Partida Rol por web

Cuando su compañero de habitacion levanot la mano Imre no lo dudo y se la choco, parecia que aquel chico iba a ser una buena compañia, al menos no podia leerle el pensamiento ni cambir cada dos por tres, Imre se queda unos segundos pensando cual era el poder de aquel chico, no es que le importe demasiado, mientras que no le incomode en exceso, tras unos segundos desiste de recordar mientras piensa:

- Bah, no sera tan problematico en realidad si no me acuerdo, aunque creo que era el que abria caminos o algo asi

Cuanod llegan a la habitaicon se da cuenta del estilo de esta y dice:

- Vaya, interesante habitacion, es un poco estilo asiatica no? que raro se me hace tener que sentarte en el suelo, bueno no importa demasiado

Se estira un poco y hace que su marioneta se siente en la cama que su compañero no ha elegido mientras dice:

- Bueno, me ducho yo primero, supongo que me pondre algo comodo y despues me pondre algo mas arreglado para la fiesta.

Se encamina hacia la puerta y dice en tono de broma:

- Cuidado con lo que haceis sin mi eh

Tumbado en la cama, Robert alzó el pulgar a su nuevo compañero para confirmar que estaba de acuerdo, y luego se giró para observar a la muñeca sentada en la cama. Era sorprendente el poder de aquel muchacho, ya que la marioneta se movía como si fuera real, y si la hubiera maquillado, o quizás puesto un disfraz, habría pasado por humana. ¿Cuánto costaría un objeto como ese? ¿Millones? ¿O quizás era una de esas cosas que decían en la calle, que tenía un valor "incalculable"? Sacudió a la cabeza, pensando que en aquel lugar habría muchas más sorpresas, y se dispuso a abrir una de las dos lujosas maletas a juego que esperaban en un rincón. Ropa de marca, aunque joven y nada estrafalaria, como si un asesor de imagen se hubiera dejado la vida en buscar lo más acorde a los gustos del muchacho, empezaron a llenar su parte del armario. Entre sus cosas, estaba el teléfono móvil de última generación que le habían dado, pero lo dejó con el resto de equipaje. Si lo necesitaba llegado el momento, lo encendería.

Z se paró con su ropa y sonrió.

No te preocupes, aquí todos somos raros, yo soy el violinista que al tocar puede dejar sorda a su audiencia, si eso es normal debo de estar en un mundo equivocado.

Al decir esto se ríe.

Pero es lo mejor, conocernos para no tener problemas de convivencia más adelante, porque vamos a pasar un buen tiempo juntos por lo que parece.

Al decir esto Z desaparece en el baño, pero se escucha que le pega un grito.

No voy a demorar mucho, además tenemos una hora y media para estar listos.

Camille se abalanzó sobre Gretel con la intención de cogerla del cuello, lo cual le sorprendió a Gretel, quien puso una expresión de horror al verla acercándose a ella. 

-¡Ni lo intentes! - Exclamó con repentina cólera.

Entonces Camille sintió como su cuerpo era impulsado hacia atrás con violencia, chocando contra Colette y haciendo que ambas cayeran al suelo. Cuando miraron a la chica rubia, pudieron ver con sus propios ojos como se esfumaba en el aire, como un espejismo producto de la imaginación de las chicas.

Colette se disponía a lanzar su lápiz contra la rubia pero Camille reacciona de una forma que Colette no esperaba. Apenas Camille vuela por los aires y Colette la recibe, abre los ojos para darse cuenta que la rubia ya no está.

El lápiz de dibujo cae al suelo al perder el control de su poder y mira desconcertada a Camille. Ahora era ella quien se sentía algo tranquila y ella la había defendido, así que era lo mínimo que podía hacer por ella. Se corre un poco hacia atrás y sostiene a Camille de los hombros, luego le pregunta - ¿Estás bien? - mira su rostro para ver su reacción.

Trata de localizar a la rubia por sus pensamientos pero nada llega a ella. ¿Dónde podrá estar?

- No te preocupes no dolió- me levanté con dificultad ya que sentía mi cuerpo pesado pero no había dolor en mi, con el brusco movimiento la chica había activado mis habilidades, seguro le había dolido más a ella que a mi si es que podía sentir algo. Sonreí asegurandome de no tener heridas, ya que el no sentirlas no significaba que no estuvieran ahí. Sonreí como si nada hubiera pasado, ahora solo tenía que lidiar con las emociones de Collete y eso me era más sencillo.- Tu recibiste el peor de los golpes, lamento si fui algo brusca, no soy buena lidiando con la ira ajena, ya que no me enojo muy seguido.

Me encogí de hombros andando hasta mis Maletas, luego de comprobar que no faltaba nada simplemente saqué un vestido sencillo pero bonito como para una fiesta casual.

- Le dije a Eka que la dejaría usar primero la ducha si era mi compañera, pero ya que me haz tocado tu te cedo el beneficio. Creo que podría incomodarte  si yo entro contigo y aunque podría cambiar eso, no creo correcto manipular tus emociones cuando estamos solas, incluso aunque sea para que te relajes. Si lo he hecho hasta ahora ha sido porque pareces sufrir mucho.

Saqué un amuleto de mi bolso y lo colgué en la entrada era una superstición de mi abuela que hasta ahora había funcionado - Alejará a los intrusos- mencioné  poniendo mi bolso de mano sobre la cama para abrir también un modesto cosmetiquero con mi maquillaje, que no era mucho en realidad. - Oye quizás me estoy precipitando pero de verdad quisiera que fueramos buenas amigas.

Colette entra a la habitación y observa por todos lados que no haya nadie adentro. Revisa en su maleta y saca una pequeña bolsa con algo dentro. También saca una pequeña bolsa con algunos objetos.

Escucha las palabras de Camille y pone las cosas sobre una de las camas. Luego, le esboza una amable sonrisa y le dice - Gracias, Camille. Es sólo que yo nunca he tenido amigos - a pesar de la tristeza de sus palabras, su rostro no demostraba nada. La sonrisa continuaba sin cambiar su aspecto sincero. - La gente suele temerle a una persona como yo, pues puedo saberlo todo de quien esté conmigo. Aunque creo que puedes entender un poco cómo se siente. ¿No? - hace una pausa y pone sus cosas sobre la cama de la izquierda, para tomarla.

- Desde pequeña he estado sola. Incluso mis padres me temen. Por eso temo acercarme a la gente. No quiero hacerles daño - su voz sonaba más sombría y su cabello tapaba su rostro. Se dirige hacia el baño y le dice - Gracias por dejarme ser la primera - entra al baño y coloca el vestido que tenía pensado usar para la bienvenida. Toma un rápido baño y se pone su vestido. No pensaba acaparar el baño, así que sale con el cabello envuelto en su toalla y comienza a arreglarse afuera para que su compañera pudiera usarlo también. Cuando se suelta el cabello, el brillo de éste contrasta a la perfección con lo blanco del vestido y sus ojos se ven aún más grandes de lo que son. Luego de secar su cabello, le dice a Camille - Puedes entrar - ese vestido ondeaba con el viento y su blanco puro hacía que no pasara desapercibido, además de lo delicado que era y marcaba la hermosa figura de Colette. Tenía unas zapatillas blancas con listones que subían por sus piernas, casi simulando las zapatillas de las bailarinas de ballet.

Era un vestido sencillo pero que hacía que la cabellera ondulada pareciera fuego, sus ojos parecieran rubíes brillantes y su piel hiciera un juego de color con la tela del vestido. Colette termina de peinarse, aunque no cambia su peinado habitual y mirándose en un espejo dice - Espero que este vestido sea adecuado para la ocasión -.

- Creo que en realidad saber lo que siente la gente ha sido una ventaja a veces incluso sin querer he provocado que confien en mi tanto como en ellos aunque no me agrada saber que los estoy "forzando". A veces me pregunto si lo que la gente siente por mi lo he provocado o si realmente me lo he ganado.- me encogí de hombros, ella ya estaba entrando al baño y no tenía porque ponerme drámatica en plan "o por dios tengo superpoderes, que desafortunada soy" eso era una señal de debilidad que yo jamás me permitiría.

Mientras ella se duchaba y yo intentaba no crear una atmosfera falsa, aproveché para desvestirme cuando ella salió ya estaba desnuda y envuelta en una toalla. Saque un jabón artesanal de esos aromaticos, funcionaba mejor que el perfume que no tenía. Cuando salió no la miré estaba ocupada revisando mi celular.

- Colette ¿sabes? yo no te tengo miedo, porque en realidad no tengo nada que esconder, así que no podrás hacerme daño.- una sonrisa limpia se dibujó en mi rostro, me puse de pie y la miré, se veía realmente hermosa e inocente lo que inevitablemente me hizo sonrojar.- es más que perfecto pero solo porque tu lo llevas.

A diferencia de ella yo no me vestí en el baño, lo hice afuera luego de cepillar mi cabello, el resto del tiempo estuve envuelta en mi toalla. - Deberías mirar a otro lado si te incomoda voy a quitármela- dije poniendome de pie para dejar a un lado la toalla, e ir por mi ropa. - Te gusta mi vestido? mi abuela lo hizo, a ella le encanta el encaje- "Tanto como a mi en mi ropa interior"  me reí preguntandome si estaría leyendo mi mente- me disculpo si mis pensamientos te hacen sonrojar no puedo evitar ser yo.

- Supongo que nos ayudarán a no dañar al resto con nuestros poderes. – respondió a su compañero. Luego, esperó pacientemente mientras que una idea le comenzaba a rondar por la cabeza. ¿Realmente seré yo el causante de que los poderes no funcionaran de repente? Nunca lo había podido maginar, claro que nunca me había topado con gente con poderes especiales como estos… Pensaba para sí mientras hacía tiempo. Ya había colocado toda su ropa y no sabía muy bien con que matar el tiempo. En su habitación habría jugado con el ordenador o cualquier otra cosa, pero allí poco tenía que hacer, así que se recostó sobre la cama a escuchar música.

Cuando Z salió del baño preparó sus enseres de baño y entró para darse una ducha y estar preparado para la “fiesta”.

Colette se sentía algo incómoda por lo tímida que era pero no puede evitar voltear al ver el vestido de Camille. Era realmente hermoso pero los pensamientos de Camille sobre su ropa interior la hicieron sonrojar y bajó la mirad avergonzada.

Cuando se disculpa, Colette le dice - Bueno, no te preocupes - sonríe amablemente y mira su vestido. ¿Por qué habrá dicho eso?. No lo sabía pero tampoco era algo a lo que darle mucha importancia - Gracias. Yo no... Suelo ir a lugares donde hay tanta gente - acomoda su cabello y luego dice - Bueno, ¿Vamos o será muy pronto aún? -.

Colette se sentía algo ansiosa pero no por ir a la fiesta, sino porque no sabía cómo sería. Estaba realmente asustada y temía lo que pudiera encontrarse al ir a la fiesta. Aunque Camille decía que su vestido le quedaba bien y eso la hacía sentir un poco mejor.

La hora pasó mientras se duchaban, acomodaban sus respectivos cuartos a su gusto o incluso se conocían más entre los compañeros de habitación. Repentinamente todos sintieron como alguien tocaba su puerta para informarles que salieran.

-¡Chicos! La fiesta va a empezar, vayan saliendo... - La voz del tutor Grant se escuchó detrás de las puertas, en los pasillos.

Mis dedos volaban por el teclado mientras escribía el código de un programa para poder buscar en las redes si existía un plano del complejo y, por supuesto, información sobre los anteriores grupos. Eso me permitiría ir aprendiendo cosas sobre el lugar. 

Entonces llamaron a la puerta. Guardé los cambios y cerré el portátil antes de levantarme de un saltito y salir de la habitación. 

- ¡Por fin! - dije nada más de salir - Ya tenía ganas de conocer el resto de la escuela. ¿Nos harás un tour? - le pregunté al profesor Grant. 

Luego miré al resto para ver qué opinaban. La verdad es que si no nos daban un tour, intentaría ver la escuela por mi cuenta. Claro que si, ¿quién no quería conocer mejor el lugar? 

- ¿Habrá música? Me encanta bailar - comenté perfectamente feliz y dando ligeros saltitos mientras andaba. 

Colette sale en primer lugar pero se siente algo nerviosa de ir a la bienvenida. Amaba su vestido blanco pero no sabía si sería adecuado, aunque Camille le dijo que era perfecto.

El blanco era realmente reluciente y marcaba perfectamente la figura de Colette. Tenía unas cintas que subían por sus piernas, casi simulando las que usan las bailarinas de ballet y aunque su cabello se encuentra recogido como habitualmente está, el contraste con el blanco del vestido hacía de su tono, un tono fuego, más brillante y más fuerte. Sus ojos parecían brillar más y haber aumentado de tamaño, mientras que su piel hacía un perfecto juego con ese hermoso vestido.

Ekaterina estaba algo acelerada, como siempre, pero podía entenderla. A alguien con una inteligencia como la suya debe serle muy frustrante ir con personas que van más despacio que ella. Colette sonríe ante su iniciativa y dice - Bueno, para mí no es fundamental pero si los otros están de acuerdo, no me opondré - trata de poner la sonrisa más abierta que le es posible y decide volver a su habitación para dejar su cuaderno de dibujo allí. A pesar de nunca soltarlo, esta fiesta podía ser la causa de perderlo o romperlo. Lo mejor era evitar accidentes.

Colette mira a su profesor y le dice - Creo que deberíamos irnos ya para la fiesta - trataba de sonar serena pero en verdad estaba nerviosa.

La puerta del dormitorio que compartían Robert, Imre, y la muñeca de éste, se abrió, mostrando al joven inglés con el torso desnudo y unos pantalones oscuros puestos, mientras se secaba el cabello con la toalla.

- Enseguida bajo, apenas me ha dado tiempo a ducharme - dijo, con una cálida sonrisa.

Cerró la puerta tras él y apenas un minuto después salió, vestido con un traje oscuro hecho a medida, con una corbata color carmesí que realzaba el color de sus ojos.

Tras un buen rato esperando, decidiendo el vestido, tiempo que a Laura le pareció como varias semanas de largo, se encontraba al lado de Eka, viéndola teclear cosas incognoscibles para ella, otra cosa más que añadió a la lista de "cosas de otras personas que me impresionan". Finalmente, el profesor les llamó, y cual tormenta, Eka salió zumbando, con Laura detrás.

"Si hay música, espero que acepten patos descabezados en la pista."

Cuándo le véis, una vez más el color predominante en su vestuario es el negro, con sus colas de caballo gemelas en al cabeza. Es sencillo y sin mangas, de largo hasta la rodilla y sin escote, aunque marca un tanto la zona del pecho, lo cual no parece importarle mucho a Laura, pese a su caso ligero de "tabladeplancharenismo". También bastante transparente en la parte baja de la falda, dejando a la transparencia la rodilla y parte del muslo.

La ducha le había sentado de maravilla, parecía nuevo. Se puso la ropa que había preparado y cogió de nuevo su ipad y sus cascos, no sabia lo que se iba a encontrar allí y suponía que, si realmente se trataba de una fiesta, no seria el alma de la misma y seguramente acabaría solo.

- Hola. – dijo al salir y darse de bruces con el resto de sus compañeros. Todos parecían haberse puesto de punta en blanco. Se miró la ropa, unos vaqueros negros y otra de sus camisas blancas, eso si, ahora cerrada para aparentar mejor vestido y unas zapatillas. En fin, esto es lo que hay… Pensó mientras se encogía de hombros y apoyaba la espalda contra la pared esperando al resto.

- Bonitos vestidos - les dije a mis compañeras mientras esperábamos. 

Luego sonreí, impaciente. En parte me sorprendía el comentario de Robert sobre que apenas había tenido tiempo para ducharse en una hora. ¡Una hora! ¡Entera! Con la de cosas que se podían hacer en una hora. Incluso sin ser hiperactiva ¿Habían tenido problemas con la ducha? ¿Cosas más urgentes que hacer? ¿Su compañero había acaparado la ducha casi todo el rato? Por suerte nosotras no teníamos ese problema.

¿Y por qué tardaba tanto el resto? Bueno, siendo sinceros, para mi un minuto era una eternidad, especialmente cuando había cosas nuevas que conocer o probar. Tenía que hacer algo para entretenerme. Rápido. Así que decidí probar suerte y me acerqué hasta Robert. Le miré por un momento... 

- Espero que no te moleste si pregunto pero... - hice una pausa, ligeramente insegura de cómo preguntar - ¿cómo funciona exactamente lo de abrir caminos? ¿Sabes intuitivamente cómo llegar? ¿O tienes que conocer el lugar? Verlo o... haber estado ¿Valen fotos? - abrí mucho los ojos. - ¿Cómo de grandes son? ¿Pueden usarlos las personas? 

Las posibilidades de abrían en mi imaginación. Visitar a Nana, a mis padres, conocer otros países, ver monumentos antiguos, visitar museos o poder colarse en el área 51. Bueno, tal vez lo último no, pero hacer turismo, eso sí que me hacía soñar despierta. Porque era algo que jamás había podido permitirme y que realmente me encantaría. Sonreí sin dejar de mirarle. Tal vez algún mechón de pelo cambiase de color, pero nada especialmente preocupante o que hiciera que la ropa me resultase incómoda. Alisé mi falda y recoloque el vestido. Volví a sonreír, expectante. 

Robert pareció echarse ligeramente hacia atrás, como si las preguntas de su nueva compañera pudieran sepultarle de un momento a otro.

- Wow, wow, wow - dijo él, alzando las manos para detener a la muchacha - Más despacio, señorita. Te respondo lo que quieras, pero diantres, de una en una.

Se pasó la mano por el cabello, en un gesto sexy pero hecho de forma descuidada, como si realmente no le preocupara causar una buena impresión.

- Lo que sé, es lo que he aprendido con la práctica, por eso estoy aquí. Soy bastante desastre - aclaró - Puedo abrir caminos de un lado a otro, no tengo por qué verlos, eso sí, pero tienen que estar cerca. - Se encogió de hombros, como si se disculpase - He intentado ir más lejos, pero cuanto más me alejo, peor me siento al salir.

Se cruzó de brazos, y una sonrisa pícara asomó en su cara.

- Ahora tengo yo una pregunta sobre ti, chica copiona - añadió, sin malicia alguna - ¿Si copias a alguno de nosotros, también puedes usar nuestras habilidades?

Una vez que todos salieran de sus habitaciones, Marcus les entregó una pequeña placa metálica que debían colocarla en el pecho. Era un pin circular y de color rojo, sin nada más inscrito en ella. Grant explicó que se trataban de placas de identificación entre los estudiantes y facilitaban el trabajo a los profesores, además de que dijo que solo la llevarían para la fiesta y los primeros días de clases. 

-Eh, eh, tranquilos - Dijo con una sonrisa en dirección a Ekaterina - Todavía no les daré el tour, aún se los debo. Ahora nos vamos a la fiesta, la directora dará un discurso y tendrán la oportunidad de conocer a algunos profesores, a los demás estudiantes o conocerse entre ustedes...

Observó divertido como Ekaterina le preguntaba a Robert sobre el funcionamiento de sus poderes, la chica parecía bastante despierta y curiosa por todo, Grant supuso que podía a llegar a ser beneficioso para el Equipo Fénix. O al menos en parte.

-Venga, siganme que la fiesta va a empezar - Dijo en dirección al grupo - Luego tendrán tiempo de sobra para conversar...

El no poder usarlo para viajar era una lástima, pero tampoco me importó demasiado. Porque si la limitación era sólo la distancia, se me ocurrían también montones de cosas divertidas, probablemente prohibidas, pero eso eran detalles. Y entonces preguntó. 

- Umm... nunca lo he probado. 

Levanté la mano con intención de tocar su piel, en este caso el cuello porque cuanto más cercano el contacto, más fácil era provocar el cambio. Pero la detuve justo antes de hacerlo y escondí las dos manos detrás mío, como si hubiera estado a punto de cometer una travesura. 

- Mejor esperar a un entorno controlado - luego miré hacia mi vestido - Y a una ropa que resista el cambio. ¡Pero podríamos probarlo! - aplaudí completamente feliz ante la posibilidad de hacer experimentos. Me giré hacia el profesor - ¿Se puede practicar poderes en grupo? Sería taaaan divertido - miré de reojo a Robert para susurrar - Mi teoría es que si puedo, una vez con mi hermano... 

Pero antes de que terminase lo que iba a contar, el profesor nos empezó a dar una especie de símbolos para distinguirnos. Sospechaba que tendrían algún localizador para no perdernos y tenernos "más controlados". Pero no lo dije, total, ¿qué ganaba diciéndolo? Si quería que no me controlasen, era mejor que no supieran de mi sospecha. Y si permanecía con el grupo, ¿qué más daba que lo supieran? Aunque parte de mi no podía evitar pensar que si ya tenía problemas para controlar uno de mis dos poderes, ¿Cómo sería controlar los de otros?  Vamos, que eso debería formar parte del entrenamiento. Carraspeé y levanté la mano para preguntar. 

- ¿A quién avisamos si tenemos algún problema, digamos, de guardarropa? - miré al tutor ligeramente seria.

No es que realmente me importase, pero siempre estaba la posibilidad de que si tenía algún cambio en alguien más grande que yo, mi ropa se rompiera y acabase con harapos. Luego hice un ligero mohin, quería explorar y conocer la escuela. Tal vez también curiosear por ahí. Pero me repuse rápido. Me acerqué para susurrar a Robert. 

- Cuando termine la fiesta, si me enseñas algún truco, yo te enseño como funciona. - medité medio segundo - Aunque si quieres que te copie vas a tener que dejarme ropa. - Solté una risita, para mi aquello empezaba a ser natural, aunque apenas supiera lo que hacía.