Partida Rol por web

-Mmmh, ciertamente se complicado la visita. ¿De hecho por qué cada vez que nos mandan una misión esta se tuerce? ¿Estaremos gafados?

Continuando con su soliloquio Saladino siguió a Faysal, a una distancia prudencial para poder llegar a cubrir a los compañeros que quedaron atrás si pasara algo.

Vuelve, Mocci. Es peligroso que vueles tan cerca del fuego... Quedate junto a mi. - COn una expresión ferrea, Gaster tiró de un adorno de su muñeca y la ilusión que envolvía sus ropajes se desvaneció, revelando una armadura completa. Se colocó un yelmo, sacó su escudo, y caminó solemne hacia la mansión. 

Mocci, el familiar de Gaster, al retorno de su vuelo de reconocimiento escucha, proveniente de la zona oeste, como unas voces discuten acaloradamente. El motivo es desconocido, las paredes ahogan las palabras. 

Por otro lado, el propio chamán percibe el relinchar de un caballo y lo que parecen ser órdenes de una voz femenina que no están surtiendo efecto. 

La noche sigue avanzando.

Vamos hacia la discusión. Ya sean enemigos o nuestro "contacto", es ahí donde debemos estar.

Como parece que una discusión puede que sea el que estamos buscando, el establo habrá que dejarlo para después.

- Pues nada vamos allí.

- Hah, cualquier sitio es un buen lugar para empezar.- dijo Saladino con una sonrisa tonta, poniendo sus brazos en jarra y sacando pecho por algún extaño motivo.

-Vamos a ver quién está discutiendo.

Acabo de hacer un reconocimiento rápido de los cuerpos y el patio en general y al ver que los compañeros se piensan dirigir a la casa principal sin examinar el establo, me escurro hacia allí para echar un vistazo rápido por si se encontrase algún enemigo dentro y nos pudiese atacar por la espalda. No digo nada a los compañeros y me escabullo en cuanto tenga la posibilidad...

Las voces del interior han llamado la atención al grupo que decide dirigirse hasta la hacienda para comprobar que está ocurriendo. 

Algo más cerca del edificio puede comprobarse que el incendio se ha provocado en esa zona precisamente, puede que haya victimas en el interior. 

Hay varias entradas, las cuales permanecen cerradas. Una en el ala oeste, otra en el este y otra en el centro.

Por otra parte, Sedrik se separa unos instantes del grupo para comprobar que esta ocurriendo en el establo. Asomando disimuladamente por una de las puertas, observa como una joven tiene problemas a la hora de calmar a un caballo que parece desbocado. El animal cocea en todas las direcciones haciendo que la niña retroceda y caiga en la arena. Aún con esas, la chica parece no rendirse. 

Footsteps observó a Sedrik irse hacia el establo y a pesar de creer que podía ser más importante lo que estaba pasando en el foco del fuego, siempre le gustó ir a donde menos gente hubiese. Tratándose de un recinto de animales, a Footsteps le intrigaba más. Confiando en que sus compañeros fuesen lo suficientemente hábiles para encargarse de la situación de dentro del edificio, decidió aventurarse en el establo.

Al ver esta escena no dudo en adelantarse a su compañero de aventuras ágilmente hacia el caballo para calmarlo, teniendo en cuenta que era un herbívoro y Footsteps estaba acostumbrado a lidiar con animales que intentaban devorarle, no supondría problema alguno.

Footsteps se acercó al animal de manera que este lo tuviese en su campo de visión en todo momento para que no se sobresaltase más desprendiendo una inusitada paz, impropia de nuestro salvaje. Cuando estaba lo suficientemente cerca de este como para tocarle le acaricio el cuello, pensando en las opciones del animal quizás el cuello era la mejor de las posiciones para Footsteps, ya que si no se calmaba con la armonía que en ese momento transmitía Footsteps, siempre se podía optar por la opción salvaje de doblegarlo a la fuerza, utilizando este como su punto débil.

Esperando que esta última opción no se produjese teniendo en cuenta que no quería llamar de más la atención ni poner en riesgo a otro humano, ya que la chica estaba demasiado cerca y en una posición vulnerable, se dispuso a susurrarle unas palabras que calmasen al caballo de manera definitiva.

Footsteps no tenía pensado que esta acción durase mucho, por lo tanto no quería olvidarse de lo que estaba pasando fuera del establo. Por otra parte, si sus compañeros conseguían ganar el tiempo suficiente, él llegaría para terminar el trabajo sucio dentro del edificio, si es que quedaba algo o sus compañeros no les había seguido.

Al acercarnos a la hacienda el trabajo se multiplica, por un lado el trabajo en el establo, por otro el incendio en el edificio, ya que Sedrik y Footsteps deciden ir al establo el resto tendremos que entrar en el edificio, y ver si hay alguien en peligro, o alguno de los que ha echo esto a la gente que trabaja aqui.

- Que abrís la puerta en silencio, o entramos con todo?

Footstesp, acostumbrado a lidiar con criaturas cuyos sentimientos no son fáciles de comprender, trata de establecer un lazo con el animal. Aún marcaba en las paredes del establo sus herraduras cuando el salvaje se acercó a él y le acarició el cuello. Como si el equino entendiera lo que Footsteps se proponía tan solo con tocarlo, éste resopló dos veces, una detrás de otra, y se calmó por completo. 

La joven, tendida sobre paja y tierra, se levantó y se sacudió manteniendo la mirada fija en la escena, casi estupefacta. Con dificultad pronunció unas palabras:

Has... Has conseguido que el Capitán Libertad se detenga. ¡Te debo la vida! Pero... Un... Un momento, ¡¿Quién eres?! ¡¿Qué haces aquí?! Trató de enconderse, fracasando completamente al tropezar con unos de los abrevaderos. ¿No serás tu uno de esos que han venido a por mi tío Torvad? No... No me hagas nada, por favor...

Entretanto, el resto del grupo se dirige hacia una de las entradas de la casa discutiendo de que manera irrumpir dentro. 

Saladino tenía el puño en alto apuntando hacia la puerta y mirando inquisitivo a sus compañeros con una sonrisa.

-Así que Capitán Libertad eh,...- Dijo Footsteps dándole un par de palmadas en el cuello al corcel acompañándolas con un gruñido de pésame por el desafortunado nombre que él creía tener su recién incorporado camarada.

-No se preocupe señorita, me llamo Footsteps y no tiene nada que temer de mí o de mis compañeros que se están dirigiéndose ahora mismo al edificio donde creemos que está su tío, por lo que hemos oído desde fuera y lo que nos está contando usted, más bien hemos venido a proteger a Torvad, sería de gran ayuda que nos facilitase toda la información que pudiese.- Continuo hablando Footsteps mientras caminaba hacia ella tendiéndole una mano amiga para que se pudiese incorporar de su nueva caída. Como ya sabemos, los modales de Footsteps eran toscos, pero se diferenciaba claramente cuando quería intimidar y cuando estaba intentando tener buenas maneras. Siempre que esto sucedía lo único en lo que pensaba Footsteps era en esas tediosas lecciones que su madre adoptiva le había tratado de enseñar sin demasiada fortuna.

-Debemos ser lo más rápidos posible señorita, ya que por los ruidos que escuchamos entendemos que el tiempo no corre a nuestro favor y es preciso darse prisa- Terminó de decir Footsteps para apremiar a nuestra atónita joven, esperando que estas palabras fuesen la pesa que decantase la balanza hacia la confianza rápida en nuestro salvaje.

¿Cómo suena un árbol que cae en medio del bosque si nadie está presente y es capaz de oírlo? 

La muchacha se encontraba justo a su lado y lo había escuchado con total claridad. En este caso, por supuesto, habían sido palabras amables y bien dirigidas de la boca de Footsteps, que continuaba acariciando a Capitán Libertad. Puede que presenciar a aquella joven desvalida a merced de una criatura desbocada despertara dentro del salvaje una faceta totalmente diferente. Que fuera a conciencia o un descuido solo lo sabe él. 

Con el vestido salpicado de barro y paja, con la boca admiraba a la persona que se mantenía firme, excepcional e inmensa a unos metros frente a ella. Su corazón palpitaba, ya no por el miedo, sino por otra cosa. Esa cosa que aparece de improvisto cuando nadie menos se lo espera y, que pese a la sorpresa, es bien recibida a pesar de la brusquedad con la que uno se topa con ella. Eso que una vez llega es difícil de ocultar si el culpable de su aparición se encuentra meramente en el mismo plano. Jamás su corazón había latido tan rápido.

De pronto fue consciente. Hecha unos zorros y desplomada en el suelo como una niña pequeña se irguió con rapidez. Su cara, cual melocotón, reflejaba una vergüenza más que aparente. 

Es... Es... Está bien... Miraba hacia el suelo, las paredes, el techo; pero no le miraba a él. Has dicho que sois más... No termino de confiar en tus palabras, pero no me importa si mi madre y mi tío salen ilesos de la casa. Cuando comenzó el fuego corrí a esconderme en el establo. Con el tumulto, el Capitán Libertad no atendía a razones... Quién sabe lo que podía haber ocurrido de no ser por... ti... ¡Por vosotros!

Acercándose hacia Footsteps buscaba en uno de sus bolsillos con ímpetu.

Estas son una copia de las llaves de la hacienda. La entrada principal se encuentra en el ala central. No sé que ha podido ocurrir dentro, pero supongo que es mejor prevenir que curar.

Descolgó una de las sillas de montar y la colocó sobre el lomo del caballo. Hizo lo propio con unas riendas lo más rápido que pudo y se subió a éste con una gracilidad digna de admirar. 

Iré a buscar ayuda.  ¡Por favor, rescatad a mi familia!

Y antes de espolear al animal, se volvió hacia Footsteps y, esta vez mirando directamente a los ojos oscuros y profundos del salvaje, dijo con entereza.

Me llamo Nulalla.

Despareció al otro lado del muro.

Los que se encontraban apartados del establo pudieron observar como un jinete salía al galope del recinto como alma que se la lleva el diablo.

Footsteps y Sedrik volvieron junto al grupo, que estaba decidido a entrar sin miramientos en la casa. Puesto que Saladino ardía en deseos de hacerlo, fue éste quién tuvo el honor de introducir la llave en la cerradura y adentrase en la estancia que se encontraba tras la puerta. 

Parecía ser un gran salón. Mobiliario de gran calidad de gran calidad se espacia hasta el exceso por cada esquina: Canapés de formas extrañas, pinturas maravillosas, cerámica de un blanco impoluto. Pero algo desentonaba en la escena, y era la sangre salpicada por toda la habitación que actuaba como un macabro complemento de aquella decoración tan ostentosa. Y, por supuesto, en el  centro dos criaturas que resplandecían como el oro y con los ojos fijos en los pathfinders. 

Lo que vino a continuación se podía prever 

Antes de que Foosteps pudiese decirle nada nuevo a la muchacha, esta se había levantado, con un cambio radical de color en su tez que nuestro salvaje no entendía, y les había dado el conocimiento que tenía (parecía que las palabras de Footsteps habían calado hondo en su estado) antes de ensillar al caballo y salir galopando a pedir ayuda.

-Al menos le ha dado tiempo a presentarse, Nulalla, desde caballo a humanos todos aquí tienen un nombre particular,...- Pensó nuestro salvaje esbozando una leve sonrisa, cosa que no pasaba muy a menudo en situaciones que inmiscuían a humanos.

Previa entrada en la hacienda Footsteps tensó, aún más si cabe, todos los músculos de su cuerpo esperando una batalla, pequeña o grande necesitaba algo de acción.

Cuando entraron en la hacienda y viendo el panorama, decidió agacharse, sacar sus armas y correr hacia el enemigo más cercano, la criatura que estaba subida en el sofá situado a su derecha.

Sacó sus armas lo más rápido que pudo y cargó contra su enemigo, este no era el terreno de Footsteps, por lo tanto iba con pies de plomo, ya que conocía la estabilidad de una roca o rama con solo mirarlas, pero esta clase de mobiliarios no le eran familiares y desde luego no suponían ventaja alguna para él.