Partida Rol por web

La joven Anette asiente ante la propuesta de Sean y se acerca hasta donde estaban las bolsas de sangre, así que coje una y se queda mirándola pensando en la ironía. Ya que hasta hace poco usaba aquello para curar a la gente, ahora ella tendría que usarlo para alimentarse. Tras sopesarlo todo miró hacia los demás y preguntó algo tontamente.

¿Hay que usar pagita? 

- Los Tremere son muy suyos. Raritos. Unos bastardos, ladrones de la sangre, en general. Se encierran en sus capillas a husmear libros o qué sé yo. No, no, todos los clanes no son así, ni mucho menos.

Me acerqué un poco a ellos, conforme iban acabando de alimentarse, sin dejar de frotarme las manos, nervioso, y mirando al suelo. Esperé a que estuvieran listos para hablar. No quería interrumpirles.

Sean se limpió la comisura de los labios y dejó la bolsa en una de las mesas mientras se aproximaba al grupo. Escuchó la definición de Tremere que dio el sire de Jack, pero no dijo nada, el pertenecía a ese clan porque el maldito bastardo de Sir Taylor lo había mordido,seguramente para joderlo, no porque Sean lo hubiera elegido. Entonces vio como el tal Markus quería hablar con ellos, así que se puso en frente suyo y lo miró con curiosidad, a simple vista era tímido y humilde, todo lo contrario que el resto.

- ¿Querías decirnos algo?- lo animó mirándolo afable, no lo conocía de nada y puede que fuera tan cruel y despiadado como el resto, pero a pesar de su fealdad no le cayó mal.

Terminó de alimentarse muy a su pesar y tras escuchar lo que había dicho el pelirrojo rió bajito aliviada, ya que esperaba que todos no fueran así de serios. Luego dejó la bolsa completamente vacía en la mesa de nuevo mientras se sentía algo mejor de lo que pensaba y miró al tipo que se había acercado y aunque a primera vista daba algo de repelúz le sonrió amablemente.

Me convierto en una bestia mientras me alimento. Realmente, no soy muy consciente de lo que ocurre a mi alrededor. Soy como un perro hambriento al que le han echado un filete crudo.

Mientras me alimento, noto como la herida de mi brazo se va cerrando. Ni tan siquiera tengo que concentrarme en hacerlo. O, al menos, no soy consciente de que lo hago.

Una vez he terminado, tiro la bolsa de sangre, mientras me limpio con el mangote de la chupa los labios, extendiendo parte de la sangre por mi cara.

Tras esto, escucho como El Conde explica qué son los Tremeres esos. Así, le digo—. ¿Ladrones de sangre? ¿Qué coño es eso?

Cuando Emma se quiso dar cuenta, la bolsa estaba vacia. Solo una pequeña veta roja se depositaba en un par de pliegues del plástico. La miró asombrada en sus manos, se la había tomado entera y sin darse cuenta. Le había pasado exactamente igual que con el chico de la fiesta, una vez que había empezado a beber había perdido el sentido de lo que la rodeaba, de lo que estaba haciendo, y solo había existido aquel olor maravilloso, aquel sabor exquisito. Y se encontraba visiblemente mejor que antes, por lo menos aquella sensación acuciante había desaparecido casi por completo.

Pero era sangre... Su mente aún recordaba el concepto anterior que tenía que ella y no conseguía deshacerse de el del todo. Y le costaría, pero no podía negar lo evidente. Aquello era lo que su cuerpo le pedía como alimento.

Dejó la bolsa con cuidado sobre la barra del pub, casi temerosa de dejar de tocarla, y solo entonces escuchó voces a su alrededor. Sean y Anette estaban pendientes de aquel vampiro tan curioso físicamente, Sandro estaba pendiente de su sire y Jack preguntando algo. Se volvió hacia ellos bajándose del taburete de la barra y se acercó a ver que ocurría, saborando aún el sabor de la sangre en su boca y buscando con la mirada a Alonso para hacerle entender que ella había terminado ya de... comer.

Que raro se le hacia pensar así... ¿cambiaría algún dia eso?

Simplemente asentí hacia Emma, intentando transmitirle mi apoyo y confianza.

- Lo has hecho bien. La sangre ahora es tu vida. Nosotros la llamamos, de hecho, vitae, y no sin motivo. Mantenerte alimentada y fuerte debe ser una obligación para tí, por muy horrible que te parezca. Es mejor eso a que pierdas el control frente a la Bestia por el hambre. La destrucción y el dolor que causarías sería mucho mayor.

Le cogí el brazo, intentadon transmitirle mi apoyo, mientras pronunciaba aquellas palabras.

Cuando estuvieron todos alimentados, pero aún sin alzar la vista, me obligué a hablar, aun temeroso de poder molestar a alguien con mi presencia

- Yo puedo guiaros hasta el Refugio de Romero. No me he atrevido a entrar, porque es sabido que lo guardan sus perros Ghouls. Pero vosotros sois fuertes. Quizá allí podáis encontrar pistas sobre su paradero.

Sean fue consciente de como el sire de Enma estaba atento a ella, al menos la reportera estaría en buenas manos, aunque no pudo evitar un cierto regusto amargo dentro de él. "¿Te vas a poner celoso Sean? Vamos hombre, que estás casado y a Enma sólo la conoces desde hace... ¿Una noche?"

Así que se sereno y procuró centrarse en otra cosa, de nuevo le pareció peculiar las deficiones de tremere que estaba diciendo el llamado Conde.

- ¿Ladrones de sangre?- no pudo evitar plantear sus inquietudes en voz alta- habitan en bibliotecas y son raros... ¿No serán unos empollones, verdad?- el rostro de Sean se convirtió en un auténtico poema, cada vez le gustaba menos su clan, con sólo de pensar que a sus años tendría que ponerse a estudiar se le revolvía el estómago. Entonces la imagen de Sir Taylor vestido de profesor con una vara, delante de una pizarra se le materializó en la mente y sintió aún más congoja.

Pero ese pensamiento fue desdibujado cuando escuchó a Markus.

-¿Ghouls? ¿Que es eso?- Sean no se sentía tan fuerte como para enfrentarse a ninguna bestia y menos para adentrarse en ningún lugar extraño, conservaba su pistola y sabía utilizarla, pero le daba la sensación de que eso no sería suficiente.

Emma solo había esperado un asentimiento por parte de Alonso, pero cuando vio que se acercaba a ella e intentaba hacerla sentir cómoda, aparte de empezar a explicarle términos que a partir de ahora tendría que conocer, no solo la hizo sentirse más cómoda sino más segura. Parecía que podía contar con su apoyo, que la enseñaría. La sensación de que era completamente diferente a los demás, para bien, aumentó un poco más cuando sintió como la agarraba de su brazo, transmitiéndole más confianza con aquel pequeño gesto que con todas sus palabras.

Por lo menos se dirige a mi, se está interesando en como me encuentro y habla con educación, y no con esa expresión de suficiencia y desdén del sire de Sean y de la postura dominante que ha tenido Edward desde que apareció haciendome el mismo caso que a una mosca.

-Lo sé, pero necesitaré tiempo para acostumbrarme. Y lo haré, por que lo que no quiero es causar daño, ni a mi ni a nadie porque yo no sea capaz de controlar esto...

Aunque no estaba realmente pendiente de lo que los demás estaban hablando los demás, no pudo evitar prestar atención a las palabras del otro vampiro y simplemente con escuchar su última frase supo a lo que se estaba refiriendo. Desvió su atención solo un instante de los ojos de Alonso para mirarlo y descubrir aquella mirada temerosa con la que se estaba dirigiendo a sus compañeros, para volver rápidamente a dirigirse a Alonso.

-No lo entiendo. Si el no es capaz de ir allí, ¿por qué tenemos que ir nosotros? Estoy segura de que él tiene práctica y experiencia, además conocía a Romero. ¡Si ni siquiera sabemos que es un ghoul de esos! -le comentó en voz baja a Alonso, para no molestar a los demás ni interrumpir su conversación, mientras pensaba en todo aquello mientras una idea se formaba en su mente- Ni siquiera sé realmente todo lo que soy, ni en donde ni como me voy a tener que mover a partir de ahora. ¿Todo lo que comenta Edward debe hacerse inmediatamente?¿No se le puede rebatir ni pedir tiempo? ¿Es eso verdad? Lo que el diga es santa palabra y tiene que hacerse inmediatamente, ¿no?-preguntó con interés, rememorando el enfado del Príncipe momentos antes y relacionandolo con la prisa que se estaba dando aquel otro vampiro en hacer que le acompañasen a buscar al tal Romero- Por eso se enfadó tanto cuando yo hable, porque contradije su decisión, ¿fue por eso? - Sí, si eso era así le encajaba la reacción que tuvo con ella- Solo quiero saber algo más antes de salir a la calle a buscar a un vampiro que no conozco o a un grupo armado que no duda en disparar contra el que se le ponga delante.¿Esto funciona así?

Miré al Bujah y al Tremere, y me encogí de hombros. Total, a mí me la traia floja y pendulona lo que pensaran los Brujos. ¿Qué iban a hacerme? ¿enseñarme cómo sacaban chispitas de los dedos? 

Brujos a mí...

- Los Tremere, los Brujos, no son uno de lo clanes originales. En su día fueron magos mortales. No me preguntéis cómo, pero por lo visto llegaron a tener acceso al cuerpo en letargo de un Antediluviano... Aunque claro, eso es como decir que alguno de vosotros llegó a tener acceso al cuerpo momificado de Matusalén, o alguna tontería bíblica por el estilo... El caso es que hicieron sus truquitos tipo David Coperfield y le "robaron" la Maldición. Convirtiéndose en Vampiros. Bastardos ladrones de la sangre. Eso pasaría... burf, a saber, en la alta edad media. Quizá tito Eddy lo recuerde. Yo no soy tan viejo.

Y le di otra calada al puro, mientras comprobaba descorazonado como casi se había consumido por completo.

La miré, con comprensión, e intenté explicarle la situación tal y como era, para que se pudiera adaptar cuanto antes.

- Debes comprender que la palabra de Edward es ley en Denver. Edward se enfadó porque consideró que eras impertinente. A sus ojos, no sois más que niños descontrolados, egoístas y de cortas miras. Intenta ponerte en su lugar, aunque sé que no es fácil. Él ha "vivido" durante siglos.

Miré a Markus, algo sorprendido, y después alcé la voz, para que todos me oyesen.

- Un Ghoul es un humano que ha bebido sangre de vampiro. Siguen siendo mortales, pero no envejecen, mientras les quede sangre de vampiro en sus cuerpos, son más fuertes y más resistentes, y pueden aprender a usar la vitae como nosotros. Aunque siguen estando vivos. Lo más frecuente es que se usen humanos, pero no es insólito que se empleen también animales. Desconocía que Romero los usara.

Miré de nuevo a Emma.

- No te preocupes. No dejaré que vayas allí sin saber nada. Te enseñaré los poderos de los que nuestro clan somos guardianes. Entre tú y yo, creo que Markus teme más encontrarse con Romero e interrumpir sus estudios que a los perros.

Anette ya se estaba acostumbrando a pasar desapercibida para aquellos vampiros tan raros con los que le había tocado estar, pero se sentía bien, al menos con el echo de saber que sus compañeros estarían bajo protección, lo único que esperaba era estar a la altura de ellos en esta situación, así que cuando escuchó lo que el tipo aque dijo sobre el "hogar" de Romero asintió. 

¿Cuándo iremos? Tengo ganas de terminar esto.

Absurdamente, Sandro se puso nervioso con la bolsa agotada en sus manos, sin saber donde tirarla. Buscó con la mirada algo parecido a un cubo de la basura o a una papelera, pero parecía que ese tipo de mobiliario no se había puesto de moda aún en los pubs de Denver. Se giraba a un lado y a otro tontamente, buscando cómo desprenderse de ella. Era el tipo de pequeños detalles que le sacaba de quicio; cada cosa tiene su sitio y hay un sitio para cada cosa.

Por suerte para él, Emma no tenía tantos problemas y, sencillamente, dejó la suya sobre la barra del bar. Cuando se retiró junto a Alonso, el hombre de la corbata la imitó discretamente, se acercó a la barra y colocó la suya encima de la otra.

Aligerado de esa carga, volvió junto a su Sire. Por culpa de sus particulares desvelos, se había perdido casi todas las conversaciones de su alrededor. Sin embargo, un nombre conocido le devolvió a la cruda realidad. "Yo puedo guiaros al refugio de Romero".

Sandro volvió a mirar a Cassandra. Esperaba que tarde o temprano la malkavian tuviese algo que aportar al asunto.

-¡¿Impertinente?! ¿Yo? -exclamó sorprendida Emma conforme escuchó el principio de la explicación de Alonso, pero cerró inmediatamente la boca cuando escuchó el resto. Se quedó mirando a Alonso, intentando comprender lo que debería sentir Edward ante ellos. Era complicado, ¿cómo ponerse en la piel de alguien que tiene siglos de existencia? No conseguía ponerse en esa situación, aunque lo estaba intentando con todas sus fuerzas- Una chiquilla impertinente , descontrolada y egoísta. Nunca me habían llamado nada parecido... Solo quería ayudar a Anette, ella deseaba como todos tener un sire que la enseñara y pensé que Edward, realmente él no es el más indicado para... en fin, qué más da –suspiró, sabiendo que el mal ya estaba hecho.

Entonces, Alonso explicó a todos lo que era un ghoul para sorpresa de Emma. No sabría decir que le sorprendió más, si saber que había humanos que sabían de la existencia de los vampiros y accedían a beber su sangre a cambio de poderes o que un vampiro se dejara morder por un perro. Aquello parecía una completa locura.

Miró a Sean y vio la misma expresión de sorpresa que ella tenía que tener ahora mismo en su cara pero le sorprendió la pregunta de Anette ante la cual negó con la cabeza esperando que su compañera la viera. No iba a dejar que nadie fuera a ninguna casa en la que se sabía que había perros inmortales sueltos. Si ya era peligroso un perro normal cuando se invadía su territorio, no quería imaginarse lo que podía suponer que el perro hubiera bebido sangre de vampiro. Ahora entendía porque ese vampiro no quería ir él, era mejor que abrieran la puerta los novatos. Podía ser una chiquilla egoista y corta de miras, pero no estaba loca.

Cuando Alonso volvió a hablarle solo a ella, tuvo que pilarla haciéndole aquel gesto a Anette, pero no dijo nada acerca de eso, cosa que Emma agradeció. Aquello de chiquilla impertinente y descontrolada le había llegado al alma. Sus palabras, sin embargo, fueron por un camino totalmente diferente.

-¿Poderes? –Emma no pudo evitar abrir los ojos en un gesto de sorpresa a causa de aquella revelación. Era cierto entonces lo que había dicho Edward, no les había engañado tampoco con respecto a eso. Emma se quedó sin palabras, por la sorpresa de ver que aquello era verdad y por saber que Alonso no iba a dejarla salir sola a hacer ningún trabajo sin enseñarle antes todo lo que un Ventrue debía de saber. Era lo que llevaba pidiendo desde que se enteró de lo que le había pasado en la fiesta y que había temido no tener cuando supo quien era realmente su sire. Parecía que Alonso la iba a tomar en serio realmente. Aunque no se decidía a fiarse totalmente aún de él para evitar llevarse una buena desilusión y verse de nuevo sola, sin quien quisiera explicarle.

-Gracias...

Solamente pudo pronunciar esa palabra acompañada de una tímida sonrisa, aunque muchas preguntas y comentarios luchaban por saltar de su boca buscando las respuestas de Alonso. Pero decidió esperar para hacerlas, sobre todo una que se le había venido a la cabeza después de escuchar la explicación de Alonso respecto a Edward y que de repente había tomado una dimensión diferente a la que ella había pensado en un principio. Pero aquella pregunta prefería hacerla cuando estuvieran los dos solos, no con los demás delante. Era demasiado personal.

Los ojos de Sean y Enma se cruzaron cuando Alonso definió la palabra Ghoul y ambos tuvieron la misma reacción cuando Anette propuso ir lo antes posible al refugio del tal Romero, "la locura es contagiosa" pensó, le habría encantado taparle la boca a la doctora o mejor aún, llevársela de allí. Pero el daño estaba echo, aún así la miró rogándole que no siguiera por ahí, lanzar a un grupo de novatos a una madriguera llena de perros vampiros era una auténtica masacre y más aún sin tener idea de cuales eran los supuestos poderes que poseían

—Qué bien, también hay magos —comento a El Conde cuando termina de contar la historia. Después añado—. ¿Y qué más hay, ninjas, extraterrestes, cosas del pantano...?

Había estado escuchando los comentarios sobre el tipo al que había que ir a buscar. Que si investigaba cosas, que si tenía a unos tipos que bebían sangre de vampiro para ponerse fuertes, que si hacían lo mismo con los perros... Bobadas. Tonterías al fin y al cabo.

—Bueno, pues creo que tenemos que ir a aprender a usar nuestros "poderes", y luego ir a buscar al tal "Romario". ¿Cómo lo hacemos? ¿Quedamos en algún sitio, o simplemente nos esperamos en la casa del tipo ese? —pregunto al resto. Seguro que mi pregunta, como casi todo lo que decía, levantaba ampollas en los allí reunidos.

Qué bien me lo iba a pasar siendo vampiro...

- Creo que lo mejor que podemos hacer es retirarnos por hoy. Nuestros chiquillos necesitan adiestramiento, y esta noche es tan buena como cualquier otra. Cuando antes dominen lo básico, mejor, ¿no creeis?

Miré a mi chiquillo, con una amplia sonrisa en mi rostro y los ojos muy abiertos. Si, iba a ser divertido.

Los demás vampiros con experiencia, excepto Rachel, que seguía ignorando la reunión discretamente, asintieron a las palabras de la Malkavian, juntándose cada uno con su respectivo chiquillo o protegido, dispuestos a llevárselos a algún lugar seguro y a salvo de las miradas ajenas, donde poder enseñar.