Partida Rol por web

Todos los shamanes del mundo presenciaron el acontecimiento. Daba igual que estaban haciendo en ese momento o la importancia de la actividad... había algo más fuerte que ellos mismos que les impulsó a mirar al cielo y verlo con sus propios ojos aunque no supieran lo que significase: los estrellas de la destrucción Ragoh y Keito cruzando el cielo nocturno. Acontecimiento que anunciaba el inicio de algo grande e importante... Y a la vez algo misterioso, pues nadie sabía con certeza como esto era posible.

Por ejemplo, a una chica francesa la pillo en plena visita a la casa de su abuela. Había venido a pasar unos pocos días con ella, a disfrutar del aire libre y de la tranquilidad que ofrecía vivir alejada de alta tecnología, el barullo de la ciudad y el olor del humo de los coches. Además de llevar a su fiel amiga y compañera de nuevo a su "casa" por así decirlo, la cual siempre estaba agradecida por todo.

Ahora mismo eran las nueve de la mañana. La cama mullida, la brisa perfumada que entraba por la ventana y el pequeño abrazo de su hada en su mano invitaban a seguir continuando ahí tendida sin moverse ni despertar.

Pero el ser que subió su pesado cuerpo a la cama tenía otros planes. Pronto notaste unos pelillos rozando tu cara y cálidas lamidas en tu mejilla. Si abría los ojos lo primero que vería cara a cara sería el rostro gigante de un escarabajo que la miraba con ojos animados con un lacito en uno de sus cuernos, y como este le daba lametones con su lengua.

"Aparta Bichillo que ya voy." Me desperezo, con la sensación de que haya sonado el despertador y no lo haya oído. Pero hoy hace tiempo que no tengo que ir al instituto. Oeillet me mira extrañada. Ella también tiene una sensación parecida. Al final nos levantamos apresuradamente y seguimos a Bichillo (así es como yo le llamo, y a no le importa). La casa de Abu empieza a estar vieja, los escalones de las escaleras están desgastados y resbalan, y algunos baldosines del suelo están paridos o suenan. Ella está fuera.

Bichillo se aparta de encima de ti dejándote que te incorpores en la cama para levantarte de esta. Oeillet se fue incorporando y poniendose de pie entre las sábanas; y aunque empezó con esa expresión extrañada, después de bostezar, estirarse y batir un poco sus alas, empezó a volar a tu alrededor sonriendote y esparciendo un leve aroma con su batir de sus alitas.

Después de eso seguisteis a Bichillo bajar a la planta baja dejándote frente a la puerta que se abría ahora. Tu abuela estaba entrando justo en ese momento cargando un par de bolsas de la compra de aspecto bastante pesado... la abuela era muy fuerte para su edad.

Cuando entro y te vio sonrió mientras Bichillo se acercaba a su dueña y arrimaba a su pierna -Por lo que veo al final la has despertado Kabuto... ains, escarabajo travieso- dijo con tono tranquilo a su espíritu compañero mientras acariciaba su cabeza. Luego te miro a ti -Buenos días mi vida, ¿has dormido bien querida?- te pregunto mientras te daba un beso de buenos días -Buenos días a ti también Oeillet... a ti te he traído esto- la saludo también a tu hada mientras le daba una perfumada florecilla que la hada abrazó oliendola -¿Quieres ayudarme a preparar el desayuno?.

Por supuesto voy corriendo e insisto en coger las bolsas, sé que no lo necesita. Pero pongo la escusa de que yo necesito hacer ejercicio. Le ayudó a colocar todo. Antes de nada la doy un abrazo y un beso, y empiezo con la rutina del desayuno. Busco el pan, la fruta, unas tazas, leche. Le voy acercando todo lo que necesita. Me gusta mirarla y lo que hace siempre está todo rico. Abuela me he levantado con mucha energía. Te apetece hacer algo o me voy a pasear con Oeillet?

La mujer deja que le cojas las bolsas y se rió muy levemente de verte intentar llevarlas -Si, seguro sólo necesitas hacer un poquito de ejercicio- le dijo muy relajada mientras te acariciaba la cabeza con cariño.

Fuisteis a la cocina y allí fuiste ayudando a tu abuela a hacer un rico desayuno mientras la observabas. Las recetas de las abuelas siempre eran las mejores. Metió el resultado en el horno para que se cocinara, y entonces le preguntaste que podrías hacer hoy -Me alegra verte tan enérgica hoy. La verdad es que hoy iba a hacer algo importante que ha surgido a última hora- te fue comentando la anciana mujer con serenidad -Tengo que bajar al pueblo a ese café con "ordanores" que abrieron hace poco. Tengo que hacer una de esas llamadas tan raras por "iterten" para hablar con una conocida de algo... Y la verdad es que soy muy vieja para esas cosas, ¿tu podrías ayudarme?- te terminó preguntando; pero el horno empezó a sonar y la abuela sacó la bandeja con una deliciosa tanda de magdalenas de frutas del bosque -Pero antes tienes que desayunar mi vida... ¿leche o zumo?- te preguntó la abuela pellizcandote la mejilla cariñosamente. De mientras Oeillet se deleitó con el aroma de las magdalenas revoloteando sobre la bandeja -Y también tengo que trabajar en el huerto: plantar nuevas cosechas, recoger las hortalizas ya creciditas... ¿te apetece?.

Jejeje. Claro que te ayudaré con el ordenador. No sabía que tuvieras amigos con los que comunicarte por internet. Siempre acabas sorprendiendome.

Desayuno rápido. Me preocupo de darle también su trozo a Oeillet. Me disculpo con ella porque nuestro paseo debe esperar por lo menos a regresar del pueblo. Abu estaría perdida sin mi ayuda. No me gusta mucho ir al pueblo. Sólo vamos a comprar y hacer recados. Me aseo, me visto lo más deprisa que puedo. De camino le pregunto:

Deberías pensar en tener un ordenador en casa. Podríamos hablar y vernos durante todo el año. Yo te enseñaría a usarlo poco a poco. Claro que también necesitarías internet en casa. Igual con un móvil nuevo puedes hacer lo mismo. Podríamos buscar uno. Yo te lo configuro para que no tengas que tocarlo mucho. Sólo descolgar llamadas. No contestes. Piénsalo. Y con quién vas a hablar? No te enfades pero la mayoría de gente de tu edad no sabe usar las nuevas tecnologías.

Tu abuela sonrio ante tu sorpresa y te dejo comiendote el desayuno Oeillet cogió el trozo de tartaleta que le diste mientras te disculpabas. Se lo comió con gusto aunque no lo necesitase (las hadas no comen... ¿pero quien se resistia a la comida casera de tu abuela?), y te asintio perdonandote para luego posarse en tu hombro. Después de esperar a que tu abuela arreglara un par de cosas en su huerto, las dos partisteis camino hacia el pueblo a pie.

El pueblo de tu abuela en el que ella vivía a las afueras era igual de viejo que ella. Aún se podían encontrar muchas tiendas artesanales que en cualquier ciudad habría sido sustituida por algun establecimiento de una marca famosa. Lo unico medianamente moderno era un cibercafé que abrieron unos meses atrás, para traer algo de tecnología al pueblo. En uno de sus tablones hasta ofrecía clases a un precio asequible para que personas mayores pudieran aprender a usarlos.

Al llegar y buscar un ordenador libre, la anciana mujer sonrió con todo lo que le ofrecias -Muchas gracias Chaba. Si, con quien quiero hablar es con la madre del marido de tu tía. La que se fue a vivir a Canadá...- te comento la mujer respondiendo a tu pregunta -Al parecer sale muy caro hablar por teléfono... por eso me sugirió usar un "ordinaror". Si sirve para hablar contigo también, entonces tendré que comprarme uno- te termino de explicar. Al fin encontró un ordenador libre y se sentó ante el... sin duda era terreno desconocido para ella -¿Ahora que hago? ¿Pongo aquí el número de teléfono y habló por aquí?- dijo señalando el teclado y cogiendo el ratón como si fuera un auricular al que hablar.

El camino es agradable y me entretengo mirando todo tipo de bichos que se cruzan. A ratos me agarro al brazo de mi abuela y a ratos me acerco a ver alguna flor del camino. La madre del marido de mi tía? Hacía tiempo que no hablaba con ellos más que un mensaje en algún cumpleaños. Pero a esa mujer no la había visto más que en fotos de mis primos. Intenté indicarle lo mejor que pude. Estas cosas a veces me desespera. Yo lo veo tan claro. Pero entiendo que para ella no y me calmo. La pido los datos.

Su cara aparecerá por aquí cuando conteste. Tu imagen saldrá aquí debajo. No es necesario que mires la cámara. 

Me mantengo a un lado, no quiero parecer entrometida e intento parecer distraída con algún cable o papel o lo que sea. Voy a poner la oreja pero no quiero ser grosera con mi abuela. 

Tu abuela te hacía caso siguiendo tus instrucciones -Vale... entonces le doy aquí... ahora aquí... y...- se iba diciendo a si misma. Entonces le da al botón y ya comienza a llamar -Bien, ya lo he hecho- dijo satisfecha, mientras esperaba a que la otra le cogiera la llamada junto a ti.

Entonces, en la pantalla apareció una mujer que dirías que tendría la misma edad que tu abuela, solo que un poco mejor conservada; pero que no estaba sola. A su lado se encontraba una chica de pelo corto y rubio, con un lazo verde al igual que toda su ropa -¡Hola Rose! Cuanto tiempo sin hablarnos- empezó saludando tu abuela con una sonrisa simpática -"Hola Aline... me alegro de que pudieras encontrar un ordenador"- le respondió la otra anciana de la pantalla con una risa leve.

-Mira Abu. Es Amy. Hola Amy, Hola!- me pongo casi encima de mi abuela para saludarla. La saludo y la mando besos con gastos

Cuando me doy cuenta de mi comportamiento me aparto un poco y dejo que mi abuela siga hablando. 

"¡Ho-Hola!"- saludo de forma algo nerviosa la chica del otro lado de la pantalla mientras se acercaba a su propia abuela. Era normal que estuviera nerviosa, pues aunque Gaba había oído hablar de Amy un poco, la otra era la primera vez que veía a su abuela materna y a su prima, y quizás no había oído nunca hablar de ninguna de las dos. Además de que ninguna se había visto nunca -Si, puede que sea ella Gaba. ¿Esa es mi nieta Amy, Rose? ¡No la veía desde que era una bebecita! Acércamela porfi- le dijo a la mujer del otro lado -"Claro que si, ¿y esa es tu nieta Gaba de la que tanto me hablabas? Yo también la quiero ver de cerca"- le dijo la mujer de al lado mientras dejaba algo de espacio a su nieta para que esta se acercase a la pantalla al igual que Aline hacía lo mismo.

De mientras, tu hada se escondía tras tu hombro por ver por primera vez a esas personas... pero pudiste apreciar lo que parecía una "hoja" verde en el hombro de la chica del lazo.

Es cierto que no había hablado con ella. Pero era reconocible. Mi padre me enseñó alguna vez una foto y recuerdo pensar que era muy guapa. Me asomé al ordenador para ver mejor lo que tenía en el hombro. Vuelvo a apartarme avergonzada por no seguir mi primer impulso que era quedarme a un lado. Esta vez lo conseguiré. Esperaré tranquila y escucharé con discreción y sin interrumpir.

La chica del otro lado de la pantalla ahora estaba realmente contenta por haber conocido a su prima -"¡Hola prima! ¿Has visto, Marky? ¡Tengo una prima francesa!"- dijo la chica mientras jalaba de la manga a un chico al que estaba arrastrando hacia la pantalla -"¡Hola a ti también, abuelita Aline!"- siguió saludando y acercándose a la cámara, mientras que tu abuela le devolvía el saludo con la mano -"¿Cómo va todo por allí? ¿Hace buen tiempo? ¿Qué...?"- iba preguntando, hasta que la chica se detuvo por ver algo -"¿Prima Gaba, tienes algo en el hombro?"- preguntó Amy por su lado -"Yo no veo nada Amy..."- dijo el chico.

Al oír lo del hombro, Oeillet se asomó más por el hombro... casi a la vez que una hada de pelo verde con una flor que se asomaba por el hombro de Amy. Ambas hadas cruzaron las miradas, y por instinto salieron de su escondite para ponerse ante la cámara... mirandose la una a la otra con ojos sorprendidos.

- Ella se llama Oeillet. Y ella? Y él? Que de gente! 

Pudiste ver como la chica se emocionaba mucho al ver a tu hada ponerse frente a la computadora -"¡Oh!"- fue lo primero que dijo antes de zarandear a su amigo -"¡Es un hada, un hada! ¿Has visto, abu Rose? ¿Has visto, Marky? ¡Es un hada!"- decía muy ilusionada, mientras que el chico andaba algo indiferente. Entonces tu le dijiste el nombre de tu hada y le preguntaste por los demas.

Por su lado, las dos abuelas sonreían al ver como sus nietas se emocionaban por las reacciones mutuas al ver sus hadas.

Al poco de responderla, el chico se apartó un poco de su zarandeadora -"No se de que habláis... si no os importa iré a deshacer mi maleta"- oiste decir al chico que estaba con Amy con apatía, retirándose lentamente de la sala dónde ella se encontraba.

"Emy, ¿Tú la conoces? ¿Es tu prima?"- oiste la pregunta que Amy le hizo a su hada y a la que esta nego con la cabeza. Oeillet no despegaba la vista de la otra hada del ordenador... puede que nunca hubiese visto a un nada como ella. Tan cabezona, verde y con plantas por todas partes.

A pesar de mi curiosidad voy a esperar a que acaben la conversación y que mi abuela me cuenta qué está pasando. No entiendo nada. Me da la impresión de que se está preparando algo importante. Abu no suele comunicarse con otros shamans a menudo.

"Oeillet... ¡Qué nombre tan bonito!"- dijo Amy con cierta dificultad el nombre del hada mientras seguía igual de animada. Y cuando el chico que estaba con ella se fue yendo la chica intentó retenerle -"¡¡¡E-espera!!! Ese que se ha ido es mi amigo Mark, y mi amiga hada se llama Emerald, aunque yo la llamo Emy, ¡A que sí!"- dijo, presentando tanto al chico que se fue y a su hada -"Yo... yo ser Emy. Hola"- saludo la hadita verde con las primeras palabras que pronunciaba -"Jo, me gustaría que viniéseis y así podríamos jugar todas juntas! Nunca he visto a otro hada aparte de Emy. ¿También es traviesa y te despierta poniéndote pescados en la cama?"- hizo esa extraña pregunta Amy... ¿qué clase de cosas haría su hada?

Tu hada aún dudaba un poco si hablar con ellas o no, pues hasta ahora únicamente había hablado contigo. Y tu abuela, dándose cuenta de tu silencio, volvió a hablar -Miranos Rose. Queríamos hablar nosotras y nuestras nietecitas se han apropiado de la conversación, jiji- dijo Aline riendo mientras tomaba la mano de su nieta con cariño -"Tienes razón Aline... hay que hablar de las estrellas"- la secundo la otra abuela... ¿estrellas?.

La pregunta de Amy me deja asombrada. Hablaba mucho y más rápido que yo. ¿Cómo era posible?

-No sueles trae peces. Pero tampoco me importa - le comento a Oeillet. - me gustan más tus flores. Aunque a veces traes cosas que no huelen nada bien. Pero tampoco me importa, así aprendo cosas.

¿Estrellas? 

-Voy a por algo de beber abuela, ¿Quieres tú un zumo o agua?

Me levanto y pido un zumo, mientras escucho.