.

Y mientras oteaba a su alrededor en busca de alguien que evidentemente no iba a ir vestida como una vikinga de hace siglos, dio con una pareja como poco inusual. Eran dos mujeres, ambas esbeltas y con un no-se-qué que hizo sonar la campana. Sin embargo, Joseph habría jurado que eran el día y la noche al estar la una junto a la otra.

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13/11/2016, 12:11
Joseph Whetler

Siempre le había fascinado el arte, la arquitectura y todo lo que era bello y armonioso, pero nunca había entendido una puta mierda de esos temas y lo que más podía hacer era mirar todas esas cosas embobado como un idiota, por ello se centró en  disfrutar brevemente de las vistas hasta que se decidió a ponerse con el tema que le había llevado allí: aquella tal Erya. O Jerya. O como leches se pronunciase. Se arrebujó bien con la chaqueta de cuero que le abrigaba contra las bajas temperaturas mientras seguía caminando por aquel lugar.

Si algo (de entre todo lo malo) tenía haberse convertido en un Shadow Hunter era la facilidad para encontrar habiendo un mismo punto de reunión a los que eran como tú: una extraña sensación, un vuelco en el estómago que otros hubieran confundido con el amor o con la indigestión, algo muy similar a lo que sintió al clavar la mirada en aquellas dos mujeres tan diferentes y con un punto en común tan poderoso como ése.

Se acercó a ellas directamente, esperando que en algún momento les diera por mover la cabeza hacia él y reconocer su condición. Con las manos en los bolsillos de la chaqueta, el ceño fruncido y los hombros un poco echados hacia adelante casi pareciera que iba a sacar una navaja y tratar de clavársela a alguna para robarle.

- Hey. - fue lo que dijo cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que la escucharan

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13/11/2016, 12:39
Herja

-Hola -dijo la primera en un perfecto inglés sólo ensuciado por aquel rígido acento alemán. O austríaco. O lo que fuese-. Herja. Tú debes ser Jospeh.

Se adelantó para estrechar su mano con firmeza, fijando su mirada en él como quien calibra el peso de tu alma. Tenía los ojos oscuros, la mirada sombreada en negro y el pelo azabache recogido de una forma que le sonó vagamente familiar. Sus facciones eran angulares, como la mayoría de los anglosajones, y aunque no destacaba ni en altura ni en corpulencia, no le costó predecir que bajo aquella ropa de la misma gama cromática que su mirada, había una mujer perfectamente capaz de darle una buena tunda. Vestía de cuero, con unos tejanos oscuros y unas botas hasta la rodilla más apropiadas para un motero. No como los zapatos de la otra.

-Ella es Claire. Hermana -puntualizó, dando a entender suficiente.

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13/11/2016, 12:48
Claire Colinet

Pelirroja, pálida, con un recogido perfecto y unos pendientes que tenían pinta de ser más caros que todo lo que llevaba en su equipaje. Daba el pego y no en el buen sentido, pues hasta su forma de mirar, como si Joseph fuese un intruso, le dejó claro que no ocupaban el mismo lugar.

-Claire Colinet -apuntó con un acento muy familiar, pues tenía más deje a francés que a otra cosa-. Bienvenido -añadió, evidentemente por cortesía.

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13/11/2016, 13:38
Joseph Whetler

- Joseph. - le corrigió como si nada, estrechando su mano con una sonrisa relajada y lanzando un rápido vistazo a su atuendo. No se molestó por aquel escrutinio: era bastante habitual en los Shadow Hunters en general y en las valquirias en particular. Ahora estaría tratando de discernir si era fuerte, si era valiente, si era audaz, si era digno... cuando no tenía ni puta idea de nada, ya que tanto él como el resto podían ser unos verdaderos genios como unos patanes de primera, según en qué situación se encontrasen. Al fin y al cabo jamás pensó en Francia que Simone pudiese hacer la O con un canuto y le sorprendió, y nadie se esperaría viendo las pintas de Catherine que pudiese hacer lo que sabía hacer con una espada. Él no tenía nada que demostrar, pues las impresiones que pudiesen llevarse quedarían totalmente a un lado en cuanto llegara el momento de actuar, para bien y para mal

- He llegado lo más pronto que he podido. -  dijo en inglés. Realmente se había tomado su tiempo, ya que no le gustaban las prisas si el peligro no acechaba de manera innegable. La prisa nunca es buena consejera. - Gracias por el recibimiento, me perdería en este lugar si tuviese que apañármelas sólo. -

Fue entonces cuando miró a la pelirroja. ¿Ella, una valquiria? Todos sus estándares se le vinieron abajo como un castillo de naipes. ¿Estaría vistiendo así como algún tipo de tapadera mortal? ¿Quizás para poder acompañar a algún posible guerrero o guerrera digno? Por un momento la confusión se filtró en su rostro con una mueca extrañada, pero terminó dedicándole una sonrisa que más bien venía a significar 'Siento estar aquí'.

- Espero no haberme perdido nada en el viaje. ¿Sigue todo en orden? -

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13/11/2016, 19:02
Herja

-Sí, tranquilo. Todos tienen muchas ganas de conocerte. El Padre Alberink no se encuentra ahora mismo en la ciudad, así que yo te guiaré cuanto necesites. -La voz de Herja resultaba melódica y dulce al oído, infundiendo una calma poco usual en la vida de un Shadowhunter-. Una de nuestras veteranas, Geralyn Brunner, te ha preparado alojamiento en el Casino Wien. Trabaja allí, pero si prefieres otro lugar podemos ayudarte a buscar. La casa de Hyde siempre está disponible, pero vive con sus dos hijos y su sobrino adolescente. No es exactamente un lugar calmado.

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13/11/2016, 19:31
Claire Colinet

La pelirroja apartó la mirada en un gesto 'casual'. Después consultó un bonito reloj de pulsera y suspiró.

-Sería magnífico compartir la tarde, pero llego tarde -. Abrió el bolso -uno de esos grandes que parecían una mochila elegante con un símbolo que le decía que habría costado varios miles de euros- y sacó varios libros que le tendió-. Guía en Inglés de Viena y diccionario. Me he tomado la molestia de indicarte algunas localizaciones y al final tienes varios números de contacto que hablan Inglés. También está anotada la pronunciación de los nombres. No te olvides de poner el prefijo si no tienes un número austríaco. Un placer conocerle señor Whetler. Disfrute de la ciudad, es un privilegio para los sentidos.

Tras aquel cortés discurso, se inclinó para despedirse de Herja con un beso en la mejilla.

-Hasta luego.

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13/11/2016, 21:53
Joseph Whetler

El viejo tenía fama de ser más escurridizo que un cerdo untado en mantequilla, así que las palabras de Herja no pillaron de sorpresa al cazador que se esperaba algo así. Asintiendo a Herja a modo de agradecimiento por su guía escuchó el tema del alojamiento. Mh. No quería parecer maleducado o un huraño, así que sencillamente se encogió de hombros.

- Ah, claro. Ese lugar estará tan bien como cualquier otro. Además, así habrá un lugar donde podréis tenerme localizado más allá de los teléfonos móviles. - realmente no le terminaba de gustar alojarse en un sitio así, por lo que buscaría pronto alguna pensión de mala muerte para escaparse allí la mayor parte de noches sin abandonar oficialmente el alojamiento que la tal Geralyn le había preparado. La experiencia le decía que los sitios más cutres eran los que más te hacían pasar desapercibido... y él tampoco quería deberle nada a nadie. - Y bueno, he vivido unas semanas en una mansión con un ángel, una oscura, una elfa, una gárgola, una valquiria y cinco cazadores más, un par de adolescentes y un niño no se llevarán mi cordura. -

La nueva muestra de desprecio y superioridad por parte de Claire le arrancó una sonrisa divertida mientras cogía los libros que le entregaba la valquiria. - Ah, gracias. Me compraré un teléfono de prepago para no andarme con líos. - ¿en serio le había apuntado la pronunciación de los nombres? ¿A quién le importaba eso, aparte de a ella? - Claro, claro. Gracias y eso. -

Con un gesto de mano se despidió mientras se alejaba, alzando una ceja mientras la miraba irse y volviendo a meterse las manos en los bolsillos.

Cuando conozcas a alguien nuevo nunca te cruces de brazos, ni escondas las manos. Son símbolos de desconfianza, de miedo y de debilidad. Mostrar las manos y gesticular con ellas te muestran como alguien en quien depositar tu confianza, como uno más en una manada ajena. - había dicho Catherine un día, poco después de comenzar a entrenarle. Chasqueando la lengua un momento sacó las manos del bolsillo tan rápidamente como las había metido mirando otra vez a Herja - Yo también tengo ganas de conocer al resto. He escuchado maravillas de lo bien que funciona la organización aquí en Viena y uno siempre está dispuesto a sacar lo bueno de otros compañeros de profesión. En Estados Unidos es raro que se junten más de media docena si no es para algo bien gordo y problemático. ¿Hay algún lugar que se use como punto de reunión común? -

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23/11/2016, 21:59
Herja

Herja esgrimió una sonrisa torcida, al menos durante una fracción de segundo. Algo le había hecho gracia, aunque no supo determinar exactamente el qué. Resultaba complicado leer algo bajo aquella rigidez que no terminaba de casar del todo con el concepto de valquiria. Quizá fuese algo de los europeos... O los nórdicos. A saber.

-Varios -dijo. Siguió con la mirada la figura de su hermana perderse en la lejanía. Después volvió a mirar a Joseph e hizo un gesto con la cabeza para indicar que la siguiese. Su mirada se veía acentuada por el color negro que difuminaba sus ojos, algo particularmente común entre los nórdicos, al menos por lo que sabía de su historia-. Tenemos un piso franco y un ala del Museo de Historia Natural. Custodiamos información. También hay puntos de reunión más expuestos, y una zona de entrenamiento. Más o menos. Los más jóvenes se mueven a su aire, pero los de la vieja escuela siguen manteniendo las costumbres. -La valquiria le miró de reojo. Caminaba a buen ritmo y con paso firme, casi militar, habría asegurado el cazador-. Mist no habló mucho de ti, pero habló bien. Aunque insistió en que omitiese esa parte... ¿Qué te ha animado a acercarte a Viena?

Caminando se alejaron de la plaza hacia una escalinata subterránea que, por lo que Joseph pudo intuir, llevaba a un parking subterráneo. Que Herja sacase una llave del bolsillo de su abrigo con la que jugueteó mientras andaba terminó de confirmarlo.

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24/11/2016, 12:21
Joseph Whetler

Mientras Herja seguía el camino que Claire hacía con la mirada el Shadow Hunter trataba de descifrar aquella sonrisa sin demasiado éxito, pensando si ella también habría convivido con un gran grupo de cazadores o es que la organización de Viena era realmente una mierda. No estaba seguro de cuál de las dos opciones prefería.

Ahora que echaban a andar si se metió las manos en los bolsillos para combatir de algún modo el intenso frío de aquella mañana, mientras echaba un vistazo a su alrededor escuchando a Herja hablar. - Joder, eso son muchos lugares. - No tengo problema en adaptarme a cómo funcionéis aquí... al menos la mayoría del tiempo, pero me gusta especialmente cómo suena eso de zona de entrenamiento. - en los Unidos uno debía alejarse mucho de cualquier núcleo urbano para pegar unos cuantos tiros y armar algo de escándalo, escándalo que no es tan fácil de hacer en una galería de tiro que sí abundaban más. Al escuchar lo relacionado con Mist soltó una breve carcajada mientras negaba con la cabeza. - Jé. He venido a Viena porque si pasaba un mes más con esa rubia demente íbamos a acabar los dos con algún que otro hueso roto. -

Realmente no es que fuese algo del todo incierto... - Ahora en serio. Tras todo lo de París me enteré de que habían ocurrido algunos desaguisados por aquí y decidí que quería comprobar qué ocurría por mi mismo y echar un cable por si fuera necesario: es mi trabajo, ¿no? - ella no tenía forma de saberlo, pero daba igual

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24/11/2016, 13:59
Herja

-El de todos -afirmó mientras bajaba las escaleras al trote de dos en dos-. Supongo que el hecho de estar más congregados llama la atención para bien y para mal. Han sido meses relativamente tranquilos, al menos tras aquel Oscuro. Intentó saquear la biblioteca. Se perdieron algunos manuscritos.

En la planta -1, Herja se dirigió a un BMW algo antiguo cuyas luces parpadearon al accionar el mando. Se quitó el abrigo, dejándolo en la parte trasera del coche y le indicó que podía dejar el equipaje en el maletero.

-Disculpa, no he preguntado. ¿Necesitas comprar algo? ¿Pasar por el banco?... Ah, ponte el cinturón, por favor.