Partida Rol por web

Johan se quedó bloqueado por un momento. No pudo evitar que Jules cayera al suelo desmayada y esa reacción, aquella niebla... Parecía que las cosas siempre iban a ir de mal en peor. Por un momento dudó cuando Harry se agachó a recoger a la gemela, pero teniendo en cuenta que el era un veterano soldado, posiblemente fuera lo mejor para su seguridad. 

-Esta bien... El faro del norte está mucho mas cerca que el del sur, podemos ir allí a refugiarnos. ¡Vamos!

Con paso acelerado, Johan se dirigía al norte teniendo cerca a Harry para que no se perdiera entre la niebla y pudiera seguirlo sin tener que sobre esforzarse 

Jadeando, detuviste tu carrera entre la niebla, carrera durante la cual no te habían importado los arañazos en la piel ni los enganchones en la ropa que te fueron causando ramas y arbustos, puesto que lo único que había en tu mente era avanzar todo lo rápido que podías para así darle alcance. Lo habías visto entre la niebla, y a pesar de todo lo que habías visto en aquella maldita isla, esto era diferente, sabías que era él. El cómo te había encontrado y el cómo había llegado allí, no importaba… lo que importaba era encontrarle.

¿Jan?

El nombre, la pregunta, la llamada se repetía en tu mente. Lo habías visto adentrarse en la niebla, habías querido seguirle, pero al final te contuviste… por unos instantes al menos, ya que al final, tu deseo de verle fue demasiado grande y que no tardaste en salir a la carrera tras él, dejando atrás a Johan y a Harry, quienes no pudieron detenerte ni seguirte por lo súbito de tu reacción. ¿Cuánto llevabas corriendo? No debía ser demasiado, unos minutos solamente, pero la intensidad de la carrera y la niebla que te rodeaba hacía que no supieses a ciencia cierta cuanto habías corrido, pero estabas segura de que no podía andar muy lejos, así que fuiste a llamarle… justo en el momento que escuchaste un crujir de ramas a tu espada. Como impulsada por un resorte, te giraste velozmente, esperando encontrarlo allí… pero lo único que había era más niebla.

¿Jan?

Preguntaste casi en un susurró, más por respuesta tan solo obtuviste silencio… y unas manos que de improviso te agarraron los hombros con firmeza.

Mischa...- te susurró una voz a tu espalda, su voz, y antes de que pudieses reaccionar, el mismo te volteó por la fuerza y te besó. Fue un beso intenso, impulsivo, brusco, ardiente, violento, profundo, lleno de una oscura pero innegable pasión, un beso que te hacía recordar tantos otros dados hace ya tanto tiempo, un beso fundamentalmente distinto al que le habías dado a Johan hacía poco, un beso acompañado por sus manos, que te apretaban fuertemente la espalda, casi arañándote la piel en su camino a tu cintura… un beso que se vio bruscamente interrumpido cuando, antes siquiera que pudieses decidir si lo aceptabas o si lo rechazabas, estas te empujaron con fuerza al suelo -… te he estado buscando- te dijo Jan, usando ese tono que siempre ponía cuando algo ocurría algo que le desagradaba… situación que sabías que nunca acababa bien para el culpable.

La dulzura de un recuerdo impregnado en mi memoria, aquel roce tan suave como una brisa y tan letal, venenoso, al punto de perderme profundamente a través de un encuentro, fugaz, intenso, furioso e indomable.

He seguido su rastro, introduciéndome a los confines de una niebla tan espesa como mi oscuro corazón. Solo por amor, impulsada por un sentimiento capaz de generar un torbellino de destrucción a mi paso.

Yo le pertenecía en cuerpo y alma, desde aquel día en que nuestras miradas se cruzaron para jurarse estar juntos sin importar lo que dejábamos detrás, incluso en la eternidad del mismo infierno. Por él todo... más que por mi hermana, era mi perdición, mi estigma y la vida misma jugando en un mundo de tinieblas.

Lo amaba y él era consciente de ese poder, por ello corrí detrás suyo buscándolo entre la misma niebla, hasta que sus manos detonaron aquel dulce sabor de su tacto, ínfimo, especial y lujurioso.

Sólo me bastó girar bajo su eterna influencia y perderme en la más oscura de mis pasiones, era un beso puramente intenso como él, abrasivo, delirante y exquisito pero no pude corresponderlo. No por negación, no por rechazo, sino porque todo se volvió tan oscuro y ya no recordé más nada. Sólo la sensación en mis labios, un cosquilleo sutil e inolvidable, su sabor y la fuerza de sus manos surcando mi cuerpo hasta perderse en él.

- Jan.- despierto en brazos de otro hombre, totalmente confundida. Doy un salto y tomo distancia negando con la cabeza. -No, no eres Jan... No no puede ser... - expreso perturbada con los ojos fuera de si, era él no Harry el que estaba allí. - No ... no... - continúo hablando conmigo misma en voz alta mientras tomo distancia y mis manos se dirigen hacia mi cabeza por lo abrumada que estaba.

En mis labios no había registro alguno de sangre como hace unos instantes atrás, mi rostro se encontraba algo acalorado por el intenso rubor en mis mejillas y la actitud que portaba era confusa. Como si hubiera estado en un momento íntimo con alguien pero en realidad ante los ojos del resto, osea de Harry y Johan, no había hecho nada. -Eso quería creer... - pienso un tanto avergonzada pero sin reaccionar del todo normal.

-¿Qué ha sucedido conmigo? ¿Qué hice? Johan... Dime la verdad por favor. - le digo al chico sujetando su mano, creía en él aunque en mi mente una frase surgía una y otra vez: "te he estado buscando", a modo de recordatorio. Lo suelto bruscamente y espero una respuesta, algo agitada y nerviosa, incluso mirando hacia todos lados como buscando algo o alguien. 

- Jan.- despierto en brazos de otro hombre, totalmente confundida. Doy un salto y tomo distancia negando con la cabeza. -No, no eres Jan... No no puede ser... - expreso perturbada con los ojos fuera de si, era él no Harry el que estaba allí. - No ... no... - continúo hablando conmigo misma en voz alta mientras tomo distancia y mis manos se dirigen hacia mi cabeza por lo abrumada que estaba.

En mis labios no había registro alguno de sangre como hace unos instantes atrás, mi rostro se encontraba algo acalorado por el intenso rubor en mis mejillas y la actitud que portaba era confusa. Como si hubiera estado en un momento íntimo con alguien pero en realidad ante los ojos del resto, osea de Harry y Johan, no había hecho nada. -Eso quería creer... - pienso un tanto avergonzada pero sin reaccionar del todo normal.

-¿Qué ha sucedido conmigo? ¿Qué hice? Johan... Dime la verdad por favor. - le digo al chico sujetando su mano, creía en él aunque en mi mente una frase surgía una y otra vez, a modo de recordatorio. Lo suelto bruscamente y espero una respuesta, algo agitada y nerviosa, incluso mirando hacia todos lados como buscando algo o alguien. 

Alzo una ceja al escuchar al alcalde, por lo visto pertenece a algún tipo de secta. Mormones, masones, iluminati... o algo parecido, al final solo buscan enriquecerse y ganar poder, el como quieran venderse es otra cosa.

Sin embargo el coronel no dice nada, hablan de medallones mágicos como si realmente creyeran en su existencia, lo cual le hace pensar al coronel lo muy fanáticos que son en sus creencias. peligoso.

Entra el policía con cara de haber visto un fantasma. Mientras solo sea verlo...

Al final termina la absurda charla. Si con encontrar a la niña nos dejan tranquilos... encontraremos lo que quede de ella.

Por fin nos traen las cosas y el coronel por fin se levanta.

-Muy bien, pero faltan algunos de nosotros, lo primero deberíamos dejar algún tipo de sitio de fácil acceso donde nos podamos reunir con ellos o nosotros mismos si uno se pierde.- Mira a krebs mientras extiende el mapa.- ¿Hay algún sitio seguro en mitad del bosque? Quizás una caseta de algún cazador o algo parecido... Además si tienen silbatos o algo parecido, por si alguien está en peligro estaría muy bien.

Johan se quedó sorprendido por la rápida recuperación de Jules que había caido fulminada al suelo, por un momento se había alegrado por que estuviera de pie por si misma. Pero una rápida evaluación de su estado mental le había sacado de su optimismo. Estaba notablemente alterada, confusa y preguntándonos si había pasado algo extraño. 

-No te ha sucedido demasiado, solo te has quedado en sock y te has caido de espaldas. El teniente te ha levantado apenas tocaste el suelo y se ofreció para llevarte. Yo mientras tanto he ido el primero guiando el camino al faro del norte para refugiarnos de esta repentina niebla. ¿Estas bien? 

Había notado como había cogido y soltado su mano de manera brusca, pareciendo que se hubiera arrepentido rápidamente, lo primero era que se sintiera segura

.- Mira a krebs mientras extiende el mapa.- ¿Hay algún sitio seguro en mitad del bosque? Quizás una caseta de algún cazador o algo parecido... Además si tienen silbatos o algo parecido, por si alguien está en peligro estaría muy bien.

^{clic para agrandar.}

Krebs bufa al mirar la hora. Se le hace tarde para las encomiendas pero tras juntar algo de paciencia decide responder a las inquietudes de los presentes.

Mmmmm... bueno, que no tengo todo el tiempo. Aquí estamos, en los terrenos de la mansión - (circulo rojo) - y las granjas circundantes. Al oeste se encuentra el pueblo de Bar Harbor con su puerto y los campos de siembra en medio - (circulo verde) - Hacia el este se encuentra la parte antigua de la isla con las ruinas antiguas de la época colonial. Por ejemplo aquí se encuentra la antigua prisión y mina de carbón abandonada - (circulo azul) - para finalizar aquí - (circulo amarillo) - se encuentran las ruinas coloniales que fueron destruidas por los indígenas. Eso es todo...

La niña del alcalde solía jugar en el bosque, entre la mansión y el lago que se encuentra aquí - (al lado del circulo azul).

No creo que se haya alejado mas de la cuenta porque el resto de la isla es muy peligroso por sus barrancas, rios profundos y pozos ciegos. Los antiguos mineros excavaron por toda la isla y algunos túneles se han derrumbado creando trampas mortales en todo el bosque. Con algo de suerte tal vez encuentren la cabaña del hermitaño. Es un viejo pescador que no se relaciona con los pueblerinos.

Si salen ahora lograran encontrar a sus compañeros aunque perderán el almuerzo. Creo que se encuentran sendero abajo, junto a la fosa que prepare para enterrar a los pocos animales de corral que encontré sin vida.

Puedo darles dos silbatos pero el sonido alerta a esas “cosas” que vagan en la niebla... no lo recomiendo. - Krebs busca en sus bolsillos los silbatos y los agrega a la mochila - aquí tienen.

El pequeño grupo se encuentra preparado para iniciar la marcha hacia lo desconocido por un sendero escabroso y peligroso. Anticipando lo que vendrá Johan lleva consigo el mapa que obtuvo con su compañera en la mansión. Lo saca de entre sus ropas y se lo extiende a Harry.

Es un mapa creado a mano con tinta y pluma, una autentica obra de arte de al menos cien años.

En el mapa Harry puede ver el pueblo de Bar Harbor en el lado Oeste, la Mansión Martinson en el centro y un faro en el extremo Este, a la misma altura que la ciudad y el mansión. Lo único extraño es que el faro se encuentra marcado con una cruz y es la única escritura en el antiguo mapa.

 _{^{Clic para agrandar. (Pueblo y nuevo faro en verde, Mansión en rojo y el antiguo faro en amarillo.)}}

El Faro Silencioso posee un gemelo bastardo.

Krebs había tardado diez minutos en auto desde el pueblo hasta la mansión y la distancia de la nueva travesía es la misma solo que para el lado opuesto. La única dificultad es que el trayecto es a pie y a través del bosque.

-No, no eres Jan... No, no puede ser... -

¿Que no soy yo? ¿Qué no puede ser?- te pregunta Jan con una expresión divertida que no se refleja para nada en sus profundos ojos, acercándose al ver que te intentabas alejar hasta quedar a menos de un metro frente a ti, agachado para quedar a tu misma altura -¿Y quién voy a ser si no, Mischa? ¿Quién?- te dice, ofreciéndote la mano, como s fuese un gesto para demostrar la veracidad de sus palabras.

-¿Qué ha sucedido conmigo? ¿Qué hice? Johan... Dime la verdad por favor. - 

Tus palabras y el hecho de sujetar su mano tan solo durante un instante para luego soltarla bruscamente parecen afectarle como si hubiese recibido un golpe físico, haciendo que un gesto de dolor que rápidamente fue sustituido por uno de ira

¿Johan?- te pregunta, agarrándote de los antebrazos con tal fuerza que no te extrañaría ver las marcas de hematomas formándose en ese instante en tu piel -¿Ese crio inútil? No sé qué te ha sucedido, si has quedado en shock por lo que pasa en este maldito lugar o si algo te ha hecho caer al fondo y él se ofreció a ayudarte- te empezó a decir, con sus palabras entremezclándose con las que Johan, con sus rostros fundiéndose hasta el punto que apenas podías diferenciar ambos -No te he estado buscando, ni he venido a esta maldita isla a ayudarte para que ahora quieras remplazarme por un niñato- te espetó, empujándote violentamente contra el suelo para tumbarte por completo, sujetandote con fuerza, impidiendo que pudieses ya no solo liberarte, sino incluso hacer algo más que pequeños movimientos. En este punto, su rostro y palabras empezaban a sobreponerse a los de Johan, hasta que nada de este quedó, tan solo Jan.

Descubrí algo que te ayudaría aquí pero…- empezó a decirte hasta que se interrumpió de golpe para besar de nuevo tus labios con brusquedad, fiereza y pasión -… el faro tendrá que esperar. Soy tuyo en la misma medida que tú eres mía…- te dice interrumpiendo brevemente el beso pero quedándose a escasos centímetros de tu rostro, mirándote directamente y con ardiente intensidad a los ojos -Da igual a quien seduzcas, con quien te acuestes… empresarios… políticos… coroneles… nada de eso importa Mischa, y ambos lo sabemos, pero…- te dice, interrumpiendo de nuevo sus palabras con otro beso tan intenso o más que el anterior, solo que esta vez, en lugar de permanecer en tus labios, empezó a descender por tu cuello y a seguir la línea de tu clavícula, besando con ardiente pasión cada centímetro de tu piel por el cual pasaban sus labios -… pero… no… tu… corazón…Mischa- te susurraba entre beso y beso, como si incluso le costase seguir hablando en lugar de simplemente actuar -… tu corazón… es… mío- te dijo, descendiendo con casi insufrible lentitud hasta que sus labios se posaron justo sobre este -Es solo mío- añadió con violenta fiereza, convirtiendo el beso en un mordisco, clavando sus dientes en tu tersa piel solo lo justo como para hacer brotar un leve hilo de sangre de ella, dejando una ardiente marca. Entonces tan bruscamente como había empezado, se detuvo.

No- dijo, jadeando, con un fino hilo de tu sangre descendiendo por la comisura de su labio y con el rostro reflejando una ardiente pasión que sabías que sólo tú eras capaz de provocarle -Ahora no, no aquí, no aun…- añade, levantándose mientras su rostro muestran entremezcladas tanto la dificultad de detenerse como el deseo llegar mucho más lejos -Hay que ir al faro- te dice, retomando, con cierta dificultad, eso sí, su frialdad habitual -Te estaré esperando, Mischa… búscame- añadió, con un tono que parecía decir que estaba convencido que lo harías antes de empezar a adentrarse. Al fin y al cabo, tú, tú corazón le pertenecía solo a él, del mismo modo que el suyo te pertenecía solo a ti.

¿O acaso eso había cambiado tras tanto tiempo?

Todo parecia perfecto, pero era cierto, justo cuando creia que todo cuanto la rodeaba poco a poco empezaba a mejorar, las cañerias hicieron un ruido extraño. Pensó que no era nada, recogiendo las piernas, hasta que oyo el sonido del agua caer sobre la placida bañera, y al abrir los ojos, vio el color. Tambien pudo notar el olor en su nariz y empezo a intentar retroceder con asco, solo para comprobar que el cuerpo ya no le respondia, que se sentia horriblemente debil. Algo tiraba de ella al fondo de ese mar negro, putrefacto. Queria salir, pero aquellas paredes parecian hechas para ahogarla en las profundidades de la porcelana. Abrio la boca para gritar y golpeó todo cuanto la rodeaba, hasta que pudo ver algo parecido a una mano, entre las ondas de la superficie, y casi sin pensarlo alargo la mano, desesperada. No le importaba quien fuera a sacarla, unicamente queria abandonar esa cruel sensacion de ahogarse en la misma muerte, en la oscuridad. Ella no se merecia todo aquello, ella no habia tenido la culpa de los males que habian azotado su vida, ella era solo la victima.

James tomó el mapa y lo miró con atención intentando calcular distancias. Se preguntó a qué escala estaría, por hacerse una idea de la distancia que tendrían que recorrer hasta el lago, que se antojaba como el primer destino en su búsqueda, pero la sola idea de preguntar a Martinson o a Krebs algo como ese le pareció ridícula.

-Si nos vamos a encontrar alguna alimaña sería prudente ir con algún arma y ya que tienen acceso a ellas, me preguntaba si nos podrían ceder alguna. Con vuelta, por supuesto.

-Si nos vamos a encontrar alguna alimaña sería prudente ir con algún arma y ya que tienen acceso a ellas, me preguntaba si nos podrían ceder alguna. Con vuelta, por supuesto.

Krebs contuvo su risa porque sabía que este momento llegaría. – Suponía que pedirían armas pero no soy el maldito ejército de salvación. En el cuartel de policía quedaron algunas escopetas pero luego que esas cosas invadieron el pueblo… mejor ni pensarlo. – el mayordomo abre las puertas de un viejo mueble y extrae algunas cosas para el grupo – Veamos… hay un viejo machete de la marina de 1850, un revolver Colt de la caballería de 1910 con seis balas y dos porras de la policía de Boston – luego de ubicar las armas sobre el carro de comidas, Krebs acerca todo a la mesa para que los presentes elijan lo que deseen.

Esto es todo lo que hay. Si quieren algo mas deberán coger alguna herramienta de jardinería o probar suerte allí afuera - 

               Machete                                     Revolver Colt                                  Porras (2)