Partida Rol por web

La cabina del bote es el refugio idóneo para James y los dos jóvenes, donde allí pueden intentar sanar sus heridas y organizar sus próximos movimientos.

Solo resta saber del destino de Harry, quien salio despedido como una bala en dirección a la carretera interestatal y el Playón de estacionamiento de la cafetería donde antes habían encontrado al hombre de la silla de ruedas y posteriormente a Sophie y Steve.

Al tomar asiento en el interior del bote Sophie palpa con sus manos un objeto debajo de ella. Es una llave bastante antigua, que le resulta extrañamente familiar.

- No, no... No. - expresa al negar con la cabeza.

No piensa obrar en un funesto rescate, no cuando las llamas sentencia al pecador mientras el verdugo ostenta su poder. Jules es consciente de que si desea encontrarse con su padre, el enfrentar aquella criatura solo retrasará su objetivo o muera en el intento. 

- Me voy, no pueden con él. Los matará a los dos... Harry, tu más que nadie sabe de este sujeto, no puedes permitir que ésta idiota muera por ignorancia.- expresa al señalar a su hermana. 

De esta manera y sin mirar atrás, emprende la marcha corriendo en dirección incierta pero opuesta al verdugo. Quien quiera morir, que lo haga, pero ella no será un sacrificio humano. Su Padre le ha enseñado muy claramente las cosas y no piensa caer en la impotencia que refleja aquel lugar.

Steve parece inquieto, mientras Sophie atiende las heridas del empresario, así que se pone en pie, camina un poco, de un lado a otro, enciende un cigarrillo
- iré a ver si encuentro algo en el otro bote, tal vez haya un botiquín o algo - dice, luego se va a buscar a la otra embarcación.

El detective había notado algo en el libro, creía que le iba a ayudar... pero no fue así. No pudo sacar a su amada de allí y el dolor agudo de las quemaduras hizo que finalmente se echase para atrás. De rodillas cayó al suelo, mientras Jules pasaba por su lado corriendo.

Harry estaba perdido, ausente. El dolor empezó a cerrarle los ojos...

Pero entonces vio delante suyo a su hija, la única familia que le quedaba. Sara no le hubiera permitido que se rindiese así. Intento afrontar el dolor para levantarse, pero era tan difícil...

En ese momento lo único que había en mi mente era el deseo de matar al malnacido que había acabado con la vida de mi madre, incrustar en él el hacha que tenía en mi mano y arrancarle la cabeza, nada más importaba. Ni el coche en llamas con el cuerpo sin vida de su madre calcinándose en su interior, ni la aparición de Harry de a saber qué lugar saltando directo hacia el coche con la intención de sacar a Sara de él, y desde luego, tampoco las palabras de Jules sobre lo inútil de enfrentarse a aquel tipo, pues no estaba en un estado que me permitiese ser capaz de comprender simples palabras.

Por ello, en cuanto noté como mi supuesta hermana me obedecía y me soltaba, ya nada me impidió ir a por aquel bastardo, y eso es lo que hice, con el rostro bañado en lágrimas y el hacha en alto y aferrada con ambas manos.

¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHH!!!- grité, tan llena de furia como de dolor mientras me lanzaba hacía aquel bastardo, dispuesta a matarle por lo que había hecho.

Jules corre por su vida en dirección opuesta al verdugo que es inmune a las llamas, y que es atacado sin cuartel por su hermana Jane y su hacha.

El golpe de la pequeña matona es bloqueado por un brazo de Cabeza de pirámide, atravesando su carne hasta que la hoja del hacha aparece del otro lado del brazo. Pese a la terrible herida nada parece inmutar al verdugo del Otro Mundo que no se contenta con todo lo que hizo porque a continuación devuelve el ataque a Jane.

Dejando el pesado espadón el monstruo golpea a la joven Slaughter con su puño limpio, arrojando a su victima lejos por el brutal golpe. Jane cae de bruces a tres metros del lugar solo para descubrir que su hacha quedó encajada en el brazo del asesino despiadado.

Tal vez con su fútil pero valiente acción ha logrado dar el respiro necesario a Harry, quien logra mantener sus energías lo suficiente para actuar.

Steve es quien toma la delantera al reaccionar antes que los demás luego del funesto encuentro con las aberraciones. Cruza de la barcaza al muelle nuevamente para examinar el otro bote hundido a medias. Para mirar de cerca deberá bajar al bote que echa agua y se encuentra parcialmente ladeado.

Entonces escucha pasos veloces sobre el muelle neblinoso, y en un abrir y cerrar de ojos llega hasta el una joven de cabellos dorados, casi de la misma edad que Sophie.

James y Sophie también avistan a la joven Bartlevy, quien llega desde tierra firme por el destartalado muelle. Se le ve bastante agitada.

Sophie quería ayudar a James con su herida en el costado, no tenia mucha idea de lo que había que hacer pero decidió guiarse por la lógica y la lógica consistía en taponar la herida para que dejara de sangrar. De manera que utilizando un pañuelo que tenía limpio y guardado en un bolsillo, lo utilizó para taponar la herida y después, mientras mantenía la presión lo vendó con un trapo que encontró en el bote, para evitar que se le cayera el trapo limpio.

- Debería lavarle la herida, pero no me fio de lo que puede haber en el agua...
- dijo con voz temblorosa- buscaré a ver si veo algo más... - dijo al tiempo que se fijaba en la llave, le resultaba extrañamente familiar.

Los ojos de Harry se cierran poco a poco, mientras que Sandman viene a buscarle. El detective se deja llevar...hasta que, por la minúscula rendija que le queda entre los ojos antes de cerrarse del todo, ve a su hija salir volando.

No no no...

Harry saca fuerzas de flaqueza, y empieza a levantarse.

Sara no me permitiría que me rindiese ahora, que dejase a Jane morir...

Casi siente como que su mujer está a su lado, agarrándole del brazo y ayudandole a levantarse. Contra todo pronostico, se pone en pie. Saca su pistola y empieza a correr hasta su hija. Sabe que no le puede hacer nada, lo único que busca es frenarle lo suficiente para salir de ahí. Así que le dispara mientras llega al lado del maltrecho cuerpo de Jane. La levanta en brazos y empieza a correr en dirección al puerto, rezando por dejar atrás al verdugo de la oscuridad, aquel ser con cabeza de pirámide.

Aunque aquel bastardo logró interponer su brazo entre mi hacha y su cuerpo, sonreí de manera salvaje al sentir como el hacha se incrustaba con fuerza en la carne y atravesando el brazo por completo mientras en mi mente, maldecía que aquella cosa que llevaba en la cabeza me impidiese ver su expresión de dolor… al menos hasta que me percaté de que mi golpe no parecía haberle afectado apenas. Entonces, mi sonrisa se trasformó en una mueca de dolor cuando su puño impactó en mis costillas, dejándome sin aire y lanzándome varios metros hacia detrás.

Mierda- pensé mientras luchaba por sobreponerme al dolor, algo que logré sin demasiado esfuerzo… un simple golpe no iba a apagar toda la rabia y el odio que ardía en mí. Por desgracia, mi hacha se había quedado clavada en el brazo de aquel malnacido e incluso en mi estado era consciente que con mis puños no le haría nada a esa cosa.

Te mataré…- mascullé tras escupir la sangre en mi boca, empezando a incorporarme y buscando algo con lo que enfrentarme al bastardo cuando, precedido por el sonido de unos disparos Harry apareció y, levantándome en brazos, empezó a correr alejándose del asesino de mi madre.

¡Suéltame!- le grité -¡Voy a matarlo por lo que ha hecho!- añadí mientras intentaba obligarle a que me dejase.

 ¿Cuánto realmente ha corrido? No lo sabe, pero si es muy consciente de lo que ha dejado atrás y todo lo que implica. No pudo detener a Harry en ese ímpetu de querer salvar a su mujer, ni siquiera a su hermana que presa en la ignorancia, atenta contra lo imposible... Repitiendo la misma historia. 

Y Allí está agitada, con su cabello pegado al rostro por la intensidad del sudor que lleva consigo, estaba en el infierno y ahora mismo la realidad pesa como si fuese plomo. ¿Qué le dirá a James cuando la encuentre? No lo sabe, simplemente reacciona en base a lo que sucede y se preserva, igual que un animal que siente esa horrible sensación de estar en medio del peligro. 

Sigue avanzando, sin dirección, sin nada consigo, salvo la katana. Hasta que de repente detiene sus pasos en un muelle todo destartalado y por alguna misteriosa razón avanza hacia él. Increíblemente y por gracia del destino, allí está su Padre en medio de tanta bruma, oscuridad. 

- ¡Padre! -  grita sollozando. 

Y sin pensarlo demasiado, avanza como una liebre en medio de aquellas maderas rotas, su objetivo es abrazarlo con fuerza y respirar. 

James se había tumbado sobre una de las bancadas del bote. El abdómen le dolía a horrores, ahora que había pasado el subidón de adrenalina lo cual por otro lado, hacía que se sintiese agotado. Asintió cuando la muchacha le habló y siguió postrado, descansando.

De pronto sintió una presencia. Algo se acercaba corriendo. Se incorporó como pudo, agarrándose a la propia cubierta del bote y echó mano a su pistola temiéndose lo peor. Pero al incorporarse vio que quien iba hacia ellos era una mujer joven de cabellos dorados. No tardó en reconocerla.

-¿Jules?-.

El empresario no era capaz de creerse que se tratase realmente de su hija.

-Estoy...estoy bien. Pero ¿se puede saber qué demonios haces aquí?

Cuando la muchacha corrió hacia él para abrazarlo, levantó la mano intentando detenerla.

-Con cuidado...yo....

La muchacha tuvo que refrenar sus deseos cuando vio que el abdómen de su padre estaba empapado en sangre.

El recuerdo llegó tan veloz como un tren en colisión directa contra Sophie, y el efecto fue peor que un cubo de agua helada sobre ella en pleno invierno.

La llave que sostiene en sus manos es parte de los recuerdos de su infancia. Cuando jugando a las escondidas solía subir al altillo de su hogar de nacimiento. La mansión Munsterson, de la familia del padre de Sophie, tenia un altillo inmenso, donde era fácil quedar encerrado cuando a la puerta le fallaba su picaporte.
Entonces Sean subía por enésima vez al altillo y abría la puerta con la misma llave que Sophie ahora tiene entre sus manos. Porque luego de repetidas veces Sean acabó por dejar la llave en el lado interior de la puerta del altillo para que su hija pequeña pudiera salir sin problemas.

El porque es un misterio y la razón todavía más. Solo que en definitiva la realidad indica otra cosa.

La llave es tan real como el recuerdo.

Desde luego la sensación es interrumpida con la llegada de Jules y el frustrado intento de sanar a James.

La puntería de Harry no cambia con el paso de los años. Tal es el caso actual, cuando los disparos aciertan en su totalidad en el pecho del verdugo y con toda certeza en el corazón de Cabeza de pirámide. Claro, si es que ese monstruo tiene corazón.

La cuestión es que la andanada de plomo detiene por un instante al gigante por el tiempo suficiente para que el padre y la hija decidan que hacer.

Entonces poco a poco Harry se aleja con Jane, prácticamente arrastrando por la fuerza a la enfurecida joven.

El detective empezó a correr con su hija en brazos. Jane no quería, se quejaba y pataleaba. Harry la entendía, estaba de acuerdo con ella. Deseaba bajarla y ir a por el cabeza de pirámide. Pero sabia lo difícil que era acabar con una criatura de esas, si es que se podía. Pero lo haría, lucharía con ella hasta el fin...pero no podía permitir que Jane hiciese lo mismo. No es lo que Sara querría. Ella querría que su pequeña estuviese a salvo, y eso es lo que haría el detective, poner a salvo a su hija.

El problema es que las quemaduras habían sido peores de lo que Harry pensaba, y su cuerpo empezaba a debilitarse mientras atravesaba arboles en dirección al muelle...

- ¡Padre! -  expresa contenta de verlo. 

Hasta que observa el estado en el que se encuentra, rápidamente se olvida de los presentes y tras romper la camisa de James revisa la herida con total cuidado. Lo bueno de todo esto es que Jules es médico y no será difícil curar la herida de su padre, así que tras indicarle a Sophie que la deje hacer ya que puede sola. 

- ¿Tú me haces esa pregunta? Está claro que he venido por ti. -  aclara seria. 

No se la ve con intenciones de aclarar demasiado las cosas, no luego de todo lo vivido apenas ha pisado este lugar. 

A pesar del estado en el que me encontraba, sumida por completo en el dolor por la muerte de mi madre y en el odio y la ira hacia el malnacido que la había asesinado, no pude dejar de darme cuenta de que a pesar de que Harry había disparado contra aquel bastardo y de que múltiples heridas de bala aparecieron en su pecho por donde debería de tener el corazón, lo cierto es que aquello apenas sirvió para que se detuviese por un instante antes de reanudar su caminar hacia nosotros.

Además, ninguna persona normal podría seguir como si nada con un hacha incrustada por completo en un brazo, y si lo pensaba un poco, su fuerza tampoco era natural. La idea de que no pudiese matar al asesino de mi madre en ese momento empezó a cobrar fuerza en mi mente, y con cada paso que el maldito bastardo daba me resultaba más evidente de que si intentaba matarlo ahora, sería yo la que moriría.

¡JODER!- maldije mientras Harry me cargaba para intentar alejarme de aquella cosa, aceptando que al menos ahora, debíamos huir… aunque solo fuese para poder encontrar la forma de poder arrancarle las tripas y hacer gritar de dolor a ese malnacido hasta matarlo -¡Déjame!… puedo correr sola- le dije a Harry para que me dejase en el suelo, tras lo cual empecé a correr tirando de él, simplemente porque no iba a permitir que el malnacido que nos perseguía matase a nadie más, aunque fuese a Harry… pero por desgracia, Harry iba cada vez más lento, y a ese ritmo, no podríamos escapar. Y entonces, una nueva explosión sacudió el coche.

Fue una explosión más débil que la anterior, pero de alguna forma, ocurrió en el momento preciso y con la fuerza necesaria para entorpecer a aquel bastardo, casi como si no hubiese sido algo fortuito, como si incluso muerta, el espíritu de Sara nos estuviese intentando ayudar a escapar de su verdugo… o tal vez fuese simplemente una coincidencia. Pero fuese como fuese, aquello nos daba una oportunidad.

-No...no deberías acercarte a Devil´s Pit. Ellos te querrán coger para hacer el ritual...ellos...

James deja de hablar para morderse el labio inferior cuando su hija practica una rudimentaria cura a su herida. 

-Vaya...veo que enviarte a la universidad ha servido de algo-dijo bromeando-Está bien...está bien. Puedo seguir. 

El abdómen le sigue doliendo a horrores pero al menos, parece que la herida ha quedado limpia y con un apósito improvisado. James se incorporó y se dispuso a andar. 

-¿Dónde está Harry?¿Lo has visto?

Sophie se apartó rápidamente de James en cuanto Jules se hizo cargo, lo cierto es que sintió un gran alivio al hacerlo, puesto que en sus manos el señor Bartlevy, hubiera terminado perecido... No deseaba sumar ninguna muerte a sus temblorosas manos.

Entonces al fijarse en la llave que había captado su atención, la sostuvo en su diestra hasta que el recuerdo vino a ella con gran fuerza... Tanta, que quedó paralizada, con los ojos abiertos como platos, unos ojos que se inundaron en lágrimas ante la memoria de otros tiempos, los tiempos felices que había pasado durante su infancia... Al visionar a su padre las lágrimas brotaron con mayor fuerza, presa de la nostalgia, la ausencia y la mierda de vida que le sobrevino a la muerte de su progenitor.

- Papá... - sollozó, aferrando la llave con fuerza para tras unos segundos de angustia incontrolada reaccionar volviendo su húmedo rostro hacia James y Jules- Esta llave... Es de mi casa... La que fue mi casa... ¿Qué hace aquí?

Steve, solo se reserva a observar la escena, y no puede más que sentirse ajeno, un total extraño entre esa gente, se quitó las botas y luego entro al barco medio inundado, tal vez encontrara algo util.