Partida Rol por web

Siempre nos quedará Paris

4. La resistencia

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18/07/2013, 20:46
Dominique Durreaux

Di un respingo cuando Clara ingresó a la sala y maldije por lo bajo, asustada. Luego me dirigí a la puerta, rodeé a la muchacha y, sin preguntar siquiera, cerré con el pasador: no quería otra sorpresa así. Entonces no pude o quizá ni intenté evitarlo, pero, por otra parte, nadie me observaba... Estaba frente a la puerta, de espaldas a todos, rumiando cada palabra dicha y una mueca, casi una sonrisa, se dibujó en mis labios. Quizá por la tensión acumulada o por lo irónico de la situación. ¿Dónde demonios me había metido? Un instante antes la consigna era “si todo va bien no será necesario realizar ningún disparo” y un instante después, alguien insinuaba que nos íbamos de fiesta. Podía entender el odio de Clara, pero no lo compartía e incluso me desagradaba. Matar a un hombre, sea este una bestia abominable, era algo de lo que jamás me jactaría. Permanecí un instante, un brevísimo instante, aferrada al pestillo y la idea de huir de allí cruzó por mi cabeza, pero no lo hice aunque estaba segura de que después me arrepentiría.

Lentamente me volví, me apoyé contra la puerta con los brazos cruzados y la vista clavada en el suelo, apartada de los otros. Como si un abismo se hubiera abierto a mis pies, percibía lejos, muy lejos a todos. Incluso a Edouard, cuya mirada rehuía la mía. Se alejaba de mí, quizá para siempre. Y me sentí terriblemente sola. Mis piernas temblaban ligeramente. Sin embargo, mi voz brotó extrañamente calma cuando hablé:

—Somos demasiados para un único auto, ¿qué tan grande es? ¿Y quién lo conducirá? —Luego, inquirí mirando directamente a Juliette. —¿Sabes alemán?

El sacerdote había pedido que alguna de las mujeres haga de señuelo. Descarté a Clara de inmediato: era española. Solo con abrir la boca generaría demasiadas suspicacias entre los guardias. Si Juliette no ofrecía una alternativa mejor, sería yo quien sirviera de “señuelo.”

Y tenía miedo, por qué negarlo.

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19/07/2013, 13:58
General

La mansión era una preciosidad, suntuosas lamparas, tapices y muebles la adornaban. Debían de haberla confiscado a la fuerza, un lujo al que tenían acceso los conquistadores.

El general y el soldado te acompañaron en todo momento, hicieron que pasaran a una sala con aspecto de despacho, con una sola puerta. El general se sentó en un sillón al otro lado de una mesa y el soldado se quedó en la puerta.

Sonrió – Tus padres ahora deberían ser el menos de tus problemas. No se si eres consciente del lío en el que estás metida – tamborileó con sus dedos encima de la mesa – De todos modos de ti depende salir libre por esa puerta o... – Arrugó sus labios – con graves heridas o muerta.

Inspiró aire – Necesito que me digas donde te dieron esa nota y cuales son tus contactos, por cierto, no nos hemos presentado ¿Cómo te llamas?

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19/07/2013, 13:59
Padre André

Cerraste la puerta por seguridad mientras tratabas de pensarlo todo bien.

- Bien – Dijo el padre – Pensaba que íbamos a ser uno menos pero... cabremos en el coche. Cuando lleguemos, la chica que haga de anzuelo irá a pié, creo que el que vaya a disparar también, llegará unos segundos después, y el coche con las luces apagadas después.

Juliette negó con la cabeza y el padre intuyendo tus ideas... – Una de las dos debería de ser, me da igual. El coche creo que debería llevarlo yo, lo he conducido ya más veces y quizás el alzacuello sirva para que confíen más en nosotros.

- Pero vamos paso a paso ¿Cuál de las dos hará de señuelo? – A Juliette parecía darle igual y dejó que tu eligieses que preferías hacer.

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19/07/2013, 19:36
Dominique Durreaux

Debía tomar una decisión de inmediato (y maldita sea si me gustaba), pero no vacilé.

—Yo lo haré.

Y no vacilé por una única razón: Edouard, era él quien se enfrentaría a los guardias. Aún así no volví mis ojos hacia él. No podía enfrentarme a la ausencia de su mirada, a sus ojos bajos y esquivos. Al menos, no en ese momento. Él era capaz de alejar mis miedos con solo un abrazo, una sonrisa o una mirada, pero ahora no estaba para mí. Ahora se encontraba muy lejos de mí, y yo debía enfrentarme sola a mis fantasmas. Si lo hieren o… Me negué a pensar en ello, pero eso no evitaba lo inevitable, solo desplazaba mis temores para más adelante.

Por último, encaré un tema que me preocupaba.

—Por lo demás… Concuerdo en casi todo, salvo en… —Hice una pausa, para darle un orden a mis pensamientos. —Un coche con las luces apagadas sirve para pasar desapercibido, pero siempre es sospechoso, lo conduzca un sacerdote o no. Preferiría que se quitara el alzacuello, siempre hay ojos observando, siempre hay un testigo… y un sacerdote es más fácil de identificar y de localizar que un hombre común y corriente. —Luego me volví hacia Clara —Lo mismo digo por ti: intenta permanecer callada. Hay miles de franceses en París, pero muy pocos españoles. Podrían identificarte con relativa facilidad después. De hecho, espero que nadie lleve consigo algo que les facilite la búsqueda, porque ellos intentaran dar con nosotros a como de lugar…

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21/07/2013, 15:35
Padre André

Ahora todos permanecían atentos al plano y a lo que allí se decía, se tuvo en cuenta lo que consideraste y se habló un poco más, ahora ya era el momento de hacer el resumen final antes de ponerse en marcha.

- Está bien, repasemos el plan. Iremos en el coche los cinco, Dominique y Edouard bajaran a una distancia prudencial y seguirán a pié, les daré diez minutos. Entonces el resto seguiremos hasta delante de la casa. Nos bajamos del coche. Edouard y Dominique se encargan de ocultar los cuerpos y se quedan en el coche. La sirvienta me conoce y me abrirá la puerta. Clara, Juliette y yo entramos y sacamos a Justine. Nos metemos en el coche y escapamos ¿Hay más preguntas?

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21/07/2013, 16:28
Justine Girard
Sólo para el director

Procuré estar tranquila. Sabía que me habían pillado, no era fácil salir de algo así, y ellos, acostumbrados como estaban a tratar con tipos mucho más duros que yo, no iban a tener remilgos. Aún así, decidí hacerme la despistada.

-Yo.. Me llamo Justine. Verá, señor.. No sé qué es lo que busca, yo.. Bueno, esa bicicleta no era mía. Me robaron la mía hace unos días, y hoy.. Me muero de vergüenza al admitirlo, pero.. Cogí esa prestada en la puerta de un café. Me iba demasiado grande, por eso trastabillaba al pedalear, y acabé en el suelo.. Lo siento mucho, sé que no estuvo bien, pero.. La necesitaba.. -poco a poco mi voz fue desvaneciéndose, y miré al suelo, avergonzada. Sabía de sobra que estaba colorada, cosa que ahora me venía de perlas. No estaba segura de si se lo tragaría, pero.. Es la única explicación que se me ocurría para darle.

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21/07/2013, 18:30
Dominique Durreaux

Sí, tenía muchas preguntas, demasiadas quizá, pero me mordí los labios y permanecí en silencio, torturada por una amenazante nube de dudas y miedos que auguraba la peor de las tormentas. El deseo de echar a correr era cada vez más acuciante, más intenso, aunque mis pies parecían echar raíces y se plantaban firmes sobre el suelo.

Maldita sea.

Alcé la mirada y examiné cada uno de los rostros, incluso el de Edouard, y me pregunté si solo yo sentía ese miedo que calaba hasta mis huesos, si solo yo sentía ese horror ante la idea de derramar sangre, de segar una vida. Lo ignoraba, y no era algo que podía compartir en ese momento (ni en ningún otro), al menos no con ellos. Aunque el destino nos hubiera unido en un frente común, ese lazo era inasible a mis emociones. No sabía encontrar la manera de sentirme parte del grupo. No había para mí un “nosotros” ni un “nuestro”. Menos aún ahora que Edouard se alejaba más y más.

Entonces clavé mis ojos en él, escrutando sus reacciones a las palabras del sacerdote. Se me hacía imposible imaginar que se quedara fuera, esperando, mientras los demás iban por Justine. Sabía (de eso no tenía duda alguna) de que al menor indicio de problemas correría a ayudar…

Y yo iría tras él.

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22/07/2013, 13:52
General

- Bonita historia – Dijo juntando los dedos de sus dos mano - pero no le creo

- ¿Sabe? Nos estamos esforzando por ser respetuosos con ustedes, con su cultura y sinceramente, creo que el Fürer es demasiado bueno con vosotros. ¿Y que hacen los franceses a cambio? Organizan actos de protesta, guerrillas... Señorita Justine, la paciencia de los nacis no es infinita, deme un nombre, dígame dirección de su contacto, podemos hacer que la vida para usted y su familia sea más fácil – Apretó el puño – O podemos hacer que sea un infierno.

Sonrió – Y si insiste en su versión... Dígame donde vive, contrastaremos lo que dice con su familia – Su sonrisa se volvió cruel – Al fin y al cabo si dice la verdad no tiene nada que temer.

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22/07/2013, 13:53
Master

Edouard percibió tu mirada y te miró también. Parecía haber desaparecido la mayor parte de la amargura que había ensombrecido su rostro hacía unos minutos. Ahora parecía haber algo de ansiedad en su expresión, pero no rehuyó tu mirada. Así os quedasteis hasta que los comentarios de los demás de ponerse en marcha os sacaron del trance.

- Vamos a por ellos, vamos a sacarla de allí – Dijo Clara parecía excitada por el nerviosismo y resultó ser un poco contagioso. Una extraña euforia previa a la acción os invadía.

Salisteis de la habitación y en pocos minutos ya estabais en el coche, a la ida había espacio para todos, durante el trayecto ya no se habló mucho más pero la tensión estaba a flor de piel. En la curva de antes de llegar el coche se detuvo – Aquí bajan Dominique y Edouard, he estado pensando que diez minutos es un poco justo, os daré quince, ni uno más, pasado ese tiempo arranco de nuevo y me plantaré en la puerta, mucha suerte muchachos.

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23/07/2013, 15:46
Justine Girard
Sólo para el director

Intenté seguir pareciendo serena, pero no lo estaba.. ¿qué haría? Si delataba a la gente.. no, no podría vivir con ello. Impensable. Si mentía y decía nombres falsos, sería aún peor, pues admitiría mi culpa y encima me pillarían en el engaño.. Si insistía en mi versión, podría ganar algo de tiempo, tal vez, y dudo que papá o mamá me contradijesen, sobre todo si eran alemanes los que iban a preguntar..

-Puede preguntar a mis padres, si quiere. No sé nada de confabulaciones. Sólo trabajo en una fábrica de coches. No sé más. Mi delito fue robar una bicicleta, y eso mis padres no lo saben, evidentemente.. Pregúnteles si quiere.

Tal vez podría ganar algo de tiempo, seguro que el padre André ya sabe lo que ocurrió.. No sé. Necesitaba tener esperanza, o me hundiría.

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23/07/2013, 17:59
Dominique Durreaux

El viaje se me hizo interminablemente largo, quizá porque desgranaba cada segundo y cada minuto con obsesiva concentración. Luego, el coche se detuvo (también mis latidos) y el sacerdote dijo unas palabras que apenas percibí, encerrada como me encontraba tras los infranqueables muros del miedo. Asentí, sin saber a qué, y me apeé del automóvil, entre baldosas quebradas y matojos de hierbas.

En un bolsillo de mi abrigo, un pequeño cuchillo. Más que protegida, me sentía insegura y aterrada. La sola idea de enterrar ese filo en un hombre me provocaba náuseas. Necesitaba para eso de una fuerza y de una violencia de las que carecía; no creía poder herir a nadie con eso, solo a mí. Creo que me rechinaban los dientes del miedo. Inhalé con fuerza el fresco aire nocturno y apreté mis labios, mientras intentaba dejar mi mente en blanco. Me sudaban las manos bajo la suave textura de los guantes, y no era porque hiciera calor, no.

Dame cinco minutos. Intentaré distraerlos para que no te vean venir —susurré mientras me ajustaba los guantes y agregué, alzando la mirada hacia Edouard—: Cuídate, por favor…

Estaba a menos de un metro de él, casi podía sentir su respiración, su aliento, su calor. Quería abrazarme a él, escuchar su voz susurrándome que todo iba a estar bien, sentir sus dedos enjugando las lágrimas que amenazaban con desbordarme, contemplar su sonrisa.

Edouard

Pero solo bajé los ojos, me mordí los labios, crucé mis brazos sobre el pecho y  me alejé por las destartaladas aceras sin volver la vista atrás. 

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24/07/2013, 08:46
General

El general enarcó una ceja – Está bien, si insiste en esa versión... – El general tomó una pequeña libreta y tomó nota de la dirección que le dijiste en la que vivían tus padres – Por el bien de su familia espero que me esté diciendo la verdad.

- Lo comprobaremos, ahora acompáñeme he de llevarla a lugar seguro – Se levantó y llamó a un soldado para indicarle – Acompañe a esta señorita a la bodega – Esperaron a que acompañaras al soldado por donde te indicaban.

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24/07/2013, 08:46
Edouard

Estaba resultando un momento algo más duro de lo esperado. Uno espera que ante tales circunstancias el estado anímico, el físico y todo lo demás sea perfecto. Pero no era así y las cosas siempre podían ir a peor en cualquier momento.

Intuiste que Edouard tenía las mismas ganas que tú de un abrazo, de una palabras, pero había algo que le frenaba. ¿Sería por lo ocurrido antes o habría algún otro motivo? Lo que si notaste era que no rehuía tanto tu mirada – Lo mismo digo, ante todo no te hagas la valiente – Y dejó que marchases delante.

Al girar la curva viste un caminito de tierra que llevaba a una gran mansión, ara tal y como la había descrito el padre, al acercarte un poco más viste que por el caminito había un par de soldados charlando de forma distraída, en estos momentos se dirigían hacia la carretera lo que quería decir hacia ti, seguramente te habían visto. Por el momento no había ninguna reacción por su parte, si bien encontrarse a una mujer por la noche a las afueras no era lo normal, tampoco parecía ninguna situación de peligro.

- Tiradas (1)
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24/07/2013, 15:48
Dominique Durreaux

No te hagas la valiente” dijo Edouard y casi dejé escapar una risita histérica. ¿Valiente yo? ¿Con quién creía que hablaba? No era cobarde, pero… ¿Valiente? Distaba mucho de serlo.

Después de doblar el recodo todo quedó atrás, Edouard, los otros, las razones por la que me encontraba allí y el deseo de huir de todo aquello. No había vuelta atrás, ya no, menos aún cuando descubrí a aquellos hombres dirigirse hacia mí. Maldita sea. No me gustaba, hubiera preferido que esperaran en su posición. ¿Acaso no era evidente que me encaminaba hacia ellos?

Saqué un pañuelo y me enjugué una lágrima (esa que se me escapó justo cuando le dí la espalda a Edouard) mientras observaba cada detalle del escenario y cada gesto o ademán de los guardias con todos los sentidos alertas y a flor de piel. Me sentía como un conejo entre lobos, y tenía miedo. Mucho miedo. Y eso sería evidente hasta para ellos. Debía usarlo a mi favor de algún modo.

Avancé hacia los guardias, con pasos rápidos pero nerviosos. Era una mujer sola en los suburbios parisinos, tenía miedo, era normal, pero… ¿por qué me encontraba en aquel trance? Tenía que pensar algo, y pronto, porque en cuestión de instantes aquellos hombres me abordarían…

Cálmate, Dominique, y concéntrate.

- Tiradas (1)
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25/07/2013, 17:08
Master

Los hombres caminaron hacia ti en actitud tranquila, por lo que pudiste caminar unos veinte metros del sendero que conducía hasta la mansión (A unos cien metros más) antes de que llegaran a “interceptarte”. Portaban rifles que llevaban en la mano, pero apuntando hacia el cielo, cruzados sobre su pecho. En su cinto pudiste ver un cuchillo largo o bayoneta y no viste ningún arma más. Parecía muy difícil poder quitarles cualquiera de las dos armas.

- No pasar, prohibido, camino prohibido – Su vocabulario en francés era escaso y con marcado acento alemán, pero por el momento era suficiente como para hacerse entender.

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25/07/2013, 17:57
Justine Girard
Sólo para el director

No era lo que esperaba, creía que me llevarían a casa.. Estaba encerrada igual, y encima había metido a mis padres en problemas. Ahora sí que estaba desesperada..

¿Y si no se dan cuenta y me delatan? ¿Los detendrían también a ellos?

No quería ni pensarlo. Ojalá el padre André y los demás ya supiesen de mi captura. Qué terrible era no saber nada, ni poder comunicarme. Me encantaría asomarme por las ventanas que dejábamos atrás, y ponerme a gritar socorro, pero.. ¿de qué iba a servir?. Sólo empeoraría mi situación, si es que pudiera estar peor. Intenté quemar un último cartucho.

-Por favor, monsieu General.. Se lo pido de corazón. Mis padres me esperaban hace ya rato. ¿Qué van a pensar si llegan sus soldados en mi lugar? Se volverán locos de angustia. Déjeme ir con ellos. Me verán, y responderán a sus preguntas tranquilamente. Yo no abriré la boca, lo juro..

Era cierto. Me imaginaba a mamá o papá abriendo la puerta ante dos soldados nazis. Ya sólo eso impondría. Y que les pregunten sobre mí sin haberme visto más desde esta mañana, les volvería locos de miedo. Si no corroboraban mi versión, al menos podría despedirme de ellos, o explicarles algo..

Ojalá el general aceptase. Esperé ansiosa su respuesta.

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26/07/2013, 01:29
Dominique Durreaux

—Quoi? Oh, d-désolé… balbuceé en francés, con un gesto afligido. ¡Y vaya si lo estaba! Me temblaban las piernas. Inmediatamente agregué, en alemán, mientras estrujaba el pañuelo en mi mano—: Lo siento. ¿Pueden ayudarme? Creo que me perdí. Había salido con unos compañeros, bebieron de más y… —Bajé la vista, azorada— Se pusieron impertinentes. Me enfurecí, entonces bajé del coche y eché a correr… No lo pensé siquiera. Ahora me doy cuenta de que no conozco la zona, es de noche y… Estoy muy asustada. —Mis ojos se inundaron de lágrimas y la congoja no era fingida. Estaba muy asustada en verdad.— Si fueran tan amables… Necesito un teléfono para avisarle a mi hermano. Él podría venir a buscarme. De lo contrario, mis padres se preocuparán por mí y…

Más lágrimas inundaron mis ojos y mis dedos se entrelazaron, crispados. En minutos, Edouard dispararía contra aquellos hombres, habría un tiroteo, sangre y… Alguien moriría allí, ante mi aterrada mirada. Apreté los labios. Edouard… Era extraño, pero en ese momento olvidé que yo también podía morir allí.

¿Cómo fue que había llegado a esta situación? ¿Qué hacía allí, temblando de pies a cabeza, ante aquellos hombres que no parecían muy distintos a cualquiera que me hubiera cruzado en las calles de París? ¿Qué era toda esta locura? ¿Por qué esta maldita guerra que tragaba vidas por millares?

Alcé la vista, suplicante.

Por favor

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26/07/2013, 13:10
Master

No parecía que el problema fuese a tener una fácil solución, tampoco sabías si te estabas metiendo en aguas cada vez más pantanosas.

- No se preocupe, si dice la verdad se lo explicaremos todo y les ofreceremos nuestras disculpas – Y es que con forme te preocupabas más parecía que su satisfacción iba en aumento.

Y se dirigió de nuevo al soldado para decirle en todo firme – Vamos, llévela, es una orden

El soldado te agarró del brazo para que no demoraras más al general, y te llevó a la fuerza si hacía falta. Tras una pesada puerta de madera, estaba el sótano y la bodega te llevó dentro – Y no se le ocurra pedir nada, si tiene que hacer sus necesidades hágalas en un rincón y de beber creo que no le va a hacer falta.

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26/07/2013, 13:11
Master

Fruncieron un poco el ceño tratando de comprender hasta que a uno se le iluminó un poco la cara miró al otro y chapurreó algo en alemán.

- No telefono, centro ciudad allí  - Comenzaron a caminar en dirección a la carretera.

Al fin y al cabo se trataban de soldados disciplinados y en servicio. No se dejaron impresionar por tus lágrimas. – Allí - dijo uno de ellos señalando con el dedo. Al menos seguían estando relajados y ganaste un poco de tiempo ¿Pero cuanto hacía falta? Habías perdido a Edouard de vista, no sabías cuanto tiempo podría necesitar.

Notas de juego

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30/07/2013, 01:06
Dominique Durreaux

Mordí mis labios e inspiré hondo. Sentía la garganta reseca, áspera. ¿Cuánto tiempo había transcurrido? ¿Tres minutos? ¿Cinco? ¿Siete? ¿Y cuánto tiempo necesitaba Edouard? Lo ignoraba. Apenas un escaso puñado de minutos que se transformaron en una vida, un siglo. El tiempo se escurría entre mis dedos, inasible y definitivo. Tan definitivo como los hechos… Mordí mis labios hasta casi hacerlos sangrar. No sé si la noche había enmudecido repentinamente o si era tal el tumulto en mi cabeza que apenas escuchaba algo, pero era como si los ruidos enteros se agazaparan en los glaucos brotes de las plantas, escondiéndose.   

Entonces, cuando el dedo de aquel hombre señaló hacia la ciudad, mi rostro se demudó aún más, si eso era posible. Hacia allá, y detrás del recodo, se encontraba oculto el coche. Y Edouard también. ¿Dónde estaba? Ni siquiera intenté buscarlo con la mirada. No debía hacerlo, tampoco podía… Por un brevísimo instante imaginé su mano alzándose, el arma firmemente empuñada, apuntando, y cerré los ojos a esa imagen. No podía (no quería) unirla a él ni a su recuerdo.

Retrocedí unos pasos, unos torpes pasos, hacia el lado opuesto al que señalaba el dedo (y donde se encontraría Edouard también), y murmuré unas palabras en alemán mientras hurgaba en un bolsillo de mi abrigo.

Oh, no… Es tan lejos y solitario. Y yo…  

Un arrugado billete y unas monedas centellearon bajo la luz de la luna y resbalaron de mis temblorosos dedos, cayendo sin ruido sobre la hierba húmeda de rocío.

Désolé… —balbuceé en francés y me incliné presta a recoger las monedas y el billete. Luego añadí, esta vez en alemán—: Lo siento. Soy tan torpe…

Notas de juego

Lo dicho: Dominique prosigue con su papel de muchacha torpe y asustada y retrocede unos pasos en dirección contraria a dónde señala el guardia mientras hurga en su bolsillo unas monedas. Su idea es obligarlos a mirar hacia ella, o sea hacia el lado contrario que se encontraría Edouard, si es que anda cerca.

Pero yo tengo la idea de que solo busca que le peguen un tiro. O.o