Partida Rol por web

Evelyn apenas podia controlar sus pies, sus manos. Su mente. Estaba rodeada de oscuridad, de dolor y de mugre. Vagamente llego a su cabeza la idea de que estaba siendo castigada, de que todo aquello era por fin el fin de su existencia, que quizas nunca hubiera despertado de aquel crucero, o de su cama. No podia ser que por su mente vagaran tantas escenas dolorosas, tantos daños y no hubiera ningun tipo de consecuencia. Quizas era cierto que estaba mal de la cabeza pero... ¿Que sentido tenia todo? No podia ser simplemente plano. Todo tenia un significado. 

Por fin habia abierto la puerta cuando se dio de bruces con una estanteria de metal. El brillo de detrás suyo le revelo la deforme cara de un feto mirandola, el tarro a la misma altura de su cara. No pudo contener los gritos, mientras empujaba aquella estanteria, contenedora de los no natos y otras cosas repugnantes... Pero no fue lo suficientemente rapida. Sintio la sangre calida deslizarle por la espalda y gritó de dolor, oyendo el perturbador chirrido de la goma de su enemigo cada vez que se movia. Era sigiloso a la vez, pues ese sonido era tan extraño que no se asemejaba con el andar de alguien. Aun agarrada a la estanteria, tiró de ella hacia atrás, llenando el suelo de formol resbaladizo, trozos de organos y cristales, y en especial, todo sobre el hombre cubierto de goma mientras Evelyn intentaba huir. Apenas estaba segura de donde estaba, era otro lugar... Pero todo conservaba la estructura que tenia cuando aquello era una lavanderia. Lo recordaba. Sin encender la luz se giró hacia donde deberia estar la entrada, moviendose a tropezones, con las manos por delante. Los tacones fueron abandonados atrás, puesto que hacian quizás demasiado ruido para ella. No fue voluntario, sino dejandose llevar por la necesidad de huir y por el dolor. El maquillaje poco a poco se iba corriendo por sus lagrimas. 

Harry llevaba aquella camisa ardiendo para hacer de antorcha, así que entró para observar, sin alejarse demasiado de la puerta. Aquellos civiles colgados y desangrados le asqueaban profundamente, pero había visto recientemente cosas muy parecidas. En sus recuerdos de pesadilla, casi cada noche... A pesar de haber dejado el frente hacía meses, tales recuerdos le hacían tener todo aquello muy fresco. No tal real... pero lo bastante fresco como para que esa exhibición de barbarie no le amedrentara. Iba a ser difícil que unos muertos (Que no se movieran) le dieran tanto asco como le dieron aquellos cadáveres recientes de hombres en piel y huesos en fosas comunes junto a más de un campo de concentración.

Bien... Murmuró. No sé los demás, pero yo, libre de pecado... no estoy.

Miró y miró el objeto, que con la nueva y más intensa luz, debería poder apreciarse mejor.

Caballero, ahorre gasolina del mechero. Lo necesitamos para prender más objetos inflamables y seguir dando luz...

James estaba temblando de puro terror. Aferraba con las dos manos el pequeño mechero de gasolina aferrándose a él como un poseseo. La débil llama que proyectaba bailaba proyectando grotescas sombras sobre las paredes. La nocha era todo un misterio. Una locura más en aquel lugar de pesadilla. Estaba pensando en el significado de aquellas palabras cuando apareció Harry con aquella antorcha sugiriéndole que reservase el mechero. Asintió con la cabeza pero no fue capaz de decir nada más. Se acercó a la antorcha todo lo que pudo. Su calor y la luz que irradiaba, le reconfortaban. Entonces reparó en el objeto metálico que había en el otro extremo de la habiación y se acercó lentamente hacia él a fin de comprobar de qué se trataba.

La elección fue simple para Eve. Permanecer en el horrible laboratorio bajo la amenaza de la figura de negro era algo impensado pero aventurarse en la oscuridad fue toda una proeza para la delicada dama. La insondable negrura envolvía todo haciendo irrespirable el camino hasta el nivel superior. Incluso la sensación de opresión era aun mayor, el silencio imperecedero y caminar a tientas transformaban la odisea en una mera pesadilla porque en cualquier centímetro ganado a palmos podría ser el ultimo ante la aparición de algo horripilante. Tal vez lo peor de todo era la mente de Eve que proyectaba criaturas en las sombras, pero nada real al fin de cuentas.

La mujer respiro con alivio al tropezar con las escaleras por donde descendido minutos u horas antes, era difícil de estimar. Solo había cambiado la composición de las mismas que ahora eran de metal y tal vez de piedra en algunos tramos.

A medida que Eve subía podía recuperar algo de visibilidad ya que alguna luz intermitente en la distancia proyectaba largas sombras en el descanso donde ella antes había dejado al paciente en sillas de ruedas.

Ahora que Evelyn podía ver un poco, descubría el nuevo entorno del hospital, que no era nada placentero. El techo y el suelo era metálico, parte enrejado y parte de placas de metal donde el oxido y las sugerentes manchas marrones dominaban el entorno. La mampostería y paredes tenían un aspecto degradado, casi de abandono pero similar a la descomposición de un cadáver como si el edificio fuera un ente en putrefacción.

La silla de ruedas se encontraba en el mismo sitio, la pequeña radio portátil también pero lo mas llamativo era la sangre, el liquido de la muerte estaba por doquier. Sobre la silla y alrededor de ella, impregnando también las paredes en grotescas salpicaduras como la obra de arte de un demente para acabar en un rastro que avanzaba hasta una habitación junto a las escaleras por donde ella había bajado, casi al final del pasillo. Desde allí provenía la luz intermitente.

¿Que hacer, adonde ir? solo tenia tres opciones, el pasillo por donde llegó, uno a la izquierda y otro a la derecha completamente en penumbras.

Otro detalle era la pintura.

El cuadro continuaba allí pese al cambio del entorno. La pesadilla se había engullido al mundo de Evelyn pero la pintura continuaba allí.

Antes de tomar una decisión la pequeña radio portátil comenzó a emitir un leve sonido de estática...

Todo me afectaba de una manera que no creía posible. No encontraba ningún sentido a nada. Y algo en mi interior me decía que no era lo mas oscuro que había visto en mi vida. Aunque no lograba recordar el que. Pero el tener esa sensación me paralizaba como nunca me había pasado en la vida.

Entonces Jules se agacho y me sujeto de la mano y me pareció ver la luz. Escuchaba la voz de mi hermana y la mire.

La di un fuerte abrazo y me levante.

Gracias hermana. Me molestaba mucho el que fuera ella la que tuviera que consolarme y no al revés. Pero había que seguir ya habría tiempo para pensar en esas cosas.

En ese momento me vi sangre en las manos. Presa del miedo me lo había hecho.

¿Qué sitio es este? ¿El infierno?

Todo estaba oscuro como si fuera la misma garganta del diablo.

Vi como James iba con un mechero y descubrió una sala.

Parece una sala de matarife…

Entonces callo una carta que todos pudimos leer.

¿Libre de pecado?

Tal vez estamos aquí para pagar por nuestros pecados… ¡¡¡¡Y una mierda!!!! De aquí saco a mi hermana.

Deberiamos de seguir

Harry ayudo a James a incorporarse para empezar a correr, dejando atrás toda esa locura de zombies, nazis, ametralladoras... Cada vez tenia más claro que lo mejor era llegar a esa capilla que dijo el medico. Esto...es una autentica locura....

Entonces pararon al lado de una puerta que James abrió, y la imagen que encontraron dentro no desentonaba con el resto del decorado al que se enfrentaban...

La habitación estaba llena de cadáveres colgando. Además encontraron una nota. Una especie de ….adivinanza?

-Bueno si la nota es un acertijo...alguien esta libre de pecado?-

Pregunta no sin cierta ironía, viendo el grupo con el que había acabado Harry. Mientras, amparado por la luz del teniente, se acerca al objeto brillante para ver que es.

Aaron observaba la escena, estaba asqueado, y esto no mejoraba su humor. Putos blasfemos... herejes...

No pensó mucho sobre los cadáveres. Demasiados había visto hace solo unos meses como para preocuparse de unos pocos.

-Vaya- La voz era alegre, pero intencionada, increíblemente irónica. -Este sitio es cojonudo, perfecto, porque no nos escondemos ahí.- Dice señalando al charco de sangre, que había formado el cadáver que más goteaba.

Sin decir una palabra más va pasa de la capilla y se dirige donde en teoría estaba la lavandería. Palpa una de las paredes hasta encontrar un encendedor, y lo pulsa, sin ninguna esperanza. Una ceja se alza cuando se enciende la luz. Por fin algo de luz decente.

Inspecciona con cuidado la sala, no vaya a ser que haya mas sorpresas desagradables. Inspecciona, uno a uno todos los armarios, y en uno me encuentro algo que hace sacar mi primera sonrisa real en toda la noche. Mi uniforme. Esta completo. Botas, ropa interior, el uniforme de galai, hasta el sable de oficial. Pero lo que hace que me lance a por el traje es un pequeño objeto plateado. Oooo si... mi colt.... pero ¿como...?

Con dedos entrenados durante horas, desmonto y monto mi colt en cuestión de segundos, comprobando todo, cada percutor, cada muelle... está todo impecable. Solo hay un cargador, 7 balas. Tendrá que ser suficiente...

De existir un limite, algunos ya lo habían transgredido. Tan violento y cruel, como el primer acto carnal de una mujer. El interior desgarrado por la violación del entorno reclamaba el protagonismo en los infernales pasillos del hospital del Otromundo.

Muchos de los Despertados pronto descubrirían - para bien o para mal - su autentica naturaleza, algo enterrado y olvidado a propósito por la comodidad del ser.

Era una locura lo que me estaba sucediendo, como si fuera una lucha contra el mismo demonio buscando la forma de proteger mi alma. Había entrado en ese delirio místico producto del shock por todo lo observado, desde el cambio de escenario, los cuerpos, el sonido ensordecedor... Todo me impulsó a orar y permanecer en ello, pereciendo e intentando no caer en la tentación de la cual no hay retorno.

Jules era la primera de ellos en aflorar su verdadero Yo. Sus rezos citan palabras de un idioma poco conocido en un continuo ciclo de repetición porque nadie interviene con énfasis. Lo que era antes lo es ahora...

Primo non habebant .

Corpora ipsorum priuatis rapinis et

corda continetur tantum odium .

Pugnaverunt proscriptionibus innocentum ,

sed numquam mortem venit .

Desperauerant , aridorum expectantium

in aeternum uorago .

Las sombras parecen ganar fuerza a su alrededor cuando la frenética oración es vomitada al aire por su cuerpo fuera de control. Sin las ataduras de la cordura sus acciones ya no le pertenecen, ahora las riendas son de “alguien más” . El claro ejemplo son sus manos sangrantes que dan de beber al impío suelo ávido por el liquido vital y la recompensa es el crecimiento de putrefactas raíces negras que pronto reptan hacia las paredes y el techo.

Los demás no prestaban atención a Julie con excepción de su hermana que intentaba hablar con ella pero sin respuesta alguna. El plato del día era la habitación contigua a la que Harry Slaughter le había llamado la atención.

La habitación 346 era un matadero que pocos lograban contener las nauseas al entrar para curiosear. Un pequeño cartel numeraba todas las habitaciones descubiertas hasta ahora en donde la 346 ademas de su contenido inusual y su carta explicita también atraía a los Despertados por el brillo devuelto por la luz del mechero de gasolina de James.

Germanfaust entró con su improvisada antorcha seguido por James y el policía.

El coronel encuentra la llave de la luz y la activa, entonces una débil luz proveniente de una luminaria de pared por instantes revela a todos el contenido de la habitación antes de apagarse para siempre.

En el breve periodo de luz Aaron encuentra ropas de su pertenencia y su arma reglamentaria en perfecto estado con siete balas pero un examen minucioso demuestra que solo cuatro de ellas sirven. Las otras rezuman humedad y su utilización podría ser un peligro.

Diez segundos fueron suficientes para que los allí presentes descubrieran el contenido del centro.

Un pequeño carro oxidado de hospital, de esos que tienen ruedas se halla en el centro de la habitación repleta de cuerpos colgantes. El carro contiene tres botellas de bebidas espirituosas de alto graduación alcohólica, una chapa de automóvil algo abollada con el numero 476 B-H, un periódico amarillento y humedecido cuya tapa tiene la noticia de un naufragio y siete viandas de hospital muy suculentas. Lo más llamativo es un frasco de vidrio repleto de monedas de oro rematado con un diamante del tamaño de un puño y una pistola semiautomática Colt M1911 con un pequeño papel arrollado dentro de su cañón que cita “Esta vez no falles”.

El arma solo tiene una bala y el periódico relata la noticia de un naufragio al principio de una tormenta invernal en mitad de noviembre y el rescate de algunos sobrevivientes por parte de los pescadores locales. La segunda nota de la portada habla sobre una investigación del fisco contra un empresario de apellido Bartlevy por evasión multimillonaria de impuestos en contrataciones gubernamentales. Actualmente el paradero del acaudalado empresario es desconocido.

¿Cual es el propósito a semejante cantidad de diversos objetos? ¿Existe un fin para todo ello? Tal vez los pecadores Despertados puedan hallar una explicación...

No le importaba rasgarse la piel de las plantas de los pies con cada piedra o esquirla de metal oxidada que saliera desde el suelo, no le importaba que su maquillaje se corriese por las lagrimas y el sudor de la agitacion. Solo importaba salir de ahi, aunque fuera a oscuras. Pero esa penumbra duró poco, pronto sus ojos se acostumbraron y fue cegada por una escena grotesca, que le revolvio el estomago y por poco la hace vomitar. Toda la sangre que estaba a su alrededor tenia un olor peor que todo el metal. El antiguo dueño de la silla de ruedas no estaba, y su rastro se perdia hacia uno de los pasillos. Pero tenia muy mala suerte, Evelyn no era alguien con gran corazon. Solo se preocupaba por si misma, pues era la unica que merecia la pena. La unica que debia vivir. Miró hacia atrás, buscando a aquel hombre salido de sus pesadillas y luego contempló el camino por el que vinieron, intentando recordar donde estaba la capilla. Debia llegar ahi a toda costa.

Pero algo por el camino la entretuvo, aquel cuadro. No habia cambiado, todavia permanecia inamovible. Quizás estaba bendecido, quizas era algo más. Poderoso. Se acercó a el, tocandolo con desespero en busca de proteccion, pero al ver que no era mas que un cuadro, lo golpeó con ira, arrancandolo de la pared para lanzarlo hacia las escaleras, en un estupido intento de frenar a su acosador, antes de volver sobre sus pasos para ir a la capilla

Johan se agarró de los pelos por un segundo intentando calmar sus nervios, sentir algo de dolor solía ser una buena manera de "despertarse" y espabilarse, aunque parecía ser demasiado pedir que fuera todo una pesadilla. La gente a su alrededor lo estaba pasando tan mal o peor que el. Todos tenían realmente ganas de salir de aquel horror. 

Cadaveres colgados de la paredes... Extraños mensajes y utensilios. Si alguien había preparado todo esto de antemano tenía que estar muy jodido de la cabeza, pero era mejor que el que nadie lo hubiera hecho y fuera todo parte de algún ridículo chiste divino

-Estoy con ella, Dijo mirando a Julie. -No creo que tocar nada de esto sea buena idea hasta que no nos quede otro remedio. Puede que la puerta para salir de aquí no este muy lejos. 

Tenía bastantes ganas de hablar de lo que estaban viendo, pero hablar de ello... Hacerlo real para los demas y para si mismo era demasiado para su cordura. Lo mejor sería procurar ignorarlo... Que no exista hasta que deba existir.

Definitivamente algo se había apoderado de mi cuerpo y reclamaba su permanencia, era imposible encontrar una estrategia para contradecir la voluntad de quien está dentro mío. Por esa razón, avanzo a paso firme con mi semblante plagado de odio extremo mientras pronunciaba palabras muy extrañas para todos, tal vez, era un lenguaje muy antiguo... Quien sabe. 

A mi alrededor brotaban unas raíces negras que reptaban por el suelo buscando una víctima, parecía a simple vista que caminaba por nubes de algodón de lo suave y delicado que era mi andar. No prestaba atención alguna a nadie, salvo a mi hermana que desea irse de aquí. 

Deteniendo la mirada en ella pregunto. - ¿Estás segura? Yo me lo estoy pasando genial. - afirmo entre risas muy extrañas y atípicas, hasta que finalmente beso sus labios intensamente. Una vez finalizado aquello, voy alejándome y al girar para volver a mirarla prosigo con mi discurso. - Tal vez esto era lo que más deseabas y te lo has callado durante años... Tanto amor por tu hermana, los sentimientos pueden confundirse. Espero que ahora tengas un motivo más que fehaciente para permanecer aquí. - el tono de mi voz no era el mismo, se notaba que Jules no estaba obrando voluntariamente y Julie lo sabía más que nadie. 

Mientras avanzo a paso firme, entro en una habitación donde se encontraba: el que se hace llamar detective, los soldados y James. Sonriendo con malicia, pateo la mesa que estaban observando detenidamente para susurrar a continuación. - Vaya vaya, que tenemos aquí... Un asesino de esposas... Uno de niños y personas inocentes, un traidor y... alguien que no quiere a su novia. Ohhh... Pobre... ¿Libre de pecado? JAJAJAJA ¡Ninguno! - expreso con sorna, hasta retirarme del lugar satisfecha. Había sembrado el suficiente conflicto... Ahora me quedaba alguien muy especial...

Al salir de la habitación totalmente en penumbras una voz juvenil surge de mis labios. - Mami... Mami... ¿Dónde estás? Mami, tengo miedo... - reviso con la mirada hasta perderme en la oscuridad del pasillo, tenía un objetivo... No yo, sino quien estaba dentro mío. 

La gemela se aleja por el oscuro pasillo con energicos saltos y vivacidad. Dos metros mas allá de la línea de luz del grupo Jules es tragada por la oscuridad que parece tener vida propia, entonces el sepulcral silencio regresa al pasillo…

¿Que hacer, adonde ir? solo tenia tres opciones, el pasillo por donde llegó, uno a la izquierda y otro a la derecha completamente en penumbras.

Luego de arrojar el cuadro con ira y frustración escaleras abajo Evelyn regresa por donde otrora llegó, antes del cambio de aspecto del hospital. Pero se encontraba con un problema insalvable.

Debía cruzar por la puerta que proyectaba luz, aquella puerta donde terminaba el reguero de sangre tal vez procedente del dueño de la silla de ruedas. Si, aquel que dejo la radio encendida.

En su avance Eve intento abrir todas las puertas que se asemejaban a la entrada de la capilla pero no tuvo éxito. Ahora tendría que volver sobre sus pasos hasta la intersección y probar suerte en la oscuridad de los otros dos pasillos o ganar valor y continuar avanzando. Pero si avanza solo tiene dos habitaciones más, la que tiene sangre y otra más junto a la escalera por donde había bajado. ¿Qué hacer, que hacer?

La delicada mujer dudaba a mitad del pasillo cuando la estatica de la radio se detiene para dar paso a una voz fácilmente reconocible para Evelyn. - ¿Madre, madre? Tengo miedo, aquí hace frio y todo es oscuro… ¿Madre? Ven por mí, tengo miedo a él… - era Rosalie sin dudas quien hablaba desde la radio…

James se encontraba absorto viendo los objetos de aquel carrito. En medio de aquella oscuridad, con aquellas extrañas...¿raices? creciendo por la pared y no podía dejar de mirar aquello.

Sentía que aquellos objetos estaba allí por algo; por ellos. Quizá cada uno de ellos identificaba a uno de los presentes pero y si... De pronto aquella mujer dio una patada al carrito y este cayó al suelo con gran estruedo haciendo que su contenido se desparramara por toda la habitación. Varios de aquellas botellas rompieron. El alcohol se mezcló con la sangre viscosa del suelo y el olor de la habitación, ya de por sí repulsivo se hizo más insoportable todavía. La mujer despotricaba, vociferando, divagando...¿divagando, James? Diría que sabe muy bien de lo que habla...¿no lo sabes tú?

Haciendo caso omiso a esa voz interior que le señalaba con su dedo acusador, llegó hasta aquella mesa de donde procedía aquel brillo dorado y cogió aquel objeto. Parecía un reloj...sí, un reloj.De oro, sin duda alguna. Los grabados de su carcasa evidenciaban que se trataba de una pieza única. Unos grabados que le recordaban a algo que ya había visto antes. Sintió su peso, su tacto y el leve tic-tac que procedía de él y que hasta entonces no había percibido. Abrió la tapa que cubría la esfera y lo observó. Sobre la parte interior de la tapa había una cita "Tempus Fugit" y un nombre; J.W.Bartlevy. Por si aquella habitación no le pareciese suficientemente aterradora, ver aquel reloj funcionando al revés no ayudaba a sobrellevar la habitación.

Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus-murmuró para sí-.Captó el mensaje, padre..."el tiempo se te agota"

Un reloj que decía pertenecer a su padre ¿Sería él uno de los hombres que estaba colgado allí? No, no podía ser. ¿Por qué no James? Has visto la realidad cambiar a tu alrededor...cualquier cosa puede ser y dejar de ser ¿Todo? Todo no. El pecado prevalece El pecado...

Un sentimiento fugaz le trajo a la memoria la mente de su madre. Un icono de bondad, rectitud, templanza...¿y de qué le había valido? Madre...Mami... Mami... ¿Dónde estás? Mami, tengo miedo... Sus propios pensamientos se fundieron con las palabras de aquella mujer que buscaba a su madre. La miró y por un momento, quiso decirle algo pero tan solo alcanzó a ver como desaparecía en aquel pasillo, como si la oscuridad misma, la devorase ante sus ojos. Dio un paso atrás y casi cae al suelo intentando acercarse a la antorcha a fin de quedarse lo más lejos posible del aura de penumbra que les rodeaba.

El Coronel activo la luz y pudimos ver que era lo que había . Aunque igual era mejor no verlo.

Mire al resto con cara de no comprender nada.

¿Pero que mierda es esta? Aunque la verdad es que a estas alturas no debía de extrañarme por nada. En este sitio nuestra cordura estaba siendo puesta a prueba desde el momento que despertamos.

Asentí a Johan cuando dijo que estaba deacuerdo conmigo.

Pero me sorprendió lo que hizo Jules. Tenia que sacarla de aquí.

Si estoy segura. Si ir por el infierno es divertido pero solo si tenemos billete de salida. Me quede sorprendida por el beso de mi hermana. No era la primera vez. En algún trabajo había hecho mucho mas que besarnos. Pero a mi todo esto me olía muy mal.

Pero entonces lo que dijo me hizo mirarla muy extrañada.

¿Jules? Dije mientras me acercaba a ella.Сестра. Что о вас? Это не ты. Мы должны выбраться отсюда. Dije en ruso sin importarme nada el hablarlo en publico. Mi hermana era mucho mas importante que nada.

Pero la verdad no me hacia caso. La seguí cuando tiro la mesa y empezó a decir eso.

Pero de pronto empezó a hablar con una voz aniñada y salio corriendo y saltando por el pasillo hasta que la trago la oscuridad.

¡¡¡¡NOOOO!!!  Grite mientras salía detrás de ella a toda velocidad.

Una vez vestido y con mi arma, aunque corto de munición, me sentía más seguro.

Observo la habitación y veo cosas que me gustan... me acerco a las viandas y las observo... Parecen en buen estado...

-Venid, comed y recuperar fuerzas.- y me pongo a comer.

En ello estoy cuando una de las rubias se pone a hablar en latín, lo se porque la entiendo. Aunque en West Point se enseña historia y culturas antiguas, se centra sobre solo en historia militar, pero la fascinación por los grandes generales romanos, como Cayo Julio César, Escipión el africano (y su mentor sin quererlo, Aníbal Barca) había hecho que Aaron hubiese estudiado en profundidad todo lo referente a Roma, incluido por supuesto, su idioma, el latín.

Aunque lo tenía algo oxidado, se acordaba de como el sacerdote de su parroquia, y mentor en el idioma le enseñaba de algo más que de como hacer la primera declinación. Rosa, rosae... que tiempos...

Después besa a su hermana, lo que hace que el coronel pegue un pequeño bote, no está acostumbrado a eso, y se despierta en el una mezcla de rechazo y fascinación... pero ambas emociones son reprimidas por la frialdad y seriedad del asunto en el que están.

La hermana empieza a hablar en ruso. Genial, estoy en la torre de Babel.

Ambas se van, pero algo le sucede a la primera... Aún vamos a necesitar a un exorcista católico...

Aunque Aaron es muy reticente a irse a la aventura, quedarse aquí le gusta aún menos, así que con un suspiro emprende la marcha tras las dos hermanas... con comida en mi mano izquierda y mi pistola en la derecha.

No fue hasta que quede sumida en la oscuridad que me di cuenta de que no veía al resto y casi ni a mi hermana. De hecho no sabía exactamente dónde estábamos. Pero tenía que estar ahi. No me importaban los riesgos. Me era lo más preciado del mundo. Más que mi vida. Y por lo que parecía este lugar la estaba afectando. Imaginaba que como a todos. Pero se había comportado de una manera extraña. 

¿ y eso que me dijo de confundir sentimientos? ¿ por qué lo dijo?  Y de esa manera con gente delante. 

Jules. Jules.¿ Dónde estás? Soy Julie. Espérame. Dije sin saber dónde estaba. Y alerta por si aparecía algo que no alguien. Por qué este lugar era más propicio para que apareciera algo...

La voz de mi hermana en el medio de la oscuridad detiene mis pasos y logra que gire para detener la mirada en la suya. - ¿Quieres jugar a un juego? Como cuando éramos niñas Yulia... - mi voz era totalmente diferente a la mía, se notaba que alguien hablaba por mi pero sabía todo de nosotras. Más perturbador era todo con tanta información dentro, sobretodo por llamarla "Yulia", era su verdadero nombre y un secreto de ambas. 

- Mischa se encuentra en un lugar seguro y confortable... De momento parece no disgustarle la presencia de otro ser adentro, se nota que ella es como tú, la oscuridad les atrae como la abeja a la miel. - hago una pausa como si agudizara mis oídos intentando escuchar algo y prosigo. - Por este pasillo, se encuentra una mujer que de tanto amarse así misma terminó con la vida de su hija... Otra madre desalmada, es injusto... ¿Verdad? - ahora acercándose más Julie. - ¿Qué tal si la asustamos un poco? ¿Te gustaría hermanita? - pregunta esbozando una sonrisa maliciosa.