Partida Rol por web

Siempre nos quedará Paris

4. La resistencia

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12/07/2013, 14:28
Edouard

Una buena ocurrencia la de la nota, condescendiente con tus padres. Sin duda era un buen momento para reflexionar en todo, hasta que llegó Edouard.

Se paró un instante ante ti ¿Sentía miedo por como pudieses reaccionar? Bastó un segundo para comprobar que no era necesario y te abrazó con fuerza. Sentiste como su cuerpo rodeaba el tuyo y te transmitía su fuerza.

- ¿Cómo estás? – Preguntó casi por inercia – He hablado con el padre André, yo también estoy en el ajo – No hizo falta decir más, ambos sabíais de que se trataba – Vamos juntos para allá

Comenzasteis a caminar en dirección a la iglesia – ¿Estás segura que quieres hacerlo? – Se notaba que estaba a punto de pedirte que no lo hicieras, que no arriesgaras tu visa, pero no lo hizo. Por otro lado... ¿Hasta que punto influyó que tu te apuntaras para que se apuntara él? ¿Lo habría hecho de todos modos?

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12/07/2013, 14:38
Dominique Durreaux

Me dejé abrazar por Edouard, lo necesitaba. Y lo abracé también, pero como un náufrago aferrado a una balsa. Tenía miedo, mucho miedo. ¿A dónde nos conduciría la noche? ¿Qué nos esperaba? Lo ignoraba, y eso ensombrecía aún más mi ánimo.

Después, esa pregunta...

¿Segura? No, claro que no. De lo único que estaba segura era de que no tenía seguridad. De que ya no había seguridad en París tampoco. De que en ningún lado habría seguridad mientras el repiqueteo de las botas nazis hollara nuestras calles. ¿Segura? ¿Quién estaba seguro en esos días? El miedo en mis ojos era suficiente respuesta, entonces le respondí con otra pregunta:

—¿Y tú?

En ese momento, regresó la sombra de una muchacha, sola y asustada, bajo las garras de una bestia llamada guerra. Pero no cualquier guerra, sino que la más abominable de todas las que habíamos conocido hasta entonces. Ahora, alguien intentaba arrebatársela a la bestia, alguien intentaba restituirla a la vida. ¿Alguien estaría haciendo lo mismo por mis hermanos?

Notas de juego

Jajaja... Vas a conseguir que Dominique pegue la vuelta.

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13/07/2013, 09:25
Edouard

Edouard aflojó un poco el abrazo para poder mirarte y sonrió, aspiró profundamente y miró al cielo y luego en dirección lateral – Míralos -  Eso te hizo sentir confundida en un primer momento pues allí no había nadie.

- Son buena gente, no desean el mal, son buenas ciudadanos, gente humilde, que desea lo mismo que todos, tener un poco de felicidad. Pero hay otros, que no se conforman, que de verdad quieren contribuir de forma activa, que además se sienten identificados con las personas que tratan de defenderlos, los soldados, la resistencia… ¿Y qué sería de nosotros si un día nos atrapan? Bueno… Yo no guardaría la quimera de que viniesen a rescatarme, pero me llenaría el corazón saber que otros van a seguir luchando. Hasta donde haga falta.

Vaya, nunca habías visto a Edouard tan elocuente, aquel muchacho tímido guardaba aún muchos secretos.

Te miró a los ojos – Yo iré. Cada uno ha de aportar según crea que puede y por favor, si lo haces, hazlo por ti. No lo hagas ni por mi, ni por la persona que han atrapado, tu valor solo con pertenecer a este grupo ya está más que demostrado.

Notas de juego

Feel free ;)

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13/07/2013, 10:41
Justine Girard
Sólo para el director

Traté de parecer lo más natural posible.

-Aaah, nooo.. Me duele mucho la rodilla.. ¿Me ayuda a sentarme en la acera, por favor? -cualquier cosa que distrajese su mente de la nota, hice como si no me hubiera dado cuenta de que la había cogido, sin darle importancia-. Necesito descansar un poco, nada más.. -dije de nuevo, mirándome la rodilla.

De pronto fingí prestarle atención a él:

-¡Vaya, es usted un alto cargo alemán! No me había dado cuenta, con la caída.. Siento haberme interpuesto en su camino, no pretendía interrumpir su paseo. Estoy bien, de verdad..

En mi mente sólo pensaba Que se vaya.. que se vaya.. que se vaya.. ¡¡que se vaya!!

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14/07/2013, 01:39
Dominique Durreaux

Míralos…”

Mirar el mundo y a la gente con los ojos de Edouard, eso sí que era un desafío. No podía, no sabía… y quizá nunca aprendería a hacerlo. No era como él, no era una idealista. Edouard tenía “alas” y yo transitaba la vida a pie.

En ese momento me pregunté si alguna vez se cansaba de creer, de luchar. Lo ignoraba. En realidad ignoraba muchas cosas de Edouard, pero eso nunca fue importante. Al menos, no para mí. Me bastaba con lo que percibía, con lo que intuía en él.

Éramos tan distintos.

Su bondad, su sinceridad, su honestidad eran casi orgánicas, como si formaran parte de los componentes de su sangre. Sus sentimientos eran viscerales, profundos y muy arraigados, como raíces. Yo, en cambio, era más voluble, estacional. Decidida y orgullosa, sí, pero contradictoria también. Y en esa contradicción se arraigaba buena parte de mi personalidad.

Escuchaba las palabras de Edouard y compartía algunas cuestiones. Otras, solo en su esencia.

Si lo haces, hazlo por ti”.

¿Por qué o quién lo hacía? Por mí, definitivamente. Pero yo estaba hecha de una moral kantiana, de imperativos que regían mi vida y mis actos; entonces “yo” podía ser “él” o “ella” o “aquel” o… De alguna forma, me reflejaba en los otros y la imagen que me devolvía aquel imaginario espejo era determinante en muchas ocasiones. Ahora mismo, aquella muchacha era yo. ¿Y qué no haría yo por mí? ¿Acaso no intentaría rescatarme si pudiera hacerlo? Era cierto también que el miedo me susurraba otras cosas, y era ahí donde la contradicción anidaba. Porque no, no era valiente. Era una muchacha como cualquier otra, con grandes miedos y pequeñas osadías, con dudas.

Por un instante me sentí segura, segura de lo que sentía, de lo que decía, de lo que obraba. Entonces detuve mi andar, ladeé la cabeza y clavé mis ojos en los de Edouard, con un fugaz brillo en mi mirada.

—Vaya… —susurré mientras arqueaba una ceja—. Así que me crees taaaaan vanidosa como para jugarme la vida solo para demostrar un poco de valor. Bueno —agregué, con un atisbo de burla asomando en mis labios—, no debería sorprenderme. O quizá sí. Esta parece una noche de sorpresas… Sabes, tampoco te hacía vanidoso — y mi sonrisa se ensanchó más mientras lo apuntaba con el índice—. Así que ahora también crees que lo hago por ti. —Y le clavé el dedo en el pecho, repetidamente—. Por ti. Por ti. Por ti. Sí, estoy loca por ti… ¿Eso es lo que quieres?

Espontáneamente carcajeé, con una risa suave y clara, pero nerviosa.

—No, mi querido Edouard, lamento decepcionarte. No lo hago por ti. Aunque habría ido por ti, pero solo por el placer de traerte de vuelta… a puntapiés. Por vanidoso. —Una pausa, y agité la cabeza, entre risas—. Que otras cosas esconderás…

Entonces me aferré a su brazo y apuré mis pasos (y, en consecuencia, los de Eduard) rumbo a la iglesia.

Notas de juego

No faltará oportunidad... =P

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14/07/2013, 07:41
Edouard

Conseguiste desconcertarlo, no un poco, si no completamente. Y es que ponías tanto énfasis que no sabía hasta que punto usabas el sarcasmo o la verdad.

El momento álgido fue cuando tu dedo se clavó en él y lo que dijiste a continuación. Sus ojos se agrandaron, pero… ¿Hasta que punto la negación de una parte implica la negación de otra? Lo habías hecho sin darte cuenta o quizás por quitar hierro al asunto o también quizás buscando el efecto contrario al que causaste, se podía decir que habías sido cruel con los sentimientos de Edouard.

Quizás precipitar los pasos era lo mejor, no dijo nada aunque su cabeza no podía para, lo que si se mostró fue más esquivo con tu mirada. El resto del trayecto ocurrió sin incidentes. Al igual que en la otra ocasión la puerta lateral de la iglesia estaba abierta apenas un resquicio por el que se colaba algo de luz.

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14/07/2013, 08:17
General

El hombre enarcó una ceja tras tus comentarios, demasiado tarde, todo había ido demasiado rápido. Nunca habías leído alguna de esas notas, no sabías ni si estaban en Francés, aunque lo suponías. Quizás no entendiese que había allí escrito.

Se guardó la nota en uno de los bolsillos de su gabardina y ahora si te sonrió – Permítame que le ayude – Te tendió la mano para que te levantaras – No se preocupe por la bici, mandaré a alguien para que la recoja, venga en mi auto, con esa herida le costará caminar

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15/07/2013, 16:43
Dominique Durreaux

Mi padre decía que me parecía a mi madre y que por eso teníamos tantos roces. Decía también que ambas nos escudábamos detrás de la ironía, sobre todo con quienes queríamos, porque guardábamos muy secretamente el extraño pensamiento de que no éramos merecedoras de amor. Aunque no compartía esa idea (detestaba la comparación), quizá estaba en lo cierto. O, al menos, así lo sentí cuando volví la vista hacia Edouard y entonces lo comprendí.

Inconciente, pero deliberadamente, había lastimado sus sentimientos. ¿Por qué? Aunque me empecinara en negarlo, había una única y poderosa razón: me asustaba la idea de enamorarme. Más aún, enamorarme de Edouard. A mis ojos, él adquiría un matiz “sobrenatural”, la pureza de sus sentimientos me provocaba cierto desasosiego, una inquietud inasible y extraña. Y, como siempre cuando me asustaba, optaba por huir o “morder” con afiladas ironías.

Enredada en estos pensamientos caminé apresurada hacia la iglesia. Eduard, a mi lado, encerrado en los suyos, y por lo que atisbaba cuando lo espiaba de reojo, una tormenta asolaba su cabeza. Mordí mis labios y bajé la vista, avergonzada. Él no se merecía esto, él no se merecía mi maltrato. Él… Abrí la boca, pero mis labios se movieron y ninguna palabra brotó de ellos, emperradamente mudos. Estaba parada, boqueando como un pez fuera del agua, y me sentía estúpida, muy estúpida. Muda, pero con decenas de palabras atropellándose al borde de mi lengua y una maraña de pensamientos confusos en mi cabeza. Alcé la mano hacia Edouard, pero apenas fue un ademán trunco que simulé recogiendo una guedeja rebelde. Entonces bajé la mirada y me cerré a cal y canto.

Estúpida, estúpida, estúpida…”

Respiré profundamente, me armé de valor y volví a mirarlo. Tenía que decirle, tenía que hacerlo, tenía que…

—¿E-entramos…? —tartamudeé, azorada.

Estúpida, estúpida y cobarde…” 

Notas de juego

Me encanta la escena. ^^

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16/07/2013, 09:02
Justine Girard
Sólo para el director

El hombre se esforzaba por parecer amable, pero no me gustaba en absoluto el cariz que estaba tomando todo.

¡¡Debo salir de aquí YA!!

Pese a mi urgencia, sorprendentemente seguí hablando con aparente calma y naturalidad, sin darle importancia al incidente.

-Gracias, Herr.. ¿Komandant? Lo siento, me temo que no entiendo de graduaciones.. -dije, un poco azorada, mirando sus galones sin saber interpretarlos. Cada una de las medallas que llevaba habría costado tantas vidas.. qué repugnancia me daba el pensarlo-.. Sólo ha sido una caída de la bicicleta, ya he tenido muchas. En realidad no vivo lejos, y supongo que ya me están esperando en casa. Además, creo que se asustarían mucho más si me ven llegar en coche, pensarán que el accidente fue mucho más grave. Es solo un rasguño, de verdad.. Por favor, no se entretenga por mi causa.

No quería verle más, ¿por qué no se iba? Sólo quería ver cómo se alejaba, y poder avisar al padre André de lo ocurrido. Quizás había metido en problemas a muchas personas, pero en estos momentos la que estaba en problemas era yo.

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16/07/2013, 16:44
Edouard

Cuando levantaste la mano te volvió a mirar, a buen seguro que percibió que tu expresión había cambiado por completo. Pero darle sentido a la expresión ya era otra cosa. El pensamiento más lógico rezaba que te habías dado cuenta que tus comentarios le habían molestado. Pero tu silencio... Tu silencio no dijo mucho el tu favor. Cierto era que él tampoco había hablado con lo que todo se traducía con “un paso atrás”. Guardar el dolor y protegerse un poco, porque... ¿Qué había sido del pasado sentimental de Edouard? Uno siempre establece vínculos con su pasado y en función de cómo le ha tratado este reacciona, quizás.

Se quedó con la cabeza un poco baja, como si no te estuviese escuchado ¿Cogiendo fuerzas? ¿Preparándose para aparcar todo esto y poder así hablar con normalidad con otra gente?

- Bueno – Tomó airé y empujó la puerta, lo notabas un poco raro, lo de esquivar tu mirada se comenzaba a convertir en costumbre.

Entrasteis en la misma sale que el otro día, en ella estaba el cura, la chica rubia platino y de momento nadie más.

Notas de juego

Me alegro :)

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16/07/2013, 16:45
General

- Herr General – Te corrigió

Tus esfuerzos parecían ser en vano, aunque la sonrisa socarrona no se le borraba al hombre. Como estaba tardando un poco más de lo normal en volver, un soldado salió del coche y se cuadró a su lado diciéndole algo en alemán, algo de “problem” en sentido interrogativo.

- Escuche señorita – Te inquirió el de las medallas – Puede subir al coche por las buenas, o de lo contrario tendré que usar la fuerza ¿Le ha quedado claro?

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16/07/2013, 21:37
Dominique Durreaux

Furia.

Eso era lo que sentía en ese momento. Estaba furiosa conmigo misma, pero no atinaba a hacer nada al respecto... Salvo propinarme un puntapié mental tras otro. 

"Estúpida, estúpida, estúpida..."

Podía haber abrazado a Edouard, apretar su mano, acariciado su rostro... Él lo hubiera entendido. Podía, si fuera más valiente, haberme echado atrás (y que se fueran todos al diablo por un momento) y hablar con Edouard, decirle que... Pero no. No lo hice. Me mantuve muda, tensa y encerrada en mi misma mientras observaba como algo se removía en él.

Pude hacer tantas cosas en ese momento, pero no hice ninguna, salvo asentir como una idiota e ingresar a la sala. Los nudillos blancos apretados en un puño y los labios sellados, mudos. No saludé a los presentes; simplemente me detuve y me giré hacia el padre André, una vez traspasado el umbral de la puerta. No hice nada, salvo atacarme con una inútil retahíla de insultos.

"Estúpida, idiota, imbécil, cobarde, cretina, necia, subnormal..."

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17/07/2013, 14:16
Padre André

Tu tensión evidente fue rápidamente identificada por los presentes con la tensión del momento, por la seriedad del asunto. Era curioso que sentías mucho más la presencia de Edouard, como si su presencia “pesara”. Se mantuvo a una distancia normal, como personas que vienen juntos.

El padre esta vez no se ando con tantos rodeos y comenzó a hablar de inmediato – Han atrapado a un de los nuestros, a Justine. Realizaba unos trayectos rutinarios en bicicleta, transportando mensajes. A las once de la mañana recogió su habitual mensaje y jamás llegó a su destino. Se activó el protocolo y tras unas discretas indagaciones nos enteramos que tras un leve accidente de tráfico fue obligada a subir a un coche de un oficial del ejército nazi.

Carraspeó – Hemos tenido que desmantelar otra célula, pero eso ya está en otras manos. El caso que nos atañe es rescatar a Justine, somos cuatro, yo participaré también, se trata de una misión peligrosa y llevaremos armas, pero si todo va bien no será necesario realizar ningún disparo.

- Preguntad cuanto queráis, ahora acercaros a esta mesa y os enseñaré el plano del lugar donde tienen a Justine.

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17/07/2013, 18:46
Justine Girard
Sólo para el director

Vi que la cosa iba en serio, el militar no estaba para bromas. Posiblemente el papel pusiese algo comprometedor, y ahora yo tendría que buscar alguna excusa, defenderme de algún modo.. ¿Podría decir que la bicicleta era robada? Debía ganar tiempo y pensar.. Pero sobre todo, no enfadarle más.

-Sí, claro, si insiste.. Subiré al coche. No vivo lejos, como ya le dije..

Me dispuse a subir al vehículo, con él, rodeada de sus soldados. Dios, ¿qué estaba haciendo? Sabía que eso no podía ser nada bueno, pero.. ¿Qué iba a hacer? Si echase a correr, no tendría ninguna oportunidad, iban armados, y dudo que tuvieran algún reparo en dispararme. No había otra opción.

Intenté seguir tranquila, y miraba al frente.

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17/07/2013, 22:23
Dominique Durreaux

Era extraño. De pronto mis emociones y mis pensamientos se escindieron: las primeras, enfocadas en Edouard, cuya presencia me resultaba insoslayable; los segundos, orientados en procesar las palabras del sacerdote. Era muy extraño, como si hubiera pulsado un botón en algún ignoto rincón de mi cerebro y me hubiera dividido en dos. Por un lado, mi cuerpo, mis sentidos y cada centímetro de mi piel, como un radar, percibiendo la proximidad de Edouard y cada una de sus reacciones; por el otro, mi mente atendiendo a cada frase del padre André, desglosando cada palabra y multiplicándose en preguntas.

Asentí en silencio y me aproximé a la mesa donde se desplegaba el plano al que se había referido el cura. Tenía muchas preguntas y, por qué no admitirlo, algún cuestionamiento, pero decidí enfocarme primero en los próximos movimientos, tal y como los tendría pensado el sacerdote.

—En principio, ¿podría explicarnos los detalles del lugar? ¿Sabemos cuántas personas se encuentran allí? —indagué, y añadí: —Supongo que se trata de militares…

Y más extrañamente aún, me sentía fría, casi indiferente a la idea de empuñar un arma y de enfrentarme a hombres entrenados. ¿Qué experiencia tenía yo en todo esto? Criada entre dos hermanos varones, amantes de las armas y del tiro al blanco, alguna experiencia había adquirido al respecto. Era bastante buena apuntando a un blanco, ¿pero a una persona de carne y hueso? Esa era harina de otro costal.

Esbocé una sonrisa irónica hacia mis adentros cuando el cura dijo eso de “si todo va bien”… Llevaba apenas una semana en esto y una muchacha a la que apenas conocía (“uno de los nuestros” había dicho el padre André, pero a mi se me antojaba ajena esa expresión) había caído en manos de los nazis, ¿qué podía ir peor? Iba a arriesgar mi vida…

Sin embargo me sentía extraña a ese hecho, como ausente. Quizá porque todas y cada una de mis emociones orbitaban como satélites en torno a otra cuestión.

A Edouard.

Recién entonces caí en cuenta de que él o yo, quizá los dos, podríamos terminar prisioneros o incluso morir en todo este lío y…

Edouard.

Cerré los ojos y me negué a pensar en ello. Sencillamente inspiré con fuerza, más que el aire, su presencia.

Edouard

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18/07/2013, 16:15
General

Algunos curiosos se habían asomado de las casas cercanas a ver que sucedía. Entraste en el coche y te sentaste donde te indicaron, con el general a un lado y el soldado al otro, eso aumentaba tu sensación de estar atrapada.

Durante el trayecto nadie te preguntó nada, el chofer condujo unos minutos en dirección a las afueras, hasta llegar a un barrio “rico”, enfiló un caminito de tierra hasta llegar a una enorme mansión rodeada de árboles. El coche se detuvo delante de la puerta, bajaron todos y te hicieron bajar – Vamos, venga conmigo – Te dijo el general, susurró algo al que parecía ser el mayordomo y te animó a que entraras con él en la mansión.

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18/07/2013, 16:16
Padre André

De algún modo intuiste que Edouard podía aprovechar la misión y las explicaciones del padre para desviar sus preocupaciones, aunque ambos sabíais que más pronto o más tarde volvería a surgir el tema o bueno, nunca se sabe.

Os acercasteis a aquella mesa, André te miró y comenzó a resolver tus dudas al tiempo que hacía sus explicaciones – Se trata de una mansión a las afueras de la ciudad, me he permitido dibujar un plano rudimentario – Y era lo que había sobre la mesa.

- El mayor de los problemas son un par de soldados que patrullan los exteriores, hay que eliminarlos de forma silenciosa, luego... tenemos contactos con alguien de la servidumbre, se encargará de abrirnos la puerta y de indicarnos donde se encuentra Justine, dentro tenemos que seguir siendo silenciosos, la sacamos y nos largamos. No iremos todos juntos, cada uno se encargará de una cosa distinta dependiendo de lo que prefiráis hacer, he pensado que... una chica podría hacer de señuelo con los guardias, para eliminarlos, he conseguido un arma con silenciador. Hay que esconder los cuerpos y quedarse en el coche para tenerlo preparado para la huida, al menos dos personas han de entrar en la mansión y sacar a la chica. ¿Alguien quiere elegir o reparto yo las tareas?

- Ah, se me olvidaba, no es la única arma, dentro dos pistolas Ruby que hay que tratar de no usar por el ruido y cuchillos para todos.

Notas de juego

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18/07/2013, 16:17
Edouard

Edouard carraspeó y tomó aire, notaste su voz un poco distinta ¿Calmada? No, imposible, lo intentaba, su voz intentaba parecer calmada y serena.

- De los presentes creo que soy el único que tiene experiencia en combate y acertar con un arma corta es más difícil de lo que parece – Me ofrezco para ser el que elimine a los guardias.

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18/07/2013, 16:18
Clara Campoamor

- Te equivocas guapo – La voz os sorprendió dandoos un susto a todos, pero su acento español la delataba, se trataba de Clara que acababa de entrar en la sala.

- Lamento haber hecho tarde, pero no iba a perderme la fiesta. Bueno, al grano, yo también tengo experiencia y no me temblará el pulso a la hora de matar unas cuantas de esas ratas alemanas

Vaya, el equipo al completo, todos para uno, sin duda era algo que os fortalecía y que daba sensación de unidad y fortaleza

Notas de juego

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18/07/2013, 18:34
Justine Girard
Sólo para el director

Nadie me preguntó a dónde quería ir yo, así que me figuré que estaba en un problema mayor aún de lo que creía. Sólo pensaba en mis padres, y en el disgusto que les iba a dar, al verme envuelta en estos líos..

Me dejé conducir apaciblemente, sabía de sobra que estaba en desventaja. Ponerme a gritar, o correr, no haría más que empeorarlo todo.

Cuando el coche se detuvo, miré la casa donde nos hallábamos. No me resultaba conocida, estábamos en las afueras de la ciudad, y por esta parte jamás había estado. Ni siquiera podría mandar un aviso de dónde estaba, en caso de que fuese necesario..

¿Pero qué digo? ¿Quién va a venir?

Deseché el pensamiento con una ligera negación de mi cabeza. Estaba sola. Ahora.. a ver qué sucedía.

Seguí al general hacia adentro del edificio. Sólo murmuré un débil:

-Mis padres deben estar esperándome.. -pero sabía que era inútil. Estaba atrapada.