Partida Rol por web

Llegar hasta una habitación libre de peligros resulta una novedad digna de agradecer. La pequeña biblioteca no parece que contenga grandes saberes arcanos y más bien parece el despacho de alguna clase de contable pero está limpio, seco y, lo más importante, no da la sensación de que tenga trampas mortíferas, ni animales parlantes, ni monstruos deseosos de devorarnos.

Examino detenidamente la estancia, incluyendo el cadáver, por si acaso pudiéramos encontrar alguna cosa más de valor a parte del pegarmino que hemos encontrado y que parece prometedor. Un rápido examen me permite constatar que, en efecto, es mágico y si lo que pone en él es cierto puede que nos resulte de mucha ayuda para enfrentar lo que nos aguarda más adelante.

―¡Un pergamino de resistencia a la energía elemental! ―anuncio sonriente a mis amigos― Con esto ya no tenemos por qué temer a la bola de fuego esa o al incendio del que nos habló Rorsa. De todos modos, sugiero que aprovechemos este lugar para hacer un alto en nuestro camino, comer algo y dormir un poco. No sé vosotros pero yo estoy saturada de tantas emociones y necesito aclarar mis ideas para poder preparar más infusiones mágicas. Salvo por el cadáver, este lugar parece tranquilo y seguro, ¿qué me decís, lo sacamos de aquí y descansamos un rato?

Para dar énfasis a mis palabras, echo mano a la mochila de Elaydren y dispongo sobre una de las mesas raciones de campaña para los siete. Sinceramente me preocupa más el agua que la comida pero ya nos ocuparemos de eso más adelante.

Alhandra tenía razón. Ahora que habíamos conseguido estabilizar las habitaciones, era un buen momento para recuperar algo el aliento. Yo personalemente lo necesitaba. Los músculos de mis brazos estaban totalmente doloridos después del esfuerzo que había tenido que hacer para no caer al vacío.

Me senté pesado en un rincón y me llevé algo a la boca para recuperar fuerzas. No habíamos hecho nada más que empezar y realmente el camino era duro y lleno de peligros. Quién sabe lo que podría esperarnos en las demás habitaciones además de leones parlantes, trampas mortales, elementales de fuego. Aquello empezaba a ser demasiado para mí. Teníamos que encontrar de una vez lo que necesitábamos y salir de allí al poder ser de una pieza.

Con algo de suerte por nuestra parte habíamos conseguido salir del nexo de salas, sin terminar dentro del pozo. No tenía sentido seguir jugando con los mecanismos y la idea de Alhandra de volver a otras estancias "seguras", fué recibida con agrado. Tras encontrar una sala sin mas ocupantes que unos pergaminos y unos viejo trabajador de este laboratorio.

 Me acerco hasta el cuerpo y lo alzo para sacarlo de la estancia. - Mientras no se anime, me daré con un canto en los dientes. Una vez sacada la decoración no deseada de la sala busco un rincón donde poner el petate y poder dar una cabezada antes de seguir con la investigación. - Este sitio para descansar es tan bueno como cualquier otro, aunque sigo apostando por hacer guardias.  

Una vez la esfera nos deja de nuevo en un nuevo pasillo encontramos una habitación sin que parezca haber ninguna amenaza en ella, excepto el cadáver que como todo en este terreno parece no descomponerse, el maldito detalle para hacer todo más inquietante aún.

Alhandra parece muy contenta con el pergamino, debería usarlo ella y plantarse delante de la bola de fuego viva que se supone que se encuentra por aquí, eso sería digno de ver.

- Si Raith, no podemos dejar de estar alerta en este sitio, de momento lo único que hemos visto es muerte y desolación.

La vida del aventurero era dura y ciertamente debería haberse traido unas botas. Tomó nota del ofrecimiento de Raith, asintiendo efusivamente. Pasó mucho miedo cuando Threkor tuvo que soltarla, pero afortunadamente no se cayó ni se rompió el vestido, y todo salió bien. Entraron en una tétrica biblioteca con el cadaver de un pobre oficinista incluido. "M-me pregunto si habrá muerto de hambre o cansancio..." 

Alhandra tuvo la buena idea de que pararan a descansar ahi, y al igual que el resto, estuvo totalmente de acuerdo. Necesitaba sentarse y retomar el aliento. ¡Había estado a puntito a puntito de despeñarse por una trampa! Fue a sentarse en la silla del cadaver (ahora libre) y a tumbar medio cuerpo sobre la mesa, pero recordando quién había estado ahi en esa misma postura... se lo pensó dos veces e imitó a sus compañeros sentándose en el suelo, tomando una de las raciones que Alhandra había dispuesto para todos.

Descansar es todo lo que os pide el cuerpo. ¿Cuántos días lleváis metidos en este lugar? ¿ o han sido meses?

Raith mueve el cadáver con cuidado para crear un ambiente más comfortable tanto en cuanto lo que respecta al espacio como en lo que respecta a la tranquilidad de vuestras mentes. Al cogerlo tiene una extraña sensación…es como si moviese a un hombre mayor dormido tras quedar exhausto por una dura jornada de trabajo. Hasta tal punto le embarga esta sensación que al depositarlo fuera de la estancia  tiene el impulso de colocar algo bajo su cabeza o incluso de taparlo. Es como si todo en estas tierras enlutadas estuviese obligatoriamente dormido y que ni tan sólo la muerte fuese capaz de alterar esto. Es una idea más tranquilizadora que pensar que todo está irremediablemente muerto.

Los turnos de vigilancia se suceden con tranquilidad. Aquella sala es , tal vez, la única acogedora que habéis encontrado en este lugar. Coméis algo y hacéis un cálculo rápido de las provisiones y raciones que os quedan. Evidentemente a ninguno se os escapa la idea de que un lugar como este debió tener en su día un almacén. Podría ser…

Tras varias horas os encontráis dispuestos a continuar, no porque estéis recuperados sino porqué la ansiedad por salir de este lugar os impulsa a no perder más tiempo. 

Me permito descansar hasta que el aburrimiento y la inquietud vuelven a apoderarse de mí.

Durante este tiempo no puedo evitar pensar que, con ayuda de mis conocimientos arcanos, podría hacer de Raith un combatiente todavía más formidable de lo que es; una versión mejorada de sí mismo, como he hecho de él en anteriores ocasiones. Soy consciente de que Khala ha afeado en el pasado que me muestre más inclinada a favorecer con mi magia a mis viejos amigos Threkor y Raith en lugar de a ella y al insufrible patán cornudo de Edirél, pero lo cierto es que ninguno de los dos mercenarios de Shanna han hecho méritos para ganarse mi favor y sí muchos esfuerzos por perderlo.

En ausencia de un combatiente forjado al que potenciar, lo cierto es que Raith ofrece a nuestro grupo toda la potencia bélica que pudiéramos necesitar. Así lo ha demostrado en numerosas ocasiones hasta el momento y estoy convencida de que seguirá probándolo en el futuro. Creo sinceramente que nuestras posibilidades de salir de aquí con vida pasan por volcar todo mi saber y mi magia en mi aguerrido compañero y dejar que él se ocupe como hasta ahora de los peligros que nos aguardan. Es por esto que le pido su consentimiento para tratar de usar sobre él el pergamino de resistencia a la energía que encontramos anoche.

Muestro a mis camaradas el mapa que he confeccionado y, en él, los caminos que todavía no hemos explorado. Personalmente me inclino por recorrer primero todas las estancias de la primera sala de control antes de pasar a la segunda y la tercera, así como seguir investigándolas de acuerdo con el sentido contrario a las agujas del reloj. Así pues, mi sugerencia es que probemos la llave azul situada al Este.

Debíamos ponernos en marcha cuanto antes. No podíamos relajarnos o el lugar nos mataría. Alhandra nos mostró el boceto que había realizado del entramado de túneles y decidimos por donde continuar. Estoy de acuerdo. Prefiero confiar en tu criterio que el mío no ha sido bueno hasta el momento.

El descanso sienta bien, pero en este lugar no hay momento para relajarse de verdad, la atmosfera es opresiva y el ambiente demasiado cargado, aunque tengo que decir que un momento de meditación sin tensiones es lo que necesitaba.

- Cualquier lugar es tan malo como otro, vayamos donde vayamos alguna amenaza nos estará esperando.

Es perturbador pensar que si morimos aquí, es posible que nuestros cuerpos y pertenencias perduren para siempre o al menos hasta que otra panda de saqueadores llegue y nos deje tirados en cualquier parte. Con estos pensamientos tan pesimistas consigo cerrar un momento los ojos y descansar de los retos acaecidos.

- Pesadillas.

Despierto de un sueño movido, de agujeros en el suelo con cangrejos gigantes en el fondo, con las palabras de Alhandra, Threkor y Khala resonando en la habitación. Aunque quisiera dormir un poco mas, no podría con ellos hablando. Retiro las mantas y empiezo la rutina de colocarme una vez mas la armadura.

- Sigo con la idea de que los Cannith no han construido este sitio para que sea fácil saquear .... digo investigar. Azul ahora, pues azul.

Miro con gesto interrogante a la artífice cuando hace la propuesta de usar sobre mi el pergamino que encontramos en la habitación.

- Alhandra, no entiendo nada de magia, aparte de que es mejor tenerla a favor. Si crees que es lo mas adecuado, pues adelante .

Había tenido pesadillas también, soñando que estaba sobre la mesa como el cadáver que había visto antes, incapaz de moverse de forma alguna. Para empeorar las cosas, se despertó súbitamente todavía con parálisis del sueño, lo cual la asustó en sobremanera los instantes en que duró la parálisis. Una vez se dio cuenta de que todo estaba bien (bueno, si se podía llamar bien a aquello), se puso en pie de nuevo y se preparó para marchar. Alhandra había hecho un excelente mapa, sugiriendo usar la llave azul a continuación. No puso objección, alguna aquella vez, aunque imaginarse una bola de fuego viviente daba ciertamente escalofrios. La Cannith pensó también en ello, ya que diligentemente preguntó a Raith si le importaba que aplicase la resistencia mágica de aquel pergamino sobre él.

Dado que parece existir un consenso mayoritario por mi propuesta y ni Edirél ni el señor Failyn se han pronunciado en contra, pongo camino sin tardanza hacia la primera sala de control decidida a investigar las habitaciones que se encuentren al Este de dicha localización.

Antes de activar el amuleto que habilita el acceso a esta sección del laboratorio, desenrollo el último pergamino que encontramos y recito las palabras del sortilegio escribo en él. Dado que no soy una hechicera ni he recibido formación específica para emplear esta clase de artefactos, habitualmente necesitaría descifrar el contenido del conjuro o que alguien lo hiciera por mí. Afortunadamente, alguien tuvo la cortesía de etiquetarlo adecuadamente y eso me facilita las cosas a la hora de desencadenar las fuerzas arcanas contenidas en su cuidada caligrafía.

No puedo evitar sentirme muy orgullosa de mí misma cuando consigo que el conjuro surta efecto a pesar de mis pobres conocimientos de la materia. Por supuesto, dispongo de otros efectos sobrenaturales capaces de potenciar la capacidad combativa y defensiva de mi amigo Raith pero su duración es tan breve que prefiero reservarlos hasta haber identificado una amenaza real. Así se lo expongo a todos para que, en la medida de lo posible, procuren anticipar amenazas en el camino para que podamos prepararnos convenientemente contra ellas.

El descanso no puede ser considerado como tal si la mente se ha dedicado a  vagar por el reino de las pesadillas. Varios e vosotros las habéis sufrido y es un auténtico alivio levantaros y recoger vuestras cosas. Alhandra ha estado planeando como usar el pergamino y ha encontrado en Raith el objetivo perfecto.

Regresáis a la primera esfera con la terrible sensación de que si permanecéis mucho más tiempo en este lugar terminaréis atrapados en él para siempre con vuestras mentes perdidas explorando un lugar infinito que no existe en la realidad. Las dudas surgen entre vosotros a la hora de decidir cómo afrontar el siguiente paso.

Finalmente es  Alhandra quien se adelante y toma la vara para colocarla en la ranura que queda a la derecha del panel. Su opción es clara y meticulosa; reconocer todos y cada uno de los rincones de este lugar antes de profundizar más en él. Threkor deposita la responsabilidad en el criterio de la cannith así que esta introduce la vara azul en el panel de la primera esfera. La trampilla se cierra y la esfera empieza a rotar obligandoos a caminar para no caer.

Cuando se abren las compuertas de nuevo veis un nuevo pasillo que lleva a una amplia sala sin puerta. Desde vuestra posición se ve parte de esa sala. Varios estantes se alzan desde el suelo al techo. Sus secciones están llenas de mantas, sábanas y ropa doblada. Un fresco olor a ropa limpia llega hasta vosotros.

Una túnica blanca sale de repente volando hacia uno de los estantes. El corazón os da un vuelco cuando veis que la túnica se dobla a sí misma y se coloca cuidadosamente en un estante...

Temía que esta sala acabase llevándonos hasta la bola de fuego de la que nos habló Rorsa pero no es así. El lugar parece alguna clase de enorme vestidor o quizá alguna especie de tintorería y al principio me asusta ver las prendas de ropa limpia flotando en el aire por arte de magia pero no tardo en percatarme de que el lugar no tiene apariencia de ser amenazante.

Apesto y mis compañeros no huelen mucho mejor que yo misma. Ojalá encontrásemos unos baños en alguna parte pero parece que este no es el lugar adecuado. Tal vez sea una buena ocasión para cambiarnos de ropa por unas que estén en mejores condiciones que las nuestras. Y, quién sabe, quizá incluso encuentre una de esas legendarias prendas de Hilo Cambiante, capaz de cambiar su apariencia según la voluntad de su portador.

La estancia no tenía apariencia peligrosa, si obviamos que las había ropas en la habitación que volaban y se plegaban por si solas. Una estancia mágica. No había en un principio indicios de actividad peligrosa, pero debíamos andar con cuidado. Habíamos estado a punto de morir en varias ocasiones así que no teníamos que perder ojo.

Avancé lentamente en dirección a la habitación. Mi sigilo era útil para investigar nuevas habitaciones. Avancé despacio hacia el interior de la habitación, prestando  atención a cualquier detalle que nos diera alguna pista de qué podíamos esperar allí. Inspeccioné también el resto de paredes para ver si había alguna otra salida o algún nuevo mecanismo Cannith en la habitación.
 

Un ligero brillo envuelve mi armadura tras los gestos y palabras que recita Alhandra, según ella esto me protegería del fuego en caso de que nos encontrásemos con ello. Fuese como fuese no tenía porqué dudar de su palabra.

Seguimos tras los pasos que Alhandra nos indicaba, nadie se fiaba de tomar la iniciativa en este laberinto mas que ella y por ahora nada teníamos que perder. Lo visto en este lugar, me hace a desenfundar la espada y llevar el escudo preparado para la lucha, con suerte solo encontraríamos individuos momificados, con mala suerte bola de fuego viviente.

- No trampa, no trampa.

Cruzamos los nexos de unión sin caer a un pozo sin fondo y con ello consigo relajarme un poco al menos, es en la sala donde entramos donde viejos temores regresan a mi mente. Una de las sábanas que se guardaban en los estantes que inundan la nueva sala vuela y es doblada por arte de magia....

- ¿Esto es así?¿O el sitio está embrujado?. 

La habitación era extraña como correspondía a la construcción de los Cannith, parece que poco les gustaba a esta gente los trabajos manuales, pero una habitación normal a primera vista puede esconder peligros.

Me parece que el hechizo a Raith no será muy util contra las mantas, Alhandra se ha adelantado demasiado y ha gastado un valioso recurso.

- Veamos si hay algo más que ropa por aqui...

Rebuscáis en la zona esperando encontrar algo más que unas sábanas limpias que vulan por el aire para doblarse a sí mismas y colocarse en una estantería. Miráis por  todas partes sin hallar nada excepto una cosa.

Cada vez que alteráis el orden de una prenda de ropa, o cada vez que dejáis algo fuera de su lugar, observáis con fascinación como parece recolocarse por sí solo como…como…

Como si hubiese alguien allí invisible que lo recolocase todo.

Tal vez sea eso. Si este era un lugar destinado a la investigación de guerra de los cannith debían tener aquí todo aquello que les fuese necesario. Eso incluye almacenes, cuerpos de guardia , comedores y como no, una lavandería en condiciones. Resulta extraño visto ahora desde la perspectiva de lo que sabéis de las tierras enlutadas, cierto. Pero comprensible.

Extrañamente a lo que habíamos sufrido anteriormente, aquella parecía una sala totalmente inofensiva. De todos modos, sería mejor no rebajar la tensión por si acaso, pero podríamos atravesar aquella habitación sin más peligro.

¿Siguiente paso Alhandra?

No había visto ningún dispositivo de control como los de las otras habitaciones.

Dado que no hemos encontrado nada de provecho en la habitación y no sé cuánto tiempo aguantará el conjuro de protección contra el fuego que he empleado en Raith, invito a mis compañeros a que sigamos adelante sin demorarnos. Si existe una lavandería, debe haber una despensa con comida en alguna parte y yo estoy decidida a encontrarla antes de salir de Albohogar y reemprender el regreso por las Tierras Enlutadas apenas sin provisiones.

Si yo no estoy equivocada, tenemos ante nosotros tres posibles caminos que explorar todavía. Yo me inclino por avanzar hacia el noreste, empleando el amuleto azul en el único pasadizo que todavía no hemos registrado.

Soy consciente de que Rorsa nos advirtió de un ardiente peligro que, por descarte, intuyo que se encuentra en esta dirección puesto que no estaba en la lavandería. Así pues, antes de adentrarnos por este corredor, no escatimo mis conocimientos arcanos a la hora de potenciar el equipo de mi aguerrido amigo humano.