Partida Rol por web

El coronel come de nuevo, como hace el resto, mientras los observa a todos, el teniente parece a punto de estallar. El coronel apostaría hasta la camisa porque ha sido por intentar hablar con Krebs, pero no dice nada, solo sonríe de medio lado. Luego mira al resto, que parecen estar extrañados por la comida. Ni que fuese lo más raro aquí... además para algo están los congeladores... 

Después de que todos estuviesen sentados y algo más tranquilos Aaron suelta lo que considera "la bomba". -Por lo visto la hija del alcalde se perdió hace semanas en el bosque, según el alcalde es una especie de "santa" y la única capaz de solucionar todo esto... de algún mágico modo.- Digo con un tono totalmente sarcástico. Después relleno mi copa con algún licor y bebo un trago.

Johan se recostó sobre una de las sillas apoyando con delicadeza la espalda que recientemente había recibido tratamiento médico. Aaron había puesto al corriente al resto sobre lo que habíamos visto. Excepto por el tema de las chicas que parecían estar bajo los efectos de alguna droga o algo extraño.

-Bueno... existe otro detalle, -Johan miró a los lados comprobando que nadie estuviera cerca salvo ellos para oir lo que iba  a decirles. -Hay dos chicas junto al Alcalde, parecen estar bajo la sustancia de algun tipo de droga, y necesitan nuestra ayuda, al menos, es la sensación que me ha dado. Quizás si conseguimos normalizarlas, podamos obtener mas información de primera mano de alguien que lleva mas tiempo aquí y no esté "En el ajo"

-Así que magia ¿eh?-dijo James levantándose para observar la mesa supletoria donde descansaba toda aquella comida-.

Se percató entonces de que llevaba...¿cuantas horas sin ingerir bocado? Ni lo sabía. Todo tenía una pinta excelente. Cogió algo de ensalada, un poco de fiambre y algo de fruta. Comprobó el contenido de una botella oliéndolo. 

-¡Vaya!-dijo sorprendido al comprobar que era vino...y del bueno-.

Comió un poco sin decir palabra.

-Pero...por favor, contadme más de nuestro anfitrión ¿Diríais que es alguien razonable con el que se puede negociar?¿Para qué quería hablar con nosotros?

-Sólo puedo decir que está como una cabra... Si se puede o no negociar, es algo que deberás comprobar tú ya que se puso muy sensible con el tema de su hija y terminó retirándose a descansar. - respondo a James mientras ingreso junto a Johan ayudándolo a sentarse, luego de brindar ayuda paso por al lado de mi hermana para hacerle un gesto de que todo estaba bien, hasta terminar de pie al lado del ex soldado Harry. 

Aguardando silencio observo como mi compañero guardaba comida en las servilletas y esbozando una sonrisa tomo un bocado para degustarlo. - Tranquilo, de momento no desean envenenarnos aunque si te lo piensas estaríamos muertos si quisieran y no mediante métodos tan sutiles como estos. Vamos llena el estómago que debo hablar contigo y prefiero que centres tu atención en mis palabras en vez de tu estómago. - sugiero de forma tranquila aunque bastante directa, sabía que era un loco cuando se enojaba y no pretendía tener que enfrentarme a su furia ahora mismo. 

Y mientras espero la respuesta de Harry (el soldadito) voy poniendo al día o agregando un poco más de información al resto de mis compañeros. - Cómo bien dijo Aaron, su hija está perdida y es probable que nos necesite para recuperarla. A su vez, el estado de sus "mujeres" es lamentable, no estaría mal ya que tenemos un detective para investigar sobre ello. -hago una pausando recordando algo más y prosigo. - Sigue con la locura mística y nada más. - termino por decir encogiéndome de hombros, el resto debían averiguarlo cuando el Sr Martinson haga acto de presencia. 

-¿Como una cabra, dice? Lo cierto es que no le culpo. Al fin y al cabo, vivir en un mundo como este, tiene que acabar con la cordura de cualquiera. Ni Krebs ni Vannicup me parecieron que estuvieran muy cuerdos tampoco. Y si a eso le añadimos el efecto que puede tener en un padre el perder a su hija...es como para volverse loco.

James se mete otro bocado en la boca.

-¡Uhm!, este pavo relleno está excelente. Yo, al igual que J...la señorita Hawk descartaría que la comida esté envenenada. No tendría sentido matarnos cuando podrían haberlo hecho ya sin ningún problema. Por cierto,...ahí fuera hay...bichos. Había asumido en que solo sería durante la hora 13, pero mientras esperábamos fuimos atacaros por unos extraños seres alados. Si vamos a aceptar buscar a la hija de nuestro anfitrión, les garantizo que no será fácil. Ni siquiera parece probable que esté viva...a no ser que su...santidad la proteja ¿Ha explicado cómo o porqué cree que su hija puede salvar al mundo?

Se mantuvo en completo silencio mientras comia, observando unicamente su plato, pero su oido atento estaba escuchando cada retazo de conversacion y cada tono de los que hablaban, intentando captar al detalle cada una de sus impresiones. Pero no pudo evitar que se le revolviera el estomago cuando oyó que al Alcalde se le habia perdido una hija, que consideraba santa. Ella tambien habia pensado lo mismo de su hija muchas veces. Engañar a los demas para poder recuperarla... era algo tipico.

- Dudo que sea realmente alguien que pueda salvarnos. Lo unico que quiere el Alcalde es que nos esforcemos en intentar rescatarla para tenerla consigo. Es amor de un padre, no salvacion para el resto, espero que todos comprendais eso.- Que se hubieran tomado en serio la excusa del padre de querer recuperarla solo porque era ''santa'' era casi para reirse de su ingenuidad. Terminó de comer, sintiendo como cada vez los parpados le pesaban mas. El estómago comenzaba a dolerle un poco, tras tanto tiempo sin comer no era buena idea sobrecargarse. 
- Debemos andarnos con ojo, No tiene sentido que nos llame a nosotros, unos recien despertados que no comprendemos nada de lo que sucede para lanzarnos a buscar a su hija probablemente muerta. Eso es que no le queda nadie mas a quien mandar. - Lo dijo en un tono bajo de voz, observando de reojo al teniente Harry hablar con la gemela. No podia fiarse de el tampoco, al ver como de cercana era ella con él. Se levanto despacio despues de limpiarse con la servilleta. 
- ¿Os ha dicho si podemos descansar o usar las instalaciones? Deberia lavarme las heridas.- Evelyn tenia los hombros desgarrados, como si algo la hubiera agarrado e izado de la carne, asi como tenia bastante sangre por los brazos. Se habia olvidado de ella, guiada por el hambre, pero no iba a quedarse asi antes de dormir un poco. 

Harry terminó de guardar provisiones y miró a la belleza que le hablaba. Había ignorado al Coronel, con quien parecía no querer hablar de momento. Ya encontraría otro en el que hablar de hombre a hombre...

¿Y quién ha hablado de matar?. Se me ocurren varias cosas que los psicópatas hacen con la gente drogada. Trabajos forzados, experimentos, sadismo... y eso sin usar la imaginación. Las SS podían ser muy imaginativas, pero sus métodos para nada eran imaginaciones Usándola... Pues sacrificios, o ves a saber.

Escuchó a Evelyn, y asintió. 
Se han molestado en rescatarnos, pero somos unos completos desconocidos. Probablemente tengamos que ganarnos un hueco en sus dominios... o seamos simple carne de cañón. Se le escapó una mirada hacia Aaron. Mientras otros rescatan a su hija.

Se quedó mirando a todos un momento, pensando lo siguiente que iba a decir, reclamando con ello su atención.

¿Alguien ha visto un retrato de la chica? Aunque sea por saber si es real... Y en otro orden de cosas, deberíamos buscar la capilla de la mansión para la Decimotercera hora. Quizá después de tomar aliento deberíamos separarnos en dos grupos, máximo tres, y empezar a peinar y cartografiar la casa en papeles... y si encontramos tubos de plástico, madera o metal y espuma, cinta y adhesivo, podré fabricar silenciadores caseros. Disparar a los monstruos no hace más que atraer a otros, hay que ser capaces de combatir minimizando el ruido. Cuchillos o espadas decorativas podrían ayudar también.

El teniente estaba empezando a venirse arriba. Ignorando el rango del coronel (Sus motivos tenía) esa gente era ahora su unidad, y se sentía con el deber de organizarlos y asegurar su supervivencia como grupo. Tenía experiencia dirigiendo grupos pequeños... pero en ese caso, él era la autoridad por derecho de rango, ahora debería ganársela, demostrar que era digno y capaz de que los demás le siguieran.

No se trata de prepararnos para atacar este lugar, pero sí para estar listos para lo que sea. Si podemos recoger alimentos y agua, una preocupación menos que tendremos si dejamos de estar a salvo aquí.

Tengo la sensación -Dijo con un oscuro sentido del humor- de que no estamos aquí simplemente como invitados por la Santísima Benevolencia de nadie. Tarde o temprano nos tocará volver a pelear. Sea contra humanos, o contra 'otras cosas'

Tengo la sensación -Dijo con un oscuro sentido del humor- de que no estamos aquí simplemente como invitados por la Santísima Benevolencia de nadie. Tarde o temprano nos tocará volver a pelear. Sea contra humanos, o contra 'otras cosas'

- La lucha bajará del Paraíso y ascenderá desde el Infierno. Entonces el choque de poderes ocurrirá en el punto medio, en la tierra de los mortales y todos pagaremos. En ese momento todos sufriremos por los pecados de la humanidad y de nuestros ancestros también. El momento es ahora. –

Martinson ingresa al salón Comedor, para sorpresa de todos porque sus pasos y su presencia no fue anticipada por ninguno de los allí presentes. Aunque llega escoltado por sus damas de compañía, Brandy y Angela, le sorprende la llegada al mismo tiempo de su ayudante y mayordomo Alan Krebs; quien llega desde la cocina.

- Buen día a los nuevos, mi nombre es Roger Martinson. Soy el alcalde de Bar Harbor y terrateniente de las tierras que nos rodean. Todos ustedes son mis invitados y huéspedes de honor ante la necesidad que ha de llegar. -  a diferencia de su estado animoso de la primera hora de la mañana ahora su semblante es algo sombrío o confuso. Tal vez por rememorar a su pequeña hija durante la última charla.
- Mi pequeña Dahlia es un faro en la oscuridad y ustedes serán su salvación y la de todos también. – afirma con entereza Roger para luego echar a andar el fonógrafo que llevaba un tiempo sin reproducir música alguna.

Martinson es un hombre que pisa los cuarenta años, tal vez un poco más. Posee una abultada cabellera grisácea y facciones europeas, igual que Vannacutt.

Siempre se suele encontrar al alcalde con su vestimenta de gala, ropas de moda hacia finales del siglo XIX de colores oscuros.  Algunas veces no utiliza su casaca dejando ver una chaqueta de finísima calidad junto a una camisa de lienzo importado del medio oriente.

Roger a simple vista se puede asumir que no sufre ninguna necesidad material y mucho menos padecer alguna afección física. Su complexión es contraria a la vida de lujos y sedentarismo que parece llevar.

Sus dos acompañantes son dos muchachas que apenas rozan los veinte años. Una joven de cabellos dorados y otra de color azabache siguen los pasos de Martinson. Las dos llevan amplios vestidos que ocultan sus delicadas curvas.

Sus jóvenes acompañantes, Angela y Brandy, también portan vestimentas de gran calidad del mismo periodo que Martinson, aunque de menor calidad si un ojo crítico es capaz de prestar atención. A diferencia de su amo ellas no se encuentran del todo bien. A simple vista se puede apreciar el mal estado de las muchachas, como si una enfermedad lentamente se cobrase sus vidas. Su andar es pausado y algo torpe, junto a sus reacciones que tras grandes esfuerzos logran cumplir.

Johan miró extrañado al señor Martinson, parecía ser otro hombre diferente del que los recibió, era mas que obvio que el hablar de su hija lo trastornaba y lo sumía en un estado mental alterado. Por un instante, no dudó en ser el primero en preguntarle de una vez por todas sus intenciones aunque se veían claras.

-¿Que quiere decir con que la debemos salvar, se refiere a buscarla donde se perdió y traerla de vuelta? ¿Nos ayudará entonces a salir de aquí?

Justo cuando estaba por decir algo aparece el Sr "Estoy como una cabra" a darles el mismo discurso solemne de bienvenida. Lamentablemente y por fuerza mayor, cuento hasta mil al escuchar como Evelyn se expresa con esa altanería digna de romperle la cabeza contra la pared mientras que el resto se muestra más receptivo y apacible. 

Mi intención no era permanecer demasiado tiempo escuchando a Martinson, por ello recorro la sala haciéndole un gesto de complicidad a Johan, ya que el comprendería a lo que me estaba refiriendo cuando las mujeres de aquel hombre aparecieron bajo el influjo de algo que las atormentaba. 

Estaba claro que las tenía dominadas, solo que el motivo escapaba de mis conocimientos. En ese momento quería intercambiar unas palabras con Harry, el ex soldado, así que le hice un gesto para que me acompañe cuando lo dispusiera e informarle sobre unas cuestiones de importancia. 

Acorde a sus respuesta, serían mis pasos a seguir. Sólo que cuando Johan pregunta sobre la posibilidad de salir, niego con la cabeza. Ese hombre nos quería usar y darnos esa garantía, teniendo en cuenta como tenía a esas dos chicas, era una utopía. 

El coronel se estaba poniendo malo, entre planes ridículos y conversaciones sinsentido. Cuando por fin entra el alcalde el humor del coronel estaba agriado como leche de 3 meses.

-Muy bien pues empecemos a ponernos a ello. Necesitamos: saber donde se la vio la última vez, mapas de la zona, una brújula, saber donde hay cuevas o refugios donde se haya podido guarecer y sobre todo, si tenemos armas a nuestra disposición para la búsqueda.- El tono del coronel era seco. Puede ser que esté viva o no, pero yo me largo de aquí a la voz de ya...

-Un placer, señor Martinson-contesta James tendiéndole la mano-Mi nombre es James Bartlevy. Lo primero, quiero darle las gracias por su hospitalidad. Lo cierto es que es increible ver todo esto, especialmente teniendo en cuenta lo que ha sido del mundo en el último mes. No quiero parecer desagradecido, descortés o insensible a sus preocupaciones, pero me gustaría hacerle algunas preguntas ya que usted parece saber más que cualquiera de cualquier otra persona de Bar Harbour, lo que está pasando.

James no quiso atosigar más a su anfitrión, así que esperó a ver su reacción antes de atreverse a preguntar nada o hacer cualquier tipo de apreciación.

Evelyn, una vez llegó el señor de la casa, se quedó en silencio, analizandole meticulosamente, asi como a las chicas que lo acompañaban, tan drogadas, tan dañadas. Ella sabia lo que era eso, habia pasado por las manos de alguien violento. Solo que ella nunca se habia dejado partir. Todo era lograr que ellos se creyeran que eran los que mandaban. Su rostro fue duro durante unos segundos, hasta que la mascara de educacion y cordialidad volvio a cubrir su piel. Habia notado la mirada de una de las gemelas, tan helada como el acero y se la devolvio de igual manera, demostrando que el odio, era mutuo. Pero a fin de cuentas, todos tenian un mismo objetivo ahi. Sobrevivir y volver a sus casas. 

Algunos negociaban con coger lo que quisieran y marcharse para no volver. Otros, probablemente los mas honrados, de veras querian ayudarle a encontrar a su hija. Sin embargo... Evelyn estaba trazando un plan diferente en mente. Aquel hombre estaba rodeado de riquezas, de comida fresca, la ropa era de exquisita calidad... ¿Por que no quedarse, hasta comprender de veras lo que sucedia en aquel lugar, y entonces buscar la forma de manipularlo para irse? Se mantuvo sentada en la silla, observandole mientras el resto hablaba, interrogaba. Pero ella tenia los ojos clavados en el, de forma que intentaba ser sugerente, que fijase su atencion en ella. No iba exponiendo escote, no se insinuó. Pero era una mirada cargada de significado, si el sabia leerla.

En cuanto el alcalde de Bar Harbor se presenta al segundo grupo de invitados, un aluvión de nuevas preguntas y peticiones comienzan a llover sobre él. El respuesta a eso, el hombre alza sus manos pidiendo calma y silencio antes de responder educadamente a todos.

En ese preciso instante todos pueden ver que Roger tiene cicatrices en las palmas de sus manos, solo que la visión es muy fugaz y es imposible ver en detalle.

-¿Que quiere decir con que la debemos salvar, se refiere a buscarla donde se perdió y traerla de vuelta? ¿Nos ayudará entonces a salir de aquí?

- Tranquilos señores míos, sé que es una locura lo que ocurre pero si abren sus corazones a Dios entonces comprenderán la verdad de los hechos. Los textos sagrados hablan de todo lo que ocurre, también hablan de vuestra llegada y de la salvación de “la elegida”, quien no es otra que mi hija Dahlia. – Martinson respira hondo antes de continuar, como si necesitase fuerzas para seguir hablando de ello – Todos los años celebramos la Inmaculada Concepción y reafirmamos nuestra obligación ante el Enviado del Señor por otro año más de paz en la tierra. Sin Dalhia en la ceremonia no podremos renovar el contrato. Entonces el infierno se volverá permanente… - el alcalde vuelve a tomar asiento en un sillón junto a la ventana. Allí se unen sus damiselas.

 – Ya se lo había explicado pero no importa. Dahlia desapareció durante una gran tormenta tres semanas atrás. Ella acostumbra caminar por el bosque y esa tarde el mal clima nos jugó una mala pasada al arreciar antes de tiempo. Temo que se haya perdido en el bosque y que el mal clima posterior la mantenga lejos de casa. Pueden pedir lo que necesiten a mi mayordomo… - afirma señalando con un gesto sin levantar la mirada del horizonte imaginario.

Roger Martinson estaba demasiado abatido como para prestar atención a los presentes. Sin lugar a dudas no era la misma persona tan jovial  que había recibido al primer grupo durante las primeras horas de la mañana.

¿Tres semanas?

Según las cuentas de James debían llevar poco menos de un mes ingresados en Bar Harbour. Un mes...¿o tres semanas? Al fin y al cabo, nadie les había dicho la fecha. Todo lo que había hecho para calcular el tiempo fue hacer una burda estimación en base a hechos comprobables, pero siguiendo criterios bastante dudosos. A James no se le ocurriría pensar que nadie pudiese salir a pasear teniendo en cuenta lo que se habían encontrado en tan solo una espera de un cuarto de hora de estar ahí fuera. Y la referencia a que el tiempo empeoró...todo cuadraba de una forma extraordinaria.

-De acuerdo-dijo James-¿podría al menos decirnos en qué fecha estamos?
 

El coronel se queda un segundo en silencio, pensando, y al final vuelve a hablar: - Si es terrateniente... ¿No tendrá por algún casual perros de caza? Están acostumbrados a seguir rastos y nos ayudarían a emcontrar infinitamente más rápido a su hija.
El coronel solo tiene esa pregunta y ahora calla, aguardando impaciente la respuesta.

Escuche en silencio lo que decían mis compañeros sin añadir nada. Mas que nada por que no pensaba que se pudiera  añadir nada mas. Ese loco alcalde nos había traído aquí para que buscáramos a su preciosa hija perdida. La cual lo mismo prefirió morir entre violaciones de las alegres juventudes hitlerianas zombies antes que permanecer en esa casa.

Lo que si que pensaba era en las posibilidades que podíamos tener. Al margen de que cada uno de nosotros querría algo diferente a lo que quería el resto. Salvo mi hermana y yo. Todos tendrían planes. Pero éramos un grupo variopinto con muchas habilidades que bien podrían valer para la empresa que ese loco quería hacernos hacer. Por que tenia claro que íbamos a hacerla si o si. Si no aparecería aliento cloaca con su Tommy gun y nos invitaría a ello.

Por mi parte prefería seguir la corriente.

Muy lógico desparece hace tres semanas y piensa que esta viva.

Perdone la pregunta. Pero tres semanas es mucho tiempo. ¿ Su hija sabia manejarse por el bosque? Por que igual mas que una búsqueda era ir a por un cadáver. Imagino que el bosque es peligroso. ¿Tienen mas armas?

El mayordomo observa a todos con mal gesto, siempre a la espera de poder agregar algo a la forzada conversación que estaba llevando su jefe. Según él, todo aquello estaba de más y aunque se lo había advertido a Roger, el alcalde mantenía su postura tan religiosamente como ilógica. – Hoy es jueves seis de diciembre. Sobre armas solo dispongo para ustedes utensilios de jardinería. – responde a James sobre las fechas y a la gemela sobre el asunto de las armas pero al final agrega algo mas, tal vez en el peor de los modales.  - ¿Desde cuándo las damiselas preguntan por armas? Señorita, debería ayudar preparando la cena o algo por el estilo y dejar a los hombres hacer el trabajo. – Bar Harbor era un pueblo pequeño que permanecía congelado en la edad media. En Bar Harbor, según Krebs y otros, el sexo débil no tenía ningún protagonismo…

Roger continuaba con su postura depresiva ante la situación reinante, incluso ignorando las brutales palabras de su mayordomo. Él sabía cómo era Krebs, un tipo áspero y reacio a las nuevas costumbres del continente pero por encima de todo defensor de la posición tradicional de la mujer. Cuando lo contrató lo hizo sin preguntar sobre su pasado porque la premisa de Bar Harbor era que Todo lo que sucede en la isla se queda en la isla…

- No hay perros de caza, ni animales, ni aves, ni nada viviente allí afuera. Solo mi hija que pide auxilio cada vez que cierro los ojos. Lo sé, lo sé… ella continua allí afuera… perdida en la niebla. –

El momento es coronado por una inusual brisa que abraza la mansión y la hace crujir, como los huesos de un anciano moribundo… el sonido de un ventanal llega hasta todos los presentes desde algún recóndito pasillo de la mansión Martinson cual pasos en el piso superior...