Partida Rol por web

El plan del equipo Huxley se vino abajo desde el mismo instante que comenzó, con la entrada de Nova y el Capitán en la sala de cine.

Este sería el último momento digno para ellos.

La potencia de fuego a la que hacían frente no podría neutralizarse con sus armas reglamentarias básicas, hecho del que Spike y Epsi se percataron más tarde que pronto, tras una entrada a lo Leroy Jenkins de manual.

Ahora el cabronazo jefe-soja mamón se disponía a hacerles picadillo con sus armas virtuales y cruentas.

Mensaje al grupo. Speiss K.O.B.Boys&Grrrls.

—Capi, avanzad. Debe haber una puerta de emergencia o algo similar a la derecha de la pantalla. Digo, de la sala de cine. ¡Es como un retrojuego! ¡Simplemente, avanzad hacia la derecha a toda velocidad!

Ese alien cojonudo y streamer vacilón de Drev entró en el cine, dándoles la opción para intentarlo a la desesperada. 

—Joder, que tiene razón. ¡Hay una puerta! ¡Capi! ¡Órdenes! —exclamo, mirando a Hux de reojo—. ¿Salimos o rematamos? 

Estaba claro que a tiros no era la manera de librarse de Tofu Banzai, así que la sugerencia de Drev era la más sensata.

- ¡Corre, Eris, corre! - Huxley se preparó para dar cobertura a Nova y facilitar su carrera, y tras un par de segundos iría él, en busca de la puerta al fondo a la derecha, tras la cual lo mismo podría haber una letrina que cualquier otra estrafalaria invención de Miyazaki, que mamón era un poquito.

Un poquito bastante.
 

Cuando tu Capitán te dice:

¡CORRE, ERIS, CORRE!

En tu cabeza solo hay espacio para THE DAMNED:

¿Sabéis lo que le hacen los rayos de partículas de una AWIP a la servoarmadura de combate de Tofu Banzai?

¿Cómo dices, muchachito? Sí, tú, tú. Vamos, no seas tímido. ¡Levántate y dilo en voz alta!

¡Eso es! ¡UNA CHUSTAAAAAA! ¡BIEEEEEEEEEEN!

Pero claro, eso no quita que ese entrometido de Acid Spike -que disparar sabe un rato, oiga- le acierte de lleno al congelador portátil -en teoría, blindado- que el tofu mutante lleva a la espalda, dañando en parte sus sistemas de preservación en un medio hostil como Punk City, la ciudad sobre la que cae lluvia ácida veintisiete horas al día. Miyazaki lo ha vuelto a hacer: ¡Su Final Boss tiene un horripilante bug de estreno!

Por supuesto, eso no sienta nada bien a un enfurecido Tofu Banzai, al que ahora se le ha pegado una lapa mecánica llamada Epsilon 091 con un total desapego por su soporte vital. Ponga un androide suicida en su vida y contágiese por el espíritu de la comedia. 

Nova y Huxley analizan la situación y hacen como que disparan...

*¡PAÑUM-PAÑUM!*

...Y por suerte solo hay que lamentar daños a la mampostería del viejo Royale. Luego huyen por la salida de emergencia, que las represalias las carga el tofu asesino. ¡Y vaya que si las carga! Emulando a Mifune-sama, Tofu Banzai le enseña a Epsi cómo pelea un auténtico Street Fighter...

*WAAAAAAAA-SAAAAAAAH! ¡SSSSSSSLAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSHHHHHHH!*

Eso ha sonado a finito, finito. ¡Y menudo combo de katana de energía se lleva el maltrecho Epsi! ¡A este paso va a acabar peor que el agente Murphy! ¡Allá va un brazo! ¡Y ahí una pierna! Suerte que eso que salpica por todas partes es aceite de engrasar, ¿verdad? [*]

La cosa se está poniendo tensa con Epsi desparramado por el suelo hecho fascículos y el VIP a la entrada del cine devorando palomitas sin ton ni son. El escuadrón se ha resquebrajado y no parece que Acid y Drev tengan potencia de fuego suficiente para hacer frente al tofu legendario.

Y entonces, en mitad de este sindiós...

MISIL CAZADOR ASESINO DETECTADO.

[CAÑA A LOS ALTAVOCES desde el minuto 2:10]

Resuenan las aspas de una vetusta máquina de guerra americana.

El Capitán Whataperry revienta la gran pantalla en mil pedazos haciendo su entrada triunfal con un helicóptero Apache, sepultando a Tokio Banzai bajo una cortina de polvo y ladrillo tras lanzar tremendo misilazo contra el Royale, desintegrando en el proceso la pantalla que proyectaba esa obra de culto denominada Los bastardos de Jimmy.

—¿¡QUÉ TE PARECE MI VENTAJA TÁCTICA, HUXLEEEY-BOOOOOOOOY!? —grita a través de un megáfono riendo alocadamente mientras se rasca la entrepierna, algo tensa dada la talla extraprieta de su mono rojo. —¡BOOOOOB! —exclama mirando muy de cerca a su Número Uno, un androide de carcasa Negro Eclipse^TM.

Entrañable B.O.B.

—¿Sí, *Bip* Su Maleficencia?

—¡DESATA SOBRE ESOS PRINGAOS UNA TORMENTA DE MIERDA!

—¿Habla en sentido *Bip* literal, Su Perversidad?

Whataperry considera las alternativas.

—No me seas guarrindongo, Bob.

—Roger, roger.

¡El Apache escupe entonces una andanada de LUZ, FUEEE-GO, DES-TRUC-CI-ÓN sobre nuestros sufridos héroes!

*¡FSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!*

Una de las múltiples balas que se pierden como lágrimas en la lluvia al salir regurgitadas por las ametralladores del Apache alcanza a Tala en un tobillo.

—¡AAAAAAH! ¡JO-DER! —La tecnomédica gruñe de dolor cayendo al suelo como un peso muerto. Lo peor de ser alcanzada por un proyectil catalogado como obsoleto en la mitad del sector Delta Green es que los protocolos de tratamiento médico deben retroceder milenios en el tiempo.

Aponi no permite que el dolor la bloquee. Usa su AWIP para tejer un escudo de nanopantallas a su alrededor y agarra al Dr. Zoidberg.

—Deje las jodidas palomitas ahora mismo o le mato aquí y ahora, coño —sisea lanzando una mirada homicida al langostino parlante.

Zoidberg se retira un copito de maíz de su pseudópodo mostacho.

Aponi calibra sus opciones. No están lejos de Drevlin y Acid, pero ella no va a poder correr.

—Dios mío, esto me recuerda a la batalla de Gambón Treblblblblblce. Oh, funesto conflicto fratricida —se lamenta Zoidberg.

—A mí esto me recuerda a Normandía —dice un funesta Aponi apretando los dientes. —Toca reptar como putas serpientes, doctor. Agáchese y...

La tecnomédica no puede dar crédito.

¡Ese Zoidberg sabe moverse!

Arrastrándose alcanza los restos aún operativos de Epsilon.

—Pedazo de chatarra estúpida... ¿¡Qué diablos crees que estás haciendo!? ¡Eres un jodido droide de apoyo, no un puto Jaeger! ¡Salvas gente en la enfermería! ¡Conmigo! ¿¡Desde cuando te crees un puto pistolero!? ¡Cuando acabemos esta puta misión voy a revisar tu CPU y tu unidad de análisis lógico! —le dice muy enojada mientras le suelta un puñetazo. —Joder, vaya dos. Míranos. No podemos ni andar...

Y entonces, Aponi ve una sombra cornuda cernirse sobre ella.

Rebobinemos unos segundos antes.

En mitad del caos bélico, un funkotroniano distingue a un amigo para toda la vida.

—Eh, Eisid —dice, muy sonriente. —Volviste a por Drev. 

Drevlin alza un largo pulgar en señal de aprobación.

—Tú eres mi colega. YAAAASSSSSS.

Luego aparece Whataperry, explota medio Royale, Los Bastardos de Jimmy termina inconclusa, Huxley dice su épico CORRE, ERIS, CORRE; llueven toneladas de balas a ultrareacción, Aponi grita de dolor a su espalda, Epsi está hecho unos zorros y el Dr. Zoidberg, ese langostino valiente, huye atropelladamente hacia la puerta de salida con su vida en serio peligro mortal.

Drevlin comprueba que tanto él como Acid están intactos tras la andanada de destrucción que vomitan las ametralladoras del Apache y detecta ese dulce y singular *Chic-Chic* que denota un cargador vacío.

—¡Eisid! ¡Es ahora o nunca, bro! ¡Tenemos que sacar al Dr. Z, a Tala y a Miyagi Epsi de aquí! ¡Sígueme!

El funkotroniano tarda un parpadeo en aparecer al otro lado de la sala -¿Se ha teletransportado?- y trata de coger los restos de Epsi en sus flacuchos brazos.

—¡Ñeeeeeh! ¡Eisid! ¡No puedo con todos! ¡Necesito a un viril machote como tú aquí! SHOW ME YOUR BICEPS, BABY!

¡Las ametralladoras del Apache están recargando!

¡NO TARDARÁN EN ANIQUILAR TODO A SU PASO!

¡CORRE, EISID! ¡CORRE!

¡Me cago en su puta madreeeeeeeee! Nos quieren joder, lo sabía, nos quieren joder. Ya no me cabe duda: Whataperry se la come a Tharkan; y a bocados, joder, a putos bocados. Maldito goloso. Este escenario está pensado para darnos por culo con un bate de béisbol y sin vaselina, ¿me entiendes? Bum-ka-boom, baby, por todas partes, pero no las he provocado yo estas putas explosiones, me cago en su puta madre. ME CAGO EN SU PUTA MADRE, JODER.

—No te hagas ilusiones, cabronazo —le digo a Drev cuando me hace un gesto de colegueo.

En apenas cuestión de segundos todo se va a la mierda, a la puta mierda, y creo que he esquivado las balas de esa ametralladora de milagro, mi puta suerte, ¿sabes? Hace falta un poco de esa para sobrevivir, joder, en Ypsilon-5 puedes ser el tío más acojonante del mundo, el puto amo, pero ¿sabes lo que dura un puto amo sin suerte allí? Que se lo pregunten al cabrón de McFlordie o, mejor, a los restos de McFlordie que quedaron flotando en ese vertedero que algunos llaman el Riachuelo.

La cabrona de Aponi ha tenido menos suerte. ¿Qué te puedo decir? Que se joda. Pero el grito de Drev me saca la sonrisilla de la cara. Hay que correr, hay que sacarlos de ahí. Mientras corro, antes de agarrar a nadie, miro al puto droide. BOB: Bob es nombre de soplapollas, de retrasado mental. Joder, Bob. *Mirilla virtual, activada*. Joder, Bob. Toma esta, Bob. Tú tan Bob, yo tan Acid.

—¡Eh, soplapollas metálico! ¡Come polla ácida!

Y, tras decir esto, le disparo con la AWIP. Luego, ya sí, miro a Aponi, a Epsilon y al VIP.

—Sólo podemos con uno, Drev, sólo con uno. El droide está hecho mierda, ya no se puede hacer nada. Aponi… oh, lo siento, nena, qué pena que ese culito tenga que quedarse atrás, pero ya sabes, lo importante es la misión —le digo mientras le tiro un beso desde lejos con un guiño—. Debemos salvar al VIP, Drev. Esto es la puta guerra, no hay lugar para sentimentalismos y culos esculturales.

¿La puuuta, cojones! 

Aquel lugar era el infierno. Uno privado, calentito, con aromatrón, software de Jefazos y...

¿Esa puta mierda es pladur?

Joder, muchacho, si algún día te da por hacerte una choza mega-cojonuda para ir a darles un merecido descanso a esas pelotas de hormigón de élite acojonantes y cansadas después de ser un soldado de pelotas de lo bueno lo mejor... ¿Qué estaba diciendo, coño?... Eso, chico, si te haces una casa, cojones, no te la hagas de pladur, me cago en todo. Un soldado cojonudo huye del yeso y del papel. Un hombre quiere madera, quiere titanio, quiere puto mithril, joder. ¿Pero pladur? Eso es para nenazas, coño.

La pared del cine, convertida completamente es una lluvia de fragmentos emulados de materiales de construcción barato, formaba una densa nube a través de la cual cientos de balas del calibre treinta buscaban los culos de Los Acojonantes de Huxley.
Los que no se habían ido al guano, claro.

Por fortuna, Nova seguía entera, y el cariacontecido capitán. Ahí atrás las cosas estaban algo más feas.

Consiguieron atravesar la pequeña puerta de emergencia mientras todo se hacía añicos detrás, a lo where is my mind.

Pero la peli no acababa.

Más bien acababa de empezar.

- Cadete Eris, novedades, ¿esa pierna?... Vamos, cojones, la última palabra no está dicha. Tiene pelotas, soldado, luego nos fumaremos un puro. Ahora, activemos los escudos de nuestras AWIP y echemos un vistazo. ¿Estamos a tope, hija?

El infierno en mi cabeza, que estalla con cada disparo, con cada explosión, con cada grito. El infierno en mi pierna, en la herida que arde con cada movimiento. Puto tofu de los cojones. Y el infierno a nuestro alrededor, cascotes volando, balas surcando el aire. El plan estallando antes de haberlo puesto en marcha. Y el capullo de Whataperry siendo un supercapullo nivel infernal. Pero la voz del capi se abre paso por encima del infierno tripe y cuando tu superior te grita que corras, joder, pues toca correr. 

Aprieto los dientes para aguantarme el dolor y corro tras él, esquivando todas las mierdas que vuelan en el cine que se cae a pedazos. Esto es como pilotar mientras el gilipollas de la vaina de al lado te va tirando mierdas explosivas. Lo he hecho miles de veces, solo que ahora me toca usar las piernas. Me falla un par de veces la que se ha llevado el tiro, pero aguanto, con el objetivo enfocado. Toca correr, sí, hacia la jodida puerta del lado derecho de la pantalla, que atravieso como si me fuera la vida en ello. La virtual, al menos. 

—Me cago en todo, joder. 

Y lo peor de todo: me tengo que aguantar las ganas de darle una patada a la pared porque me duele la puta pierna. Pero espera, que el capi quiere volver atrás. 

—Estoy bien, cojonuda. La pierna solo es un rasguño —aseguro.

No me lo creo ni yo, que está saliendo sangre del agujero, pero mantengo el tipo porque de donde yo vengo mostrar debilidad es el puto peor error que puedes cometer. Activo el escudo del AWIP y miro alrededor.

—¿Quiere volver atrás, señor? Drevlin dijo que no se podía retroceder, que siempre hacia la derecha. No estoy segura de que podamos volver, pero si quiere lo intentamos. O sujetamos la pue~… Espere… ¿Qué mierda es eso…?

Eso es lo que me pregunto, mientras me acerco a lo que acabo de encontrar. ¿Será una nave super molona? ¿Será un bazooka láser sideral? ¿Será un pájaro, un avión?

¿Qué mierda es eso?

¿Volver atrás, dice? Cadete Eris, qué cosas tiene,joder, volver atrás nunca,soldado, a no ser que sea por el pan. Ah, hija, el pan de mi planeta, aquél era un pan en condiciones,con su currusco, su miga ... Cojones, soldado,un pan de canteros es un pan de canteros, y no la mierda de plastigalletas que comemos ahora. Coño, qué iba diciendo...eso, para adelante,cadete, al lío.Es usted cojonuda 

No estaba triste, no sentía dolor pero no era eso.

Aún siendo la literal chatarra de este equipo, aún sin haber hecho nada de valor había cumplido su promesa con esa pequeña niña, la que le dió su otro trozo de humanidad aparte de Tala misma.

- ¡Tiene que hacer muchas cosas, señor robot! ¡Vaya y vea cosas!

Al escuchar a su hermana mayor respondió, dañado.

- Epsilon, tonto. Epsilon... Quiso experimentar, hacer cosas, ver cosas. Ayudar, fallido, claramente.

"Parpadeó" con sus ojos brillosos ahora lo contrario a antes, no solo amarillos sino debilitados en fulgor, como indicando inminente apagón de funciones, su batería al mínimo.

- Epsilon... Aceptará castigo y reprimenda, pero antes...

Pero antes Epsilon-091 hace un último par de cosas, incluso si lo dejan atrás o no.

Usando su multiherramienta le desliza el detector de V.I.P. que llevaba consigo a Tofu, que estaba tan enfocado en destriparlo, precisamente mientras pretendía estar convalesciente.

Y lo segundo es, con el brazo que le quedaba, tomar la pistola con la que vino equipado y apuntarlo. Sus ojos tornaron rojos, completos, por un segundo. Notó de reojo al otro droide, pero era algo ajeno de momento.

- Sayonara, Epsilon-091 dice en el idioma "japonés" de los viejos Terranos.

Y disparó.

Me encanta el olor a DRAMA por la mañana.

*Consulta su reloj*

¿¡Pero cómo es tan tarde ya!? ¿Quién se ha comido mi segundero?

*Carraspea*

Recapitulemos, ¿de acuerdo?

* * *

El Capitán Huxley, ese intrépido aventurero espacial y agricultor a tiempo parcial, sale con la cadete Eris por los pelos de esa recreación futurista de Saigón en la que se ha convertido la malograda sala principal del Royale. Nada menos que un retrocóptero Apache hecho en acero de Pittsburgh como ventaja táctica para Whataperry. ¡Aquí apesta a favoritismos! ¡A enchufismo! Y si se quiere ser cultureta: ¡A NEPOTISMO, DIABLOS! 

Este examen es impugnable. Qué digo: ¡DENUNCIABLE! Aquí está pactado el aprobado de antemano. Alguien ha arreglado esta prueba para que al bueno de Huxley y a sus muchachos les den tal paliza que se les quite las ganas de ingresar en el funcionariado público no para un par de días, no, no... ¡PA' SIEMPRE!

Esta no es una prueba draconiana, mire usted. Es una prueba miyazakiana. ¿Eso existe? ¿No? ¡PUES REGÍSTRELO COMO PATENTE, MUCHACHO!

Además del vendaval de destrucción que amenaza con exterminarles en el campo de batalla virtual, tenemos otra primicia: Nova Eris no parece llamada a engrosar las filas del gremio del IPI, los Investigadores Privados Interestelares. Nuestra valiente cadete, en un ejercicio de miopía cósmica, no se da cuenta de que a su alrededor, por toda la calle pixelada que refleja un barrio chungo de algún suburbio de Punk City [Recuerda, hijo: la ciudad en la que nueve de cada siete turistas son asaltados a punta de cucharilla de postre] solo hay vehículos del segundo Pleistoceno de la Humanidad, esos horrendos coches de cuatro ruedas, algunos de ellos perfectamente funcionales para transportar al VIP, el egregio Dr. Zoidberg, hasta el Punto de Control.

Y no se da cuenta porque sus ojitos hacen chiribitas admirando el último dechado de tecnología anacrónica, abandonado en mitad del asfalto por una cruel y omnisciente entidad:

Gnomo no incluído.

Seamos realistas. Como vehículo de huida, era lamentable. Pero, a ojos de Nova, ¿podía haber algo más COOL que escapar de un retrocóptero Apache pittsburguiano en una jodida Duck Wagon?

La vagoneta requería de un piloto y disponía de un arcaico pero práctico generador que convertía la energía mecánica proveniente de un par de bicicletas estáticas instaladas en el mismo vagón en pura energía eléctrica y rock n' roll. Un ingeniero podría haber hecho maravillas con esta pequeña, pero Nova era consciente de que solo quedaban ella y el Capi para terminar la misión, ¡PERO NECESITABAN AL DR. ZOIDBERG CON VIDA PARA APROVECHAR ESTE DESCONCERTANTE GIRO DE LOS ACONTECIMIENTOS!

Whataperry se las prometía muy felices en su butacón de sátrapa bigotudo mientras B.O.B. tiroteaba salvajemente al Equipo Azul, ambos cantando a coro: «Doo di-di-ditty, doo di-di-doo». Los tenía acojonados y hasta se estaba planteando lanzarles el otro misil cazador asesino por darse el gustazo. Ahí, hostia, con derroche.

Fred Whataperry, Señor de la Guerra.

Le gustaba cómo sonaba.

Pero había algo que le gustaba aún más... El eco que pervivía en la galaxia tras pronunciar aquellas beligerantes palabritas.

Claramente, Whataperry, como J.J. Abrams, ignora que en el espacio rige un mutismo bastante solemne.

Entonces Acid, ese duro cabronazo con nervios tan flexibles como el alambre de espino, le acertó un disparo de pura potra a B.O.B.

—¡Maldita sea, Bob! ¿Qué son estas turbulencias? ¿Has vuelto a beber aceite de engrasar Gupka? ¡Te digo por experiencia propia que ese aceite es una mierdassssh!

B.O.B. se miró el boquete humeante a la altura del pecho.

—Negativo, Su Tiránica Majestad. Me han *BIP* dado —confesó.

—¿Qué? ¡Imposible! ¡Estás en una máquina de guerra prehistórica blindadasssh! ¡Y semejante afirmación no puede ser refutadasssh!

B.O.B. giró su cabeza Negro Eclipse hasta encarar a un enrojecido Whataperry. Parpadeó apagando y encendiendo las lucecitas rojas que eran sus sensores de movimiento ópticos.

—Estoy confuso, Su Perversidad. ¿Es este el momento *BIP* apropiado para pedir un aumento de *BIP* sueldo táctico?

—¡DENEGADO! ¡No seas un niñato llorón, Bob! ¡Es solo un disparo crítico de nadassssh! ¡No podemos perder ante ese recolector de pepinos trasgénicos de Huxley! ¡Te ordeno que te autorrepares o quedas degradado! —amenazó un airado Whataperry.

B.O.B. volvió a comprobar el estado de su armazón.

—Considerando alternativas... Efectuando cálculo probabilístico... *BIP-BIP-BIP*.

>>De acuerdo, Su Putridez. Me degrado.

A Whataperry se le erizó el mostacho de la impresión. ¡La Rebelión de las Máquinas! ¡La Rebelión de las Máquinas!

—¡DENEGADO! ¡No puedes degradarte a ti mismo, Bob! ¡Eres mi número uno!

—[Adiós, dulce Príncipe]. Fallo multifuncional. Activando Modo Dramático... [¡ESTEEEEELAAAAAAAAAAAAA! ¡ESTEEEEEEEEEEEELAAAAAAAAAAAAAA!]

—¡Mierdassssh! —graznó Whataperry maldiciendo entre dientes y tomando los mandos del retrocóptero. —¡Doctor Taquicardiassssh! ¡Ha sido promocionado! ¡Asuma el puesto de Bob!

—¿Pu-pu-puedo negarme? —inquirió una vocecilla desde la parte posterior de la cabina.

—¡¡¡DENEGADOOOOOO!!!

El Apache se tambaleó en el aire y pareció alzarse mientras el Equipo Rojo trataba de arrancarlo.

—AWEEEEEESOOOOOOOOME!!! —dice un anonadado Drevlin ante la exhibición pistolera del Sheriff Spike, la pistola de rayos más rápida del sector Delta Green.

—¡Qué disparracarracacaco, Eisid! —dice llevándose las manos a la cornamenta. —¡Es nuestro momento!

En épicos capítulos anteriores...

@Acid: —Sólo podemos con uno, Drev, sólo con uno. El droide está hecho mierda, ya no se puede hacer nada. Aponi… oh, lo siento, nena, qué pena que ese culito tenga que quedarse atrás, pero ya sabes, lo importante es la misión —le digo mientras le tiro un beso desde lejos con un guiño—. Debemos salvar al VIP, Drev. Esto es la puta guerra, no hay lugar para sentimentalismos y culos esculturales.

Y sabe que tiene razón.

Drevlin es consciente de su limitada fuerza. No podría con Tala, mucho menos con Zoidberg o Epsi.

—¡NUUUUUOOOOOOOOOOO! —exclama desgañitándose el abatido funktroniano. —¡Debe haber una manera!

Entonces a Epsi le explota la pistola en las manos tras un amago de rematar a Tofu Banzai y salta por los aires en mil pedazos, cayéndole su cabezota metálica a Drev en las manos.

—Hummm... Pues mira tú por dónde. ¡EISID! ¡TENGO UNA CABEZA ROBÓTICAAAAA! —grita, triunfal.

Drevlin mira a Tala, lloroso.

—Jo, Dirty Taly... No puedo salvarte... Sniff... Soy demasiado flacucho... Ni el cachalote de Eisid puede con el Dr. Z y contigo...

Tala se las arregla para pincharle un Stimpack a Acid en la nalga izquierda a traición.

—Por mamón... —gruñe, sus ojos echando chispas.

Luego mira a Drevlin, sin sonreír siquiera. Sus siguientes palabras están cargadas de determinación:

—Tiene razón, Drevlin. Soy un peso muerto. Y al puto Epsilon lo han embrujado los gremlins, joder. Todo lo que toca le estalla en las manos... Nnnng. Llevaos a Doc y no miréis atrás. Intentaré haceros ganar tiempo.

Las aspas del Apache vuelven a zumbar muy próximas a butrón que se ha dibujado en la fachada del Royale. Whataperry ahora estará encolerizado y sus ametralladoras a buen seguro recargadas.

—O ganas esta jodienda de alguna manera o te juro que te ahostio —amenaza a Acid antes de lanzar un esputo al suelo y maldecir en un dialecto desconocido. —Yo nunca pierdo.

Aponi les ve correr al encuentro de Huxley y Eris mientras prepara la AWIP y se arrastra penosamente hasta alcanzar el geolocalizador.

¡Y entonces, entre los horrores de la guerra, surgidos en un adrenalínico slowmotion desde el mismísimo infierno cinematográfico, emergen nuestros zarandeados héroes! ¡Dos colegas y un destino intergaláctico! ¡Un funkotroniano sosteniendo en alto la cabeza de un droide ingeniero suicida como si fuese a anotar el touchdown de su vida! ¡Y un vaquero espacial con tendencia al improperio más salvaje portando en brazos al insigne, al ilustre, al celebérrimo... Dr. Zoidbeeeeerg!

[Minuto 1:47]

—¡Mi héroblblblblblblblblbleeeee!

Suelto una carcajada al ver el Apache de Whataperry en horas bajas.

—¡Jódete, subnormal! —le grito mientras le muestro el dedo corazón.

Después, le ofrezco la palma de la mano a Drevlin para chocar por el éxito.

—¡Vamos, colega! ¡Hora de correr!

Sin embargo, ni bien termino de decir esto, noto un pinchazo en el culo.

—¡Tu puta madre, zorra! —grito mientras me giro para ver a Aponi clavándome el Stimpack—. Ya sabía yo que me mirabas el culo, cabrona. No te preocupes, cuando salgamos de esta simulación tendrás tiempo para más, señora Yo-Nunca-Pierdo.

Y sin más parafernalias salgo corriendo por la puerta de la derecha de la pantalla hacia el exterior, donde están la Eris con el capi. Y un puto carro tirado por patitos de juguete.

—Pero qué puta broma es esta. —Ni siquiera lo pregunto, sólo lo afirmo—. A tomar por culo.

Tras decir esto, me monto sobre uno de los patos y preparo mi AWIP, lista para disparar contra cualquier capullo que aparezca. Me doy la vuelta un momento para mirar a la Eris, antes de decirle:

—Ey, dame tu AWIP. Tú vas a estar pilotando, con dos armas podré disparar más. Y ahora, dale caña a esta mierda patosa. ¡Turbo, nena!

Joder. Joder, joder, joder. 

—¿Ha visto eso, capi? ¡Es una jodida Duck Wagon! Alucinante, no creí que vería nunca una fuera de un museo. Es una pieza de coleccionista. ¡Y qué bien recreada! Incluso en 2D es impresionante. 

Mientras voy diciendo esto ya estoy toqueteándola. ¡Es que es una Duck Wagon! ¡De color Tormenta Roja! He oído contar muchas historias de estos cacharros, todas impresionantes. 

—Vamos a ser los putos amos, joder. ¿Se imagina lo épico que va a ser salir de este cine de mierda en una Duck Wagon? Buah. 

Aún estoy admirándola cuando llegan los otros a la carrera. Genial, porque para hacerla funcionar necesitamos dos pares de piernas funcionales y llenas de energía. Uno trae al VIP, el otro trae una cabeza metálica. Y el capullo quiere mi AWIP. Frunzo el ceño, preferiría darle mi arma a cualquier otra criatura antes que a este payaso sideral, pero tiene razón y la misión está por encima de todo. Saco mi AWIP y se la tiendo por el mango.

—Va con vuelta —advierto—. ¿Y Tala? —pregunto, mientras ya me voy sentando a los mandos del mejor vehículo que podríamos encontrar—. ¿Ha sufrido un Game Over?

La marca que tengo debajo del ojo se ilumina con un tono dorado pálido que indica que ya estoy lista y concentrada para conducir esta preciosidad. 

—Dadle al pedal, venga, que nos vamos cagando leches. 

Huxley no entendía el regocijo de Eris al encontrar aquel carricoche aviar y bizarro, al menos hasta que se puso en marcha. Aquel cacharro en las manos de Nova era rápido. Muy rápido. Y silencioso, además. Cojonudo.

Un buen número de vehículos arcaicos descansaban a ambos lados de la calle. Allí había, emuladas, algunas de la máquinas icónicas y cojonudas de pasadas eras terranas, como el Cadillac ElDorado color rosa palo de Elvis Presley, trescientos caballos de rock'n'roll, nena, junto a un Batmobile original, con poco uso aparentemente, pero bastante maltratado por su anterior dueño. Un lisérgico Volkswagen escarabajo de 1969, un DeLorean con su condensador de fluzo a media carga, y hasta un flamante Seat Ibiza FR de 2007 con un cartel de Se Vende (carrazo, razón aquí).

Pero no. A la cojonuda de Eris le había llamado la atención el Duck Wagon y ESE y no otro sería su vehículo.

- Mirad, muchachos, un Tata. Me cago en la puta, qué coche más malo. Este sí que parece de juguete. Muchacho, puedes ponerte un gorro ruso, puedes usar un arma rusa. Cojones, o un submarino, si quieres. ¿Pero un vehículo? Un coche ruso, nunca, soldado. ¿Qué iba diciendo, hijo?. Ah, sí, putos comunistas de los cojones y sus coches de mierda.

El sonido de los trinquetes cerámicos y la suavidad de pedaleo en las arcaicas bielas de fibra de carbono hizo que el capitán recordara sus tiempos de ciclismo, motivado y endorfínico.

Preparó su AWIP y apretó los dientes.

-Salgamos de aquí, muchachos, muchos cocidos tiene que comer Miyazaki para acabar con los Cojonudos de Huxley. ¡A ritmo, chavales, cadencia, coño!. Drev, muchacho, cómase un plátano o algo, cojones, a ver si va a venir el del mazo.

- Epsilon-091 considera que su sacrificio ha sido útil.

Declaró la cabeza del droide entonces ahí con el grupo, si bien miró a Tala y entendía bien por qué la admiraba cómo lo hacía, estaba por encima de los demás en todo sentido, más que una humana y más que una droide, sin más, lo que estaba dentro era lo importante y no específicamente los quantum-circuitos de neosilicio, polímero-aceros y circuitos plasmáticos de contención nuclear Dysoniana, no solo eso.

- Tenemos que vencer, Epsilon-091 declara. 88% de posibilidades de que lo logremos. 100% de posibilidades de que Frederic Whataperry se lo merezca.

Sus ojos brillaron entonces "girándola" si es que podía. ¿Podía? Quizá podía, pero el tema es que estaba en camino y serviría como una última salvación, muy como de su interior se podían sacar cosas sin explicación alguna, podía servir como último recurso, siempre.

A por ello.