Partida Rol por web

Querido Geraldo Faldo, no creo que ssea nezzessario que muesstress la línea del bikini otra vezz. Ya noss la hass ensseñado a todoss incluido aquél conquensse del autobúss. 

Se apresuró a intervenir Igor para evitar tener que pasar otra vez por aquello. Parecía que su colega sentía una extraña fijación con sus bañadores. Igual había invertido mucho tiempo en la operación bikini ese año, o algo así, pero si fuera el caso, estaba claro que la operación había sido de cirugía reconstructiva y que no les había salido bien.

Igual si le dejaban a él tiempo y un bisturí podía hacer algo con aquel cuerpo que, en su opinión, estaba escaso de meñiques (dos meñiques nunca son suficientes). Además, también tenía algunas piezas de buenísima calidad en el congelador, como la próstata del tío Igor, el fémur de la tía abuela Igor y un lóbulo de la oreja derecha que era la envidia de todos desde que Igor, su hermana, la luciese hacía cinco navidades.

En cualquier caso, no te olvidess de la parte en la que en vezz de ayudarnoss a dominar a la criatura de la invocazzión desspuéss de que acabasse con la másscara maldita essa puessta y sse dessbocasse, tú te pussisste a jugar con globitoss.

-Si, si... ¡Y no te olvides dónde jugaste a los globos! -Exclamó Canela con sus pequeños brazos cruzados. Pero ya te lo recuerdo yo, Geraldo, en el río sangriento te pusiste a jugar a los globos después de que acabases con la máscara puesta, tras la invocación, y te pusieras a bailar o lo que fuese que estuvieras haciendo con un bikini en una misión tan importante como esta -que no entiendo el por qué te tiraron de la línea del bikini-. 

Canela se frotó el ojito.

-Estoy cansada, por esto que te contará Gerard no hemos conseguido la varita... ¿Es que a quién se le ocurre llevar un bikini? ¡Y meterse en el río sangriento! Verás, mi señora, verás lo que le contará...Porque... vaya tela...

Vuestra Señora no tenía muy claro por qué aquel patán que tenía por esclavo repetía sus nombres o lo que fueran cuando alguien decía su primer nombre. ¿Era alguna clase de Toc extraño? 

Si según el esbirro aquella máscara valía para eso estaba muy bien pensado, pero algo la decía que aquella máscara tendría alguna clase de letra pequeña que no se habrían leído. 

Eso sí, la cara de asco que puso vuestra ama cuando Waldo comenzó a quitarse la ropa delante de todos, casi os decía que estabais a punto de sentir dolor sólo por conseguir que a vuestra ama le dieran nauseas. 

Igor fue el primero en hablar e hizo que su ama asintiera, pues había sido una vista desagradable que te pasas. 

- Tengo un esbirro exhibicionista. - Pero claro, algo recordó de que ya había tenido uno que cada vez que podía se desnudaba delante de todo el que se encontraba. Eso sí, ni se acordaba de su cara ni de su nombre. 

Eso sí, cuando "Rogelia" comenzó a decir aquello de los globitos, la mujer lo miró ahora mismo ya sin nauseas, pero con ganas de matarlo a collejas. 

En fin, la cosa aún se puso peor cuando Canela dijo lo del río, pues primero lo del bikini, luego lo de los globos y luego lo del río... 

- Más te vale que me expliques esto si no quienes pasar a formar parte del río. 

Waldo se había quedado mirando a sus compañeros, que gente mas extraña que tenia problemas con su cuerpo. Colocandose la ropa vio que la señora de la oscuridad volvía a preguntarle por la varita.

- Mi señorisima. La Varita. Todo lo que estamos haciendo era para recuperar la varita. Y mientras se montaba el pollo frito con los cabezones, descubrí, que uno de ellos afirmaba que la llave a la varita estaba en el rio de la locura.

Rio que estaba echo con la primera menstruacción de todas las virgenes de la historia. Era desagradable, sí. Era peligros, sin duda.-

Luego se rasco la cabeza, y volvió a hablar. Daba igual lo que dijera, era como si la consciencia de Waldo apenas estuviera en ese cuerpo.

- Tanto criticar mi vestuario pero era el único que estaba preparado para zambullirme en aquel horroroso lugar y rescatar la llave. Use un globo, que llene de aire, y me fue sirviendo cono sistema de oxigenación y así llegó hasta la llave.

Volví triunfante y triunfal junto con mis compañeros. Usamos la llave para abrir un portal, y al otro lado se podía ver claramente la varita sobre un pedestal de madera. Yo tenia que secarme y desratizarme, pero eso poco importaba.

Así que Marta le explicara que fue lo que paso cuando cruzaron el portal. Pues ella se erigió en líder, pues según su cuenta, era la que llevaba mas Killed Ratio de enemigos aquella noche.-

Marta, que estaba callada escuchando a sus compañeros se sobresaltó cuando Waldo pronunció su nombre.

- Su señora, su eminencia. Es cierto todo lo que ha dicho Waldo. Logró abrir ese portal y desde nuestra posición dijo ver la llave. Y digo "dijo" porque yo no lograba verla, apenas vislumbraba algo. - tomó aire y puso una sonrisa maliciosa, la misma que cuando puede devanar a alguien - Entonces, su malvada eminencia, todos se quedaron quietos, estaban muertos de miedo porque entre nosotros y lo que parecía ser la llave, había un largo y extenso túnel oscuro y lóbrego. Al final del mismo había luz pero mis ojos estaban dañados, se me habían caído las córneas, habían huido al ver el espectáculo de Waldo en bikini y allí me tenía usted sin apenas ver adentrándome en ese túnel.

- Cien veces choqué con las paredes, más de doscientos murciélagos perecieron ante mi cuchillo.- una nueva sonrisa de placer - Pero fui la única que siguió adelante solo para llegar al final del túnel y poder lograr su llame majestad. Entonces pasó lo inevitable, como usted puede ver tengo un cuerpecito pequeño y por ello mismo necesito poder evacuar cada cierto tiempo. Vi una gran roca en el túnel y tuve que hacer una parada de servicio. Solo iban a ser unos segundos. 

Miró de nuevo a sus compañeros.

- En ese brevísimo lapso en el que estaba yo evacuando, se juntó ahí dentro una nube espesa por causa de mis quehaceres del momento y pude escuchar que por fin mis compañeros se animaron a cruzar el túnel con gran entusiasmo y a pasos muy ligeros. Al final de un modo u otro, gracias a mi ayuda, todos fuimos al final del túnel pero, irónicamente fui la primera en salir y la última en llegar. 

Dijo finalizando su relato de lo sucedido en el túnel. 

Aquel río era una verdadera guarrada, eso vuestra ama lo tenía muy claro y bueno, vosotros también su opinión cuando arrugaba el gesto tras escuchar aquello. 

Al menos, había que reconocer que todas esas cosas que había tenido que presenciar e imaginarse durante aquella conversación, habían servido para algo, pues eso de escuchar que tuvieron delante la varita, la hizo animarse un poco. Al menos, hasta que recordó que habían vuelto sin ella. 

- Así que conseguisteis llegar al lugar donde estaba la varita... estupendo... - Claro que lo de "estupendo" estaba un poco cogido con pinzas. 

Antes de que vuestra señora pudiera preguntarle a Marta, ni tan siquiera mirarla, ésta se puso a responder y eso hizo que vuestra señora la mirara como si quisiera convertirla en una canica. 

Claro que aunque vuestra ama la miraba no estaba escuchando ni una palabra de lo que estaba diciendo, porque no la ustaba en absoluto que una esbirra hablara cuando no le había dicho que pudiera hacerlo. 

La mujer hizo un gesto con la mano y en el suelo, bajo los pies de la niña sicópata, apareció una grieta, por la que cayó a algún lugar donde había agua totalmente helada. No supo cuanto tiempo estuvo allí, pero cuando la Señora decidió que era un buen momento para sacarla, Marta ahora era de color azul trozo de hielo y estaba un pelín rígida. 

- Para otra vez esperas a que se te pregunte. - Sí, había tardado pero ya estaba haciendo de las suyas. 

Echó un vistazo al resto de los presentes, como decidiendo quién era al que quería escuchar y decidió que fuera Carl. 

- Sigue... ¿qué pasó con la varita si estaba en aquel altar?

Acojonado por la terrible mirada de la Señora Oscura, Carl habló bajito al principio, aunque conforme soltaba lengua, recuperó su tono más áspero y petulante.

—Mi gran y sabia Señora. Cierto es que entramos en el túnel. Cierto es que llegamos al final del mismo. Pero los apestosos gases de Marta nos habían cegado y, cuando dimos con el final del túnel, y la densa niebla se despejó, no había ninguna varita.

—Volvimos por el mismo camino y encontramos una bifurcación. No recuerdo quién lo decidió (yo no), y fuimos por la izquierda, mas nuestros faroles se apagaron todos a la vez. A los segundos, volvieron a encenderse y delante de nosotros se encontraba ¡ELLA!—patéticamente, Carl entonaba dando emoción a su explicación. Si lograba dar veracidad a sus palabras, sólo la Señora lo sabía—¡Ella! La niña del búnker. Nos apuntó con la mano, el techo empezó a derrumbarse, y echamos a correr en dirección contraria hasta que salimos del túnel. Aún no sabemos cómo lo logramos. Pero ya sabe, una retirada a tiempo permite la victoria del mañana. Así que, nada más salir del túnel, paré a todos y comencé a pensar cómo hacerle frente.

- Carl, todo hubiera salido mejor si hubieras usado el reloj de tiempo, y hubiéramos vuelto al principio. Pero decidiste darle un golpe, y el reloj se rompió, y por ello, no pudimos volver al punto donde estaba la varita en el túnel.-

Dijo Waldo, su primera intervención. Esta vez parecía que hablaba como si fuera un muñeco animatronico, y tuviera la frase guardada en su memoria.  

Eso del reloj del tiempo había descolocado a la mujer, pues no había escuchado nada de aquello, pero bueno, tampoco era tan descabellado pensar que un esbirro había estado tratando de omitir alguna información para que no le cayera un buen rapapolvo, como ya le había pasado a alguna de sus compañeras.

- ¿Qué es eso del reloj, Carl? ¿En serio rompiste algo tan útil? 

La mujer se cruzó de brazos mirando al esbirro, diciendo claramente sin necesidad de abrir la boca que o le daba una buena explicación para haber hecho algo tan estúpido o iba a tatuarle las horas de una manera que no le iban a gustar demasiado. 

El esbirro se había quedado muy silencioso a pesar de la pregunta que le había hecho la Señora Oscura, pero claro, ella no estaba por la labor de decirles a sus propios esclavos que hicieran algo y que no la hicieran caso en su cara. 

- Tú lo has querido... 

Sí, volvió a hacer el mismo truco que había hecho antes con su compañera, sólo que esta vez en la grieta, en vez de haber agua fría, había agua hirviendo, así que cuando el esbirro cayó en ella acabó literalmente escaldado. Claramente hubo alaridos, lloros y bueno, un par de burbujeos extraños antes de que la mujer decidiera sacarlo de allí. 

- Espero que esto te haga hablar cuando se te diga que hables. 

Estaba claro que con esto, vuestra ama estaba diciendo que aún podía ser peor. 

Era el momento de elegir a otro que hablara, aunque no tenía claro quién la iba a decir algo útil, así que se fijó en la perra. 

- Explícame tú, Canela, eso del túnel... 

Canela había levantado las orejas y olisqueado el peligro que acechaba a Carl. Cuando la señora Oscura le pidió explicaciones, un aullido salió de su boca, sin poderlo controlar.

-Eh, sí, mi señora, allá voy. Nos habíamos quedado en que en el búnker apareció una niña, ese búnker se encontraba en un túnel donde ... ¡estaba la varita!, pero que Carl por cuestiones que fueran no pudo usar el reloj del tiempo, según Waldo y nos fuimos ''cagando leche''.

Canela miró a Waldo:

-Pero eso no fue lo que exactamente pasó. ¡No había reloj del tiempo!, sino que, en su defecto, cuando fuimos corriendo en dirección opuesta a la niña porque todo se derrumbó, caímos en una especie de fuente. Fue ahí, cuando Waldo comentó, sin venir a cuento, lo del reloj, debido a que alguien, y no yo, mi señora, llevaba un reloj de mano y se le cayó al fondo de la fuente. Como es bien sabido, los perros no sabemos nadar, a ver, mi raza no, mi señora. Así que, yo, Carl e Igor salimos de ella. Sin embargo, Waldo empezó a exclamar: ''¡Se nos escurren la hora!''.

 ¿Por qué? Bueno, pues fue un chiste sin sentido. -Encogió los hombros. Así que Marta buceó y buceó para encontrar el reloj  y... algo pasó. Aquella fuente estaba maldita, era una fuente del mal. Pues unos ojos brillaron en el fondo, unos ojos rojizos. ¡ESOS OJOS ERAN DE UNA ESTATUA QUE SE MOVÍA! Por lo que nos atrapó a todos con su largo brazo de bronce.... ¡¡QUÉ MIEDO, MI SEÑORA!! Y, entonces, la pobre Marta casi se muere. ¿Sabe por qué? Pues porque era quien había ido en busca del reloj roto. Menos mal que la pudimos salvar del fondo del agua, a pesar de que estuviéramos atrapados.

Pero... no pudimos regresar al túnel. Porque como dice Waldo, el reloj era importante y no pudimos volver al inicio.

Con un terrible miedo, dado que había visto la suerte de Carl y le había recordado la suerte que ella misma había corrido minutos antes, interrumpió a Canelita:

- Mi señora, lo que pasó a continuación es difuso para mí. Tras perder el reloj, perder el tunel y la sensación se haber perdido todo necesitaba pensar con claridad. Como usted puede imaginar era complicado pensar cuando te acaba de intentar ahogar una fuente asesina. Entonces pensé ¿Cómo puedo recuperar la claridad mental? y lo tuve claro mi eminencia, mi señora. 

Marta miró a Canela indicando que la inspiración le había venido con solo mirarla.

- Comiendo hierba mi señora, los perros comen hierba para purgarse y vomitar así que me senté un poco lejos de la fuente, para que no me volviera a atrapar, y me puse a comer toda la hierba que encontraba, vigilando siempre que no la hubiera meado antes Canela. Comí y comí. Aunque es cierto que la cabeza no se me despejó si le puedo decir que me pasó como a los perros: Vomité como una loca y, para sorpresa de todos, vomité la llave que tanto tiempo habíamos estado buscando. 

- El problema su eminencia es que entre el ahogamiento de la fuente y el vomitar cual aspersor me desmayé durante unos segundos y ya no sé que pasó.

Se llevó la mano al estómago aún recordando el dolor que había sentido. 

- Recomiendo a su ilustrísima y violenta eminencia que no coma hierba, sienta muy mal. Puede ser que sea cierto que es mejor fumarla que comerla, no lo se su señora. 

La mujer escuchó todo ese rollo sobre la hierba y los perros sin entender demasiado bien a qué venía todo aquello. Ella sólo quería que le trajerais la jodida varita y ahora esto empezaba a parecer uno de esos vídeos en plan "diez cosas que deberías saber si tienes perro". 

- Canela, entonces después de todo esto ¿qué? 

Claramente aquello cada vez tenía menos sentido y la mujer tenía ganas de seguir haciéndoos daño. Tenía ganas de retorcerles un poco el cuello a ver si así dejaban de marear con cosas sin sentido, la verdad. 

- Recuerdas que la misión era obtener la maldita varita ¿verdad? 

-Después de la fuente y de que Marta comiera hierbas, tuvimos que buscar otra alternativa. Por lo que volvimos donde Ironman nos había comentado lo de la varita, sin embargo, nos encontramos con un tío que se creía alienígena. Nuestras caras fueron un poema, porque no sabíamos a dónde habían ido todos... ¿Y ahora qué hacíamos?

El tío alienígena comentaba que conocía el lugar donde podía encontrarse una varita mágica, pero que debíamos de darle a él una cosa a cambio. Contadle, contadle chicos lo que debíamos de hacer, porque madre mía... ¡Tenía tela!

Vuestra ama ya se había quedado un poco loca con lo de los perros, la hierba y los vómitos, así que las palabras que dijo Canela sobre el hombre que se creía un alienígena, ya directamente, no la dijeron nada. 

- ¿En serio me vienes con esas? 

No hacía falta decir que debajo de Canela apareció de nuevo una grieta y allí, dentro de ella, fue precisamente donde terminó, sólo que ella salió toda hinchada y llena de ampollas, que no eran otra cosa que infinidad de garrapatas pegadas a su canino cuerpecito. 

Sí, aquello había sido bastante doloroso para ella y a todos se os heló la sangre, menos a Marta que ya la tenía helada, al escuchar los gritos y lloros de Canela. 

La mujer miró a los esbirros de nuevo, sin saber demasiado bien a quién quería escuchar ya, pero al final de decantó por Igor. 

- Tú.. A ver... eso del alienígena ¿qué narices es?

Igor se sobresaltó tanto cuando la Señora Oscura se dirigió a él para obtener explicaciones que casi se le salen los ojos de las órbitas (aunque ese era casi su estado natural).

Puess verá, Ssu Sseñorissima Osscurossa, la cosa sse complicó un poco...

Ssi recuerda, antess le había explicado que mi plan era localizzar al mago Mariano Pesscanova-Krissssia-Ollivander, de loss Pesscanova-Krissssia-Ollivander de toda la vida, pero que por algún motivo que ya ha ssido expuessto pero no conssigo recordar bien, uno de miss compañeross (al que no nombraré puessto que ahora el honor de explicarle lo ssuzzedido ess todo mío), acabó dessviando la bússqueda a un concursso de monta de T-Rex y de ahí a toda essa hisstoria que acabó agotándosse trass la hisstoria de Marta y lass hierbass.

El caso ess que, agotada essa vía, yo inssisstí en continuar la bússqueda de Mariano Pesscanova-Krissssia-Ollivander, de los Pesscanova-Krissssia-Ollivander de toda la vida, pero nuevamente no me hizzieron casso y acabamoss retrozzediendo ssobre nuesstross passoss para volver hazzia donde había esstado Ironman. 

Pero en lugar de encontrar a Ironman, noss encontramoss con un tío que sse creía alienígena y dijo que él noss podría ayudar a encontrar la varita, pero a cambio de una cossa.

Igor tragó saliva. Y sus ojos dieron vueltas en sus órbitas.

Y ahora continuaré exponiendo qué ess lo que aquél tío quería, pero antess quissiera volver a hazzer hincapié en que ssi sse me hubiera hecho casso, nunca hubieramoss tenido que afrontar la negozziazzión ssiguiente.

Volvió a tragar saliva.

Y ess que el tío alienígena aquel era ademáss muy empalagosso y, al enterarsse de cuál era nuesstro objetivo final y, ssobre todo, al enterarsse de que trabajábamoss para ussted,  el tío empalagosso noss... noss... noss pidió que...

Igor respiró, cogió carrerilla y soltó todo de golpe para, acto seguido, protegerse cabeza y joroba con los brazos como si temiese un ataque inminente de su señora.

...¡QUÉ LE CONSSIGUESSEMOSS UNA ZZITA CON USSTED!

Igor se quedó unos segundos en silencio y, al descubrir que la Señora Oscura aun no le había convertido en grillo, miró en todas las direcciones y bajó los brazos con los que se protegía solo para añadir más detalles agradecido por no haber sufrido la cólera de Su Oscuridad inmediatamente y sin dejarle tiempo a explicarse mejor.

Ssí. Esso ess. El tío empalagosso noss pidió una oportunidad romántica con ussted a cambio de ssu ayuda para consseguir la varita invocadora de Cruzzcampo.