Partida Rol por web

Sean se sintió aliviado ante las palabras de la sire de Sandro, lo mejor era que aprendieran a defenderse antes que lanzarlos a una misión suicida. Tendrían que superar muchas dificultades, pero confiaba en que Anette (a pesar de la sire que le habían asignado) y Enma lo conseguirían. Miró a ambas deseándoles toda la suerte del mundo, completamente seguro de que se volverían a ver pronto. A él, su sire lo había dejado sólo, así que se tendría que dirigir a la biblioteca tal y como se había dignado a indicarle, antes de dejarlo con un palmo de narices.

Suspiró y miró al rededor mientras veía algo cansada y mosqueada el como todos iba a su respectivo pupilo mientras la que se suponía que era igual que ella pasaba un kilo de todo.

Bueno si al menos me da algo en lo que basarme para poder mejorar yo sola sería más sencillo, pero bueno con esta nueva vida nada en Sencillo...

Tras pensar se apartó del resto hasta apoyarse en la pared intentando sentir algo en ella, con lo que poder empezar.

- La sigo, señorita. -Sandro se llevó una mano a la espalda, se inclinó levemente e hizo un gesto gentil con la otra mano para que Cassandra pasara delante, devolviendole la sonrisa.

Se alegraba de dejar aquella reunión. Demasiada gente todavía para su gusto, a pesar de que la habían abandonado casi la mitad de los vampiros.

- Que tengan una buena noche. -se despidió de los demás- Creo que volveremos a vernos pronto para ir de visita a casa de un amigo común. -Paseó la mirada por todos ellos, sin que realmente le importase mucho si los volvía a ver o no. Al menos, no a todos.

Emma asintió con ganas ante el comentario de la sire de Sandro y, como si aquellas palabras hubieran sido algún tipo de señal, el resto de sires que estaban en la sala, salvo Rachel, se acercaron a sus nuevos chiquillos listos para irse. Emma no pudo evitar lanzar una mirada furibunda a Rachel por ignorar a Anette, pero no podía hacer nada más.

Había llegado el momento de separarse. Realmente había sido consciente de esa cuestión desde hacia mucho tiempo, pero ahora que había llegado el momento, se dio cuenta de que le costaba separarse de Anette y de Sean. Sabia que se volverían a ver, pero no estaba segura de que ambos fueran a estar todo lo bien que hubiera deseado. Pero no podía hacer nada al respecto.

Mientras pensaba esto, se dio cuenta de que estaba mirando a Sean y este le correspondía la mirada. Le sonrió, esperando que no hubiera percibido la preocupación que sentía por él y por Anette.

-Suerte... -le deseó en voz tan baja que estaba segura de que él no le había escuchado pero sí que le había leído los labios, entendiendo lo que le quería decir.

-Cuando quieras, Alonso -le dijo a su sire, volviéndose hacia él.

—Bueno cabronazo —digo a El Conde—. Parece que va siendo hora de que nos piremos a otra parte. Ya me diréis cuándo como vamos donde Romario —digo esta vez al resto.

Poco nos quedaba hacer aquí. Di la última calada que le quedaba al puro, y le pisé para apagarle.

Todavía podía ser una gran noche...

Poco a poco fuistes saliendo del local, siguiendo a vuestros sires y mentores. Rachel, casi cuando todos habían salido ya, al fin se dignó a acercarse a Anette. No le dijo nada, simplemente le hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera, y ellas dos también abandonaron el local.

Alonso cerró las puertas tras de sí, con una pequeña llave plateada que sacó de uno de los bolsillos de su chaqueta, y después todos se separaron, tomando direcciones distintas.