Partida Rol por web

Sin Vida, Sin Muerte

Capítulo Uno: La cara Oculta de Denver

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01/10/2012, 18:57
Edward Williams

La furia le invadía mientras miraba alrededor. La mayoría de los asistentes, tanto Vástagos como Mortales, habían muerto. La peor parte se la habían llevado los mortales, evidentemente. Montones de cadáveres llenaban el ambiente con el agrio olor de la muerte... y el dulce aroma de la sangre. Aquello le estaba distrayendo. Había tenido que usar muchas de sus reservas para poder sanar sus heridas, y estaba hambriento. Sentía como su Bestia interior le arañaba desde dentro, rugiendo, intentando tomar el control y saciar el hambre.

Pero no era el momento de perder el control y ceder ante los instintos de la Bestia. Era el momento de volver a tomar las riendas de la situación y dar caza a los culpables. No toleraría rebeliones en su Dominio. Nunca lo había hecho, y no iba a empezar a hacerlo. Aquel acto atroz había debilitado a la Estirpe de todo el estado.

Pero lo primero era lo primero: contención de daños. Se había visto obligado a ordenar un abrazo masivo. Era algo más propio de las bestias salvajes del Sabbat que de él, pero no le había quedado más remedio. Los novatos se estaban despertando, y sin duda estarían hambrientos. Por suerte, había cadáveres más que suficientes para saciar aquella primera hambre sobrenatural, atroz, que los devoraría por completo si no la saciaban a tiempo, justo cuando despertaran del todo.

Llamó a todos los Vástagos supervivientes a su alrededor y les ordenó que no dejaran que ninguno saliese al exterior. Por suerte, los fuegos se habían apagado, pero las salidas salían bloqueadas, excepto por donde habían entrado y huido los asaltantes.

La estructura del techo y las paredes de la sala, era otro cantar...

Notas de juego

Despertáis un par de minutos después, aunque vosotros ignoráis el tiempo que ha pasado. Empezáis cada uno con 2 Puntos de Sangre (PS a partir de ahora; anotadlo en la ficha). Por tanto, estáis hambrientos. Por suerte hay sangre abundante a vuestro alrededor, y os parece de lo más apetitosa en cuanto la veis.

El tema ahora es si seréis capaces de romper los tabúes y alimentaros de ella ;)

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01/10/2012, 21:07
Sean Blackwood

Sean despertó con un sobresalto, su cuerpo dio una sacudida como si hubiera caído desde muy alto. Notaba muy extraño su cuerpo, miró al techo semiderruido, no sabía donde estaba, ni quien era. Tan perdido estaba, que se incorporó quedándose sentado, mirando sin ver, una sensación angustiosa lo recorrió seguida de un hambre atroz como no había sentido jamás. Un dulce aroma provocó que aquel hambre se le acentuara, se puso de rodillas con los brazos en el suelo, como si de un animal se tratara olisqueando a su alrededor, entonces se dio cuenta de que ese hambre sólo podía ser saciada con el líquido que manaba de una persona herida que había cerca. El corazón de aquella mujer seguía latiendo, escuchaba a la perfección los latidos, avanzó hacia ella con cautela y avidez, la sangre le manaba a pequeños borbotones de una herida que tenía en u hombro, cerca del cuello, parecía un disparo, pero la mente de Sean solo era capaz de percibir la sangre, el hambre nublaba todo lo demás.

Ni siquiera miró la cara de la mujer, si no bebía iba a reventar, posó sus labios sobre la herida y comenzó poco a poco a beber, con cuidado como si estuviera limpiando la herida, pero cuando el preciado líquido recorrió su garganta un frenesí se apoderó de él, abrazó a la mujer y comenzó a beber con más gana, incluso le clavó los colmillos sin saber lo que hacía para beber más, entonces mientras saciaba su hambre un recuerdo de su propia personalidad lo alertó "¿Que haces?, ¡La estás matando!"

Sean apartó de si el cuerpo aún con vida de la mujer espantado.

-¿Qué he echo? Dios... ¿que me pasa?- se echó las manos a la cabeza mirando a su alrededor en busca de respuesta.

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01/10/2012, 21:58
Emma Williams

La oscuridad la rodeaba pero ahora Emma era consciente de ella. Sentía su cuerpo, su mente, y algo duro contra su espalda. Intentó recordar, situarse, pero era dificil. Quería salir de la oscuridad y su mente luchaba contra ella intentando dejarla atrás.

Poco a poco la oscuridad total se fue aclarando, poco a poco, como si de un amanecer se tratase. Y junto con la claridad, junto ese gris claro que ahora veía, empezaron a llegarle sonidos a sus oídos. Voces, pasos. Más tarde detectó los olores, en concreto un olor dulce que le acrecentó rápidamente el apetito. Tenía hambre. Y mucha.

Emma abrió los ojos acuciada por aquella sensación y solo vio un techo gris que la desconcertó. ¿Donde estaba? Sus manos rozaron la superficie en la que estaba tumbada boca arriba y, sorprendida, descubrió que era dura y fria. Miró alrededor y vio un pequeño rellano, una baranda, unas escaleras... Y entonces recordó. Donde estaba, lo que había pasado, lo último que había sentido. Con urgencia, se llevó la mano a su cuello y se quedó congelada cuando sus dedos rozaron dos heridas en su piel.

Estoy viva... Gracias a Dios... estoy viva...

Con esfuerzo, se sentó en el suelo y observó alrededor. Anette yacía tumbada a unos metros de ella y en el piso de abajo había gente que se movía entre los cadáveres de la gente que había caído bajo los disparos. Pero los atacantes habían desaparecido. No se escuchan disparos, ni gritos, solo algunos pequeños fuegos, y el olor a quemado y a sangre impregnaba el ambiente. La sensación de hambre se acrecentó.

Emma se levantó y se acercó un poco a Anette, no llegó a tocarla, no quería saber si estaba muerta. Miró de nuevo hacia abajo, buscando a alguien que pudiera subir y ver como estaba la muchacha. Y entonces lo vió. Estaba segura de que él podría ayudarla.

Bajó las escaleras lo más rápido que pudo y se dirigió hacia él. Estaba de rodillas junto a una mujer herida, ayudándola, así que también podría ayudar a Anette.

- ¿Puede ayudarme? Ahí arriba hay una mujer que necesita... -empezó Emma a decir cuando llegó junto al guardaespaldas que le había indicado las escaleras. Estaba justo enfrente de él, el cuerpo de la mujer situado entre ambos, cuando de repente el hombre retiró a la mujer de él con un gesto rápido y brusco mientras pronunciaba espantado unas palabras.

¿Qué he echo? Dios... ¿que me pasa?

Emma se quedó petrificada cuando vio su rostro. Su boca estaba manchada de sangre, sus ojos reflejaban asco, terror, miedo, y aquella forma de mirar a la muchacha... Emma la miró, y vio la herida de bala por la que salía aún sangre en espasmos que indicaban claramente que el corazón de la muchacha aún palpitaba con vida. Sus ojos se quedaron prendados en aquella imagen y un hambre atroz la invadió como si llevara una eternidad sin probar bocado. Emma se sintió desconcertada, no podía retirar su mirada de aquel espectáculo de vida.

-¿Que... que le estabas... haciendo...? -le preguntó al hombre haciendo un esfuerzo mayúsculo para mirarlo a los ojos, sin saber como interpretar todo aquello. Las palabras del hombre, su boca llena de sangre... ¿de la mujer?

Pero no lo miró a sus ojos. La sangre que resbalaba por la comisura de sus labios la atrapaba igual que la sangre que salía de la herida de la mujer. Y cuanto más miraba la sangre, la sensación de vacio en su interior se acrecentaba, el hambre aumentaba y la tentaba. La tentaba como nunca antes la había tentado una tarta de manzana, una buena hamburguesa o un buen plato de los que cocinaba su abuela. Pero ahora no le apetecía nada de aquello. Por alguna extraña razón solo había una cosa que le apetecía probar, paladear y disfrutar... Se encontró de nuevo mirando la herida de la mujer. Y se tuvo que llevar la mano al estómago para calmar la sensación de hambre que le atenazaba por entero.

¿Que... que me pasa? ¿Que hago pensando en probar la sangre de esa mujer? Necesita ayuda. ¿Por que estoy aquí parada mirándola en lugar de llamar a que alguien venga a ayudarla? A ayudar a todos... Nunca me había percatado del olor tan dulce que tiene la sangre... Puede que no esté tan mala...

Emma sintió como su boca salibaba ante el espectáculo. Y entonces se asustó. Se asustó al ver lo que estaba pensando.

-¡Joder...! -dijo cerrando los ojos e intentando no respirar aquel olor- Tenemos que llamar a alguien... los servicios de emergencias tienen que venir a ayudarnos... -dijo con un hilo de voz mientras sentía que se mareaba ligeramente, acuciada por el hambre.

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02/10/2012, 00:17
Sean Blackwood

" Joder... tenemos que llamar a alguien... los servicios de emergencia tienen que venir a ayudarnos..."

Las palabras de aquella mujer consiguieron traer de vuelta a Sean, la conocía, le era familiar... ¡Pues claro! era la reportera a la que le había indicado que se subiera  a unas escaleras para que tuviera una buena panorámica del concierto. Había acudido a él para que la ayudara. Y estaba decidido a hacerlo aunque no sabía como.

- Tranquila, no se lo que me pasa, pero la ayudaré a salir de aquí- miró a la mujer a la que acabada  de dejar en el suelo, reprimió el impulso de abalanzarse sobre ella para terminar de ingerir su sangre, buscó un pañuelo y le taponó la herida, luego se volvió hacia la muchacha, no sabía su nombre- Me llamo Sean Blackwood ¿y usted?- cogió el arma de la chaqueta y se la guardó en los bolsillos del pantalón, se quitó la chaqueta y se la puso a la reportera, estaba temblando- está helada, permítame que la ayude- le echó un brazo por encima para tratar de darle calor, aunque el mismo notaba como su cuerpo era incapaz de generar calidez.

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02/10/2012, 07:35
Sandro Rosselly

Despertó en el suelo, rodeado de bandejas y copas de vidrio hechas añicos, justo al lado de la mesa que pudo ser su salvación. Abrió los ojos y, tras unos instantes de desconcierto, comenzó a recordar. El ataque, el mandato del cantante, los brazos menudos pero poderosos que le habían arrastrado, el mordisco en el cuello y... nada más.

Se incorporó, tambaleante, y se apoyó en la mesa, Entre tanto, su metódica cabeza comenzó a analizar la situación y a tratar de buscar explicaciones. Miró a su alrededor: un mar de cadáveres se confundían con otros tantos que, a pesar de parecerlo, iban despertando lentamente y poniéndose en pie, como él.

Se sentía terriblemente debilitado, con un hambre atroz que no recordaba haber tenido nunca.

- No queda ni un maldito canapé. -se dijo, mirando los restos sobre el mantel.

Pero no eran canapés lo que su cuerpo le pedía, y él lo sabía. Sentía la atracción del aroma de la sangre y cómo un instinto le sugería que la probase.

Por aquel entonces, su cabeza ya había llegado a una conclusión.

- No... joder... no puede ser cierto...  -algunos de los recién despertados se habían abalanzado sin reservas sobre los cadáveres y sintió que algo, desde dentro, le pedía que hiciese lo propio.- Esto no es una novela...

Aterrado porque lo que veía no dejaba sitio a otra conclusión más que la aparente, se aferró infantilmente a la mesa, intentando que sus impulsos no le hiciesen cometer una atrocidad.

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02/10/2012, 13:32
Anette Becker.

Anette empezaba poco a poco a percibir sensaciones sobre todo sonidos estridentes, para su pobre cabeza que amenazaba por estallar si seguían haciendo ese ruido.

¿Por qué no os calláis?...

Replicó mentalmente la joven, aún a sabiendas que no la escuchaban, entonces se levantó lentamente mientras le daban mareos del movimiento e iba a suplicarles a los de abajo que se callaran, cuando un olor dulzón le llamó la atención. 

¿Qué es eso...? Huele delicioso..

Baja las escaleras suavemente y se acerca a Emma y a un tipo que estaba con ella.

¿Oléis eso? Parece que hay algo delicioso por aquí ¿no? ... Y emana de ella. Al decir aquello señala a la mujer que estaba en el suelo sangrando.

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02/10/2012, 16:34
Emma Williams

-Emma, Emma Williams –le contestó a Sean mientras agarraba la
chaqueta que le había puesto sobre los hombros para que no se cayera,
sorprendida por la observación del hombre, mientras este la abrazaba.
Era cierto, estaba helada… pero ella no notaba nada, no sentía frio.
Solo hambre. Pero cada vez se sentía más desconcertada porque poco a
poco estaba detectando que es lo que le aumentaba esa sensación. El
olor a la sangre.

Ella no era una persona quisquillosa ni impresionable, la visión de la
sangre nunca le había ocasionado ningún problema. Pero de eso a que el
olor dulzón que despedía y que llenaba aquella sala le abriera el
apetito, era algo diferente. Más cuando veía los canapés que estaban
en una bandeja en una mesa cercana y se le revolvía el estómago, pero
pensar en la sangre le hacía desear probarla.

Emma se volvió a mirar a Sean un segundo antes de volver a mirar a la
muchacha tirada en el suelo. Y, de repente, le vino una imagen, una
idea a la cabeza. Una relación que la dejó helada. Se volvió de nuevo
a mirar a Sean.

El estaba probando la sangre… Él no estaba ayudando a la mujer,
estaba probando su sangre… ¿El siente el mismo impulso que yo? ¡Esto
es de locos! ¡Nos han dado algo en la bebida…!

Mientras Emma pensaba aquello no dejaba de mirar a la mujer tumbada en
el suelo, en como el  trozo de tela que Sean había puesto sobre la
herida se empapaba cada vez más de sangre.

Pero una voz conocida la sacó de sus pensamientos, solo para sumirla
más en el desconcierto. Anette estaba junto a ellos dos. Su comentario
había sonado tan natural, tan inocente, que la dejó doblemente helada.
Y esta vez sí que sintió frio. Lo sintió subiendo desde su estómago y
asentándose en su garganta. ¿También ella? ¿También Anette?

-Anette… estas bien. Me alegro –dijo insegura, con voz
temblorosa, sin saber que pensar de todo aquello.

Necesitaba respuestas. Para lo que había sucedido allí dentro, para lo
que ella había sentido en las escaleras antes de perder el
conocimiento, para lo que estaba sintiendo ahora. Un hambre que la
corroía por dentro, que la impulsaba a probar la sangre. Se sentía
mareada y mal.

- No solo emana de ella…. -dijo en un susurro mirando a
la mujer tumbada en el suelo- sino de todos los que
están…heridos.

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02/10/2012, 16:37
Sean Blackwood

Sean escuchó el nombre de la reportera, el tener alguien a quien proteger lo había obligado a olvidarse de lo que acababa de hacer, hasta había empezado a elaborar una forma de salir de allí, pero cuando la otra mujer, Annete, parecía llamarse, apareció con la misma sensación de hambre que el había tenido volvió a caer de bruces en la nueva y terrible realidad en la que se encontraban.

Acudió a su mente lo que había pasado justo después de haberse despertado tras la onda expansiva que lo mandó hacia la pared dejándolo unos segundos inconsciente. Estaba arrodillado escupiendo polvo, cuando escucho al tal Edward ordenar que abrazaran a los mortales, en el mismo momento que fue a levantarse para ayudar a los heridos unas fuertes manos lo echaron hacia atrás,derribándolo en el suelo, sintió un pinchazo en el cuello y noto como ese alguien bebía de su sangre, quiso rebelarse pero estaba tan indefenso como un niño. Lo siguiente que recordó fue su nuevo despertar y un hambre atroz cegándolo por completo, hambre que sólo podía ser saciada con una cosa.

Recordó entonces unas viejas peliculas inglesas sobre Drácula, el actor principal era uno alto y delgado, como era su nombre, ¡Ah sí! Cristopher Lee, cuando era pequeño su madre no le dejaba verlas, pero él se las apañaba para ver aunque sólo fuera el final, al final siempre morían los malos y ganaban los buenos... ojalá en la vida real fuera todo tan fácil.

Entonces se echó mano al cuello sin dejar de abrazar a Enma, se descubrió dos orificios en él, se quedó petrificado, aquello sólo podía ser una pesadilla...

- Enma... ¿Vosotras no habéis sentido unos brazos extraordinariamente fuertes que os arrastraban y luego un pinchazo que os dejaba sin fuerzas, no habéis sentido como os robaban la sangre, sin poder resistiros? ¿Os acordáis de las peliculas de Drácula...? a mi no me dejaban verlas cuando era pequeño... y yo tampoco he dejado nunca que mis hijos las vean... pero mirad- dejó de abrazar a Enma se desabrochó un botón de la camisa y le descubrió el cuello con las recientes mordeduras- creo que tu y Annete también las tenéis... ¡Malditos sean nos han engañado a todos... y no he podido hacer nada para protegeros...!- Sean se echó manos a la cabeza presa de la impotencia y la rabia- El hambre que sentis sólo se sacia con una cosa, no fui capaz de controlarme, no sabía quien era ni que hacía, etaba perdido y con un hambre que roía las entrañas...- las miró con angustia y asco hacia sí mismo- me guié por mi instinto y... bebí... hasta que sentí la debilidad de la mujer... ¡Dios, perdoname!- la volvió a mirar a los ojos lleno de pesar, quería ayudar pero no era capaz de ayudarse ni a sí mismo.

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02/10/2012, 18:23

Notas de juego

Recuperas 2 PS

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02/10/2012, 18:31
Jack Denver

Y de pronto, abro los ojos. Estoy perdido y desorientado. No sé muy bien qué ha pasado, pero cuando me levanto comprendo que desde luego, paralítico no me he quedado. Al parecer, he sobrevivido, igual que muchos otros. Los malos con armas ya no están, por lo que podré escapar de allí con facilidad.

Pero hay algo más. Y es una mezcla entre hambre y sed. Eso me dice que he estado demasiado tiempo durmiendo.

Me acerco a la barra a trompicones. Por suerte, quedan un par de cervezas intactas, que algún pobre desgraciado no ha podido acabar. Sin más dilación, me echo un trago de ellas. Lo que no puedo adivinar es lo que viene a continuación.

La cerveza no me sabe como antes. Es más, es como si no supiese a nada, como si estuviese bebiendo ceniza. Además, no calma la extraña sensación que tengo.

Miro a ver si con un aperitivo que veo en el suelo consigo algo distinto, pero para mi desgracia, el sabor es parecido, y sólo se acrecienta la extraña sensación que me recorre por todo el cuerpo.

¿Qué coño me pasa? —pienso mientras miro a mi alrededor, cuando otros comienzan a levantarse. Comienzo a hilar todo lo que me ha pasado, hasta llegar a la extraña sensación punzante del cuello. Es entonces cuando me llevo la mano al cuello. Palpo como tengo una especie de picotazo, y sangre aún fresca que recorre el cuello.

Me paso la mano por la sangre, manchándome los dedos. Después, como acto reflejo, me chupo uno de ellos para limpiarlo. Y es entonces cuando siento algo en mi interior. Es como si la sangre calmase lo que siento, pero a la vez, necesitase más. Mucho más. Como si algo en mi interior me empujase a coger más sangre...

Y una polla —comento pensando en voz alta. Eso era una locura. ¿Cómo podía ser eso posible? No obstante, había una manera de comprobarlo.

Sacando mi navaja, me acerco a un tipo que está tendido en el suelo. Con mi navaja, le hago un corte en la muñeca. No hace mucho que ha muerto, ya que la sangre aún no está coagulada del todo. Con cierto temor, arrimo mis dedos a la herida, para volver a chupar la sangre que se impregna en estos.

Y es entonces cuando esa sensación vuelve. Me calma a la vez que despierta mis más bajos instintos. Antes de que me quiera dar cuenta, estoy mordiendo la muñeca de ese tipo, casi como un animal carroñero.

Siento como a mi alrededor la gente habla... Pero me da igual. Ahora mismo no soy una persona. No sé que soy, pero soy otra cosa. Y no tengo tiempo para pensar si me gusta o no, sólo para alimentarme.

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02/10/2012, 20:07

Notas de juego

Recuperas 4 PS cuando vacías al cadáver

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02/10/2012, 20:14

En cuanto Jack tragó la comida y la bebida, tuvo que vomitarla, comprobando horrorizado que escupía cenizas. El sabor no había sido casualidad.

 

Un hombre corpulento, lleno de polvo y machas de sangre secas, se acerca al grupo de tres que se había reunido alrededor de una mujer agonizante mientras hacía señales a Jack y a Sandro para que se acercaran.

Notas de juego

Los que no habéis bebido sangre, haced una tirada de Autocontrol a dificultad 7.

La Ventrue me tiene que definir la exclusión de presa debido a su debilidad de clan. Si tiene dudas, que me contacte por privado.

 

Suerte con la tirada ;)

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02/10/2012, 21:55
Emma Williams

Emma no pudo retirar su mirada de las dos heridas del cuello de Sean cuendo esté las dejó al descubierto, mostrándoselas.

-Sí, yo he sentido lo mismo. Pero esto es Denver, no Transilvania. Y eso solo pasa en las películas, Sean, no en la vida real...-contestó rápidamente, dando muestras de su nerviosismo porque, quisiera o no, no tenía forma de explicar lo que le había pasado antes en las escaleras, ni lo que sentía ahora. Solo pensar en la sangre, o verla sobre los cuerpos que estaban diseminados por la sala, acrecentaba la sensación de hambre que sentía.

Por encima del hombro de Sean, pudo ver como un tipo enorme se acercaba a ellos, indicándole a otros dos tipos que se acercaran. Reconoció a uno de ellos, era el motero que había estado cerca de ella en la barra.

-Creo que nos buscan... -dijo en voz baja a Sean y Anette señalando con la barbilla en la dirección en la que venía el hombre.

- Tiradas (1)

Motivo: Autocontrol

Dificultad: 7

Tirada (3 dados): 2, 3, 9

Éxitos: 1

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02/10/2012, 22:10

Por un momento todos podéis ver cómo Enma está a punto de abalanzarse sobre uno de los cuerpos ensangrentados, pero en el último instante logra contenerse lo suficiente

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02/10/2012, 22:31
Jack Denver

Aún sigo chupando y mordisqueando, pese a que el cadáver ya está vacío. Algo me hace que continúe en ese estado, pese a que parte de ese hambre a cesado.

No obstante, me contengo por un momento... Lo justo para ver como un tipo me hace un gesto, como que vaya. Dudo si seguirle, o continuar con la barbarie; pero me impongo y me acerco a él.

Mientras voy caminando, consigo dejar atrás ese ansia. Cuando me doy cuenta de lo que he hecho, y de como el tipo que me ha llamado parece que ni se ha inmutado, pregunto—. ¿Qué coño está pasando aquí?

Notas de juego

Que conste que lo de las cecinas lo dije por la escena de Piratas del Caribe I en la que Barbosa dice: "Nada nos llenaba, la comida y la bebida se convertía en ceniza en nuestras bocas"; no porque supiese que iba a pasar eso.

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02/10/2012, 22:38

Notas de juego

No te preocupes. Fuera porque lo leiste en el manual o por la frase de piratas del caribe, ha sido más que adecuado, porque realmente por reglas pasa eso xD

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03/10/2012, 01:05
Anette Becker.

Miro las heridas de Sean en el cuello e instintivamente llevo mis manos a mi cuello, pensando si todo aquello que había vivido, había sido un sueño o había sido cierto, lo único que había para corroborarlo era todos aquellos cadáveres ensangrentados.

Creo que yo también tengo esas marcar...

Luego tras escuchar a Emma contesta suavemente. Cosas más raras se ven en los hospitales, te lo puedo asegurar... Quizás sean drogas alucinógenas o algo por el estilo. Luego miro a los tipos directamente, sin importar que me vieran.

¿Tu eres uno de esos "asaltadores" o eres victima? Dijo sin contemplaciones, ya que ahora mismo no podía confiar en nadie más que Emma, ya que estuvo con ella todo el rato.

- Tiradas (1)

Motivo: Autocontrol

Tirada: 3d10

Dificultad: 7+

Resultado: 3, 4, 10

Exitos: 1

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03/10/2012, 07:52
Sandro Rosselly

Notaba como las manos que agarraban férreamente el mantel le temblaban espasmódicamente. Sabía lo que estaba ocurriendo. No tenía ninguna lógica, pero lo sabía.

Todos aquellos engendros saciándose de sangre humana... no podría ser sólo una cuadrilla de locos. Y mucho menos cuando él sentía su mismo impulso.

- Quizás, si consigo retenerme lo suficiente... si consigo no dejarme llevar...

Un hombre alto le llamó la atención. Se había reunido junto a un grupillo de recién despertados y le hacía señas de que se acercase. Como hipnotizado por su llamada, Sandro se soltó de su agarradero y se encaminó hacia ellos, intentando no pensar en el dulce aroma de la sangre.

- Tiradas (1)

Motivo: Autocontrol

Dificultad: 7

Tirada (3 dados): 9, 9, 6

Éxitos: 2

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03/10/2012, 09:45

Notas de juego

Todos podéis ver cómo el mismo impulso devorador que casi había dominado a Emma momento antes aparece en los ojos de Anette, pero también consigue reprimir el hambre.

Sandro, en cambio, parece que puede controlar bastante bien el hambre, a pesar de que su mirada se desvía tanto como la vuestra hacia la sangre.

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03/10/2012, 09:47
Duke

Llamé a los novatos, tal y como me había ordenado Edward. Mi señor se estaba haciendo ya cargo de la situación, a pesar de que debía estar furioso. Lo conocía lo bastante bien como para saber que aquellas cosas lo sacaban de sus casillas.

Una vez estuvieron todos a mi alrededor, traté de actuar rápida y diligentemente. No teníamos mucho tiempo. Las autoridades mortales pronto estarían allí.

- No tenemos mucho tiempo. Sé que tenéis muchas preguntas ahora mismo, pero pueden esperar. Lo principal ahora es salir de aquí... y que os alimentéis. No podemos permitir que perdáis ahora el control por el hambre. Aquellos que lo no hayáis hecho ya, bebed.

Me fijé entonces en que todos tenían aún las marcas de los colmillos en sus cuellos. Menuda chapuza de Abrazo. Aunque claro, con todo lo que había pasado, no se podía culpar a los sires. La mayoría habían muerto poco después, así que ya habían pagado con creces su desliz.

Me acerqué a la rubia, despacio, intentando no alarmarla.

- No te asustes. No voy a hacerte daño

Le aparté suavemente la cara y el pelo, dejando la marca de los colmillos al descubierto. Siempre con cuidado de no asustarla, me agaché y lamí la herida. Después mostré a los demás cómo se iba cerrando, hasta desaparecer por completo

- Recordad esto. Siempre que os alimentéis, cerrad la herida. No seáis indiscretos.​ 

Repetí el proceso con todos, hasta que toda marca hubiera desaparecido.

Miré hacia Edward. Estaba lleno de polvo, pero no había perdido el porte de mando, y se dedicaba a dar órdenes a los Vástagos supervivientes. No eran muchos, por desgracia. Las explosiones habían hecho su trabajo.