Partida Rol por web

Una vez el gas se dispersó Nako estaba decidida a encontrar a la IA y darle su merecido, estaba claro que sabía que estaban allí y estaba segura que había usado el gas para que no avanzaran en su dirección. —Buen trabajo Quonx, la Ia se va a enterar por lo que te ha hecho—. La pelirroja empezó a avanzar hacia el final del pasillo con el doshko en la mano.

—Esa tostadora sabe que estamos aquí, así que toca hacer las cosas al estilo de Nako—. Avanzó en línea recta y en cuanto pasó el cruce empezó a golpear las paredes con su enorme arma buscando paneles ocultos, no tenía buena vista y tampoco paciencia para andarse con sutilezas.

Tras conseguir cerrar aquella escotilla y evitar que siguiera saliendo aquel gas dañino, Quonx se apoyó contra la pared. Se sentía muy mareada, pero no quería ser una carga para sus compañeros. Además, por muy enferma que estuviera, no dejaría de desear ponerle las manos encima a aquella repelente IA. 

Se quitó el casco y respiró nuevamente el aire de la nave. Sus ojillos estaban llorosos y no podía parar de temblar, pero una sonrisa de triunfo asomaba a sus labios. 

Pero un golpe en la pared la sobresaltó. Se volvió a mirar y descubrió que era Nako, que con poca sutileza golpeaba las paredes para intentar descubrir alguna entrada oculta. 

- Que bruta que es... - Dijo y negó ligeramente con la cabeza. - ¡Nako! Quonx piensa que si hay algún mecanismo para entrar así lo romperás y será imposible... - Hablaba con un hilo de voz. Le costaba hacerlo y la cabeza le daba muchas vueltas, pero temía que la poca sutileza de la Skitter roja terminara desbaratándolo todo.

—¡Dale Nako! ¡Dale!— Gazigaz animaba a su compañera. Había tardado, pero comprendía que aquella IA no era una persona y no se podía conversar con ella. Se había marcado un discurso maravilloso, que embelesaría a cualquiera y solo había conseguido que les llamasen intrusos. Prefería con mucho a los gusanos antes que a aquella IA. Las IAs no eran seres vivos así que no se les podía matar. —Pero cuando la veamos, ¿eh? Dale a ella, no a las ventanas.

Una vez eliminado el gas, y habiendose asegurado que se podía pasar, Dakoyo se acercó a comprobar cómo estaba Quonx. Se la veía cansada, pero afortunadamente nada más. No obstante tenía muchas ganas de salir de allí cuanto antes.

A ver si encontramos a esa IA de una vez y así nos podemos marchar.

Aunque Neko estaba aporreando todo lo que podía, el místico trató de seguir el consejo de la skitter azul y buscó algún mecanismo que les ayudase a seguir. O que al menos les permitiese avanazar hasta el centro de control.

Nako entró en furia y comenzó a pegar a diestro y siniestro mientras Quonx, débil como estaba se llevaba las manos a la cara para no presenciar tan magno error. Dakoyo suspiró y se puso a mirar por las paredes a ver si veía la manera de avanzar, sabía que por allí debía haber alguna puerta. Y Gazigaz... a veces parecía que amaba el caos y animaba con saltos a Nako como si se estuviera divirtiendo con un combate de boxeo o con una riña escolar. 

Y de pronto, Gazigaz lo oteó. Detrás de uno de los paneles que Nako había destrozado vió un mecanismo de apertura. 

- Ahí está - gritó. Y avanzó rápidamente para abrir la puerta. 

La puerta se abrió con un sonido metálico. No sabían cuándo sería la última vez que se había abierto, pero seguro que no había sido hace tanto tiempo y, sin embargo, aquella vez era completamente diferente. La nave se había vuelto loca y la única manera de apagar la IA era a través de la estancia en la que entraban. 

Ante ellos se abría una enorme sala, y en el centro de la misma estaba el núcleo energético de la nave, humeando placenteramente. En la parte de babor y estribor se veían numerosos bancos de conductos y de cables que subían a modo de enrredaderas por las paredes. 

Un súbito olor a ozono les llenó las fosas nasales, y los rayos que rodeaban al núcleo creaban sombras danzantes a lo largo del suelo y las paredes. 

En el suelo de la habitación pudieron ver el cuerpo de una mujer tendido. Seguramente estaría ya muerta, a juzgar por el aspecto que tenía. 

Nako fue la primera en dar un paso al interior de la habitación. En ese momento, un robot soltó un bufido eléctrico y propulsó por algunas aberturas un tremendo chorro de vapor que emitió un sonoro soplido. Estaba activo y seguro que era algo que no les dejaría llegar con facilidad hasta el núcleo. 

Finalmente la estrategia de Nako dio resultado y encontraron la trampilla sin tener que andar con tanta sutilidad, al hacerlo puso sus cuatro brazos inferiores en jarras y les miró asintiendo con el pecho henchido de orgullo. —¿Lo veis?, los buenos resultados son fruto de una buena estrategia.

Después avanzó por aquel pasillo portando el doshko en sus brazos superiores y tanto la pistola como la linterna en los inferiores, aquel cacharro seguro que les tenía más sorpresas. No pudo evitar dar un paso hacia atrás al ver aquel robot alzarse frente a ellos, sin duda parecía muchísimo más peligroso que todo lo que habían visto hasta el momento, pero en seguida se repuso y alzó el doshko mientras gritaba. —¡Siii! Tiene un culo que patear—. Y tras decir aquello cargó contra el robot.

Quonx se llevaba las manitas a la cara, cubriéndosela horrorizada por lo que Nako pudiera estar provocando. No paraba de repetirse de que fastidiaría el mecanismo y por su culpa no podrían encontrar la sala donde se encontraba la IA. Pero detuvo sus quejidos y bajó las manos al escuchar su grito emocionado. 

Sus ojillos parpadearon, incrédulos de que aquel sistema tan bruto hubiera servido. - Has tenido suerte... - Murmuró y sus labios se torcieron en una pequeña mueca. Esas no eran formas de hacer las cosas y no quería reconocer ante la pelirroja que había tenido una buena idea, no fuera a acostumbrarse a esos métodos tan bárbaros.

Caminó apoyándose en la pared y asomó la cabeza. Sus ojillos brillantes se dirigieron hacia el Núcleo. - ¡Que maravilla! Es lo más bonito que Quonx ha visto en su vida... - Estaba tan fascinada que en un principio no reparó en el cuerpo de la mujer. Pero el sonido del chorro de aire llamó su atención e hizo que apartara su mirada del núcleo y la dirigiera hacia el robot que parecía activarse. - ¡Oh! ¡Oh! Los Skittermanders van a tener problemas... - Murmuró y sacó el rifle láser, para darle apoyo a sus compañeros mientras intentaba llegar al Núcleo. - Si los skittermanders entretienen al robot, Quonx puede intentar hacerse con el control... - Se sentía muy débil y todavía le daba la sensación de ver doble... 

Nako y Quonx saltaron sobre el enemigo, sin pensar antes que el blindaje no tenía por qué ser igual que el de los robots que habían encontrado con anterioridad. Los ataques fueron fallidos y dejaron en buena posición al enemigo para contratacar. De uno de sus brazos salió un arco eléctrico en dirección a Quonx* y de este saltó a Gazigaz y finalmente a Dakoyo. El arma emitió un ruido extraño y después la luz amarilla que emitía se volvió roja. Seguramente pasarían unos segundos antes de que pudiera usarla de nuevo. 

Gazigaz esquivó el rayo con agilidad, elegancia, brío y hermosura, cual gimnasta en una competición de esquivar rayos o cosas raras con las que se entretenía la gente. El skitter verde era más rápido que la luz y  sin embargo...ahí había quedado un feo parche de pelo quemado. 

El skitter sacó el espejo para comprobar el destrozo estético que había ocasionado aquel feo robot y entonces se dio cuenta de que llevaba la pistola en la mano y se dio cuenta de que tenían que disparar.

—Upsss

Tras disparar se movió para entrar en la habitación, sin poner mucho cuidado por donde iba o pisaba. Lo importante era acabar con aquel robot y ver si podía arreglarse el mechón quemado

En cuanto la puerta se abrió supuso que ya estaban en el final del viaje, aunque por las exclamaciones de Nako no estaban solos. Antes de que pudiera acercarse siquiera a la puerta, de la sala salió un relampago que lo dejó bastante maltrecho.

De verdad. No sé por qué todavía no nos hemos ido de aquí.

El skittermander avanzó con su pistola en la mano y se asomó a la sala. Allí vio lo que imaginaba que era la cosa que le había lanzado un rayo y trató de devolverle el favor. Pero su pistola de agujas no parecía ser muy útil contra aquello.

El arco rebotó en Quonx y Gazigaz sin hacerles demasiado daño, tan solo el necesario para apartarse a tiempo. Sin embargo, Dakoyo estaba más despistado y se llevó un buen calambrazo que hizo que saliera algo de humo de su pelaje morado. 

Mientras, el robot avanzaba mientras todos los disparos iban rebotando en su armadura. Nada parecía dañarle. 

Quonx recibió parte de una descarga que puso sus pelos azules todavía más de punta. La Skittermander observó como el robot parecía tener un campo magnético a su alrededor que desviaba todas las balas. Incluso había conseguido esquivar el ataque de la gran guerrera Nako.

- Quonx, piensa... Piensa - Se dijo mientras sus ojillos buscaban el ordenador central. Tenía que encontrar la manera de acceder al control de la IA, entonces podría ordenarle al robot que se detuviera. Estaba preocupada por sus compañeros, no quería dejarlos solos ante aquel peligro, pero si no conseguía el control podían acabar todos... Muertos...

Aunque fue la primera en lanzarse a por el robot, este decidió atacar a sus compañeros y eso era algo que molestaba mucho a Nako.

—Que no hagas daño a mis amigos, tostadora con patas— Mientras gritaba Nako enarbolaba enfurecida el doshko intentando golpear al robot.

El ataque de Nako, esta vez sí, daño al robot haciendo saltar chispas al contacto de su metal y el doshko. El robot dio un paso hacia un lado y disparó a Quonx causando un gran daño a la skitter azul, que parecía distraída mirando otras cosas.