Partida Rol por web

Imaginaba que aquello no habia sido mas que una ensoñacion, una paranoia producto de mezclar los antidepresivos con el alcohol. Se habia sentido estupida al refugiarse bajo la mesa y no suceder nada. Ya su cuerpo se habia entregado al alcohol y al odio hacia su marido, por lo que la sacudida fue aun peor que la vez anterior, totalmente desprevenida. Chocó contra el militar, rodando despues por el suelo hasta golpearse con algo. Aturdida y confusa solo fue capaz de abrir los ojos al maximo al empexar a ver las salpicaduras de sangre en todas direcciones. Era una locura. Lo peor de todo, fue ver a Harry en ese estado. Él de por si, solia ser violento. Solia pegarla cuando al principio ella le recriminaba ser un mal esposo por meterse en las faldas de cualquier muchacha joven.

Pero un cuchillo, esa mirada... No iban a haber flores y joyas de disculpa. Ya habia asumido su destino, encogiendose, cuando el teniente se metio en medio con una silla, valeroso para defenderla. Se quedo sin habla, siendo la primera vez que se veia en una circunstancia asi. Una mujer fuerte se hubiera levantado, tratado de ayudar. Pero Evelyn solo fue capaz de temblar.
- G...george, cariño, para... lo siento. Suelta el cuchillo... - no penso en que todo aquello era inevitable. Siempre habia esperanza de que todo fuera a mejor por mano divina.

De nuevo los relojes volvieron a sonar, y con ellos llegó la ola que hizo inclinarse peligrosamente el barco, seguidos, una vez más, de la caída al suelo de copas, sillas platos y personas al suelo en una oscuridad solo interrumpida por algún ocasional relámpago y la luz de un faro… todo era como recordaba… excepto por que en esta ocasión, gran parte de los pasajeros se habían vuelto locos y habían empezado a matarse los unos a los otros sin sentido alguno con sus gritos ahogados por el estridente sonido una sirena. Parecía que el infierno se estuviese desatando en aquel lugar, aunque de nuevo, lo que pasase a mi alrededor apenas me importaba, tan solo Jules, a quien volvía a tener rodeada entre mis brazos, era importante.

Al escuchar de nuevo el sonido de los relojes, me había preparado instintivamente para la ola que sabía que vendría, por lo que no tuve mayor dificultad en rodar por debajo de Jules para evitar agarrarla y evitar que sufriese algún golpe en cuanto vi que no consiguió mantener el equilibrio… pero de nuevo, una expresión de desesperación se adueñaba de su rostro al pensar en los bebés. No sabía si se había hecho daño o era simple miedo, pero no necesité escuchar a su hermana para decidir qué hacer.

Otra vez no- pensé al verla de nuevo en ese estado.

Sujétate- le dije mientras, en lugar de ayudar a que se levantase, directamente la cargaba en mis brazos. No sabía si estaba bien, si podía andar o si algún golpe o el miedo a dárselo le impedirían avanzar rápidamente… y no había tiempo de comprobarlo, tenía que ponerla a salvo -Voy a sacarte de aquí- le dije con ferrea determinación una vez la hube alzado, empezando a avanzar todo lo rápido que podía hacia la salida.

Tanto Evelyn como Harry pueden notar algo espeluznante en George. La mirada del iracundo hombre ha cambiado hacia algo completamente inhumano... sus ojos ahora son dos brasas que irradian el peor de los tonos rojizos, como si fuesen ventanas hacia el mismo infierno.

Las venas del cuello de George se inflaman alcanzando extremos imposibles ademas de tener un color oscuro como la ceniza.

Con el cuchillo en alto, listo para asestar un golpe a quien se encuentre adelante hasta llegar a Evelyn, el hombre ataca sin piedad completamente cegado por algo que no solo le afecta a él. Todos a bordo sufren lo mismo...

El segundo camillero aparece desde las sombras para atacar a la pareja de Jules. Con fuerza sobrehumana tuerce el pie del “hombre de ojos azules” y muerde hasta arrancar un trozo de su pierna. El camillero también ha "cambiado", como George.

Ahora "el hombre de ojos azules" se bate entre sostener a su amada o luchar contra el hombre demente.

Jules desde su pobre posición poco puede hacer más que observar la cruenta escena. Si tan solo tuviese algo a mano...

Su hermana Julie presencia todo desde el fondo del salón aunque se encuentra a tiempo de interceder y salvar a los pocos que no han sucumbido a la locura asesina, como por ejemplo a su gemela.

Harry difícilmente se iba a amedrentar por un hombre, por muy desquiciado que pareciese, o incluso poseído. Tan solo era un cuerpo, y podía morir, entonces dejaría de moverse -al menos, en teoría-

Calculó el peso de la silla mientras el tipo se acercaba, y cuando estaba lo bastante cerca, descargó el sillazo lateralmente, para desestabilizarlo y que cayese al suelo. Si no perdía el cuchillo, al menos daría algunos segundos... para correr, o seguir dando sillazos.

La adrenalina decidiría.

Paralizada por el miedo de perder a mis bebés, le permito a Jan que me lleve en sus brazos mientras asiento a las palabras de mi hermana, sólo que no alcanzamos a dar dos pasos porque el terror inundó el barco. Las personas allí presentes se mutaban o adquirían una apariencia extraña, el color de sus ojos reflejaban oscuridad y malicia. 

Todo era caos y al ver que aquel sujeto se acercaba a mi esposo, doy un salto para liberarme ya que si tenía que elegir entre mis bebés y Jan, éste último era la opción correcta. Ahora perdida por la ira, busco una silla que justo estaba cercana a mi y con toda la furia que puede nacer desde lo más profundo de mi ser, golpeo al camillero envuelta en un frenesí que rozaba la locura. No sabía cuanto daño real le estaba haciendo, simplemente lo azotaba con la silla sin parar ya que había mordido a la persona que más quería en esta existencia. 

-¡Maldito seas! ¡Morirás o yo moriré contigo! - afirmo sacada de quicio, estaba dispuesta a perder lo que en mi vientre albergaba pero no a Jan. 

Mi hermana decidió en el peor momento el no hacerme caso. Y no solo por que las luces se apagaron. Y los presentes parecían haberse locos. En especial George el cual sus ojos ahora parecían dos brasas ardientes.

Este se tiro hacia el hombre de mi hermana mordiéndole la pierna como si fuera una perro loco. Mi hermana salto disparada para ayudarlo.

Y por mi alma que yo no me iba a quedar quieta.

Me levante y cargue como una loca hacia esa cosa. Fui corriendo y me tire con las piernas por delante para darle lo mas fuerte que podia.

El caos toma el control del salón y todos enloquecen más allá de cualquier posible regreso. Los pasajeros y tripulación por igual se matan entre sí en un festín diabólico de locura y desenfreno.

Aquellos en morir pronto son descuartizados por asesinos transformados en bestias horrorosas dotadas de un poder inhumano. Sus cuerpos mutan en aberraciones emergidas de la peor pesadilla que jamás pudieran imaginar. Extremidades cambiadas por garras, pinzas y tentáculos; rostros convulsionados en enormes fauces ciclópeas o insectoides. Cualquier horror imaginable es llevado a lo material ante el espectáculo infernal que rápidamente se desencadena con el aluvión de sangre y tripas.

George es frenado en el acto por el golpe de Harry. La silla literalmente estalla en la cabeza del hombre, un ojo sale de su cuenca y varias astillas se clavan hondo en su cabeza y hombros. La apariencia de George cambia abruptamente en algo tan deforme como monstruoso, adoptando apariencia de un pez humanoide con temibles fauces repletas de varias hileras de dientes puntiagudos.

El enfermero que en su frenesí sanguinario mordió al novio de Jules fue atacado por las dos gemelas. La rubia embarazada emuló el ataque de Harry al descargar un fuerte golpe al transformado enfermero con una silla. El golpe cae sobre su espalda produciendo un sonido seco de huesos rotos pero después llega la carga de Julie al golpear con toda su fuerza. El segundo ataque deja la cabeza del camillero en una postura imposible pero contra todo pronostico sigue con vida.

Ahora sus brazos y piernas giran al revés y su cráneo se abre en flor revelando un sinfín de tentáculos dentados.

El terror se apodera de los supervivientes que en vano luchan por sus vidas. Afuera, la tormenta recrudece enmudeciendo los gritos de todos...

Apenas habia podido moverse, inclusive casi se habia olvidado de como se respiraba. Solo podia ver a su marido a los ojos, esos ojos que no reconocia. Nunca habia estado asi, nisiquiera en sus peores dias de discusiones. Nisiquiera cuando su hija habia muerto. Algo no era normal ahi. ¿Pero desde cuando aquella noche habia sido normal? Aquel presentimiento, el golpe debido a no haber escuchado. Habia cometido el error de permanecer en el mismo sitio en vez de irse, en vez de protegerse. Pero aquello no volveria a pasar. No... ¿Pero y si se arriesgaba a morir de verdad en aquel momento? Todas las personas que estaban cayendo lo hacian de verdad, transformandose en cosas horrendas. Inclusive George estaba cambiando en algo que no parecia ser humano. Poco a poco comenzo a asemejarse a una especie de monstruo marino extraño y grotesco, ademas de la sangre que habia manado del golpe. Ver que ya no era su esposo sino algo diferente le dio animos de levantarse, de buscar algo con lo que luchar, algo a lo que aferrarse para poder defender su propia vida sin depender del teniente, que le habia salvado la vida. 

Tras encontrar algo util, si es que lo hacia, intentaria ponerse al lado de el, empuñando lo que fuera para intentar combatir.

Si pensaba que la noche con la misión de matar a mi hermana era horrible. Me estaba quedando muy claro que solo había empezado.

Entre Jules y yo logramos matar a ese demente. Pero solo para ver como su cabeza cambiaba hasta convertirse en un monstruo salido directamente del mismo infierno.

Estaba claro que esta lucha no podíamos ganarla y menos sin armas.

Por lo que me decidí a encontrar algo que pudiera ayudarnos.

Con Jules bien sujeta en mis brazos empecé a avanzar hacia la salida… pero por desgracia, antes de que pudiese dar más de un par de pasos, noté como algo me agarraba del tobillo.

¿Pero qué…- me pregunté al girarme y ver al camillero sujetándome, pero antes de poder actuar o tan siquiera pensar algo más, el camillero empezó a retorcerme el tobillo con una fuerza imposible para luego morder hasta lograr arrancar carne.

¡Aagggh!- grité de dolor sin poder evitarlo mientras intentaba no dejar caer a Jules para mantenerla alejada de aquello loco… algo que como debía haber supuesto, no entraba dentro de los planes de Jules, quien al ver lo que sucedía no dudo en saltar de mis brazos para agarrar una silla que no tardó en estrellar con fuerza en la espalda del camillero, golpe que fue seguido inmediatamente después por otro de su hermana que había acudido en su ayuda, reventando de un solo golpe la cabeza del camillero -Maldita… sea…- mascullé mientras intentaba, a duras penas, mantenerme en pie -Jules…- empecé a decir, pero en ese momento vi cómo, de manera imposible, el camillero no solo seguía con vida, sino que había cambiado hasta volverse un monstruo con sus brazos y piernas girando al revés y su cráneo abriéndose en flor revelando un sinfín de tentáculos dentados -¡Corre!- le grité, aunque sabía que no lo haría, al menos no por voluntad propia -¡Sácala de aquí!- le grité a su hermana mientras agarraba la silla en la que me había estado apoyando para no caer con intención de abalanzarme sobre aquel ser.

No dejaré que le haga nada- me juré a mí mismo, pues consciente de que con la pierna en ese estado solo retrasaría a Jules, estaba decidido al menos a no dejar que nada ni nadie la siguiese en su huida.

¿¡Qué demonios!? Profirió Harry al ver aquello. Había visto muchas, muchas cosas horribles, pero aún con el efecto de las estatuas de sal y la psicosis colectiva, aquello superaba todos los umbrales de lo "indescriptible".

Tan solo tenia ahora un palo de pata de silla astillado, serviría como arma, pero algo lo detuvo.

No puede ser... esto tiene que ser algún efecto del síndrome del veterano... esto es demasiado... Ni siquiera en sus pensamientos encontraba una palabra Demasiado!!! Simplemente demasiado!! ¿Y si estoy liándola completamente ido? 

Oh mierda... Dijo mientras miraba aquella cosa, más para sí que para los demás. ¡Aléjate! Gritó.

Si es un... tripulante o alguien intentando detenerme... quizá... pare.

Al ver que aquella cosa medio pez avanzaba hacia él, repitió la estrategia, gritándole varias veces que parase, y empuñando la pata de silla como una estaca.

Si aquello seguía acercándose, al llegar a su alcance se lo clavaría en aquellos ojos asquerosos. Clavarlo en la boca parecía mejor idea, pero si con eso no lo mataba, se quedaba sin arma y seguramente sin brazo.

En el mejor de los casos, claro.

Estaba con mi embarazo de riesgo pero poco me importó aquello ya que la persona que amaba estaba herida. Así que apelando a mi lado oscuro, donde una mente fría y cínica surgía desde lo más profundo de mi ser, dejo todo de lado y continúo con esta lucha. 

Incluso, sorda a las palabras de Jan mientras le digo a mi hermana con la mirada "ni se te ocurra hacerle caso", tomo otra silla y vuelvo a la carga, no me importaba romper bolsa, sangrar desde mi vientre. Lo que sea, carecía de sentido para mi porque una obsesión tomaba forma en mi mente y era matar aquello que hirió a la persona que quiero. Julie me conocía, sabía que no había vuelta cuando me ponía de ese modo y cierto era, que si tenía que enfrentarme a ella, llevaba las de perder. 

Por ello, presa de la euforia misma de la situación, vuelvo a la carga golpeando con fuerza a ese monstruo. Arriesgando todo y pasando por alto cada una de las peticiones de Jan. Si el moría yo también, si vivía yo igual, luego de tanto tiempo luchando por nuestra relación, nada ni nadie me robará aquello. El precio era muy caro pero estaba dispuesta a pagarlo. 

 Encuentras un cuchillo para untar mantequilla. No tiene filo pero sirve para apuñalar. Daño: dado central (C).

Puedes narrar en base a lo que encuentras.

Encuentras una pistola de tamaño reducido equipada con un silenciador. ¿Que hace allí un arma semejante? Estaba debajo de una mesa.

En base a eso puedes postear.

Daño (mM): La suma del dado menor y mayor. 

Evelyn sujetaba una pistola. Mientras buscaba, habia podido alzar el revolver de una de las mesas, de debajo de esta. No conocia el arma, no sabia si tenia balas, o si tenia el seguro puesto. No paró de temblar, por lo que en vez de usarla ella, se la extendió al teniente para que la usara él. Quiza fuera delicada, pero era inteligente. Antes que gastar balas inutilmente, lo mejor era darsela a aquel que mas oportunidades tenia de salvar la vida de ambos. 

- ¡Cogela, no se si está cargada!- lo dijo con rapidez, retrocediendo un paso, sin poder quitar la mirada del que ahora era George, o mas bien, del que lo habia sido. Aun asi, se negó a retirarse, agachandose para tomar uno de los palos rotos de aquella silla, tomandolo entre sus manos, sin importarle clavarse algunas astillas. Tenia el cabello descolocado, la mirada desenfocada con las pupilas abiertas y respiraba agitada constantemente. Estaba viviendo una pesadilla en carne y hueso. 

Por fortuna encontré un cuchillo. No era mucho pero al menos podría apuñalar a esa cosa. Había oído a su maromo decir que la sacara de ahí. Pero conocía lo suficiente a mi hermana como para saber que no se iría de aquí sin el. Por lo que lo mejor era acabar con esa cosa lo antes posible y poder salir.

Así que una vez con el cuchillo en la mano me tire hacia el para apuñalarlo con toda mi fuerza. No sabia si esa cosa lo sentiría siquiera . Pero no iba a quedarme quieta . Eso desde luego que no.

Jules cogelo y salid de aqui. Yo lo entretengo.