Partida Rol por web

James replicó las palabras de Dahlia, la cual se alejó de la escena al dar la vuelta por el grueso árbol. Tampoco pensaba en decir algo mas cuando las piezas comenzaban a encajar en el plan cósmico.

-¿De qué se acusa a esta niña?¿Cuáles son sus crímenes para merecer semejante muerte? Decídnoslo y nos marcharemos.

La muchedumbre vio el arma de James, cuyo brillo actuaba bajo la luz de las llamas. Inmediatamente dieron un paso atrás, alejándose del automóvil también.

- La niña bruja y su familia han causado males en estas tierras desde el inicio de los tiempos. Y como brujas que son deben arden en la hoguera para purgar sus pecados diabólicos. Ahora pueden marcharse… -

La respuesta del líder de la congregación es débil como una vela al viento, pero con la suficiente valentía para aguardar la promesa de James. Irse de allí.

En ese momento Trevor logra encender el poderoso motor del automóvil, el cual ruge apenas ahogado por la falta de uso.

El altercado entre los religiosos y el grupo de James mantiene a todos distraídos de las palabras de Travis y su búsqueda de información.

- ¡Mierda, están todos locos! ¡Allí dentro hay personas! - advierte cuando descubre que dentro de la casa hay mujeres en la planta baja.

Poco después de su descubrimiento las ventanas de esa planta estallan por el fuego y la presión del calor. Los vidrios y cenizas caen alrededor de la casa, generando aun mas llamas en el pastizal seco.

- ¡Aguarden! - grita a las personas del interior de la vivienda.

Entonces el camionero decide con valentía ir en rescate de las mujeres.

-Su respuesta es insuficiente ¿Males como cuáles? 

James permaneció impasible a la vista de todos. Satisfecho al comprobar que el arma había causado el efecto deseado. Mientras Trevor se encargaba del vehículo y Jules seguía intentando el rescate. No sabía cuánto tiempo más podría contener a aquella turba con palabrería, pero sospechaba que sería poco. Muy poco. Tendrían que darse prisa. 

De pronto, las ventanas estallaron. El corazón de James casi da un vuelco. Mira hacia atrás. 

Jules...

Travis, el camionero entra corriendo en la casa a socorrer a los que están dentro. Y el propio James tiene la tentación de entrar detrás de él. Pero se reprime haciendo de tripas corazón, a sabiendas de que su sitio en estos momentos está allí, conteniendo en la turba y no en la casa donde poca ayuda podría prestar. 

La reacción de la que antes era niña dejo sorprendido a Harry, no tenía claro que pasaba con ella. Pero ahora mismo tenía cosas más importantes por las que preocuparse como una turba enfurecida.

Las palabras de Harry y luego las de James parecían calmarlos durante unos breves instantes, pero al poco, la turba parecía volver a encenderse como el incendio que tenían detrás.

La explosión hizo que automáticamente se volviese para el edificio en llamas, viendo como el camionero entraba corriendo para ayudar. ¿Ese hombre no había aparecido en la gasolinera esa tarde, diciendo algo de un incendio y una niña?

Mierda Sara, salid cuando antes...

Él Y James ya eran mayores para jugar a los bomberos, Harry tenía mucha más experiencia en tratar con gente conflictiva.

Así que saco su arma también y apunto al portavoz de la turba. Sí algo le había enseñado su experiencia era que normalmente si conseguías que el líder parase, los demás le seguían.

-Como avance un paso más, le pego un tiro -dijo apuntando al líder del grupo- se que son muchos, y quizá no tengo balas para todos... pero usted va a caer primero, sin duda alguna.

El policía intentaba intimidar al líder.

-Y siguiendo el artículo 23 del código penal, barra 56 R. Todos ustedes van a ser detenidos por alterar el orden público y desacato a la autoridad como no se dispersen ahora mismo.

Harry se inventó la orden, solo quería aturdirlos con números y leyes.

-Y ahora respondan a mi amigo. ¿Qué males han creado?

James se quedó aturdido por la inesperada intervención de su compañero. 

¿Eso puede funcionar?

James se quedó mirando a su improvisado y poco conformista público. Lo cierto es que la voz de Harry había sonado terriblemente convincente. Ahora quedaba esperar a ver qué efecto tendrían aquellas palabras entre aquel puñado de palurdos fanáticos. 

Sara no tuvo tiempo de detener a Jules cuando ésta se acercó y, en un abrir y cerrar de ojos, abrió la puerta de la derecha. Una vaharada de humo se lanzó hacia ellas al mismo tiempo que las ventanas explotaban y Sara sólo consiguió agacharse en el momento justo para evitarlo, tirando del brazo a Jane y Jules, a las que todavía tenía sujetas, para intentar que ellas se agacharan también. 

Entonces sonó un golpe en la puerta superior y la pastelera cada vez lo tuvo más claro. 

-Hay que ir arriba, me temo... -murmuró, casi más para sí misma que para las dos jóvenes. 

De alguna manera Jules fue incapaz de escuchar las palabras de Sara, es evidente que el afán de querer salvar a la pequeña puede más que unas palabras de advertencia cuando el fuego que en su afán de expandirse, ofrece peligrosos lametones a través de llamaradas que lo consumen todo. Lo bueno es que al coger la primer puerta que encontró a su alcance, la rubia la abre pero sin poder evitarlo, todo ese humo acumulado ingresa de repente a los pulmones obligándola a toser en demasía, quiere colocarse la camiseta para protegerse de ello, pero sigue siendo en vano. 

- Coff coff... Si... coff coff. - responde como puede ante el aire viciado que sus pulmones recibe, gracias a que la mujer tironea de ella para que esté más cerca del suelo. Lo bueno es que la intervención de Sara, le permite ganar en salud al intentar respirar mientras no para de toser, buscando de alguna manera lidiar con el escozor que genera el humo ingerido y la voluntad de seguir avanzando. - coff... Salgamos de aquí. - enuncia acompañando la decisión de la mujer. 

No lo sé…- dije en un primer momento -A la mujer de fuera… estaba con una niña… estaba dándole una paliza… y luego la arrastró hacia arriba…- les conté con cierta inseguridad, pues aunque estaba segura de lo que había visto, también sabía que no tenía sentido -Debemos de…- dije, interrumpiéndome cuando una ola de humo y calor surgió por la puerta que Jules acababa de abrir, envolviéndonos en ella, aunque conseguí agacharme taparme la boca y la nariz a tiempo para evitar respirarla casi al mismo tiempo que Sara tiraba de mi hacia abajo -Me cago en…- mascullé, maldiciendo a la inconsciente de mi supuesta hermana por abrir la puerta.

Sí, tenemos que salir- dijo, asintiendo a las palabras de su hermana al creer que se refería a abandonar la casa.

Trevor desplegó una amplia sonrisa al escuchar el motor de aquel clásico.

-¡Eso es! ¡vuelve a rugir, preciosa!.- Pisó un par de veces el acelerador para adevertir a sus compañeros de que estaba listo para salir pitando de allí.

-Ahora solo queda que salgan de ahí ese par de...- Se interrumpió a si mismo cuando vió al camionero meterse en la casa.-¡Ostia, el camionero! se va detrás de ellas.- Por un momento se planteo la posibilidad de cambiar de vehículo aunque no tenía mucha experiencia conduciendo camiones. Entonces agudizó el oido para saber que decía Harry a aquel hatajo de locos. -No creo que se traguen eso pero al menos parecen más tranquilos- Dijo a Sophie.

- Es un poli estatal … - murmuró uno de los presentes, sin saber que era escuchado por todos.

- Hey, oiga. No hace falta que use esa arma. Nos vamos de aquí y que sea lo que el Señor decida. - dijo el líder del grupo de pueblerinos.

La confusión del hombre es evidente, así también la exhibición del arma reglamentaria de Harry, que sirvió de amortiguador a la escalada de violenta que amenazaba con echar a perder todo.

Y sin demoras el grupo de feligreses retorna al pueblo por el sendero calle abajo de tierra. En sus miradas los demás confirman que volverán a verse las caras, y posiblemente con una ventaja que ahora no tienen.

En la segunda planta la cantidad de llamas es menor en el pasillo central, aunque el humo es definitivamente mayor. La puerta inmediata al acceso de las escaleras se encuentra entreabierta, dejando ver el baño de servicio de esa planta.

El baño es relativamente pequeño, teniendo en su haber una antigua bañera enlozada y un lavatorio con un típico botiquín con espejo. Cabe destacar que la bañera se encuentra parcialmente llena y su pequeño ventanal está abierto, permitiendo la entrada de aire limpio. En el extremo opuesto una ventanal podría proporcionar una circulación de aire perfecta, solo que el mismo está cerrado con una traba.

Las pocas llamas amenazan el avance hacia la parte frontal del pasillo y el acceso al último piso de la casa. Sin embargo, con algo de agilidad, es posible sortear los focos de incendio y alcanzar las dos habitaciones del frente de la antigua casona.

Un detalle espeluznante es la decoración de la casa en este nivel. Los cuadros, poco menos que llamativos y extraños, representan imágenes de carácter religioso que en algún rincón de la memoria de las presentes indica que no es la primera vez que presencian estas pinturas. Incluso Jules asegura haber visto esos lienzos en la mansión Bartlevy.

Tal vez el más llamativo es el cuadro donde figura en primer plano el monstruo que han visto poco antes. Aquel que dio cuenta con el vehículo y con William Baker, el jardinero y guardaespaldas de los Bartlevy. El mismo monstruo que en ese encuentro fatal también causo la “muerte” de una de las mujeres ahora presentes, cuando el automóvil se incendió.

El lugar comienza a intoxicar en demasía a Jules, al punto de ni siquiera poder mantenerse demasiado atenta a lo que va sucediendo mientras intenta de alguna manera poder respirar. Cuestión que ahora mismo se le está haciendo demasiado pesada, por el exceso de humo que tienen sus pulmones. 

- Arriba... Como sea... arriba. - afirma en medio de tanta tos, imposible es mantener una frase de forma correcta cuando el ahogo es aún mayor. No obstante cuando se normaliza apenas unos minutos, al caminar y tras respirar un poco de ese aire puro que se encuentra en el baño, recuerda que esos lienzos también están en su casa. No comprende la relación, eso también es una verdad. 

- Los... los lienzos... el ... el tío... el tío cabeza de pirámide...- indica para ver si Sara y Jane pueden pensar, ella de momento con todo el humo que se ha tragado, es imposible. 

Parecía que las amenazas del detective habían funcionado. No recibieron más respuestas por parte de la gente del pueblo, pero Harry dudaba que pudiesen aportar algo más de interés.

El coche rugió, en señal de que estaba preparado. Harry se giró en dirección a ese infierno de llamas donde momentos antes habían entrado toda su familia. Y la de James también.

El detective poso una mano sobre el hombre de su compañero.

-Tranquilo amigo, seguro que salen bien. Dudo que haya poca gente tan preparada como tu hija. Has hecho bien tu trabajo.

No creo que se traguen eso pero al menos parecen más tranquilos

- Pues al final se lo ha tragado...- comentó Sophie siguiendo con la mirada al grupo de pueblerinos- no me gusta como miran... estos son capaces de volver con rifles o catapultas- comentó angustiada para después mirarse a sí misma sentada en el coche, lo que hizo que su rostro palideciese un poco y terminase por aferrarse al asiento y tragar saliva- ¿Van a tardar mucho?- la pelirroja se estaba poniendo nerviosa... hasta el punto que comenzó a balancearse sobre el asiento con la respiración acelerada, hasta el punto que parecía que iba a hiperventilar, entonces cerró los ojos y comenzó a hablar consigo misma, como animándose a tranquilizarse- tranquila Sophie... tranquila Sophie...

-Ja, ja, ja. ¡Catapultas!- Rió al pensar en lo ridículo que sería.-Seguro, pero cuando vuelvan mejor que no estemos aquí. Bien hecho Harry pero ¿piensas sacar a las chicas de ese infierno o directamente nos vamos sin ellas?.-

Aunque no tenía ningún interén ir al rescate de aquellas desdichadas lo haría si se lo pidieran. A estas alturas casi las daba por muertas y, aunque sentía pena por ellas prefería poner pies en polvorosa mas pronto que tarde. Lo único que le detenía era irse sin más compañía que Sophie, no porque no le interesara incluso llegar a intimar con aquella soberbia pelirroja pero, tener a Harry, James y su armas cerca le daban cierta seguridad.

El humo continua ganando espacio en la planta alta. Si las mujeres no hacen algo pronto se sumaran a la lista de víctimas de la casa en llamas. Incluso una parte del techo, cercana a la ventana frontal,  se desprende al desperdigar el yeso y las tablas que conforman el decorado alto de las paredes.

Con los pueblerinos lejos de allí y con el vehículo en marcha solo resta que las muchachas salgan a tiempo de la casa en llamas. Pero el tiempo es inclemente cuando el fuego y el humo ganan cada palmo del interior.

Desde afuera se alcanza a oír como una parte interna de la vivienda se viene abajo. El ruido del derrumbe llega sin problemas hasta Harry y los demás.

Prácticamente es imposible para un bombero calificado y bien pertrechado salir ileso del siniestro. En este caso tres mujeres sin experiencia suponen un destino amargo.

Incapaz de quedarse sin hacer nada por más tiempo, James se acerca a la casa preocupado por su hija. 

-¡Jules!-grita desde fuera-¡Tenéis que salir de ahí dentro!¡Ahora!

El corazón del viejo se encogía de puro terror pensando en la idea de que a su hija le hubiera sucedido algo terrible. 
 

Por desgracia, y como no podía ser de otra manera, lo que al estúpida de mi supuesta hermana quería decir con salir, no significaba salir, sino adentrarnos aún más en aquella mansión en llamas para subir a la planta superior.

Hemos de salir, no subir- dije mientras, a pesar de ello, las seguía y subía por las escaleras, pues no estaba dispuesta a dejar a mi madre allí… tenía que hacer que entrase en razón. Aunque una vez arriba, hubo algo que hizo que olvidase eso por un momento, o más bien, que olvidase completamente la situación y el lugar en el que me encontraba. El humo, el fuego, y, sobre todo, la figura representada en uno de los cuadros de la planta superior hicieron que mi mente volviera sin remedio al momento en el que había perdido a Sara a manos de aquel ser, permaneciendo así durante varios segundos hasta que el ruido causado por el desprendimiento de parte del techo me devolvió a la realidad.

Cof… cof… hay demasiado… cof… humo…- dije, tosiendo por culpa del humo que había inhalado al quedarme en shock frente al cuadro -Tenemos que… cof… movernos ya…- le dije a mi madre, tirando de ella para volver a bajar y salir de ahí.