Partida Rol por web

El piso superior de la posada está en absoluto silencio. El pasillo, de madera gastada, se prolonga unos veinte pasos por delante de vosotros y termina en una ventana abierta. Sus cortinas recogidas permiten que la luz del atardecer ilumine el lugar. A los lados del pasillo, en zigzag, se encuentran distribuidas unas puertas de madera con motivos en hierro, todas ellas con sus correspondientes argolla y cerradura. Hay en total veintiuna puertas, de las cuales sólo veinte están identificadas por una placa con un número.

La falta de adornos os hace suponer que la familia Valanel aboga por la sencillez y la comodidad.

¿Qué hacéis ahora?

¿Bien tio duro, qué venías a averiguar? -pregunto intrigado al elfo...

No oís nada remarcable, salvo los sonidos habituales del campamento que entran a través de la ventana de enfrente. No habéis visto en qué habitación han entrado los extraños.

Ignorando al elfo, que al parecer se ha quedado plantado al ver que hay demasiadas puertas, recorro el pasillo intentando ver u oir algo que delate la puerta de los que querían... de los que observaban al grupo

Me mantengo alerta con la mano en el cuchillo de caza por si acaso. Y en completo silencio.

Gotilgún avanza por el corredor intentando localizar a los extraños, mientras Oréganon se queda atrás, en silencio, con el cuchillo de caza, al estilo de los pacíficos elfos del bosque.*

Hacia la mitad del corredor, a la derecha, tras la puerta marcada con un 8, oyes una voz ronca. Pegas la oreja a la madera.

...por qué espera tanto, yo les habría rajado la garganta...

Una voz más aguda le interrumpe.

Por eso no eres más que un mercenario, en lugar de...

De pronto, oyes abrirse la puerta que está al otro lado del pasillo, un poco a tu izquierda. Hay un leve susurro de tela. Al volverte, ves a través de la puerta entornada, dentro de la habitación, a la mujer que estaba junto a los otros desconocidos del salón. Tiene la mano derecha tras la espalda y te mira con los ojos entornados.

¿Qué husmeáis, enano? ¿No sabéis lo que hizo la curiosidad al gato?

¿Husmear yo? ¿Acaso me estáis diciendo que me meto en asuntos que desde luego, no me importan? ¿De verdad creéis que soy esa clase de persona? -Pregunto alarmado como si me acabasen de proliferar el peor insulto posible- Me temo que os confundís bella dama. Me dirigía a mi habitación, un poco más alejada por el pasillo. Creo que me han dicho que es la trece, la estaba buscando. Es posible que estuviese un poco arrimado a la pared, pero bueno, creo que es por efecto de la cerveza. Pero esté tranquila preciosa, después de dormir un rato, no creo que me haga falta el apoyo de las paredes. Sin más dilación, siento haberla molestado...

La mujer sonríe. No es que te atraigan las humanas, y menos tan canijas como la que tienes delante, pero hay que reconocer que sabe cómo poner la piel de gallina a un varón.

Disculpad mi desconfianza. La puerta número 13 está más adelante, por esa misma pared.

La desconocida habla con voz alta y clara, casi con el tono que uno utiliza para un extranjero o un idiota. Mueve la cabeza levemente en la dirección que te ha indicado, y se queda donde está, esperando a ver cómo te metes en la habitación.