Partida Rol por web

@Eisid: —¡Espabila, coño! ¡Sólo es una puta sandía! ¿Te vas a dejar amariconar por una amenaza de ese chupapollas de Whataperry? ¡Me cago en mi puta madre!

Drevlin recibe crochés como hogazas de Zalmora.¹

—¡Ugh! ¡Ahf! ¡Ugh! ¡Ahf! What an uppercut, baby! ¡Ugh! Hit me in the Proton, madafaka! ¡Ahf! —Y mira que Acid no le pega con ganas, pero el funkotroniano parece bordear la inconsciencia tras el primer contacto.

No parece muy versado en el arte del pugilismo, no.

—¡Tú no lo entiendes, Eisid! ¡No lo comprendéis! —dice cuando se recupera del 8-hit-combo-wombo dando un espectacular y acrobático brinco y encaramándose al cadete Spike como si estuviese siendo porteado a horcajadas por el futuro artillero de la Serendipity.²

Acid recuerda en ese instante que alguien, alguna vez, mencionó un vago pasado anfibio entre los bailongos pobladores de Funkotrón. Eso significa gemelos de titanio y una capacidad de el slamdunk que ni Kareem Abdul Jabbar IV [Versión Clonada por Warmars. ¿Quién si no?].

—¡Esa sandía podrías ser túúúú! —exclama inclinando el cuello hasta que sus ojazos quedan clavados en un dramático instante presidido por un insoportable suspense en los de Acid como los de Tobey Maguire en los de Kirsten Dunst en la primera de Spidey de Sam Raimi.

Ojo: sin kissy-kissy.

Acid detecta que el funkotroniano podría pesar, como mucho, unos cuarenta y pocos kilos. Es inusualmente ligero. Y ágil, pero no en el sentido humano de la definición que se otorga al término. Es como si todo a su alrededor se moviese a cámara lenta. Al menos, hasta que él desea moverse con rapidez. Entonces, él parece desaparecer del sitio y aparecer en otro lugar en cuestión de un parpadeo.

Drevlin se descuelga con la misma gracilidad con la que se agarró al cuello de su compañero y le quita una indigna arruga que se le ha dibujado en la pechera de su chaqueta.

—Sé que es un simulacro, Eisid. Lo sé —dice, muy serio. Parpadea. Su hablar telegráfico, preciso, advierte que piensa a una velocidad diferente, de una forma distinta a la de su compañero. —Esa sandía significa algo para mí. Significa que el enemigo, un mal día, puede tener en su poder a un amigo. Y si aceptamos este como el escenario inicial de la simulación...

Drevlin sacude la cabeza con rotundidad.

—No puedo aceptar que Pepita y el símbolo que representa esté muerta. Simplemente, no puedo. No bajo mi guardia.

>> Si lo hago, Cachoperry ya ha ganado.

Sonríe. Y lo hizo como esos héroes de los que nadie ha oído hablar.

—¿Tú me darías por muerto, Eisid? 

Parpadea. Cada vez que lo hace, parece resonar el entrechocar de dos claves.

En sus ojos de un negro abisal podía aventurarse un anhelo.

@Huxley: - Drev, muchacho, necesitamos una línea segura por la que poder estar en contacto, y otra menos segura que será nuestro señuelo. ¿Me seguís, muchachos?, estos cabrones seguro que tratan de hacer trampas otra vez. Jugaremos al despiste, cojones. Triquiñuela nivel Dios, ¿De acuerdo?. Prepare transmisiones falsas, lo que sea necesario para que estos mamonazos se piensen que estamos donde no estemos. Un Sun-Tzu de libro, cojones. Sé que podrá hacerlo. 

El funkotroniano se giró ipso facto a su futuro Capitán.

—Aye-aye, Capi. ¡Prepararé un grupo de Whachapp! ¡Lo denominaré Speiss K.O.B-Boys&Grrls³! —replicó al vuelo antes de teclear furiosamente botoncitos de su multiherramienta.

*Tic-tic-tic-tic-tic-tic-tic*

@Huxley: - Aponi, no se separe del rehén. Si se tuerce un tobillo, se lo venda, si se parte un hueso, se lo arregla, si le pica un huevo, se lo rasca, demonios. No quiero que tenga una mala digestión ni que coja frío. Cuídelo como si fuese su propia sand... hija, su propia hija, quiero decir. ¿Ideas?

Aponi, que anda pinzándose el tabique nasal tras conocer las puntuaciones que resultan tras la prueba teórica y el vaniloquio de Whataperry, dedica una mirada cansada a Huxley.

—A la orden, Capitán. _{Este me ha visto cara de aseguradora...} —murmura, consciente de que superar la prueba con esta tripulación se le antoja una misión imposible.

—¿Una idea? Con franqueza, Capitán, la única idea que puedo sugerirle ahora mismo es que si bien la ventaja táctica que sugiere el cadete Spike puede ampliar la capacidad de supervivencia del VIP, considero que mejorar nuestra movilidad o nuestra capacidad de valorar el entorno podría sernos de gran utilidad, dado que no tenemos ni puta idea de en qué mierda nos van a enmarronar.

>> No conocemos al enemigo, no conocemos el terreno y, de hecho, ni siquiera conocemos al VIP.

Aponi sacude la cabeza mientras Acid y Drevlin se enfrascan en su particular discusión sobre sandías.

Mira a Nova.

—He oído que eres rápida de la leche. Si es así, puede que no esté todo perdido. Suponiendo, claro, que nos den acceso a un vehículo... —Aponi se aparta la melena para enfatizar una mirada afilada como el alfanje de una asesina klovardiana.

—Propongo dividirnos en dos equipos, Capitán. Uno encargado de la disrupción de las fuerzas enemigas y otro centrado de asegurar que el VIP alcanza el Punto de Control lo más rápidamente posible. Epsi y yo funcionamos bien juntos. Separarnos es absurdo, pero es usted quien da las órdenes.

Reposa un brazo sobre el respaldo de su asiento mientras cruzaba las piernas.

—Nosotros tenemos que cumplir a contrarreloj. Esos hijoputas robasandías no. Y con el debido respeto, señor... Ese —dice mirando de soslayo a Acid. —Ese larga lo suficiente como para ser una mosca cojonera que atraiga mucha atención del adversario. Écheselo de comer a esos cabrones. Si lo revientan, una carga menos. Y si revienta a alguno, sabremos que no es pura fachada.

>> Sea como sea, todos ganamos.

Aponi dedica una mirada incrédula a Epsi cuando este declara que su condición de objeto inanimado le hace candidato ideal al puesto de escolta personal del VIP.

—Epsilon —Aponi solo le llama Epsilon cuando algo que el androide ha dicho la enoja de verdad. —No eres prescindible, idiota. Tampoco eres un robot de combate. ¡Ni siquiera tienes chapa suficiente para escudar a nadie!

Ni siquiera tengo tiempo de contestar eso que dice la Eris, de que si sabemos que las sandías son comida. ¿Se ha creído que somos gilipollas y ella es la única listilla aquí? Pero antes de siquiera poder mirarla, me veo al alienígena desequilibrado encaramado sobre los hombros y asomándose por encima de mi cabeza para mirarme a solo centímetros.

—¡Pero qué cojo…! —Ni siquiera soy capaz de terminar esta frase cuando escucho todo aquello—. ¡Mariconadas las justas, colega!

Antes de conseguir quitarme al loco de encima con una llave, ya se ha bajado con una agilidad que me flipa y habla y habla y habla. Este cabrón no para de hablar, coño. Sin embargo, de pronto entiendo qué mierdas está diciendo el pirado. Este cabrón está actuando, quiere sumergirse tanto en esta mierda que incluso imagina que la puta sandía fuera un… ¿ha dicho amigo?

—Te estás flipando muy rápido. Tú y yo no somos ami… —Mierda, ¿por qué me mira de esa manera el hijoputa? Peor aún, ¿por qué me tendría que afectar? ¡Que le den por culo, joder! ¡Debería romperle la cara por gilipollas! ¡Puto alien!—. Mira, chaval, no me toques los cojones, ¿vale?

Hombre, a ver si se cree que soy un marica. ¡No te jode! Escucho a Huxley y asiento con la cabeza dando mi aprobación. Coño, tampoco iba a esperar el cabrón que le haga un saludo marcial, ¿no? No, no se me ocurre nada mejor que reventar al subnormal de Whataperry, pero tampoco hace falta expresarlo en voz alta.

Pero ya está la zorra de Aponi dando por culo. Escúchala hablar, toda perfecta, con frases largas, palabras pijas y toda esa mierda. Gilipollas. Cuando me mira de soslayo ofreciéndome como cebo aprieto los puños; será puta. Que le den por el culo, se debe creer que soy marica o algo.

—Mira, zorra —le respondo—, si crees que este tiene miedo o algo así, te equivocas. Dejad a este solo con ellos, me la trae floja, ¿entiendes? A mierdecillas como Whataperry y sus mariconas yo me los como para abrir el apetito. Dadme un Quicksilver 'Ardwolf y los reviento. Eh —Miro a Drevlin al decir esto—, y rescato a Pepita, por mis santos cojones que la rescato, coño. ¿Me entiendes, Sexy Madafaka? Esta misión ya tiene tres objetivos: escoltar al VIP, encular a las Mariconas de Whataperry y rescatar a Pepita. Dejadme a mí a las Mariconas y a Pepita, encargaos vosotros de escoltar al VIP. Me cago en mi puta madre, los reviento joder.

Si Acid esperaba una respuesta de Aponi, la obtiene en forma de media sonrisa vulpina. Podría decirse que la reacción del artillero es exactamente la que la oficial tecnomédico quería provocar. El resorte en Acid es muy fácil de detectar y aún más sencillo de activar.

—Claro que sí, nene. Tú no tienes miedo de nada —dice, imperturbable como un muro de hielo, manteniendo su mirada rasgada en Acid, como un impávido forense a punto de viviseccionar a un ratón en su laboratorio.

—Por si no te has dado cuenta, ha eludido tu pregunta —añade, mirando a Drevlin.

Por toda respuesta, el funkotroniano parpadea.

Otra vez ese entrechocar de unas claves.

Aponi acentúa su sonrisa.

No necesita añadir nada más para que Acid sepa sin mácula de duda que esa mujer, de alguna forma, sabe jugar con la mente.

De alguna forma, parece que tienen un... ¿plan?

Sea como sea, nuestros aventureros espaciales se enfrentan a la que será una constante en su vida: hacer frente a lo Desconocido. Y GANAR.

Huxley y sus muchachos se equipan los cascos de Realidad Aumentada al tiempo que Epsi se conecta al puerto correspondiente en el pupitre.

El resto, es pura fantasía virtual.

Dentro, intro.

Os veis transportados a una dimensión alternativa en la que habéis viajado a un remoto pasado en dos dimensiones en retropíxel en el que la Humanidad bordeaba la Primera Gran Extinción.

El año es 2145.

El lugar, Punk City, una ciudad sin ley perdida en algún lugar de América del Norte en el planeta que vio nacer a los primeros humanos: la Tierra.

Las naciones han colapsado y emergen las primeras Megacorporaciones con sus contratos esclavistas. El horizonte se dibuja como una anodina jungla de asfalto y neón en la que la contaminación encapota el cielo, un cielo del que llueve muerte ácida. Vuestros ojos se posan en un zepelín que desafía las leyes de la gravedad portando el luminoso de la Mega que domina esta realidad virtual, ProTECHtor. 

Estáis reunidos en lo que parece el callejón que conecta con la entrada a un templo de culto del antiguo siglo XXI: se trata de un cine, el Royale. Desaparecieron tras varias épocas de pandemia, coincidiendo con el auge del streaming de la Megacorporación Netflix. Volvieron a pegar fuerte unos milenios después con las holopelículas interactivas, porque, en el fondo, a toda especie de la galaxia le gusta una buena historia en la que sentirse el protagonista.

El Royale tiene sobre la marquesina la promoción de su última película:

Mátalos suavemente tostaditos y crujientes.

Algún imbécil ha tenido a bien tachar parte del título y grafitear alguna estúpida ocurrencia.

La brisa nocturna arrastra consigo rastros de cenizas y el inconfundible hedor de la carne pasada al horno. El póster de la película de marras revolotea en el aire hasta enroscarse en la pierna sintética de Epsi. En él puede verse a una aterrorizada jovencita de turgentes pechos gritando desaforada mientras corre por un callejón perseguida por un loco con un lanzallamas que grita en un bocadillo: YOU ARE FIRED, BABY!

En aquellos tiempos sí sabían hacer carteles de cine.

La puerta doble del Royale está cerrada a cal y canto. Y sin vehículo a la vista por el momento, algo os hace temer que vais a tener que atravesar este mapeado 2D escoltando a vuestro protegido hasta el punto de control a pie a través del interior del Royale.

Comprobáis que todos vuestros avatares -una extensión de vosotros mismos en la Realidad Aumentada- están equipados de serie con una pistola AWIP. Si queréis un armamento mejor, Tharkan quiere que exploréis la zona y lidiéis con los peligros que acechan a lo largo de esta simulación. Lógicamente, explorar supone exponer al VIP. No hay un camino fácil hacia la victoria. Nunca lo hay.

Y hablando del VIP... ¿Dónde está el VIP?

—Doctor Zoidberg. Apotecario.

La borboteante voz proviene de vuestra espalda. Emerge de un alienígena quitinoso con pseudópodos por mostacho.

—¿Son ustedes mis nuevos amigos, blblblblblbl? —pregunta, sacudiendo sus tentáculos faciales nerviosamente mientras se os aproxima con un andar bamboleante, parecido al de un cangrejo de dos patas.

—Miren, me han dado una chapita y todo —indica muy satisfecho golpeándose una pequeña presea en la solapa de su bata blanca con una poderosa pinza.

—¿Somos parte de algún club secreto? —inquiere llevando sus pinzas a la espalda, sus ojos muy abiertos posados en Huxley. —¿Regalan comida porrr algún casualll?

—Mierda. Estamos jodidos.

Se vió conmovido y confundido pero últimamente iluminado, realizado quizá por las palabras del Capitán, y de Drevlin, sin más ni menos. Su propio estado pudo considerarse un "ensimismamiento humano" lo cual simultáneamente le hacía sentir orgullo personal como a su vez parecerle exagerado, era extraño, siempre lo era. Así, consideró que lo mejor era comenzar la batalla y ponerse en punto.

Por lo demás, y sobrepasado por la rapidez de todos, sobretodo de Drevlin que era exagerado, pero agradable aún en su necesidad de ir a 200x, asintió a las palabras de Tala, ella y él trabajarían juntos, más normalmente en defensa en pro de darle a los demás las opciones de soporte y de contra-ofensa, el cómo se dividirían estos trabajos era tema personal, últimamente.

Un equivalente a "tragar" existió en él cuando Tala le dijo por su nombre sin números. Si pudiese temblar y sudar, también lo habría hecho, sus ojos parpadearon ligeramente en su habitual luz, la tecnomédico sabía bien esas reacciones, ella lo reparaba después de todo. Asintió con su neoplastimetálica cabeza levemente.

- Si, señora, Epsilon entiende, pero Epsilon no siente dolor y... -No, no era un robot de combate realmente, incluso con sus propulsores de energía que eran más bien ausencias en su chasis robótico, un pequeño "fallo" que aprovechaba ocasionalmente pero nunca del todo por su apego a las leyes robóticas.- Epsilon-091 puede asistir de todos modos, protegerá a Tala y al V.I.P., asistirá en la misión.

Miró a todos al decir eso, ya era hora.

Al adentrarse en la simulación pudo ver como un trozo de papel se pegaba a él y lo levantó, mirándolo con curiosidad. Era una imagen... Interesante. "Humanos... Nunca dejan de sorprendera Epsilon-091". Por otra parte, que disponía de un arma, fuera de los agujeros por donde arrojaba energía residual, no estaba mal y serviría aún si fuese a servir como "placa" o unidad de defensa, andar con cuidado al decir tal o cual frente a Tala. "Notado, Epsilon-091 confirma".

No dijo mucho más si bien al observar al V.I.P., parpadeó, o sea, sus luces de ojos lo hicieron y con ello, pensó en algo. Sus alrededor de seis a doce filamentos extensibles salieron para trabajar, miró a Tala, ella seguramente sabría, podían trabajar como una unidad prácticamente.

- Asistencia preparada, Epsilon-091 aguarda órdenes.

Tal vez asustaría al escoltado pero podría servir.

Un cine. Cojonudo. Aquello empezaba bien. La relación de Huxley con el cine era casi tan estrecha como la que tenía con la horticultura, y los juegos de tablero, y el Slurm, y las antiguallas tecnológicas, y un montón de cosas más.

Ciertamente, Huxley era un vehemente aficionado a un sinfín de actividades que, si bien podían parecer infructuosas, de una u otra manera el avezado Capitán conseguía introducir como parte del trabajo, de una manera o de otra, en su día a día y en el de su tripulación.

Así, el concurso de cocina quinquenal era entrenamiento con armas no letales, la Jam Session de los jueves era en realidad, adaptación sensorial-digital-creativa de la tropa, el paintball realidad virtual realista, y la cata de cervezas de importación, bueno, eso eran horas extra.

Huxley era de otra época.

Hablando de una forma literal.

El caso es que Huxley era un apasionado del cine, especialmente de las series y películas terráqueas del triglo 7, y encontrarse con aquel escenario le hizo sentir primero confiado.

Después todo lo contrario.

La aplicación de la psicología inversa a la equis era otra de las costumbres del Capitán Huxley, que conociendo los retorcidos métodos de aquel maldito asiático maniático con nombre de playa, se hallaba inmerso en un cálculo infinito de posibilidades y desconfianza. ¿Querría acaso hacerles sentir cómodos?

- Muchachos, a partir de ahora no bajen la guardia, formación de protección y esperemos al... ¿A qué cojones huele, soldado?

—Doctor Zoidberg. Apotecario.
 

No necesito un espejo para saber que me brillan los ojos al escuchar a Tala preguntarme si soy rápida. Le dedico una sonrisilla ladeada, llena de suficiencia.

—¿Te gusta correr? Porque entonces estás en el equipo correcto. 

Suponiendo que nos den acceso a un vehículo, claro. Mimimi. Como si alguna vez hubiera pedido permiso para pillar una nave. Si no nos dan acceso, ya nos lo daremos nosotros. 

Me pongo el casco, todavía con esa sonrisa enganchada en los labios. Una sonrisa de listilla temeraria, sí. Es lo que tiene el «modo piloto», qué voy a decir. 

Y el siguiente parpadeo ya lo doy dentro de la simulación. Un mundo plano, pixelado, arcaico de la hostia. Un cine. Cenizas. Un olorcillo desagradable. Este mundo colmena es una castaña por ahora. Arrugo la nariz y miro alrededor, haciéndome a la situación a toda marcha. 

—Oye, qué peste, ¿no? 

Mis ojos caen sobre el bicho —¿el VIP?— y lo miro de arriba a abajo. Joder, un puto bicho retrasado, eso tenemos que custodiar. Es una mierda, porque a un tipo listo le puedes decir «Estate quieto, no hagas gilipolleces» y si es listo de verdad, te hará caso, porque para eso tú lo estás escoltando y sabes más. Pero a un bicho retrasado le dices eso y lo mismo se cuelga del techo mientras hace «Wiiiiiiiiiiiiiiii». No, joder, es que son impredecibles. Menos mal que no le hemos dado el Rocket-Pack. A saber dónde habría acabado. 

Ni me molesto en saludarle, que se encargue el alien bailongo. Yo me giro hacia Huxley y espero instrucciones en silencio. 

Al menos durante tres segundos.

—Bueno, capi. ¿Cuál es el plan?

Drevlin se quedó embobado contemplando el cine, emulando la pose de Huxley justo a su lado.

—Aaaaaah... Me encanta el olor a taquillazo por la mañana, Cap —dijo el funkotroniano poniendo una mueca digna de un pilluelo depauperado a la espera de que su Capitán captase la sutil referencia cinematográfica incluida. En su corazón latía la intuición de que este era lo que Drev denominaba un Capi Colega. Vaya, un tío de FRUTA MADRE^TM. Literalmente, atendiendo a su pasado hortofrutícola, oiga.

Drevlin era un amante no confeso de toda la cultura pop humana y tenía el Máster en Cultura Alienígena con la especialidad en Humanos. No por nada había sido seleccionado por el GOE para su misión. Sabía recitar de memoria los años de los anillos cosechados por Los Ángeles Lakers, cantar todos los temazos rompepistas de Michael Jackson o reproducir los one-liners de Clint Eastwood en toda la saga de Harry El Poco Higiénico¹. A ver si os habéis creído que DrevCOOL era un parguelas. O parguelish, Drev dixit.

En cuanto Nova dijo que había un tufillo revoloteando por el éter, Drevlin, que no le había quitado ojazo de encima desde su presentación, alcanzó a apuntar.

—Huele a perrito caliente, ¿verdad? —dijo, mostrándole los dientes. Al parecer, el funkotroniano no había escuchado hablar de las sonrisas moderadas.

Y lo cierto es que el funkotroniano creyó notar un inquietante, incluso alucinógeno regusto a soja solidificada en el ambiente...

Luego apareció el VIP, el Dr. Zoidberg. Aponi y Epsi empezaron a hacerle un reconocimiento médico antes de colocarle el chaleco salvaVIPS.

—Eh, doc. ¿Usted votó por Cthulhu en las últimas elecciones? —saludó muy amistoso Drev palmeando la pinza de Zoidberg para luego emitir un chiflido.

—Psssssssssssssss.

Zoidberg, visiblemente abrumado por los agasajos, chasqueó sus pinzas.

—Oh, Cthulhu... ¡Qué glorioso líderrrr! ¡Ha prometido una pensión de anchoas para el pueblo liblblblblble! Oiga, oiga, que me está haciendo cosquillas —dijo a Epsi mientras su muy-multi-herramienta sondeaban al doctor.

—Doctora, ¿es esta inspección enteramente necesariablblbl? Soy un muchachito muy lozano, se lo aseguro —dice sonriendo (???) zalamero a Aponi. —¿Le he dicho por casualidad que soy médico? Solo pierdo a doce de cada diez pacientes. La estadística avanzada me avablblblbla. Y además, tengo esta batita, el orgullo de mi vidblblblblbla.

Aponi arquea una ceja ante las palabras de Zoidberg, pero no le contesta. La oficial tecnomédico combina sus esfuerzos con Epsilon para escanear la biología del VIP, protocolo estándar cuando se ha de proteger a un alienígena.

—Capitán, las lecturas arrojan información interesante. El VIP presenta una morfología similar a la de un crustáceo. Está revestido por un resistente exoesqueleto de quitina. Y, de algún modo, parece... mudable. Al menos eso sugiere una rendija ubicada en su espalda que reza... Eh... ¿Acceda al interior de su nueva Vivienda de Protección Oficial...?

Aponi sacude la cabeza confundida.

—Hay algo más. Su estómago parece ser capaz de digerir... cualquier cosa...

Aponi dedica una mirada asqueada a Zoidberg para luego volcar su atención en una lectura que capta el detector de metales.

—¡Mierda! 

La tecnomédica frunce el ceño, fulminando con la mirada a Zoidberg.

—Se ha tragado un localizador de posición, Capitán.

Un suspensivo silencio se instala en el ambiente.

Los ojos de Zoidberg bailotean entre los presentes, tratando de entender qué pecado ha podido cometer.

—A mí no me mirblblblblblen. El hombrecillo que me vendió las alcaparras parecía muy amablblblblble —se excusa llevando las pinzas a su espalda.

La gula. El pecado capital del Dr. Zoidberg.

ProTECHtor. Su puta madre. Ya me están dando por culo. No, espera, dónde coño estoy. Estoy ¿plano y pixelado? ¿Pero qué puta mierda de simulación es esta?

Lo último que he escuchado antes de ponerme el casco es a la Eris diciendo que le gusta correr. Bien, nena, Spikey contento. Pero no, aquí no hay naves que pilotar y todo lo que tengo es una puta pistolita. Mierda.

—Huele a coño sucio y podrido, joder —digo, respondiendo a la ocurrencia estúpida de Drevpolla sobre los perritos calientes—. ¿Con qué mierda hacen los perritos calientes en tu planeta?

Y ahí está el origen de ese olor: el VIP. Una especie de cangrejo viscoso. Miro indiferente el análisis que le hacen el hombre de hojalata y la zorra de Aponi.

—No tendrá ahí dentro por casualidad un 'Ardwolf, ¿verdad? —digo mirando al asqueroso cangrejo con olor a coño revenido. Escupo a un costado y luego miro al cine. Sonrío con la cabeza ladeada al ver la corrección que le han hecho al título mientras saco un cigarrillo y me lo enciendo—. Seh, joder, mucho mejor. Tostaditos y crujientes.

Miro de nuevo al doctor y luego a Huxley.

—Eh, capi, metamos al alien ahí dentro. —Señalo con el mentón al doctor mientras entrecierro los ojos por el humo del cigarrillo—. Y que venga conmigo, nos metemos en la boca del lobo para crear un señuelo, vosotros os lleváis al VIP y lo metéis en una nave o alguna mierda así, turbo y a tomar por culo, nena, ¿me entendéis? Eh, Drevculo, ¿qué dices? ¿Recuperamos a Pepita? Seguro que por el camino encontramos un buen fusil de asalto para reventarlos. Con buena polla bien se jode.

Se me queda en la cara una sonrisilla ladeada mientras miro al alien.

Anteriormente en Space Quest:

—¿Te gusta correr? Porque entonces estás en el equipo correcto. 

- Muchachos, a partir de ahora no bajen la guardia, formación de protección y esperemos al... ¿A qué cojones huele, soldado?

—Huele a perrito caliente, ¿verdad?

—Mierda. Estamos jodidos.

—Eh, capi, metamos al alien ahí dentro. —Señalo con el mentón al doctor mientras entrecierro los ojos por el humo del cigarrillo—. Y que venga conmigo, nos metemos en la boca del lobo para crear un señuelo, vosotros os lleváis al VIP y lo metéis en una nave o alguna mierda así, turbo y a tomar por culo, nena, ¿me entendéis? Eh, Drevculo, ¿qué dices? ¿Recuperamos a Pepita? Seguro que por el camino encontramos un buen fusil de asalto para reventarlos. Con buena polla bien se jode.

- Asistencia preparada, Epsilon-091 aguarda órdenes.

***

- Muchachos, repartamos los papeles. Spike será el primer escolta. Irá con el señuelo. Atravesarán el cine buscando coberturas y en un avance lento. Tienen que atraer la atención del enemigo, por lo tanto deberán adoptar posiciones defensivas y tratar de ganar tiempo para el otro equipo, que buscará una segunda ruta. Sé que puede hacerlo, hijo. Demuéstreles de qué pasta está hecho.- Un animado Capitán Huxley hablaba confiado, en voz queda, mientras pedía con un gesto uno de sus cigarrillos virtuales a Acid. Quizá con el humo olería menos a salmonete rancio.

- Cadete Eris, será la segunda escolta. Irá con el VIP. Tiene que encontrar una ruta alternativa, y a ser posible un vehículo. Su misión es evitar al enemigo y llevar al VIP hasta el punto de extracción. Rápida y con instintos como un puto ligre nuclear ninja acojonante. Ni se van a enterar, coño. _{Deje de mirar al tío bueno del cartel del cine, soldado, ahora concéntrese en la misión.}

- Respecto al señuelo, yo mismo ocuparía ese puesto -la afición de Huxley por la interpretación no era ningún secreto, especialmente cuando incluía caracterización y vestuario adicional- aunque si preferís que sea el cadete Drevlin me parece cojonudo. Con su agilidad portentosa y su velocidad vertiginosa y funk, diablos, es el indicado para esta tarea.

- Aunque también había pensado en él como rastreador para  preceder a los equipos, buscando las rutas. No disponemos del dron de reconocimiento, pero tenemos un funkatrónico realmente rápido, muchachos. ¿Qué preferís vosotros?. Drev, colega, ¿qué me dices, señuelo o batidor?. Eres acojonante, chico. 

—¡Mierda! 

La tecnomédica frunce el ceño, fulminando con la mirada a Zoidberg.

—Se ha tragado un localizador de posición, Capitán.

- ¡Joder! Eso puede ser un coñazo. Cadete Epsilon, muchacho, ¿podemos hacer algo al respecto? ¿Anular la señal? O mejor, falsearla de alguna manera para enviarles a donde nosotros queramos que estén?. Es un soldado cojonudo, Epsilon, seguro que puede hacer algo. El plan depende de usted, chico. Si no solucionamos este asunto del transpondedor nos van a dar por el culo pero a base de bien, ¡demonios!. No hay tiempo, soldado, dígame, ¿Qué brillante idea cojonuda de genio de aleación de huevos de sabio tienes para nosotros?

—Huele a coño sucio y podrido, joder

Drevlin entorna sus ojazos y esboza una mueca suspicaz.

—Altamente descriptivo. Ugh. Asco superlativo.

¿Con qué mierda hacen los perritos calientes en tu planeta?

—Con perritos, claro. ¿Con qué si no? Saben a gominola de pistacho. Hmmmmmm... Riquitos.

Drevlin alza un dedo, como invitando a Acid a una reflexión.

—Pero no es carne o gelatina de pistacho lo que percibo en el ambiente, Eisid. 

Drev olfatea el aire, misterioso, insondable.

—Soja reconcentrada... He olido antes esta funesta fragancia... Pero... ¿Dónde? —musita, ascético.

—Eh, capi, metamos al alien ahí dentro. —Señalo con el mentón al doctor mientras entrecierro los ojos por el humo del cigarrillo—. Y que venga conmigo, nos metemos en la boca del lobo para crear un señuelo, vosotros os lleváis al VIP y lo metéis en una nave o alguna mierda así, turbo y a tomar por culo, nena, ¿me entendéis? Eh, Drevculo, ¿qué dices? ¿Recuperamos a Pepita? Seguro que por el camino encontramos un buen fusil de asalto para reventarlos. Con buena polla bien se jode.

Drevlin abre los ojos de par en par.

—SIGN ME IN, BROTHER —dice, ofreciendo la palma de su mano a Acid para efectuar un choque cósmico.

Entonces Huxley interviene:

- Respecto al señuelo, yo mismo ocuparía ese puesto -la afición de Huxley por la interpretación no era ningún secreto, especialmente cuando incluía caracterización y vestuario adicional- aunque si preferís que sea el cadete Drevlin me parece cojonudo. Con su agilidad portentosa y su velocidad vertiginosa y funk, diablos, es el indicado para esta tarea.

- Aunque también había pensado en él como rastreador para  preceder a los equipos, buscando las rutas. No disponemos del dron de reconocimiento, pero tenemos un funkatrónico realmente rápido, muchachos. ¿Qué preferís vosotros?. Drev, colega, ¿qué me dices, señuelo o batidor?. Eres acojonante, chico. 

Drevlin piensa a gran velocidad. Es un espectáculo para el que los Space Cowboys no están preparados. Aún.

—Localizador de posición. Drevlin es el operativo más veloz. Eisid es el tirador más capaz. Dr. Zoidberg. Decapod-10. Morfología presenta una característica singular. Caparazón quitinoso. Removible. Hmmmm. ¿Cirujía de extracción? Riesgos razonables. Aponi y Epsi. Operativos más efectivos para tal cometido. Dos equipos. Alfa: Drev y Eisid. Eisid y Drev. Tango y Cash. Cash y Tango —Drevlin se detiene un momento. Mira a Acid intensamente. Sonríe. Una Buddy Smile en toda regla. Vuelve a pensar en voz alta. —Drevlin hace de blanco móvil distrayendo al Equipo Rojo. Eisid ofrece cobertura. Equipo Bravo: Capi y Eris escoltan al Dr. Zoidberg hacia el Punto de Extracción. Epsi puede emplear la Multitool para detectar un vehículo utilitario por la Zona de Combate. Eris es la mejor operativa con vehículos. Victoria asegurada en un 85% de posibilidades. Huxley wins. Cachoperry loses. Dentro Kool & The Gang. Ceeeeeeee-le-braaaaaa-tiooon. C'MON! Tururú-tu-tu-turú.

Drevlin sacude la cabeza por un instante.

—Cap, seré su señuelo señor —dice con rotundidad.

Luego lanza una miradita cómplice a Acid.

—Eisid me cubre las espaldas —remata alzando el pulgar a su compañero.

—Capitán —intercede una pensativa Aponi. —Tiene razón. Mientras el VIP conserve el localizador, sabrán dónde encontrarle. Tenemos que quitárselo. Ya. Y solo se me ocurre una manera —dice entornando la mirada al tiempo que analiza al Dr. Zoidberg por el mejor punto por el que realizar una pequeña incisión con su bisturí láser.

—Epsi... prepárate para operar.

Zoidberg dedica una mirada lánguida a Aponi.

—¿Puedo saber para qué es ese fascinante juguetito? No lo he visto en mi viblblblblblda.

Lo que yo decía: tenemos que escoltar a un bicho retrasado. De esos que antes de empezar la misión ya se han comido un puto localizador. Hay que joderse. Resoplo por lo bajo, con la mirada en el capitán, pero cuando surge la idea de operar, me giro hacia la tecnomédica. 

—¿Se lo podéis quitar y que siga funcionando? Porque entonces se lo podríamos poner a Drev y reforzar la idea del señuelo. O se lo ponemos a ese —«ese» es Spike, claro—, y que lo persigan todos a él. —Una sonrisa afilada—. No perdemos mucho si le dan.

Mis ojos se mueven hacia el cine. Necesitamos algo, algún recipiente dónde meter al bicho cuando le quitemos la carcasa. Va a tocar mangar cosas, además de la nave. Si es que se puede llamar mangar si lo pillas en una realidad virtual. Yo creo que no, más bien es… utilizar los recursos del entorno. Suena mucho mejor. 

—Mientras lo operáis, podemos entrar ahí a buscar algo para meter al VIP. Una funda de saxofón, un cubo de palomitas, una caja registradora, yo qué sé. Alguna mierda debe haber que podamos usar.

Saco mi AWIP —de color Tormenta Roja, por supuesto— y enarco una ceja al verla en 2D. Luego miro al capi y no se puede decir que me cuadre, pero algo sí que enderezo la espalda cuando le hablo a él.

—¿Permiso para ir a echar un ojo, señor? ¿Alguien viene conmigo?