Partida Rol por web

Aquí estaba claro que las culpas ya volaban de unos a otros, ya había pagado en mis carnes esa verborrea de los demás, pero yo también sabía como echar culpas.

- Oh, oh, oh… ¿Pero porqué no le cuentash lo que encontraste dentro de esa eshpecie de papelera mágica? – Dije mostrando una sonrisa de satisfacción – Dentro de la bashura milagrosa encontró el vaso que obra milagrosh – Bendita creatividad la mía, ni hecho a proposito, si, era el mejor, estaba por comenzar a darme besos a mi mismo.

- La patatilla macho, encontró un vaso con el que veía a su sheñora algo mucho más delgada , porque... ta sabe como está la señora.... - Dije gesticulando con mis manos una cintura bien ancha - la veía algo así como a Miss Universo Patatil y no vea. No reaccionaba por muchas collejash que le di, comenzó a babear y a echar eshpuma por la boca. A parte de que su idea de la bashura invertida no funcionó, ¡En que cabeza cabe! Nos hizo perder el tiempo, por culpa del amor y todas esas mamarrachadash

Me estaba recosiendo mi brazo perdido por la furia de la Excelentísima Señora oscura, mientras ellos hablaban. Tenía el hilo cogido con la boca y tiraba de una sutura en forma de lazo de "Hello Kitty", cuando presté atención a las palabras del hippie.

-Bueno, bueno.. ¡¡Y eso por no mencionar lo que pasó cuando Mr.Potato vió a sus primos!! Estábamos intentando recomponer el desastre, cuando el tubérculo le gritó emocionado a su señora: "¡¡Mira quién viene por ahí!!", dándole codazos y saltando como si fuese una patata en una freidora encendida. Nos dijo que eran los parientes pobres de su familia, también conocidos como las patatas del Carrefur. Como no tenían brazos, sólo las usaban para los MacMenús, y estaban tristes por su inminente futuro con ketchup. El Señor Potato se indignó tanto por el mal destino de todas las patatas del mundo, hortalizas oprimidas y cocinadas sin ningún pudor, y se despistó de lo que estábamos haciendo con los frikis. Así nos fue.

dije, acabando de atar el nudo de mi recomposición, justo para darme cuenta de que con el estres.. me había cosido el brazo al revés.

Yo ya sabía que mis esbirros no solían andar demasiado centrados. Ese era precisamente el motivo por el que todos llevaran ahora mismo una diana sobre la cabeza, bueno, y una pegatina a la espalda que ponía " patéame " pero ellos esto no lo sabían claro.

Aquellas patatas, me habían hecho creer que juntas eran más efectivas y bueno, yo lo creí, pues un hombre no suele arrancar sin que una mujer le dé un par de collejas más de la cuenta pero... al parecer me estaba equivocando.

- Patata... la del bigote - ahora más bien era un un manchurrón, pero vamos, que casi era divertido más que cualquier otra cosa. - Más te vale tener una buena explicación para todo eso o lo próximo en lo que cabrás será en una cajita de esas que usan las abuelas para meter sus pastillitas...

La otra opción era convertirlo en una especie de " flubber " o alguna cosa así, quizás en una " manoloca " pero eso sería hacerle un favor y de lo que me estaban entrando ganas no era de eso precisamente, sino más bien de darle una patada y mandarlo hasta...

La patata suspiro, y con cierta repugnancia asintió a las palabras de sus compañeros.

Sin duda mi señora, su adiestrado Bosco Verde me dio de la basura lo primero que encontró. El Vaso dichoso, vaso que usted misma había decidido eliminar hace solo una semana, porque era un flipe, como tomar drogas alucinógenas.

Y tras tenerlo en la mano empecé a ver las cosas de otra manera. No estoy seguro de que dijera tal cantidad de sandeces sobre lo que ellos dicen, pero cierto es, que aquel trasto infernal me trastoco.

Y no fue para menos, cuando, dos de sus secuaces, no se los nombres, aparecieron con aquella pinta extraña de cabezas con piernas.

Admito que aquello me sorprendió, y fue justo aquello lo que me hizo preguntarme que estaba haciendo, y porque estaba viendo semejantes aberraciones.

Puso los brazos en jarras, o lo que quedaba de si mismo. Estaba claro que toda aquella experiencia no le había gustado un pelo. Y que repudiaba haberse visto reducido a un recurso cómico por parte de “gente” que no tenia interés en acabar al tarea.

Así que me senté a intentar despejarme, y recordar quien de entre su elenco de esbirros podría transformar el aspecto de secuaces para que escaparan a través de la basura.

Cuando recobre el sentido, la señora potato me hacia señas, al parecer, El Doctor se había hecho cargo de la situación y se llevaba los sacos por el camino principal.

Yo aun andaba un poco “drogado” y preguntándome muchas cosas sobre lo que había pasado, pero ya no estaba en mis manos lo que paso a continuación.

Eso será mejor que lo explique el buen doctor.

No tenía muy claro si aquella patata estaba diciendo la verdad o tratando de escurrir el bulto, pero vamos, podría darse cualquiera de las dos cosas, porque veía capaz de más que aquel matasanos hubiera estado haciendo prácticas con otro de mis esbirros.

De todas maneras, iba a dejarle hablar para ver qué tenía que decir, pues no terminaba de convencerme aquello y seguro que era porque alguna cosa se la habían saltado. Siempre lo hacían.

- Matasanos! ¿ Qué es eso de que tocaste a alguno de mis esbirros?

Había una cosa que quería añadir después de aquello pues parecía que no lo pillaban.

- Y ME PARECE QUE SE OS HA OLVIDADO QUE UNO NO SE DROGA EN HORAS DE TRABAJO!

De todas formas seguro que se me ocurrían unas cuantas maneras de tatuárselo en la frente para que no se les olvidase. Me lo apuntaba para un poco más tarde.

Con mi brazo aún del revés, estaba mirando si me convenía dejarlo así, porque me venía bien para darle a los botones del ascensor y poner postura egipcia, cuando Mr Potato sacó a relucir de nuevo mi nombre

-¡Pues claro que me hice cargo de la situación! Con esta gente drogada hasta los tubérculos internos, ya me dirá usted cómo íbamos a llegar, si no es por mí. Yo no toqué a sus esbirros, Maligna Señora. Ya son lo suficientemente fe.. estooo.. hermosos y lozanos como para tener que pasar por mi quirófano portátil. Yo simplemente me hice cargo de las bolsas con frikis, y me preguntaba cómo traerlas al castillo, cuando un bólido a pedales casi me atropella.

Aún reponiéndome del susto, escuché a mi espalda una voz sobre el "chunda-chunda" de la música de cassette que se oía. La voz dijo "Hey, weeeey, qué mala ondaaa, pos casi te atropelloooo. Pos no te metas ensima de mi caaaaarro, weeeeey, que me lo aboooollas".

Me dí la vuelta, y me encuentro a un tipo embutido en el coche que me mira con una cerveza en la mano. Se me ocurrió que, amenazándolo con denunciarlo por hortero y atropellador, podría traer con su coche a los frikis al castillo, así que lo amenacé.

Osó decirme "Pos qué ooooonda, weeeey.. No me denuuunsies, que el coche es robaaaado.. Llevaré tus saaaacos, weeey, que así todos hasemos maldaaaades". Los enganché en el parachoques trasero, y el tio hortero metió la marcha y comenzó a dar pedal a fondo. Yo iba andando a su lado, me daba tiempo.

Si, el loalio del coche, casi se me había olvidado.

La patata negaba otra vez con la cabeza. Parecía realmente indignado. Como si las patochadas del médico fueran cada vez a mayores.

Cierto es que casi te atropella, pero porque pretendía atropellarte. Vamos, que ese tío te estaba esperando. Era uno de tus clientes insatisfechos, y venia a que le devolvieras pasta.

Pasta, que por otro lado, seguro que no le has dado a nuestra señora, porque le oí decir, que se había puesto de aquella guisa, para poder ser parte del selecto elenco de sirvientes de su malignidad, y que lo hacía por ella, y sin embargo, el tío se quejaba de lo lindo.

Se callo.

No, mi señora, tampoco puedo aportar mas detalles, porque el tipo hablaba tan feo como era, y Tamumal no lo había dejado muy guapo que dijéramos.

Aunque para que la ama oscura se hiciera una idea, se puso el bigote encima de los ojos, para demostrar a que se refería. 

Tamumal se había ahorrado decirme si conocía o no a aquel tío del coche y la cerveza del que estaba hablando, aunque había que reconocer que me había hecho gracia su forma de imitar el acento. Me recordó a una película mala de esas de coña que echan en la tele a horas en las que una debería estar durmiendo pero que el insomnio no la deja.

- ¿ Así que un cliente insatisfecho? - Ja! No me extraña, aunque se lo curra con eso de las carnicerías el muy perro.

De todas formas las lagunas que me quedaban tras haber escuchado a la patata pocha...

- ¿ Entonces os llevó los sacos a alguna parte? ¿Os llevó a vosotros? ¿ Siguió en sus trece de atropellarte?

Desde luego que no sabía cómo iba a acabar todo eso con el tema de los umbrianos, Umbría y sus muertos, que era donde yo les había mandado y era lo que les había dicho que tenía que hacer, pero se daban tantas vueltas con las explicaciones que incluso yo había perdido un poco la onda ya.

-¡Qué va, mi Malignísima Señora! ¡De cliente insatisfecho nada! Eso son burdas falacias para deteriorar mi imagen. Nunca han podido probar nada, en todas mis demandas por mala praxis. Y mi secretaria no da abasto repartiendo soborn.. estooo.. ejem... repartiendo saludos de mi parte a los del juzgado, mire usted lo mucho que me quieren..

Pero volvamos a la historia de los frikis. Como dije, el hortero del coche rosa llevaba a los frikis enganchados detrás. Yo le dije claramente que teníamos que ir a SU morada, y me refería a la de usted, mi Reina Oscura. Pero el tontaina nos llevo su casa, a donde él vivía. Un palacete acartonado con muchas vistas al exterior, y nada de consistencia. Más o menos, como su cerebro. Cuando se lo dije, respondió:

"Pos no maaaames, wey. Pos tentendí a mi chabooola.. No tenooojes, que te los llevo al castillo y los aparco en la pueeeerta"

Arrancamos de nuevo con el tontaina del jeep rosa que seguía con la cerveza en la mano, y a todo pedal continuamos la ascensión al castillo. Me preguntaba si serrándole el brazo de la cerveza no iría el coche más deprisa.

La explicación de Tamumal me sirvió para hacerme una idea de cómo estaban las cosas, pues la verdad es que increíblemente me había enterado de por dónde iban los tiros y bueno, la cosa tenía su sentido, o todo el sentido que podía tener la excusa de un esbirro con miedo a morir.

Levanté la vista y eché un vistazo al resto de esbirros y me di cuenta de que la patata hembra se había mantenido demasiado silenciosa, seguramente, un tanto asustada, pero aún podía hacer que pasara bastante más miedo.

- Patatawoman, a ver ¿ llegasteis al castillo en cuestión? - Pregunté con curiosidad decidiendo que si dejaba seguir hablando al doctor matasanos iba a acabar hasta yo con aquel acento cutre que me recordaba a " Cobraaaaa ".

Ms Potato temblaba cada vez que su nombre salia a relucir de la boca de la señora oscura.

La verdad es que no mi señora, estábamos todos apretujados en aquel coche deseando llegar al castillo pero nos topamos con un obstáculo muy peculiar. Faltaba muy poco para llegar al castillo pero nos encontramos otro tipo raro haciendo el tonto sobre un cableado de la luz. 

Se decía que estuvo trabajando en el circo tanto tiempo que se le cruzaron los cables y se desnuda todo el rato por la calle para hacer equilibrismo encima de los cables. Y no vea la que había montada en la calle, los policías tenían la única carretera que llegaba al castillo cerrada hasta nueva orden y no estábamos tan cerca como para llegar al castillo caminando con todos esos sacos de frikis. Quizás si el coche hubiese llegado antes a aquel lugar todavía no habría policías por alli ni la carretera hubiera estado cortada pero ya era tarde para lamentaciones.

El caso es que era la única via en aquella zona para llegar al castillo pero aún así nos dimos la vuelta por si encontrábamos algún atajo.

-Hey, hey, hey.. ¿qué es eso de saltarse la historia? -dije, al escuchar a la señora Patata-.. ¡Qué no se te olvide contarle lo del perro! ¡que anda qué..! Bueno, yo se lo cuento, mi Señora Malignísima.. Como dijo aquí la compañera, había un pifostio de primera montado en plena ruta al castillo y tuvimos que dar la vuelta, sí. Pero después de eso el feo hortero del coche rosa a pedales casi atropella a un perrito. Así, como quien no quiere la cosa.

Con la velocidad de vértigo que le otorgan los pedales de tracción y la panda de frikis que remolcaba, aún va y casi pilla al bicho, que se libró por los pelos. Literalmente. Yo hice un placaje de esos que marcan época en cuanto ví venir la tragedia. Me tiré en plancha, y pillé al perro por los pelos que le sobresalían de las orejas, pero.. no conseguí mover al chihuahua debido a su inesperado peso pluma. Eso sí, le dolió tanto la súbita depilación que dió un brinco justo cuando el hortero pasaba donde él hacía unos segundos que reposaba. Yo me quedé con los pelos del can en la mano, y fui a devolvérselos y a ofrecerle injertos de pelo a plazos.

-Ojo, que además de barato y de poder pagarme con tajeta al ser uno de mis clientes de confianza, las perritas jamás sospecharán que el pelo es transplantado, ¿eh? Y por cierto, sabes llegar al castillo de la Señora Oscura?-le dije.

Y, agradecido por salvarle la vida, el perro con los ojos demoníacos como faros se puso a la cabeza de la comitiva, guiándonos hasta aquí. Y de paso, mi clínica tenía un nuevo cliente.

La explicación de lo del perro me lo tomaría como un " por qué perdieron más el tiempo de lo debido " porque no tenía del todo claro por qué me lo estaban contando, pero vamos, que tenía tantas pocas cosas claras cuando hablaba con mis esbirros que lo único que sabía con certeza era que me apetecía matarlos a todos.

- Sí. Definitivamente así se acabarían todos mis problemas... - Asentí yo sola, sin importarme que pudieran pensar que estaba un poco loca.

Levanté la vista hacia la patata de nuevo, la hembra, y ahí la estudié lo justo para darme cuenta de que podría derretirse igual que lo había hecho su marido.

- ¿ Llegasteis al castillo u os parasteis a rescatar un gatito de un árbol?

El sarcasmo de la Señora Oscura no le dejaba muy tranquila pero peor estaba tras lo que dijo el Dr Tamumal.

Pues verá mi Señora, después del barullo que hubo con el chucho y el Dr Tamumal, el chucho se puso al frente de la comitiva hacia el castillo pero yo no me fiaba de él, solo estaba allí por cumplir un favor al doctor pero no se sabía el camino hacia el castillo, resulta que no tenía olfato por el que guiarse en el camino, lo presentí na más andar un par de kilómetros, no olfateaba nada.

Así que estábamos como al principio, con prisa pero sin rumbo. el chucho era solo un estorbo así que me enfrenté a él hasta que admitió su falta y lo eché del coche.  Nos enfrentábamos a un largo camino y más tras la torpeza del chucho ese.

Después de toda la chapa que me habían metido no podían decirme que estábamos como al principio, no, de eso nada. Sólo faltaría que cuatro insignificantes esbirros me hicieran perder el tiempo de aquella manera.

- ¿ CÓMO AL PRINCIPIO?

Ni que decir tiene que puse una cara de sicópata a sueldo que seguramente recordaría en posteriores ocasiones. Sí, se me daba bien poner esas jetas, pero lo que se me daba mejor era perder la paciencia y lo había hecho de sobra.

Ya que a su " patato " lo había escaldado un poco, la idea era hacerle lo mismo a ella, pero ya aproveché para hacer una nueva receta: Sopa de verduras con sabor a plástico.

Para cuando quiso darse cuenta la patata estaba dentro de una olla en la que hervía el agua y un cocinero Halfling estaba echando unas cuentas verduras y demás a su alrededor. Era sólo para darle sabor y eso, así que cuando vi que comenzaba a arrugarse le hice sacarla. Eso sí, había gritado de lo lindo allí dentro. Así espabilaría.

De nuevo tenía la importante decisión de hacer que uno de los esbirros siguiera aburriéndome, así que eligiendo a uno me quedé con el " fumao " a ver qué se le ocurría esta vez.

Me entró un escalofrío al ver aquella sopa de patata plastiquil. Hasta que vi el dedo de su señoría señorosa que me señalaba.

- Excelentísima. Como dice la patata escalfada, nos deshicimos de aquel chuchito que parecía atrofiado del sentido del olfato. Yo algo de eso me temía pues no paraba de estornudar y tiritar, tenía tanta fiebre que parecía un perrito caliente.

- Pero volvamos al tema, nada más tirar por la borda al chuchete. Aparecieron tres féminas cánidas, al más puro estilo “ángeles de charlie”, que rodearon al chucho y le comenzaron a dar besos. Parecían enamoradísimas de él. Entonces se me iluminó la neurona.

- Con rapidez até las correas de las perrúnidas al cochecito y luego a nuestro chuchete enfermo a una caña de pescar de modo que quedase colgando por delante de las perritas. El resultado sensacional ¡Tres perras de potencia!