Al alba partís de Pamplona siguiendo el Camino Real en dirección Norte. El Camino es el mejor del Reino, la vía principal, está bien nivelados y está frecuentado aún a esas horas, con gentes de toda condición. Se ven carros y carretas cargados de mercancías, os topáis con algunos peregrinos que suben al norte para tomar el Gran Camino hacia Santiago. Os topaís con monjes, campesinos y algunos indeseables que de momento parecen estar tranquilos. Vuestro grupo no despierta nada en particular, hasta que aparece la veintena de soldados tras vosotros, la gente mira un grupo de armas tan grande estupefacta y algunos maravillados.
Continuáis toda la mañana por el Camino y un poquito de la tarde. Hasta que finalmente lo abandonáis siguiendo dirección noreste ya en dirección Oderiz. Tenéis que atravesar al menos una docena de pequeñas aldeas y por lo menos dos veintenas de caseríos, así que en principio no debería haber problemas.
Eso es antes de llegar a la zona agreste de los montes vascos. Son jodidamente duros, tan duros que no hay señales de vida humana en ellos, pero cada cierto tiempo de repente os encontráis con una pequeña aldea o con un caserío. Ya por la tarde empieza a hacer un frío de mil demonios, entonces os arrepentís de no haber traido ropa de abrigo.
¿Quién se iba a imaginar con el calor que hacía en Pamplona incluso de noche que aquí haría tanto frío? os empezáis a preocupar por esta noche, tendríais que montar un buen fuego para no pasar frío y eso suponía peligro.
En estos montes en primavera hay lobos, en otoño los osos se los comen y en verano las moscas se comen a osos y lobos y claro, en invierno hace frío. Las vistas son absolutamente impresionente, os sentís muy cerca de la naturaleza en esos parajes. Tenéis varios sustos con los lobos durante la tarde, los escucháis a poca distancia pero cuando uno se separa del resto para mear o cagar o las dos cosas, ve a un lobo cerca y tiene que salir por piernas con el zurullo a medio soltar.
El grupo de soldados os sigue a poca distancia y a buen ritmo, pese a ir con equipo pesado muchos de ellos. Tienen que ser hombres curtidos, ahora entendéis porque les pagan y comen y duermen calientes todos los días.
Su puta madre fue lo primero que pensé cuando aquel tipo me soltó el cubo de agua en la cara para despertarme, aunque realmente lo agradecí, pues buena falta me hacía. Me escurrí la enorme barba con ambas manos para secarla y dejé que el agua cayera por mi pecho. Aún tenía las pelotas pegajosas de las guarradas de anoche, y agradecí el agua fresca.
El camino no se hizo tan duro como podría parecer en un principio, el día transcurrió con normalidad. No tuvimos ningún problema, y los hombres de armas que nos seguían tampoco nos jodieron demasiado. De hecho, no dieron un ruido, algo que es de agradecer, pues pensé que irían pastoreándonos como a cabras (como suele ser habitual en los nobles y este tipo de gente relacionada con ellos).
El puto frío de la tarde/noche fue lo peor. Se me helaba la jodida calva, tanto que empecé a echar de menos tener pelo. O al menos, no haberme rasurado el poco que tenía. No sabía cómo más de uno se atrevía a sacársela para mear, porque yo personalmente prefería guardar mi pingajo hasta que supiera que no se me iba a helar cuando la sacara.
Fui conociendo durante el día a mis compañeros, y al fin me aprendí sus nombres, escuchando todo lo que decían, pero sin hablar yo más de lo estrictamente necesario.
El camino fue fácil al principio, pero se fue haciendo más y más duro a medida que avanzábamos. Merda de lobos... mascullaba Bieito cada vez que los escuchaba. Con miedo en la mirada, como todos, pero con frialdad, se llevaba la mano al carcaj de manera instintiva cada vez que los oía, aunque por fortuna no tuvo que soltar ninguna flecha.
Aprovechó para hablar con los compañeros que tenía. Algunos más viejos, otros jóvenes... todos eran pobres diablos
Demasiado pronto para mi gusto abandonamos la comodidad del camino real tornando en dirección a Oderiz. Cruzamos algunas aldeas; unas pocas casas diseminadas a lo largo del camino que presentaban un sorprendente aspecto uniforme de decrepitud, suciedad y ruina. Sin saber exactamente por qué, no me atreví a preguntar nada a las arrugadas y solitarias fuguras que, de cuando en cuando, se veían escrutar desde puertas medio derruidas o desde pendientes y rocosos prados. Esas gentes eran tan silenciosas y hurañas que me dió la impresión de verme frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada. Y ese sentimiento de extraño desasosiego se recrudeció, cuando pensaba en la misión aceptada...
No tardó el camino en volverse complicado; enormes árboles, maleza, las zarzas y la hierba alcanzaban a cada paso una frondosidad rara vez vista en las regiones habitadas. Barrancos y gargantas de una profundidad incierta adornaban aquellos páramos...
A cada paso, atravesavamos terrenos cada vez más abruptos que despertaban instintivamente una honda repulsión, hasta llega a invadirme una sensación de miedo cuando, al ponerse el sol, invisibles manadas de lobos comenzaron a lanzar estridentes chillidos, y las luciérnagas, en anormal profusión, se aprestaron a danzar al ritmo bronco y atrozmente monótono del horrísono chirriar de los grillos.
─Habemos de montar guardias. Non placeríame servir de alimento a las bestias de aquesta fronda.
Alfonso no había podido evitar ir con un par de cuchillos sacados en las manos. Por alguna razón temía que en cualquier momento alguien o algo le asaltase. De hecho también se ocultaba el rostro cada vez que la compañía se cruzaba con algún grupo numeroso, o algún carruaje. Estaba claro que quería pasar desapercibido de cualquiera que llevase pintas de noble o algo. No tenía ganas de que nadie lo descubriese.
Aún no se sentía cómodo con todo aquello, ni tampoco con el grupo que le había tocado. Sentía mucha desconfianza hacia y entre ellos, y sobre todo sentía como si algo malo fuera a pasar.
En cuanto notó el frío de aquel día, echó de menos la compañía que había tenido durante toda la noche. Con lo agusto que estaba él acompañado, calentito y en su cama.
Asintió a lo de hacer guardias, y si hacía falta, él sería el primero.
LLegó el crepúsculo y os hallásteis en un sotomonte de pocos árboles, muy escarpado y en el que hacía un frío de mil y un demonios. Encontrásteis un lugar plano en el que dejar vuestros bártulos y montar el campamento, Dios mediante, mañana llegaríais a vuestro destino y esperábais de todo corazón que la noche transcurriese sin ningún incidente desagradable. Un poco más abajo, vísteis que el grupo de hombres armados se detenía a la orilla del supuesto camino y que empezaban a montar también el campamento para pasar la noche. Era hora de dedicidir cómo íbais a pasar la noche.
¿Alguna cosa en especial? ¿fuego? ¿guardias? ¿guiso?
Al fin llegamos a un lugar propicio para montar el campamento. Mis doloridos pies y cansadas piernas agradecían aquello. El frío atenazador y los lobos ocultos en la oscuridad serían ahora nuestra principal preocupación. Había llenado bien la panza en casa del Irati, así que al menos esta noche la comida no era una prioridad.
─¿Alguno porta yesquero? ─tuve que preguntar al darme cuenta de lo poco precavido que había sido al no traer conmigo un simple yesquero.
Habemos de preparar fuego et montar turnos de guardia*. Non placeríame llegar a la amanecida metido en la panza de un lobo.
Tirada oculta
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 40+
Resultado: 17 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 40+
Resultado: 27 (Fracaso)
*Dejo hechas las tiradas de Alerta para cuanto toque.
*Todo el camino lo habria pasado en silencion, con cara de decepcion por la compañia de soldados que acompaña a nuestro grupo..Malditos cobardes, todo ese revuelo por un simple lobo, en las tierras de mi padre dormio cada noche con ese sonido del aullar de los lobos, son todavia niños de teta*Tras la marcha llego al atardecer y com ello el momento de preparar el lugar donde descansar, baje de mi caballo coji por las riendas y lo acompañe a la orilla del rio donde se encontraban los soldados, lo acerque para que bebiera mientras le refrescaba un poco el cuello del caballo, cuando este saciado lo ato a un arbol cerca de donde hariamos la hoguera y me siento, y mientras preparo mi racion de comida, miro a mis compañeros y les digo..
Es cierto, tenemos que preparar los turnos de guardias, y prefiero que sea entre nosotros que somos hombre con agalla que estos que se hacen llamar soldados, que se lo hacian encima cuando escucha un ruido que no estan aconstumbrados.
-Nada, non porto nada encima con lo que darnos lumbre -contesté a Mikel, quien sabiamente pedía un yesquero. Joder, menuda noche de frío nos esperaba. Tenía los huevos tan metidos para adentro del frío que temía que se me pegasen al culo. Me estremecí, pues a pesar de ser aficionado a dormir al raso, no estaba acosumbrado a pasar tanto frío, que era yo más amigo de los ríos y las zonas más bajas, donde la temperatura no baja tanto ni en la madrugada. Ojalá hubiese traído un jodido yesquero.
Desplegué mi estera y, usando el zurrón a modo de almohada, me acomodé en el duro suelo, colocando mis manos tras la cabeza, bajo el zurrón, y cerrando los ojos.
-Avisadme cuando sea mi turno de guardar, que tengo los pies molidos -me limité a decir-. Si alguien quiere echar una partidita, llevo unos naipes en el zurrón. Pero ni se vos ocurra meterle mano a la cecina si apreciáis todos vuestros dedos et queréis conservarlos.
Master, me quito el gorro de cuero para dormir, como es lógico, aunque conservo puesto el resto del equipo. El hacha lo dejo a mano, bien cerca, y el zurrón bajo mi cabeza.
¿Qué tiradas hacemos para las guardias? ¿Avistar, escuchar...?
Hombres curtidos como vosotros no tuvieron dificultades en hacer lumbre y como había tanta leña, pronto comísteis algo caliente y tuvísteis un fuego en torno al cual acostaros. El frío era casi indescriptible pese al fuego, y tardásteis bastante en dormiros...
Ya no hacen falta más tiradas.
Rafael, te sigue faltando el equipo en la hoja de personaje.
No quedaba mucho para el amanecer cuando al final de tu guardia escuchaste unos gruñidos entre la maleza cercana y víste un número indeterminado de siluetas gracias a la lumbre que quedaba. No te cupo la menor duda, eran lobos hambrientos y venían a por vosotros.
─¡Lobos! ─grité ─¡despertad inútiles! ¡LOBOS! ─grité aún con más fuerza, pues entre el cansancio del camino y el vino trasegado era posible que la mayoría de los allí presentes anduvieran en profundo sueño.
Corrí con avidez en busca de un árbol para trepar. No pretendía cruzar mi cuchillo contra los dientes de los lobos...
Motivo: Trepar
Tirada: 1d100
Dificultad: 60+
Resultado: 36 (Fracaso)
Pues eso, intento trepar a un árbol (en caso de haber alguno).
Me he equivocado y he marcado "Igual o más qué" en lugar de "Igual o menos que"...
Bieito se despertó alertado por los gritos de Maikel. En un instante, trató de avistar donde estaban los canes que venían a darles muerte. Si estaban lejos, y la luna daba luz suficiente, probarían unas flechas que ya habían matado a algunos de los suyos, pero Ah!... como estuviesen cerca, mejor imitar a su compañero y trepar a un árbol, pues luchar a cuchillo y de noche no parecía el mejor de los negocios.
¡Levantade del suelo! gritó Bieito a los que aún dormían. Poniéndose a la espalda el zurrón, echo un vistazo hacia donde venían los aullidos.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 5 (Exito)
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 74 (Exito)
Motivo: Trepar
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 21 (Exito)
Dejo las tiradas hechas para que el máster actúe como crea conveniente.
Mi manó se movió con un acto reflejo hacia el mango de mi hacha al sonido del griterío. La costumbre de dormir en los caminos, ya saben, que más le vale a uno tener arma cerca si quiere conservar sus pertenencias.
Me levanté tan rápido como pude del suelo, buscando a tientas mi gorro de cuero para ponérmelo. Observé cómo más de un compañero subía a un árbol para guarecerse. El gallego llevaba un arco y al menos podría ayudar en algo mientras los demás se cagaban en sus pantalones. Yo por mi parte apreté con fuerza el mango de mi hacha y adopté una posición de combate. No eran las primeras fieras a las que me enfrentaba durmiendo al raso, y no estaba dispuesto a dejar que también fuesen las últimas.
*Despues de intentado toda la noche dormir, cuando ya parecia que por el cansancio iba a caer rendido mis ojos ante el sueño, de pronto fui cortado de un plumazo de ese estado, uno de mis compañeros de viaje empezo a gritar diciendo que se acercaban lobos, maldiciendo a dios y todos los seres de la naturaleza, aprete fuertemente el mango del hacha y me apoye en el para levantar, a continuacion miro hacia todos los lados buscando a aquellos agresores de los que antes advertian que venian...
Ok, lo pego a la ficha en un momento.
Mikel despertó a voces al resto de miembros del grupo mientras corría hacia el árbol más cercano, se encaramaba a él y empezaba a trepar, los otros cuatro hombres se despertaban y se ponían en guardia con un número de lobos indeterminado alrededor del campamento.
Rápidamente, los lobos tomaron posiciones y os dísteis cuenta de que estábais rodeados. Había al menos seis o siete lobos apenas iluminados por las brasas de la hoguera, el cielo ya clarea y no tardará mucho en amanecer.
Tirad Iniciativa:
1d10 + vuestra destreza.
No fue fácil trepar con aquella sensación de entumecimiento, suerte que el cuelo, frío y rojizo, comenzaba ya a clarear haciendo que aquella tarea no se tornara en imposible.
Una vez arriba, seguro y oculto de garras y fauces, observé como se precipitaba aquella danza de filos y dientes...
...y no es que temiera yo por mi vida, pues en mi rapidez y certeza confiaba, lo que no me gustaba era jugarme el tipo cuando no había una buena bolsa que quitar a un cadaver.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d10
Resultado: 9(+20)=29
Motivo: Iniciatva
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+20)=30
Y a pesar de darme toda la prisa que pude, demasiado tardé en coger el hacha y levantarme, pues ya nos estaban rodeando aquellas bestias cuando al fin pude adaptar una posición de combate.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+15)=18
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d10
Resultado: 1(+20)=21