Partida Rol por web

Cuando le preguntó aquello la cara le cambió un poco, variando desde la felicidad hasta ponerse seria. Luego lo apartó un poco de la escena y le dijo en voz baja.

-A la Toñi se le fué la pinsa después de pelearse con la Kimberly, y abrió los toriles. Entraron sombis. Había empujado a la abuela de la Kim, casi la mata, luego fue a matar a la Naty subiéndose a la almena. Pero se cayó por el matacán y se la comieron viva las cosas.

Hizo una pausa, cogiéndole de la manga.

-Además disen que encontraron matarratas en su armario. Que estaba envenenando a Don Faustino con eso. Él está en el hospital, se recupera.

Marisa, la camarera, tenía aguante, ganas y conocimiento de sobra pa alegrarle el día al Jose Luis. Cuando acabaron volvió al hotel con buen sabor de boca y de polla. Ella se llevó toas las tensiones del Cagaprisas y se ganó el mérito de marcar en el mapa a Segovia como otra ciudad horadada por el caballo de Atila.

Luego a la noche la cena y un poco de priva con los compañeros. El Jose Luis quería tener unas palabritas en privado con la teniente pero no surgió la ocasión. Tenía ganas de cantarle las cuarenta y hacerse respetar de una puta vez. Estaba hasta la polla de que le faltaran al respeto: no le habían contado una polla de lo que tenía que hacer en Segovia, o se habría preparado un discursito, pero sobre todo, de saberlo, se habría negado con más ganas. Porque desde su punto de vista había gente más preparada que él pa andar de politiqueo. La Toñi mismamente. Pero incluso sin la Toñi la teniente se valía de sobra para convencer al rey con su dossier. El Jose Luis no estaba nada cómodo con ese viaje, y aunque se trajo de vuelta algunas nuevas reflexiones sobre el futuro, las podría haber tenido igual sin tener que ir a comer cochinillo. Él tenía cosas más importantes que hacer en Baños: arreglar la grifería, repasar los motores de los vehículos, llevar unos palés de abono pa los terrazos de los tejaos, pero sobre todo, por encima de todo, proteger a su familia. Tener al Deibi y la Toñi fuera de peligro era algo que, en su opinión, solo podía hacer él. Como le dijo al alcalde días antes del partido: "si me hace ir a esa mierda, asegúrese, se lo advierto, de que mi familia esté cuidada y a salvo". O lo reviento.

Booombaa! Como decía King África en sus canciones. Puto gordo, como se pegaban sus melodías mierdosas en realidad...Pero oye, es lo que tienen las canciones del verano. Pero el tema no va de esto. Puse ojos de lechuza en mitá de la noche. Asín muy abiertos. Aquello me dejó de piedra. Yo ya sabía que la Toñi era una Teniente O`Neil, pero de ahí una puta psicokiller...

- !Ay, la víhen! Er Seluí se va poné bonico cuando sentere...- aún estaba asimilando. Nos vamos dos días y se monta aquí un jodio belén. Pobre Fulgencia, con lo buena que era, y Don Faustí, sufriendo los desavenires del poder...- ¿Y Doña Furgensía...?

Llevaba un par de días aburría, no paraba de ir al hospital y de comer con un hambre que ni los negritos del África. Y luego además tenía en la cabeza lo que l'había pedío la yaya, que tamién la yaya no podía pedir otra cosa. Casi no había visto al Paco en esos días, bueno, visto sí, pero no lo había catao como debiera y la pesambre de la petición de la yaya tampoco ayudaba.

Cuando oyó que los que s'habían ido volvían, corrió a echar un ojo la primera, con una mano sobre el brazo. La japuta de la doctora Barbi parecía mu fina pa unas cosas, pero cuando pinchaba lo hacía a mala leche la cabrona. Cuando paró le dio cierto mareillo y se tuvo que sujetar a lo que primero pilló, que en este caso fue la Naty. La saludó con un gesto de cabeza e intercambiaron un par de miradas mu significativas, ella ya sabía y eso de "como putas" debía de tenérselo mu bien aprendío.

Vio que tamién estaba allí el Paco en primera fila y le sonrió, aunque le volvió la pesambre. ¿Le habría dicho algo la yaya al Paco? Ojalá y no, que lo mismo se lo espantaba y a ver dónde encuentras otro maromo así y que folle como conejito de duracel en un apocalipsis de apollardaos. El perroflauta reformáo del Zeky llegó y s'abrazó a su no-hermana negrita, que al parecer era su novia, que cosas... Pero ella tampoco se iba a meter en relaciones interraciales, bastante tenía ahora con lo suyo que casi l'estaba dando un telele tras la carrera pa ver a los que habían ido a ver al Juancar. El cagaprisas bajó buscando con la mirada, o eso parecía, normal que se extrañara que la cacho zorra no'stuviera en primera fila asomando el morro.

Jose Luis Zidane en el cesped del campo de juego, que no era otra cosa que el patio del castillo de Baños que era en realidad, o al revés, el estadio Santiago Bernabeu con torreones. Todo el pueblo estaba allí de público atento al partido.

El balón le llegó a los pies y empezó a correr hacia una de las porterías. La Toñi estaba esperándole allí con su uniforme del New Team, ajustándose su gorra de Benji Price. El campo era infinito y Oliver Atton le dijo que no dejara de correr hasta que se acabara el capítulo, que si eso podía tirar un chute ahora y marcar en el siguiente episodio. Pero Jose Luis Zidane negó con la cabeza y siguió toreando a los defensas del adversario, minotauros bien cornudos... o más bien minovacas, pues debajo de las camisetas colgaban grandes ubres. Mala leche no les faltaba. Jose Luis Zidane no entendía porqué estaban en el equipo contrario: los nombres de las camisetas eran de mil zorras que se había tirado alguna vez. Deberían estar a su favor, no dándole problemas para marcarle un gol a la Toñi.

Se apretó la chaquetilla del traje de luces y la montera. Le dio un capotazo a una vaca, otra, luego otra. Mandó el balón por encima de la número 42 y todo el público gritaba Oleee oleee oleee enfervorecido y hasta desgañitarse. Jose Luis Zidane se detuvo un momento:

-Callarse cojone, que si seguíh hasiendo ruido se va a enterá de tó, cabrone.

Pero el público no dejaba de gritar.

Cuando cien kilómetros después llegó hasta la portería, levantó la pierna para meterle el chute de su vida a la Toñi. El balón había crecido y estaba blando y pringoso, como un vientre hinchado. Le pegó un pepinazo al bombo, que salió volando como un cohete hacia la portería.

Y se despertó sofocado justo antes de saber si marcaba o no.

-Putoh judioneh...

Se levantó y fue a mear en el baño del hotel. Pocas horas despúes estaría volando de vuelta al pueblo.

-Jose ¿cómo coño vah a hacer con lo de la Naty y la Toñi?

-Doña Fulgensia está bien, se recupera del golpe. Pero al pareser tiene hepatitis y el hígado muy mal. Le van a tener que aser un trasplante o algo así.

El flipe iba en aumento.
Nunca hubiera esperado un apoyo tan personal como el que mostró García, planteando incluso su dimisión. Agradeció humildemente los cumplidos con inclinaciones de cabeza, un acierto utilizar referencias históricas con militares de la vieja escuela, claro que como era previsible el rancio de Rodriguez abrió la boca para hacer lo que mejor sabía hacer: Dar por culo. Lo que no era previsible fue la soflama del Felipe ¡Coño! Estuvo a punto de escapársele cuando su alteza se levantó y le cantó las verdades del barquero al de aviación. Siempre le había gustado Felipe “el preparado”, le veía buena urdimbre, pero en ese momento se lo habría comido a besos.
Habló entonces el rey dando a todos una lección de capote, a ella la puso en su sitio (no se sintió ofendida lo valoró como una muestra de la inteligencia del monarca) recordándole que no era única ni más especial que otros, a lo que asintió amablemente, al igual que sonrió al ver el reconocimiento personal hacia su tío –Por supuesto, majestad- respondió.

Entonces llegó lo importante, el momento en que Jose Luis y Ezequiel debían expresarse con sus propias palabras, porque todo lo que había soltado Mari Cruz y esos tochos de papel llenos de datos y planes sesudos eran un mero formalismo, una introducción a ellos dos, los verdaderos protagonistas. El rey lo había dicho, estaba hasta los cojones de gente enchaquetada, si algo iba a convencer al Juancar de que el plan funcionaba eran ellos dos, nada más.
Cuando Jose Luis enseñó las manos fue poético y el Zeki… emotivo, el tito Fausti se sentiría muy orgulloso.

Rodriguez rompió el idilio y a punto estuvo de levantarse y soltarle cuatro frescas a ese gilipollas cuando Juan Carlos se le adelantó ¡Y como! Las cosas claras y ni un fleco suelto. Lo peor era que no podía ni chistar, lo más poner cara de sorpresa y entreabrir la boca como queriendo suplicar. Estaba atada por la disciplina.
“¡Bien Cagaprisas, Bien!” pensó cuando esté defendió a quien lo acababa de insultar, todo un gesto de nobleza y calidad humana.

“A criar cerdos, como Pizarro…” pffffffffffff suspiró mentalmente, esa muerte no pesaría sobre sus hombros, sí la caída de la democracia. La puta democracia… “Cuando se lo diga al tito se va a morir”, republicano romántico como es…

Después de aquello se quedó como vacía, desenchufada, serían los nervios que le gastaron la batería… por si acaso Vílchez le pegó un revolcón que haría las delicias de un director porno, una pareja de la guardia civil montándoselo a lo salvaje y de uniforme. La mejor medicina. Cada vez le quería más.

Regresaban al fin, no lamentaba dejar el hotel, muy bonito y todo lo que tu quieras pero ni punto de comparación con Baños y su cuarto con un colchón en el suelo, lo prefería un millón de veces más, igual que prefería a esa “gente que no sabe ni hablar” a todos esos engolados correpasillos. Vuelta al feudalismo… aún no se lo creía.
Seguían preocupándole sus acompañantes ¿Por qué no lograba hacerles sentir bien? ¿En que estaba fallando?

Llegaron y la cosa olía a cuerno quemado, pero mal… mal, su sentido arácnido no fallaba, el radar le pitaba cosa fina.
-¿Dónde está mi tío y que está pasando?- susurró a Carrillo entre dientes mientras sonreía y le saludaba haciendo como que no pasaba nada.

Carrillo no era gilipollas y sabía lo que podía pasar. Así que parpadeó y les miró a ellos. Allí había público. Y no quería público, que se sumara a la histeria que de seguro iba a producirse.

-Vamos al despacho de Don Faustino y os explico todo. Acompañadme por favor.

La sugerencia al parecer solo se aplicaba estrictamente a Mari Cruz y el Cagaprisas. El Zeky se quedó allí con la Yaiza. No quería líos. Así que los tres mosqueteros y el Tatu se fueron para allá, y la gente comenzó a murmurar. Allí se podía liar muy parda.

...hostia puta... la Naty aquín medio... como venga la Toñi la hemoh cagao... Pensó al ver a la rumana el comité de bienvenida, y se le alteró el pulso por preocupación y excitación súbita.

-Ehto... me voy pa mi casa, ya noh vemo -se despidió de los compañeros de viaje y mirando a la Naty con cara de "pero tía, queghtá siendo aquí coño, que yan man partío la cara una vé".

Enfiló camino disimulando cuando el Basti lo retuvo.

-¿Qué carajo pasa?

El despacho estaba tranquilo, muy tranquilo. No había ni Cristo allí. Les sorprendió que les llevaran allí, sin dejarles tiempo de guardar las maletas. Sea lo que fuere, se lo querían comunicar cuanto antes. Les pidieron que se sentaran donde solía hacerlo la gente, y ellos se quedaron de pie frente a la mesa del alcalde, que tenía algunos papeles tirados por el suelo. Detalle raro raro.

Estaban un poco nerviosos, más bien, Carrillo estaba nervioso. El Tatu estaba allí como vigilando. Vigilándoles, concrétamente. O más bien, vigilando a un hombre en particular. Un hombre de su misma corpulencia, allí presente: El Cagaprisas.

Vuelvo a mirar a la Yaiza, y luego al Cagaprisas y a la Mari Crú que se van con Carrillo y estos. Se lo querrían contar en privado para contener a la bestia. La bestia era el Seluí.

- ¿Un trahplante aquí? ¿Si eso eh mu chungo, no? Con el hópital de chichinabo que hay aqui, que ta mu bien, pero pa un trahplante no estáh...- digo, con el culo torcio- ¿Y quien le va dah un hígado...?

Respiró hondo y se sentó en el borde de la mesa, poniendo los brazos en jarras.

-Temo ser portador de una mala noticia. De hecho, de varias. En primer lugar, pido disculpas por ello. Actúamos lo más rápido posible, pero no pudimos... en fin.

Parpadeó y miró al Tatu, que ni se inmutó.

-No hay manera fácil de decir ésto. Y quiero que sepáis que no es ninguna trola, invento ni gilipollez nuestra. Decenas de personas fueron testigos de éstos hechos, hechos que nos han conmocionado a todos. Bueno...

Fué al grano.

-Ayer por la mañana, una o dos horas después de vuestra partida, pasó algo muy gordo. Todo comenzó como una pelea tonta entre la Kimberly y Toñi, por temas de su abuela, la señora Fulgencia. Comenzaron a pegarse y tirarse del pelo, todo eso. Tu mujer empujó a la abuela por lo alto de un muro, y la pobre casi se abre la puta cabeza. Está en el hospital ahora, pero no es la única.

Parpadeó y se puso en tensión. Contar aquello no era agradable.

-Yo estaba allí y traté de calmarla, Jose Luis, pero la Toñi estaba histérica. Nos insultó a todos, nos amenazó. Dijo que no merecíamos sobrevivir. Creo que se sintió traicionada, por que me ordenó que detuviera a la Kimberly y yo le dije que no iba a detener a nadie por una pelea de gatas. Entonces se acercó a la puerta de los toriles, y la subió, dejando entrar a 20 apollardados. Inmediatamente tuvimos que contenerles, disparándoles. Mientras, tu mujer subió a la almena donde estaba limpiando la Naty, con intención de matarla, o eso iba gritando. Kimberly salió tras ella para detenerla, pero mientras estábamos asegurando la puerta y matando a los zetas, al parecer se resbaló y cayó por el matacán, el agujero de la muralla sobre la puerta principal... Y debajo habían unos infectados. No pudimos hacer nada, se la comieron casi conforme cayó. Murió de un infarto al poco de comenzar a devorarla, pero cuando llegamos su cuerpo estaba ya en pésimo estado, le faltaba la mitad... Matamos a las cosas y nos aseguramos de que no fuera a despertarse convertida en una de ellos. Nos aseguramos antes de que estuviera muerta, claro. Fuimos metódicos...

Respiró hondo y se llevó la mano a la barbilla.

-Eso no es todo. Y ésto me duele decirlo especialmente. Don Faustino llevaba días con malestar gástrico, mareos y cosas así. Ayer por la mañana entró en shock y nos lo tuvimos que llevar al hospital. Todo eso pasó antes de que lo que te he contado. La doctora se dió cuenta de que había sido envenenado, y lo salvó in extremis. Ahora mismo se recupera en el hospital y por eso no está aquí.

La frase final fue demoledora.

-Buscando ropa para adecentar el cadáver de la Toñi, Jose Luis... Titos encontró un doble fondo en el armario de tu casa. Allí guardaba matarratas. El mismo veneno que le administraron a don Faustino.

Ahora esperaron la reacción, tensos. Sabía que Jose Luis podía pensar que todo era un engaño, y liarla parda. De ahí tantas precauciones.

Ella negó con la cabeza.

-Yo me he quedado igual. La doctora estará acojonada, claro. No me he enterado bien de como va a ser. Mejor le preguntamos a ella, ¿No? Espero que Jose Luis no haga ninguna tontería...

- Se va poné echo un venao...- digo, pensativo- Pero curpa de la Toñi, por Teniente O`Niel y por psicokilleh...Mu loca, Yaisa...Mu loca...Si la hecho eso al Fauhtí, y la pobre Furgensia que eh una mujen mayóh...A sabé que planeaba par Seluí...Ca salio ganando, lo que yo te diga...Sin alegrahme poh la muehte de naide, que pobre Deibi...pero eso...¿mehplico? - digo y es verdad. Menuda arpia....- Si, podemos preguntá a ella, y ya mintereso por Furgensia, la pobre...Siempre ma tratao mu bien....- digo, y busco al a médica con la mirada.

El Zeky dejó la maleta en su casa, por que no tenía prisa ninguna, y por que así iba más ligero. También tenía un hambre del copón, pero prefirió pasarse antes por el hospital a preguntar, que estaba técnicamente al lado de la zona del comedor. En la planta baja estaban las enfermeras cotorreando sobre lo que podría pasar con el Cagaprisas. La doctora estaba comiendo en la mesa del laboratorio, leyendo cosas de mientras en la pantalla del ordenador.

Se giró al verles entrar. Esperaba que nada de trabajo. Ya le habían quitado el vendaje a la Yaiza y esperaba que no fuera nada relacionado con ella.

-Hombre, si es mi pareja favorita.

Sonrió, terminándose el potaje de arroz con garbanzos.

-Dime. ¿Algún problema de salud?, ¿algo que hayas comido en Segovia que te ha sentado mal?

Las enfermeras estaban que cacareaban y revoloteaban como gallinas alterás, ante la reacción de Cagaprisas. No era pa menos...Con lo calzonazos que era de su Toñi.

- No, no...To bien por Segovia, dohtora... To mu suhrealihta ¿sabe? Pero bueno, eso eh pa contáh mah tranquilamente...Que te viá llamá María ¿eh? Queh tamoh asín entre gente joven...- me rasco la barba, un poco nervioso por el tema- Pero ha cosa eh que veníamoh a veh que tal la Furgensia...Q`ehtah mu chunga con er higado, ma dicho la Yaisa...Y no se que d`un trahplante...

En aquel pueblo la confidencialidad médico-paciente duraba cinco minutos. Además, en aquel tema, que iba a ser público y notorio, guardar ella el secreto de sumario habría resultado contraproducente, hasta sospechoso. Suspiró.

-Sí, el tema me trae de cabeza. La pobre tiene una enfermedad congénita que provoca, a la larga, fallo hepático. Del hígado -dijo, para los de la LOGSE- Bueno. La única solución para darle unos años más de vida es un trasplante. No podemos hacerlo completo ya que no hay donante válido, claro. Pero si parcial.

Suspiró.

-Su nieta es muy valiente o muy insensata. No lo se. Yo me estoy armando de valor. Va a ser la intervención más difícil que he hecho en toda mi vida. Y además siendo el único médico de la sala.

Parpadeó.

-Si queréis verla, está arriba, en planta. También Don Faustino. Se alegrará de verte, creo que te tiene en mucha estima.

Abro los ojos por la explicación.

- ¿La Kimber le dona? Ohtíah...- ay que ver la Kim, quien la ha visto y quien la ve también. Eso era amor a una yaya y lo demás son tonterías. ¿Que pué haber más bonico que regalarle a un ser querido uno miaja de años más cuando la está espichando? - ¿Pero eso aquí se puede? - miro el lugar- La víhen...Yo en ehto ni pincho ni corto, pero si puedo ayudáh en argo..¿eh o no eh? Que la Furgensia se lo merese to...

Si que me gustaria verla, y al Fausti. Es por eso que le asiento un par de veces cuando me dice que verlos. Además tengo que darle el premio al Fausti. El del Juancar, que llevo la cajita en el bolsillo.

- Voy a subí a veh...- vuelvo a asentir- Que fuerte tamién lo del Fausti y la Toñi...Si yo le veía un poso negro por dentro...La madre que la parió...

¿Eso aquí se puede? Buena pregunta. Una de las intervenciones más caras y difíciles de la medicina moderna, donde miles de cosas podían salir mal. No, si ella era gilipollas por intentarlo. De remate. No tenía que haberle dicho que existía esa posibilidad. Pero de perdidos al río, ya no había vuelta atrás. Tendría que hablar con la jefa, que preguntara en Ronda, a ver si tenían algún otro médico, aunque fuera militar, e ir a recogerlo con el globo. Si encontraba a un cirujano ya sería una gran ayuda.

-Esa mujer era un poco extraña -confesó- Siempre lo estaba revisando todo, y siempre...

Parpadeó, sin saber muy bien si continuar.

-Estaba sedienta de poder, y eso la mató -concluyó- Eso casi mata a dos personas más. Por desgracia.

Suspiró.

-Bueno, no te entretengo más -lo cual quería decir que estaba ocupada.