Partida Rol por web

Tanto Mark como Charlotte podrían notar que fuera no había nadie. La moto de Bullseye se alcanzaba a ver desde ahí, aparcada al comienzo del terreno del granero abandonado en el que ahora se encontraban. A lo lejos, en el barrio aledaño, es escuchaba algún joven vociferando, música fuerte, y alguna pelea de calle típica.

El vicepresidente se quedó unos cuantos minutos más con Killian, abrazándolo mientras murmuraba a su oído y el SEAL asentía. Parecía ir tranquilizándose gradualmente, y pasado un rato, Bullseye acabó por darle un par de palmadas al hombro y separarse del abrazo. Recibió también de sus manos el arma de Kill, y acto seguido, se dirigió a la salida, deteniéndose justo frente a Mark.

—Llévalo a casa, y asegúrate de que esté bien —ordenó, entregándole al sargento de armas la pistola del militar en activo. La moto de Killian estaba dentro del granero, pero el soldado ya iba hacia las cadenas que cerraban el portón de lata para abrir el candado.

—Vamos —anunció a Charlotte, siguiendo de largo y pasándole un brazo sobre los hombros, para guiarla en dirección a su propia moto.

Mire a los ojos de mi prima cuando hablo de aquella manera, pues sabia que Charlotte queria a Killian, una cosa es que eso alcanzara el grado de amor o no, pero ahora mismo no era el momento de navegar esas aguas. Suspire levemente. - Hare lo que pueda prima, para que esto no se agrave mas. - Ni siquiera con mi rango podia asegurar que eso salvase a Killian, en demasiados niveles era una bala perdida y esta no era una decision de un solo hombre.

Acaricie la cabeza de Charlotte como hacia cuando era pequeña. - Lo se, ahora ve a casa y descansa. Lo necesitas. Eso si, dame un toque cuando llegues, por si acaso. - La mire porque la preocupacion seguia ahi, si buscaba algo mas de apoyo emocional se lo daria pero no tenia claro si es lo que necesitaba ella en este momento.

Alce la mirada para darme cuenta de que estabamos solos, no habia nadie cerca. Desvie la mirada hacia dentro para ver como Bullseye y Killian hablaban en susurros tambien.

Asenti ante las palabras de Bullseye. - Entendido. - Tome el arma y la guarde, para luego mirar a Killian que ya abria el porton. - Kill. - Espere a que mirase. - Dame un par de minutos, voy a por la moto, nos vemos en la calle y nos vamos juntos.

Iria a por mi moto, para luego conducirla hasta donde estuviera Killian y de ahi acompañarle a ritmo tranquilo hasta su casa.

Mirando a Mark trague saliva, esa que ahora mismo se me hacia extremadamente densa y suspire - Gracias... - Por un momento me sentí de nuevo años atrás, cuando el había venido a sacarme del infierno que yo misma me había provocado, cuando me recogió en aquel pueblo sola y destrozada. O incluso mas atrás, cuando pasaba las noche apareciendo con excusas pobres para no dejarme sola cuando Killian se fue. Mark siempre había sido mi salvavidas, el que había estado ahi cuando estaba apunto de caer, o para recogerme tras la enorme caída. Confiaba en mucha gente para muchas cosas, pero en el confiaba de forma ciega para todo.

- Iré a casa a por unas cosas, pero prefiero estar en el club - No solo por lo que pudieran decidir o hablar de Killian, si no para calmar a mi madre y a su vez para no estar sola, ahora mismo no quería quedarme sola.

Ver que la cosa estaba mas calmada y que mi padre y Kill salían me quito otra tonelada mas de encima, me quede como una jodida estatua, completamente tensa, conteniendome para no moverme y decir nada, porque ahora mismo queria abrazar a Kill y recordarle que estaba aqui, pero sentía que todo lo que hiciera empeoraría las cosas.

Mire a mi padre y cuando me rodeo con el brazo me deje caer un poco hacia su cuerpo acurrucándome con el y suspirando - Vamos - Mi bolso lo tendría el o el cachorro pues había dejado todo atrás en la pizzería, pero de golpe me di cuenta de algo - Papa tengo que volver dentro - Movil de repuesto tenia en casa, pero necesitaba la tarjeta para no pedir un duplicado - Necesito coger la tarjeta de mi teléfono - Que estaría por dentro estampado en el suelo.

Bullseye y Charlotte ya se habían alejado algunos pasos cuando la abogada se detuvo con una inquietud en mente. Enseguida, el vicepresidente negó con la cabeza —Espérame aquí, voy yo —le pidió, dándole un cariñoso besito en la frente antes de volver al granero, cruzándose con Mark a la salida de este.

Tras quizás medio minuto, salió Bullseye otra vez, y le entregó a Charlotte un chip de móvil algo maltrecho. Poco tiempo después Kill terminó de abrir las puertas del granero y se subió a la moto, alcanzando a Mark en la calle, dispuesto a seguirlo. Mientras se alejaban, el chico miró una última vez hacia atrás, y luego desapareció junto a Mark por una de las calles aledañas.

No mucho rato después, Bullseye y Charlotte se subían a la moto de este, en dirección a la casa de la chica.

Cuando me subí a la moto me encogí apoyándomelo totalmente en la espalda de mi padre, rodeándolo con los brazos no por ir en la moto, llevaba subida en ellas desde antes de andar prácticamente, si no por abrazarlo, ahora mismo necesitaba muchísimo su contacto y tuve que recordarme mantenerme serena, no llorar aun, pues sabia que como mi padre me viera romperme era capaz de dar media vuelta e incendiar la ciudad.

Tenia un nudo enorme en el estomago, era como si mi mente se obligara a recordar todo, a grabar cada cosa que había pasado para repetirla una y otra vez, buscando soluciones, formas de ayudar a Kill, sintiéndome horrible por todo. 

Una parte de mí no podía evitar pensar que el universo me había dado la leche de karma, me había emocionado pensando que podría enriquecer pronto a Christopher fuera, y de golpe me había llevado la ostia con Killian. Y ahora... ahora era como si estuviera en la cuerda floja con todo. 

No hable, contestaba a mi padre si me hablaba pero yo no decía nada. Fui a la ducha antes de cualquier otra cosa, pues necesitaba estar debajo del agua y ahí si poder romperme a llorar, lo necesitaba completamente. Cuando salí prepare una bolsa, con ropa y el ordenador, fui al cajón del despacho a por el teléfono anterior que guardaba de repuesto y le metí la tarjeta encendiendolo, mientras fui al fijo a ver si había mensajes y aproveche para ponerle comida y agua fresca a Bike.

Me despedi en la distancia de Charlotte con un movimiento de mano, antes de ir a por mi moto. Tras arrancar y asegurarme de guardar todo lo que no debia verse en su sitio, la acerque a la calle a la que no tardaria en salir Killian.

Observe a mi alrededor, con cuidado, consciente de que el disparo bien podria haber llamado la atencion de alguien y que aunque cerca de nuestro territorio, los rusos seguian moviendose por la zona. Al llegar Killian, me ate el casco del todo y asenti antes de arrancar. Uno al lado del otro, nadie por delante de nadie, principalmente para poder controlar cualquier posible situacion que alterase al SEAL.

Con un par de señas le indicaria que ibamos a su casa, para que no hubiera dudas.

Alyssa iba a enfadarse seguramente, pero estaba seguro que acabaria entendiendolo.

Llegamos a casa de Killian. Lo primero fue coger mi arma, ya estabamos teniendo bastantes lios como para ademas jugar demasiado con ello. Una cosa era Killian, pero como un ruso apareciese, no iba a dudar ni un instante.

Le indique a Killian que me diera un momento mientras señalaba el telefono. Llame a Alyssa, dandome espacio para con Killian y que no pudiera escuchar.

La llamada no iba con prisa, al menos yo no lo tenia asi que busque ser... mas "pareja" o empezar a ver como iba con ese tema tan extraño para mi a veces. Me preocupe por su estado y le comente por encima lo ocurrido, incluido el disparo pero quitandole importancia, asi como remarcando la necesidad implicita de no dejar solo a Killian en estos momentos. Que se lo compensaria y que si tenia tiempo, me pasaria al dia siguiente para desayunar, tras asegurarme de que Killian no hacia ninguna tonteria y tdo estaba bien.

Ella me dijo que iria a su casa, buscaria que tuviera un arma por si acaso y que me colocase como llamada rapida, por si necesitaba cualquier cosa en cualquier momento. Llego la despedida con un beso y un buenas noches.

Tras eso entraria en casa de Killian, la cuestion era darle espacio, pero sin ser demasiado. Sofa o cuarto de invitados me daba igual, lo que si pediria seria una bolsa de hielo para el hombro.

Jesse alzó una ceja curioso por la afirmación de la autoproclamada campeona del birrapong, algo que sin duda comprobaría antes o después. Pero efectivamente les faltaban accesorios para poder realizarlo, así que lo archivó en la lista de tareas pendientes para un futuro.
A cambio la propuesta de Maddie era un juego de preguntas y pruebas, podía ser entretenido, aunque tampoco se le ocurría nada que quisiera ocultarle a su amiga, no tenía tanta vergüenza, pero podía tirar de la rama de las pruebas simplemente cuando le apeteciese.

-Está bien... Demasiado buena, suena a que trames algo...- Accedió finalmente Jesse lentamente, algo dubitativo, pero sin duda entretenido, más bien como si fingiese temer a la chica.- A ver, ¿qué hecho de menos?- Se preguntó a si mismo en voz alta desviando entonces la mirada al cielo una vez más.- Supongo que sería la libertad. No quiero parecer un puto egoísta, la familia está muy bien y todo eso, pero allí fuera hay muchas menos preocupaciones, puedes dedicarte casi exclusivamente a ti mismo.- Terminó por responder, en realidad se podría decir que en la carretera también había tenido su pequeña familia, pero sin duda era mucho menos problemática que la que había reencontrado en Charming.- Y respecto a haber vuelto...- Dijo entonces si deteniendo su mirada en Maddie para lanzar un pequeño suspiro, tras lo que le dedicó una pícara sonrisa.- Bueno, eso son dos preguntas.- Le dijo burlón.- Así que me toca.- Dijo dando un trago largo a la birra que sostenía en sus manos, más por evitar reírse que otra cosa.- ¿Qué dejaste atrás al volver a Charming?- Preguntó curioso, casi como si supiese que imposible no haber renunciado a algo al volver.

Llego un punto en el que mi cerebro se bloqueo. La mejor forma de describirlo es que todo pasaba y era como si lo viera desde fuera, me movía por inercia, contestaba por inercia, sentía que tenia que seguir haciendo cosas pues cuando parara todo se me vendría encima.

La ducha fue mi momento de soltar un poco el lastre, no sin antes mirarme al espejo, mirando las marcas en mi cuello y muñecas, me costo tragar la saliva. Con un suspiro fui a romperme bajo el agua. No sabia cuanto tempo estuve alli pero al menos pude quitarme un mínimo de presión de pecho.

Me vesti y cogi todo lo necesario y... maquillaje, ademas de ropa que disimulara aun mas las marcas aunque el maquillaje las ocultan.

El tema de la tarjeta me hizo suspirar, no podia mas. 

Me puse de cuclillas y mientras sonaban los mensajes acaricie al indignado de Bike sonriendo levemente con el primer mensaje, sabia que tenia un jefe que valía un mundo, era demasiado bueno. El segundo mensaje me hizo suspirar, pero de buena forma, cosas como aquellas me hacían sentir mejor en mi capacidad para el trabajo.

Pero el ultimo...

Mi pulso se acelero y me deje caer en el suelo sentada, me tumbaron las piernas y sentí que todo me daba vueltas, ni me di cuenta en qué momento empece a llorar pero esta vez de alegría. Por unos minutos todo desapareció, me olvide de mi padre esperándome, de todo lo que había pasado aquella noche y le di a repetir el mensaje no una, si no dos veces como si no pudiera terminar de creérmelo. Pero un maullido de Bike me devolvió al mundo y me limpie las lagrimas cogiendolo y dandole un mimo antes de soltarlo para salir. Sabia de sobra que todo aquello iba a ser un caos horrible, pero... pero necesitaba al menos un rato solo pensando en la felicidad que seria poder abrazar mañana fuera a Chris, después ya pensaría en todo lo que eso implicaria. Pues con todo lo que había pasado con Kill... aquello no ayudaría. Y... tenia que hablar cuanto antes con Andrew.

Los labios de Mad se apretaron en una sonrisa traviesa con las sospechas de Jesse, como si efectivamente tramase algo. Aunque, en realidad, estaba cómoda improvisando sobre la marcha. Escuchó su respuesta contemplando el perfil del chico mientras miraba hacia arriba, y la entendió. Incluso le pareció que era algo que podría pensar ella misma en según qué momentos. 

—Boh —protestó, cuando dejó la segunda pregunta sin responder—. Es que era una pregunta amplia. —Alzó las cejas, mirándolo en la penumbra—. Que no respondas también da información, que lo sepas. Pero a ver... no dejé atrás nada que eche de menos —aseguró, sin necesidad de pensarlo mucho y totalmente convencida—. Los años en Nevada fueron los peores de mi vida. Todo lo que dejé atrás son cosas que quería sacar de ella. Así que ahora estoy guay.

Se quedó callada un instante en el que pareció que estaba pensando una pregunta nueva... pero no. Tras ese segundo, alargó la mano para darle un golpecito en la nariz. 

—Responde lo que me debes, Princess. 

Jesse se rio ante las quejas de Maddie, en realidad lo había hecho más por chincharla que por otra cosa, pero quedó bastante satisfecho por el resultado.
La respuesta por otro lado le llamó bastante la atención, parecía que la vuelta de Maddie había sido muy diferente a la suya, mientras él volvía a arreglar las cosas en un lugar que tiempo atrás se había transformado en su infierno personal, Maddie parecía hacer justo lo opuesto, volver a donde se sentía a salvo después de abandonar un lugar donde no se encontraba a gusto.
El joven meditaba la respuesta de su amiga cuando esta le dio aquel golpecito y le insistió en la parte que antes no había respondido, lo que hizo que volviera a la tierra con una sonrisa.

-Me gusta el club, al fin y al cabo es una segunda familia. Que me fuese no significase que no lo echara de menos, pero a veces pones las cosas en una balanza y puede no ser suficiente.- Contestó de forma algo más seria, como si ni quisiera mentir en aquel juego.- Esto tampoco está mal.- Dijo entonces señalándose a ambos con una renovada sonrisa, la verdad era que se sentía bastante en paz con la chica, conseguía que de verdad se relajara y se olvidase de lo demás.- A ver.- Dijo entonces animándose un poco más.- ¿Cuál ha sido tu momento más embarazoso?- Preguntó totalmente entretenido mientras mareaba la bebida con la mano sin apartar la mirada de Maddie.

La sonrisa alcanzó los ojos de Mad al escucharlo hablar de cómo el club era su familia. Ella también lo sentía de ese modo y los había añorado a todos cada minuto que había pasado fuera de Charming. Así se explicaba la adoración que tenía por los Hijos al regresar. Y la sonrisa se volvió una risa ligera cuando los señaló a ambos. 

—Yo incluso diría que está muy bien —repuso—. Al menos en noches como esta, ¿no?

Bebió un trago largo de su cerveza antes de responder a la siguiente pregunta. 

—Pues, a ver... Yo creo que el bochorno más grande que he sentido fue una de mis primeras noches bailando en el Excalibur. Había ensayado mucho la coreo, pero por ahí estaba Daddy trayéndome copas todo el rato. Y tenía sed, así que me las bebía una tras otra. Me vine arriba, imagina. Me puse a hacer acrobacias que no estaban en la coreo y que no tenía muy dominadas. En una de esas subí por la barra y me deslicé. En teoría tenía que haber frenado a media altura, pero estaba un poco mareada, me resbalé y me estampé de morros en la tarima. Me di una hostia que lo flipas, me reventé el labio. —Se rio y se encogió de hombros—. Al final lo recuerdo y me río, pero en el momento me quise morir de la vergüenza. Pensé que Jess iba a despedirme ahí mismo.

Apuró la lata hasta el final y la dejó por ahí para recostarse un poco más cerca de Jesse. Empezaba a notar algo de fresco a medida que iba anocheciendo. 

—Atención, pregunta picante —anunció, con una sonrisilla divertida—. ¿Cuál es el peor sexo que has tenido en tu vida?

Tras despedirte de un Bike ligeramente alterado por el despliegue de emociones de su humana, saliste para encontrarte con tu padre. Bullseye te esperaba sentado en la moto, tranquilo, o tanto como se podía estar tras lo ocurrido esa noche. Se le notaba la mirada nublada en pensamientos, pero así como podías percibir eso, estabas también segura de que nada lo haría ponerlos en voz alta y mucho menos discutirlos contigo.

Quizás precisamente por lo distraído que estaba no se dio cuenta, con la poca luz que dejaba la noche, de tus ojos vidriosos. Tan solo te dio un besito en la frente, y cuando estuvo seguro de que estabas bien agarrada a él, partió en dirección a casa, que no sería más de un par de minutos desde la tuya. Tres o cuatro manzanas, apenas.

Cuando llegaste a casa de tus padres, y como no podía ser de otra forma, Jess te abrazó y no te soltó por unos buenos cinco minutos. Te llenó de besos el rostro, claramente preocupada, y no se cortó ni un poco para hacerte saber lo feliz que estaba de que estuvieras sana y salva.

Ya fuera por rescatarte, o porque realmente necesitaba hablar algo con ella, tu padre se la llevó a otra habitación tras unos minutos. Camino a tu viejo dormitorio notaste dos cosas: Una, que Jill estaba dormida en el cuarto de invitados, y dos, que Kal ya te calentaba la cama para cuando llegaras.

No tardaste nada en quedarte dormida. Por fin en un lugar seguro, rodeada de tu familia, la poca adrenalina que te quedaba acabó por disiparse y el bajón de energía te entregó rápidamente al sueño, antes siquiera de poner alarma o procesar lo cansada que estabas de pronto. Aquel largo y pesado día llegaba a su fin, y antes de darte cuenta, abrirías los ojos para lo que prometía ser un fantástico día siguiente.

Jesse sonrió por toda respuesta cuando su amiga afirmó que aquello estaba muy bien, e imitó su gesto de dar un trago. Aunque la verdad era que si, aquello le ayudaba realmente para afrontar las cosas no tan buenas con las que tenía que lidiar cada día.

Escuchó con atención la historia de Maddie, disfrutando de ella y no pudiendo evitar sonreír hasta tal punto que parecía que fuese a descojonarse allí mismo, pero finalmente logró evitarlo.

-Al menos no te acabaste potando encima, podría haber sido mucho peor.- Dijo el joven divertido mientras le veía el lado positivo a aquello.

La verdad es que podía imaginarse la situación perfectamente, y no necesitabas que Jessica te dijese nada, solo con una de sus miradas seguro que su amiga se había sentido como si fuese una niña chica que había hecho una travesura una vez más.

-¿Perdona?- Preguntó fingiendo estar ofendido.- El peor sexo y Jesse son dos cosas que no se pueden juntar en una misma frase.- Dijo alzando un poco la barbilla para después señalarse con fingida nobleza.- ¿Crees que esto podría participar en algo que se catalogara como sexo malo?- Entonces su cara de indignación se fue transformando en una sonrisa traviesa.- Anda te lo compensaré con una prueba porque menuda forma de desperdiciar una pregunta.- Dijo de forma lo suficientemente ambigua como para que no quedase claro si de verdad había existido una mala experiencia o si la compensación era ciertamente un regalo.

Mad sí que se rio con el toque optimista que encontró Jesse a su mayor ridículo. 

—Es verdad, eso habría sido mucho peor. —Le dio la razón. 

Luego alzó las cejas con el ataque de dignida de su amigo y se volvió a reír al notar que lo que no quería era responder la pregunta. Se encogió de hombros cuando le preguntó a ella y decidió ser un poquito mala. 

—No tengo modo de saberlo —respondió, frunciendo los labios en un mohín tan fingido como la indignación de Jesse—. Tendré que preguntar por ahí, supongo, es la única manera. 

Apoyó la cabeza en el brazo, tumbada de lado para poder mirarlo, y se quedó pensando un instante en la prueba. Las primeras cosas que se le ocurrieron eran demasiado extremas para empezar y no quería que el chico se abriese la crisma por hacer el cabra en la penumbra cuando no tenían forma de llevarlo a urgencias. Con las siguientes cosas que le pasaron por la mente, se le escaparon los ojos hacia los labios de Jesse y una sonrisilla pícara curvó los de ella. Cuando volvió a buscar su mirada, lo contempló con los ojos entornados y le tendió una lata de cerveza. 

—Quiero que te la bebas entera sin parar, del modo más original que se te ocurra. —Parecía una tontería, pero podía tener su miga, y para motivarle, le hizo un gesto con la barbilla—. Si me sorprendes de verdad te doy dos por uno en la siguiente pregunta.

Jesse se rio por lo bajo entretenido.

-Te diría que preguntes lo que quieras y que te invito a cenar si encuentras a alguien que hable de sexo malo.- Dijo con los ojos brillantes, probablemente debido a lo divertido de la situación.- Pero tampoco quiero que acabes acosando a la gente.- Concluyó con una risa.

Cuando Maddie se puso a pensar sobre su prueba se creó un pequeño silencio, sus ojos se centraron en los de la chica, y tras unos instantes se fruncieron un poco, casi como si intentasen leer lo que pasaba por su mente. La verdad es que ni se le ocurría que tipo de prueba le pondría allí en medio de la nada, pero tampoco le preocupaba demasiado. Finalmente sus ojos se desviaron hacia la lata de cerveza.

-¿Del modo más original?- Repitió mientras pensaba en ello.

Jesse cogió la lata, aun con semblante pensativo y acabó por ponerse en pie. Tras unos instantes acabó por decidir algo y estiró un poco el cuello.

-No quería tener que enseñarte a hacer tu trabajo pero...- Dijo con una sonrisa burlona.

El joven abrió la cerveza para comenzar a danzar alrededor de Maddie, moviendo un poco la cadera con gestos si bien atractivos, muy lejos de ser profesionales, además la falsa de visibilidad tampoco ayudaba, por lo que pronto dio un pequeño traspiés al tropezar con una piedra. Pero Jesse no desistió, es más, enseguida el asunto se puso más difícil, pues entonces se llevó la lata a la boca, y a partir de ese momento, su baile se hizo aun más patoso, pues su mirada se elevaba para no dejar de beber. Estuvo a punto de caerse varias veces, una de ellas encima de Maddie, pero consiguió acabar la cerveza y de alguna forma quitarse la camiseta sin sacarse algo el chaleco.
Para cuando finalmente acabó Jesse hizo una pequeña reverencia con un guiño.

-Espero que hayas aprendido algo.- Dijo entre risas.

La mirada de Mad tenía un destello desafiante mientras esperaba a que Jesse decidiese qué haría, o si se echaría atrás. Cuando se puso en pie y empezó con esas palabras, la chica alzó una ceja y soltó una risa breve, anticipando que lo que vendría sería divertido. Se incorporó hasta quedar sentada con las piernas cruzadas y cogió una lata para ella misma, preparada para el espectáculo. 

Se mordió el labio en un gesto sugerente y divertido al verlo empezar a moverse, incluso subió bastante la música del móvil para animarlo. Y cuando se tropezó la primera vez, empezó a reír de nuevo y ya no dejó de reírse hasta el final. 

—Madre mía, tienes suerte de estar tan bueno —soltó, tras su reverencia, así sin mucho filtro—. Hasta haciendo el pingüino mareado eres sexy. —El final de la frase se le ahogó un poco por las risas, pero eso no lo hacía menos cierto.

Cogió el teléfono para bajar un poco la música y entonces vio que tenía un mensaje en la pantalla. También se dio cuenta de que la batería se estaba yendo a velocidad ultrasónica, consecuencia de la música. Respondió rapidísimo al mensaje y lo dejó de nuevo encima de la manta. 

—Tu turno —señaló, haciendo un gesto en su dirección—. Te has ganado el turno doble. ¿O ya te has cansado de jugar?