Partida Rol por web

Si consigo sobrevivir a esta noche sé que nunca podré volver a ver el mundo de la misma forma que antes. Ya no sé si vivía en un sueño y he despertado a esta pesadilla o si estoy soñando este infierno a consecuencia de una mala comida ¿Por qué llevo este cacharro encima? Ni idea. Es importante. Lo sé. Por algún motivo. Pero ahora mismo no me acuerdo y de acordarme no estoy seguro de que me importase.

Una persona/sombra/algo nos encuentra al cruzar las puertas. Me suena de algo. Creo que lo conozco, pero no sé de qué. Sin embargo sé que no debería estar aquí.

¡CORRA POR SU VIDA! - le grito sin disminuir la velocidad...

Alexander no gritó al sentir su hombro desgarrado, apenas sintió dolor, solo sintió un torrente de energía que le empujó a avanzar más rápido. Entre la pantorrilla y ahora el hombro el señor Popov se daría cuenta mas tarde que empezaba a estar malherido y que si no trataba sus heridas podrían traer consecuencias. Sin embargo dos factores hacían que el ruso mantuviese la cabeza centrada, el primero y menor de ellos el conocimiento parcial de estos seres, pero el segundo y mas importante era la adrenalina que bombeaba por su sangre haciendo que el dolor pareciese algo ajeno y que sus músculos se moviesen aún más rápido que en su época mas lozana.

Corra señor Merriweather, corran todos - masculló en su marcado acento ruso mientras su brazo seguía manteniendo la lámpara y la tablilla de jade bien altas, no se le olvidaba que era la escasa protección que poseían.

El propio ruso dio ejemplo mientras dejaba un reguero de gotitas de sangre de sus heridas cada vez que realizaba un movimiento demasiado brusco, cosa que ahora mismo le estaba salvando la vida.

Después de esto necesitaré un trago- añadió.

Si alguna vez tuve miedo, no es nada en comparación a lo que siento ahora. No sólo porque el pánico es una constante desde que esos horribles gatos comenzaron a maullar, sino por la cuestión de que esas sombras cobran apariencia física y lastiman como si nada. Es un horror estar ahí y dudo que pueda regresar a una exposición. ¡Ni hablemos de encontrarme con un gato! Salgo corriendo, así como lo hago ahora mismo. 

Por esa razón tras haber perdido el arma y acordarme de mis ancestros que también están acojonados, continúo corriendo como alma que la lleva el viento hasta dar con aquel hombre. Tan natural, tan entero, casi que me da envidia pero me urge salir de allí como sea y directamente lo esquivo para seguir corriendo. 

- ¡Esto es una locura! ¡Salgan ya! - grito y continúo la marcha. 

Por Dios Bendito y San Jorge...

No puedo hacer otra cosa que no sea correr lo más rápido que puedo. Ignoro si me siguen o no, o si la lámpara se ha apagado. Al girar el picaporte y ver a Merriweather suelto un suspiro de alivio, que termina en un chillido de terror puro y salvaje cuando me giro y veo lo que tenemos detrás. Empiezo a correr de nuevo, intentando por todos los medios alejarme de esa pesadilla...

Siempre supo que las voces que escuchó durante la guerra lo alcanzarían. Lo había intentado, Dios bien sabía que lo había intentado, que había intentado buscar motivos y razones que lo explicaran todo, encontrar una manera de alejarse de toda lo que había vivido... Pero ahora sabía que no podía huir. ¿Sería un cobarde, o se enfrentaría a ese temor? Quizás, la respuesta que siempre estuvo buscando estaba allí...

Emmaline era una mujer de ciencia. La ciencia tenía explicación para todo. ¿Cierto? Podía explicar los fenómenos naturales, podía crear maravillas como la electricidad, que proveería luz al mundo... ¿Qué explicación había, entonces, para lo que estaba trás ella? ¿Cómo explicar las heridas, el terror, todo lo que había vivido y sentido?

Tiene que haber una respuesta lógica. Porque sino... Sino, todo lo que ella creyó siempre pierde sentido. ¿Es acaso la lluvia la concentración de vapor que sube de los mares y se precipita sobre la tierra, o es la manifestación de una criatura elemental flotando sobre el mundo y dejando caer sus lágrimas en la fértil tierra que, igual de viva, la consume cual mujer fertilizada por la simiente de su amado para dar más vida a la vida?

¿Gira la tierra alrededor del sol? ¿O está huyendo mientras un fuego eterno gira a su alrededor, cada vez más cerca, para un día consumirla?

Una vez todos habían cruzado el portal, el señor Merriweather, con una mezcla de horror pero al mismo tiempo determinación en su rostro, corrió hasta la puerta y la cerró. Por un instante, todo pareció estar en calma. A lo lejos, suavemente, se escuchaban nuevamente la música suave y hasta la voz adormecedora del señor Jonathan Lansky, al parecer la reunión continuaba sin que hubiera ocurrido algún cambio especial en aquel lado del Crystal Palace.

Respirando profundamente, el hombre se giró a mirar a los cuatro investigadores, mientras descolgaba de su cuello lo que parecía ser una especia de medallón dorado con un orificio en el centro. -¿Qué ocurrió? ¿Qué ha ocurrido allí adentro?- Miró hacia el objeto que cargaba el señor Knight. -El sarcófago... ¿Se abrió en algún momento?- Preguntó, con un gesto que parecía más la confirmación de una sospecha y resignación.

Miró de nuevo hacia la puerta, al tiempo que las luces de la pequeña habitación comenzaban a parpadear. -Si no lo detenemos ahora, no habrá salvación para nadie una vez que salga por esa puerta. Puedo contenerlo, atraparlo en el sarcófago, pero necesito un elemento que no poseo: una piedra de jade...-

Ver la puerta cerrarse separándonos de los horrores del otro lado me permite recuperar algo de autocontrol. Ahora sí reconozco a nuestro patrón - No, el sarcófago no se ha abierto en ningún momento, pero hemos pasado un infierno - cuando menciona la piedra de jade me aguanto a duras penas las ganas de darle un puñetazo. Por un momento me alegro de que Klaus tenga mi revólver - ¿Una piedra de jade? ¿Y nos lo dice ahora? - Recuerdo que Alexey mencionó en algún momento que debíamos buscar una, pero no sé si llegó a encontrarla - Pues mire, no llevo ninguna encima ahora, pero si hay algo que pueda hacer para ayudarle en el ritual que quiere llevar a cabo empiece a darme indicaciones. Espero por nuestro bien que no haya dejado nada más a la improvisación...

Es un poco de calma lo que intento encontrar y ante las palabras de aquel hombre, no sé cómo reaccionar en verdad ya que todavía sigo muy turbado por lo vivido. Pero ante la mención de la piedra, recuerdo que en el sarcófago había una y no sé qué diantres ha pasado. ¿Era esa la que necesitamos? No tengo idea, igual volver... No sé si me atrevo. 

—Creo que tenía una el sarcófago—confieso. 

Y miro a los presentes, el asunto es que volver donde están los gatos endiablados no es algo que me haga ilusión. 

El señor Popov jadeó mientras el dolor de las heridas empezaba a revelarse, aún un leve eco de lo que serían mas tarde. Se preguntó si sus compañeros habían perdido la cabeza, algo probable pues bajo su analítica mente la posibilidad de obviar la placa de jade que llevaba en la mano como arma contra los seres-sombra era mas que evidente.

Sin embargo no les culpó, sino que se acercó al señor Merriweather antes de escuchar primero a Terry y luego a Klaus, cuando escuchó sus palabras dijo con aspereza, el duro acento ruso haciendo que sus palabras sonasen como acero chirriante -ahora ya sabemos que los despertó, mas esa placa de jade no debe usarse. Afortunadamente supe que debíamos obtener una y está aquí en mi mano. Dios quiso que pudiese alcanzarles a tiempo.

Se acercó al señor Merriweather y dijo con una sonrisa -admito que esto supera mis mayores expectativas y de haber previsto el futuro hubiese aumentado mis emolumentos. Mas no dejaré que esta ciudad sucumba ante las sombras, si puedo ayudarle dígame como, sólo no me pida mas sangre pues ya se han llevado mucha de ella.

Alexey no tenía conocimientos de medicina, por lo que sabía podía encontrarse herido de muerte, algo muy probable a medida que sentía la sangre fluir al exterior así que su voz se fue preñando con el fatalismo del que sabe que se dirige a su muerte de forma voluntaria.

Sólo el parpadeo de las luces traicionó su nerviosismo al ver como acercaba a su cuerpo la lámpara, el miedo a volver a quedarse a oscuras patente.

Hay demonios. Eso es un demonio, y si hay ese tiene que haber más. Y si hay demonios también habrá otras criaturas. El impacto de la revelación hace que me doble hacia delante, respirando a bocanadas que amenazan con convertirse en un ataque de pánico. Intento sobreponerme al miedo, y decido que no podemos dejar que esa cosa salga a la City. Mi familia está en ella. Miro al señor Merryweather y al resto con una expresión que roza la locura.

-¿Qué debemos hacer para reternerlo?

El señor Merriweather extendió su mano hacia el señor Popov para que le entregara el objeto, dirigiendo su mirada hacia el señor Knight. -No era algo relevante que conocierais, porque esto no debía pasar.- Su tono no era acusador, sino más bien de frustración consigo mismo.

-Traed el sarcófago aquí.- Señaló hacia el suelo, entre la puerta y él. -Procurad que esa luz no muera.- Señaló a la señorita Grant, puesto que la luz de aquel pequeño cuarto seguía parpadeando frenéticamente, amenazando con no volver a encenderse. De su cuello descolgó lo que parecía un medallón circular con un agujero en el centro. -Si algo ocurre necesitaré que uno de vosotros continúe el ritual.- Pronunció unas palabras, que ni la señorita Grant ni el señor Falkenhorst lograron entender, pero que resonaron en la mente del señor Popov y el señor Knight.

Colocó la piedra de jade contra el medallón, y miró hacia la puerta. -Una cosa más... Alguien tiene que abrir la puerta.-

Las palabras que pronunció el señor Merriweather eran extrañas, de algún idioma que les era desconocidos a ambos. Al escucharlas con más cuidado, un escalofrío les recorrió a ambos, pues era como si miles de pequeñas voces provenientes de todas partes acariciaran sus oídos, e incluso cuando el hombre dejó de hablar, podían escucharlas en el aire, y parecían resonar en el medallón.

"Gisgdon Untalmalsun Graphfam Malsgondon Gongisg Vanunur..."

¿Que "no debía ocurrir"? Tengo muy claro lo que habría pasado en África con un oficial de tamaña incompetencia, pero ahora no es el momento de ponerse a discutir.

Me pongo junto a la puerta y agarro el tirador - Señorita Grant, aún a riesgo de parecer pasado de moda le agradecería que se situase detrás de mí. Señor Merryweather, a su señal...

Popov le entrega el jade y yo me quedo mirando todo un poco anonadado. Hablan de rituales, de que mantener la luz en el lugar y hay que tener cuidado con la puerta. No sé los demás, pero eso me acojona bastante e intento mantener la calma mientras un frío sudor surge en mi frente. Por esa razón al escuchar las palabras del decidido Knight, simplemente me coloco a su lado y observo la escena como un mero espectador. 

—Proceda y que Dios, se apiade de nosotros—digo. 

Es curioso que lo mencione, aún así es tan grande el acojonamiento que tengo que lo vale todo. Ya después estaré a las risas recordando esto como algo del pasado o lloraré por los rincones a solas con miedo a dormir por las noches. No sé qué pasará tras esto, sólo sé que no seré el mismo ni por asomo. 

-¡Teniendo en cuenta en lo que nos ha metido le hemos salido extraordinariamente baratos, caballero!

Mi voz está teñida de enfado y espanto, consciente de que no estamos poniendo en riesgo nuestra libertad, si no nuestra vida y probablemente nuestra alma inmortal. Agarro la luz con fuerza y la protejo con la otra mano, poniéndome detrás de Terry.

-A pesar de que pueda usted tomarme por una mujer débil voy a aceptar su oferta con agrado, señor Knight.- Comento con un hilo de voz mientras tomo aire.- ¡Que San Jorge nos proteja!

Los comentarios de sus compañeros no le hicieron mucha gracia a Alexey, el sabía que los tejemanejes con lo desconocido siempre implicaban mas riesgo y también mayores recompensas de lo que se podría estipular jamás de antemano, pero no era el momento de empezar un elevado debate académico.

En vez de eso le tendió su lámpara a sus compañeros y empezó a afanarse con sus ingredientes, no estaba seguro de poder crear otra luz estable con lo que le quedaba, pero fogonazos de luz intensa y breve eran mucho mas sencillos y seguramente mas efectivos.

Las luces continuaban parpadeando mientras los presentes tomaban posición. El señor Popov había cedido su lámpara al señor Falkenhorst, y se preparaba con sus componentes químicos para usarlos en contra de lo que fuera que hubiera tras la puerta. El señor Knight esperó el momento en que el señor Merriweather hizo un movimiento con la cabeza a modo de señal, y giró el picaporte. Al instante, la luz de la habitación se apagó, quedando sólo el halo de luz de las lámparas que sostenían en alto la señorita Grant y el señor Falkenhorst, mientras el resto de del lugar se cubría de oscuridad.

De inmediato, la voz del señor Merriweather se comenzó a escuchar mientras pronunciaba las palabras rituales, su mano sosteniendo el medallón contra la plancha de jade, los brazos posicionado sobre el sarcófago. Al otro lado, la imagen que habían visto por última vez había cambiado, apenas siendo capaces de percibir alguna cosa, la oscuridad tan profunda que ni los rayos de luz de la luna a través de las paredes de cristal lograban filtrarse. Lo primero que pudieron notar fue como el ejército de felinos moribundo, que estaban a menos de dos metros de la puerta, comenzaron a retorcerse y chillar en agonía, el ruido taladrando los oídos de los investigadores.

Manos de sombras, de largas uñas, se aferraron a los marcos de las puertas, las espaldas y nucas de lo que fueran aquellos seres intentando sobrepasar la luz que envolvían a los investigadores. El señor Merriweather hincó una rodilla en el suelo con un quejido de dolor, pero no paró. Aquellos que lo miraran, podrían ver como el partes de su traje y su rostro comenzaban a aparecer cortes, como arañazos realizados por algún ente invisible, o el mismo viento.

Al ser quien estaba más cerca de la puerta, el señor Knight percibió el momento en que varios de los tentáculos oscuros se dirigían hacia sus tobillos...

La mirada de la señorita Grant captó de pronto algo en una de las paredes. Su lámpara reflejaba la sombra del señor Merriweather, y por unos momentos, mientras el señor Merriweather se encontraba concentrado en el ritual, la dama pudo ver como la imagen del hombre no concordaba con sus acciones. De hecho, su sombra comenzaba a estar rodeada por otras criaturas, pero el reflejo de Merriweather comenzó a pelear de vuelta, tomando con sus manos a las criaturas y lanzándolas al interior del sarcófago, que aunque se encontraba cerrado, aparecía abierto en el reflejo. Cada vez que la sombra de Merriweather lanzaba a otra de las sombras dentro del sarcófago, un nuevo chillido se escuchaba, aterrador, helando la sangre.

Más la sombra de Merriweather no estaba saliendo impune. Cada vez se veía menos nítida, al tiempo que las criaturas de sombras le herían, cosa que se reflejaba en el cuerpo del hombre, ahora hincado de rodillas.