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Silent Hill: Preludio a la Oscuridad

Bloody Eve.

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23/11/2015, 04:01
Incubus

Bloody Eve

Cuando el infierno proviene del sitio menos pensado…

Nuestro enemigo más atroz, el único que puede derrotarnos, vive en nuestro interior. Lo demás, lo que nos amenaza desde fuera, es sólo eso, una amenaza que nos acosa y tortura, pero que no tiene sobre nosotros más poder que aquél que queramos darle. Incluso la muerte, cuando se le ve venir, puede ser poca cosa si es que tenemos la capacidad de enfrentarla desde la aceptación y la serenidad; esto, lejos de ser algo extraordinario, sucede todos los días en muchos lugares del mundo. Muchos moribundos se convierten en verdaderos maestros de vida, pero los peores son aquellos que mueren para vivir y viven para el remordimiento.

El infierno es rojo y late en el pecho de los pecadores…


La rosa de sangre que alguna vez fue blanca
Teñido por el amor que fue o es
rosa extraña que en todo lugar puede crecer
rosa de verdadero amor no ha de perecer

Un día una flor se hizo negra
un amor enfermizo la acogió, sangraba por dolor, no por amor
sangre negra de entre sus pétalos marchitaba la flor

Un viento descontrolado arranca sus pétalos marchitos
y un terremoto la arranca del piso
la flor derrama el líquido que el amor formo

La muerte inevitable del sádico amor
nacido para morir en el lecho del dolor
esperando ser recogido por los rayos del sol.

Podría ser un sueño o la pesadilla del eterno despertar. Evelyn pensaba que había logrado conciliar el sueño pero allí esta. Nuevamente despierta en la habitación matrimonial a mitad de la noche, y solo restan algunas horas para el amanecer…

Para colmo de males mañana es lunes y le espera una semana agitada por muchas tareas y compromisos. Ella aprieta sus puños con bronca por no haber logrado descansar como es debido el fin de semana que acaba de morir.

Sin esperanzas apoya los pies en la alfombra y contempla las pastillas recetadas por el médico. Si, esas pequeñas esferas que la conducen al paraíso onírico cada noche, solo que hoy no han hecho su trabajo. Hoy solo fueron un miserable placebo.

Sea como fuese a Evelyn le llevo un tiempo prudencial darse cuenta que George no se encontraba en la cama. ¿Dónde demonios estaba ese malnacido? Son casi las cuatro de la mañana…

Notas de juego

Escena de introducción a modo de flashback onírico. Tienes total libertad narrativa.

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23/11/2015, 21:03
Evelyn C. Evans

El dia a dia realmente no se diferenciaba mucho de la noche. La mayoria de las veces le costaba inclusive diferenciar entre los sueños y la realidad. Cada vez sentia las cosas mas ajenas a si misma, las cosas pasaban delante de sus ojos sin dejar huella, sin apenas rozarla. Cada palabra era cuidadosamente medida y pensada, cada gesto fingido al detalle. Risa, llanto, enfado. Realmente solo habia vacio, una obsesion por lograr la perfeccion en cada aspecto y hacer de lo que le quedaba, algo mas llevadero. Cada vez la carga era mas dificil de llevar. La carga de su propio cuerpo y de sus errores en el pasado. Pero no debia rendirse, ella no podia cometer ese mismo pecado, sumergirse en la oscuridad por su propia mano, pese a que a veces lo deseara. Morir mientras aun era bella, en vez de convertirse en una vieja decrepita y arrugada. Pero aun pensaba que le quedaban muchos años por delante de sensualidad.

Abrio los ojos azules, con la nuca empapada en sudor, aun viendo los petalos flotar por el techo, aun sintiendo ese vago dolor en el pecho, sensacion que permanecia clavada en ella durante mucho rato despues de abandonar el sueño, como si se aferrase dentro de ella. Pero tenia que centrarse. Las manos tocaron la suave seda de su camison, el algodon de las sabanas y sus pies las fibras de la alfombra, intentando que esas sensaciones la alejaran de lo que tanto le pesaba, pese a no saber que era. La cama estaba vacia a su lado, algo que ciertamente no era demasiado una novedad. 
Cubrio su cuerpo con la bata que descansaba sobre una de las sillas y acudio al aseo lentamente, en busqueda de oir sus pasos, y al ver que no estaba, se dirigio hacia el pasillo y de ahi, a las escaleras, sin llevar consigo una vela, ni calzarse. Su cabello trenzado se caia por su espalda, su tela casi transparente se movia alrededor de su cuerpo, aun sensual y bello, como si fuera un reclamo. La madera crujia bajo sus memorizados pasos, dirigiendose al piso inferior, rumbo a la cocina. Quizás estaba ahi. Aunque su oido estaba atento, en busqueda de cualquier ruido que no debiera estar ahi. 

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24/11/2015, 23:57
Incubus

Evelyn se dirigía a la cocina, en el piso inferior, pero no tuvo necesidad de bajar por las escaleras. Un sonido peculiar llegó hasta ella.

Tal vez no se escuchase a si misma pero era el mismo sonido que ella producía cuando se encontraba íntimamente con su marido durante sus años dorados. El placer escapando en gemidos y respiraciones entrecortadas llegaba hasta ella desde el otro extremo del pasillo, mas allá de la escalera. La procedencia del sinuoso sonido era explicito y el origen más que obvio. Llegaba desde la habitación de su hija…

El semblante de Evelyn se congelo y sus piernas comenzaron a temblar por varias razones que ella imaginaba pero temía hacer realidad si llegaba a abrir la puerta de la habitación de su hija.

Al menos estaba segura que nadie en la casa la había escuchado salir de la cama. Hoy más que nunca maldecía las píldoras para dormir.

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25/11/2015, 01:47
Evelyn C. Evans

Aquel canto de placer, una llamada a la lujuria en todo su esplendor, sin ataduras de moralidad o protocolo, solo cuerpo y carne... Pero entre las personas equivocadas. Su mente se cegó, perdiendose entre el pasado y el presente, sin recordar si su hija habia muerto o no, si su marido la habia abandonado o no. Simplemente se dejo llevar por la ira, apretando los puños, mientras que sus pies la hicieron correr por el suelo enmoquetado. Estaba jadeando de la rabia, y no lo pensó dos veces antes de agarrar el pomo de la puerta, tocando dos veces primero sobre la madera, con fuerza. No le importaba que sus nudillos enrojecieran ante la violencia de los golpes.

- ¡Basta! ¡Parad¡- abrio la puerta de golpe tras forcejear unos segundos con la cerradura. Sus manos temblorosas habian olvidado hacia donde se giraba. Estaba llena de rabia, sabia que iba a encontrar a su hija gimiendo debajo de su esposo, a este aferrandose a la carne joven como si le fuera la vida en ello. No sabia si realmente ella disfrutaba o si solamente fingia placer por miedo, pero toda su ira iba a ella, por permitirle eso. Deberia llorar, suplicar y defenderse, no abrirle las piernas como una vulgar ramera. Y a el... a el ojala le pudiera arrancar sus partes por sustituirla de esa manera, por haberla usado como un mero juguete y luego haberla abandonado cuando aun estaba en lo mejor de su belleza, todavia era una rosa con los petalos llenos de color, vigorosos. Una flor lejos aun de terminar marchita. Pero el preferia los capullos.

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25/11/2015, 03:36
Incubus

 

Existen cosas peores que la muerte, cosas que transcienden la efímera existencia y se prolongan por siempre, por la eternidad y que no permiten escapatoria alguna.

El infierno es la repetición...

La puerta finalmente cedió a la voluntad de Evelyn. Todo parecía tener vida propia al exhalar una realidad distorsionada y confusa en donde la señora de la casa ni siquiera estaba segura de lo que estaba sucediendo.

Lo que Evelyn atestiguo trascendió las capas del infierno llegando a sitios insospechados y despertando el interés de entidades abominables. Seres sedientos de luz y carne.

Rosalie, su hija, sacudía su cuerpo con sus ultimas energías inmersas en el placer carnal y el sufrimiento de la muerte lenta por asfixia. Colgaba de una cuerda por el cuello y el peso de su cuerpo desproporcionaba su figura hasta el borde del desgarro.

Sus ahogados gemidos se perdían en el sonido de la carne golpeante entre si. Un desconocido vestido de pies a cabeza en latex negro violaba con energía a Rosalie mientras moría ahorcada y ahogada por un liquido negro que escapaba de su boca.

La muchacha tenia su pijama en harapos por cortes en todo su cuerpo y la sangre había decorado toda la escena junto a otros fluidos repugnantes. La habitación no pertenecía a este mundo y sus ángulos eran impensables así como la escena misma.

Este ritual estaba condenado a repetirse por toda la eternidad hasta que la avejentada mujer expiase sus pecados. Todas las noches Evelyn viviría la pesadilla solo que para ella siempre seria algo único e irrepetible.

El hombre de latex negro al descubrir a Evelyn deja de lado a Rosalie para que termine de morir en su horca y lentamente comienza a caminar hacia la insomne mujer.

Los ojos del hombre son dos brasas ardientes que representan el portal a todas sus pesadillas...

Sea como fuese, la historia siempre terminaba igual. Evelyn al amanecer del mismo día encontraría a su hija ahorcada en su cuarto...

Notas de juego

Tienes la autoridad narrativa necesaria para finalizar la escena con tu próxima narración, siempre respetando el párrafo que se encuentra debajo de la imagen. 

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25/11/2015, 14:00
Evelyn C. Evans

Evelyn se tenia que enfrentar a sus miedos una y otra vez, esa escena siempre le arrancaba el alma, la dejaba sin aliento y el cuerpo lo sentia como un simple trapo, algo sucio y tembloroso. Todo era culpa suya. Daba igual cuanto gritara, cuantas lagrimas terminaran derramadas, siempre empezaba en la misma pesadilla. Aunque no era igual. Al ver aquel hombre... solo pudo intentar correr durante lo que parecian horas, por toda la casa, cada rincon, sintiendo como sus pies resbalaban en el charco de sangre negra que la perseguia, asi como tenia los ojos vacios de su hija clavados en la mente, casi fuera de las cuencas por la presion de la soga. Oia el sonido del plástico de aquel hombre cada vez que se movia detrás de ella, daba igual cuanto corriera, siempre iba detrás.

También trató de esconderse en la oscuridad, pero su vision se reducia a lineas en un armario, mientras que veia el cadaver de su hija mecerse desde el techo, con el hombre buscandola por la casa. Pero ella estaba castigada, viendo lo que habia provocado, lo que era culpa suya. Como su orina, su sangre, aquella sustancia negra... Como todo terminaba en el suelo, goteando desde su piel descalzo, ya muerta. Como se volvia cianotica, y finalmente como la habitacion olia a muerte, perdiendo totalmente la nocion del tiempo que permanecia en ese armario, rodeada de lagrimas... Pero en silencio, con miedo de acabar igual. 

Cuando finalmente la encontró intentó luchar contra el hombre, golpearle con algun candelabro, pero siempre él vencia. Terminaba atrapada, colgando del techo desde las manos, frente al cadaver de su hija mientras sufria la misma dolorosa violacion. Aunque mas que el ser invadida, y mas que la vision, lo que mas le hacian gritar eran los cortes. No por el dolor, sino por el significado de que pudiera quedarle cicatriz, de quedar marcada y de que su perfeccion se quebrase, de no ser mas que una muñeca rota que fueran a abandonar en cualquier desván. Se derrumbaba siempre que los cortes llegaban a la cara, casi ignorando el golpeteo de aquel hombre en su interior, dejando de luchar. Estaba rota, ya no era bella. 

Se sentia sucia y abandonada, pensando en los momentos cuando alguien comentaba que ya estaba en sus años, o que no se habia arreglado como siempre. Las lenguas eran muy afiladas. Cada vez que pensaba en los ''que diran'', cada vez luchaba menos. Practicamente se entregaba de brazos y piernas abiertas al hombre, dandole igual el cadaver de su hija, unicamente queriendo ser objeto de deseo. Aunque ese deseo lo pagaba con sangre y dolor, por lo que se despertó llorando y jadeando, bañada en sudor. No recordaba exactamente lo que habia pasado, pero si como se habia sentido en cada momento. Intentó alejarse de forma instintiva de la puerta del pasillo que conducia al cuarto de su hija, pese a los sonidos que venian de dentro...
Intentó gastar mucho mas tiempo delante del tocador para ocultar cada ojera, para peinarse y retocarse el maquillaje una y otra vez, para sentirse bella aun en su peor estado. Sus rituales de belleza, las cremas, los baños en leche... Todo era el pilar fundamental de su cordura. O no. Pero aunque se negara a admitirlo, sabia que su hija estaria sufriendo en sus ultimos momentos detrás de esa puerta, por mucho que el sol brillara en la ventana... No habia sido una pesadilla ¿O si?...
Debia averiguarlo, una vez ya arreglada y presentada... ¿Abrir la puerta, despeinada ante aquellos que se entregaban al sexo? No. Pero daba igual cuan bella estuviera, cuando los ojos muertos de su hija le devolvian la mirada al abrir la puerta, tras haberse silenciado hacia mucho tiempo mientras ella se maquillaba, tal y como habia pasado en vida. Su madre a veces, se rendia, dejaba de ir a ayudarla. Cuando su marido la habia golpeado mas de una noche por intentar evitar que montara a su hija, y sabia que no podia pagar su colera en el, simplemente se encerraba frente a su tocador, frente a sus joyas, lejana a todo. 

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26/11/2015, 01:31
Incubus

 

ESCENA FINALIZADA