Partida Rol por web

Lobo Gris es demasiado peligroso. No podéis permitir que huya. No, después de todo lo que ha hecho.
En cuanto el maestro se gira para saltar a lomos del Kraan, Zorro sale a toda velocidad en su persecución.

¡Zorro! Grita Buho Sabio, que le lanza a su compañero el puñal de la vassagonia.
En plena carrera, Zorro Plateado se cambia la espada de mano, recoge el puñal que Buho le ha lanzado ¡y lo lanza contra el Maestro del Magnakai!

Pero de pronto, Lobo Gris se da la vuelta y con el filo de su espada bastarda detiene el certero puñal, resonando un agudo ruido metálico.

¡Necios! Grita con furia mientras el Kraan se prepara para levantar vuelo...

... porque en ese momento, la princesa Diana comienza a caer a plomo desde varios metros de altura.

La Princesa cae desde las alturas.

Buho Sabio lo ve y reune todo su poder mental en concentrarse y detener su caida antes de que sea demasiado tarde.
Pero la herida del costado y la pérdida de sangre le han debilitado demasiado.
No puede evitarlo...

Elessa cojea hasta la figura que cae. La pierna izquierda, rota por dos sitios, le impide moverse tan rápido como deseara. Casi llega, casi llega...
Sus dedos rozan el blanco vestido de la chica...
... pero no puede evitar que se estrelle con violencia contra el suelo de piedra, rebote y su cuerpo quede por fin desmadejado y ensangrentado sobre las baldosas...

Con un gran esfuerzo, Buho Sabio llega renqueando hasta donde Diana se ha estrellado contra el suelo de piedra. Allí, Elessa sostiene el inerte cuerpo de la muchacha.
El Señor del Kai se arrodilla junto a ella ahogando un quejido de dolor y examina las graves heridas de la Princesa, manchándose él mismo con la sangre de la joven al intentar captar algún latido de su corazón...

Águila Certera se siente restablecido después de tomar una de sus pócimas de Laumspur. Su efecto sanador mitiga algo del dolor de su hombro destrozado y da nueva fuerza a sus músculos, lo que le permite afrontar la que será ésta última lucha. Inmediatamente, Águila se pone en pie y haciéndo caso omiso a sus heridas y corre hacia la batalla final, empuñando el puñal de Elessa en su mano.
Todo esto sólo acabará cuando Lobo Gris esté muerto.

Junto al borde del Abismo, Lobo Gris, se asienta sobre el lomo del animal y se vuelve hacia la sala del altar con una sonrisa desagradable que se convierte en un rictus de sorpresa al ver a Zorro Platerado esprintando hacia él.
El Señor del Kai, empuñando a Silbaestrellas, da las últimas zancadas que lo separan de su objetivo, se impulsa por el ala membranosa del Kraan, y traba espadas con Lobo Gris, mientras la bestia escamosa se revuelve inquieta bajo ellos.

En la sala, Buho Sabio, con el rostro bañado en sudor por el esfuerzo y la concentración, impone sus manos sobre la princesa Diana. Los segundos pasan lentos como si fueran siglos hasta que de pronto, la joven toma aire con brusquedad y comienza a toser sangre, para quedar de nuevo inconsciente.
El señor del Kai comprueba su pulso. Es débil, pero se mantiene, igual que la respiración.
Ella vivirá.
Con un suspiro de alivio, Buho vuelve su atención hacia el borde del Abismo, donde se suceden los últimos instantes de la batalla entre ellos y Lobo Gris.

Sobre el Kraan, que agita y despliega sus alas, el filo de Colmillo se enfrenta al filo de Silbaestrellas, mientras los dos contendientes tratan de que el otro ceda, poniendo en ello todas sus fuerzas.
Y es Zorro Plateado el que obliga a Lobo Gris a bajar su arma.
El Maestro del Magnakai no puede creer lo que sucede cuando, de pronto, Zorro alza su espada con violencia y le hunde su filo en las tripas.
Con un quejido de agonía, Lobo Gris se ve obligado a agarrar con su mano libre el filo de Silbaestrellas para evitar que le traspase.
Después, escupiendo un espumarajo sanguilonento, cae hacia atrás, sobre el grueso cuello de la bestia, mientras traza arcos con Colmillo para conseguir un segundo de respiro... Pero es en ese momento cuando, detrás de él aterriza un recién llegado Águila Certera, cortándole cualquier tipo de retirada.

¡Todo ha terminado, traidor! Le grita Zorro.

Lobo Gris, con una mueca de desprecio en su rostro replica: ¡¡¡JAMÁS!!!

En ese instante, el Maestro del Magnakai se agarra a una de las espinas de hueso de la cresta del monstruo mientras grita: ¡¡¡Arriba!!!
Obedeciendo su orden, el Kraan agita sus correosas alas en un poderoso batir y sale disparado hacia el cielo, con lo que la superficie sobre la que os apoyábais, el lomo de la bestia, pasa a estar de pronto vertical.

Desesperados, buscáis cualquier punto donde agarraros antes de que la gravedad os haga caer del Kraan al fondo insondable del Abismo de Maaken...

La fuerza con la que despega el Kraan es tremenda. Águila Certera no puede evitar soltarse de su agarre y caer abajo, a pesar de que Zorro extiende su mano y trata de sostenerlo.
Pero es inútil.

Águila rebota sobre el cuerpo del Kraan, pero logra impulsarse con las piernas en el lomo de la bestia, con lo que da un salto con el que intenta caer al interior de la sala del altar.
Casi lo consigue.
En la sala, Buho Sabio se gira para ver cómo su compañero cae al abismo.

¡¡¡Águila!!! Grita con la voz desgarrada mientras corre como puede hacia el borde del precipicio.

Al llegar, se asoma hacia la negrura y no puede evitar resoplar de alivio al ver a Águila Certera metros más abajo del borde. El Señor del Kai se sujeta por un brazo a una raiz que sobresale.
Estirándose todo lo posible, Buho sujeta a su compañero de armas por la muñeca y le ayuda a llegar arriba.

Pero en cuanto están ambos a salvo, lo primero que hacen es mirar al cielo iluminado por el Sol naciente, donde, en lo alto se ve la silueta del Kraan, ya a cientos de metros de altura.

Águila y Buho no pueden hacer otra cosa, por lo que comienzan a rezar...

Con el viento aullando en sus oidos, Zorro Plateado no puede hacer otra cosa que sujetarse con todas sus fuerzas a la bestia alada que vuela hacia un cielo de nubes rojas y amarillas iluminado por el despuntante Sol.

Ni tan siquiera puede oirse gritar a sí mismo, pero lo que si sabe es que sus fuerzas se agotan por momentos. No podrá aguantar mucho más en esta situación, a diferencia de Lobo Gris, que monta a horcajadas el cuello del Kraan y se sujeta a su cresta. En breves momentos terminará por caer...

El Kraan vuela con fuerza hacia arriba, ganando velocidad, y agarrado a las espinas de hueso que surgen de la piel del monstruo, Zorro Plateado siente que las fuerzas le abandonan... Pero entonces una idea le pasa por la mente al Señor del Kai. Es una locura, pero ya no hay más opciones.

Zorro Plateado levanta el brazo con el que sostiene a Colmillo y, de golpe, clava su filo en la carne del monstruo. La mitad de la espada penetra antes de detenerse en un hueso de la bestia.
Zorro mejora su agarre con la espada clavada, pero al hacerlo, descubre algo mucho más importante. ¡El Kraan no parece ser inmune a su Ataque Psiquico! A través de su arma puede acceder directamente al sistema nervioso de la bestia, sin contar con las protecciones que Lobo Gris les pueda proporcionar...

Sólo queda una opción, pues. Zorro se toma un segundo para concentrarse y después, libera todo su poder psíquico en una tremenda onda mental.
Olas de energía psíquica surgen de Zorro Plateado, quemando la mente animal del Kraan.
Las alas de la bestia se detienen de golpe, mientras un espasmo sacude todo su espinazo, muriendo de manera instantánea.

Durante un segundo, os quedaís quietos en el aire, a cientos de metros de altura, en mitad del cielo.. Durante un segundo todo es paz a vuestro alrededor.

Después, comenzáis a caer.

El gigantesco cuerpo de la bestia alada se precipita hacia la ciudad en ruinas de Maaken.
Justo detrás, lo hace Zorro Plateado.
Con la capa verde agitándose violentamente entorno a él, Zorro puede ver como el Abismo de Maaken se acerca hacia él a velocidad vertiginosa.

De pronto, una risa demencial le hace girarse sobre sí mismo mientras continúa cayendo en el vacío.
El Maestro del Magnakai, Lobo Gris, con los ojos enloquecidos y llenos de lágrimas, ríe a carcajadas mientras planea hacia Zorro.

Los dos contendientes entrechocan sus armas en el aire, sólo concentrados el uno en el otro mientras se precipitan hacia una muerte segura...

Junto al borde del Abismo de Maaken, Águila Certera y Buho Sabio contemplan cómo la bestia alada cae a unos metros suyos y es engullida en la sima insondable.

Y más arriba, camino de seguir el destino del Kraan, caen Lobo Gris y Zorro Plateado, enzarzados todavía en la lucha...