Partida Rol por web

Dick Jean ha hecho un trabajo notable en tan poco tiempo. Si bien su guía de pronunciación tiene algunas lagunas e imprecisiones, no es nada que Énone no pueda rellenar por su cuenta.

El proceso debería llevarle poco más que unos minutos, tiempo durante el cual Scarlett y Tayen deberán impedir que el demonio se acerque a él y le haga pedazos. El estómago de la mestiza sigue rugiendo de hambre, y Énone intuye que tiene algo que ver con la magia que invocó en el instituto. En cuanto a Scarlett, no termina de estar claro si quiere salvar el alma del niño o solamente exterminar al demonio. Sobre Haniel... los Dioses sabrán qué ha sido de ella.

Revisando el conjuro Énone confirma lo que ya suponía: tiene que conseguir que Ryan renuncie al poder del demonio antes de que éste consuma su alma. En caso de no conseguirlo, Énone puede optar expulsar al demonio terminando el ritual, con lo que se llevaría el alma del niño a la Dwat o intentar luchar contra el demonio en su forma verdadera, lo que podría liberar el alma de Ryan. En cualquier caso, será algo difícil y peligroso...

Los Cazadores siguen al enjambre hasta el insectario Waystone, un edificio de acero y cristal situado a las afueras de Wakefield. El monstruo y su presa entran en el edificio haciendo un enorme agujero en el techo acristalado, haciendo saltar las alarmas. Sin embargo, nadie sale huyendo del edificio. Las puertas están cerradas y un cartel cuelga de ellas con la inscripción "Cerrado por mantenimiento".

Del edificio mana un hediondo olor mezcla de miel, cera recalentada, azufre y putrefacción. A través de las paredes de cristal pueden verse ocasionales enjambres de abejas patrullando los solitarios pasillos, pero no hay ni rastro de presencia humana. Aparte de la peste no hay más signos externos de la ocupación infernal del edificio, lo que indica que es muy probable que el demonio no haya tenido tiempo de acomodarlo a su gusto. Esto podría significar una importante ventaja en el intenso combate que se avecina...

El Fantasma nos levó hasta un sitio para frikis y coleccionistas de bichos.

Un sitio en el que las chicas como yo solo conocíamos la parte de atrás, donde se fumaban canutos o se hacían cochinadas. Un triste intento de "museo interactivo". Y mira que soy veterinaria, pero... ¿Bichos? Es como decirle a un médico que visite un tanatorio.

Enone me guio, a lo Ace Ventura, con la cabeza sacada por la ventanilla, mientras miraba por la lente de la cámara siguiendo al enjambre.

- Qué pena que no sepa si hay alguien dentro.- Salí del coche cansada y mirando a través de los cristales de aquel sitio.- Si no, lo hacia arder ahora mismo.

Sinceramente, no lo hacía porque el frenazo de la moto de Scarlett me indicó que no iban a dejar desmelenarme. 

- Está hambriento, Enone.- Susurré al chico sexy del grupo cuando se puso a mi lado. 

Ew´ha era como una boa constrictor. Tenía que comer para saciarse. Sí, con una vez que comiera estaba tranquila durante días... pero tenía que comer. Y ya hacía muchas lunas que no... no...

Llegué con la moto detrás del "Fantasma", aunque tardé un poco más en llegar a Tayen y Énone al dejar mi casco guardado en su sitio y la moto anclada. Mientras caminaba miraba el lugar y el agujero por donde había entrado el demonio con el padrastro de Ryan. Aún no había llegado a la altura de los dos chicos cuando comencé a hablar.

- Quemaría este lugar si sirviese de algo, pero me temo que solo le daríamos más poder a ese demonio, convirtiendo las llamas en fuego infernal. Además, quedarían con vida las abejas kamikaze que usan el fuego como arma. Pero este lugar tiene su sistema contra incendios... debería tener su propio depósito. Antes era capaz de bendecir el agua, así como poder practicar exorcismos... pero eso era antes... - Y a mi cabeza llegó el recuerdo de mi familia muerta. Tanto servir a Dios, tanto ser una cazadora y así me lo agradecía, dejando que mi familia muriese en manos de aquel maldito demonio y de esa manera tan cruel.

- Vale, entrad dentro, no os quedéis mirando las vitrinas con los insectos y avanzad lo que podáis. Si alguno tiene un mechero, tendrá que iniciar un fuego que haga saltar los rociadores y se dediquen a tirar agua. El agua bendita nos ayudará contra las abejas y el demonio. Os haré una perdida cuando haya bendecido o espero lograrlo, el agua. Si veis a Ryan, sin piedad. Hay que cansarle y dejarle K.O. El cura que visteis es de mi orden y realizará el exorcismo si le llevamos al crío.

» Otra cosa más. Esa criatura es ruin y mentirosa. Intentará quebrar vuestra confianza entre vosotros, conmigo. Os diré que quiso hacer un trato conmigo y lo rechacé. Añadió que en el Infierno tienen planes para mí, convertirme en su nueva mano ejecutora para que me entendáis. No lo soy, no quiero serlo y si un día ocurriese, pelearía por ser yo misma de nuevo... pero si fuese así y un día me encontráis sabiendo que estoy en el otro lado, huid. Porque lo primero que me obligarán a hacer será... da igual... Marchaos. Intentaré unirme a vosotros lo antes posible.

—Rápido, toma la siguiente… ok, viene otra unos met… espera, ¡Eso no era un cami… da igual! ¡Ahora hacia la izquierda!

La persecución fue, como diría Holliwood, frenética. Ni siquiera supo cómo Tayen Selas había ingeniado para esquivar los vehículos policiales que iba llegando y superar los carros de bomberos que rodeaban la escuela. Mientras Énone se encargaba de seguir el enjambre diabólico con la cámara que Scarlett le había pasado o de buscar el mejor camino con el móvil cuando su colega tenía el objetivo a la vista.

Estaba en esto cuando el móvil avisó con una vibración la entrada de un mensaje. 

—Ya era hora —masculló mirándolo de reojo y luego agregó, apresurándose en aclarar para Tayen mientras le prestaba la cámara—Es un mensaje de Dick Jean. Dame dos minutos.

Tuvo que reconocer en silencio que el gotico había hecho un buen trabajo. No solo había encontrado mayor información acerca del conjuro sino que también había encontrado una manera de desterrar al demonio por si Ryan no accedía a separarse de este. Claro que esto haría que el demonio se fuera con el alma de Ryan en el portaequipaje. 

Torcieron hacia una avenida rural indicada con un cartel que resaba:

INSECTARIO WAYSTONE

hogar de la mítica Scolopendria de Graham, el ciempiés más grande de este lado de América. 

Detrás de los árboles ya comenzaban a perfilarse los techos de cristal del edificio. 

Llegaron justo a tiempo para ver cómo el demonio atravesaba los techos e introducía a su víctima en el recinto. Énone se colgó el bolso al hombro y se bajó de un salto después del espectacular derrape que el fantasma hizo sobre la grava, listo para tratar de guiar a los trabajadores del insectario que pronto saldrían huyendo en desbandada. Pero eso no sucedió, solo entonces notó el cartel que anunciaba estar en reparaciones.

Volvió hacía el fantasma para buscar la máscara de apicultor que había quedado dentro, Scarlett venía doblando la entrada al insectario y Tayen acababa de bajarse del vehículo. Las palabras que ésta le susurró le dieron un pequeño escalofrío aunque no provocaron la reacción que se habría esperado sino que sacó su kophesh del bolso y la miró a los ojos.

—¿Crees que Ew'ha quede satisfecho con el padrastro de Ryan?

No terminó la idea, le hizo una seña y se acercó a Scarlett que terminaba de anclar la moto. Asintió ante la mayoría de las instrucciones de la cazadora, sobretodo por la idea de bendecir el agua que le trajo un agridulce recuerdo. Aunque cuando llegó a la parte de qué hacer con Ryan negó lentamente.

—Tenemos otra opción —antes que se marchase le pasó el móvil con los mensajes que Dick Jean le había enviado acerca de lo que había encontrado en los archivos de su propia orden mientras explicaba su contenido—Puedo... podemos exiliar al demonio con todo esto. Pero si queremos salvar a Ryan necesitamos que éste acepte. También podriamos separarlos a la fuerza, pero tendremos que enfrentarnos a ese maldito después de eso. Para ambos casos necesito que lo entretengan mientras termino los preparativos ¿Notan ese olor? Estoy seguro que si seguimos esa peste encontraremos el escondite de la criatura. Tayen... ¿Que opinara Ew'ha de un tentempié de abejas antes del plato fuerte?

»trataremos de convencer a Ryan mientras tú bendices la cañerías.

Hizo una floritura con el sable y soltó un pesado suspiro.

- Claro- Fue un leve quejido mientras torcía el gesto con la boca.- "Entrad dentro"- Repetí las palabras de Scarlett como si fuera un mantra.- Como es tan apetecible entrar en un sitio lleno de abejas infernales que huele a culo de mono...

Realmente imaginaba que lo que quería decir con eso era "Distraedlos mientras yo hago lo mío". Pero tampoco es que la boca del lobo invitase a entrar allí sin más. Y, sin embargo, algo hizo que mirara a Enone primero y después a Scar.

- ¿Puedo?- Mi sonrisa se amplió enormemente, aunque costaba diferenciar si realmente lo hacía Tayen o ese espíritu hambriento de mi interior.- Me refiero al padrastro de Ryan. - Me relamí los labios con lentitud- Mama osa... Dime que puedo comerme a ese tipo.

No esperé su respuesta. Sabía que no lo podría controlar llegado el momento. La duda era si intentaría detener esa hambre voraz de mi interior. 

- ¿Ves? Ahora si tengo ganas de entrar ahí.- Me encaminé a la entrada y miré el cartel de la entrada. Escolopendra. Un ciempiés gigante que come... bichos. Genial.- Pero antes déjame...- Mis ojos se supieron en blanco-... buscar...- Levité levemente buscando una conexión en el interior.-... amiguitossss...

Un ruido de cristales se oyó en el interior. Algún chillido que otro también, aunque no parecía del todo humano. Las abejas del interior se agitaron velozmente, y otro par de chillidos se escucharon de nuevo, junto con más cristales rotos.

-Mierda...- Caí al suelo dolorida y tras eso señalé la puerta de cristal, o más bien a su interior.- La buena noticia es que ahora las abejas nos dejaran en paz, puesto que tiene un nuevo amiguito. La mala...

ME reincorporé en el preciso instante en el que la puerta de entrada estallaba en mil pedazos y algo de su interior se movía ferozmente. Algo grande. Muy grande. Algo de casi tres metros de largo, con muchos pies y un apetito voraz, asi con unas mandibulas pinzadas bastante intimidantes.

Una escolopendra gigante. El bicho cazaba a las abejas del interior, devorando lo que pillaba a su paso. Eso era algo bueno, si no fuera porque...

- ... Que creo que también estamos en su menú.

Si amiguitos, con la ayuda de Ew´ha había dopado a un ciempiés hasta el punto de que fuera nuestro guardián contra las abejas. Pero no siempre las cosas salían bien, claro.

- Vamos, cielo. Entremos ahí dentro a escondidas. Que Scar santifiqué el agua. Luego... tendremos que lidiar contra el ciempiés, me temo. 

Vi el poder de Tayen y casi me quedo allí clavada viendo aquella cosa y escuchando pedir comerse al padre del chico. - Espero que eso sea una broma... - Dije sin poder de dejar mirar a aquel enorme ciempies. - ... no sé que no entendiste cuando pedí que dejásemos claros nuestros poderes antes de empezar esto. - De alguna manera quise reprender a Tayen, pero aquella asquerosa criatura de aquellas dimensiones me tenía más bien absorta hasta que espabilé.

Regresé a mi moto y abrí el compartimento donde se guardan las herramientas. Allí, en una caja de madera cubierta con un plástico estaba el crucifijo, una vieja biblia desgastada y una estola morada que me dio un cura hace años. Todo aquello era lo que que usaba cuando hacía aquel tipo de rituales, incluidos exorcismos. Comprobé antes de irme que era así y luego corrí hacia el edificio. El lugar más común para que tuviese un depósito de agua un sitio como ese, era la parte trasera. Y efectivamente, allí estaba. Era grande, alto... de metal... un depósito.

Todo ese agua era la que se movía primero y entraba en el circuito del sistema contra incendios. Y la caseta que había al lado debía ser la sala de bombas, donde empezaba todo. Pero no necesitaba entrar en ese lugar, solo crear fuego en el edificio y que el agua bendita saliese por los rociadores.

De no ser porque dijo Tayen que no tenía control sobre aquella criatura, no hubiese intentado aquello. Me puse el crucifijo colgado del cuello. Era grande, se notaba que era para rituales. Luego besé la estola y me la coloqué sobre los hombros, para abrir aquella biblia donde habían unas hojas sueltas con frases que no se encontraban allí escritas.

Era una lástima no tener sal para realizar el ritual completo y tener más "munición" contra el demonio que estaba en Ryan. Pero el agua y la fuerza de aquella oración deberían bastar.

Era especial, la que usaba cuando empecé a bendecir agua... cuando no creía que pudiese hacerlo realmente y la que usé durante años para enfrentarme a los más duros demonios. Los sencillos... podía bendecir el agua con solo una frase y realizando el símbolo de la Cruz sobre ella y era bastante. Pero, aquí... aquí necesitaría toda la artillería. Y al desplegar el papel y empezar a leer, las palabras comenzaron a cobrar sentido de nuevo en mi corazón y poco a poco iban ascendiendo a mi alma al tiempo que empezaba a recitar aquello de cabeza, realizando cada pequeña pausa en cada momento.

- Exorcízo te, creatúra aquae, in nómine Dei + Patris omnipoténtis, et in nómine Iesu + Christi Fílii eius Dómini nostri, et in virtúte Spíritus + Sancti: ut fias aqua exorcizáta ad effugándam omnem potestátem inimíci, et ipsum inimícum eradicáre, et explantéare váleas cum ángelis suis apostátitcis: per virtútem eiúsdem Dómini nostri Iesu Christi: qui ventúrus est iudicáre vivos et mórtuos, et saéculum per ignem.

Coloqué mi mano pegada al depósito de agua, con mi palma pegada en el frío metal mientras seguía con el ritual.

- Deus, qui ad salútem humáni géneris, máxima quaéque sacraménta in aquárum substántia condidísti: adésto propítius invocatiónibus nostris, et eleménto huic multímodis purificatiónibus praeparáto, virtútem tuae bene+dictiónis infúnde: ut creatúra tua mystériis tuis sérviens, ad abigéndos dáemones, morbósque pelléndos, divínae grátiae sumat efféctum: ut quídquid in dómibus vel in locis fidélium haec unda respérserit, cáreat omni immundítia, liberétur a noxa: non illic resídeat spíritus péstilens, non áura corrúmpens: discéndat omnes insídiae laténtis inimíci: et si quid est, quod aut incolumitáti habitántium ínvidet, aut quiéti, aspersióne huius aquae effúgiat atque discédat: ut salúbritas per invocatiónem sancti tui nóminis expetíta, ab ómnibus sit impugnatiónibus defénsa. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per omnia saécula saeculórum.

- Commíxtio salis et aquae párite fiat, in nómine Pa+tris, et Fí+lii, et Spíritus + Sancti. - Dije mientras hacía el símbolo de la Cruz al depósito de agua para luego decir con convicción las dos siguientes palabras.

- Dóminus vobíscum - Y pegué la cruz de mi cuello al depósito esta vez.

- Deus invíctae virtútis áuctor, et insuperábilis impérii Rex, ac semper magníficus triunphátor: qui advérsae dominatiónis vires réprimis: qui inimíci rugiéntis saevítiam súperas: qui hostíles nequítias poténter expúgnas: te, Dómine, treméntes et súpplices deprecámur ac pétimus ut hanc creatúram salis et aquae dignánter aspícias, benígnus illústres, pietátis tuae rore sanctífices: ut ubicúmque fúerit aspérsa, per invocatiónem sancti nómnis tui, omnis infestátio immúndi spíritus abigátur: terrórque venenósi serpéntis procul pellátur: et praeséntia sancti Spíritus nobis misericórdiam tuam poscéntibus, ubíque adésse dignétur. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte eiúsdem Spíritus Sancti, Deus, per omnia saécula saeculórum. - Adopté una postura normal, dejando la cruz que colgase de mi cuello, antes de acabar el ritual con una sola palabra.

- Amen.

Miré el depósito, no sabía si había funcionado o no. Esperaba que sí, porque sentí algo raro en mi cuerpo cuando recité de nuevo todo aquello. No sabía que era, pero sí que era más intenso y más fuerte que la primera vez realicé el ritual completo. Quizás nunca perdí mi Fe, solo la abandoné en algún lugar de mi cuerpo y ahora volvía a salir. Si no... ¿de qué llevaba aún conmigo mi equipo de exorcismo?

Énone no dijo nada cuando Tayen preguntó a Scarlett si podía comerse al padrastro de Ryan, pero tanto su boca como su puño se tensaron visiblemente. Pasaron al lado de un cartel muy parecido al que estaba a la entrada del camino, pero, obviamente, de dimensiones más pequeñas. Éste volvía a hablar de la Scolopendria gigante que tenían en el insectario. El brillo en los ojos de Crow antes que sus pupilas y sus iris se fuese de vacaciones fue suficiente para entender lo que iba a hacer. 

Se cubrió la cada presintiendo lo que iba a pasar mientras con la otra mano afirmaba a Tayen para que no fuera a caer si el trato con su demonio interno salía mal.

Era una buena idea, pero no supo si había sido por la influencia de Ew'Ha o porque los insectos ya estaban imbuidos del poder infernal del demonio que poseía a Ryan, esta era mucho más grande de los treinta centímetros que mencionaba la ficha de la entrada. La fealdad seguía siendo la misma.

Una silueta segmentadas de grandes mandíbulas y patas angulosas se deslizó por detrás de las ventanas que aún quedaban dentro. El ruido prometía un paisaje digno de cualquier película de Jurassic World.

—Al menos nos sacará a las abejas de encima… —miró atrás, Scarlett estaba en su moto y sacaba lo que parecía ser una estola católica. Una idea cruzó por su cabeza—, debemos movernos rápido y firme. Seguro ese gusanosaurio se zampara primero a sus presas habituales lo que nos dará un poco más de tiempo... Solo déjame hacer algo primero.

Tomó aire y se arrodilló en el suelo dejando su Kophesh delante suyo. Era la primera vez que se planteaba tomarse en serio el trasfondo místico de su papel como elegido.  Cerró los ojos y, después de un segundo de duda, oro.

—Dioses de mis ancestros, estoy aquí por su voluntad. No abandone el guerrero su sable en medio de la batalla. Dame dicernimiento Maat, para impartir justicia en tu nombre; Anubis, aguarda aún el momento de juzgarme y cuida tu, Osiris, padre de Horus, que mi alma no parta a tu reino antes de tiempo; Hathor, no permitas que la ira nuble mi juicio; Thot, cédeme tu sabiduría y muéstrame el mejor camino para cumplir sus ordenes; Seth, dame tu bravura—su voz tembló un momento, se sentía extraño incluir en la oración al que era su enemigo declarado, pero una vez comenzó fue como si las palabras siguieran saliendo por si solas— y Horus dame tu poder; imbuyeme con tu magia madre Isis. Amon-Ra ilumina desde los cielos mi proceder. Vuestra espada está desenvainada, usadla. 

Se levantó más ligero aún cuando no sabía si lo que había hecho serviría de algo. Intercambió una mirada de bochorno con Tayen e inevitablemente miró hacía atrás a Scarlett, pero ésta ya había partido a los depósitos de agua. 

—Estoy listo —dijo cogiendo su espada, sacudiéndole el polvo y acomodándose el tirante de su bolso deportivo sobre el hombro. En el sitio donde la espada había estado apoyada un pequeño bulto se sacudió el polvo de encima y comenzó a caminar. Era un pequeño escarabajo de coraza verde esmeralda. El insecto extendió sus alas y dió un errático vuelo hasta apoyarse en el marco de la puerta. 

—Gracias Thot —murmuró y luego se dirigió a Tayen—, el escarabajo nos guiará. No lo pierdas de vista.

Las palabras surgen tan claras y fluidas como cuando Scarlett tenía que recitarlas a la perfección so pena de recibir un terrible castigo de sus instructores. A pesar del tiempo, a pesar de las dudas, a pesar del dolor... Ese "algo" intangible y más allá de ella vuelve a responder a su oración.

El Sello de Gabriel aparece como grabado a fuego sobre el metal del depósito. La marca no es mayor que una moneda ¿Será suficiente para ese enorme volumen de agua?

Sólo hay una forma de averiguarlo. Y Scarlett habrá de darse prisa pues el ritual le ha llevado más tiempo de lo que solía antaño...

El Hambre, ese sentimiento primario que le dejó el Wendigo, retuerce las tripas de Tayen impidiéndole concentrarse. La sensación es tan brutal, tan agónica, que Tayen necesita librarse de ella y se centra más en expulsarla que en lo que está haciendo.

¿Intentando estafar al Hambre, niña? - se burla Ew'ah - Bien, si no quieres satisfacerla por tu cuenta hay otras maneras. Todo poder tiene siempre un precio.

La tenaza del Hambre libera el interior de Tayen. Ew'ah suelta una risita divertida ante el involuntario gemido de alivio que escapa de sus labios...

Un vapor frío surge del cuerpo de Tayen para formar una neblina que entra en el insectario destrozando las puertas para luego dispersarse en su interior. Las abejas zumban furiosas por la intrusión hasta que se dan cuenta que tienen un problema más grande que tres humanos.

La descomunal escolopendra avanza sobre sus cliqueteantes patas acorazadas, levantando la cabeza para atrapar cada vez a docenas de abejas entre sus mandíbulas chorreantes de veneno. Los aguijonazos y las pequeñas explosiones de llamas nada pueden hacer contra el cuerpo blindado del gusano, al que pronto se suman varios más. Las abejas surgen a cientos intentando acabar con los gusanos en una batalla campal que rápidamente empieza a cobrarse su precio sobre el edificio: el veneno de las escolopendras corroe lo que toca y cuando las abejas logran dar con un punto débil los fluidos de los gusanos se esparcen por el techo, las paredes y el suelo.

Desde el fondo de este caos surge una pequeña mota de luz irisada en forma de brillante escarabajo. Por algún motivo su aleteo suave y rítmico se puede escuchar por encima del furioso zumbido de las abejas y el cliqueteo de las escolopendras. A su paso deja un rastro de luz brillante que parece señalar un camino.

En ese momento regresa Scarlett de la parte posterior del edificio para encontrarse de frente con el motivo por el cual sus maestros le dijeron que nunca usase a un demonio para combatir a otro. La intención puede ser buena, pero el demonio siempre intentará hacer el mayor daño posible.

El diminuto escarabajo avanza por los pasillos esquivando tanto a abejas como a gusanos y dejando tras de sí su estela de luz...

Un pie primero,  otro después. Énone fue paso a paso a la mayor velocidad que el accidentado lugar le permitía para perseguir el escarabajo. Los charcos de mugre amenazaban con salpicarle y no quería poner a prueba la resistencia del traje de apicultos. Pego un salto a una ventana y haciendo un pequeño esfuerzo empujó con las piernas un estante lleno de figuras de insectos de plasticos para improvisar un puente para Tayen y para Scarlett que ya se asomaba tras ella. Hizo un gesto de asentimiento, se sentía más tranquilo ahora que los tres estaban juntos. 

Bajó al mueble y lo recorrió hasta su cima ahora en el suelo, siempre siguiendo al brillante escarabajo. Era algo extraño, confiar en los dioses era más satisfactorio se lo que había pensado.  El escarabajo cruzó la sala en una línea ondulada hasta el dintel de una de las puertas del otro lado lamentablemente el suelo estaba cubierto de las mugres de las escolopendras. Ojalá pudiera saltar como Scarlett, pensó mirando al suelo y la puerta donde el escarabajo le esperaba. Entre los escombros pudo vislumbrar sus espaldas segmentadas y coreáceas subiendo y bajando. Un poco más allá una de ella comenzaba a escalar una pared, seguramente en dirección al gran nido que habían hecho las abejas en una esquina. Su vista paso del ciempiés al nido y de ahí, siempre había arriba, hacia el surtidor de agua.

—si pudiera acercar esa mesa...—murmuró  mientras revisaba en su bolso por un encendedor. 

Cuando regresé junto a los demás no podía creerme lo que veía. De un bicho ahora eran... - ¿Qué has hecho Tayen? - Pregunté inquisitiva y muy, muy cabreada. - No tenemos tiempo para esto. - Dije empujando a la chica al tiempo que veía al escarabajo volar cerca nuestro. Ese no era cosa de Tayen... - Escarabajo... Egipto... - Ya sabía de quien era el bicho así que le seguí mientras escuchaba como aquellos peligrosos futuros enemigos se enfrentaban a las abejas y como sus fluidos corroían el edificio.

- Vamos, Tayen, sigue a Énone sin pararte. - La alenté a empujones para salir de allí cuanto antes.

De golpe me encuentro a Énone, clavado en el sitio, buscando algo en su bolso. - No te pares o serás su cena. - Le dije señalando la escolopendra que ahora se entretenía con la nueva colmena. - Tu amigo nos espera allí. - Le señalé la estela y sin pensármelo dos veces, corrí hacia él no sin antes tirar de los dos pasmandos que me acompañaban.

- En cuanto lleguemos a un sitio sin escolopendras, solo con abejas, dispararé el sistema contra incendios. Por ahora que se maten entre ellos. Cuantos menos queden en pie de los supuestos aliados, menos problemas después. - Y miré de soslayo a Tayen con aquello. En otra circunstancia se hubiese comido la bronca de su vida al terminar con aquello. Pero hoy era su día de suerte. Cuando acabásemos con aquello me volvería al motel, me daría una ducha y rompería a llorar en la cama hasta la llegada de mi protector para pasar a llorar sobre su hombro.

- Así que nada de pararse a buscar mierdas ni más ideas, por favor. Creo que ya habéis ayudado bastante. Ahora hay que dar con el chico y su padre antes de que sea tarde. - Y mientras decía eso, volvía a correr siguiendo la estela del escarabajo. Esperaba que fuese lo correcto o todo iría a peor con tanta buena fe y ayuda que tenían a mi alrededor.

El poder de Ew´ah me estaba emborrachando.

El Wendigo me había dejada helada y tocada. Y ahora el Fogwalker, espíritu de la niebla, me hacía temblar ante la escolopendra gigante, por mucho que hubiera salido de mí. No oí el quejido de Scarlet. Estaba a medio camino entre la excitación del peligro y la majestuosidad de mi poder interior.

Nunca el mal de mi interior me supo tan dulce.

Pero si seguí a Enone poco a poco por los recodos siguiendo otro bicho más. En algunos lados aún caían gotas del veneno de la escolopendra infernal. Alguno toque con el codo sin querer, provocándome una leve quemadura en el brazo. Pero no dolía. O sí. Me gustaba esa sensación de dolor en mi piel, igual que otras veces en la soledad me escarificaba el antebrazo con mi cuchillo.

Inconscientemente, cogí el mismo cuchillo y lo impregné con el veneno. Ahora tenía un arma más que usar. Tras eso, poco a poco escondida avancé tras ellos.

Mis ojos buscaban al padrastro de Ryan, pues, pasase lo que pasase... mi hambre crecía y ese tipo era el candidato prefecto. Mejor el que ninguno de mis compañeros.

- Tengo... que... comer...- Susurré apretando los dientes.

Ya sea por designio divino o por pura suerte, seguir la estela del escarabajo de Thot permite a los Cazadores atravesar el tumulto de insectos enzarzados sin ser apenas molestados. Las abejas están demasiado enfrascadas en destruir a las escolopendras, y a su vez éstas tienen las mandíbulas llenas de los infernales insectos. El hedor a miel putrefacta y a azufre va en aumento hasta el punto que los Cazadores tienen que taparse la nariz y la boca para poder respirar.

Tras bajar unas escaleras, los Cazadores llegan a un sótano con las paredes cubiertas de colmenas apestosas y deformes rebosantes de abejas de diferentes tamaños: las más pequeñas son tan largas como un dedo y las más grandes como un gato. Ninguna de ellas está contenta con la intrusión de los humanos.

En el centro de la estancia se encuentra un hombre atrapado bajo una pesada masa de miel semisólida que le cubre completamente salvo la cabeza. Su rostro está lleno de arañazos y tiene una expresión de terror y enfado.

¡Ryan Chambers! ¡En cuanto me libere de esta mierda tú y la zorra de tu madre acabaréis en cadena perpetua!

Tras él se encuentra un chico de unos doce años. Sus manos están cubiertas de espinosas cerdas de color amarillo-anaranjado. De su espalda brotan dos pares de alas redondeadas, rodeadas por un pequeño enjambre de abejas menores.

Nuestra vida ya es una cárcel - se la garganta de Ryan surgen dos voces: la infantil, llena de rabia y resentimiento, y la del demonio, que está disfrutando de la situación y dictando las palabras del niño - ¡Es una maldita cárcel desde que tú llegaste! ¡Le pegas a Mamá! ¡Me haces cosas sucias! ¡Te ríes de la muerte de mi padre! ¡Él era mejor hombre y mejor padre de lo que tú serás jamás!

Mientras todo esto sucede, el escarabajo de Thot aún no ha terminado su trabajo: Su vuelo le lleva a posarse en una extraña protuberancia en la cera del techo, donde permanece estirando sus alas y emitiendo tenues pulsos de luz irisada...

El aspersor y la posibilidad de lucirse quedaron detrás gracias a la habilidad de Scarlett que los ayudó a llegar hasta el destino. Avanzaron un poco más liderados por la ágil cazadora siguiendo siempre la estela del escarabajo. Énone apoyó una mano en la espalda de Tayen cuando está exteriorizó su hambre. 

—Solo aguanta un poco más Tayen... Solo un poco más —dijo apoyando la mano en su espalda. De lejos comenzaba a oírse una voz, una voz cuyas palabras hicieron que Énone entrecerrara los ojos. Cualquiera que lo mirase habría notado enseguida la rabia que lo embargaba. 

Cuando franquearon la última curva el olor ya era insoportable. Énone saco unas cuantas prendas del bolso y las repartió pada que pudieran cubrir su nariz, por suerte había traído dos poleras extras y a nadie tuvo que tocarle algo más... Incómodo.

Su vista se clavo en el hombre que yacía en su prisión y de ahí al escarabajo que se había parado en una protuberancia en el techo . Aún faltaba algo por hacer, entendió, pero él no podía llegar tan rápido arriba... Quizás Scarlett. Pero ya le diría después, primero lo primero. 

—Ryan, hola —dijo adelantándose a sus compañeras, los brazos abiertos, la Kophesh a un lado, equilibrada en una mano, quería darle a entender que no era una amenaza para el, pero que tampoco sería una víctima indefensa.—, no tienes que hacer esto... No tienes que hacer esto solo.

Avanzó había él, buscando conectar con la parte humana de aquel engendro.

—Ese demonio solo quiere usarte y te va a cobrar más de lo que puedes pagar. Nosotros —miro a Tayen por encima del hombro de Scarlett, evitando los ojos de ésta última. Tenía claro que no estaría de acuerdo con lo que estaba diciendo... o quizás si—, nosotros podemos ayudarte sin cobrarte nada. Te daremos tu venganza, te separaremos del demonio y tú podrás volver a casa con tu madre. Y así ella no quedará sola.  No quieres que se quede sola ¿Verdad?

 Ahora todo dependía de que contestara Ryan.

—Es lo que habría querido tu padre ¿No?

Aquel lugar daba asco. Podía sentir ese olor a azufre de nuevo en el lugar, mezclado con la cera de las colmenas de las abejas. Sabía que movernos iba a ser complicado allí. Entonces vi al escarabajo marcar un lugar, una protuberancia que debía ser lo que esperaba y necesitábamos.

Y mientras Énone trataba de convencer a Ryan de que se dejase ayudar, yo opté por la vía rápida: la de ayudarnos a nosotros mismos antes de que el demonio nos jodiese la fiesta. Del traje saqué varios cuchillos arrojadizos y me concentré un instante para arrojarlos uno tras otro hacia el lugar que marcaba el escarabajo. La idea era que fuesen limpiando el rociador que se ocultaba allí para que el último quebrase la ampolla de cristal y dejase caer el agua, esperaba que bendita.

Al tiempo que los cuchillos aún volaban, aproveché mi ventaja para correr hacia el maldito padrastro y cogerle entre mis ahora todopoderosos brazos y llevarlo detrás de nosotros, siendo quienes el demonio tendría que cruzar para recuperarle.

Ni jadeé ni nada... solo saqué nuevos cuchillos en mi mano izquierda y la gran katana en la derecha. Sabía que necesitaría mi otra mano para usarla, pero esos cuchillos arrojadizos... esperaba que durasen poco tiempo en mis manos.

- ¿Qué le ha prometido? - Susurré a Énone con aquel hombre a nuestra espalda, para que se lo preguntase al chico. Era mejor que hablase solo uno de manera amistosa. - ¿Sabe lo que pasará cuando su amigo acabe con la venganza y tras cobrarse una vida más que le hace falta para volver al Infierno? ¿Sabe como se llama su amigo? Si es así, que te diga su nombre. Obedecerá si sabemos cual es.

Vaaaya por dios. A tomar por culo el factor sorpresa.

Siempre pensé, que de hacer una tontería esa era yo. Pero al parecer las cosas se contagiaban, y, mientras Scarlett lanzaba cuchillos a... esa... portube... prontube... nunca lo he dicho bien. Protuberun... ¡La polla esa!... y con una rapidez digna de Flash (Burmar Flash, mi favorito el rojo), Enone hablaba con el chico-demonio.

Miré a padrastro de Ryan y me relamí, de forma inconsciente. El hambre de Ew´ah me rondaba. El Wendigo me rondaba en las tripas. El lobo me pedía sangre. Y el cuervo me decía Craw, Craw... que vete tú a saber qué quería decir. Lo importante es que no me iba a poder contener por mucho tiempo.

- Si quieres me lo cargo yo.- Dije desde detrás de Enone con una afirmación difícil de negar.

¡NO! - restalla la voz del demonio en la cabeza de Tayen - ¡El chico y su padre son míos! ¡Dy'lith, la Reina Cortesana!

Oh, vaya - se burla Ew'ah - Una ramera con delirios de grandeza - ¿Qué te parece si...? ¡MIERDA!

La súbita rociada de agua bendita interrumpe la conversación...

Quiero que pague - dice el niño - ¡Quiero que lo pague! ¡Quiero que pague por cada vez que le ha gritado y le ha pegado a mamá! ¡Por cada vez que me ha hecho cosas sucias! ¡Es un cerdo! ¡Tiene que pagar!

La Justicia de los humanos está de su parte, Ryan - le rebate el demonio - ¿Quieres acabar en la calle? ¿Quieres que tu madre tenga que poner el coño y tú el culo para que la gente os dé dinero para poder comer?

¡Estás loco, Ryan! - vocifera el juez Chambers desde el suelo - ¡Tú y tu madre me lo debéis todo a mí! ¡No sois...! ¡No sois NADA sin mí!

Los cuchillos de Scarlett atraviesan con facilidad la capa de cera endurecida y hacen saltar el aspersor antiincendios. Los cientos de miles de abejas que pululan por la colmena caen al suelo entre espasmos agónicos conforme el agua bendecida por el Sello de Gabriel disuelve sus cuerpos. La piel de Ryan también humea por el contacto. Gritando de dolor, el chiquillo cae de rodillas.

¡DÉJAME ACABAR CON ELLOS, RYAN! - le exige el demonio - ¡CULMINA NUESTRO PACTO Y ENTRÉGATE A MÍ!

¡Haz que pare! - suplica el niño - ¡Haz que pare!...