Partida Rol por web

Threkor pasa absolutamente de mi idea y se lanza a pelear, si sobrevivo a esto voy a tener un par de palabras con el, pero ahora sólo puedo preocuparme de mi propio pellejo, así que me centro en los esqueletos que tengo enfrente y ataco mientras la furia animal y primaria se apodera de mi.

Veo que Raith ha conseguido salir y dispuesto a ayudarnos a deshacernos de los esqueletos. Al que no veo es a Edirel.

Falta Edirel ¿qué demonios está haciendo? Aquí ahcen falta brazos y espadas.

Sin dejar de arremeter contra el esqueleto. Aquello no tenía muy buena pinta y esperaba que subieran todos a ayudar de alguna manera. Khala y yo manteníamos de momento a raya a los de estribor y confiaba en que el capitán y Raith se encargaran de los de babor.

Como los refuerzos no lleguen pronto no creo que duremos mucho, estos bichos son duros y saben lo que hacen.

- Hey necesitamos ayuda aqui arriba cuanto antes!

La cubierta estaba llena de esqueletos....habíamos debido ser maldecidos era demasiada casualidad que estos seres nos abordaran sin mas. El capitán y uno de sus hombres rechazan como pueden a las criaturas de uno de los lados, podía ayudarles a ellos o a mis compañeros, pero prefería la supervivencia de los míos.

- Vamos inmunda criatura regresa a tu tumba.

Suelto un sablazo hacia una de las criaturas contra las que combaten Threkor y Khala, pero debido a los bamboleos del barco mi golpe parece mas bien un golpe de aviso.

La ira de Alhandra sonó tan terrible para la princesa como ésta imaginaba. Aunque regañó a Edirél y no a ella, casi que la asustó tanto como si hubiera sido a ella. "¡U-un segundo!" contestó con premura cuando Alhandra instó a Edirél a abandonar la maldita estancia. "¡La armadura! Voy todo lo rápido que puedo, pero esta armadura tiene muchos remaches y enganches!" empujó a Edirel lejos de Alhandra, para que sus ojos apuntaran a una pared, y además tomo un pañuelo para taparle los ojos. "¡Li-listo, no-no-no puede ver nada!" acto seguido continuó con los malditos remaches de la armadura.

Rápidamente esos seres cierran sobre vosotros. Os han rodeado y apenas mantenéis un pequeño círculo entorno a la puerta. El capitán se defiende con maestría de hasta tres de ellos. Su armadura resiste los golpes de dos de sus cimitarras y esquiva un tercer golpe que se dirigía directo a su cara.

El marino que estaba de guardia intenta defenderse como puede de un esqueleto  que viste una cota de mallas rota que arrastra por el suelo. El hombre intenta desviar un golpe dirigido al estómago con tan mala suerte que el acero termina clavándose en su cuello. Un vaporoso chorro de sangre mana sobre la cubierta. El marino se derrumba sobre su propia sangre humeante...

Threkor aún dolorido no ve venir la clara intención del engendro que tiene enfrente. El esqueleto de la barba lanza una puntada al pecho. El pícaro intenta desviar el acero aún sabiendo que la situación es crítica. Un fuerte dolor en el pecho le sorprende. Todo sucede muy rápido y entre gran confusión..."¿Me han dado?" se pregunta a sí mismo sorprendido antes de que se le nuble la vista y pierda el conocimiento.

Khala ve a su compañero caer al suelo. Tal es la conmoción que sus ataques no encuentran a sus objetivos. Son más un intento de mantener alejado al enemigo que  ataques con posibilidades de dañarles. Una de las cimitarras se clava en su costado. El acero choca contra una de sus costillas rompiéndola...por suerte.Si no hubiese encontrado esa resistencia el ataque enemigo hubiese llegado hasta su propio corazón. Con un golpe retira la punta de la cimitarra evitando que el esqueleto la retuerza en su interior. Pero otra de las criaturas golpea en su antebrazo cortando carne y ligamentos.No sabe cuanto más podrá aguantar...

Los esqueletos como el ejército inmortal que es avanzan sobre nosotros y nosotros por lo visto no contamos con su inmortalidad ni su pericia. En un momento el marinero es abatido y apenas unos segundos después Threkor es alcanzado repetidas veces por las armas que aunque oxidadas no eran menos letales.

- La madre.....de todos los dioses.

Antes que cualquier acción de ataque, debía sacar a mi compañero de la comprometida situación en la que se encontraba. Aunque no era un experto, sabía de heridas y la que los esqueletos le habían hecho parecía grave. Agarro a mi compañero intentando hacerle el menor daño posible y recorro con él la distancia hasta la seguridad de la bajo cubierta.

- Khala y capitán, retirada.   

Raith coge al pícaro con sus manos y tira de él con todas sus fuerzas. Para su sorpresa lo arrastra con más facilidad de lo que pensaba que iba a costarle. Luego repara en que el elfo no lleva encima ni su equipo ni su armadura. De hecho él mismo no lleva su habitual armadura. Con un fuerte tirón retira a su compañero del alcance de aquella turba no-muerta. Un reguero de sangre queda marcado en el suelo del madera y en las escaleras del Exhaustless. Threkor está malherido, muy malherido...

Aunque el oligofrénico Edirél no sale del camarote cuando se lo ordeno, Shanna tiene el buen juicio de hacerle dar media vuelta quitándolo de mi vista. Lo mataría pero ahora no tengo tiempo que perder con él; si no quiero coger una pulmonía tengo que cambiarme.

Rebusco entre mis pertenencias y reemplazo mi empapado camisón de dormir por mi muda de viaje, consistente en un par de botas altas, falda de lana, blusa ceñida y corsé con chaleco. A continuación, echo mano a mi maza de armas y coloco la cota de escamas sobre mi mojada litera.

—Cuando termines con ese enfermo, me vendría bien que me echaras una mano con esto —le pido a la princesa.

Quedaban un par de enganches todavía que atar en la armadura, Shanna me había dado la vuelta. Mientras Alhandra d'Cannith no paraba de despotricar. Edirel de había callado un par de veces, pero estaba al borde de su paciencia. Y el trapo en los ojos no hacía nada más que estorbar. Cabreado como nunca Edirel se arranca la venda de los ojos y sin mirar atrás continúa poniéndose la armadura.

- Tranquila Alhandra, no me interesan las malcriadas histéricas como tú. Solo me interesán las mujeres de verdad, no tengo porque ensuciar mis ojos viéndote - Controla su respiración un poco, y continúa poniéndose la armadura - Y en cuanto puedas Sanna, ayuda a la d'Cannith... A ver si logras enseñarle algo de modales de paso.

Francamente, estaba hasta los cuernos de los insultos y majaderías de esa chica.

Cada veo la muerte más cerca, si no me retiro rápido voy a terminar como una manchita en la madera del barco, asi que enfilo hacia la escalera.

"¡S-sí, voy!" contestó enseguida cuando Alhandra le dijo que cuando terminara con él fuera a ayudarle a ella. _"Jejeje..." ¡Estaba siendo útil, y todo! Bueno, técnicamente no es que vestir armaduras a los combatientes fuera algo propio de una princesa, más bien de una simple escudera, pero igual si podía ayudar ella estaba feliz, que no es que fuera muy ducha en combate. Pero ellos dos dos no estaban muy felices precisamente... No paraban de insultarse el uno al otro. >.<U _{"Sssssh-shshshsh..."} intentó calmar a Édirel con unas caricias en el pelo, aunque claro, eso funcionaba mejor en el trato con animales que con personas. >__<U Igual parecía que sí que algo de efecto tuvo, gracias a la Hueste Soberana, porque el tiflin calmó un poco su respiración. Eso sí, no sin antes sugerir que a la noble Cannith le faltaban modales. Auch auch auch. 

Transportando a Threkor como un bulto mas que como una persona, me acerco lo mas posible al camarote para que mis compañeros puedan socorrerle. Lo último que vi antes de abandonar la cubierta eran al capitán y Khala aun combatiendo contra los no muertos.

-  Nos abordan esqueletos, aprestad las armas marineros.

Pues retirada

Mientras la discusión sigue en el camarote, fuera de él Raith, Khala, Threkor y el capitán Akyos se debaten entre la vida y la muerte. 

Khala intenta alejarse de aquella horda de no-muertos. Sigue sangrando y no es capaz de detener o esquivar la cantidad de golpes que le caen encima. Se aleja con un salto de los esqueletos que le han herido y se dispone a bajar por las escaleras en dirección a Raith, el cual sigue arrastrando al pícaro. Al hacerlo uno de los no muertos le hace un terrible corte a la altura del gemelo que casi la derriba en el suelo. Pero la exploradora sabe que si cae, que si se rinde, morirá allí mismo. Obviando la gravedad de sus heridas y el dolor consigue alcanzar la escalera y pasar junto a Raith hasta profundizar todo lo que puede en el pasillo.

Sin embargo, unos esqueletos se lanzan en su persecución. Al hacerlo bloquean la entrada dejando al capitán Akyos fuera de toda posibilidad de alcanzar el interior. Se escuchan sus gritos; se escuchan golpes, se escuchan más gritos...Pero el capitán no aparece.

Raith, el guerrero, no puede hacer más por él. Cuando ve que los dos no muertos se lanzan contra él alza el brazo armado y detiene ambos golpes. Le quieren muerto y no parecen dispuestos a cejar en su empeño. Con una maniobra Raith engaña a los engendros y desciende los escalones que le quedan alejándose de ellos.

Desde el exterior del camarote me llega la voz de Raith alertándonos de la situación, aunque tardo un momento en comprender del todo lo que está pasando.

—¿Ha dicho "esqueletos"? —pregunto a nadie en particular—. ¿Quiere decir no-muertos?

Nunca antes me he topado con esta clase de criaturas antinaturales ni me imaginé jamás que pudieran tomar el Exhaustless al abordaje. Pensé que esta clase de cosas solo podían ocurrir en determinados cementerios o en lugares malditos o en sitios bajo la influencia de una magia particularmente oscura.

Observo embobada mi maza y no puedo evitar pensar que es un trasto inútil para enfrentarme a los muertos vivientes. Se supone que son criaturas animadas por magia y posiblemente por magia deban ser destruidas. Lo cierto es que no sé mucho al respecto.

Con esta idea en la cabeza, comienzo a trabajar en mi arma para imbuirla de fuerzas arcanas capaces de devolver a nuestros enemigos de regreso a la muerte que nunca debieron abandonar.

Alhandra extrae su maza. "¿Esqueletos? ¿Aquí? ¡Por todos los...!", ni siquiera hay tiempo para maldecir su mala suerte. Necesita algo efectivo contra esas criaturas no-muertas. Enseguida le vienen a la mente unos patrones físicos que aprendió hace algún tiempo y que resultaban especialmente dañinos contra ese tipo de criaturas. Si logra imbuir su arma con esa aptitud la convertiría momentáneamente en un auténtico azote para los engendros que atacaban el barco. Engendros que se acercan peligrosamente ya que los siseos de ultratumba y hasta un desagradable olor son ya perfectamente reconocibles desde el propio camarote. El tiempo no es algo que dispongan en este momento.

La  Cannith conoce las líneas y los esquemas que forman su propia arma. Los reconoce y los altera rápidamente, modificando sus características y propiedades. Es un arte extraño que se basa en imbuir un objeto de unas capacidades diferentes a las que posee por naturaleza. Le lleva unos segundos cuadrar aquella nueva de la disposición de la materia. No hay tiempo...¡Bingo!

Su maza queda modificada en un tiempo récord.

Consciente de que el encantamiento aún durará un rato, me permito unos instantes para potenciar mis defensas de cara al enfretamiento con los no-muertos. Me acerco a mi armadura y la embuyo para alterarla levemente de forma que resulte más resistente a los golpes enemigos.

La tarea prácticamente no me lleva más que unos segundos y me apresuro a recuperar mi ligero escudo de madera, que anda tirado por ahí.