Partida Rol por web

Escucho la cantidad de tonterías que me dicen—. ¿Leyes? ¿Normas? ¡JA! No las había seguido cuando era humano, las iba a seguir cuando era vampiro. Siempre había vivido como había querido, no iba a empezar a hacerlo ahora.

Cuando terminan de explicarme entre todos lo que se supone que tengo que hacer, les digo—. Soberanas tonterías, aunque supongo que todo eso les hará sentirse más seguros —digo sacudiendo la ceniza del cigarro—. Es curioso, parece que se creen superiores a los humanos, y al final cometen sus mismos errores.

Cuando he dado mi opinión sobre lo divertido que es ser vampiro y lo que estos no pueden hacer, contesto a Anette—. A la pelirroja la conocí hace una hora escasa. Al tipo que no le gusta hablar, fue hace 5 minutos, cuando llegamos aquí.

—Y a mí no me importa quién sea nuestro sire —comento tirando el garrillo al suelo y pisándolo—. ¿El primer vampiro tuvo de eso? Lo dudo. Me importa más saber qué coño vamos a hacer ahora con nuestras vidas.

- Pues será precisamente tu sire el que te informe de eso. Él te dirá qué puedes hacer con tu vida. -le matizó al indómito rockero.

De todas formas, a mí también me interesa ese punto y le pregunté a Edward al respecto; no tiene inconveniente en que retomemos nuestra "vida" anterior si somos capaces de mantener la farsa y no ponerla en peligro.

Aunque él nos aconseja que rompamos esos lazos para siempre y comencemos de cero. Tenemos casi una eternidad por delante.

sí, sí somos superiores a los humanos. No hace falta mucho para serlo...

Sean sabía cual iba a ser la respuesta de Jack, aún así espero a que hablara.

- Jack, tu puedes hacer lo que veas conveniente, pero al menos te hemos advertido. Si sigues yendo por libre te puede costar caro- se encogió de hombros- pero tu mismo.

Luego se quedó unos segundos pensativo y se volvió a dirigir a todos en general dando rienda suelta a lo que estaba pensando

- No lo puedo evitar siento una gran curisidad por los sires... ¿Como creeis que serán... parece ser que para que un sire abrace a alguien tiene que haber visto algo que le haya llamado la atención y que le haya gustado...- mira a sus compañeros- tu Enma eres una mujer atractiva, inteligente y sin complejos, supongo que tu sire podría ser un hombre joven tipo Edward. Anette eres una muchacha muy dulce pero valiente y resuelta, supongo que el tuyo tendrá que ser alguien amable y especial o un médico como tú. Jack... el tuyo tiene que ser un tipo duro... Sandro, eres una persona podrida de dinero a la que le gusta ser diferente y estar por encima de todo... creo que eres el que mejor se va a adaptar a esta nueva no vida, así que tu sire debe de ser un ricachón estirado y elegante al que le guste el poder... Con respecto a mi... la verdad es que no tengo ninguna habildiad especial, no sé que tipo de vampiro ha podido fijarse en mi... - se rasca la barbilla pensativo- espero que al menos sea un chica guapa como esas que salían en las antiguas películas de vampiros- no puede evitar hacer un gesto con las manos referente a pechos femeninos- lo digo porque no sé a vosotros pero a mi cuando me mordieron, llegó un momento en que me resulto... demasiado agradable- tosió arrepentido de confesar ese pecado con respecto a su mujer- y esa sensación, sólo podría provocármela una mujer...

Rodó los ojos por el comentario de Sean con respecto a los sire y se dio cuenta de que tendría que tener razón por la cuenta que les traía a todos ellos. Sean, cualquiera se fijaría en ti.. eres bueno, proteges a los de tu alrededor sin importarte tu propia vida aún sólo conociéndonos de unas horas, también eres valiente y muchas cosas más. Así que es normal que se hayan fijado en ti, para el abrazo. Y con respecto al sire, también tengo mucha curiosidad, como todos, a saber como serán.

Después se cruzó de brazos sin comentar nada más mientras una sonrisa leve le surcaba el rostro hasta llegar a sus ojos. Ya que al fin y al cabo se sentía a gusto con esta gente que hasta hace nada eran simples desconocidos para ella.

Emma miró a Jack, negando al mismo tiempo con su cabeza- Si estás interesado en saber que va a ser de tu vida a partir de ahora, procura cumplir las reglas. No son nada del otro mundo, pero cumplirlas te asegurará el seguir despertándote cada noche. Edward fue muy claro con respecto a eso -le dijo sinceramente, preocupada repentinamente no solo por él, sino por las consecuencias reales que podía tener el incumplir cualquiera de las reglas.

Es tan diferente al resto… si sigue con esa mentalidad va a tener problemas. Y si seguimos juntos y no tiene cuidado, nos meterá en problemas también a nosotros.

Iba a comenzar a relatarle a Jack, por segunda vez, las reglas que faltaban, cuando Sean habló. Su comentario la sorprendió por dos motivos. Primero, porque realmente no se había planteado como sería su sire y segundo porque le resultó curiosa la manera en la que Sean la describió.

¿Realmente piensa eso de mí? Se preguntó, sorprendida, al pensar en los adjetivos que el guardaespaldas había usado para hablar de ella.

Pensó en aquella observación y en las sensaciones que había tenido cuando su sire la mordió y habló cuando Anette dio su opinión.

-Bueno, tengo que ser sincera respecto a eso. No fue algo "bueno" sino… "más que bueno" -dijo con total sinceridad-De hecho fui consciente de que estaba muriendo, de que la vida se me iba-recordando entonces repentinamente aquel fugaz pensamiento-… pero me importó más bien poco siempre y cuando aquella sensación no terminara. Recuerdo unos brazos fuertes rodeándome, pero eso poco me dice de cómo puede ser mi sire. He visto a mujeres que se tiran todo el día en el gimnasio que no tienen nada que envidiarle a ningún hombre en cuestión de músculos. Y no se si en la confusión del ataque tuvieron tiempo de elegirnos por algo más que no fuera por la mera cercanía a la que nos encontrásemos de ellos. Aunque donde estábamos Anette y yo, estábamos solas completamente…. No me importa quien sea o como sea- Aunque espero que no sea alguien parecido a esa pelirroja…- solo quiero que aparezca, o por lo menos saber quien se encargará de nosotros. Sinceramente, con todo el lio que tienen que tener después del ataque en la fiesta, no creo que en el caso de que mi sire muriese sea tan fácil encontrar a alguien que se ocupe de mi o de cualquiera de nosotros. Supongo que no es fácil enseñar todo lo necesario y no veo a otra persona cargando con esa responsabilidad por voluntad propia. A no ser que Edward lo obligue…

Sí, ese era un tema que le preocupaba terriblemente y no veía el momento de saber la respuesta.

-Pero bueno, espero saberlo dentro de poco. No veo el momento de que Edward vuelva con noticias…- Miró impaciente hacia la puerta, aún cerrada, deseando verla abrirse.

Miró de nuevo a Jack, pensando en la descripción que Sean había dado al supuesto sire del motero y pensó que si no se lo decían ya, tal vez se tuviera que arrepentir más adelante.

-Y quedan dos reglas Jack. La quinta habla sobre la hospitalidad -recordó creyendo que no se equivocaba- Cuando se llega a una ciudad extraña, siempre hay que presentarse ante el que la gobierna. Y la sexta y última, y esta apúntatela bien… -dijo con toda la intención del mundo mirando seria al motero- Habla sobre la eliminación de un vampiro. No tenemos derecho a matar a otro vampiro ni matarnos a nosotros mismos. Ese derecho solo pertenece a tu Antiguo, no me preguntes lo que es eso porque no se si se refiere al Príncipe de tu ciudad o a otro… ya lo preguntaremos -dijo, atajando la posible pregunta de Jack- Y solo el puede declarar la Caza de Sangre. Lo mismo, ya preguntaremos que es. ¡Listo! Ya las tienes todas. Ahora… como ha dicho él- dijo señalando a su compañero- haz lo que quieras con ellas.

Poco después de que Emma acabara de hablar, todos pudisteis oír perfectamente el ruido de la puerta principal abriéndose y el sonido de varios pasos y voces hablando al unísono, casi acaloradamente, pero sin llegar a poder decir que estaban gritando.

Las voces os llegaban amortiguadas y distorsionadas por las paredes, desde la sala del pub, por lo que no podías identificar de qué estaban hablando.

Sandro recibió la opinión del guardaespaldas sobre su persona y sobre cómo debía ser su sire, y no lo encajó bien. ¿Podrido de dinero? ¿Ser diferente? ¿estar por encima de todo?

Sí, no podía negar que se sentía diferente. Y que se consideraba por encima de la mayoría del montón de personas estúpidas que había conocido en vida. Y que por eso, por su brillantez, había llegado hasta donde había llegado y que también por eso no podría llegar a más. Todas la cúpulas de todos los estamentos estaban abarrotadas por estúpidos. No había sitio para nadie competente.

- En eso estamos de acuerdo. A mí tampoco se me ocurre qué es lo que han podido ver para elegirte.-contestó a Sean con una mirada fría como el hielo.

El sonido de unos pasos distrajo la tensión que se estaba creando.

Sean sostuvo la fría mirada de Sandro, estaba claro que su comentario no le había sentado bien, eso le pasaba por decir lo que pensaba, pero tampoco se iba a disculpar con ese hombre. Desde el principio se había mantenido al margen pero atento a cualquier oportunidad que le pudiese beneficiar. El escolta conocía demasiado bien a ese tipo de personas y no le gustaba, pero tampoco buscaría el enfrentamiento, ya bastantes problemas tenía con todo lo que se le venía encima.

- Me alegra que al final hayamos coincidido en algo- dijo simplemente sin dejar de mirar a Sandro con serenidad- Yo casi hubiera preferido que no me hubiesen elegido... - dijo para él mismo.

Escuchó los pasos que se acercaban, pero él continuó de espaldas unos segundos más, toda la curiosidad inicial parecía habérsele pasado. En el mismo momento que conociera a su sire, sabía que entraría de lleno en aquel mundo que tan poco le gustaba. 

Se volvió con lentitud hacia el sonido amortiguado de los pasos y las voces.

Emma fue testigo del cruce de miradas entre ambos hombres provocado por el poco acertado comentario de Sean hacia un Sandro que conocía poco o nada.

-Eh, chicos... no es el momento, ha llegado más gente -les dijo cuando escuchó los pasos y las voces en el pub- Sandro, no le eches cuentas, todos estamos nerviosos -se dirigió al hombre intentando que aquello no fuera a más, el momento no era el mejor para que ambos hombres tuvieran un roce.

Hasta Emma llegaba el sonido de pasos y voces. Había llegado alguien más aparte de la pelirroja y el Consejero y no estaban teniendo una conversación distendida, pero Emma solo podía definir aquello, porque no era capaz de distinguir ninguna palabra claramente.

¿De que pueden estar discutiendo?

Estuvo tentada de ir hacia la puerta, para intentar captar más de la conversación. Pero se contuvo sabiendo que en cualquier momento abrirían la puerta y la pillarían escuchando. Y aquello podía no ayudarle demasiado en el futuro y no sería una impresión demasiado buena ante los que estaban en el pub. Se tragó sus ganas de saber lo que estaba pasando, y esperó.

Escuché como el portero describía nuestras virtudes en busca de algún símil con quién nos podría haber convertido en vampiro. No me quedó otra que contestarle—. Antes de seguir chupándonos las pollas, piensa en una cosa —saco otro cigarro del paquete, para seguir—. Estás en una fiesta, y de repente, unos capullos armados se lían a tiros con todo el mundo.

—A ti te dicen "Si comes tarta, te salvarás". Tu tarta preferida es la de chocolate, pero si tienes a mano tarta de limón... ¿Buscarás tarta de chocolate, o te comerás la primera que encuentres? Piénsalo —termino encendiéndome el cigarro. Lo bueno de estar muerto era que podía fumar todo lo que quería.

Después escucho a la muchacha. Me hacía gracia ver como simplemente decir que haría lo que me vendría en gana la provocaba. Cuanto le quedaba por saber de la vida. Podría jugarme mi moto a que los mismos vampiros eran los primeros en romper sus estúpidas reglas. Pasaba lo mismo con los humanos, como para no hacerlo con seres más viejos.

De todas formas, parecía que venía alguien. A ver si podían aclarar un poco esto, porque como le siguiesen diciendo qué hacer o qué no tendría que ir a darme una vuelta o quemar el local. Ya vería...

-Sí, lo que dices es una opción -le contestó a Jack- Ellos no sabían que Edward les iba a pedir que nos convirtieran, por lo que no creo que nos tuvieran vigilados o algo así... No lo sé, tambien tendremos que preguntarlo. Pero soy más de la idea de que fue algo aleatorio, a no ser que no sepamos algo que para los vampiros tiene que ser evidente... ¡Me va a hacer falta una libreta para que no se me olviden tantas preguntas! -bromeó intentando que el tiempo se pasara rápido.

-¿De que estarán hablando? Parece que están discutiendo o algo así.-murmuró para si misma mirando a la puerta.

- ¿Una tarta de limón?- Sean no pudo evitar reir levemente ante la ocurrencia del motero- al final vas a tener razón y todo. Es mucho más probable que nos mordieran por estar en el lugar equivocado que porque nos hubieran visto antes... espero que a las mujeres os guste más la tarta de limón que la de chocolate- les dijo a Enma y Anette bromeando- y sigo prefiriendo que mi sire sea una chica como la de las pelis... Pero bueno parece que pronto vamos a salir de dudas...

-No lo sé... -dijo Emma mientras miraba hacia la puerta- No me hace gracia que las cosas se pongan tensas justo antes de reunirse con nosotros. No parecía que Alonso y la pelirroja estuvieran de mal humor, él, o los que han llegado, han sido los que han tenido que traer esa tensión ahí fuera. Lo que daría por saber de que están discutiendo.

Puede tener razón Jack, no sería la primera ves que pasa, que en ves de elegir por algo en concreto, eligieran al azar en cuanto algo malo sucedía. 

Giró suavemente su rostro hacia la puerta del pub esperando que tras esas puertas, estuvieran las respuestas a todas las preguntas que se nos presentaban de ahora en adelante. Y Anette no era diferente, ya que quería volver a su antigua vida o por lo menos a algo parecido a lo que tenía en ves de empezar desde cero.

Los sonidos de la discusión del otro lado de la puerta parecieron menguar, y pronto vieron aparecer en el pasillo donde estaban la figura de El Yunque

Cuando llegó a su altura los miró a todos, sobre todo a Jack, a quien aún no conocía, y tras un silencio que se os hizo eterno, os invitó a seguirle.

- Edward ha solicitado vuestra presencia

Tras ello, desapareció por el mismo lugar que había venido, tras la puerta que daba al pub.

[...]

En el pub había varias figuras esperandoos, impacientes. Sin duda, podías reconocer a algunas, mientras que otras eran rostros completamente nuevos.

Les hizo un gesto para que se acercaran en cuanto los novatos hicieron acto de presencia. Había muchas cosas de que hablar aquella noche, y seguramente no volverían a tener una ocasión como aquella. Prácticamente toda la Estirpe de Denver leal a mi, o lo que quedaba de ella, estaba presente en aquella sala.

Miré a mi alrededor. Todos los presentes parecían espectantes, tras el "intercambio de opiniones" que habían tenido momentos antes. Luego miré a los nuevos.

- Si tenéis algo que decir, este es el momento

Tras pasar por delante del tipo que se nos queda mirando, por fin nos reunimos con Edward. Ya iba siendo hora, demasiado tiempo haciendo el chorra por aquí. Miro a los presentes, no conozco a casi ninguno, excepto a Rachel, Edward, su perrito y el tipo hablador—. ¿Ése tipo de ahí no es como el de la película que dije antes?

No obstante, cuando Edward dice que si hay algo que decir, contesto—. Ya lo creo que hay que decir. Demasiado. Para empezar, se supone que somos algo así como vampiros y que hay no se qué reglas. Todo muy bonito, pero creo que nos lo podíais haber dicho antes de darnos la patada después de la fiesta.

—Además —añado—, está lo de después de la fiesta. "Id por tunel" Sí, pero al final del túnel no había ni ratas. ¡Casi me quedo manco por eso! Para colmo de males, nadie nos cuenta nada, ni quién es nuestro maestro Kung Fu, ni nada.

Y, para colmo de todo esto, me veo en la obligación de añadir, como buen rockero y persona que dice lo que piensa, en añadir—. Y, ya que te has puesto a preguntar, tu música era mejor hacer 15 años. Ahora es demasiado Pop. ¡Ni siquiera llega a Glam!

Dicho todo esto, sólo me queda ver que pasa. Seguro que esto les toca los cojones de sobremanera a estos tipejos. ¡Casi tanto como joderles una fiesta con fusiles y bombas!

Sean llegó al pub donde les esperaban el resto de vampiros. Entre ellos se encontraría su sire, sabía que a partir de ese momento llegaría a un punto de no retorno, peor sin duda era mejor terminar de una vez con la incertidumbre que la terrible espera. 

El grupo de personas allí reunidos era algo más grande de lo que esperaba, había tanto hombres como mujeres, los ojos se Sean inspeccionaron los rostros con curiosidad hasta que se detuvieron en uno en concreto, esa cara le sonaba... 

- NO...- fue lo único que atinó a decir

Las palabras impertinentes del rockero le llegaron a sus oídos pero él no las escuchaba, se había quedado completamente paralizado, en shock, con un torbellino de imágenes e ideas en su cabeza.

La cara es el espejo del alma. Sandro había constatado en su vida que era una proposición cierta en un alto porcentaje de casos. Si eso era así, allí se encontraba reunida una considerable cantidad de las almas más bellas con que uno se pudiese topar.

Observó los rostros, uno a uno. Algunos más interesantes que otros y también algunos más hermosos que otros. Pero, sobre todo, alguno con esa mirada profunda que indicaba que había algo más tras ella, además de un rostro bonito. Se fijó especialmente en ellos, y trató de adivinar quién sería su sire. Apostó por uno de esos rostros; pronto sabría si había acertado.

Decidió sumar una pregunta más a las que ya había hecho el roquero.

- ¿Por qué precisamente nosotros? -tenía curiosidad por saber si había sido fruto de la casualidad o de una elección, apresurada pero premeditada- ¿Por qué no nos dejásteis morir, como los demás?

Emma vio aparecer a aquel tipo, el moreno, el mismo que los había venido a buscar al final del túnel cuando llegaron a aquel sitio, que les dio paso al pub. En aquel momento Emma sintió una especie de vacio en su interior. Había llegado el momento, y los nervios le estaban pateando el estómago. Los nervios, sí, y también el hambre. Antes de cruzar aquella puerta que los separaba del pub fue consciente de ambas sensaciones en cada uno de los poros de su piel, pero intentó dejarlas apartadas un momento, que no se le notaran las ganas que tenía de ver quien estaba en el pub.

Entró en la sala con paso tranquilo y pausado mirando rápidamente a todos los presentes. Había rostros que ya conocía y otros nuevos…hombres, mujeres y… Emma no pudo evitar quedarse mirando a aquel hombre en concreto unos segundos más que al resto.

Vale, de acuerdo, tranquila… No pasa nada… pensó mientras estudiaba aquel rostro deforme que estaba fuera de lugar junto a varias de las chicas que eran realmente guapas.

A su lado, la exclamación ahogada de Sean hizo que reaccionara y se volviera a mirarlo. Lo conocía poco, o nada, teniendo en cuenta que se conocían solo de unas pocas horas, pero no le fue difícil identificar que había visto algo que no le gustaba. Y tenía que ser algo realmente malo, ya que solía controlarse de una forma totalmente inmaculada desde que se habían conocido. Levantó su mano y tocó levemente la del hombre, intentando sacarlo de aquel estado.

-Sean… -lo llamó en voz baja mientras escuchaba el parloteo que Jack se había puesto a decir.

Lo sabía, sabía que el motero la liaría, sabía que soltaría algo fuera de lugar…

Pero le preocupaba más Sean. Jack ya era grande para saber comportarse y tener conciencia en que lio se podía meter. Miró a Sean, cuya mirada estaba fija en el grupo de los recién llegados. Se volvió hacia ellos y siguió su mirada. Y entonces lo vio.

Tenía que haberse dado cuenta, pero solo había visto a aquella persona un instante en la fiesta, solo uno. Y lo tenía grabado en su cámara. Inconscientemente se echó mano al bolsillo de la chaqueta en la que la llevaba. La había olvidado en las últimas horas, pero ahora le parecía que tenía un pequeño tesoro allí guardado.

-Joder… -susurró mientras miraba fijamente aquel rostro conocido que tanto había turbado a Sean Estaban juntos… ellos sí que estaban cerca uno del otro en la fiesta… joder, Sean… lo siento… pero me parece que ya sabes quien es tu sire… Pensó mientras su mano se agarraba a la del guardaespaldas, intentando transmitirse confianza, seguridad, tranquilidad… ¡Dios! Sabiendo lo que el sabe ahora no me extrañaría que se tirara en busca de él para hacerle pagar lo que le ha hecho, a el y a su familia…- Tranquilo…-le susurró lo más bajo que pudo.

Y se volvió a estudiar el resto de los rostros...

¡Mierda de nervios! ¿Como no se había dado cuenta en el primer vistazo? Emma... porque no esperabas que fueran ellos. Tambien tenía sus fotos en su cámara, en más de una instantánea.

-Leslie y Jason también.... cielos.... -susurró mirando a la chica y al hombre, al bajo y al teclado del grupo de Edward.

Ellos estaban lejos de mi... así que descartamos tres rostros...