Partida Rol por web

No sé quien era ese tipo ni de donde había salido. Tannen parecía conocerlo pero no tenía muy claro si para bien o para mal. Por su conversación intuí que la ultima vez que se vieron, el tal Jim, estaba apunto de estrenar un collar de esparto.

Y el afortunado gañán se había librado. Había vivido lo suficiente para llegar hasta aquí, no como James, que parecía a punto de exhalar su último suspiro.

Tras el cruce de palabras entre el jefe y el tal Jim, vi que la relación no era del todo agradable. De hecho, Jim preparó su rifle, por lo que yo saqué el mío y apunté al desconocido.

- Yo que tú, bajaría ese arma.

Antes de que pudiésemos echar un vistazo en aquel rancho de mala muerte salieron al porche el que parecía ser su dueño y otro tipo que parecía que se iba. Rápidamente Tannen se acercó hasta donde nos encontrábamos puesto que parecía conocer al segundo. 

Se pusieron a hablar de sus cosas y yo aproveché la ocasión para encenderme un cigarro. Con las manos cogiendo las riendas y el cigarro en la boca escuché como se saludaban. Después el majadero aquel se dirigió a Butcher y a mí de un modo un tanto arrogante. Es más, desenfundó su rifle de un modo amenazador.

Butcher, a su vez, le apuntó con el suyo y le conminó a que lo bajara. - Yo de usted le haría caso, señor. Aún no le he visto fallar un disparo con ese rifle. – Le dije a aquel mentecato señalando a Butcher con mi cigarro.

Ya les has oído -dijo Tannen reiterando las palabras de Butcher y Samuel-. Butcher podría hacer lo que el cadalso no hizo ese día, es un gran tirador; pero creo que no hará falta. No es un cadáver -añadió cambiando de conversación e instanto a todos a bajar las armas-. Él mismo se bajó del caballo, tomó a James con la ayuda de Samuel y su cigarro y ambos se encaminaron a la casa.

Aparta, Jim... -le dijo al nuevo tipo-. ¡Eh usted! ¡Necesitamos un favor! ¡Un favor que sabremos pagar! ¡Haga sitio en una cama, y rápido! Éste hombre ha sido atravesado de bala -el granjero, sabiendo de la calaña de aquellos hombres, no hizo caso omiso, y marchó adentro a preparar lo que le habían dicho-. Sally miraba aún sobre el caballo. Dejaremos de momento a James aquí. Confiemos en que aguante: la enfermería más cercana o el médico más allegado sólo está en Temperly. Llevarlo con nosotros le mataría; -luego se giró hacia a todos, antes de introducirle en volandas dentro-. Y no podemos dar la vuelta: la banda de Lou y ese tipo de los cerros nos cerrarían el paso. ¡Quite esa silla de ahí, granjero, y agarre bien a mi amigo!

Fue entonces cuando James fue introducido en la vivienda del rancho, y el viejo dueño fue pagado por prestarle servicios por adelantado. Había que confiar en que no hubiera problemas allí cuando se marcharan. Finalmente, tras darle unas indicaciones de las heridas al viejo, Tannen le animó a que encontrar un médico o practicante, si es que conocía alguno. Acto seguido, vuestro jefe y Samuel salieron afuera de nuevo.

Con algo de reticencia, las armas habían sido bajadas.

"El Borde" te llamaban, y puede que te llamen "el Rico", muchacho -le dijo a Jim. Yo siempre he preferido unos bolsillos llenos de oro que un cuerpo agujereado, y apuesto a que tú también -entonces miró a Butcher, y a la mujer-. Necesitamos a alguien más en una empresa en la que estamos metido -le confesó-. Cualquier tipo nos vendría bien, sobre todo si sabe disparar como sé que tú sabes... Hay oro de por medio, y sólo veo polvo en tu chaqueta... ¿te vienes con nosotros? -tal vez la idea no agradara a Butcher o Samuel, ni tan siquiera a Samuel, pero habrían de hacer frente con más efectivos a cuantos rivales se encontraran si se diera el caso. Todos aquí tenemos una parte: te daré un 15 por cierto de mi porcentaje, y con eso podrás comprarte un caballo y largarte de aquí antes de que vuelvan a subirte a un cadalso... ¿Y bien?

Jim no esperaba que su amenaza funcionara, pero tenía que dejar claro quien era y quien mandaba ahí.

-Esa oferta parece muy interesante...Aunque también parece que uno de tus miembros no va a poder participar, quiero su parte completa, no solo el 15% de la tuya.... El resto, pasad, tomaros algo y poned a vuestro amigo a buen recaudo. Pero os advierto, la próxima vez no desenfundare tan lento...- Dicho esto, Jim guardo su arma y, en tono más amable, se aparto de la entrada.

Cuando vi que la tensión se diluía bajé el rifle. No obstante tomé nota mental. Tendría que vigilar al tal Jim.

Echo un último vistazo al desdichado James. No me agrada nada dejarlo allí abandonado pero comprendo que es lo mejor para su supervivencia. Por eso, cuando Jim y Tannen vuelven a salir afuera no puedo evitar que me hierva la sangre cuando escucho a Jim reclamar la parte completa de James. Me levanto y acercándome despacio hacia él, le digo en voz suave y clara para que me entienda perfectamente:

- Escucha, Jim. James es de la banda. James se ha jugado el cuello y casi lo ha perdido en multitud de ocasiones para salvarnos el culo más de una vez a los que estamos hoy aquí. ¡A James no se le abandona! Es decir, lo dejamos aquí, pero es como si participara. Así que sácate de esa cabezota asquerosa que tienes la idea de que te vas a quedar con la parte de James.

Vuelvo sobre mis pasos, me siento en un pequeño taburete y sin perder oído de la conversación comienzo a limpiar mi rifle.

El pobre James estaba demasiado mal. No me parecia que fuese a salir de esta. Con cuidado ayudé a Tannen y al granjero a meter a James en la casa y lo dejamos sobre una cama. - Al menos morirás cómodo, cabrón. - Pensé al verlo allí postrado.

Después sali de la casa justo cuando el nuevo se había puesto a regatear con el jefe. Y lo que escuché no me gustó nada. Iba a contestarle a aquel mequetrefe pero se me adelantó Butcher. 

Lo que hice fue dirigirme a Tannen. -Si le vas a dar esa parte a este personaje también le podrás dar la mía, Tannen. No me moveré de aquí si las condiciones son esas.

Escucha muchacho, no te vas a llevar ninguna parte que no te hayas ganado, y menos de un negocio que no es el tuyo. Si fuéramos otros tipos y si esta señorita no estuviera aquí delante -señaló a Sally-, ahora mismo estarías probablemente muerto. Te hubiéramos acribillado nosotros o los que nos persiguen -poniéndole en sobreaviso sobre la banda de Lou-. Asique, tu mismo: o eliges el 15% o hacemos como si ninguna palabra hubiése soltado por mi boca.

El jefe Tannen sabía que sus muchachos, Samuel y Butcher, tenían toda la razón. Pese a que lideraba la banda, siempre los escuchaba, y tal vez ese siempre había sido el secreto del éxito de sus robos y conquistas.

¿Y bien?

El tipo de nombre Jim no parecía aflojar la cuerda, pero la banda de McCurly tampoco. Antes de ocurrieran males mayores, Sally se bajó de la montura y se acercó a los dos "machitos".

Tranquilos, señores -dijo con sobriedad y también algo de vergüenza-. Hay una buena recompensa. James se llevará su parte cuando regresemos -mirando a Tannen-, y si tú decides acompañarnos en su lugar -miró ahora a Jim- te llevarás una parte íntegra propia, sin tocar la de éstos señores... ¿De acuerdo? Aquella solución poco salomónica y sí más eficaz pareció contentar a todos: James estaría a salvo y con un seguro de vida si se recuperase, y el Borde podría tomar negocio en el asunto.

¿Estás segura Sally? -Tannen arqueó una ceja, torciendo la boca-.

Completamente. Aquí la jefa soy yo -dijo entonces la mujer imponiéndose. Parecía que ahora comandaba ella la situación-. Ciertamente era así, la empresa nació de ella. Y las circunstancias nos obligan a no perder a más gente. Este señor -señaló de nuevo a Jim- nos será útil, lo presiento. Y deberíamos partir cuanto antes...

Dicho así, y con las instrucciones claras para el ranchero que se quedaba con James, os aprovisionásteis de agua y algunos alimentos de aquel tipo, y sin tiempo que perder seguísteis en dirección sur. Jim tomó un caballo que la propia Sally pagó al dueño de las tierras para agiliar el viaje del Borde: la banda de Lou estaba muy cerca, seguramente.

* * *

Retomásteis finalmente el viaje, todos a caballos, dirección este. Durante la tarde avanzásteis por el desierto hasta llegar e internaros en las ruinas de Vida de Dios, un antiguo asentamiento lipán, que era una tribu apache. La ruinosa aldea parecía antaño fue rehabilitada, reconstruida y renombrada hacía años por pobladores mexicanos; no obstante, de todo aquello lo único que quedaban ahora eran algunos muros en pie en medio de un terreno silvestre y arbóreo. El lugar estaba ubicado en una zona semiárida, y los enseguida notásteis la dureza del terreno (mucho más al transcurso de hoy en día). El único edificio que quedaba en pie en medio de casas ruionas era una iglesia cristiana, y su campanario de piedra y tablones.

-James se lleva su parte y yo la mia, chicos, creo que tenemos un trato. Contadme el plan y marchemos.-

Jim se acercó a James y le susurro:

-Chico, tienes unos compañeros fieles, descansa, tranquilo, yo tomo tu relevo y a la vuelta tendrás tu parte. Descansa, te lo has ganado-

Jim revisó su armamento y equipación, listo para el combate.

Después de la mediación de Tannen parece que la cosa había quedado clara. Aun así no le iba a quitar ojo a ese tío durante el resto del viaje. Cabalgué en silencio. No sabría decirlo pero podría sentir la presencia de los hombres que nos perseguían.

Tras una tarde cruzando el desierto llegamos a esa vieja aldea lipán. Todo en ruinas, menos la iglesia y el campanario. ¡El campanario!.

Si yo quisiera tender una emboscada a alguien, y de hecho había participado en muchas, no podría encontrar un sitio mejor. Todo el terreno en ruinas, edificios si techo y en el centro del poblado una posición elevada desde donde poder disparar tranquilamente a  todo el que se acerque.

 Con cuidado – susurro a mis compañeros- Bajad de los caballos y cubríos. No podemos estar seguros. Puede que en el campanario o la iglesia tengamos una sorpresa.

Me pasé todo el viaje a cola del grupo, sin dejar de prestar atención al nuevo. Podía ser que Tannen confiase en él pero de momento yo no.

Afortunadamente no hizo niguna estupidez y llegamos a lo que eran las ruinas de un antiguo asentamiento lipán. Sólo quedaba en pie la iglesia y su campanario. Antes de que pudiese decir nada Butcher se me adelantó y fijó el campanario como el mejor lugar para que se colocase cualquiera que quisiera emboscarse.

Sin bajar del caballo miré hacía el campanario sin mucha gana y me fijé en la puerta de la iglesia. - Yo me encargo de la puerta de la iglesia. No sería la primera vez que aparece alguien disparando tras ella.

Tras un viaje más tranquilo de lo esperado llegaron a su destino. Demasiado tranquilo parecía. Jim desenfundó su arma.

- Entremos lentamente, ¿Quien se encarga de la retaguardia?- Jim iba lento pero seguro, observando todo su alrededor.

-El campanario es mío. Debemos acercanos despacio. Seguramente ya nos hayan visto, por lo que hay que acercarse lo más a cubierto posible.

Miro a Tannen para que nos dé el OK. El es el jefe y debe autorizarnos para esto. Quizá quiera seguir de largo en busca del tesoro.

Tannen asintió a Butcher, dándole la venia para adentrarse en el campamento. No obstante, dificil era que nadie hubiera de emboscar a otros allí, dado lo ruinoso de los muros aún levantados y el estado del campanario.

Yo mismo cubriré la retaguardia -respodniendo a Jim-. Samuel irá tras de tí, Butcher; no quiero que os alejéis demasiado, ni vosotros ni nadie. Hemos de permanecer unidos -aún se acordaba de James, pero aquello eran palabras de supervivencia-.

Tras acercarse Butcher con sumo cuidado tanteando el terreno y oteando desde el suelo las alturas del campanario y el tejado de la iglesia, nada vió, ni tampoco Samuel que le seguía de cerca. Pronto confirmaron su sola presencia, pues no había abrigo alguno en el interior del campanario, y ni tan siquiera Dios, cuyo nombre estaba en la denominación del pueblo, estaría allí presente, en medio de tanta ruina. Enseguida la luna comenzó a vislumbrarse en lo alto, allá entre las primeras estrellas visibles.