Partida Rol por web

Butcher bajó a Sally del caballo, una vez cruzó el puente, y la asustada joven se tiró al suelo sin dudarlo. El de Circleville tomó su Winchester y se quedó apuntando en la dirección de los disparos, hacia las montañas alejadas y enfrente. A su vez, mientras parecía divisar algo, Tannen tiraba con fuerza de un agonizante James... agonizante pero aún vivo, y eso era lo que importaba. Por su parte, Samuel estaba tras la loma del final de puente, también fuera de peligro.

Ahí estás hijo de puta..

El tipo que nos había disparado estaba sobre una roca a cierta distancia elevada de nosotros. Vestido completamente de negro y con su montura cerca, se afanaba en recargar su rifle dispuesto a servirnos una segunda ración de plomo.

Pero ahora estábamos en igualdad de condiciones.

- ¡Samuel! A tu derecha, sobre la roca.

Insté a Samuel a que subiera la loma para que viera dónde estaba el tipo que nos había disparado y, de paso, que se uniera a la fiesta.

Casí sin apuntar disparé para que, si no llegaba a alcanzarle, al menos hacer más fácil la huida de Tannen y el el malherido James.

[I]-Joder...me han dado y bien..demasiado bien...recuperarse de esta va a ser jodido...-[/B]

James veia como Tannen le arrastraba, le intentaba sacar del tiroteo, aunque claro, él era un tipo grande y eso no iba a ser fácil.

-...graac-ccias...- Logró balbucear...

Will balbuceaba mientras Butcher intentaba disparar sin éxito, pues la distancia era bastante amplia*. No obstante, el disparo pareció disuasorio, pues Butcher vió que se refugiaba en la roca, en lo alto del terraplén a lo lejos, sin volver (de momento), a disparar. Mientras tanto, Tannen tiraba de James y Samuel permanecía con Sally.

- Vamos Tannen, tú puedes. El malnacido se ha acobardado pero sigue alli arriba.

Sin perder de vista la roca y apuntando con mi fusil hacia la misma me voy acercando al encuentro de Tannen y James para ayudar en el traslado de este último.

- Venga, perro, asoma la cabeza que ahora no fallo....

El tipo se dejo ver una vez más, allá en las alturas. Tannen tiraba de James como podía. Tal vez fuera buen oportunidad para disparar.

Vamos Tannen.

Me sigo acercando para poder ayudar a Tannen a llevar a James cuando veo que, sobre la roca asoma de nuevo el tirador misterioso.

Ahí estás de nuevo, malnacido.

Me detengo para poder apuntar de nuevo. La distancia es mucha pero por lo menos se lo pensará dos veces antes de disparar de nuevo.
 

Después de comprobar que la señorita Sally se encontraba a salvo tras la pequeña loma que nos refugiaba corrí en busca de un lugar donde pudiese disparar con comodidad. 

Miré hacia el lugar que me señalaba Butcher y esperé a que se moviese algo, ya que no veía a nadie.

Después de unos instantes esperando por fin se asomó el que había disparado a James.

Apunté y disparé mi rifle. 

Finalmente, Samuel se encaramó al final de puente, junto a una roca baja donde pudo apoyar su brazo y su revólver. Sin embargo, aquella distancia era harto extensa para disparar con revólver, pues Butcher lo había hecho con rifle. Las balas de Samuel se perdieron en la lejanía. Eso sí, la figura del desconocido agresor no volvió a asormarse en el monte, más allá del río, desde donde os disparaba.

Finalmente, Tannen logró atraer a James arrastrándolo por la pechera. El tipo estaba malherido, vivo, pero muy tocado. Una vez puesto a salvo, Todos os colocásteis a su alrededor, intentando verle las heridas. Sally miraba horrorizada el tremendo agujero de disparo que tenía cerca del cuello, desde el cual la sangre no paraba de salir.
 

Será mejor que le suban a un caballo y avancemos... -añadió por sorpresa la mujer-. Tenemos que atravesar toda esta zona antes del siguiente poblado. Vamos bien, pero no podemos pararnos en este sitio.

Sally tiene razón, tenemos que avanzar -añadió Tannen ahora, convencido de aquellas palabras eran ciertas-. Una vez que le taponáteis la herida haciéndole un rudimentario vendaje con telas rrasgadas entre su hombro y su cuello (lugar del balazo que habría impactado y salido por delante), James fue subido en su caballo.

¡Arriba! -coreaba vuestro jefe mientras entre los tres lo subíais a su montura-. Debemos seguir, cueste lo que cueste. Al menos hasta ese poblado que dice Sally: espero que tengan un hospital o una sala de curas... ¡Andando!

Una vez cruzado el puente, avanzásteis por la ruta en medio del desierto. Veíais una hermosa pero a la vez peligrosa estampa delante de vosotros: un horizonte árido y con ciertas elevaciones. Aquello no era bueno para James, y de no encontrar un lugar apropiado para descansar podría morir irremediablemente. Ciertamente, aunque nadie lo dijera, James se había convertido en un lastre para la búsqueda del oro. No sabíais aún si podría tenerse en pie (de hacerlo sería en horas o días, quién sabía), y ello sin mencionar que habíais sido avistados por un tipo que os disparaba (sin contar de que la banda de Lou, según la bella Sally, iba tras ella). Un panorama negro, muy negro.

Tras unos quince minutos vísteis un pequeño valle, muy leve, donde unas tres docenas de cabezas de ganado pastaban dentro de un redil en las amarillas hierbas de un rancho delimitado por vallas y tablones exteriores. En medio se alzaba una casa bastante bien provista, con varias secciones, cuyos cubresoles y sombrajos daban robustez a la vivienda (seguramente del granjero dueño del lugar y los animales). En sus alrededores había algunos chozos para guardar alimento de ganado. El rancho y la casa se colaba de paso en vuestra trayectoria hasta el momento.

Durante el breve trayecto hasta aquí, no había dejado de echar vistazos sobre el hombro.  Parecía que no nos seguía nadie, pero no se podía estar seguro. La visión de la granja fue como un oasis en medio del desierto. Allí podrían atender a James o, incluso podría reposar allí mientras el resto continuabamos.

Vamos. Debemos pedir ayuda.

- Demasiado fácil sería llegar al oro, cogerlo e irse. -Iba pensando en las palabras que Tannen nos había dicho cuando nos ofreció el trabajo en aquel maldito pueblo. 

Al primer contratiempo que se nos había presentado ya habíamos tenido problemas serios. De hecho, James no parecia que se pudiese recuperar.

De pronto dimos con un rancho. Aquello si podría ayudar al pobre James. Al menos podría descansar en un lugar más cómodo y seguro. 

- Creo que sería mejor que Butcher y yo fuésemos a comprobar que no hay problemas antes de meter James en más líos. 

El jefe Tannen asintió ante la propuesta de Samuel. Butcher y éste espolearon entonces sus monturas y cabalgaron por la descendendes cuesta árida, llena de polvo y matojos de terreno seco. Atravesaron la valla de madera por la improvisada puerta y fue entonces cuando vieron por primera vez a ese tipo, saliendo de la casa del rancho. Parecía despedirse del dueño del lugar, un tipo de entrada edad, barba blanca y sombrero de paja. Entonces se detuvo delante de Samuel y Butcher, puesto que parecía marcharse ya. Antes de que nada ocurriera, Tannen apretó el paso con James sobre el caballo, y lo mismo hizo Sally.

Maldita sea, desgraciado... ¿aún sigues vivo? -decía McCurly con cierta sonrisa en la boca al ver al hombre de cabellos largos-. Moreno, de ojos oscuros y un aspecto mimetizado con el desierto y en realidad cualquier terreno. Era él: "El Borde". Te creía muerto... Aún no sé cómo diantres escapaste de Gold River... Te ví subir al cadalso, pero no tuve valor para verte colgado. Y ahora estás aquí... ¿Cómo es posible? ¿Cómo escapaste?... -al parecer Tannen conocía a ese tipo de algo, cosa novedosa para vosotros-. Sally miraba al nuevo también, y a su vez el granjero había salido al porche, y apoyado en una maltrecha escoba se quedó escuchando aquella conversación que se sucedía delante de su vivienda-.

Jim no esperaba encontrarse con Tannen en un lugar como ese.

- Tannen, tu por aqui…¡cuanto tiempo eh! Te daría un abrazo, pero dada tu ayuda en el cadalso, creo que lo adecuado sería un buen puñetazo…- No se le veía enfadado, aunque sus palabras indicaran lo contrario.

- Pues escapé gracias a…bueno…la cuestión es que logré salir de allí. ¿Y tu? ¿Y estos piltrafas quienes son? ¿No me digas que tienes algún botín en mente? Anda…pero si incluso traes un cadaver contigo…-

Jim pasó al lado de Tannen, ya no esperando su respuesta y se dirigió al resto…

-Pareceis cansados…os ofereceria algo de beber y una cama, pero la verdad, no quiero ofrecerosla. De hecho, lo que quiero es que os larguéis de aquí lo antes posible…Bueno, usted bella dama puede quedarse, hasta el desayuno si quiere…-

Dicho esto, Jim desenfundó su rifle lentamente insinuando que no lo decía de broma.