Partida Rol por web

Me sorprendió que al final Z se animase a bailar, pero era buena señal. Significaba que no le importaba probar cosas nuevas. Sonreí aún cuando se notaba que no tenía mucha experiencia. 

- ¿Ves como es divertido? - le dije mientras me movía con soltura a su alrededor, guiándole sutilmente. Poco a poco iba enseñándole algún paso fácil. Me acerqué un poco más. - ¿Viajaste mucho cuando dabas conciertos? ¿Cuál fue tu ciudad favorita? - pregunté - A mi me habría encantado viajar y conocer sitios nuevos. - sonreí - La verdad es que quitando Londres y Stalingrado no he podido visitar muchas ciudades. Pero la escuela tiene recursos... Me gustaría tanto viajar.

- ¿Teorías conspiratorias? – pregunta arqueando una ceja. – Vaya, eso sí que no esperaba oírlo, curiosas compañeras te han tocado sin duda. – respondió al comentario de Imre para posterior dar un largo trago de su vaso de ponche. – Si, bailemos. – tendió una mano para que el chico alemán la cogiera y la llevara a la pista de baile. La mano de la muchacha estaba fría como el hielo.

- Pasarlo bien es un buen objetivo en esta vida – comentó sonriendo al llegar al centro de la pista.  – Aunque como bien has dicho, no solo estamos aquí para divertirnos, también tenemos que aprender mejor a manejar nuestros poderes, que por cierto, ¿Cuál es el tuyo?. Yo soy capaz de crear hielo, bueno, más o menos. -

Parecía increíble lo que se parecía su infancia a la de Colette, ninguno había tenido amigos, no sabían lo que era eso. – Bueno, pues habrá que solucionar eso de los amigos ¿no?. – no sabía muy bien que decirla, él siempre quiso tener algún amigo. – Yo no tendría inconveniente en ser tu amigo y hacer esas cosas que quieran que hagan los amigos. – comentó algo confuso dada la inexperiencia colocando una mano en su nuca con cierto nerviosismo.

Luego, tras el comentario de Colette sobre que la preguntara algo se quedó pensativo. No se le ocurría nada que preguntarla, no se le daban bien este tipo de cosas así que optó por algo que le había llamado la atención horas atrás. – No sé, no sabría que pregunta hacerte pero… ¿Podrías enseñarme tu cuaderno de dibujos?. – Lo preguntó con miedo, no sabía si realmente se estaba excediendo con la petición, así que esbozó una temerosa sonrisa.

Aquella chica estaba realmente fria y cuando dijo lo del hielo Imre entendio el motivo, mientras bailan en la pista dice:

- Si, bueno se han tomado muy enserio lo de competir y empezaron a decir que lo de esta escuela no es normal, pero bueno, mejor no hacerles demasiado caso la verdad. En cuanto a mi poder no es algo tan vistoso como el manejo del hielo, soy un simple marionetista

Se queda callado unos segundos y continua:

- Realmente mi familia es una familia muy especial ya que nos dedicamos a la industria juguetera, pero algunos de nosotros somos capaces de manejar marionetas y nada mas, como ves no es demasiado espectacular, ya veras a Henriketta por los pasillos cuando empecemos las clases

Z intentaba dejarse llevar por la chica rusa, tratando de mantener su ritmo y sus movimientos, al verla que se le acercaba intentaba parecer un mejor bailarin, pero se notaba lo mucho que se estaba esforzando.

Es divertido, me gusta tener una compañera de baile tan buena. Se puede decir que viajé mucho, pero el problema es que cuando uno da conciertos lo único que ve son hoteles, o mejor dicho casas para hospedarse y teatros, los ensayos de las orquestas no dejan mucho tiempo para conocer el mundo.

Al decir esto se notaba un deje de nostalgia en los ojos se Z.

De todas formas me encantaría viajar a otros lugares, la escuela podría dejarnos bajar cada tanto a conocer el país sobre el que volamos, si esto está flotando supongo que estamos viajando permanentemente... ¿No?

Al decir esto le dedica una sonrisa a Eka.

Cuando dice lo de ser amigos, Colette le sonríe más abiertamente y ríe suavemente.

Espera la pregunta y se avergüenza un poco. Ella siempre llevaba su cuaderno de dibujos pero esta vez lo había dejado. No estaba muy segura que pudiera llevarlo consigo a la fiesta. Sus mejillas se sonrojan un poco más y con mirada nerviosa y voz débil, se dirige a su compañero - Bueno, no lo tengo conmigo. Lo he dejado en mi habitación. Si deseas, podrías acompañarme a mi habitacion y yo te lo muestro - miraba al suelo algo apenada.

Extendió su mano para que él la tomara y guiarlo a su habitación. Se sentía nerviosa pero sabía que con él no tendría riesgo de leer en su mente algo que no le agradara. Nuevamente dice - Y así, podrías pensar en algo qué preguntarme en el camino -.

Comenzó a moverse al son de la música junto al muchacho alemán, el cual parecía hacerle cierta gracia. Tras ellos, cosa que Imre pudo ver, dos miradas de recelo se clavaban en Imre, una era la del chico que habló a Lorie antes, un muchacho rubio de aspecto algo sombrío y ahora se sumaba la de otro muchacho, este mucho más imponente. Se trataba de un chico muy alto y fornido de pelo azul. Ambos observaban en todo momento los movimientos de Lorie e Imre.

- Siempre es bueno que haya competitividad. Otros años no la había, los separaban por héroes y curritos, pero el año pasado se ve que los curritos hicieron un buen trabajo y parece que han decidido no hacer esa separación y hacerla por grupos, a mí me parece más entretenido, la verdad. – Sonrió mientras continuaba bailando.

- ¿Asi que marionetista? ¡Que guay! – exclamó. Lorie, a pesar de tener un cuerpo de mujer, daba la sensación de ser demasiado niña, o al menos eso era lo que le pareció a Imre. – Siempre me han llamado la atención esas cosas. Lo mío es muy sencillito, salvo enfriar los refrescos de mis hermanos, poco más se hacer. – sonrió guiñando un ojo.

Acompañarla a su habitación!!!... Los ojos de Ikuei se fijaron en un punto lejos de su acompañante, intentaba disimular que aquella proposición lo había cogido por sorpresa, pero al volver a mirarla, vio como había extendido su mano para guiarlo a su habitación. Intentaba disimular su nerviosismo, nunca había cogido de la mano a nadie, pero no debía ser descortés, su educación, aunque pareciera extraño, era bastante buena. Hizo de tripas corazón y agarró la mano. Intentó hacerlo suavemente, tan sólo rozándola, para evitar que pudiera lastimarla.

- Esta bien, vayamos. – respondió temblorosamente. – Aunque no deberíamos tardar demasiado, se supone que la directora va a dar un discurso. – comentó cuando comenzó a andar.

Por los pasillos, permanecía callado, dándole vueltas a lo de que la preguntara algo. No era un muchacho que le gustara meterse en la vida de los demás, no tenía muy claro que preguntar, así que comenzó por lo más cordial. – Bueno, y ¿Cómo era tu vida en Francia?. -

Miró como su compañera estaba llena de vitalidad, y sonrió aún mas. Era extraño pero a la vez sentía que estaba bien que los chicos como él fueran tan vitales. Seguro que vivirían la vida mejor que él, tan reflexivo, tan... Filosófico.

Tan aburrido.

Asintió con la cabeza. 

-De acuerdo. Te sigo. ¿A donde quieres ir ahora de este lugar?

Comentó mientras cruzaba las manos tras la espalda. A veces parecía mas un señor que un chico adolescente.

Colette le sonríe alegremente. Parecía increíble que hubiera aceptado su invitación. Sus mejillas se colorearon un poco al él haber tomado su mano pero se sentía a gusto. Con dulzura le dice - No te preocupes. No tardaremos - le sonríe y comienza a caminar. Toma el brazo de Ikuei firmemente, teniendo en cuenta que él no podría y comienza a caminar a su habitación.

Ikuei le hace una pregunta y Colette voltea, baja el paso un poco y su mirada la clava en el suelo. No había sido una vida muy amable para ella. Se detiene y dice con voz taciturna - Vivía con mis padres. Desde pequeña descubrí lo que podía hacer pero de mala manera. Me salí de control y lastimé a unas chicas de mi clase. Nunca tuve un amigo y a los pocos que intentaban acercarse, los asustaba con mis poderes. No quería que sucediera lo mismo que con ellas. Siempre estuve sola. Cuando hablé a mis padres de mi poder, pude escucharlos - para por un segundo y respira profundo. - Me tenían miedo. Mi padre me golpeó y quería enviarme a una institución mental. Los alejé y me encerré en mi habitación hasta que llegó el día de venir aquí - mira a Ikuei y le muestra una sonrisa, aunque no era sincera como la anterior - Es una etapa muy triste pero quiero dejarla pasar - con un tono más tranquilo.

Para tratar de dejar de pensar en ello, le dice - ¿Y quieres contarme algo sobre ti? No es parte del juego pero sería más ameno. Aunque está bien si no quieres - sus mejillas se sonrojaron otra vez y continúo si camino.

No solía mostrar su cuaderno de dibujo a nadie pero había prometido cumplir con ese pequeño juego, así que debía hacerlo.

Al llegar, Colette le sonríe y le dice - Llegamos - abre la puerta de la habitación y con su telekinesis, hace que el cuaderno llegue hasta ella. No estaba segura de si querría entrar a la habitación, así que lo mira - Si quieres, podemos sentarnos. No sé si quieres pasar, pero aquí está - extiende sus manos y le ofrece su cuaderno a Ikuei.

El cuaderno estaba lleno de dibujos de todos sus compañeros en el momento en que el bus tomó vuelo. También, un dibujo de Sky High desde el aire. Todo lo que Colette veía mientras el bus volaba. Se podía ver la reacción de miedo en algunos, sorpresa de otros... La sorpresa de estar en un autobús volador. - ¿Qué te parecen? -.

La sensación de tener a alguien agarrado a su brazo era algo que nunca había sentido, le gustaba a la par que le hacía sentirse incómodo, era extraño. Cuando la muchacha comenzó a hablar, supo que el tema que había tocado no era del todo bueno, y se maldijo por ello... Estas tonto Ikuei… - A los padres les asusta lo que no pueden llegar a entender. – respondió mirando a los ojos de Colette. – Mis padres también se comportaron así conmigo, aunque no les culpo, supongo que para ellos yo era un monstruo, algo con lo que no contaban y a quien no sabían cómo tratar. Te comprendo más de lo que crees. – su mirada, la cual reflejaba tristeza, se tornó fría al hablar de sus padres.

- ¿Algo sobre mí?. – le alegró que le hiciera esa pregunta, ambos sabían que debían cambiar de tema. – Pues la verdad es que no hay mucho que contar. Yo ni siquiera he tenido la oportunidad de tener compañeros de clase que me hicieran la vida imposible, aunque tampoco creo que eso hubiera sido posible en mi caso, supongo que me temerían… - dejaba volar su mente imaginando como habría sido. – Así que me temo que mi vida ha sido bastante aburrida. Siempre recluido en casa y con la única compañía de mi perro Haku y del profesor Hitomori, la única persona que por lo menos ha intentado hacer que fuera una persona de provecho, aunque podía leer en sus ojos el miedo que sentía hacia mí, aunque se esforzaba por no aparentarlo, no era diferente a mis padres. – concluyó su relato cuando llegaron por fin a la habitación.

Entró en la habitación tras la invitación de Colette y se sentó junto a ella en la cama con cierto nerviosismo. La habitación  era exactamente igual a la suya, pero ya tenía esos toques femeninos. Sus ojos se abrieron de par en par al ver como el cuaderno levitaba lentamente hacia ella y, sin salir aun de su asombro, tomó el cuaderno en sus manos. – Vaya, eso sí que ha sido increíble. – se le escapó.

Observó con detenimiento los dibujos, sin duda eran muy buenos. Muchos le recordaban a esos comics que leía de pequeño. – Son muy buenos Colette. Si no fuera porque nos encontramos en un lugar donde nos van a preparar para salvar al mundo, te diría que deberías dedicarte a esto… - comentó mostrando una gran sonrisa.

La música continuaba mientras los integrantes de aquella fiesta bailaban y charlaban. En el centro de la pista, se habían reunido gran parte de los integrantes del equipo fénix. Ekaterina y Z se encontraban en la pista de baile junto a Imre, el cual continuaba bailando con la muchacha del equipo azul. Al lado de ellos se encontraba Camille, la cual bailaba también con otro muchacho de cabellos rojizos perteneciente al equipo medusa. A ellos se les unieron Félix y Laura haciendo que todos, menos Colette e Ikuei, los cuales aún se encontraban fuera, se reunieran de nuevo.

Justo en aquel momento, todos pudieron observar cómo había varias miradas clavadas en la persona de Imre. Al parecer a algunos de los invitados no les hacía demasiada gracia que el chico alemán bailara con la muchacha de pelo azul.

Imre sonrie a la chica, no hace especial caso a los dos chicos que parecen observar y dice:

- Si, claro la competitividad es buena pero sin pasarse, esperoq ue no hagan como hacen en Japon que salen listados con el puesto de cada uno segun notas jeje.

Sigue bailando y dice:

- Si, bueno, cuando vayamos a clase seguramente veras a mi marioneta, Henriketta la verdad es que es siguiendo un esquema de una marioneta que hizo mi abuelo, pero bueno, yo no considero que tu poder sean una nimiedad, ahora solo puedes enfriar, pero seguro que cuando lo domines mejor puedes hacer muchas mas cosas, yo en cambio no creo que vaya mas alla de manejar a Henriketta, tienes mucho potencial en realidad

Mientras Z intentaba no pisar a su compañera de baile, se dió cuenta que los estaban mirando, o por lo menos eso le pareció a él. De todas formas el bosnio no dijo nada y siguió con Eka, como si nada hubiese pasado. De todas formas al cabo de unos segundos logró ver por el rabillo del ojo una abundante melena azul y que le joven tenía cara de pocos amigos. Z intentó moverse un poco más para ver si los ojos lo seguían, pero no era así.

No me están siguiendo a mi, eso significa que...

También notó que Irme no estaba muy lejos de ellos. No se había dado cuenta de su compañero de grupo ya que estaba muy concentrado en Eka, al ver esto habló en voz muy baja.

Me parece que Irme se va a meter en problemas en breves, hay dos tipos que lo están mirando con mala pinta... No mires para atrás...

Z hizó girar a Eka con gracia, o por lo menos hizo un intento, mientras la rusa miraba a sus nuevas visitas pensaba.

¿Porque Collette no está cuando más la necesitamos? Ojalá Irme se de cuenta solo...

Los ojos del bosnio fueron hacia Irme tratando de avisarle sin hablar, si hubiese tenido un control más grande de su poder podría haber gritado y evitado que los otros dos escucharan, pero por ahora estaba ligado a su violín, y el violín estaba en la habitación.

No tiene muy buena pinta..

Con una sonrisa, tras haber visto aquello, le dio una mano a Silvia y le dijo.

- Ayudemos a nuestros amigos ¿De acuerdo?

Comentó, de manera cordial, en una invitación para bailar que tenía como objetivo principal acercarse a Imre y avisarle con la mayor discreción de lo que estaba ocurriendo... A su vez estando mas cerca de ellos, por si había que intervenir de algún modo.

Que era alguien elegante y caballeroso, si... Pero tampoco era tonto. Y era mejor estar cerca, que no poder hacer nada y acabar lamentando.

No podía creer que había alguien que comprendiera su sufrimiento. Todos sus compañeros tenían historias muy felices pero, al parecer, ellos dos no.

Colette le sonrió con amabilidad y ante el comentario de sus dibujos, sus mejillas se sonrosaron nuevamente. Baja la mirada apenada y dice - Gracias. Era lo que quería hacer antes de enterarme de esta escuela. Tal vez lo siga haciendo -sonríe y aunque se siente un poco sorprendida por la reacción ante su poder. Para ella era algo natural y además, el poder que él tenía era aún más increíble.

- No creo que mi poder sea tan increíble como el tuyo. Yo no puedo entrar a tu mente ni nada. Además, tu fuerza es increíble - le sonríe y permanece mirándolo. Se sentía extraña haciéndolo pero era una forma de quitar un poco el mal gusto de las historias que ambos habían contado.

Laura pensaba dónde podían ir a investigar, ya que habían un montón de lugares a dónde ir, tenían la sotras mesas, las pistas de baile, los exteriores... En esto andaba ensimismada cuándo Félix le saca de su ensoñación. Se fijó el problema que le señalaba su compañero. Alguien había enfadado a alguien~~

"Ya veo a lo que te refieres" volvió a colocarse los pinganillos para entender a los demás y busco algo afilado en la mesa por si acaso "Vamos allá, que allí van a repartir tortas fritas." se adelantó a Imre, sin coger la mano que éste le ofrecía y cuando llegó a Imre y su... ehm... ¿amiga? le dio un par de toques de atención en la espalda y se arrimó a su oreja "No sé si te habrás dado cuenta, pero hay dos tíos mirándote para darte una paliza gitana de las que llamamos en mi tierra..."

- Claro que tienes que seguir haciéndolo, no veo incompatibilidad entre estar aquí y seguir dibujando, es más, te animo a hacerlo. – comentó con la mejor de sus sonrisas mientras continuaba admirando el talento de Colette en sus dibujos.

- ¿Entrar en mi mente? – al decir eso paró de pasar paginas algo intrigado. - Ahhh, eso que decíais, ¿eso de que anulo poderes?, yo no sé si realmente es eso, ni siquiera sé cómo funciona, aunque supongo que si no consigues leerme la mente, es que algo ocurre. – hizo una breve pausa. – De todas formas, ¿Por qué tanto interés en leerme la mente?, puedes preguntarme sin problemas, no tengo nada que esconder. -

Cuando Laura llega a su lado Imre dice con una sonrisa:

- Gracias por el aviso, pero no creo que hagan nada, no creo que nadie quiera empezar el curso en el despacho del director, ademas solo hablamos

Mira a su acompañante de baile y dice.

- Mira te presento a una de mis compañeras, ella es... Laura, Laura ella es Lorie Soresen

Es lindo el comentario sobre seguir dibujando. Realmente, ella no podía dejar de dibujar. Era la única cosa que la calmaba en los momentos de soledad y aquello que movía su ser.

Cuando habla de su poder, la mirada de Colette se torna algo triste. Ella no controlaba bien su poder y eso la atormentaba. Con voz un poco triste, dice - No sé bien si tienes la capacidad de anular los poderes de otros pero no es que quiera leer tu mente, es sólo que es algo que no puedo controlar - suspira y mira al suelo.

Después de una corta pausa, prosigue - No es que ocultes cosas, pero yo puedo saber de la gente cosas que ellos no querrían. Si tienen un recuerdo desagradable de la niñez, ver sus temores, o cualquier cosa que piensen en ese instante. Son esas cosas las que hacen que la gente tema acercarse a mí. Además, sabía lo que la gente opinaba de mí todo el tiempo y eso no te deja hacer amigos. Hay cosas que la gente quiere guardarse para sí - dijo con algo de tristeza en su voz.

Cuando piensa en lo que le dijo, Colette se le ocurre preguntar - Y si puedo preguntar abiertamente, ¿Qué piensas de mí entonces? ¿Y de lo que pasó? - sus mejillas se colorean nuevamente.