Partida Rol por web

Ni los bandidos ni las trampas suponen un problema para volver hasta la pequeña ciudad. Os despedís de la princesa y las dos mujeres antes de salir del bosque, y cada grupo parte por su camino. Ellas hacia un lugar que consideran seguro y del que no quieren daros mucha información. Y vosotros hacia la ciudad, en donde pretendéis instigar una revuelta contra el poder establecido. Quién lo iba a decir...

Una vez separados de las hechiceras el espadachín se giró hacia sus compañeros para informarles de algo parecido a un plan que había estado pergeñando durante el camino de vuelta 

-A ver, creo que deberíamos enterarnos de quiénes son familia de los guardias, o soldados retirados, para ganarnos su apoyo lo primero antes de alzar al grueso de la población-no se podía menospreciar el poder efectivo de una turba a la carga-pero no sé por dónde empezar... ¿la posada tal vez? Así igual podemos reponer energía e ir recabando información para todo esto-

No se podía creer que por fin fueran a hacer cosas heroicas, como liberar un pueblo de la tiranía de su gobernante y restituir a la legítima heredera en el trono. ¡Diantres! De ahí a las leyendas iba un paso.

Las hechiceras siguieron por su camino con la princesa mientras nosotros volvíamos de nuevo a la ciudad. Nunca creí que me alegraría tanto por volver a la civilización.

-No es mala la idea de llenar el buche antes de hacer nada -respondo mirando a Lionel, ya que había propuesto empezar por la posada-. Tengo intención de hablar con la guardia sobre este asunto, no con todos, obviamente, sino con uno de ellos para tantear la situación. Creo recordar que había cierto recelo con el nuevo Consejero. Puede que tirando de ese hilo salga algo a la luz.

Pero primero quiero comer algo, a ser posible hasta hartarme -y sonrío de oreja a oreja-.

-Secundo la propuesta de Gorn, pero que sea en una posada distinta a la que conocimos cuándo llegamos, ya sabemos como terminaron las cosas allí, por otro lado yo podría intentar recaudar algo de información en el pueblo libre- dije refiriéndome a los ladrones y pobres de los suburbios- aunque ir acompañado por las dudas no me vendría mal, quizás con Neryne a quien no le molesta predicarles a todos la palabras de su dios-

Neryne caminaba tranquila y en cierta forma contenta, incluso iba canturreando una cancioncilla, mientras escuchaba lo que decian sus compañeros:

- Si, comamos, y despues podemos empezar, no se peliazul, yo quiero ir al templo, alli podemos tener a los diioses y a los clerigos de nuestra parte porque son una fuerza muy importante que nod ebemos despreciar, la religion  de los dioses es lo que nos han enseñado para poder correr por el sendero de la verdad y la bondad

Os dirigís a una pequeña taberna, a las afueras de la ciudad. El sitio parece medio desierto, y cuando llegáis, un sorprendido tabernero aparece por detrás de la barra.

- ¡Vaya, clientes! - Hace una pausa y traga saliva. - Quiero decir, ¡bienvenidos, clientes!

Coloca cuatro jarras sobre la mesa y saca un ánfora encima del mostrador, lo sube todo a una bandeja y sale del mostrador para escoltaros hasta una mesa. Una de las cuatro del local. Sois los únicos presentes. Os invita a sentaros con un gesto de la mano y coloca jarras y vino a vuestra disposición.

- ¿Queréis comer? El vino es a cuenta de la casa. - Se limpia las manos en el mandil. Parece eufórico y extrañado por vuestra presencia. - Hoy tenemos un menú sencillo. Sopa de puerros y jamón, y pollo horneado. Servido con una gran rodaja del mejor pan de la provincia y unos cuantos dátiles.

-Queremos todo por favor, y si tiene otro pollo pongalo a cocinar, venimos con hambre- dije sonriendo mientras olfateaba el vino y me sentaba cómodamente, se notaba que no era la mejor posada, pero mientras tuviéramos comida nada más importaba, además queríamos pasar desapercibidos por el momento por lo que este lugar era lo ideal.

Lionel se dejó caer pesadamente en una de las sillas, exhausto. Estuvo mirando al techo unos instantes tratando de asimilar todo lo ocurrido, pero la oferta del mesonero sonaba a música celestial para sus hambrientos estómagos. Aramis ya había pedido lo suyo y el pelirrojo alzó una mano y la voz

-Otro menú para mi, por favor.-hizo una pausa, dudando, hasta que al final un gruñido de su estómago, que disentía le hizo decidirse-Bueno, mejor que sean dos-a fin de cuentas dado que el día anterior no había probado bocado, lo lógico y normal sería compensar eso. Ya cuando estuvieran alimentados intentaría empezar a recabar algo de información tanteando al personal...

El menú sonaba bastante bien, aunque la actuación del tabernero era bastante extraña. Puede que fuera por eso el poco éxito de la taberna, o puede que fuera la comida.

-Sírveme un vaso de ese vino -le digo al tabernero poniéndole una mano en el hombro- y, si puede ser... para mí dejamos de lado esa sopa y pasamos directamente al pollo -sonrío de oreja a oreja-. La sopa es para cuando hace frío o se está enfermo, sin ánimo de ofender.

Me siento en un extremo de la mesa y espero paciente la comida mientras saboreo el vino dándole algunos tragos. Ya que el vino era gratis, ¡a beber se ha dicho!

Neryne se sienta haciendose la "fina" y que tiene muchos modales en la mesa mientras mira a sus comapeñros, al escuchar sobre la comida dice.

- Si, para mi otro menu tambien amable tabernero

Dice mientras coge una de las jarras, como estaba acostumbrada a que siempre le ponian otra cosa no mira y da un largo trago ya que estaba sedienta notando el sabor extraño y algo fuerte, aun asi sigue bebiendo

El tabernero desaparece tras la barra y se mete por una puerta hacia lo que probablemente sea la cocina. Pasados unos momentos, vuelve con una bandeja cargada de platos a reventar, y los reparte por la mesa en un alarde de destreza y estilo. Una vez que todos tenéis que comer, algunos por duplicado, se marcha a seguir haciendo cosas detrás de la barra, dando una falsa sensación de intimidad, ya que en el absoluto silencio de la posada, estáis convencidos de que por muy concentrado que esté en limpiar un vaso, os puede escuchar en un tono normal de conversación.

Apenas puedo esperar a que ponga un plato sobre la mesa así que le ayudo, muy formalmente, a servirme el plato y empiezo a comer si reparos. Cuando se pasa hambre, apenas te importa lo que puedan pensar al verte comer como un animal. Entre mordisco y mordisco, echo una mirada al resto, puede que dejen algo en el plato y eso no puede consentirse.

-Bueno -digo tras beber del vaso de vino y limpiarme la boca con el dorso de la mano- ¿qué vamos a hacer con nuestro "asuntillo"? ¿Vamos a seguir el plan que acordamos? -le doy vueltas al muslo de pollo en la mano-.

-Supongo que es lo mejor- dije mientras saboreaba una pata de pollo y mojaba el pan en la grasa- después de todo es lo que nos da más posibilidades de triunfar-

Lionel se dedicó a atender a la sopa, montándose su propio estofado al coger muslos de pollo, trocearlos y echarlos al caldo. El reconfortante calor y la carne hicieron maravillas por su ánimo. Mientras daba cuenta del segundo plato escuchó lo que tenía que decir Gorn y la rápida respuesta de Aramis. Él esperó a acabar el cuenco, no se fiaba de que el grandullón no se lo cogiera tan pronto abriese la boca antes de contestar

-Creo que sería lo adecuado-miró de reojo al tabernero-lo que no sé es si deberíamos...-añadió un gesto nada sutil con la cabeza-empezar aquí o esperar. Si bien estoy con Aramis, es la mejor oportunidad que tenemos-la bandeja de pollo había menguado notablemente así que enganchó otro trozo antes de que desaparecieran por completo

Neryne no estaba tan hambrienta como sus compañeros, a fin de cuentas ella necesitaba comer mucho menos que ellos, pero aun asi comia y bebia sin decir nada, eso si, con mas tranquilidad que ellos y tratando de guardar mas las formas, cada vez que bebia ponia una cara rara por el sabor de la bebida, fue cuando practicamente se la habia terminado y habia terminado de beber que comenzo a hablar afectada por el vino que el tabernero le habia dado:

- Si...egto...ummmm...tenemos...que hacer eso

Da un golpe en la mesa y se pone de pie en la silla y empieza a hablar gritando:

- Por los dioses que el mal no puede reinar aqui...somos sus paladines...y les vamos a a a eso 

El hombre sigue concentrado en repasar la higiene de su vajilla sin prestaros atención. Aunque de vez en cuando para un instante para mirar la bandeja de comida que va menguando a un ritmo impresionante.

No me había dado cuenta hasta que Neryne empezó a hablar, cuando golpeó la mesa y empezó a gritar, ya no había ninguna duda. Habíamos emborrachado a una niña, bueno, no habíamos sido nosotros, pero como cada uno miraba por su estómago nadie cayó en la cuenta. O eso es lo que quiero creer.

-Vale. ¿Quien ha sido el merluzo que le ha dado vino a la niña? -pregunto en voz alta, lo suficiente como para que el tabernero se diera por aludido. Y, por sino fuera así, clavo una mirada en él-. ¡¿A quién se le ocurre?! ¡Mira que hay que ser inútil!

Otro problema que se sumaba a la lista, como si nos sobrara el tiempo o los recursos. No podíamos pasearnos con la niña borracha, eso supondría demasiadas preguntas y, probablemente, nos busquemos algún problema con la guardia. Otra vez.

-Jajajajaja-comencé a reír al escuchar a Gron- no creo que sea eso, es otro de sus delirios místicos-

Me estiré hacía atrás en la silla buscando al tabernero.

-Oiga, buen hombre, acérquese un momento por favor-

Levantando la cabeza levemente del estofado Lionel asintió con la boca llena. Mientras terminaba de engullir emitió ruidos gorgoteantes que trataban ser palabras. Unos momentos después ya fueron comprensibles para el resto -Creo que estoy con Aramis. No veo nada raro en Neryne, siempre la dan esos....vahídos de fe-

Con eso dio por solucionado, por su parte, los aspavientos del gigantón. Además, qué narices, él estaba también en la mesa, ¿no? Que mirara por su protegida en vez de robar los mejores muslos de pollo. A la señal de Aramis al tabernero el pelirrojo se acercó a éste y le susurró -¿Te parece sensato empezar con este hombre?-normalmente los taberneros podían hacer circular información mejor que nadie, pero la desmesurada atención hacia ellos le ponía en guardia.

El tabernero deja pasar un par de segundos y luego se gira. Como si no hubiese prestado atención a la conversación hasta que alguien ha cambiado el tono. Pero es mal intérprete. Renquea hacia la mesa, parece que es medio cojo. Un detalle que antes se os había pasado. ¿O es que ha pasado algo especial mientras no mirabais?  Quizá una rareza más de ese pueblo. En cualquier caso, se ha librado de la vajilla que limpiaba ufano y se acerca a vuestra mesa.

- ¿Sí? ¿Desean alguna cosa más de comer?

El tipo parece expectante e ilusionado ante la posibilidad de aumentar las ventas de hoy.