Partida Rol por web

La tranquila vida de Andoni Gorraiz

-Hola, soy Luis del Olmo y son las seis de la mañana...

Maldito despertador... El primer pensamiento del día siempre es en dormir. Nunca se duerme lo suficiente, y menos si despierta uno escuchando a la soporífera COPE. Gaxuna, mi mujer, se remueve a mi lado, perezosa.

-Apaga ese trasto -musita, con un hilo ronco de voz.

Tanteo, parpadeando, hasta que doy con la tecla y apago el despertador. Comienza una mañana más, me digo mientras me paso la mano por la cara. Cuando te haces viejo, te cuesta más levantarte temprano. Me levanto al fin, despacio, solamente porque tengo ganas de orinar. El trayecto hasta el servicio es corto, pero ando renqueante por la pereza.

Speculum animi. La imagen del espejo es a veces un reflejo del alma, y mi cara refleja cansancio vital y profundas reflexiones a partes iguales. La cuchilla de afeitar resbala sobre mi piel curtida y enjuta, cual cuero viejo de Córdoba. Me rasuro bien la barba, recortándome los pelos del bigote. Estás cano, Andoni, y te ves viejo.

Como cada mañana, me visto por abajo: calcetines, pantalones, zapatos, camisa y americana. Dejo dormir un poco más a mi mujer, porque no le gusta madrugar... y hace bien. Voy a la cocina, llevándome el maletín con los materiales que necesito para hoy en el instituto. Un traguito de txakolí para animarme, y después un café solo, doble, y unas tostadas con mantequilla y mermelada, mientras miro el primer telenoticias del día en la pequeña tele de la cocina.

Una vez desayunado, me cercioro de que lleve todo lo necesario: llaves, móvil, cartera. Ella ya se ha levantado, y me da un beso con sus labios secos de recién levantada. Pienso en que la vida aquí no está tan mal, después de todo, y luego, tras despedirme, salgo a la calle.

El viejo Andoni cerró la puerta de su casa y avanzó unos cuantos pasos cuando se percató de que en la fachada había algo que antes no estaba.

En la fachada amarilla había varias pintadas, recientes, tenian que serlo porque anoche no estaban..

Se podía leer con letras negras de spray las palabras GORAIZ KAMPORA junto al dibujo de una diana.
El viejo se detuvo, en silencio y contemplo su fachada. A poca distancia habia otras dos: HIL ZARA y GORRAIZ TXAKURRA FASZISTA.

Durante dos minutos, Andoni no se movió apenas. No podía sentir nada.

En ese momento su mujer salió a la puerta de casa al ver que no se había marchado y vio la escena. Bloqueada y pálida se llevo las manos a la cara.

El viejo sabía que tarde o temprano ocurriría esto. Cada generación que pasaba se tenía menos en cuenta sus “servicios” ofrecidos en el pasado y más el que era el único bicho raro del pueblo. Ante sus ojos pasaron varias escenas que había visto en la vida de otras personas. Un disparo seco por la espalda, una bomba colocada en el coche, o lo minimo, una vida llena de problemas, con miedo y sin libertad.

Pero Andoni solo podía percibir el miedo de los demás. El ya era incapaz de sentirlo. Ya había vivido bastante y no le asustaba nada de lo que pudiera pasarle. Si acaso lo que pudiera pasarle a su mujer. Sin acercarse a ella, la lanzó una mirada inexpresiva, fría y cansada. Era justo lo que Andoni sentía, aunque no sabía como lo interpretaría ella. Era algo entre medias de un “Lo siento” y un “Ten entereza y que no se salgan con la suya.”

Continuó su camino dejando allí a Gaxuna. Lo interpretó bien sin duda, para algo era la mujer de Andoni Gorraiz, si alguien sabía lo que pasaba por la mente del anciano era ella.

Giró por la calle haciendo el recorrido de todas las mañanas y cruzandose con la misma gente conocida. Sebastián estaba descargando cajas en el mercado, sin apenas poder subirse al camión por su obesidad. El sudor le resbalaba por la calva y se detuvo a coger aire mientras se pasaba un pañuelo sucio por ella.

-Buenos dias, Gorraiz.
- Como va eso, Sebastián. – Dijo sin detenerse.
En ese preciso intante el molesto ruido cruzo la calle de un punto a otro. Era la moto de Iñaki. Este era de los que no saludaban.

Iñaki tendría unos 18 años y era un joven brillante en la escuela. Ahora habia dejado los estudios, llevaba el pelo alborotado, un par de pearcings. Su estado intelectual habia mermado visiblemente por el consumo de porros continuo. Iñaki habia pasado de admirar a su antiguo profesor a verle como el enemigo cuando habia cedido a su entorno. Quien sabe si quizá había sido el mismo de las pintadas.

El cuidado edificio de la escuela ya no tenia niños en la puerta como solía pasar cuando llegaba. Se había entretenido un par de minutos mas.

“Gorraiz Kampora” escrito con letras negras y amenazadoras, le pasó por ultima vez por la mente cuando atravesó la puerta de entrada del aula, donde los chavales le esperaban armando jaleo.

- Silencio. – Dijo Gorraiz con voz serena pero autoritaria.

Los chavales volvieron a su sitio rápidamente.

- Abrid el libro de Conocimiento del Medio por la página 63.

Todos los alumnos obedecieron en silencio. Un solitario y tímido avión de papel voló de una punta a otra del aula. Ontzalu tendría alguna cuenta pendiente con Tomas de los instantes anteriores a los que el había entrado. No valía la pena paralizar la clase por eso a menos que se volviese a repetir… Los alumnos solían respetarle y apreciarle hasta que cumplían la edad suficiente como para pensar en política. El Maestro Gorraiz.

- Ontzalu. ¿Cuáles eran las partes de las plantas?

Ontzalu no respondió.

- ¿Alguien lo sabe? – Repitió Gorraiz.

-“La raiz, el tallo, las hojas, las flores y la semilla” – Se escuchó al unisono y en diferente orden.

- Muy bien.- Dijo el maestro.
 

La mañana pasaba lentamente. Primero, las clases de los más pequeños. Después, la hora del recreo, donde los profesores tomaban café en petit comité. Aprovecho ese momento, dedicado por otros a mantener charlas inconsustanciales sobre novedades en la prensa, fútbol o cualquier otro tema del día, para sumergirme en la lectura de algunos clásicos, y no tan clásicos. Hoy tocaba Pío Baroja.

Pasaba páginas, entre sorbo y sorbo de café, analizando las razones del autor en su obra "El árbol de la ciencia". Este era uno de aquellos grandes vascos ilustrados, de los que uno se siente orgulloso. El tema de los profesores deriva en política, para variar. Entonces, me quito las gafas de leer y los miro con expresión ausente.

Es una verdadera pena que se le de tanta importancia a algo que no merecería más que cinco minutos en un informativo.

"Que paradoja esta de la sexualidad - pensaba Andrés al ir a su casa-. En los paises donde la vida es intensamente sexual no existen motivos de lubricidad, en cambio, en aquellos pueblos como Alcolea, en donde la vida sexual era tan mezquina y tan pobre, las alusiones eróticas a la vida del sexo estaban en todo.

Y era natural, en el fondo era un fenómeno de compensación."

Asi concluía el capítulo VII de El Arbol de la Ciencia que Andoni acababa de leer justo cuando sonaba el timbre para volver al aula a dar sus clases.

A las 15 en punto finalizó. Recogió las cosas del pupitre no sin antes mandar algo de deberes para el dia siguiente a los chavales y salió de la escuela intercambiando pocas palabras con los demás profesores.

Cargado con el maletín Andoni llega a la puerta de su casa. Dos de las pintadas estaban mal tapadas con pintura. Gaxuna había tratado de eliminarlas pero por lo que fuese no habia terminado...

Además, la puerta de la casa estaba abierta. Y tambien había un mercedes clase S en la acera. Por aqui no habia muchos coches de ese estilo precisamente...

Un día extraño, sin duda. Pintadas que me amenazan de muerte, y ahora la presencia de este misterioso coche. Por un momento, considero la posibilidad de que sean etarras, pero de ser así, no llevarían un coche lujoso. Las pintadas habían sido obra de gamberros de la kaleborroka, y los comandos no utilizaban esa clase de coches para perpetrar sus fechorías... aunque cabe decir que fuera del País Vasco.

Aquel era un feudo tradicional de ANV, antigua HB, y todo podía esperarse. Solo que, en ese momento, lamento no llevar una pistola encima, como en los viejos tiempos. Pero si tengo una en casa, aunque bien escondida.

Solo puedo hacer una cosa: entrar. Así que eso hago, procurando ser silencioso.

Andoni entro sigilosamente en la casa. Escuchó un poco de cacharrería en la cocina y se oia a su mujer hablar con alguien. Al acercarse al pasillo, desde donde podia verse la cocina, la vió cogiendo unas tazas del armario.

- Tiene que estar al llegar, suele venir hacia esta hora... - Dijo.

- No tengo prisa. - Se escuchó una voz desconocida en la cocina.

En ese momento a Andoni le pareció que no ocurría nada demasiado extraño y avanzó hacia la cocina con normalidad.

- No te había oido entrar, Andoni- Dijo su mujer.

Su mujer le estaba sirviendo un café a una persona desconocida. Estaba sentado en la mesa de la cocina (era una mesa amplia y una cocina grande). Era un tipo de pelo canoso, de unos cuarentaytantos años, que vestia con traje y chaqueta. Sobre la mesa habia un ejemplar del dia de hoy de La Vanguardia y encima un lujoso teléfono movil de esos que Andoni pensaba que los que los compraban tenian que ser gilipollas como para gastar dinero en semejante chorrada.

- Señor Andoni Gorriaz - Dice. Este no es vasco. - Me llamo Gonzalo Garrido, he venido desde Madrid para pedirle consejo, supongo que se imagina de parte de quién... Pero antes de nada ¿Como va todo por aquí?

Miro un momento a Gaxuna, sonriendo un poco. Me había preocupado, y me alegra verla bien. El tipo está sentado y no se levanta, lo cual indica que se siente demasiado importante como para molestarse en ello. Cuando alude a Madrid, entonces comprendo.

Me siento frente a él, despacio, tras estrecharle la mano. Era una buena pregunta la que él hacía, y quizá podía aprovechar para tantear algo en su favor.

-Revuelto, señor Garrido. El tiempo todo se lo lleva, hasta el recuerdo y la condescendencia. Digamos que mi esposa y yo estábamos considerando mudarnos a Bilbao, o quizá más lejos.

Gaxuna estaba sirviendo un café, y podía oirla trastear a su espalda. Había parado un momento de hacerlo, sorprendida por aquellas palabras.

-Bueno, usted dirá. ¿En que puedo ayudarle?

- Queremos que eches un vistazo a estas imagenes, Andoni.

De un portafolio saca una serie de fotos. En todas ellas puede verse una especie de caja, del tamaño de un maletin, con una tapa. Parece un circuito muuuy complicado y hay dos capsulas con un liquido azulado en ella y gente de explosivos de la policia y la ertzanta manipulandola.

- Apareció en una linea de cercanías de Bilbao, pegada bajo un asiento. Un viajero la vio y dió la alarma, y se procedió con disimulo. La extraimos y comenzamos a analizarla.

En un ordenador portatil pone un video a Andoni, donde se ve a dos ertzantzas expertos en explosivos manipulandola en una especie de nave industrial.

- Vamos a proceder a extraer liquido de su interior para analizarlo.

- El circuito es muy complicado, y tan solo hemos podido retardar el momento de la explosion lo suficiente como para ganar algo de tiempo y saber de que se compone la sustancia.

- El contenedor del liquido esta hermeticamente cerrado y habrá que extraerlo con una jeringuilla, con sumo cuidado, por la parte con la que el contenedor se une a la base. Parece una capa de silicona.

Segun se introduce la jeringuilla, aparece nieve en el video, y se pierde la imagen.

- Esta otra imagen, Andoni, la cogimos desde otra cámara.

Se ve a dos ertzanzas manipulando la bomba y a un tercero grabando. De pronto hay una explosión brutal, que hace el camara que esta grabando el video que esta Andoni viendo caiga al suelo. El fuego inunda todo y no hay rastro de los dos ertzantzas ni del primer cámara. Es una explosión completamente desmesurada,de una bola de fuego destructiva y no de metralla o de otros materiales.

- ¿Que opina, Gorraiz?

Examino la cinta, minuto a minuto. El mecanismo es una verdadera virguería, y no me suena de nada, pero el líquido que contiene... Tomo el mando, y echo atrás la cinta hasta el primer y aburrido minuto. Entonces, me llama la atención un detalle: el líquido de la segunda cuba es más claro que el primero. Al pasarlo a cámara rápida, ambos líquidos adquieren la misma tonalidad.

-Desconozco el mecanismo, pero entiendo la base química del funcionamiento de la bomba. Es un vaso comunicante, y en principio ambas cubas contienen líquidos distintos e inofensivos para su transporte. Al activarse la bomba... -detiene el video y señala- Se abre el tamiz interior, y el líquido de la cuba A se pasa a la B, igualándose sus composiciones.

Miro un momento al trajeado madrileño.

-Me atrevo a decir que, aunque no se la composición exacta de la bomba, es algo parecido al detonante de hidrógeno líquido que se usa en los reactores bifásicos de los misiles. El principio de la deflagración es similar. Creo que el mecanismo tan solo produce una chispa como comburente de la mezcla, que estimo en un alto contenido de hidrógeno líquido o algún derivado del petróleo sintético de alto poder calorífico, produciendo la brutal explosión. El líquido es inestable, y creo que la ruptura de cápsula por la jeringuilla durante la prueba actuó como reacción en cadena, al desigualar la presión del líquido con el exterior, provocando la explosión.

Detengo el video, y miro a Garrido. Gaxuna sirvió el café.

-Desconozco la composición química de la bomba, pues habría que analizar una muestra, pero es un nuevo concepto de bomba cuyos materiales no son para nada comunes o fáciles de encontrar. Parece obra de un grupo organizado, con suministro de productos químicos elaborados del extranjero. Eso descartaría, a mi ver, al titadine clásico de ETA, o los explosivos militares de Al-Qaeda.

- Eso es justo lo que queremos que haga. - Dice Garrido. - Nos gustaría que solucione rápido lo que tenga pendiente aqui y que nos acompañe a Bilbao lo antes posible, tenemos una segunda bomba del mismo estilo. Ha sido encontrada en el Aeropuerto esta misma mañana y nos gustaría que la analice. Si hay alguien capaz de desgranar el secreto de estos explosivos es usted.

Una bomba. Eso significaba varias cosas: certeza casi segura de muerte, y dejar una viuda en un pueblo que no la quería. Llegaba la hora de hacer algunas observaciones.

-No tengo inconveniente en acompañarles a Bilbao, pero necesito que a mi mujer le hagan una mudanza discreta a una vivienda de protección oficial en Bilbao, a poder ser y durante unas semanas, en régimen de protección de testigos.

Me toqué la barba. Quizá el tipo no me haría aquella concesión, pero había que ser duro al pedirla.

-Si muero intentando desactivar ese trasto, señor Garrido, no me gustaría que mi viuda quedara a merced de la kaleborroka de este pueblo.

- Le comprendo. Pero su mujer no puede venir con nosotros en principio. Llamaré para que vengan dos agentes a recogerla mañana y se la lleven a una vivienda a Bilbao. Nosotros tenemos que partir de inmediato, solucione lo que tenga que solucionar antes de irse y prepare su equipo cuanto antes. Tenemos que llegar donde esta la bomba en las afueras de Bilbao antes de que se haga de noche.

- Le comprendo. Pero su mujer no puede venir con nosotros en principio. Llamaré para que vengan dos agentes a recogerla mañana y se la lleven a una vivienda a Bilbao. Nosotros tenemos que partir de inmediato, solucione lo que tenga que solucionar antes de irse y prepare su equipo cuanto antes. Tenemos que llegar donde esta la bomba en las afueras de Bilbao antes de que se haga de noche.

Saqué un momento a Gaxuna de la habitación. Hubo una pequeña discusión, aunque poco duradera y de tono moderado. Su esposa se debatía entre el amor a su terruño y la aceptación de la fatalidad. Al cabo, comprendió. Si se quedaba allí, quizá no hubiera más mañanas tranquilas yendo a comprar al mercado, o hablando con las vecinas.

-Nos veremos en Bilbao -le digo, sonriente.

Ella me miró, fijamente. Conocía bien aquella mirada, aquellos ojos viejos en un rostro antaño joven y delicado del que se había enamorado. Aún conservaba sus rasgos, y había aprendido a amarla, a pesar del cambio de su físico. Su alma, lo más importante, seguía siendo la misma.

-¿Y si no lo consigues, Andoni?

El viejo profesor reflexionó.

-Entonces, cariño, los muertos del Hipercor podrán descansar en paz.

Tomó sus manos, y las besó. Luego, antes de que subiera a cambiarse, ella lo abrazó en un impulso, besándolo con ojos húmedos. Él la miró, tras apretarla fuerte entre sus brazos, "se fuerte", decía esa mirada.

Al cabo, subió a hacer la maleta. Pocas cosas, para ir ligero, pero imprescindible. Mañana harían la mudanza, cuando vinieran esos hombres. Echó un par de mudas, ropa interior, calcetines, un bloc de notas, un cuaderno lleno de notas y recortes sobre explosivos, una pluma, cargador del móvil, etc... No tardó mucho, en realidad. Sabía lo que suponía una bomba: era una cuestión delicada, que paralizaba la actividad del aeropuerto.

Al bajar, era de nuevo Andoni Gorraiz, el químico experto en bombas. Parecía resuelto, como quien sabe qué le espera al final del camino. Parecía un torero antes de entrar a la plaza, o un soldado antes de ir a la guerra. No tenía miedo, solo pensaba en como podría hacer mejor su trabajo.

El viaje de Aia a Bilbao no es demasiado largo, poco mas de una hora en coche, pasando por carreteras de peaje. Durante el viaje, Gonzalo se muestra silencioso hasta que suena el telefono movil con una musica apestosa y chirriante:

- De acuerdo... de acuerdo ¿Gorraiz? Estoy ya con el, de camino a Bilbao. Danos tres cuartos de hora. Muy bien... Perfecto.

Tras colgar, se dirije a Andoni:

- Acaban de decirme que hace aproximadamente una hora han conseguido sacar la bomba del aeropuerto y transportarla con cuidado hasta las afueras donde no hay peligro para los civiles si explota. Dicen que no la van a tocar mas hasta que vayas tu... Al menos hemos conseguido que no salga nada de esto a la luz por el momento, tenemos mas tiempo para saber de lo que se trata.

Tras decir esto, pone la radio y no vuelve a abrir la boca en el viaje.

El perfil de Bilbao comienza a perfilarse por el fondo. Tras tomar dos o tres salidas erroneas (el lio de carreteras en Bilbao es considerable) y pasar tres o cuatro atascos) el GPS indica que falta poco para llegar a una especie de nave industrial donde se puede trabajar con la bomba sin riesgo a llamar la atención en el mejor de los casos.

Era una buena noticia. La bomba en un polígono. Eso cambiaba la situación, aunque no disminuía la gravedad o el riesgo para su vida. Aún así, era mucho mejor que si tenía que reventar, reventara él solo, y pocos más.

Bajo del coche cuando Garrido lo estaciona, y le sigo hacia el hangar.

Tras tomar un camino de tierra, bastante apartado, y atravesar un pequeño bosquecillo, el coche llega al Hangar.

En la puerta hay dos ertzantzas con pasamontañas vigilando la entrada, y uno de ellos procede a acercarse al vehiculo cuando Gonzalo les hace unas señas con las luces. Ya casi es de noche y la luz alumbra bien la entrada del lugar. Hay algunos otros vehiculos en la puerta, pero solo se ve a estos dos agentes.

El ertzantza se acerca:

- Identificación, por favor.

- Por supuesto.

Gonzalo se lleva la mano al bolsillo para buscar su cartera.

En ese preciso instante, y en un abrir y cerrar de ojos, se oyen dos detonaciones secas. Deja de verse nada por el cristal, que se resquebraja por todos lados sin llegar a caer.

Dos balas entran por el cristal delantero dando de lleno al agente del CNI (una de ellas directa a la frente) y la sangre salpica a Andoni Gorraiz.

La cabeza de Gonzalo cae sobre el claxon, que unido a los gritos confusos en euskera de los dos "ertanztas", hace que la escena sea dantesca.

- Mátalo también, matalo tambien! - Dice uno en euskera.

El otro se limita a apuntar al interior del coche y decir "Que salga del vehiculo!! ¡Es Gorraiz, gilipollas!"

Siempre vuelve a pasar.

Lo mismo, una y otra vez. La violencia es rápida, y caprichosa. El otrora pedante y bien vestido Garrido yace sin vida sobre el volante. Dos impactos de bala en el cristal, y dos ertzainas armados fuera. Uno, que me mate. El otro, que salga del coche.

Durante un segundo, considero mis opciones. Tengo ya casi sesenta, así que sería dificil apartar el cadáver de Garrido y conducir bajo disparos a quemarropa... y demasiado peligroso. También puedo quitarle discretamente la pistola al muerto, pero seguro que me verían y me rebozarían en plomo. Puedo bajarme, y en ese caso puede ser que me maten directamente, o que quieran que haga algo para ellos. Si no me han pegado un tiro todavía, es buena señal. Solo espero que no prevalezca el criterio del más animoso.

-Tranquilos, zagales -digo, saliendo despacio con las manos en alto.

Que sea lo que Dios quiera. Yo ya no estoy para jugarme el pito en huídas y tiroteos en esas circunstancias, y sin un arma propia a mano.

Andoni sale del coche con las manos en alto. Durante unos pocos segundos los dos individuos no saben que hacer, le apuntan y se miran el uno al otro.

Uno de ellos se acerca y propina al anciano un fuerte golpe con la culata de la pistola que llega a derribarlo al suelo. Andoni, sin quejarse y aun en el suelo, se lleva la mano a la cabeza. Hay sangre.

- ¿Y tu eras gudari? Tu lo que eres es un maketo de mierda!!

El tipo se acerca violentamente, agarra a Andoni con fuerza y le pone el cañon en la herida. Aun esta caliente de los disparos anteriores.

- Te voy a matar, cabrón, te voy a matar!!

Parece que las cartas vienen mal dadas y no hay salida esta vez...

Andoni cierra los ojos, aceptando dignamente que va a morir.........

- No te lo cargues, Josexu, me cago en diez. - Dice el otro acercandose y en un tono que parece que si al otro psicópata se le va la mano no le iba a importar mucho tampoco.

El segundo individuo se pone en cuclillas frente a Andoni.

- Asi que eres tú, el famoso Andoni Gorraiz.

El tipo levanta la vista de forma prepotente mientas aun se escucha a su compañero de fondo.

- Dejame que lo mate, dejame...

El mas violento parece mas gordito, el que tiene delante es alto y delgado, y puede verle el rostro cuando se quita el pasamontañas. Tiene la mirada fria e inexpresiva, marcas de viruela por la cara... Unos treinta años y el pelo corto y castaño.

- Te digo lo que va a pasar, Andoni. Aqui hay una bomba interesante y una noche muy larga. Por lo que sabemos hasta mañana por la mañana no se va a echar en falta a ninguno de los aqui presentes, asi que tenemos un rato muy largo para disfrutar de la mutua compañia. Vas a analizar esa bomba ahora mismo y nos vas a decir como funciona y como podemos fabricarla. Y luego nos pensaremos si te dejamos vivir. De lo contrario, moriras aqui y después iremos a por tu mujer. ¿Lo has entendido?