Partida Rol por web

Tus palabras suplicantes aflojaron sus extremidades, y por un momento, su abrazo volvió a sentirse más cálido que aprisionador. No llegó a soltarte del todo, pero ahí encogida en su pecho pudiste sentir sus latidos acelerados, el calor de su cuerpo rodeándote y evocando memorias que ni una vida entera podría borrar de tu memoria. Tampoco lo harían de la de él. Sus dedos se aferraron un poco más a ti al escuchar aquel apodo cariñoso, y lo sentiste respirar profundo, inhalando el aroma de tu cabello. 

Está bien, no bajarás ahí — murmuró, y apenas un segundo después, entendiste por qué había relajado el agarre. Lo había hecho lo justo para poder girarte rápido, y en un movimiento tan fluido y ágil que te paso desapercibido hasta que tu vista cambió de objetivo, pronto estuviste de espaldas a él, con uno de sus brazos rodeándote el cuello por delante y el otro asegurando la postura y sujetándote la cabeza. 

Relájate, Greeny, es como ir a dormir —murmuró a tu oído—Cuando despiertes, hablaremos.

—¿Demasiado sentimental? —preguntó con curiosidad —No se veía muy delicado y sensible... Aunque eso explicaría por qué lo tratan de princesa. —comentó con una suave risa, encogiéndose de hombros. —Mejor que no se parezcan entonces. —añadió, mostrándose de acuerdo contigo. Desde luego, "demasiado sentimental" no eran las palabras con las que describiría al presidente ideal de un club de moteros del 1%.

—No veo problema. Me gusta hablar contigo, y aún tenemos mucho por conocer del otro —contestó mientras repartía algunos besos por tu cuello y mandíbula. Los "por ahora" le sacaron unas cuantas risas, asintiendo en silencio con la claridad de que, si Jess se merecía su fama, aquello no duraría mucho tiempo. 

Sintiendo tus caricias, se dejó mimar y cerró los ojos, relajándose del todo. Una sonrisa se le dibujó en la comisura de los labios, y aunque no te vio ponerte serio, debió presentirlo, pues abrió los ojos para buscar tu mirada. Formando una leve arruga en el ceño, te miró con curiosidad, atenta a lo que fueras a preguntarle. 

—Claro que soy consciente, Mark. Sé que no estoy saliendo con el vendedor de helados de la esquina. —sonrió de oreja a oreja, tomándote el rostro con ambas manos para darte un piquito antes de volver a dejarse caer sobre la cama —En la guerra y en el amor, todo se vale —te guiñó un ojo, calmada. 

Entonces empezó a sonar tu teléfono, que había quedado sobre una de las mesitas de noche. En la pantalla pudiste ver una llamada acompañada del nombre de tu tía. 

—¿Apostamos a ver quién se cansa antes? —preguntó, con un descaro desenfadado y la seguridad de que esa era una apuesta que ganaría ella—. Dime qué quieres perder.

No tardaron mucho en tener la cerveza en su poder y poco después la moto de Mad dejaba atrás el cartel que marcaba la salida del pueblo. Respiró profundo y metió gas para subir la velocidad. Dentro del pueblo ya había ido más rápido de lo que permitían las normas de circulación, pero una vez en carretera podía liberarse aún más sin preocuparse de semáforos ni cruces. 

Así que aceleró y aceleró, sintiendo cómo la adrenalina se desperezaba bajo su piel y el corazón le latía con fuerza en las sienes y en la garganta, recordándole que estaba viva. No había nada mejor que eso. El viento, el asfalto y la compañía de su amigo con la promesa de pizza y birra bajo las estrellas. No, Mad no tenía intención alguna de ser la primera en parar, si de ella dependía correrían hasta que se les acabase la gasolina.

Jesse puso los ojos en blanco ante aquella pregunta, se veía venir lo peor, iban a acabar tirados en ninguna parte y eso acabaría por traerle problemas, así que tendría que dejar ganar a Maddie, no iba a dejar que su orgullo o una apuesta absurda le complicasen las cosas para el día siguiente, al fin y al cabo hacía mucho que había dejado de ser un mocoso estúpido.

-Vas a perder.- Le dijo con una sonrisilla mientras ladeaba la cabeza.

O puede que quizás no fuese así del todo, igual si que seguía siéndolo en el fondo. Cualquier preocupación sobre lo que acontecería al día siguiente pareció desaparecer, y simplemente pasó a ser uno con el asfalto, la moto, el viento... Mientras seguía la estela de Maddie, notaba que esta le daba demasiado gas, quería decirle que no era necesario, no hacía falta correr para volar, pero tampoco le gustaba meterse en la forma que cada uno tenía de sentir aquello, así que se limitó a seguirla sin perderla. Le gustaba verla así, feliz, y más cuando sabía que el club le había obligado a fallarle un par de veces. No sabía describir exactamente como se sentía con Maddie, pero suponía que bien era un buen comienzo, a su lado se sentía tranquilo, pero a la vez nervioso, si es que eso tenía algún sentido.
No se preocupó por el rumbo ni la dirección, simplemente conducir bajo el cielo estrellado, los problemas podían esperar.

Rei levemente ante el malentendido. - No me referia a delicado o sensible, sino a que se deja llevar mucho por sus sentimientos y emociones. - Me quede pensativo. - Emocional quizas sea la palabra, mas que sentimental. - Me encogi de hombros. - De tanto mirarte y olerte y saborearte ya ni se lo que digo...

Asenti mientras recibia tus mismo y los devolvia. - Eso es cierto... mucho de lo que hablar... - Un instante de pensamiento vacio, de mirada al infinito, antes de volver contigo.

Los mimos siguieron, las atenciones repartidas por parte de los dos mientras volvias a reir por mis palabras sobre mi tia. Ambos conocedores de que era peligrosa y tenia su fama, pero que tambien era justa.

En medio del momento mas "sentimental" que recordaba en mucho tiempo. En medio de gestos a los que no estaba acostumbrado o que seguramente nunca habia mirado u observado con detalle, hasta ahora, vi como cerrabas los ojos y me deje llevar por esa sensacion de calma que no precedia a la ejecucion de un buen plan o al instante antes de apretar el gatillo, sino a tu presencia a mi lado.

Era extraño. Nuevo. No me desagradaba, ni mucho menos.

El momento serio llego y tu respuesta fue genuinamente la mejor que podia esperar, aunque hubiera algo de juego en ella. La mirada seria se relajo y el beso, pico, fue correspondido. Nuestros ojos fijos ante aquella ultima frase y ese guiño que me hicieron agacharme hasta ti para volver a besarte, un pico, si pero mas intenso por unos segundos hasta que el movil sono.

Me aparte y suspire levemente. Ya era mucho tiempo sin alguien querer algo de mi. Treinta minutos de gloria.

Me eleve para poder mirar el movil y era... mi tia. Un leve gesto de extrañeza y la posibilidad de que le hubiera pasado algo a mi prima cruzo mi mente. - Es mi tia.

Sin moverme del sitio, me estire de poder y alcance el movil para descolgar. Te mire estando casi completamente erguido aunque aun sobre la cama en todo momento y sin haberme movido de entre tus piernas.

Tia, que pasa? todo bien? - Era raro que me llamase, sobretodo porque me habria visto irme contigo.

Sentir que se relajaba un poco, por mínimo que fuera me alivio levemente, eso podía darme algo de tiempo, una posibilidad de que alguien llegara, aunque por oro lado eso me aterraba tanto como que no lo hiciera nadie, porque no, no quería que me pasara nada a mi, obviamente, pero la idea de que le pasara algo a el tampoco me gustaba, por mucho que se le hubiera ido la cabeza.

Cuando lo escuche decir que no me bajaría al sótano suspire en medio de los sollozos, ganando al menos aquello, pero en un par de movimientos vi pasar su brazo ante mi, con aquel tatuaje en la muñeca que compartíamos y de golpe la presión, mis manos fueron en un acto reflejo a ese brazo que me estaba cortando el aire, era un gesto involuntario, pues sabia que no tenia la fuerza de soltarme, pero era un gesto de esos que no se piensan.

 -Ki...ill... - Conseguí murmurar de forma atropellada mientras notaba un hormigueo recorrerme y como se me iba la cabeza hasta que todo se quedo negro.

—No, no todo bien— contestó Jess enseguida. Su voz era tan ejecutiva y autoritaria como siempre, pero como su sobrino, podías reconocer la preocupación que camuflaba — Recibí una llamada de Charlotte. Creo que Kill la tiene. —asumiendo que eso sería suficiente para ponerte en movimiento, siguió con los detalles — Había interferencia. Dijo algo de un sótano y un granero, se escucharon ruidos y luego se cortó. Voy a llamar a Taylor a ver si puede rastrear el móvil, y luego de eso voy a llamar a Henry. Llega antes que él. —te advirtió y, sin más, cortó.

Te despertaste unos segundos más tarde. Aunque por fin podías ir abriendo los ojos, no entendías bien que pasaba. Todo se veía borroso, confuso. Tenías una jaqueca como nunca habías sufrido una en la vida, y parecías ser capaz de enfocar bien. Te costaba respirar aún, como si aún intentaras reponer el oxígeno que llegaba a tu cerebro. De a poco, fuiste siendo consciente de que te movías. O más bien, te movían. Te sentiste ascender y luego la dureza de la madera contra tu espalda. Viste, como una sombra en movimiento, a Kill acercándose, y luego lo sentiste rodeándote con algo pesado.

Lo siento, Greeny —te murmuró, asegurándote ahí —Cuando hablemos, te prometo que te soltaré. Pero tenemos que aclarar esto, cielo. ¿Quieres un poco de agua? —te ofreció, aunque aún ni siquiera podías encontrar su imagen con la nitidez suficiente para reconocerlo de no ser por su voz.

En esa posicion intima y cercana, descolgue el telefono y mi tia respondio de aquella manera, dejando claro que habia problemas. Mas bien un problema tal que incluso por debajo de su habitual fuerza, podia notarse preocupacion.

Recibí una llamada de Charlotte. Creo que Kill la tiene.

Mi rostro se volvio serio, mientras la tension de mis musculos era obvia. Con un gesto de la mano, toque tu pierna para poder apartarme de ti y levantarme, obviando por completo mi absoluta desnudez.

Incluso la mirada habia cambiado, fuera lo que fuera, podrias notar como el momento "amoroso" se habia terminado y algo habia reclamado una atencion que sin duda podia ser mas que perjudicial para la salud de alguien. La respiracion, el lenguaje corporal hablaban de violencia contenida, de ira y enfado a un nivel sutil, que si no fuera por la cercania seguramente ni habrias notado.

Llega antes que el. Como si eso fuera a ser algo bueno para el SEAL.

Mi tia colgo, aparte el telefono y me lo quede mirando, mientras mi mente reconocia los lugares que habia en los alrededores. Un granero. Un sotano. Segundos mas tarde, mientras mi mirada parecia perdida en la pared, de repente algo hizo click. El granero abandonado.

Me gire para mirarte. - Killian ha secuestrado a Charlotte, o eso parece creer mi tia. Tengo que ir a buscarla. Ve a hacerle compañia a mi tia y tenme al tanto de lo que quizas ella no quiera contarme. Estan intentando rastrear su movil.

Abri el armario y saque una bolsa negra de estilo militar, de donde salio un chaleco antibalas de estilo militar. Tras eso comence a vestirme rapidamente, ocultando el chaleco bajo una sobrecamisa y el propio chaleco de cuero, como la ultima pieza de la vestimenta. - La descripcion del unico lugar que me cuadra es la del granero abandonado. - Algo que quedo claro en ese momento es que iba casi por completo de negro.

La pistola en la espalda, varios cargadores en los bolsillos y enganchados al mismo chaleco. Me giraba para irme, cuando me di la vuelta y te di un beso. - Siento que haya terminado asi, estaba siendo... - Me detuve un segundo. - Bonito. Ve a casa de los Malar, si mi tia no esta o esta en otras cosas. Ire en cuanto pueda.

Si no habia mas que añadir me pondria en marcha, yendo a por mi moto, la noche no tardaria en caer.

Volaban sobre el asfalto, jóvenes, llenos de vida y un tanto descerebrados. Al menos Mad, que circulaba por encima de todos los límites de velocidad, completamente despreocupada y siempre un poquito más rápido, disfrutando del sabor del riesgo que tanteaba con las puntas de los dedos, sin llegar a abrazarlo del todo. 

El tiempo desapareció. O lo ignoró en un acto deliberado, más bien. Le daba igual si pasaba media hora o dos horas, no tenía intención de detenerse. Así, fue guiando la marcha hacia un lugar que había visitado más veces y al que seguramente ya había llevado a Jesse antes: el Monte Diablo. Salió de la carretera para seguir los caminos de tierra que llevaban a las lomas, concentrada en la conducción y en la sensación de libertad que la embargaba. 

Y, entonces, la moto empezó a perder velocidad. La aguja del depósito había ido bajando, bajando, bajando, mientras Mad la ignoraba, y ya no podía bajar más, porque no quedaba gasolina dentro del tanque. Maldijo entre dientes cuando empezó a ir tan despacio que lo mismo le daría ir caminando. Ahí fue cuando paró y miró hacia su amigo, que también iba jodidamente despacio. Se bajó, se quitó el casco y sacudió la melena para que se colocase por sí sola. 

—Joder. Me he quedado sin gasolina. Hasta aquí hemos llegado —dijo, con una carcajada. No parecía importarle una mierda haberse quedado ahí tirada, aún tenía la euforia del viaje a flor de piel. Miró alrededor e hizo su valoración—. Es un sitio chulo para cenar. Nos quedamos y ya luego vamos a por un bidón con tu moto, ¿eh?

Había supuesto que Jesse iba despacio por ir siguiéndola, ni se imaginaba que los dos estuvieran en la misma situación, con el depósito vacío. 

Todo se volvía negro, no sabía si estaba en una pesadilla o en la realidad. Había pasado años, muchos años imaginando como él regresaría. Había pasado más días de mi vida imaginando como él volvería a casa de los que podía llegar a contar. Al principio todos parecían sacados no historia romántica, de esas que nos enseñan las películas en las que el soldado vuelve a casa y en ese punto seguíamos dónde llave imaginados nuestra vida cuando éramos jóvenes. Donde viviríamos en la casa que había empezado antes de que él se fuera incluso sus hijos que había imaginado cientos de veces y a los que ya les había puesto nombre. 

Con el tiempo esa fantasía fue cambiando, mis deseos de que volviera seguir ahí pero ya no en ese cuento de hadas el que estábamos juntos y éramos felices y comemos perdices. Si no cambiando otra historia en la que él tenía una vida y yo tenía otra pero podíamos estar juntos aunque no fuera como pareja con la simple idea de poder volver a abrazarlo y de que estuviera a salvo en casa.

En la última temporada ya no era una fantasía de que volviera, solo recibir noticias, que estuviera vivo, realmente es lo único que quería. Ya no había fantasías de niña solo la realidad de que realmente estuviera bien, de que no hubiera muerto.

Y ahora en vez de vivir una fantasía está en una pesadilla, él estaba ahí, él quería estar conmigo, pero ya no era el. Era una sombra de lo que había sido, una silueta de un amor y recuerdo que había destruido el ejército y el tiempo. Abrí los ojos pero aún no veía nada, me dolía la cabeza, muchísimo, pero también la garganta y no estaba el cuerpo pesado, además de un hormigueo por todo, desde los pies hasta la cabeza. No era muy consciente de mi entorno, reconocía su voz había movimiento, pero no era capaz de asimilar lo que estaba pasando.

¿Como habíamos llegado a esto?

- Kill… - Susurré en un lío de voz. - Quiero… ir a casa… - Despertar de aquella pesadilla. Porque hasta en un momento como aquel, en el que mi vida podía correr peligro en las manos de una de las personas que más había querido en toda mi existencia, sentía que estaba atrapada, no por el que se lo evidente, sino por una situación que de cualquier manera acabaría mal. Pues llegado este momento sabía que ahora ya no habia marcha atrás, podía terminar yo muy mal o el. Pues si yo salía con vida de todo esto sabía que no lo haría, y aún con todo, lo último que quería era que le pasara algo malo. 

Iremos a casa luego, cariño —respondió, terminando de asegurar las cadenas para luego tomarte de la mandíbula con una mano y besarte intensa pero fugazmente en los labios. Lo interrumpió una vibración constante que provenía de tu bolsillo, la de tu móvil. Molesto, te metió la mano al bolsillo y tomó el aparato. —Ahora no, Jess —le dijo al móvil, abriéndolo para sacar la batería y el chip. Poniéndose de pie, lo tiró al suelo y lo pisó con el talón, destrozando el aparato.

Lo siento por tenerte así, Greeny. Pero es que necesito hablar contigo, y no me estabas escuchando... —comenzó a hablar, poniéndose de cuclillas frente a ti. Dada la oscuridad del granero, que no tenía una sola luz prendida, apenas podías distinguir ya una sombra, delineada únicamente por la luz de la luna que entraba por las ventanas. — Estaba pensando... podría pedir el cambio de sede. Podríamos irnos, tomarnos un descanso por unos años. ¿Qué te parece? Aprovechar de recuperar el tiempo juntos, quizás en otro país. Podríamos irnos a Belfast, quizás, o solo unos estados más allá, a Nevada, o a Phoenix. Así podríamos venir de visita en las fiestas, o invitar a tus padres a casa.

Se había limitado a seguir a su amiga en completa paz y armonía, ni si quiera se había fijado en la ruta que seguían porque tampoco le importaba demasiado, se había dejado llevar sin más, como el viento. Aunque a pesar de ello acabó por reconocer la ruta que seguían por lo que dedujo a donde podía ir su amiga, aunque estaba un poco lejos, fuera como fuese tampoco le preocupaba demasiado, se había decidido a olvidarse de todo lo demás y tomarse aquella tarde noche solo para él mismo y eso es lo que haría.

Entonces ocurrió lo que nunca había imaginado, la moto perdía fuerza, ¿cómo podía ser tan idiota? se había centrado tanto en no ceder que ni le había prestado atención. Pero si por algo tuvo que parpadear fue al ver a Maddie también aminorar, y no precisamente de una forma normal, ¿podía ser verdad que fueran tan estúpidos los dos? y que encima hubiesen gastado lo mismo... parecía una broma del jodido destino.

Cuando su amiga le habló el joven se había empezado a bajar de la moto y comenzaba a tirar de ella para salirse de la carretera. Entonces lanzó un largo suspiro, pero enseguida le dedicó una sonrisa a su amiga.

-Creo que en mi moto tampoco vamos a ir.- Le dijo acentuando su sonrisa.- Pero no te preocupes, llamaré a Junior para que se acerque con la furgo.- Le dijo enseguida.- Busquemos un sitio para plantarnos.- Dijo mientras buscaba algún lugar óptimo donde arrastrar la moto.

Cuando encontrara el sitio llamaría a Junior, además podrían estar tranquilos hasta que llegara, lo cual le iba a llevar sin duda un buen rato.

Te mire ante la pregunta de a quien queria que llamaras. - A Dizzy en cualquier caso.

Mi tia parecia tener prisa por algo. - Las palabras salieron mas como un pensamiento en voz alta que otra cosa, pero una forma que daba a entender que me fiaba de ti para que pudieras opinar.

Asenti a lo de decirselo a mi tia y acabe por mirarte detenidamente.- Si, si lo es. - Dandote la informacion pertinente incluida la direccion sobre el lugar al que pensaba dirigirme.

Vino el beso, que alargaste y yo deje que alargaras esos pocos segundos. Al separarme, sin embargo solo lo hice de rostro pues mis manos retuvieron tu cuerpo pegado al mio.

No tenia logica. Por que iba Kill a secuestrar a Charlotte? Es decir era idiota y la queria, seguramente no era correspondido en estos momentos... pero secuestrarla? El sabia bien que eso no saldria bien. No, el sabia bien que eso llamaria la atencion de dos personas sobretodo, el VP y yo mismo. Era una forma segura de sacarnos a ambos de donde estuvieramos, sin importar el peligro que hubiera.

Mi ceño se fruncio levemente ante ese pensamiento.

No podiamos arriesgarnos a algo asi en estos momentos.

Una sonrisa asomo ante tus palabras. - Lo hare... o acaso piensas que no quiero volver a dormir a tu lado? - Era una pregunta trampa, capciosa en parte, por lo que implicaba, pues nunca habiamos dormido sin sexo, pero ahora no hablaba de sexo, sino solo de dormir... y lo que eso significaba.

Meti la mano en mi pantalon y saque mi cartera, sacando dinero de sobre para que pudieras moverte a donde quisieras*. Te lo pase sin siquiera contarlo realmente, aunque sabia cuanto era. - Preferiria que por el momento nos movieramos con gente del Club, la cosa aun no ha terminado y es mejor no arriesgarse. Pero por si acaso... - Señale el dinero.

Te daria el movil de Dizzy y el de Lorelei. - Son familia, los dos, si necesitas cualquier cosa acude a ellos.

Espere a ver tu reaccion, antes de soltar tus manos. - Siendo sincero, algo no me cuadra de todo esto... pero dedicandome a pensarlo, no sacare nada en claro.

Busque otro beso y tras eso me moveria en direccion a la salida y a la moto.

Era horrible como cada cariño salido de sus labios se sentía como si cogieran mi corazón y lo estrujaran, era como un golpe directo a mis emociones, a mi pasado, a todo el dolor que me causaba aquello.

Ver lo que hacia con mi teléfono y escuchar el nombre de mi madre hizo que me sintiera mas confusa ¿habría cogido antes? no podía confiar en ello ahora, y solo me quedaba una opción, una que no quería, una que odiaba, pero era la única que podía usar ahora mismo.

- Teddy... quítame las cadenas, pesan, no... no voy a ir a ningún sitio... me cuesta respirar y me duele - Le pedí intentando centrarme y enfocar completamente la vista.

Su propuesta me hizo buscarlo con la mirada - No quiero irme, sabes que amo Charming, y la casa que reforme ¿Recuerdas cuando dormimos allí y no había nada? - Porque la reforma de esa casa comenzó cuando el aun no se había ido, era donde pensé que íbamos a formar nuestra familia - Y tengo un trabajo que amo... - Me iba a odiar por hacer esto.

Mad abrió los ojos con incredulidad al entender lo que estaba diciendo Jesse. ¿Cuántas probabilidades había de que a los dos se les acabase la gasolina a la vez? Bueno, ella no era muy amiga de los números y eso, pero tenían que ser muy muy pocas. Se le escapó otra carcajada, divertida con lo absurda que era la situación y luego soltó otra más, echando la cabeza hacia atrás. Aún estaba algo eufórica por el viaje. 

—Es el destino, Princess. Nos tenemos que quedar aquí —declaró después—. Y no sé yo si Junior podrá conducir con la pierna chunga, pero la furgo a lo mejor tampoco cabe por estos caminos. Pero bah, ya llamaremos más tarde para pedir ayuda. No llames ahora que nos cortan el rollo, llamamos después de cenar si eso. 

Apartó su moto para dejarla fuera del camino y se acercó a la de él para ayudarle con las pizzas y las birras. Por allí cerca había una elevación que le había gustado, con un claro donde podrían instalarse para cenar y ver las estrellas. 

—Va, vamos ahí —señaló—. Menuda aventura. Perdidos sin gasolina en medio del desierto. Es mejor que estar encerrados en el club, ¿eh?