Partida Rol por web

Musito alguna que otra palabra malsonante viéndome impotente con todo lo que sucede a escasa distancia de mí, pero aún así no puedo hacer nada por ayudar hasta que consiga aproximarme...

Acelero el vehículo casi hasta su máxima potencia, para poder llegar lo suficientemente cerca de los terroristas y detenerme repentina y precipitadamente, apuntándoles con el bláster desenfundado previamente e intentando derribar a alguno de ellos, esperando que su atención se desvíe un poco pero está claro que su prioridad es el canciller.

La verdad es que en estos momentos lo tenemos algo crudo con tantos terroristas y un jedi psicópata... Pero sin riesgo no hay emoción, supongo.

El zabrak continuó alejando el peligro del Canciller, o procurándolo al menos con todo su empeño. La pelea empezaba a convertirse en un caos, y las enseñanzas de su maestro empezaban a aflorar a la cabeza del padawan: "La victoria es de quienes saben mantener la mente clara, Eeth, de quienes encuentran la paz en mitad de la batalla. Sea un acalorado debate, una negociación crítica o el sonido de los blasters, al final, la mente domina las herramientas".

Al ver el sable de luz de Pent, Eeth comprendió que sólo abatiendo la cabeza podría acabar con la locura. Se dirigió hacia el Canciller, golpeando a todo aquel que se interpusiera en su camino. La misión era lo más importante, pero en el fondo de su corazón, deseaba y temía al mismo tiempo que el líder de los terroristas, ni más ni menos que un jedi caído, se fijara en él. Ésta podría ser la gran prueba para el padawan. Se sintió egoísta y anhelante, pero no se amilanó. Su destino era la Orden jedi, y era su deber detener a quienes utilizan la Fuerza con intenciones malvadas.

El zabrak parece acomodarse a la situación en posición defensiva de lucha de combate y comienza a avanzar saltando ágilmente sobre la plataforma siguiente. Ahí alza su sable láser cortando en las chamuscadas heridas del terrorista que cae fulminado ante el ataque del joven padawan.

Zegmont Pent se percata rápidamente de la situación y pega un salto hasta la plataforma siguiente, quedando a una del canciller Valorum.

Por su parte, el terrorista de la lanzadera vuelve a disparar sobre el aerotaxi de Quaad. El disparo no alcanza al técnico pero el blindaje básico del aerotaxi se ve seriamente dañado, expulsando tiras de humo por varias partes y desequilibrando al piloto en sus maniobras.

Valorum no va a llegar hasta ahí mientras siga el terrorista disparando al aerotaxi.

Numa observa como el padawan se abre paso hábilmente y decide seguirlo hasta la siguiente plataforma. Desde ahí, no puede evitar una mueca de disgusto al ver cómo de la lanzadera salen varios disparos bláster e impactan en la nave del técnico.

En el siguiente turno intentará alcanzar la lanzadera y colarse en su interior.

Valorum apenas puede moverse y el terrorista M.3, desarmado por el infortuno disparo, salta de plataforma y engancha al canciller, propinándole unos sonados puñetazos. Valorum intenta zafarse torpemente pero la diferencia de volumen corporal es considerable, es entonces cuando el M.4 le grita a su compañero mientras alza su bláster hacia ellos.

- Aparta, imbécil, o te liquido a ti también !!

Algunos miembros del Mayal ya han caído al vacío irremediablemente, pero aún así esta vez no me doy por satisfecho, son bastantes y no puedo permitirme el lujo de fallar como antes... Pero la cosa aún se pone más peliaguda y dos de ellos acaban por alcanzar al Canciller golpeándole con furia. Supongo que para desahogarse un poco.

Uno de ellos no está armado aunque podría acabar fácilmente el "juego" empujándole por abajo y sin embargo el otro... empuña un blaster con el que apunta a Valorum sin dudar, así que yo tampoco lo hago y extiendo el brazo hacia él, conteniendo la respiración durante el segundo en el que soy consciente de lo importante de éste disparo.

Y ésta vez sí, sonrío parcialmente satisfecho mientras intento acercarme más a la plataforma, no para que el canciller salte hasta mi vehículo ya que es demasiado pequeño, si no para hacerlo yo a la inversa.

joder...joder, joder, joder , JOOODEEEEERRRR !!!!!!!!!!

Ya lo han conseguido... ya tengo los huevos de corbata y soy puro nervio. Mira que intento mantener la calma pero joder, ¡nunca más hare caso al wookie cuando habla de "trabajillos normales"!. El aereotaxi está ya en las últimas y para colmo un gorila se ha tirado encima del canciller. Un disparo más y como poco me caigo al vacio por lo que decido meterme encima de la plataforma por si acaso cayera que no fuera al vacio.

Una vez detenido encima de la plataforma cojo el blaster que tenía a mano en la guantera y apunto al hijo de rodiano mal parido que le esta sacando los dientes a nuestro cliente.

El blasterazo pasa cerca de los dos pero no llega a hacer blanco. Ya me encontraba fuera de mí y mis gritos histéricos se oían por toda la plaza.

¡OYEME CAPUYAZO!¡¡¡ EL SIGUIENTE IRÁ A TU HUEVERA !!!

El padawan olvidó al terrorista caído cuando éste cayó indefenso, y dirigió su mirada hacia el líder, que en lugar de enfrentarse a él se lanzó a la siguiente plataforma, buscando sin duda terminar con la vida del Canciller. Aunque las cosas iban mal para el ataque suicida de los terroristas, su fanatismo aún podría terminar con una tragedia de proporciones galácticas.

Dio dos pasos, tres, cuatro y se lanzó a la siguiente lanzadera, en pos del jedi caído que le ignoraba. No le gustaría atacarle por la espalda, pero si le alcanzaba y no se defendía no le daría otra opción. Estaba armado y el concepto del honor que había visto en algunos planetas no se ajustaba a las disciplinas jedi como una mano a un guante.

- ¡Detente, jedi! - le gritó mientras lo seguía.

Vio de refilón que otro terrorista había alcanzado al Canciller, y su corazón dio un vuelco de impotencia. Tendría que confiar en sus compañeros, pues él aún estaba a una plataforma de salvarlo, y además se interponía ante él la lamentable decisión de un jedi que había olvidado quién era.

Enflechado, Nakor hace blanco en otro terrorista (M.4) y sonríe al ver cómo su cuerpo ya muerto cae diez metros abajo hasta estrellarse literalmente contra el suelo de la plaza. Bordeando, consigue alzarse en la plataforma del canciller mientras otro terrorista se ensaña con el canciller. Quaad, atento a la jugada, ha seguido los pasos de Nakor para bordear la plataforma y posarse sobre ella, disparando al violento terrorista sin éxito, pues perdió el equilibrio y no consiguió impactarle.

El jedi zabrak continúa su camino directo hacia el supuesto jedi con espada láser de haz amarilla. Este observa con cierto terror dibujado en su rostro como el jedi de haz azul se acerca a él velozmente y, volviendo la cabeza repetidas veces, como nervioso, decide saltar apuradamente hasta la plataforma del canciller, con el mercenario y el técnico haciéndose con la situación.

la gente cada vez se agolpa más en la plaza y por encima de los abucheos y griteríos podéis escuchar como dicen:
- Es un Jedi !! El que intenta acabar con el canciller es UN JEDI !!!!!!

Suspiros de asombro resuenan por toda la plaza mientras la acción se desencadena sobre las plataformas.

Por otra parte, la lanzadera ha comenzado a moverse, volteando verticalmente, pero para qué... ? Oh cielos, parece que su morro comienza a descender levemente, hacia la multitud de la plaza !!!!

Eeth apenas se detuvo en la plataforma, ni prestó atención a los gritos de la plaza, sólo siguió la estela del jedi caído como si fuera su sombra...y en ello se convertiría si así lograba detenerlo. Saltó justo tras de él a la nueva plataforma, donde estaba también el Canciller y...¡por la Fuerza! la plataforma se inclinaba. Si se seguía moviendo, todos caerían.

- ¡NAKOR! - gritó - ¡Recoge al Canciller!

Valorum era la misión, ahora se daba cuenta completamente. Era lo único que importaba, el motivo por el que todo sacrificio valdría la pena, incluso su vida o el destino de aquel extraño jedi fanático que no parecía recurrir al lado oscuro, sino que se comportaba con un terrorista más con un juguete demasiado grande para él.

El padawan se intentó recolocar en una posición ventajosa en la plataforma y mantener el equilibrio en lo posible para cubrir a Nakor, si es que le había oído y sabía lo que tenía que hacer. Con los ojos encendidos en determinación, movió el sable para interponerlo al haz dorado del agresor mayal.

Por fin llegaba la caballería. Miro a Nakor abatir al terrorista del blaster y luego como la lanzadera comienza a venirse abajo. Sin pensarmelo dos veces subo el pulgar y activo el modo múltiple de mi blaster. Aún tenía tiempo de pegarle un par de disparos antes de salir hacia la lanzadera o se produciría una masacre.

Uno de los disparos impacta en el torso del terrorista, el otro se pierde en la lejanía. Grito a Nakor que es el más cercano a mí ahora mismo.

¡El resto te lo dejo a ti!!! ¡voy a ver que pasa en esa lanzadera !!

Y tras ello doy un volantazo para dirigirme a la aereonave, esperaba poder llegar a tiempo...

Al fin alcanzo la plataforma, donde al parecer se lleva a cabo una especie de "pequeña y familiar" reunión en la cuál lo más predominante son los disparos y la pelea en general. Sí, creo que éste tipo de reuniones son las que me gustan.
Aprecio de reojo como mis compañeros también van llegando, pero yo me dirijo de forma directa y con grandes zancadas hasta el terrorista que golpea al canciller, quedándome a menos de un metro de distancia antes de dispararle a esa escasa distancia para derribarlo de forma suficientemente letal para que deje de disparar.

-¿Sabe conducir uno de esos?- pregunto a Valorum entonces señalando con un gesto de cabeza la aeromoto, pues no creo que ambos podamos montar en ella y de hecho no es demasiado cómoda pero el taxi de Quaad todavía parece menos adecuado.

Zegmont Pent alza su sable láser con ambas manos y el rostro encolerizado justo cuando el padawan alcanza la misma plataforma que él. - MUEEREEEE!!!!. - Su sable baja rápidamente pero, en lugar de atravesar el débil cuerpo del canciller, se estrella contra el sable láser del joven padawan, chirriando con un sonido eléctrico característico. - Arggg !!!. El terrorista exclama soprendido y el padawan esboza una ligera sonrisa.
Viendo la rápida actuación del joven zabrak, Quaad dispara sobre el terrorista que golpea duramente al canciller supremo, hiriéndolo, y acto seguido vuelve a su aerotaxi maldiciendo al ver la lanzadera en movimiento sospechoso contra el público de la plaza.
Nakor remata al terrorista propinándole una sonora patada empujándolo fuera de la plataforma y cayendo diez metros abajo, seguramente sin posibilidades de sobrevivir. Alza su mano hacia la del canciller quien sonríe un tanto exhausto y agradece su ayuda al incorporarse. Ambos suben a la enorme aeromoto no sin dificultades.
Zegmont Pent no se lo puede creer, ahora tal vez su única opción de conseguir algo sea creando el caos entre el público agolpado en la plaza.

La landera ha girado sobre sí misma verticalmente y la twi'lek Numa maldice en silencio cuando ve imposible alcanzarla... entonces ve a Quaad acercarse con un tambaleante aerotaxi y su rostro vuelve a sonreir... - Bien, aún tenemos una oportunidad...

El padawan escuchó el sonido del sable al chocar contra otro y sintió la derrota de la razón contra la violencia. Aún así, el zabrak no flaquearía. Si esos eran los términos en que habría de decidirse la situación, él no se echaría atrás.

De reojo puede ver que el Canciller ha sido recogido por Nakor, y con una media sonrisa aún en su rostro se entrega a su deber completamente concentrado en la tarea. Ya ha visto de lo que el líder del Mayal es capaz, así que no perdería tiempo en razonar con él. Sólo podía esperar derrotarle, dando para ello todo cuanto tuviera, y confiar en que nadie más tuviera que morir por su locura.

Decidido a no ceder un palmo, practicó una guardia dinámica, defensiva pero oportunista, buscando que la evidente frustración del terrorista le hiciera abrir un hueco en su defensa para poner fin cuanto antes a sus malvados planes.

En un abrir y cerrar de ojos estoy ya junto a la lanzadera, meto la marcha más lenta de la aereonave y abro la puerta del conductor. Ya estaba sobre una de las puertas abiertas de la lanzadera y ahora venía la parte mas peliaguda: Saltar. Odio saltar. Se me da mal saltar. Y cada vez que salto me rompo algo. Cierro los ojos ojos con fuerza antes de decidirme a ello y murmuro casi como si rezara, y eso que no soy religioso.

Que la fuerza me acompañe..!!!

Sonrío de forma confiada al Canciller para infundirle algo de ánimo y seguridad, acompañándole hasta la extraña y llamativa moto, girándome un momento cuando el entrechocar de las espadas láser quiebra el revuelto ambiente.
Miro ceñudo a ambos combatientes pero mi atención enseguida se desvía hacia la lanzadera que empieza a caer hacia la plaza.

-Quaad lleva a...- ni siquiera he termiando la frase cuando compruebo aterrado como mi compañero toma una de esas iniciativas suicidas de las que suelo encargarme personalmente, consiguiéndolo por los pelos.
-Hay que joderse...- musito por lo bajo, volviendo al vehículo y montando en él tras comprobar que Numa todavía está muy alejada.

No sé qué ah estado haciendo durante todos estos años pero está claro que no le ha hehco bien porque sus capacidades parecen haber menguado considerablemente.
-¡NUMA!, ¡Ayuda a Eeth!- espeto en voz alta para que me oiga bien, saliendo de ésa plataforma para dejar al canciller en un lugar más seguro, probablemente su propia torre que además no se encuentra demasiado alejada ya que mi intención es volver...
 

El salto es glorioso... gloriosamente corto. Sabía que algo malo iba a pasarme y cuando creía que todo estaba perdido una fuerza superior a mi me dió la energía suficiente para aferrarme firmemente a la nave, quedando con los pies colgando.

El sudor resbala por mi rostro pero trato de hacer un último esfuerzo, eso o morir. Evitando en todo momento el mirar abajo consigo finalmente incorporarme y me quedo jadeando unos segundos con las manos apoyadas en el suelo de la lanzadera.

Joder tio, por que poco..

Pero tampoco puedo permitirme el lujo de descansar ni un segundo más, eso era tentar a la suerte y creo que ya se me ha acabado para el resto de la vida, o para una buena temporada. Desenfundo el blaster sigilosamente y asomo la cabeza para buscar y disparar al capullo fanático que debe andar cerca.

Eeth consigue placar al líder terrorista que se encuentra con el rostro encolerizado al advertir al técnico saltar sobre la lanzadera prodigiosamente y al canciller Valorum huir de la escena a bordo de ese malnacido mercenario, como él mismo piensa. Y además estaba frente a un auténtico Jedi, con esa templanza que auguraba seguridad en sí mismo. Pent trastabillea dando sendos pasos hacia atrás confundido y temeroso, sin saber cómo reaccionar, cuando en un acto espontáneo, alza su sable láser y ataca al joven padawan entrecerrando los ojos, como esperando tener un golpe de suerte. - AHHHH!!!
Eeth no detecta la que la Fuerza esté presente en el cobarde líder terrorista, pero éste consigue rebasar sus defensas de alguna manera e impactar su sable láser sobre su enemigo, hiriéndole gravemente.

Mientras, el mercenario Nakor desciende hasta la plaza para dejar al canciller Valorum a salvo cerca de su torre, por donde comienzan a salir algunos guardias de los pisos superiores, entre ellos el sargento Munten, guardia con el que os encontrásteis al comienzo de toda ésta locura. - Gracias - musita el canciller sin perder de vista las plataformas y es recogido por el sgt Munten. La gente agolpada en la plaza lanzan entonces vítores de alegría y victoria cuando un grito más destacable anuncia un peligro inminente...
- La lanzadera, a CUBIERTO !!!
Los vítores se convierten en gritos de pánico cuando el morro de la lanzadera comienza a descender levemente hacia la plaza.

En el interior de la nave, el técnico dispara al piloto chamuscándole la espalda y la nuca y apartando el cadáver indiferentemente para ocupar su lugar. La nave ha comenzado a descender y Quaad no puede evitar observa los gestos horrorizados de la gente. No sin dificultades, consigue tomar el control del mando y elevar el morro, para seguidamente activar los repulsores de elevación y estabilizar la nave en un sonido atronador.

Entonces llega el silencio a la plaza, y todos escuchan el lamento del Jedi al ser alcanzado y herido de gravedad. La gente suspira... ahHHH!